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Journal of Occupational Science

ISSN: 1442-7591 (Print) 2158-1576 (Online) Journal homepage: http://www.tandfonline.com/loi/rocc20

Inclusión escolar, marginación y apartheid


ocupacional: Análisis de las políticas educativas
Chilenas

Marcela Apablaza

To cite this article: Marcela Apablaza (2018): Inclusión escolar, marginación y apartheid
ocupacional: Análisis de las políticas educativas Chilenas, Journal of Occupational Science, DOI:
10.1080/14427591.2018.1487260

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JOURNAL OF OCCUPATIONAL SCIENCE
https://doi.org/10.1080/14427591.2018.1487260

Originally published as: Apablaza, M. (2018). Inclusion in education,


occupational marginalization and apartheid: An analysis of Chilean education
policies. Journal of Occupational Science. doi:10.1080/14427591.2018.1487259

Inclusión escolar, marginación y apartheid ocupacional: Análisis de


las políticas educativas Chilenas
Marcela Apablaza
a
Universidad Austral de Chile, Facultad de Medicina.

RESUMEN ARTÍCULO HISTORIA


Se presenta un estudio de caso que analiza la operación de la política de 23 de mayo de 2018
inclusión escolar chilena y su relación con la injusticia ocupacional. Se
emplea la etnografía postestructural como estrategia de aproximación al PALABRAS CLAVE
Inclusión; Políticas
campo y los estudios de gubernamentalidad y el análisis político del educativas; Injusticia
discurso como perspectivas de análisis. En un escenario educativo ocupacional;
neoliberal, bajo una racionalidad de accountability, se distingue que lo Gubernamentalidad; Análisis
problemático persiste, por un lado, en la ontología del déficit y, por otro, político del discurso
en las tecnologías asociadas como son, la evidencia y el diagnóstico. La
mentalidad de gobierno develada es el interés sobre la eficacia de los
recursos, donde el dominio de los discursos económicos se articula en
una relación productiva con los discursos de inclusión. Se concluye que,
esta racionalidad hegemónica, mantiene una vigencia poco cuestionada
sobre los discursos de normalidad/diferencia y sobre el cual se erigen
prácticas educativas que configuran situaciones de marginación y
apartheid ocupacional.

Este artículo explora la relación entre las políti- escolar, basado en el enfoque de ‘acción afirma-
cas chilenas de inclusión escolar y formas tiva’ (MINEDUC, 2005).
específicas de injusticia ocupacional. Se proble- Sin embargo, resulta problemática la manera
matizan las tensiones entre el paradigma hege- en la que se ha elaborado el problema de la polí-
mónico de inclusión escolar que sostienen las tica sobre los asuntos de inclusión. El énfasis en
políticas actuales y las perspectivas críticas con- la carencia (desde donde se abordan las políticas
temporáneas enmarcadas en un sistema educa- de clase social) o en el déficit (en referencia a
cional, sustentado este último en principios políticas de género o discapacidad), invisibilizan
neoliberales en su financiamiento y administra- los discursos esencialistas sobre los sujetos que la
ción (Bellei, 2015; Carrasco, 2013b). política dice representar. De esta forma, las polí-
En Chile, a fines del siglo XX, los discursos de ticas afirmativas perpetúan una centralidad ficti-
inclusión fueron introducidos en el contexto cia y una marginalidad exteriorizante –que en su
educativo (Godoy, Meza, & Salazar, 2004), a par- cotidianeidad– configuran subjetividades cate-
tir de los lenguajes de educación especial y de gorizadas como ‘diferentes’ ‘otros’ ‘diversos’, en
Necesidades Educativas Especiales (NEE) contraposición a un grupo social que mantiene
(Booth & Ainscow, 2000), en respuesta a las y reafirma a su vez, una posición de privilegio,
demandas de movimientos sociales de personas bajo categorías de ‘normal’, ‘hombre’, ‘blanco’,
en situación de discapacidad. Bajo este escenario, al cual denominaré discursos de normalidad
se elabora un marco normativo de inclusión (Matus & Rojas, 2015).

CONTACT Marcela Apablaza marcela.apablaza@uach.cl


© 2018 The Journal of Occupational Science Incorporated
2 M. APABLAZA

El campo académico principalmente, ha estu- Analizar la política de inclusión en tanto dis-


