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Maestría en Problemáticas Sociales Infanto-Juveniles

Carrera de Especialización en Problemáticas Sociales Infanto-


Juveniles - 2023
Seminario:
Infancias, derechos y salud mental. Perspectivas sobre medicalización,
institucionalización y migraciones.
Dra. Alejandra Barcala, Mgs. Laura Poverene y Dra. Eugenia Bianchi

Grupo:

Eva Burgos, DNI 19.063.886, eva.l.burgos.m@gmail.com


Ramón Díaz, DNI 24.051.885, ramondiazf@aim.com
Vanesa Palomino, DNI 96.139.443, lvpaos89@gmail.com
Ileana Soressi, DNI 25.981.022, ilesoressi@gmail.com

“RAQUEL”
"Migración y Salud Mental: La Travesía de Raquel, una Mirada desde la Infancia"
___

(REUTERS/Go Nakamura)
1

1. Introducción:

El abordar la complejidad inherente a las migraciones contemporáneas y sus consecuencias en la


salud mental de quienes la experimentan, constituye un fenómeno de creciente relevancia en el
ámbito académico y social. Nos parece importante destacar que los autores de este trabajo, también
compartimos una conexión personal con este fenómeno. Habiendo experimentado la migración en
algún momento de nuestras trayectorias, entendemos la importancia de explorarla y comprenderla.
Por lo que hemos elegido explorar este tema a través de un análisis teórico-conceptual centrado en
la vida de una mujer boliviana, a quien nos referiremos como "Raquel". Su experiencia migratoria,
relatada desde su infancia, se erige como un testimonio que nos posibilitará sumergirnos en los
matices de la migración en primera persona (adjunto en el Anexo).

Al abordar este tema, nos proponemos recurrir a los aportes teóricos tanto de la bibliografía, así
como de las clases de este seminario.

El testimonio de Raquel como protagonista de nuestro análisis responde a la necesidad de


comprender los matices y desafíos que enfrentan los individuos desde su más temprana edad
durante los procesos migratorios. A través de la combinación de teoría y experiencia vivencial,
buscamos arrojar luz sobre la complejidad de la migración y su impacto en la salud mental, con un
enfoque particular en la niñez.

Aunque reconocemos que este testimonio no constituye una muestra representativa para una
investigación exhaustiva, ofrece la oportunidad de contrastar y enriquecer las perspectivas
presentadas tanto en la bibliografía consultada, como en las teorías expuestas durante las clases
teóricas del seminario.

El relato de Raquel, desde su partida de Bolivia hasta su travesía por las diferentes regiones de
Argentina, se convierte en el hilo conductor que nos permitirá explorar las diferentes dimensiones
de su migración. Este análisis de su experiencia nos brindará la oportunidad de comprender no
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sólo los desafíos y adversidades que enfrentó, sino también las estrategias de afrontamiento y
adaptación que desarrolló. En un contexto donde las políticas migratorias existentes a menudo no
logran captar la complejidad de las situaciones individuales, este documento se propone dar voz,
por medio de la historia de Raquel, a las experiencias heterogéneas de los sujetos migrantes, con
un enfoque especial en la vulnerabilidad de la niñez.

En este sentido nos planteamos las siguientes preguntas:


¿Cómo participan los niños en el proceso migratorio y en qué medida se tiene en cuenta su opinión
durante este proceso?
¿De qué manera se construye la identidad de una persona migrante, especialmente enfocándonos
en el papel de los niños en este proceso?
¿Cuáles son las situaciones de vulnerabilidad que enfrentan los niños migrantes y sus familias
durante los procesos migratorios?
¿Cómo abordan las prácticas institucionales a los grupos migrantes, especialmente centrándonos
en la atención a la niñez en estos contextos?

En el marco teórico de este trabajo, tendremos en cuenta los siguientes conceptos:


Migración - Poblaciones superfluas - Participación - Doble déficit - Efecto de las migraciones en
la salud mental.

Objetivo General:
En el presente trabajo, nuestro objetivo general es explorar y comprender los procesos de la
experiencia migratoria infanto-juvenil de Raquel, poniendo énfasis en su perspectiva y vivencias
personales.
Para lograrlo, nos planteamos los siguientes objetivos específicos:
1. Indagar acerca de la participación de los niños en el proceso migratorio y evaluar la
consideración de sus opiniones en dicho proceso.
2. Explorar el proceso de construcción de identidad de las personas migrantes, centrándonos en la
experiencia específica de Raquel.
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3. Describir detalladamente las diversas situaciones de vulnerabilidad que enfrentan los niños
migrantes y sus familias, así como analizar su impacto en la salud mental de este grupo.
4. Realizar un análisis de las prácticas institucionales destinadas a abordar las necesidades y
desafíos particulares de la niñez migrante en el contexto estudiado.

2. Desarrollo:

Presentamos la experiencia migratoria de Raquel, que comenzó a partir de los 6 años de edad, a
causa de la muerte de su abuela materna, quien cuidaba de ella, ya que su madre había emigrado
con anterioridad a la Argentina por motivos económicos; que a su vez revela un trasfondo complejo
que merece ser analizado en los siguientes aspectos.

A. La participación de los Niños en el Proceso Migratorio:

En el contexto de la participación de los niños en el proceso migratorio, los aportes de Leandra


Bonofiglio en Revista En cursiva N° 4 - Abril de 2008, brindan perspectivas sumamente relevantes,
al resaltar la vitalidad de concebir a los niños como ciudadanos de pleno derecho, abogando por
su participación activa en la toma de decisiones, y la iniciativa de la Ciudad de los Niños refuerza
esta premisa al gobernar junto con los niños, reconociéndolos como agentes activos en la
transformación de la ciudad.

