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INTRODUCCIÓN

La familia representa una continuidad simbólica que trasciende a cada


individuo y generación, y también enlaza 3 tiempos pasado, presente y futuro. La
familia es un fenómeno universal, la matriz de la civilización. Su misión es, ante
todo, proteger la vida y la educación, promover el sano desarrollo de cada
miembro y transmitir las costumbres y tradiciones que conforman la cultura de
cada persona.

Es por ello que el papel de la familia es fundamental en la formación de los


individuos. En la actualidad existen muchos problemas de desintegración familiar y
en las relaciones de los padres con sus hijos, que orillan a los jóvenes a buscar
otros puntos de apoyo, como los de sus padres, quienes a veces en lugar de
ayudarlos y guiarlos logran confundirlos y enredarlos en situaciones poco
favorecedoras e inseguras, como la drogadicción, el alcoholismo o el inducirlos
para cometer actos antisociales.

Uno de los principales problemas en el entorno familiar es la falta de


reconocimiento de la influencia significativa de la familia y los padres en el
desarrollo infantil. Parece ignorar el hecho de que lo que se hace o se dice durante
la formación, cada gesto, cada movimiento, cada situación que se presenta en el
ámbito del hogar deja una huella en las personas.

En la vida, la formación de los hijos es una labor sumamente delicada e


implica gran responsabilidad y es en la adolescencia donde se requiere de la
mayor dedicación y compromiso, pero sobre todo donde deben fortalecerse las
bases que dirigirán el funcionamiento del joven; desde temprana edad se deben
establecer límites y enseñar verdaderos valores y las actitudes adecuadas, pues
esto los ayudará a enfrentar a la sociedad y a cualquier reto que tengan que
enfrentar.

Es importante recordar que la familia constituye el primer mecanismo de


socialización del individuo; durante la adolescencia la familia como socializadora
sigue presente, pero comparte la socialización del individuo con otras figuras
importantes fuera del ámbito familiar: los amigos, los maestros y otros adultos
significativos para el adolescente.

El comportamiento de un adolescente está influenciado por su percepción


del entorno familiar que ha construido a lo largo de su vida y ahora está
influenciado por la influencia de amigos y de más personas significativas. De ahí
que los padres deben sentar bases sólidas y firmes que los ayuden a enfrentarse
a los problemas de la vida, a salir adelante y a no dejarse influenciar por aspectos
negativos contrarios a sus propios valores y creencias.

De todas las fases del ciclo vital, la adolescencia es la más importante, ya


que es en este momento de cambio que se pone a prueba el funcionamiento de la
familia y cómo sus miembros llevan a cabo procesos de aprendizaje específicos
dentro del grupo. Esta etapa es sumamente importante para la vida adolescente.
El camino para enfrentar esta situación y superarla será la piedra angular del
futuro de las personas.

Es por eso que los padres en general, pero sobre todo los padres de
adolescentes en particular deben estar muy conscientes del papel tan importante
que tienen en la vida de sus hijos, ya que las consecuencias son determinantes;
su carácter dependerá del tipo de ambiente que existe en la familia en que se
desenvuelven.

Los jóvenes se encuentran en una posición vulnerable en la estructura


familiar actual, generalmente tienden a no entenderlos, a reprimirlos o a abusar de
ellos. Como resultado, existen impulsos agresivos y rebeldes dentro y fuera de la
familia.

La familia tiene funciones sociales básicas que influyen mucho en la


experiencia de la sociedad. La necesidad de analizar y dar respuesta al núcleo
familiar nace de la percepción de realidades sociales perturbadoras en las que la
violencia cobra protagonismo.

Es importante cambiar la orientación del análisis de la problemática. Son


comunes las opiniones sobre lo complicado que son los adolescentes, lo difícil que
es tratar de establecerles reglas, interactuar con ellos, etc. Sería mejor, analizar la
razón de esas dificultades, el porqué de esa actitud. Tratar de entender su
comportamiento para poder ayudarlos es más difícil, pero no imposible.

