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RESEÑAS

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Slee, R. (2012). La escuela extraordina- por esto, que, dada la facilidad con la
ria. Exclusión, escolarización y educa- que se alude a la educación inclusiva,
ción inclusiva. Madrid: Morata. el Cermi eligiera el lema «Por una es-
cuela inclusiva real y eficaz» como tema
Los tiempos que vivimos, poco pa- de su manifiesto anual con motivo del
recidos a los pasados, nos obligan a re- día internacional de las personas con
flexionar sobre las prácticas educativas discapacidad en el año 2010.
que se llevan a cabo en los centros edu- Estas exigencias no se pueden
cativos. No valen las rutinas de siempre ocultar bajo la «verborrea académica»
ni las innovaciones superficiales que sobre la educación inclusiva que, como
apenas tienen en cuenta los problemas Slee apunta, «no favorece ni a la causa
reales que afectan a los alumnos y a ni a los académicos». La expresión con-
las personas que les atienden. Precisa- fusa y la jerga disminuyen el potencial
mente los recortes en derechos socia- y el carácter del debate público (p. 16).
les, sanitarios y educativos afectan con Precisamente Slee (2001: 137-138) ya
mayor contundencia a los que menos había apuntado la «endeblez» concep-
recursos tienen, lo que compromete de tual» del término «necesidades educati-
forma profunda su desarrollo personal vas especiales» de Warnock, que impli-
y social. En este sentido, las reflexio- có una oportunidad discursiva para la
nes críticas aportadas por Roger Slle industria de la educación especial de
en el libro que aquí se reseña, sobre dirigirse más directamente a las aulas
la exclusión, la escolarización y la edu- ordinarias y administrar a un número
cación inclusiva, pueden ayudarnos a creciente de alumnos «deficientes» o
repensar la práctica inclusiva desarro- con necesidades educativas especiales.
llada en los centros. El discurso de la educación especial se
Porque la educación inclusiva exi- había puesto el traje retórico de la inte-
ge un compromiso mayor de lo que a gración e inclusión, señalaba entonces.
simple vista puede parecer. Su plantea- Hoy se utilizan otros términos a los que
miento parece sencillo, pues se trata se puede aplicar la misma reflexión,
simplemente de respetar el derecho a pues más allá de las justificación retó-
la educación que tienen las personas, rica, se traducen también en prácticas
más allá de sus limitaciones. Sin em- excluyentes que alimentan diferentes
bargo, su desarrollo plantea no pocos intereses, incluidos los mercantiles.
interrogantes que cuestionan nuestras No vendrá mal recordar la De-
experiencias y saberes, tan anclados en claración Universal de los Derechos
un modelo educativo excluyente. La Humanos que ofrece un programa de
cultura que nos envuelve, la formación acción que la educación no puede ol-
recibida, la política educativa vigente, vidar. Porque resulta imprescindible
entre otros factores, conforman una partir del derecho a la educación para
dura costra que oculta la segregación entender la llamada «educación inclusi-
de las personas con menos recursos, in- va», que no es otra cosa que el derecho
cluso dentro de los centros educativos a la educación de las personas que tie-
considerados «inclusivos». Se entiende, nen alguna dificultad física, psíquico o

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social. De lo contrarío, la inclusión se Se trata, en definitiva, de ofrecer ese