Los autores Cernadas y Salas (2014) plantean las problemáticas en relación con la protección y
acceso de derechos de los niños, niñas y adolescentes. Esto es, ante la ausencia de una perspectiva
que contemple las distintas situaciones de los niños, niñas y adolescentes afectados por la
migración, aun teniendo como base a los principios de la Convención Internacional de los
Derechos del Niño, se advierte que resulta clave en el plano migratorio un procedimiento que
contemple dichos principios, tanto como el derecho a ser oído (Art. 12) con la participación de los
niños, niñas y adolescentes en los asuntos que le conciernen, de acuerdo con su edad y madurez,
con base en el principio de autonomía progresiva (Art. 5).

Asimismo, en el texto La Travesía, Migración e Infancia de UNICEF (2011), se hace hincapié en la


importancia de considerar el interés superior del niño y su participación en decisiones que afectan
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sus vidas, ya que destaca la necesidad de tener en cuenta la voz de los niños en el contexto de la
migración.

Raquel menciona en su experiencia migratoria, como la discriminación afectó su socialización y


su participación en los espacios escolares, desde su niñez hasta la adolescencia. Este punto se
conecta con el marco teórico en términos de cómo las experiencias de migración pueden influir en
la participación y adaptación de los niños a su nuevo entorno (UNICEF, 2011).

En ese sentido, destacamos lo señalado por Iturralde en Revista En cursiva N° 4 - abril de 2008,
quien aboga por una visión positiva de la infancia como una oportunidad para el desarrollo del
lenguaje y la participación, y defiende la importancia de consultar a los niños sobre sus
perspectivas y necesidades, siempre que se les otorguen las condiciones necesarias para participar
de manera significativa en la vida pública y en la educación.

Por su parte Gaitán, L. (2008) realiza una “Crítica a la Convención”, al señalar que, aunque se
reconoce la importancia de la Convención, plantea críticas, como la concepción adultocéntrica de
las relaciones niño-sociedad y la limitación de los derechos de participación de los niños.

Además, sostiene que los niños se hacen visibles en la migración en momentos de separación,
reagrupación e instalación en la sociedad de acogida. Su visibilidad se relaciona principalmente
con los problemas que les afectan o que generan. Es fundamental reconocer que los niños han
estado presentes desde el principio del proyecto migratorio familiar, y tomar en cuenta sus puntos
de vista puede ser un factor preventivo importante en los proyectos de intervención, ya sea para la
integración en las sociedades acogedoras o para el desarrollo en las comunidades de origen.
(Gaitán, L. (dir.), 2008).

En palabras de Raquel, narra: “Y mi inmigración empieza cuando mi abuela materna falleció,


entonces queda mi abuelito solo, un varón en el campo no puede criar a un niño porque tiene que
salir a trabajar. No hay nadie que cocine, que alimente, que preste atención a ese niño. Entonces
ahí yo me vengo con mi mamá”.

Si bien es cierto la migración de Raquel, siendo una niña, se originó a raíz de la pérdida de un ser
querido (su abuela materna), quien para ella representaba a su madre, quedando bajo el cuidado
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exclusivo de su abuelo. Es así que, sin tomar en cuenta su voz, ni la ruptura de los vínculos
afectivos que se habían desarrollado en sus primeros años de vida con sus abuelos maternos, así
como el impacto que sufriría en su vida a causa de su migración; sus familiares decidieron que su
madre biológica debía estar con ella, tomándose como una solución inmediata el dejar a su abuelo
en Tarija y mudarse a San Pedro de Jujuy. Sin embargo, esta decisión, en lugar de resolver
completamente la situación, solo abordó parcialmente la complejidad del problema.

Así Raquel menciona: “Mi mamá nunca me preguntó si quería migrar, pero siempre digo yo que
soy inmigrante forzada económica, pero no por mi mamá, sino por las cuestiones económicas, en
ese momento, era una zona de subsistencia, el campo, era de subsistencia que servía solamente
para comer y hoy en día ellos son campesinos de clase media…”.

La narrativa de Raquel ilustra los desafíos que los niños enfrentan en el contexto migratorio. Sus
experiencias en la escuela y la discriminación que enfrenta subrayan la urgencia de integrar la voz
de los niños en las decisiones que afectan sus vidas, ya sea a nivel familiar o comunitario. La
teoría aboga por la creación de espacios participativos donde las voces de los niños, como Raquel,
sean valoradas y tenidas en cuenta en todos los ámbitos.

B. La construcción de la Identidad en el Contexto Migratorio:

El enfoque de Bauman (2006) sobre superpoblación y la migración se vincula directamente con la


construcción de la identidad en el contexto migratorio. Bauman sostiene que la modernización ha
provocado movimientos masivos de población, asociando la superioridad tecnológica con la
expulsión de personas en diversos contextos. Esta expulsión se relaciona con la construcción de
la identidad del migrante como un "residuo" no contribuyente al progreso económico.

En este contexto, es importante explorar el concepto de "poblaciones superfluas". Margulis, M. y


Urresti, M. (1998) analiza detenidamente cómo las poblaciones marginadas enfrentan desafíos
económicos, discriminación y segregación, siendo concebidas como "superfluas" debido a la
propensión de la sociedad a marginarlas y excluirlas.

Desde la perspectiva de Bauman (2006), la modernización y los movimientos masivos de


población se vinculan estrechamente con la expulsión de individuos, catalogados como "residuos"
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que no contribuyen al progreso económico. En este escenario, la conexión con el concepto de


"poblaciones superfluas" se establece a través de la idea de expulsión o marginación de ciertos
grupos poblacionales en el contexto migratorio.