Todo esto nos lleva de nuevo al núcleo familiar: ¿qué es lo que está
pasando en el medio en el que se desenvuelven?, ¿qué es lo que los hace actuar
de tal forma? Si la actitud del psicólogo o de los padres es criticar o juzgar su
comportamiento, no se va a lograr nada. El sentirse juzgados desata actitudes de
rebeldía y agresión en cualquier persona, y quizá mucho más entre los jóvenes.

Desgraciadamente los casos de maltrato a niños y adolescentes van en


aumento. Hablar de familia y violencia es un contrasentido pues el grupo familiar
debería estar diseñado para proteger al individuo frente al mundo. Generalmente
pensamos que el hogar es un refugio que como tal protege, da calor, consuela y
anima, pero cada vez resulta más frecuente verificar que es ahí donde se generan
comportamientos humanos lamentables.

En muchos casos, las familias no solo impiden que los miembros cumplan
con sus deberes de protección y ejerzan un control formativo y una sólida
construcción del carácter para que puedan afrontar con éxito los desafíos de la
vida, crean una situación se producen malformaciones conductuales.

Cuando desde la infancia se ha proporcionado un ambiente familiar óptimo,


y éste se logra mantener durante la adolescencia, con relaciones intrafamiliares de
verdadero afecto, el adolescente convierte a los padres en sus guías y
orientadores; el que haya en la familia una disciplina razonable y no arbitraria le
permite al adolescente desarrollar una conducta moral que lo va a conducir a su
propio autocontrol y a la autodirección.

Si la relación entre padres e hijos no es buena, el comportamiento moral de


los adolescentes puede deteriorarse fácilmente y los jóvenes suelen tener
dificultades para adaptarse. El hecho de que algunos niños sean víctimas de
abusos físicos o sexuales o no reciban un mínimo de cuidado y atención está
causando en la actualidad una gran indignación entre amplios sectores de la
población.
La personalidad antisocial se desarrolla en ambientes con maltrato infantil,
problemas económicos, humillaciones, castigos corporales o ruptura familiar, lo
que fomenta una tendencia a cometer actos delictivos en el futuro. El abuso y el
maltrato es denunciado con mucha frecuencia por niños y adolescentes. Debido a
la conducta que presentan niños que han estado en situaciones tales como el
abuso físico o sexual, abandono y problemas sociales y/o emocionales, las
estadísticas han demostrado que existen más casos de niños y adolescentes
agredidos.

Se debe terminar con el círculo vicioso en el que los padres que fueron
maltratados, maltratan a sus hijos; se tiene que evitar que los padres que vivieron
experiencias desagradables, de hostilidad, rechazo, falta de comunicación,
inestabilidad, etc., repitan patrones de conducta con sus hijos. Es importante
revalorizar el papel de la familia, sus funciones, sus características y, sobre todo,
la influencia tan determinante que ella tiene para que los jóvenes presenten
problemas de conducta y, más específicamente, conducta antisocial.

Es vital que se cree conciencia del daño que llegan a presentar los niños,
los adolescentes e incluso los adultos que crecieron en ambientes familiares
negativos, llenos de hostilidad, agresión, maltrato, pues todo ello aumenta las
posibilidades de que las personas realicen actos delictivos.

Es en este contexto en que esta investigación tiene como principal interés


mostrar la relación que existe entre el haber vivido situaciones de maltrato o el
desenvolverse en ambientes familiares poco proveedores de protección y
crecimiento y la presencia de conducta antisocial en los adolescentes.

Por lo que los objetivos planteados para ello son:

1. Dar a conocer factores de riesgo en una conducta antisocial.


2. Conocer la relación entre un ambiente familiar y el maltrato.
3. Conocer la relación entre un ambiente familiar y si es que existe la
presencia de una conducta antisocial.
4. La posible relación entre el maltrato y una conducta antisocial.
Para cumplir con los objetivos de esta investigación, en el capítulo uno, se
analizarán aspectos relacionados con la familia, funciones, tipos y factores
asociados a ella. En el capítulo dos se describen las distintas formas de maltrato,
causas y consecuencias, así como factores asociados a él. Por último, en el
capítulo tres se describen aspectos relacionados con la conducta antisocial,
factores asociados y posibles explicaciones de dicha conducta, así como la
relación que tiene la familia con la conducta antisocial.

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