diado los fenómenos de inclusión escolar desde curso (Ball, 1993; Pereira & Whiteford, 2013), es
la disciplina de la educación, siendo escasamente decir, en su materialidad, nos permitirá profun-
explorado por las ciencias de la ocupación. Espe- dizar en el marco de justicia ocupacional (Gupta,
cíficamente, en la literatura se pueden hallar 2016) y su relación articulada con formas espe-
investigaciones sobre las percepciones de profe- cíficas de injusticia ocupacional (Whiteford
sionales y personas en situación de discapacidad et al., 2017), elucidando sus condiciones de pro-
respecto de las temáticas de inclusión (Asbjørn- ducción y las micro prácticas que derivan, com-
slett, Engelsrud, & Helseth, 2015; Mu et al., prendiéndolas como un continuum (Popkewitz
2010), constatando los avances u obstáculos en & Lindblad, 2000), donde la pretensión de justi-
el contexto escolar (Ekelman, Bazyk, & Bazyk, cia siempre estará sostenida bajo las formas exis-
2012; Palma et al., 2016) o la contribución disci- tentes de injusticia ocupacional.
plinar a los procesos de inclusión (Pereira, 2012). Más aún, comprender la política como dis-
Desde las ciencias de la ocupación, las investiga- curso, supone asumir el carácter ontológico de
ciones se orientan a estudiar los significados de lo político en la configuración social, donde dis-
inclusión en función de la cultura (Iwama, curso y lo social son términos que se superponen
2004), de la metodología empleada para investi- (Buenfil, 2011). Visto así, esto permitirá a los
gar dichos fenómenos (Pereira, 2014), en un sen- cientistas ocupacionales analizar desde otros
tido amplio y no restringido al espacio escolar lugares la manera en la que son comprendidas
(Pereira & Whiteford, 2013; Whiteford, Town- las diferencias sociales y de esta forma hacer vi-
send, Bryanton, Wicks, & Pereira, 2017). sible las implicancias que tienen los distintos
Pese al desarrollo del campo, raramente se ha paradigmas de inclusión escolar y la forma en
puesto atención sobre las condiciones que confi- que estos discursos se articulan en un sentido
guran y producen que grupos sociales específicos productivo o dislocador.
sean categorizados como objeto de inclusión o En este sentido, la noción de diferencia
en situación de exclusión. Específicamente empleada se sustenta en corrientes onto-episte-
desde el marco de justicia ocupacional, Hammell mológicas feministas, comprendidas como una
y Beagan (2017) han sido críticas sobre el escaso construcción cultural, que lejos de ser naturales,
desarrollo académico en el campo, cuestionando se configuran como parte de relaciones discursi-
los usos acríticos de los conceptos, los cuales cre- vas, por tanto, de poder, que producen ciertas
cientemente han sido incorporados como regí- subjetividades (Baez, 2004; Lauretis, 2000).
menes de verdad. Si bien se pueden hallar La relevancia de este artículo para la ciencia
algunos estudios, que analizan los efectos de las de la ocupación y para el marco de justicia ocu-
políticas y su impacto en la injusticia ocupacio- pacional, se centra en desentramar las micro
nal (Whiteford et al., 2017; Zeldenryk & Yal- prácticas y micro políticas en las que se confi-
mambirra, 2006), la articulación entre políticas guran ciertas formas de injusticia ocupacional
educativas, inclusión-exclusión y justicia-injusti- más allá del sujeto/individuo (Farias & Rudman,
cia ocupacional, desde una mirada crítica, ha 2016). Es decir, interesa problematizar las condi-
sido escasamente estudiada. ciones de producción que sostienen dichas for-
A partir de la pregunta ¿cómo se producen los mas de injusticia ocupacional a partir de la
discursos de diferencia en la operación de la operación de la política de inclusión escolar,
política educativa chilena?, me propongo desa- que a su vez pone a circular discursos hegemóni-
nudar la relación entre inclusión escolar y for- cos respecto de los asuntos de inclusión-exclu-
mas específicas de injusticia ocupacional: sión (Hammell, 2011). Asimismo, interesa
marginación y apartheid ocupacional. Bajo la visibilizar aquellas formas de resistencia que
perspectiva de gubernamentalidad y análisis articulan justicia e injusticia ocupacional, en un
político del discurso (APD), interrogaré la polí- campo donde los asuntos de inclusión han sido
tica de inclusión escolar con foco en las raciona- relevados como principios clave de la educación
lidades de gobierno, sus tecnologías y efectos que del siglo XXI (Ainscow & Miles, 2008; Ainscow
subyacen a la operación de la política. & Sandill, 2010).
JOURNAL OF OCCUPATIONAL SCIENCE 3