Así pues, la migración, según los autores referidos, no solo implicaría un cambio geográfico, sino
que también está intrínsecamente ligada a la construcción y reconstrucción de la identidad. Las
tensiones culturales, la discriminación y la lucha por definir la identidad en un nuevo entorno, tal
como se ilustra en la experiencia de Raquel, reflejan la percepción de ciertos grupos como
"superfluos" o no integrados en la sociedad de destino.

Por su parte, el Colectivo Jiwasa, en "Migración, Construcciones Identitarias y Memoria" (2009),


destaca la manera en que se construye y reconstruye la identidad nacional en el ámbito migratorio,
donde los sentidos de otredad se intensifican. Es decir, en este contexto, los sentimientos de
pertenencia no desaparecen, sino que pueden agudizarse, reforzarse o atenuarse. Además, señalan
que los vínculos que mantienen los migrantes con sus lugares de origen están relacionados con el
pasado que dejan atrás, incluyendo familias, amigos y relaciones que forman parte de sus historias
personales y en las que han construido diversas identidades sociales.

Dichas identidades sociales pueden recrear estrategias identitarias, a través de procesos de


resignificación de la comunidad imaginada de su nación para tratar de situarse en el medio, a partir
de mecanismos de autodefensa que se fueron generando cotidianamente en sus relaciones sociales,
es decir, en aquellos encuentros con otros grupos culturales.

“La posibilidad de desarrollar un sentimiento de "pertenencia" parece ser un requisito


indispensable para integrarse exitosamente en un país nuevo, así como para mantener el
sentimiento de la propia identidad” (Grinberg, L y R., 1971) en Grinberg y Grinberg (2018).

Al cruzar las fronteras, es necesario “desnaturalizar la noción de que allí donde hay un color de
piel o un origen común hay siempre una cultura y una identidad compartida” (Grimson 2012: 145
en Maggi, 2009). Y a su vez, la importancia que los migrantes dan a su nacionalidad y a su
“identidad nacional”, deben leerse en clave de nación como construcción imaginaria y
reconfiguración identitaria respectivamente”. (Maggi, 2009)
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Pizarro y Ciarallo, en “Pensar las Migraciones Contemporáneas (2021)” sobre las experiencias
migratorias, refieren que, existen momentos clave o nudos en la vida de los y las migrantes, que
interpretan otorgándoles un sentido en relación con las maneras en que influyeron en sus vidas.
Raquel describe cómo su tía, que era comunicadora social, se convirtió en un punto clave en su
experiencia migratoria.

En el relato de Raquel, su tía que vive en Bolivia, no solo representa una figura familiar sino
también una conexión valiosa en el proceso de adaptación a la nueva realidad migratoria. A través
de la comunicación constante, mediante cartas y fotografías, la tía de Raquel se convierte en un
apoyo emocional crucial. Este vínculo influyó significativamente en la vida de Raquel durante la
migración, ya que le proporcionó un sentido de pertenencia, conexión y apoyo en un contexto
desconocido, como aferrarse a lo seguro y estable. La relación con la tía ejemplifica cómo ciertos
momentos o relaciones pueden tener un impacto profundo en la vida de los migrantes,
proporcionándoles un sentido y una influencia significativa en su experiencia migratoria, tal como
se señala en el texto de Pizarro y Ciarallo.

Asimismo, dan cuenta de las habilidades individuales y ponen en evidencia la manera en que se
entrelazan con los condicionamientos estructurales. La memoria, según ellos, es una construcción
social que interpreta el pasado con sentidos intersubjetivos compartidos por los agentes en una
posición similar. Schapendonk (2012), citado por ellos, resalta la importancia de las distintas
aspiraciones, decisiones y valoraciones en los momentos de movilidad de los migrantes, haciendo
hincapié en la importancia del in-between, es decir, en la fase de la movilidad o la trayectoria en
sí misma y no tanto en su comienzo o su final. Si no, en la misma dinámica y los cambios que
puedan sufrir en ese camino, prestando atención a tres componentes: las motivaciones o
aspiraciones, la facilitación y la velocidad de la trayectoria de sus viajes.

La experiencia de Raquel al migrar de Bolivia a Argentina refleja cómo la migración puede afectar
la construcción de su identidad. La discriminación y las tensiones culturales que enfrenta en la
escuela reflejan la lucha por definir su identidad en un nuevo entorno. Tal como es advertido en el
texto Abriendo Ventanas de UNICEF (2011), al señalar cómo los nuevos estudiantes que llegan a
la escuela con su experiencia sociocultural propia y particular no encuentran espacio ni lugar para
aportar las diferentes formas de conocimiento que traen.
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En esta situación, Raquel como migrante que se sentía discriminada y rechazada por otros grupos,
ya sea por sus compañeros de aula y en otros momentos por los docentes de la institución escolar,
así como los distintos pasajes de su vida cotidiana que aún permanecen en su memoria, describe
una serie de prácticas o ejercicios de reconstrucción (como un ejercicio de memoria recurrente) de
su identidad nacional al encontrarse en un contexto de diversidad cultural en los diferentes espacios
sociales.

C. Las situaciones de Vulnerabilidad y Salud Mental en el contexto migratorio:

Si bien es cierto el término "doble déficit" no se utiliza en el texto La Travesía Migración e Infancia
de UNICEF (2011), se sugiere que los niños migrantes pueden enfrentar dificultades tanto en sus
países de origen como en los de destino debido a la falta de acceso a servicios y oportunidades
adecuados. Esto se relaciona con la idea de que los niños migrantes pueden experimentar desafíos
en múltiples etapas de su migración, lo que podría considerarse como un "doble déficit".

Podemos identificar varias características del estrés y duelo migratorio descritas en Achotegui
(2009) que contribuyen a la exclusión social. Estas incluyen un duelo parcial, en el cual, a
diferencia del duelo por la pérdida de un ser querido, el lugar de origen y todo lo que representa
no se pierde para el individuo, tal como lo narra Raquel al recordar y mencionar su lugar de origen.
Además, se destaca un duelo recurrente, ya que se reviven los vínculos en relación al país de
origen que siguen siendo activos a lo largo de toda la vida del sujeto.