convierte en una pátina que mantiene conjunto de recursos que permitan a las
la exclusión de siempre, aunque de de personas afectadas con una discapacidad
una forma mas refinada al ser menos poder disfrutar de una calidad vida acor-
visible y ocultarse tras una jerga más de con la sociedad en la que vive. Este
comprensiva y acogedora. planteamiento se refuerza en la Declara-
Precisamente, como Mayor Zara- ción de Salamanca (Unesco, 1994) cuan-
goza (2001) sostiene, el gran reto del do sostiene como principio rector:
siglo XXI en una perspectiva cultural
las escuelas deben acoger a todos
y social, es que la educación llegue a
los niños, independientemente
todos y que, favoreciendo un proceso de sus condiciones físicas, inte-
de formación continua, sea realmente lectuales, sociales, emocionales,
un instrumento de integración social y lingüísticas u otras. Deben acoger
de adaptación dinámica a los escena- a niños discapacitados y niños
rios cambiantes que compone la so- bien dotados, a niños que viven
ciedad de la información. Se trata, se- en la calle y que trabajan, niños
gún él, de superar el apartheid escolar de poblaciones remotas o nóma-
y universitario, en plena expansión, das, niños de minorías lingüísti-
y reconstruir la educación como pro- cas, étnicas o culturales y niños
de otros grupos o zonas desfavo-
yecto ciudadano de formación cívica y
recidos o marginados.
de igualdad efectiva de oportunidades
para todo el mundo. ¿Quién no está de Estamos, pues, ante una tarea
acuerdo con estos planteamientos? Sin compleja que no puede resolverse sólo
embargo, todos los datos apuntan ha- en la escuela y desde la escuela. Habrá
cia un retroceso real, donde la inequi- que considerar otros ámbitos de actua-
dad, el abandono y fracaso escolar, la ción que permitan a los educadores
marginación y la pobreza aumentan contribuir a esa formación orientada a
en este mundo convulso que nos ha que todos los niños, con sus diferen-
tocado vivir. cias, ocupen en la sociedad el lugar al
Los fines y metas de la educación que tiene derecho. En este sentido, la
son esencialmente los mismos para to- educación inclusiva no se desentiende
dos, en tanto que las técnicas exigidas de la familia, de los medios de comuni-
para ayudar al progreso individual de cación social, del mundo laboral ni de
algunos individuos puedan diferir, se- la opinión pública ni de cualquier otro
ñala la Unesco (1979) en su informe fi- elemento que pueda apoyar o limitar
nal de la reunión de sus expertos sobre la calidad de vida de estas personas. La
educación especial. Es lo que precisa- educación inclusiva no se podrá desa-
mente destaca la educación inclusiva. rrollar en los centros, de forma real y
Se pretende pasar del sujeto deficiente eficaz, si no se lucha contra la exclu-
como objeto de compasión y asistencia sión que existe dentro y fuera de ella,
caritativa a la proclamación de sus dere- como apunta Slee. En este sentido, en-
chos como persona y como ciudadano, tiende como cuestiones de «primer or-
en todos los órdenes de la vida social. den» a tener en cuenta:

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• ¿Qué es la exclusión? nueva lógica cultural» que implica a


• ¿Quién está dentro y quién está toda la comunidad educativa y toda la
fuera? sociedad.
• ¿Cómo ocurre esto? Para la Conferencia Internacional
• ¿Cómo aprendemos a reconocerlo, (2010) celebrada en Madrid sobre la
exponerlo y desmontarlo? educación inclusiva, ésta requiere po-
• ¿Inclusión en qué? líticas tendentes a que todos los ciu-
dadanos reciban una educación de
Estas preguntas y otras que pue-
calidad, con equidad y excelencia, así
dan surgir al hilo de las planteadas nos
como disponer de los recursos necesa-
llevan a cuestionar muchas de nuestra
rios (económicos, humanos, didácticos,
creencias y prácticas. Slee apunta con
técnicos y tecnológicos) para que los
firmeza:
centros ofrezcan respuestas que con-
las reformas que abrazan la prác- duzcan al éxito de todo el alumnado,
tica y la retórica de la inclusión con independencia de sus condiciones
social, la construcción de la dis- personales, sociales, económicas, cul-
capacidad, la ciudadanía demo- turales, geográficas, étnicas o de otra
crática, la igualdad y la excelencia índole. Se debe asegurar la educación
que hacen que todos y cada uno inclusiva con calidad, equidad y exce-
de los niños sea importante, la lencia, haciendo efectivos los princi-
evaluación para el aprendizaje y
pios de igualdad de oportunidades, no
la excelencia en la enseñanza y el
aprendizaje necesitan la crítica y
discriminación y accesibilidad univer-
el análisis antes de construir res- sal. Todos ellos son principios comple-
puestas. Requieren una inteligen- mentarios e inseparables.
cia social que abrace los contextos ¿Dónde quedan estas declaracio-
y cree nuevos bloques constructi- nes en la práctica?, ¿cuál es la realidad
vos (p. 31). inclusiva en los centros educativos? Vivi-
mos en una sociedad en la que la exclu-
Por esto, la educación inclusiva sión tiene cada día mayor protagonis-
exige un cambio social y cultural, que mo, lo que no deja de manifestarse en
ha de afectar sobre todo a los profe- la escuela. Por esto, como sostiene Slee,
sionales que toman decisiones en re- las escuelas debieran ser espacios para
lación con las personas como son los el aprendizaje de la democracia. Pero
educadores y profesionales de los ser- ¿cómo conseguir esta meta? El libro de
vicios sociales, sanitarios y jurídicos, Slee puede ayudarnos a una reflexión
pero también los periodistas, los eco- profunda sobre las exigencias de la edu-
nomistas, los urbanistas, los políticos, cación inclusiva. En no pocas ocasiones,
etc. La educación inclusiva será facti- la práctica educativa cotidiana no deja
ble cuando la sociedad en su conjun- de ser excluyente de los alumnos con
to no sea excluyente. La filosofía de dificultades. Y es aquí donde conviene
la inclusión, más que un nuevo mo- superar tópicos y rutinas para analizar
delo de organizar los servicios en la sin miedo ni complejos esas raíces pro-
educación especial, representa «una fundas de la discriminación y la ex-