Para ello, organizo el artículo en tres sec- Contrariamente, se denomina injusticia ocupa-
ciones. Inicialmente, precisaré algunas nociones cional a cualquier forma de restricción en su par-
teóricas vinculadas a inclusión y justicia ocupa- ticipación ocupacional debido a factores
cional. En un segundo momento, presentaré sociohistóricos y contextuales (Durocher, Gib-
algunas aproximaciones metodológicas necesa- son, & Rappolt, 2014) que desde una perspectiva
rias para el análisis. Y finalmente, analizaré la crítica, se asume como un asunto de relaciones
política de inclusión a partir de los lenguajes de poder (Galheigo, 2011; Hammell, 2015; Nils-
de NEE y problematizaré la relación entre son & Townsend, 2010; Whiteford et al., 2017).
inclusión/exclusión y formas específicas de Específicamente el sistema educacional chi-
injusticia ocupacional en el contexto escolar leno, dada su estructura y lógica de administra-
chileno. ción y financiamiento, es uno de los
componentes clave que permiten analizar distin-
tas formas de injusticia ocupacional. Este sis-
Inclusión Escolar y Justicia
tema marcado por principios neoliberales y de
Ocupacional
derecho, cuyo énfasis se centra en la competen-
En los últimos cuarenta años, los discursos de cia por los recursos y en la responsabilización de
inclusión han cobrado mayor relevancia tanto las escuelas por los resultados (accountability)
a nivel social como político (Pereira & White- (Carrasco, 2013a), conforma un campo restric-
ford, 2013). Bajo los principios de igualdad y jus- tivo para el desarrollo de una política de
ticia social (Booth & Ainscow, 2000), los países inclusión escolar (MINEDUC, 2015b).
han elaborado un conjunto de políticas orienta- Ciertamente, en este sistema educativo, pode-
das a resolver problemáticas de desigualdad mos distinguir algunas tecnologías de gobierno
social, conforme a lineamientos propuestos por que contraponen las perspectivas de derecho
organismos internacionales como la UNESCO, que la política de inclusión sostiene: 1) un curri-
la OCDE y el Banco Mundial (Rizvi & Lingard, culum nacional basado en estándares, 2) un
2013). fuerte componente de accountability 3) un
Particularmente, los Estados, a través de sus examen nacional para la medición de los resulta-
políticas de inclusión escolar y de discursos vin- dos escolares. Estos tres artefactos, en su interre-
culados a las diferencias, buscan responder a las lación generan efectos que configuran diversas
demandas educativas de ciertos grupos sociales formas de injusticia ocupacional, pues su preo-
categorizados como desventajados, en función cupación por alcanzar los resultados esperados
de su situación de exclusión y marginalización para obtener financiamiento, coapta a las escue-
ligadas a la participación social, económica y/o las a generar prácticas y micropolíticas de exclu-
política (Galheigo, 2006; Popkewitz & Lindblad, sión que desde una perspectiva de justicia
2000; Slee & Allan, 2001). funcionan como formas de injusticia
De este modo, la inclusión es comprendida ocupacional.
como una construcción política, cuyas premisas Actualmente, desde el marco de justicia ocu-
apuntan al reconocimiento del individuo como pacional, se han descrito cinco formas específi-
un sujeto de derechos (Pereira & Whiteford, cas de injusticia ocupacional: deprivación
2013), que requiere recursos y oportunidades ocupacional, desequilibrio ocupacional, aliena-
para participar de forma autónoma en su comu- ción ocupacional, marginación ocupacional
nidad (Booth & Ainscow, 2000). (Townsend & Wilcock, 2004b) y Apartheid ocu-
Estrechamente vinculado a la noción de pacional (Kronenberg & Pollard, 2006). Si bien,
inclusión, el marco de justicia ocupacional, si la política de inclusión escolar puede ser anali-
bien reconoce a los individuos como seres ocu- zada desde cada una de ellas, en esta investiga-
pacionales con potencialidades y particulari- ción nos centraremos en las dos últimas:
dades (Townsend & Wilcock, 2004a, 2004b; marginalización y apartheid ocupacional.
Wilcock & Jakobsen, 2001), enfatiza en las con- Marginalización ocupacional, ha sido
diciones sociopolíticas que posibilitan y delimi- definida como una forma de exclusión, que
tan sus oportunidades de participación como opera bajo la invisibilidad de acuerdos, expecta-
sujeto de derecho (Durocher, 2017). tivas y/o convenciones culturales y sociales que,
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en su naturalización, delimitan y restringen la experiencia o en la vivencia de los individuos,