También menciona un duelo vinculado a aspectos infantiles muy arraigados, que forman parte de
la construcción de su personalidad; un duelo múltiple, al encontrarse activo durante la vida del
sujeto; la afectación a su identidad y la afectación del desarraigo de su abuelo quien tuvo que
quedarse en el país de origen, lejos de su nieta.

Además, se plantea la idea de que el regreso del inmigrante constituye una nueva migración, ya
que el tiempo fuera del país ha generado cambios y, por lo tanto, se experimenta una nueva fase
migratoria. No se pertenece ya al mundo que se deja, y no se pertenece aún al mundo que se llega.
Esta perspectiva amplía nuestra comprensión del fenómeno migratorio al considerar que tanto la
partida como el retorno son momentos críticos que influyen en la experiencia global del individuo.
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El autor también señala que habrá ciertos factores estresores del Síndrome de Ulises, que afectan
al individuo, como aquella situación de estrés más intensa que reconoce Raquel, esto es, con la
separación de su abuelo, que supone la ruptura del instinto del apego (Achotegui, 2009:168) y que
fue atendida de acuerdo a su propia cultura, conforme lo narra en su historia: “(...) cuando me
trajeron a los seis años, yo sentí que me moría obviamente no podía expresar lo que me pasaba,
entonces me agarró tiricia que es como una depresión muy fuerte y mi mamá me hizo curar con
curandero y por años, anduve como un año, o sea eso porque es la nariz del zorro y bueno como
que se me pasó un poco y después cuando vinimos a La Plata me pasó lo mismo.”

Achotegui subraya que la elaboración del duelo migratorio conlleva diversas etapas y mecanismos
de defensa psicológica, haciendo hincapié en la ambivalencia experimentada hacia el país de
origen y de acogida. Destaca, además, la transgeneracionalidad del Síndrome de Ulises, que puede
impactar a las generaciones descendientes de los inmigrantes. Por consiguiente, aboga por una
adecuada atención de prevención sanitaria y psicosocial, instando a que esta responsabilidad no
recaiga únicamente en médicos, psicólogos o psiquiatras, sino que también involucre a
trabajadores sociales, enfermeros, educadores y profesionales asistenciales.

En cuanto a la migración de Raquel, Achotegui nos proporciona un marco teórico que ayuda a
comprender los aspectos positivos y los riesgos para la salud mental asociados con la migración.

Además, la historia de Raquel ilustra cómo la migración puede contribuir a desafíos emocionales
en su adaptación y en su identidad. Su experiencia resuena con la preocupación de Achotegui sobre
la importancia de abordar la salud mental en el contexto migratorio, especialmente para aquellos
que enfrentan desafíos adicionales y que merecen una debida atención.

D. Las prácticas Institucionales y Atención a la Niñez Migrante:

En relación a las prácticas institucionales y la atención a la niñez migrante, partimos desde el


enfoque que nos plantea Poverene a fin de comprender la existencia de experiencias infantiles
heterogéneas determinadas por ejemplo por la nacionalidad (boliviana) y otros condicionamientos
como los simbólicos. Además, nos sugiere la necesidad de visibilizar los “otros modos posibles de
transitar la infancia” (Poverene, 2018) como aquellos en contextos migratorios.
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Los niños migrantes tienen sus propias características “producto de circunstancias específicas que
atraviesan en diferentes contextos” (Poverene, 2018) como en el ámbito escolar, pero los docentes
“apuestan por una enseñanza homogeneizante” (Bheran, 2012:58 en Poverene, 2018).

La Opinión Consultiva OC-21/14 de la CIDH y el artículo de Cernadas, García y Salas (2014)


abordan directamente las prácticas institucionales y la atención a la niñez migrante. La Opinión
Consultiva proporciona orientación sobre los derechos de niñas y niños en situaciones migratorias,
mientras que el artículo destaca la falta de perspectiva de la infancia en las políticas migratorias
en América Latina y el Caribe.

Uno de los episodios que nos narra Raquel, fue el de la discriminación que sintió en diferentes
momentos y por distintos actores en el espacio escolar en el contexto migratorio, como cuando
tuvo que volver a Bolivia a los 9 años: “fue discriminación contradictoria, porque si bien los
profesores me discriminaban, porque como que estaba más atrasada en los contenidos, o no me
sabía el himno nacional boliviano, los alumnos eran buenos, como que les llamaba la atención
que sea argentina o que haya llegado de Argentina.” Así como, cuando tuvo que regresar hacia
Argentina a los 10 años: “no hablé porque sufrí muchísima discriminación por parte de mis
compañeros y la diferencia de los docentes, obviamente yo no sabía tampoco expresarles que mis
compañeros me hacían burla por la forma de hablar o porque era más negrita…”, al sentirse
insegura dentro de la institución.

Esto refleja el tema de la discriminación y el racismo, tal como lo aborda Margulis y Urresti
(1998), donde las personas con orígenes diferentes pueden ser objeto de prejuicios y marginación.
Raquel también menciona que no sabía expresar el acoso y las burlas que sufría en la escuela.
Asimismo, los autores resaltan la importancia de reconocer y abordar la discriminación de manera
efectiva, especialmente en entornos educativos, para garantizar la inclusión y la igualdad de
oportunidades para todos los estudiantes.

