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Universidad Nacional de Tres de Febrero

El perfil laboral y técnico del cuidador

Unidad 2

Clase Nº 4

El Asistente como agente de salud


El AG/PD juega un papel fundamental en la conformación del entorno de cuidado de la
persona mayor y con discapacidad.

El Cuidador puede ser una valiosa ayuda para el equipo médico tratante de la persona a la que asiste, al
informarlo de manera objetiva acerca de la evolución del cuadro, o la aparición de conductas
nuevas, es el integrante del equipo que comparte con la persona más cantidad de tiempo, a la vez que
participa del espacio vital más cercano de la persona, al prestar asistencia a sus actividades básicas de la
vida diaria.

A la vez, contribuye con su intervención a mejorar la comunicación entre el equipo profesional


tratante y la familia, al oficiar en muchas ocasiones a modo de puente comunicador de la
modificaciones de la situación de dependencia.

En el desempeño de su labor, su accionar apunta a proyectarse en tres direcciones, constituyéndose en


un auxiliar imprescindible de la persona asistida, del médico o equipo profesional tratante y del entorno
familiar.

En síntesis, la tarea del Cuidador, inserta dentro del equipo interdisciplinario, tiene
múltiples facetas que se orientan hacia un objetivo total: contribuir a mejorar la calidad
de vida del adulto mayor en una etapa tan importante de su ciclo vital, por lo que
es necesario reconocerle las características de un verdadero agente de salud.

Responsabilidad y Competencias

De acuerdo a la definición de la Real Academia Española, el significado de competencia se refiere a la


pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado.

Uno de los propósitos de toda capacitación consiste en favorecer la adquisición o desarrollo de


habilidades o competencias. La capacitación como Asistente Gerontológico y personas con Discapacidad
propicia el desarrollo de competencias para la atención y el cuidado vinculadas con la promoción de la
salud, atendiendo a las necesidades de alimentación, higiene, recreación, contención, prevención de
accidentes y el desarrollo de actividades de gestión y trámites.

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Entre las competencias necesarias para el adecuado desempeño como Asistente
Gerontológico y personas con discapacidad, podemos identificar las siguientes:

Saber reconocer los propios pensamientos o creencias negativas en relación a la vejez, a través de la
reflexión acerca de los prejuicios, los mitos, creencias y representaciones culturales acerca de la
vejez.

Construir una visión positiva del envejecimiento, que contribuya a una mejor comprensión,
inclusive, del propio proceso de envejecimiento.

Sostener una actitud que favorezca la independencia de la persona asistida, fomentando las
capacidades que aún mantenga y facilitando la recuperación de aquellas que han ido mermando por
desuso o falta de ejercitación, desde un modelo de autonomía y competencia.

Intentar comprender a la persona dentro de su propio contexto.

Considerar al adulto mayor o persona asistida como sujeto y no como objeto.

Tener aptitudes para trabajar en equipo y relacionarse positivamente con otros compañeros y
profesionales.

Desarrollar la capacidad para la resolución de problemas, es decir, para la aplicación del


conocimiento a las situaciones de desempeño que enfrenta.

Cuestiones éticas del cuidado:


Hacer referencia a las necesidades de las personas mayores no significa, solamente
dirigir la preocupación hacia la proporción de los cuidados orientados a favorecer la
realización de tareas y actividades que no puedan realizar por sí solas, es decir a
facilitar su alimentación, vestimenta o aseo, entre otras.

Especialmente implica por sobre toda las cosas, dirigir la atención al establecimiento de un entorno de
cuidado basado en un trato digno, que respete los derechos de los mayores y que no sustente actitudes
discriminatorias tanto por parte de la familia como de los profesionales y del personal que participan de
acciones de ayuda.

Resultados de una investigación (Woolhead, Calnan, Dieppe & Tadd, 2004), al respecto,
plantean que cuando las personas mayores piensan en dignidad y respeto lo relacionan
con:

• El derecho a ser tratados como iguales al margen de la edad.


• El derecho a elegir como quieren vivir, ser cuidados y morir.
• El derecho a tener el control en las decisiones sobre su salud.
• El derecho a mantener su autonomía e independencia sin sentirse solos o como una
carga para la familia.

La dignidad y el respeto son puestos a prueba cotidianamente en cada acción de cuidado que ejercen los
familiares, los profesionales o el personal a cargo.

En 1991, la Asamblea General DE LAS NACIONES UNIDAS postuló los PRINCIPIOS EN FAVOR DE LAS
PERSONAS DE EDAD divididos en cinco apartados:

INDEPENDENCIA
PARTICIPACION
CUIDADOS
AUTOREALIZACIÓN
DIGNIDAD

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Respecto al tema que venimos desarrollando, resulta interesante consultar especialmente el
de “Cuidados” y el de “Dignidad”. Los Principios a favor de las personas de edad señalan al
respecto:

“Cuidados”: establece que las personas de edad deberían poder beneficiarse de los cuidados de la
familia y de la comunidad, tener acceso a los servicios sanitarios que les aseguren mayores niveles
de autonomía y protección. Disfrutar de sus derechos humanos y libertades
fundamentales cuando residan en hogares o instituciones donde les brinden cuidados o
tratamiento, con pleno respeto de su dignidad, creencias, necesidades e intimidad, así como de
su derecho a adoptar decisiones sobre su cuidado y sobre la calidad de su vida.

“Dignidad”: afirma que las personas de edad deberían poder vivir en un marco de dignidad y
seguridad, también verse libres de explotación y malos tratos físicos o mentales. Implica ser
tratadas dignamente, independientemente de la edad, sexo, raza o procedencia étnica,
discapacidad, situación económica o cualquier otra condición, y ser valoradas
independientemente de su contribución económica.

REFLEXIONAR acerca del derecho de las personas a ser cuidadas dignamente, nos
enfrenta con la importancia de la implementación de medidas destinadas a brindar
protección y apoyo a la familia, cuando existan personas de edad o que necesiten
ayuda en el hogar, que le permita a la unidad familiar sostenerse en un adecuado
ejercicio del rol de cuidador. En este contexto, la formación de Asistentes
Gerontológicos y personas con discapacidad representa un valioso aporte en dicho
sentido.

Sabemos de la importancia que tiene la conservación de la autonomía total o parcial el


mayor tiempo posible. Pero cuando este intento por mantener la autovalidez fracasa, cobra
especial preponderancia para la persona y su entorno poder contar con agentes de salud
especializados, que optimicen la calidad de vida y dignifiquen la existencia hasta sus
últimos momentos.

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