participación ocupacional de ciertos sujetos estaría dado por la materialidad de la política.
(Durocher et al., 2014), en su ejercicio de Bajo esta premisa, esta investigación fue
poder (Guajardo, Kronenberg, & Ramugondo, desarrollada sobre una perspectiva metodológica
2015; Whiteford et al., 2017). Un ejemplo de ecléctica que articula una base onto-epistemoló-
ello, son los efectos de las políticas de inclusión gica sustentada sobre teorías feministas para la
escolar sobre la trayectoria de estudiantes con elaboración del objeto de estudio (Britzman,
NEE, quienes exponen reiteradas formas de dis- 1995; Scott, 1994); una ‘caja de herramientas’,
criminación tanto por sus pares, como por sus conformada por dos perspectivas de intelección
profesores, impactando negativamente en sus puestas en diálogo: los estudios de gubernamen-
elecciones ocupacionales (Castignani, López, talidad (Rose, 1990; Rudman & Huot, 2013) y el
Espinosa, & Pavez, 2014). APD (Laclau, 1993) y finalmente, una forma de
Apartheid ocupacional se refiere a formas de aproximación al campo de estudio basada en la
exclusión y segregación mediante la restricción etnografía del dispositivo (Sisto & Zelaya, 2013).
o negación de la participación ocupacional, Particularmente, la etnografía del dispositivo
basadas en marcadores de identidad (raza, gé- nos permitirá analizar la política como un
nero, discapacidad, entre otros). Dicha exclu- actor que agencia nuevas relaciones y configura-
sión, opera bajo formas institucionales, ciones, no sólo a nivel del individuo, sino tam-
políticas y sociales, legitimadas e instaladas que bién a nivel institucional (Sisto & Zelaya,
producen y sostienen una estructura social 2013), pues comprender la política como dispo-
basada en grupos que gozan de un estatus de pri- sitivo, nos posibilita asumirla en su complejidad,
vilegio por sobre ‘otros’ que ocupan un lugar de heterogeneidad y contingencia (Prodinger &
subalternidad (Kronenberg & Pollard, 2006). Turner, 2013).
Ejemplo de ello, son las antiguas (y aún vigentes) Inspirada en investigaciones de autores desde
escuelas especiales, modalidad educativa dirigida la ciencia ocupacional como Prodinger y Turner
exclusivamente a estudiantes que por su situa- (2013); Rudman, Cook, y Polatajko (1997), así
ción de discapacidad no pueden acceder o ben- como de otras disciplinas (Bacchi, 1999; Braun,
eficiarse idóneamente del sistema educativo Ball, & Maguire, 2011; Sisto & Zelaya, 2013),
común (MINEDUC, 2005). propongo analizar el dispositivo de la política
de inclusión, con foco en tres componentes
que detallo a continuación y a partir de los cuales
elaboro el material de análisis:
Consideraciones Metodológicas
Presento resultados parciales de mi investigación 1) ‘Políticas de Inclusión Chilena’: Se seleccio-
de tesis doctoral (Apablaza, 2016) que desde una naron ocho documentos centrales y quince
perspectiva foucaultiana, se centra en los discur- documentos secundarios. Específicamente:
sos como objeto de análisis. Entiendo por discur- Ley 20.422 (MIDEPLAN, 2010), Ley
sos las prácticas que forman los objetos que 20.201, Ley General de Educación 20.370
nombran (Foucault, 2011) y desde la ciencia (MINEDUC, 2009b), Decreto 83/2015
ocupacional, como configuradores de posibili- (MINEDUC, 2015), Ley de Inclusión Escolar
dades o barreras para la participación ocupacio- 20.845. Política Nacional de Educación
nal (Rudman, 2013). Esto nos conducirá a Especial (MINEDUC, 2005b), Decreto 170
repensar la operación de la política y particular- (MINEDUC, 2009a) y Ley 20.609 de no dis-
mente la producción de las diferencias, sin cen- criminación (SEGEGOB, 2012).
trar la mirada en la experiencia del sujeto 2) Los criterios de inclusión/exclusión fueron:
‘oprimido’ o ‘subalterno’, sino más bien poner políticas, leyes, decretos y orientaciones téc-
atención en las condiciones de producción que nicas vinculadas a educación y cuyo objeto
llevan a pensar a ciertos sujetos en un lugar espe- de interés fuesen asuntos de inclusión.
cífico (de la diferencia) y a otros en un lugar de 3) Administrador de la política: Se entrevistaron
privilegio (de la normalidad) (Kumashiro, 2000). ocho administradores del departamento