Esto, nos lleva a reflexionar sobre las prácticas institucionales, en este caso en el ámbito escolar
pues tal como narra Raquel: “los profesores ahí no, no hacían ninguna incidencia respecto a los
ataques las burlas, así que yo en cuarto grado, quinto grado no hablé, la pasé muy mal y en los
recreos, me acuerdo que salía sola…”, en el documento Abriendo Ventanas de UNICEF (2011),
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se plantea a la escuela como un espacio que tiende a repetir los modelos de desigualdad y de
segregación de la sociedad, sobre todo frente al alumnado extranjero, con un bagaje cultural que
no es valorado, ni recuperado, priorizándose las formas culturales dominantes de la organización
social. Asimismo, se plantea que los docentes se encuentran desbordados frente a la complejidad
de diversas situaciones en el aula que requieren nuevas y adecuadas respuestas, encontrándose
limitados para su intervención y con escasos recursos, proyectando en el alumnado perteneciente
a minorías las dificultades en el manejo del aula.

La historia de Raquel destaca cómo las instituciones educativas pueden influir en la experiencia
de los niños migrantes. La discriminación en la escuela evidencia la necesidad de prácticas
institucionales que aborden la diversidad cultural y promuevan un entorno inclusivo para la niñez
migrante.

Cernadas, García & Salas (2014), dan cuenta de la situación de los niños/as y adolescentes
migrantes y los avances y desafíos en materia de derechos humanos; en el que se presenta una
doble invisibilidad, en cuanto a las políticas públicas que se implementan en materia de niñez y
las políticas públicas que regulan la migración, pues éstas últimas determinan a su vez los derechos
de los niños/as y adolescentes. Así plantean la importancia de una perspectiva de la infancia en la
política migratoria, ya sea con la formulación o reformas de aquellas políticas públicas,
normatividad, procedimientos y prácticas que logren garantizar y priorizar la protección integral
de los derechos de los niños/as y adolescentes, con base en los principios de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño, en las leyes constitucionales y en los sistemas de
protección de cada jurisdicción, ya sea en el lugar de origen, de tránsito o de destino para los
niños/as migrantes y de sus familias migrantes para atender sus necesidades.

Raquel nos cuenta algunas situaciones de vulnerabilidad que sufrió desde su niñez, como la
desigualdad en el acceso a condiciones dignas para su desarrollo, la discriminación en sus
relaciones sociales, problemáticas que persistieron en su experiencia migratoria. A pesar, de tener
como base más importante los principios rectores de la Convención sobre los Derechos del Niño:
el principio de no discriminación, el principio de interés superior del niño, el derecho a ser oído y
el derecho al desarrollo, observamos la afectación del ejercicio de estos derechos, en cuanto a las
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causas de su migración, las dificultades para poder desarrollarse con las condiciones de vida digna,
apropiadas y sin discriminación y los efectos en su salud mental.

3. Conclusiones:

El interés en comprender y abordar las experiencias de niños, niñas y adolescentes en contextos


migratorios ha ido en aumento, reconociendo su creciente importancia a nivel global y regional
(Cerrutti y Binstock, 2012; Martínez, 2014; UNFPA, 2006; UNICEF y UNLa, 2010). A través de
la exploración de la experiencia migratoria de Raquel, hemos analizado aspectos cruciales
relacionados con la participación de los niños en el proceso migratorio, la construcción de
identidad en este contexto, las situaciones de vulnerabilidad y salud mental, así como las prácticas
institucionales que impactan en la niñez migrante.

Participación de los Niños en el Proceso Migratorio:

La historia de Raquel destaca la necesidad de considerar la participación activa de los niños en las
decisiones que afectan sus vidas durante el proceso migratorio. La falta de consulta y la toma de
decisiones unilaterales pueden tener consecuencias emocionales significativas. En este sentido, es
fundamental adoptar enfoques que reconozcan a los niños como ciudadanos de pleno derecho y
fomenten su participación activa en la toma de decisiones familiares y comunitarias.

Construcción de la Identidad en el Contexto Migratorio:

El enfoque de Bauman (2006) sobre las "poblaciones superfluas" y la experiencia de Raquel


subrayan la complejidad de la construcción de la identidad en el contexto migratorio. Las tensiones
culturales, la discriminación y la lucha por definir la identidad son aspectos cruciales que afectan
la experiencia de los niños migrantes. Este análisis destaca la importancia de reconocer y valorar
las identidades diversas, fomentando un ambiente inclusivo que promueva el respeto por las
diferencias culturales.

Situaciones de Vulnerabilidad y Salud Mental:

El concepto de "doble déficit" y la teoría del Síndrome de Ulises proporcionan herramientas útiles
para comprender los desafíos emocionales y de salud mental que enfrentan los niños migrantes.
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La discriminación, la separación de sus seres queridos y la adaptación a nuevas realidades pueden


impactar en la salud mental de la niñez migrante. Este análisis destaca la necesidad de abordar la
salud mental en el contexto migratorio, brindando acceso a recursos adecuados y promoviendo la
conciencia sobre los factores estresores que enfrentan los niños migrantes.

Prácticas Institucionales y Atención a la Niñez Migrante:

Las prácticas institucionales, especialmente en el ámbito educativo, juegan un papel crucial en la


experiencia de los niños migrantes. Raquel experimentó discriminación en la escuela,
evidenciando la necesidad de prácticas que fomenten la inclusión y comprendan la diversidad
cultural. Las políticas públicas deben incorporar una perspectiva de la infancia en la política
migratoria para garantizar la protección integral de los derechos de los niños/as y adolescentes
migrantes.

Nos preguntamos:

A partir de este trabajo, nos surgen preguntas e inquietudes que podrían orientar investigaciones
futuras. ¿Cómo se pueden desarrollar estrategias más efectivas para garantizar la participación
activa de los niños en las decisiones migratorias familiares? ¿Cuál es el impacto a largo plazo
de la discriminación y la adaptación en la salud mental de los niños migrantes? ¿Cómo pueden
mejorarse las prácticas institucionales, especialmente en el ámbito educativo, para crear
entornos más inclusivos y respetuosos de la diversidad cultural?