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clusión tan enraizadas en el sistema inclusiva es parte de la lucha general


educativo actual. En este sentido, Slee contra el fracaso y la exclusión, dentro
recuerda el problema de la pobreza y del cambio cultural y del compromiso
otros elementos relacionados con la político por un mundo más justo.
exclusión. Son cuestiones que hoy, en En consecuencia, debemos ser
tiempos de recortes en los derechos muy conscientes del mundo en que
básicos, adquieren un relieve especial, vivimos y desentrañar la indiferencia
pues son las personas con limitaciones colectiva, temas tratados en sendos ca-
quienes más sufren sus consecuen- pítulos. En esta línea, Slle plantea cómo
cias, tanto directamente por la falta la gente desarrolla, impone, supervisa
del apoyo a su pleno desarrollo como y protege las barreras económicas, so-
indirectamente, por las carencias que ciales y culturales que designan y des-
pueden sufrir sus familias y el entorno cartan al mismo tiempo a las personas.
en el que viven. En la construcción tanto de la inclusión
Por esta razón Roger Slee sostie- como de la exclusión operan dos me-
ne que tenemos que lograr una mejor canismos que se complementa:
comprensión de la exclusión, de los
• Las ideas preestablecidas y,
fundamentos de la división entre la
• los conocimientos e intereses pro-
educación ordinaria y la especial, y de
fesionales.
la reforma escolar como precondición
para una escolarización más inclusiva El mapeo de la exclusión sirve,
en el futuro. La escolarización debe ser como el mismo autor señala, para exa-
un aprendizaje en democracia y la in- minar los fundamentos de la educación
clusión es un prerrequisito de una edu- inclusiva. Porque «asumir el acuerdo
cación democrática. sobre la educación inclusiva sin estipu-
La aportación de Slee se apoya lar sus significados y las consecuencias
en investigaciones, en innovaciones de estos distinto significados ha sido,
prácticas, en el análisis de las políticas en realidad, su perdición» (p. 32). La
educativas de diferentes países y en la educación inclusiva comienza, pues,
bibliografía más actual del momento. por el reconocimiento de las relacio-
Ayuda así a comprender de una mane- nes sociales desiguales que producen
ra más global los procesos de exclusión exclusión. No se puede reducir a una
y apuesta por una concepción más in- lista de políticas, estrategias y recursos.
novadora y decidida de la educación Y, en estos nuevos tiempos, también
inclusiva y por un compromiso con «hace falta un análisis que nos invite a
una auténtica reforma escolar que deje transcender las luchas entre lo especial
de lado las antiguas divisiones entre y lo ordinario, dado que ninguna de las
escuelas ordinarias y escuelas especia- dos situaciones se está desenvolviendo
les. La educación inclusiva, en conse- bien» (p. 31).
cuencia, exige cambios decisivos en la Slee denuncia, por esto, la pasivi-
profesión docente, en los modelos de dad política y las contradicciones en las
enseñanza y aprendizaje y en las prác- que están implicados: los gobiernos neo-
ticas de escolarización. La educación liberales hablan de formar ciudadanos