Por tanto, el foco de interés más que en la municipal de educación de una ciudad del
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sur de Chile, nombrada bajo el seudónimo del Comité de Ética de la Pontificia Universidad
‘Sur Austral’ para efectos de confidenciali- Católica de Chile.
dad. Los criterios de selección fueron admi-
nistradores relacionados directamente con
programas de inclusión. Complementaria- Resultados
mente, se analizaron documentos elaborados Como resultado del análisis se identificaron cua-
internamente (programas educativos, plan tro nudos temáticos en torno a las políticas de
de trabajo, instructivos y folletos, vinculados inclusión y formas de injusticia ocupacional: El
a las políticas de inclusión). primero se refiere a las transformaciones de la
4) Escuela: Asistí regularmente a una escuela política y su vinculación con las formas de injus-
municipal de ‘Sur Austral’ durante seis ticia ocupacional. El segundo y el tercero, anali-
meses. Los criterios de selección fueron: zan el PIE y el diagnóstico como tecnologías de
autodefinirse inclusiva, programas de gobierno productora de marginalización ocupa-
inclusión en ejecución e índice de vulnerabi- cional. Y el cuarto, analiza un taller laboral como
lidad. Se emplearon diferentes fuentes de ejemplo de apartheid ocupacional.
información: Entrevistas en profundidad,
individuales y grupales, a dieciséis infor-
mantes claves (docentes, equipo técnico Transformaciones en la política de
directivo, estudiantes, coordinadores, etc.), inclusión
seleccionados por su estrecha vinculación
con las políticas de inclusión. Las entrevistas Entre las transformaciones de la política de
fueron registradas por medio de audio y inclusión, distingo tres discontinuidades, para
transcritas posteriormente. Notas de campo así visibilizar algunas formas de marginalización
de distintas actividades escolares y observa- y apartheid ocupacional.
ción de espacios y acontecimientos que, mi- En primer lugar, la normativa que introdujo
rados en un primer plano, parecían neutros las escuelas especiales a mediados del siglo XIX
o desconectados, pero con el tiempo se con- (Godoy et al., 2004). Siguiendo el marco de
virtieron en material valioso de análisis (por gubernamentalidad, la racionalidad que subyace
ejemplo: recreos, actos, reuniones, exámenes a esta política es el principio de segregación,
nacionales, clases, talleres extracurriculares, donde el problema identificado se centraba en
conversaciones de pasillos, etc.). Documentos un sujeto vinculado a un déficit biológico,
elaborados o aplicados por la escuela cuyas premisas provenientes de discursos médi-
(Proyecto educativo, plan estratégico, cos, afirmaban los principios de normalidad-
material pedagógico, normativa interna, anormalidad, pues se asumía tal condición
etc.). Y registro fotográfico, con el propósito como un padecimiento/patología. Esto trajo
de examinar artefactos visuales vinculados a como efecto, formas de participación restringi-
inclusión (murales, arquitectura del estable- das, respecto del contexto de libertad que goza-
cimiento escolar, carteles, espacios, etc.). ban aquellas personas que no “padecían” una
discapacidad. Ejemplo de ello, es el artículo 3
Estos tres componentes analizados como un dis- de la normativa de escuelas especiales:
positivo, posibilitaron comprender la política de Artículo 3°: Las personas con discapaci-
inclusión en su materialidad, específicamente dades de carácter congénito o adquiridas,
como productora de formas específicas de mar- que presenten alteraciones en sus funciones
ginalización y apartheid ocupacional. físicas, sensoriales o mentales, … tendrán
Cabe señalar que las técnicas de producción acceso a opciones educativas en los estable-
de datos utilizadas, tanto entrevistas como la cimientos educacionales especiales.
etnografía escolar, se llevaron a cabo a través (Decreto 182/1992)
de consentimientos informados de las/los parti-
cipantes donde se estipulaban los principios de Esta modalidad, aun cuando en su origen bus-
voluntariedad y confidencialidad. Asimismo, caba aumentar la participación de un grupo
esta investigación cuenta con la certificación hasta ahora excluido, se instaló como un espacio
6 M. APABLAZA