Reflexión Final:

En el Siglo XXI, es imperativo avanzar hacia propuestas innovadoras que reconozcan la


singularidad de cada niño, niña y adolescente en contextos migratorios. La construcción de
proyectos que articulen sueños y un futuro para esta población no debe considerarse utópica, sino
como una posibilidad real y alcanzable (Barcala, 2013). Este trabajo resalta la importancia de
seguir explorando y comprendiendo las complejidades de la migración infantil, buscando
soluciones que promuevan el bienestar y el desarrollo integral de la niñez migrante. En este
sentido, es esencial que las políticas públicas, las instituciones y la sociedad en su conjunto se
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comprometan a crear entornos que reconozcan y respeten los derechos de los niños migrantes,
contribuyendo así a la construcción de sociedades más inclusivas y justas.

“...desarrollar propuestas innovadoras que puedan favorecer la construcción de un proyecto


para cada niño, niña y adolescente que articule sueños y un futuro; …” (Barcala, 2013: 9).
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Bibliografía

Achotegui, J. (2009). Migración y salud mental. El síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple
(Síndrome de Ulises). Zerbitzuan, 46, 163-171.

Barcala, Alejandra (2013). Niños, niñas y adolescentes en situación de alta vulnerabilidad psicosocial del
libro La Patologización de la infancia II. Intervenciones en la clínica, Editorial NOVEDUC, Buenos Aires,
Argentina, 2013. Págs. 147-160.

Bauman, Z. (2012). ¿Son ellos demasiados? O los residuos del progreso económico. En Vidas
desperdiciadas: la modernidad y sus parias (51-84). Buenos Aires: Paidós.

Cernadas, P. C., García, L., & Salas, A. G. (2014). Niñez y adolescencia en el contexto de la
migración: principios, avances y desafíos en la protección de sus derechos en América Latina y el. Revista
Interdisciplinar da Mobilidade Humana, 22(42), 9-28.

Grinberg, L. y Grinberg, R. (1984). Psicoanálisis de la migración y del exilio (21-27; 137- 162). Madrid:
Alianza.

Maggi, M. F. (2019). Aproximación(es) teórica(s) para el abordaje de experiencias de jóvenes migrantes e


hijos de migrantes bolivianos en Argentina en clave interseccional. 1er Congreso Latinoamericano de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Villa María, articulando diálogos políticos y académicos
en Ciencias Sociales. Villa María: Universidad Nacional de Villa María.

Margulis, M. y Urresti, M. (coords.) (1998). La segregación negada, cultura y discriminación social.


Buenos Aires: Biblos.

Cynthia Pizarro y Ana Ciarallo (2021). Pensar las migraciones contemporáneas Experiencias migratorias.
Pág. 147-150

Poverene, L. (2018). Sobre la derivación de niños/as migrantes a servicios de salud mental desde el sector
de educación: “los deriva como quien te tira la pelota y ya se descomprime”, en XXIV Anuario de
Investigaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, pp. 125-133.

Revista En cursiva N° 4 - Abril de 2008 - ¿Qué tan chicos son los chicos? Ensayos sobre la participación
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Sayad, A. (2010). Una relación de dominación. En La doble ausencia. De las ilusiones del emigrado a los
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UNICEF- ABRIENDO VENTANAS (2011), Infancia, adolescencia y familias inmigradas en situaciones


de riesgo social (Violeta Quiroga, Ariadna Alonso).

UNICEF- La Travesía- Migración e Infancia, (2011)


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Anexo

La vida migrante de Raquel

Nací en Tarija, Bolivia, viví allí hasta los 6 años. Mi vida transcurría en un valle que se llama Rumicancha, en el
departamento de Tarija, Bolivia. Es un valle que durante el invierno es seco, que tiene cerros, tiene lomitas, tiene
quebradas que se alimentan de vertientes que bajan de los cerros. No hay agua constante, por lo tanto, en invierno la
mayoría de las quebradas se secan y solo quedan algunos pocos de agua en pocos lugares. La agricultura era solo de
verano y solo a través del riego y de las lluvias, en época de lluvia. Comienza a llover en diciembre y culminan las
lluvias en abril. La cosecha se hace en mayo, más o menos. Entonces mi vida transcurría con mis dos abuelos, que
tendrían en ese momento 43 y 44 años. Mi abuela muere a los 48 años cuando yo tenía 6, más o menos. Era nieta
única, por lo tanto, todo lo que había en la casa y todo lo que yo quería me lo daban. Ayudaba a cuidar los animales,
nunca estaba sola salvo alguna vez que mi abuelo se ponía a trabajar la tierra y yo me quedaba en la orilla cuidando
los animales. Pero como era muy chiquita nunca me quedaba sola en la casa, vivía con ellos todo el tiempo. Y yo hice
la escuela en el campo esos primeros seis meses u ocho meses, primer grado, me parece desde marzo hasta agosto, En
aquella época se caminaba más o menos 40 minutos desde la casa de mis abuelos hasta la escuela. Iba con otros
vecinos por donde hoy pasa el camino carretero.