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flexibles y adaptables para que se con- • La educación inclusiva reconoce


viertan un ciudadanos globales y res- que el lenguaje es un instrumento
tringen las opciones mediante un es- de poder y trata de restaurar y en-
tricto curriculum nacional tradicional, carnar un vocabulario de de derc-
enfatizan los aprendizajes autónomos y chos y justicia en la educación.
desprecian la función de los errores (o • La educación inclusiva emplea un
del fracaso) en el aprendizaje, instan a conjunto exhaustivo de metodo-
la creatividad y cosifican la uniformi- logías y herramientas de investi-
dad y la estandarización, proclaman la gación para estudiar la compleja
excelencia educativa cuando en reali- estructura y los problemas de la
dad la traducen en una tabla de com- exclusión, así como las formas de
paración internacional que a menudo superar sus nocivas influencias.
no respeta la especificada cultural y el • La educación inclusiva facilita una
contexto geopolítico (pp. 20-21). visión diferente de la educación
Así que el autor del libro nos invi- en cuanto aprendizaje democrá-
ta a considerar otras posibilidades para tico para construir comunidades
conseguir una escuela diferente, esa sostenibles.
escuela extraordinaria a la que alude
La realidad puede transformarse,
el título. La escolarización debería ser
convirtiendo los proyectos «inéditos via-
un aprendizaje hacia la democracia y la
bles» en concreciones históricas(Freire,
inclusión, un prerrequisito para la edu-
2001). Pero como la tarea no es cómo-
cación democrática. Explorar el futuro,
da y sin conflictos, se puede predecir la
tema al que dedica el último capítulo,
oposición no sólo de los responsables
«depende de una cuidados interpreta-
de la industria de la educación especial
ción del presente». Pero cauteloso ante
y de los gestores de la integración, sino
los peligros de la futurología, Slee sólo
incluso de los «los padres que temen
describe iniciativas internacionales de
algún tipo de amenaza a la seguridad
reforma en contextos muy divergentes,
de sus hijos» (Slee, 1998). No ha de ex-
examina sus fundamentos conceptua-
trañar, por tanto, que los educadores
les y hace propuestas para reconocer
también se opongan, anclados no po-
y acabar con la exclusión como pro-
cas veces en la rutina y la comodidad.
greso hacia forma de educación más
Y que los políticos y los «expertos», tan
inclusiva. Y desde estos planteamiento,
pendientes de las comparativas inter-
presenta cuatro grandes proposiciones
nacionales, no quieran en la práctica
como «estímulo para el debate, la apli-
saber nada de estas cuestiones.
cación o el rechazo en la lucha para
La educación inclusiva, como nos
derribar las formas de la exclusión en
dice Slee, nos invita a todos a pensar
la educación establecidas y en desarro-
sobre la naturaleza del mundo en que
llo» (p. 222):
vivimos, el mundo que preferimos y
• La educación inclusiva declara su nuestro papel en la configuración de
compromiso para identificar y aca- ambos. Después, vienen las cuestio-
bar con la exclusión educativa. nes técnicas sobre la investigación, los

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recursos, el currículum, la pedagogía, Nadie quedará indiferente con su


la evaluación y las ecologías de la es- lectura si se deja interrogar por las do-
cuela y el desarrollo humano (p. 33). cumentadas reflexiones de Roger Slee,
Se entiende así el reto que el autor nos al mismo tiempo que contrasta sus
lanza al final de su libro, que puede aportaciones con la realidad en la que
servir de síntesis de las aportaciones de vive y con sus prácticas educadoras. La
este comprometedor libro: educación inclusiva no es posible sin
un profundo compromiso social.
queremos que se reconozca la
exclusión y estamos decidimos a
acabar con ella, pero sabemos que Referencias
la tarea nos condena o nos privi-
legia con una vida de vigilancia. Freire, P. (2001). Pedagogía de la indigna-
Todos debemos participar en ello ción. Madrid: Morata.
y esto creará dificultades, luchas, Slee, R. (1998). Las clausulas de condicio-
tensiones y nuevas relaciones pro- nalidad: la acomodación «razonable»
ductivas. ¿Somos capaces? Solos del lenguaje, en L. Barton (dir.). Dis-
no. No lo estamos (p. 249). capacidad y sociedad (pp. 139-158).
Madrid: Morata.
Estamos ante un libro que puede Slee, R. (2001). «Organizaciones muy sol-
servir tanto a paganos como a cre- ventes y alumnos insolventes. La po-
yentes en la educación inclusiva. La lítica del reconocimiento», en R. Slee;
G. Weinwr y S. Tomlinson (dirs.). ¿Efi-
abundancia de datos y la riqueza de
cacia para quién? Crítica de los movi-
las reflexiones que aporta, invitan a mientos de las escuelas eficaces y de
unos y otros a pensar sobre las de- la mejora escolar (pp. 135-154). Ma-
cisiones a tomar sobre la educación, drid: Akal.
de acuerdo con la visión personal del
mundo y el papel que cada uno pue- Amando Vega
de desempeñar. amandovega@telefonica.net

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