de apartheid ocupacional, pues dicha normativa En resumen, la modalidad 4 es una alternativa de


establecía la participación de forma segregada en educación especial dentro de un contexto de
función de las capacidades de los individuos, de educación regular (MINEDUC, 2013).
acuerdo al parámetro de normalidad-desviación. Por último, desde el año 2005, Chile cuenta
Una segunda transformación se produjo a con una política de Educación especial basada
comienzos de la década del ‘90, periodo en el en el principio de inclusión (MINEDUC,
que la política reorientó su mirada hacia la inte- 2015a), cuyos discursos realzan y reclaman una
gración escolar basada en principios de equidad transición paradigmática “real”, pues la persis-
(Godoy et al., 2004). Específicamente, se elaboró tencia de una mirada cultural centrada en la
una nueva modalidad de participación: Los pro- integración escolar y específicamente en las
gramas de integración escolar (PIE), permi- NEE vinculadas al déficit individual, han sido
tiendo con ello, el ingreso de las PsD a la reconocidas por los proponentes de esta cor-
educación regular. No obstante, se cauteló que riente, como factores que limitan la inclusión.
dicha transición mantuviera la distinción entre En este sentido, la política propone transitar
ambas modalidades de educación: educación desde una integración escolar centrada en el
especial (a través de los PIE y sus alumnos inte- déficit y desde el sujeto, a una educación inclu-
grados) y educación regular. En este sentido, la siva centrada en lo educativo:
problemática se reorienta, bajo la premisa de
garantizar la participación ocupacional, hacia El concepto de NEE implica una transición
una mirada centrada en la noción de discapaci- en la comprensión de las dificultades del
dad, asumiendo el carácter cultural y dinámico, aprendizaje, desde un modelo centrado en
como resultado de la interacción de condiciones el déficit, hacia un enfoque propiamente
personales/individuales (provenientes de un educativo, situando la mirada no sólo en
déficit/noxa) y de condiciones ambientales/ las características individuales de los estu-
sociales (OMS, 2001). diantes, sino más bien en el carácter inter-
Este cambio paradigmático, si bien, avanza en activo de las dificultades de aprendizaje
eliminar barreras de participación o de apart- (Extracto Decreto 83/2015, MINEDUC,
heid, mantuvo formas de demarcación de los 2015, p. 15)
sujetos, bajo la etiqueta de NEE (basada en el
diagnóstico médico). Éstas podrían ser analiza- Pese a los esfuerzos por distanciarse del lenguaje
das como nuevas formas de marginalización del déficit, la política de inclusión educativa, no
ocupacional, pues, por un lado, la participación logra superarlo, pues aun cuando se ha posicio-
ocupacional estaría supeditada a un asunto de nado en un lenguaje “neutral” e inclusivo, sus
capacidad-discapacidad, centrada en supuestos raíces biológicas provenientes de corrientes dis-
de normalidad-diferencia. Y por otro lado, se cursivas/disciplinares como la psicología y la
mantuvieron formas graduales de participa- medicina, reiteran recursivamente el lenguaje
ción/exclusión reflejadas en las distintas modali- de normalidad/diferencia, donde dicha articula-
dades (1, 2, 3 y 4), donde la tipo 1 las/los ción binaria permanece suturada y subsumida
estudiantes comparten la mayor parte de las acti- a los principios de una educación basada en
vidades con sus compañeros recibiendo apoyos estándares.
especializados en el aula común, la tipo 2 asisten Un ejemplo de ello es el sistema de identifica-
mayoritariamente a clases en aula común y reci- ción de las NEE, el cual se realiza mediante eva-
ben apoyos para asignaturas específicas en aula luaciones clínicas específicas en base a criterios
especial (sala de clases distinta a la de su curso diagnósticos de CIE10 o DSMIV, según lo con-
general) , la tipo 3 las/los estudiantes asisten la signa el Decreto 170 (MINEDUC, 2009), que
mitad de su jornada escolar en aula común y la regula el tipo de NEE que se pueden incorporar:
otra mitad en aula especial y la tipo 4, las/los Transtorno específico de lenguaje, dificultades
estudiantes asisten toda su jornada escolar en específicas de aprendizaje, discapacidad intelec-
aula especial y sólo comparten con el resto de tual, etc.
estudiantes en recreos o actividades extraordi- Para profundizar, analizaremos el diagnós-
narias, como por ejemplo ceremonias y festejos. tico, como una tecnología de gobierno que
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actuará en un triple efecto: para el Estado como escuelas del centro, hay un contraste bas-
medida de fiscalización y evidencia del buen uso tante notable … ellas seleccionan, y obvia-
de los recursos, para la Escuela, como un recurso mente, no va a quedar ningún niño con
de supervivencia económica en el campo de la NEE … No hay PIE. (Miembro Equipo
autogestión y para los individuos, como una Directivo Escuela)
marca performativa de subjetivación, vinculada
a la figura de NEE, y con ello delimitará particu- Bajo esta lógica de voluntariedad, las escuelas
lares formas de participación/marginalización e que poseen PIE, son aquellas ubicadas en la peri-
incluso de apartheid ocupacional. feria de Sur Austral, en contraposición a las del
centro de la ciudad, que han decidido no incor-
porar dicho programa y que, a la vez, emplean
El PIE al Sur Austral: Resultados v/s otras formas de selección informal (pruebas de
autogestión selección, calificaciones como requisitos de
ingreso, entre otros), gozando en consecuencia,
La política de inclusión escolar, a través del PIE, de mejores resultados, mayor prestigio y mayor
constituye un fuerte importe económico para las demanda, en comparación con las ‘escuelas de
escuelas, especialmente de dependencia munici- la periferia’.
pal, siendo muy valorada sobre todo en aquellas, Esta condición es una de las particularidades
que por razones de segregación social tienen de Sur Austral, por un lado, la necesidad de
bajos resultados, bajo prestigio y a su vez decre- mayor financiamiento en las escuelas periféricas
cimiento de matrícula, exponiéndose a un esce- para su autogestión y, por otro lado, la volun-
nario de riesgo económico (de supervivencia), tariedad del PIE como una forma de selección
ante lo cual optan por declararse “escuelas inclu- empleada por escuelas del centro. Dicha opera-
sivas”, para así mantener niveles de matrícula ción, delimita una distribución geográfica de
que les permitan autofinanciarse. Esta es la rea- las diferencias, y cuyo efecto configura las difer-
lidad de la escuela estudiada: encias sociales, subsumidas bajo una lógica de
Todo lo que, entre comillas, se omite en centralidad/periferia que, al no poner en cues-
otras escuelas [que seleccionan], llega a tión los principios neoliberales que sostienen el
este municipal. (Miembro Equipo Direc- sistema educativo, dichas políticas operan en
tivo Escuela) un sentido productivo de la misma problemática
que pretenden abordar.
Más aún, el PIE es una de las principales polí- En consecuencia, podemos afirmar que la
ticas que la administración local pone a disposi- política de inclusión, opera bajo la lógica de
ción de las escuelas, dado su importe económico reproducción y afirmación de las diferencias,
(Decreto 170). Esto se expresa en la siguiente pero no en un sentido identitario de derechos,
cita: sino en un sentido diferencial marginal, con
menores posibilidades de accionar su capacidad
El PIE, es un programa interesantísimo que de agencia y su participación ocupacional. En
atiende a los niños con NEE permanentes y este sentido, la materialidad de la política
transitorias que lo hicimos crecer este año puede ser entendida como un tipo de marginali-
en mil alumnos ¡a mil alumnos! es decir, zación ocupacional (Townsend & Wilcock,
cien por ciento y un poco más. 2004b), pues la interrelación entre prácticas
(Administrador) implícitas de selección, accountability y condi-
A su vez, pese a la importancia económica que ción socio económica, configuran formas invisi-
este programa tiene para Sur Austral, su imple- bles, pero a la vez legitimadas sobre las
mentación depende de la voluntad de cada esta- posibilidades de participación ocupacional de
blecimiento educativo. Me comenta un ciertos grupos según clase social y capacidad,
entrevistado: tal como se expone en la realidad de la escuela
Sur Austral, donde sus estudiantes tienen escasas
Hay culturas escolares distintas, por ejem- posibilidades de ingresar a las escuelas del centro
plo, si pongo en contraste ésta con algunas y a su vez, escuelas como Sur Austral, terminan
8 M. APABLAZA

con una composición de matrícula altamente caen en una superposición de discursos, en