Y mi inmigración empieza cuando mi abuela materna falleció, entonces queda mi abuelito solo, un varón en el campo
no puede criar a un niño porque tiene que salir a trabajar. No hay nadie que cocine, que alimente, que preste atención
a ese niño. Entonces ahí yo me vengo con mi mamá, que hasta ese momento vivía en Tarija, Bolivia, pero a raíz de la
situación que falleció mi abuela se viene a San Pedro de Jujuy donde comienza a trabajar de empleada en casas de
familia. Tenía seis años cuando nos mudamos porque falleció mi abuela, que era como mi mamá. Nos mudamos con
mi madre real, que era la hija de mi abuela, a San Pedro de Jujuy, Argentina. Mi mamá nunca me preguntó si quería
migrar, pero siempre digo yo que soy inmigrante forzada económica, pero no por mi mamá, sino por las cuestiones
económicas. En ese momento era una zona de subsistencia el campo, era de subsistencia que servía solamente para
comer y hoy en día ellos son campesinos de clase media, nada que ver y están mucho mejor.
Lo que yo sentí en ese momento fue sobre todo el alejarme de mi abuelo. Yo creo que sufrí más más el dolor del
desarraigo que la muerte de mi abuela, porque yo ahí cuando me trajeron a los seis años, yo sentí que me moría,
obviamente no podía expresar lo que me pasaba, entonces me agarró tiricia, que es como una depresión muy fuerte y
mi mamá me hizo curar con curandero y por años anduve, como un año, o sea eso, porque es la nariz del zorro y bueno
como que se me pasó un poco y después cuando vinimos a La Plata me pasó lo mismo, ya no con el abuelo porque ya
como que había podido resolver lo del abuelo, pero sí con mi prima, pero no, no fue tanto, digamos como lo del abuelo
solo que fue como una depresión más, más continua, pero no tan profunda.

Cuando mi mamá me trajo a Jujuy a los seis años empecé a ir a una escuela primaria a primer grado y me acuerdo que
no socializaba mucho, claro, había llegado recién del campo, ¿no? Y al año siguiente igual mi mamá me cambió a otra
escuela que era más del barrio, entonces ahí si socializaba porque éramos todos parecidos, todos eran hijos de
bolivianos o gente humilde, de este barrio que era tipo un asentamiento y la escuela quedaba en la parte urbana de San
Pedro, en la parte más ciudad, pero pegadita al asentamiento; entonces veníamos todos de ese barrio, este eso fue en
segundo y tercer grado.

Entonces viví desde los 6 hasta los 8 años de edad, en San Pedro de Jujuy, a los 9 años nos mudamos a Bermejo por
invitación de mi tío, que es una localidad limítrofe con Aguas Blancas perteneciente a la Provincia de Salta. Bermejo
es parte de Tarija, Bolivia, como se estaba creando como zona comercial nos fuimos a vivir ahí.
Allí, a los nueve años, fui a cuarto grado, sufrí muchísima discriminación porque hablaba como “gaucha” y muy poco.
En realidad fue discriminación contradictoria, porque si bien los profesores me discriminaban, porque como que estaba
más atrasada en los contenidos, o no me sabía el himno nacional boliviano me hacían bullying, o sea los profesores
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no me querían mucho, Entonces me acuerdo que me castigaban o me retaban porque yo no sabía cantar el himno y
era obvio porque yo no había crecido en Bolivia, entonces me ponían tipo en penitencia o me reprendían cuando no
cantaba el himno, no cantaba las canciones patrias de Bolivia. Pero los alumnos eran buenos, como que les llamaba la
atención que sea argentina o que haya llegado de Argentina, mis compañeros de hecho me eligieron reina del deporte,
o sea, cada vez que había una elección de reina yo era la reina.

Pero no funcionó económicamente el vivir en Bolivia, porque Bermejo es una ciudad en la que hace mucho calor, es
muy húmeda, pero un calor extremo y mi mamá sufría de dolor de cabeza cuando hace calor y por eso tuvimos que
volver a San Pedro de Jujuy en Argentina. Ahí fue el problema porque yo llegué para quinto grado y como ya no había
lugar en las escuelas de barrio, me anotaron en la escuela pública del centro, estaba enfrente de la plaza del centro. De
los 10 años hasta los 12 años prácticamente no hablé, porque sufrí muchísima discriminación por parte de mis
compañeros y la indiferencia de los docentes, obviamente yo no sabía tampoco expresarles que mis compañeros me
hacían burla por la forma de hablar o porque era más negrita. En esa escuela eran todos chicos de clase media y alta,
hijos de doctores, de profesores. Bueno, gente de plata y ahí sí eran recontra xenófobos. Digamos, se burlaban por la
forma en que yo hablaba y la que más me torturaba era la hija de la portera, que era una nena que era igual que yo,
vivía en el mismo barrio, este que les contaba antes que era tipo asentamiento. Los profesores ahí no, no hacían
ninguna incidencia respecto a los ataques, las burlas, así que yo en cuarto grado, quinto grado no hablé, la pasé muy
mal y en los recreos, me acuerdo que salía sola. En Jujuy vivimos hasta mis 12 años.

En Jujuy mi mamá se volvió a casar y de esa relación nacen mis dos hermanos. En ese verano de 1993 nos mudamos
a La Plata, a una zona hortícola, semirural que quedaba aislado o lejos de la ciudad.
Fuimos a vivir a La Plata, porque mi papá se había venido un año antes, ya que había empezado a trabajar en la quinta
“Hernández”. Era una zona de quintas, cuando yo en San Pedro vivía en zona urbana, entonces ya había empezado a
ir a bailar con una prima de mi mamá, digamos a un boliche a conocer lo que era salir, y había empezado a tener como
relaciones sociales con amigos y demás, primos también. Primas, primos.

