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ACERVO 2.

“FACTORES PSICOPTOGENOS INHERENTES A LA SOCIEDAD”

Dentro de los factores psicopatógenos generadores de conflictos o trastornos en el niño


encontramos aquello relacionados con la condición social en la cual se encuentra inmerso. En la
compilación de técnicas de evaluación de la personalidad infantil, el MCSP Francisco José
Gutiérrez Rodríguez y la Psic. Martha C. Pérez, señalan una serie de factores dentro de esta área
que a continuación se mencionan.

Deprivación cultural
La atmósfera familiar en que predomina el poco interés por el aprendizaje y la cultura, se
traduce en una falta de estimulación al niño. Si a éste se le habla poco no se le proporcionan
materiales tales como libros cuentos o ningún otro tipo de juego didáctico se convierte en un niño
subestimado culturalmente que no desarrolla al máximo sus capacidades y que cuando llega a la
etapa escolar tiene una desventaja muy grande respecto a otros niños.
Estos niños generalmente rinden por debajo de sus posibilidades reales y dan impresión de un
retraso mental cuando el caso es extremo, siendo realmente falsos débiles mentales.

Déficit de la enseñanza y el control moral.

En un estudio llevado a cabo en el centro de


evaluación, análisis y orientación de menores de la
Habana, se compararon 24 jóvenes con tendencias
psicopáticas con 24 jóvenes que no presentaban
conductas socialmente inaceptables.

Una de las diferencias que apareció con más


claridad y significación se refería a la actitud de los

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padres, muy especialmente del padre frente a las manifestaciones incipientes de desviación social
en el hijo.

El padre del adolescente “normal” (y también la madre, desde luego) asumía una posición que
fue designada de intransigencia frente a las cuestiones y valores sociales y morales
fundamentalmente: los estudios, la moda, las compañías que frecuentaba el adolescente, el sexo.
Hacían todo lo que fuese necesario y durante el tiempo que hiciera falta, para modificar cualquier
desviación inicial en el hijo. En las entrevistas tenidas con cada padre se recogieron frases
ilustrativas como estas: “los padres tiene la obligación de que sus hijos estudien y tiene que
inculcárselo desde chiquitos”. Frases similares se recogieron respecto a la moda, las compañías,
etc. En cambio los padres del grupo de adolescentes con tendencias psicopáticas eran mucho más
débiles e inconstantes en sus actitudes y se sentían poco responsables de las desviaciones que
presentaban sus hijos: “que vamos a hacer si él no quiere estudiar”, “no todo el mundo tiene la
suerte de que salga el hijo estudioso”.

Este tipo de déficit en las actitudes paternas a través de todo el desarrollo del niño resulta muy
importante, especialmente cuando el niño ya va entrando a la adolescencia.

Déficit del juego social

La interacción con otros niños se lleva a cabo


predominantemente a través del juego y constituye una
necesidad para el desarrollo psicológico normal. Mediante
el juego social el niño recibe una poderosa estimulación
sobre todo en la esfera del lenguaje.

El juego, que inicia en los primeros años de vida y que se modifica a través del desarrollo tiene
una función de suma importancia en el desarrollo social del niño. A través del juego se incorporan
reglas de orden social útiles en la convivencia futura del niño.

El niño privado de interactuar con otros niños se observa con dificultades para el manejo de las
situaciones grupales siendo muy agresivo, egoísta, o incapaz de colaborar, indefenso, o cohibido
según sea su tipo de personalidad. El superar estas dificultades le cuesta más trabajo mientras más
tardía es su incorporación a las actividades del juego libre y grupal. La falta de habilidad y destreza

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en los distintos tipos de juegos colectivos genera dificulta para que se incorporen ellos mismos en
el juego, pero además pueden ser rechazados por los demás al percibirlos con estas dificultades.

El déficit del juego es tanto más patógeno cuando más riesgos patológicos presente el niño. En
el tímido la timidez se acentúa lejos de reducirse. El inmaduro o infantilizado cada vez parece a los
demás ingenuo y débil. Es por tanto en estos niños donde más necesario resulta proveerlos de
oportunidades tempranas para la socialización a través del juego y la interacción con otros niños,
tanto de su edad como mayores y más pequeños.

Situaciones generadoras de gran estrés.


En este apartado agrupamos las situaciones catastróficas de rara ocurrencia pero de alto
potencial psicopatógeno, tales como se pueden presentar en casos de guerra, catástrofes naturales
(terremotos, ciclones) accidentes de trenes, de autos, de aviación.

En estos casos, el aparato psíquico del sujeto, es inundado por una cantidad abrumadora y
brusca de estímulos tensionantes sin dar tiempo a la movilización de sus recursos adaptativos. La
resultante es el estado de trauma aguda en niños que han presenciado escenas terribles en su
propia casa.

Nacimiento de un hermano.
De este factor sea hablado mucho y parece haber sido incorporado al común conocimiento de
los padres. En el hogar la rivalidad y el celo que produce el niño recién llegado, son inevitables y
esto es porque responde a una realidad: el hermanito nuevo le ha quitado algo, su posición del más
pequeño y parte del tiempo, la atención y el afecto materno y paterno. Por lo tanto lo que puede
hacerse es atender esta situación de celo normal y convertirla en una experiencia de crecimiento
emocional para el niño. Si la situación se maneja adecuadamente puede resultar, después del
inevitable periodo inicial, un acicate para el desarrollo.

Divorcio

El divorcio en sí, no es necesariamente psicopatógeno y puede ser hasta preferible para la salud
de todo el grupo familiar, a una situación de discordancia o inadaptación crónica de los cónyuges.