homogénea, categorizada bajo la etiqueta de cuyo caso termina por subordinar la lógica de
‘riesgo social’ o de ‘vulnerabilidad’. mercado a los discursos de derechos, en interac-
Esta articulación entre la voluntariedad de los ción con otras relaciones discursivas (account-
PIE y el cálculo económico que subyace a la ability, matrícula, resultados, entre otros).
responsabilidad de “educar para la diversidad”, En esta lógica, el diagnóstico funciona como
nos permitirá comprender lo que quiero tensio- una tecnología de gobierno, especialmente del
nar a continuación, particularmente, la articula- resguardo de los recursos estatales, dado que se
ción productiva entre la política PIE y la emplea como requisito de regulación respecto
racionalidad neoliberal basada en el manageria- de la entrega de subvención (DECRETO 170),
lismo1, donde el diagnóstico clínico funciona bajo el supuesto de evitar malas prácticas. Bajo
como tecnología de gestión de las diferencias. este propósito, el criterio que está a la base, nue-
vamente superpone el económico por sobre el
derecho a la educación.
Managerialismo y diagnóstico: Esta relación de subordinación, se expresa
Tecnologías para el cálculo de las recurrentemente en la actuación de la política,
diferencias donde sus actores regularmente enuncian aspec-
Hay mayor fiscalización: la contraloría, la tos de orden financiero, tales como: cantidad de
superintendencia, la agencia de la calidad. cupos por tipo de NEE, contratación de horas pro-
Estamos llenos. Que falta este papel, que fesionales, registro de estadísticas-atención, com-
falta la autorización de los apoderados, pra de materiales, entre otros, los que terminan
que el informe venció hace un mes; está por desplazar los principios de derecho e incluso
lleno … pedagógicos, que la política propone.
Los diagnósticos son para conocer al estu- Asimismo, esta política si bien, promueve en
diante, esa es la indicación. Ahora que te su retórica principios de igualdad de acceso a la
han colocado un montón de papeles o educación, en su operación coapta a sus actores a
cada cierto tiempo una evaluación, asumir prácticas de selección producto de las
bueno, ahí hay unos abusos y unos excesos, interrelaciones con otras políticas basadas en
pero por justificación hay que hacerlo según una lógica de accountability. Esta forma de
la ley. (Registro notas de campo, adminis- gobierno, responde a lo que desde la guberna-
trador y actor escuela) mentalidad se conoce como desplazamiento
(Burchell, Gordon, & Miller, 1991; Lemke,
La mentalidad de gobierno apostó por una polí- 2011), donde por un lado, se sostiene una men-
tica de inclusión basada en el incentivo económ- talidad de gobierno central (Estado) basada en
ico, bajo una racionalidad de acción afirmativa los derechos de las/los estudiantes, y por otro,
determinada principalmente por el diagnóstico. se confronta con los requerimientos de compe-
Específicamente, puso a disposición de las/los tencia y de desempeño escolar (Apablaza,
administradores una subvención adicional para 2016), lo que finalmente sedimenta en acciones
financiar los apoyos que requiriesen las escuelas de autogobierno que elaboran e instalan prácti-
para las/los estudiantes con NEE: contratación cas de exclusión o de priorización respecto de
de profesionales especialistas (educadores difer- los objetivos que se enunciaban en el espíritu
enciales, fonoaudióloga, psicólogo y terapeuta de la política.
ocupacional), material didáctico y capacitación. Visto así, el objeto de gobierno para la política
Esta racionalidad, guarda consigo una articu- de inclusión, se centraría en una administración
lación contradictoria (pero no antagónica) entre calculada sobre el acceso y los resultados de la
los discursos de mercado (para incentivar el escuela, más que como posibilidad de justicia
ingreso de estudiante con NEE) y por otro, de ocupacional, donde las acciones afirmativas,
un orden identitario de derechos. Ambas rela- neutralizan parcialmente las demandas sociales
ciones de fuerza, tensionan a actores educativos de las diferencias, remitidas únicamente al
a optar por uno u otro discurso, pero sin necesi- acceso. El resultado de dicha disputa eclipsa y
dad de abandonar alguno, por lo que más bien debilita los discursos que intentan dislocar el
JOURNAL OF OCCUPATIONAL SCIENCE 9

