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Juanita Unigarro Cabrera miércoles 14 de febrero del 2023

Reseña: las familias que maltratan.

El capítulo analiza de manera detallada cómo los juegos familiares típicos pueden
desencadenar situaciones de maltrato infantil en el seno familiar, aborda casos específicos
donde la incapacidad de los padres para manejar conflictos conyugales o para brindar la
atención adecuada a los hijos resulta en comportamientos abusivos, y así mismo, destaca la
importancia de intervenir en estas dinámicas para romper los patrones dañinos que afectan
a los niños.

A través de las historias relatadas, se ilustra la complejidad de las dinámicas


familiares disfuncionales, donde la terapia familiar juega un papel crucial en la resolución
de los problemas. Pues, como lo explora el texto, los niños reaccionan ante el maltrato en
función de su edad y desarrollo cognitivo. Basándose en autores como Piaget y Kholberg,
el capítulo expone que los niños menores de 6 años tienden a valorar la obediencia y el
respeto a las reglas provenientes de la autoridad adulta, principalmente por temor a
castigos, y generalmente no tienden a oponerse abiertamente al progenitor dominante; por
otro lado, hacia los 6 y 7 años, los niños adquieren criterios de juicio basados en la justicia
distributiva y desarrollan la capacidad de juzgar las intenciones ajenas, lo que les permite
tener una nueva visión de las relaciones familiares y reaccionar empáticamente al
sufrimiento de la "víctima".

Los autores mencionan diferentes etapas en las que los niños se ven involucrados en
el conflicto de pareja de sus padres, pasando de ser espectadores, a tomar partido por uno
de los progenitores y, en casos extremos, a ser instigadores activos del maltrato. Las cuatro
etapas mencionadas en el texto se describen de la siguiente manera:

(1) conflicto conyugal, en la cual, la familia presenta un conflicto conyugal


explícito, caracterizado por la oposición constante y sistemática entre los integrantes de la
pareja. Este conflicto se caracteriza por rupturas, amenazas de separación y
reconciliaciones sucesivas, creando un ambiente tenso y sin salida aparente. (2) Inclinación
de los hijos, donde los niños se inclinan hacia uno de los padres y comienzan a dirigir su
hostilidad hacia el otro progenitor. Los niños expresan abiertamente emociones de miedo,
rabia, rencor y hostilidad, acompañadas de comportamientos de oposición y rebelión
Juanita Unigarro Cabrera miércoles 14 de febrero del 2023

dirigidos principalmente hacia uno de los padres. (3) Coalición activa, en esta etapa, el
niño, que se ha inclinado hacia uno de los padres, comienza a actuar en defensa de ese
progenitor contra el otro. El niño ya no es un simple espectador, sino que participa
activamente en los conflictos familiares, expresando sus emociones y comportamientos de
manera más abierta y directa. Y, por último, (4) Instrumentalización, refiriéndose al
momento en el que el niño utiliza su posición en la dinámica familiar para manipular y
controlar a los padres, a menudo desencadenando situaciones de conflicto y hostilidad. Los
comportamientos de oposición y agresividad se intensifican en esta etapa, y el niño puede
buscar instrumentalizar a los padres para satisfacer sus propias necesidades emocionales.

Estas etapas reflejan la evolución de la respuesta del niño ante situaciones de


maltrato en el seno familiar, desde la exposición al conflicto conyugal hasta la
instrumentalización de la dinámica familiar para sus propios fines. Se resalta cómo las
reacciones emocionales y los comportamientos de los niños son moldeados por la dinámica
familiar, lo cual, impacta en su desarrollo cognitivo y en su percepción de la relación
conyugal. Esta reflexión permite considerar la importancia de crear un ambiente familiar
saludable y seguro para los niños, niñas y adolescentes, donde se fomente la comunicación
abierta, el respeto mutuo y la resolución pacífica de conflictos con el fin de prevenir efectos
negativos en las dinámicas relacionales y perpetuar violencias debido a la legitimación
cultural, social y sobre todo familiar.

Otro factor importante que se debe resaltar es la presencia de aquellas tipologías de


familias con problemas de maltrato, distinguiendo dos específicamente, en la primera
categoría se encuentran aquellas familias en las cuales el progenitor maltrata o descuida y
se presenta como incapaz de atender las necesidades familiares; mientras que en la segunda
categoría se encuentran familias donde un hijo específico es maltratado como chivo
expiatorio, siendo los otros hijos indemnes. A partir de lo cual, el texto nos lleva a
reflexionar sobre la complejidad de las dinámicas familiares y los roles que pueden
desempeñar los miembros en situaciones de maltrato y resaltando la importancia de abordar
estos patrones dañinos y buscar soluciones que promuevan la armonía y el bienestar en la
familia.
Juanita Unigarro Cabrera miércoles 14 de febrero del 2023

Consecuentemente, Es crucial intervenir tempranamente en el juego familiar para


trabajar sobre las respuestas emocionales y de comportamiento de los niños, especialmente
en casos de maltrato crónico. A su vez, es imperativo el prestar atención a las señales de
alerta que puedan indicar que un niño está siendo víctima de maltrato, y a buscar ayuda
profesional para abordar la situación de manera efectiva y proteger el bienestar del menor.

Preguntas

(1) ¿En qué medida podemos abordar en el trabajo de campo, la responsabilidad de


los adultos en dinámicas familiares disfuncionales?

(2) ¿Cuáles son los comportamientos y/o reacciones claves para identificar la
presencia de maltrato infantil en los contextos cotidianos?

Referencias

Cirillo, S; De Blasio, P (1991). Juegos familiares típicos de las familias que maltratan. En:
Niños maltratados: Diagnóstico y terapia familiar. Paidós.

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