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El potencial psicopatógeno está dado por la
discordia, la atención y las escenas de
agresividad y recriminación mutuas que
anteceden, acompañan y suceden al divorcio.
En los casos no muy números, en que la
separación se efectúa satisfactoriamente, sin
agresiones de por medio, en que los padres no
intentan consciente o inconscientemente que
los hijos tomen partido y que posteriormente
ambos padres mantienen el contacto afectivo con el niño y lo hacen sentirse en libertad para seguir
queriendo a los dos, el acontecimiento suele transcurrir sin repercusiones importantes para el niño.

Presencia de extraños en la familia.


Alrededor del sexto mes de vida, la mayoría de los niños empiezan a exhibir una conducta de
temor cuando se le aproxima un extraño, aún cuando lo haga de la forma más amistosa y suave
posible, llora, viran el rostro para no verlo (huída) y si están con la madre intentan enseguida que los
cargue y si están cargados se pegan más a ella, esta ansiedad recibe el nombre de temor al
extraño.

Debemos destacar también que este temor no se limita a las personas sino que se extiende con
menos importancia a las cosas, al medio ambiente, la casa; el ambiente con el cual es familiarizado
el niño adquiere, bien por sí solo, o bien porque se asocia con la persona protectora un carácter
tranquilizador, adquiriendo en consecuencia el medio extraño un carácter amenazador sobre todo si
el niño tiene que enfrentarlo solo. Este temor empieza a reducirse a partir de los 3 años.

Falta de espacio en la vivienda (hacinamiento)


Las personas obligadas a vivir en un espacio reducido están predispuestas a la irritabilidad y al
mal humor. Las discordias entre los adultos pueden crear un clima de tensión general, que
repercute directamente sobre el niño. Otras veces los adultos descargan su agresividad en el niño,
castigándole severamente o tratan de restringirlo en exceso para evitarse problemas con los otros
niños convivientes o con los padres de estos.

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Malas compañías. (Influencia nociva de otros niños o grupo con tendencias psicopáticas)
En los estudios sobre la etiología de la delincuencia juvenil se han realizado numerosos trabajos
demostrativos sobre la influencia del grupo como uno de los factores que operan en la misma.

En las primeras etapas de la vida empiezan a sentarse las bases de la delincuencia, al criarse al
niño en un ambiente con padres que no le enseñan ni supervisan adecuadamente en cuanto a
reglas morales, o que peor aún lo maltratan o le dan ejemplos de conductas psicopáticas.

Al entrar a la escuela se desadapta pronto o no se adapta, presentando dificultades de conducta


o de aprendizaje, mes tarde puede presentarse, ausentismo y finalmente deserción de la escuela.
Su creciente desadaptación social lo lleva buscar otros niños en su misma situación necesitados por
ser aceptados por un grupo. Este grupo desvinculado de la influencia de los adultos que se
desarrollo automáticamente crea sus propias normas y objetivos de un modelo espontáneo y al
margen de la sociedad donde las reglas morales no encuentran mal el robar u otros aspectos
antisociales. La actividad antisocial más manifestad, el delito, surge naturalmente de esta situación
quizá instigada al principio por alguien de mayor edad o de más experiencia delictiva.

Identificar estos factores de riesgo durante el proceso de evaluación aportará información


necesaria que deberá tomarse en cuenta en el análisis del caso, ayudará a seleccionar
informantes, instrumentos de evaluación y posteriormente el tratamiento. Desde una perspectiva
de prevención se pueden identificar estos factores y determinar un perfil de riesgo que contribuya a
establecer medidas de intervención preventiva oportuna.

Deficiencia general de estimulación psicológica


La deficiencia de estimulación psicológica puede generar un retardo en el desarrollo de la
personalidad total. La deficiencia de estimulación puede existir en una o más de las siguientes
áreas.
A) Estímulos sociales: proporcionados por la figura materna.
Afecto, El afecto que despierta la figura materna constituye el lazo social primario y la fase
necesaria para que el niño obedezca, respete e imite cosas que constituyen los cimientos de la
socialización.
Seguridad: Al convertirse en su fuente principal de seguridad, la figura materna, facilita al niño
estímulos que pueden beneficiarlo y lo protege de aquello que puede dañarlo.

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Otras fuentes de estímulos sociales: Durante los primeros meses de vida la persona que cuida
al niño (figura materna) constituye su fuente principal y casi exclusiva de estímulos, posteriormente
otras personas empiezan a jugar un papel como fuente de estimulación y este papel se va
acentuando con el tiempo. En el niño criado en ambiente familiar estas fuentes son: el padre, los
hermanos, otros niños y adultos de la familia con quienes se relacionan.

B) Estímulos físicos:
El medio físico en que se desenvuelve el niño deberá ofrecerle amplias y variadas oportunidades
de desarrollar sus actividades de juego, manipuladoras y exploratorias, este espacio debe incluir
tanto objetos de juego de acuerdo a la edad, como el espacio en donde poder realizar la actividad.

La deficiencia de estos factores, al igual que todos los factores patógenos, no tiene el mismo
efecto sobre todos los niños. De acuerdo con sus características físicas y psíquicas
constitucionales el niño influye activamente sobre el medio físico y social que le rodea,
contribuyendo a mejorar o a agravar los factores adversos.

Gutiérrez, R. F., Pérez, G. M. (2001) Manual de técnicas de evaluación de la personalidad


Infantil. Principios generales de la evaluación y el diagnostico infantil. México: Universidad de
Guadalajara. Centro universitario de ciencias de la salud. División de disciplinas básicas para
la salud. Departamento de psicología básica. Centro de evaluación psicológica. Páginas:
18-23

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