Nos vinimos a esa casa de la quinta y ahí vivimos, serían mis 13 años o 14 años. Ahí fui a una escuela que me había
conseguido una tía que era una escuela técnica, así que éramos seis mujeres y todos varones, pero la pasé relativamente
bien, aunque no socializábamos mucho, los chicos tampoco era que me discriminaban mucho, pero bueno, nada, era
más bien retraída. Hablaba con una chica más grande que estaba recursando que ella era mi amiga, digamos, era hija
de brasileños. Sentí menos discriminación que en la primaria, pero tampoco era que me sentía cómoda, ni tampoco
ellos me hacían sentir cómoda. Yo tenía picados mis dientes de adelante, entonces eso me generaba mucha vergüenza
y no era por una dejadez de mi mamá, sino que habíamos ido siempre a arreglarnos las cuestiones odontológicas al
hospital público, y eran de muy mala la calidad de las pastas y las cosas que se usan en el hospital público, entonces
finalmente el diente se filtra y se pica, se carea. Así que eso me daba vergüenza. Y después era súper tímida y súper
callada porque como me habían discriminado mucho en la primaria, yo no hablaba, así que era muy, muy difícil mi
socialización. Solo hablaba con esa chica que creo que tenía 14 o 15 años, era más grande y ella estaba en primer año,
se había quedado en la primaria entonces. Era hija también de un padre brasilero, vivía en la zona del mercado central,
entonces ella me hablaba.

En segundo año me cambié a una escuela comercial a la tarde, segundo y tercero, fui al turno tarde, cuarto y quinto
fui a la misma escuela, pero turno mañana. En ambos lugares hice amigas, dos amigas, o sea, generalmente me
relacionaba con la persona que se sentaba al lado mío o en el banco de al lado, que eran chicas igual que yo, de barrio,
familias obreras y no tenía más socialización que esa porque si bien alguna vez salía algún baile, algún boliche me
daba mucha vergüenza y no socializaba, así que terminé el secundario sin ir al viaje de egresados ni nada porque no
me interesaba y no tenía amigos tampoco así como para ir y decir ¿cuántos amigos?.
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Cuando me vine a La Plata, como yo ya había empezado a socializar con mi prima allá en Jujuy que tenía un año más
que yo, ya habíamos empezado a salir a la playa, habíamos ido a bailes, no bailes, a ver algún grupo de música que
nos llevaba mi tía; entonces cuando me vine me deprimí por dos años, o sea estaba en la quinta, cuidaba a mis
hermanitos, iba a la escuela, volvía, leía pero me la pasé muy triste. Entonces lo que empecé a hacer fue escribir cartas
a mis tíos de Jujuy, les escribía cartas, y a mi tía de La Paz y la que más me respondía era mi tía de la Paz. Ella estudió
comunicación y bueno, en esa época era muy joven, yo la había conocido a los 11 años en Jujuy en un viaje, que ya
vino con su cámara de fotos y ella ahí tendría, no sé, veinte y pico, 30 años tenía y vivía, ya tenía una vida establecida
en La Paz. Así que a ella yo la recuerdo con mucho cariño, porque me respondía todas las cartas, mandaba para
Navidad las fotos de la familia. Bueno, todas esas cuestiones que se hacen allá en Bolivia, mis tías de Jujuy a veces
también me respondían y bueno, eso como que era un aliciente para mí.

Al terminar la secundaria elegí estudiar Administración de Empresas que creo que duré un mes porque no me gustó,
después creo que hice Psicología el año siguiente, tampoco me encontré y después hice orientación vocacional ese
año, así que finalmente hice periodismo hasta junio, pero no entendía nada de todas las materias que nos daban, los
contenidos eran como muy complejos para lo que yo comprendía en ese momento respecto de las ciencias sociales o
teoría política. . Así que dejé, me puse a trabajar doble, ya tenía 22 años ahí. Y en octubre me fui a estar con mi abuelo
porque mi sueño siempre fue volver y vivir un año con mis abuelos, con mis abuelos. Ese año lo logré de octubre a
febrero, que me volví a La Plata y comencé a trabajar de vuelta en el mismo trabajo que estaba mi vieja, que era en
un country, que era en casa de familia. Ahí empecé de nuevo periodismo y ya no terminó, o sea no lo dejé nunca.
Desde que comencé a estudiar había horarios de 5 a 11 de la noche, en esa época el periodismo estaba más en el centro
de la ciudad así que funcionaban las materias de 5 a 11 de la noche, ahora solo existe hasta las 9 de la noche porque
está en el bosque, en un lugar más alejado. Y bueno, iba y venía en bicicleta desde los 17 a los 27 años. Y bueno,
estudié desde el 2003 o 2004 hasta el 2009, que terminé casi de cursar todas las materias, de 5 a 11 de la noche y en
el 2007 entré al Estado a trabajar en el Ministerio de Gobierno.

En 2007 ingresé al estado, yo le había pedido un trabajo en blanco al dueño de la casa en la que trabajaba, porque mi
abuelito, que estaba en Argentina en ese momento, estaba muy enfermo y yo quería que él tenga obra social para que
no lo internen en el neuropsiquiátrico público, que es tremendo acá, entonces mi jefe me consiguió ese trabajo y desde
ese momento bueno a seguir trabajando, yo lo consideré siempre como una beca porque consideraba que por los
trabajos que había tenido antes era un trabajo súper liviano de pocas horas y que te pagaban muy bien.

Terminé de cursar más o menos total en el 2011-2012 y finalmente después me aboqué por ahí a formar una familia,
tener una hija, me compré un terreno, entonces hicimos, mi papá hizo la casa, entonces trabajaba doble, trabajé de
docente más o menos hasta el 2015 que nació mi hija. Y desde el 2015 siempre alguna cosa vendo, así que siempre
tengo dos trabajos. Pero ya me aboqué más a ella y en el 2016 o 2017 ya me separé de su papá, entonces me mudé al
centro de La Plata y ahí en 5 años logré terminar la facultad, que básicamente me faltaba rendir algunas materias y
hacer la tesis y terminar el profesorado en comunicación social, que son como 8 materias más, son pedagógicas y
estudiar por ahí otras cosas que me interesaban, más tipo posgrado o especializaciones porque me aboqué esos 5 años
a estudiar, nada más que estudiar. Del 2018 al 2021 terminé de rendir las materias y di la tesis para recibirme.

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