orden actual y afirmar un contexto político/insti- pues el criterio de ingreso al taller laboral, se
tucional de injusticia ocupacional, donde se pue- emplea de manera discrecional, pues en la
den visibilizar formas de marginalización mayoría de los casos siguen incorporados en el
ocupacional, mediante el diagnóstico como tec- sistema tradicional y no ingresan formalmente
nología de gobierno. al taller laboral. Es importante agregar que esta
modalidad funciona ocasionalmente como san-
ción para estudiantes que presentan conductas
Taller laboral: Apartheid ocupacional de
desajustadas (indisciplina) y que además man-
las NEE
tienen un bajo desempeño escolar. Por tanto,
Una particularidad de la escuela estudiada llamó los criterios que la política enuncia bajo un len-
mi atención. Separado del sector de salas de guaje objetivista y neutral, se diluyen cuando
clase, se encontraba un curso “especial”, con exponemos los otros usos de la misma modali-
un letrero en la puerta, cuya leyenda anunciaba: dad, lo que me condujo a pensar en el ‘cálculo
“Taller Laboral”. de la diferencia’, donde este tipo de régimen fun-
Esta modalidad corresponde a una alternativa ciona como una tecnología de gobierno, para el
educacional para jóvenes que presentan diagnós- propósito de gestión no sólo de la diferencia vin-
tico de discapacidad intelectual moderada a culada a NEE, sino de la otredad en general.
severa y un rezago pedagógico significativo En segundo lugar, los discursos de inclusión
(MINEDUC, 1992). En esta sección quiero dis- se contraponen de un modo problemático,
tinguir tres temas centrales: 1) situar la particu- pues esta modalidad se ofrece como una alterna-
laridad del contexto en el que opera una tiva vocacional y laboral para las/los estudiantes
modalidad educativa especial al interior de una que no se benefician con el sistema regular. No
escuela regular (experiencia poco frecuente en obstante, dicha formación no contempla una
nuestro sistema educacional actual); 2) analizar validación de estudios homóloga a lo exigido
críticamente las práticas de los sujetos (estu- en la educación regular.
diantes) que asisten al taller laboral y; 3) proble- En efecto, las/los estudiantes que asisten a
matizar la inclusión/exclusión que opera en esta modalidad, egresan con un certificado de
dicha modalidad y que categorizo como apart- “capacidades funcionales”, el cual no es válido
heid ocupacional. para certificar estudios. Para ello, deben rendir
Esta modalidad concentra estudiantes, prin- un examen de nivelación. Por tanto, una vez
cipalmente con diagnósticos de discapacidad que ingresan a esta modalidad, su nivel escolar
intelectual leve, frente a lo cual bien cabe la pre- queda en un estado de ‘congelamiento’.
gunta ¿por qué establecer una modalidad educa- Por consiguiente, las/los estudiantes al finali-
tiva especial adicional, cuando la escuela posee zar su proceso educativo no contarán con un
PIE? La escuela, plantea una respuesta casi natu- certificado que acredite su nivel de escolaridad.
ral, las/los estudiantes que asisten al taller tienen En este sentido, sus posibilidades de ingreso al
cierta “capacidad intelectual” que no les permite mundo laboral se ven mermadas desde el inicio,
desempeñarse de un modo satisfactorio en una pues en la ley laboral chilena se exige como
modalidad regular. Esta forma de inclusión sos- requisito mínimo para optar a un empleo for-
tiene discursos esencialistas y centrados en el mal, certificación de enseñanza básica o secun-
déficit, por lo que aun cuando existen alternati- daria, por lo que sus posibilidades de
vas legales para que este grupo participe de empleabilidad se restringen al campo laboral
una educación regular, la escuela opta por imple- informal y por tanto se presume un futuro
mentar una modalidad exclusiva y separada para laboral incierto o en su mejor escenario,
estos estudiantes. precario.
Esta forma de apartheid ocupacional, resulta Visto así, esta modalidad especial, puede ser
problemática en dos sentidos. En primer lugar, leída como una forma de apartheid ocupacional,
esta alternativa educativa distingue entre dos pues la demarcación normada de estos estu-
tipos de estudiantes, los de la escuela ‘normal’ diantes, conforma una participación ocupacio-
y los del ‘taller laboral’. Dicha ordenación de nal oficialmente excluida del contexto
las diferencias, constata su fabricación artificial, educativo regular (Kronenberg & Pollard,
10 M. APABLAZA

2006). Más aun, aquí los discursos eugenésicos este modo, el empleo del diagnóstico como una
(Baker, 2002) tienden a agudizarse, ya no se entidad totalizante de las/los sujetos que intenta
trata exclusivamente del diagnóstico y la inscrip- representar. Al respecto, Baker (2002) enfatiza
ción subjetivada que va moldeando de una que el uso del diagnóstico como un tecnología
forma recurrente y cotidiana individuos ‘espe- de demarcación, si bien posibilitaría la atención
ciales’, sino que en este caso, se legitima el aisla- especializada y la entrega de apoyos específicos a
miento, la separación y la segregación física en los estudiantes con NEE, pone en funciona-
relación con el resto de la escuela. miento otra forma de clasificación que operaría
como un control de calidad de los estudiantes,
pues su categorización, basada en criterios clín-
Discusión
ico, operaría como una forma de control de cali-
A la luz de los resultados expuestos es evidente la dad cuyo propósito primario es el cumplimiento
forma en la que la política de inclusión escolar, de los desempeños esperados.
en su operación produce discursos de diferencia. En este sentido, la materialidad de la política,
Más aun, a partir de la relación entre la lógica de cristalizada en prácticas locales que derivan de
accountability, el enfoque de derecho y los lógicas de managerialización (el PIE como
requerimientos de un sistema educacional neo- recurso de mejora de los resultados o el diagnós-
liberal, la política sostiene una mentalidad de tico como inmunidad en el examen nacional),
gobierno focalizada sobre la eficacia de los recur- son ejemplos de condiciones de producción de
sos, superponiéndola a los discursos de marginalización y apartheid ocupacional. Estas
inclusión. prácticas traen consigo efectos que operan en
Esto resulta problemático, pues su persis- contraposición con los principios de inclusión,
tencia en la ontología del déficit tal como lo puesto que accionan nuevas formas de identifi-
señala Baker (2002), por medio del diagnóstico cación/marcación y estigmatización, selección/
como principal tecnología de subjetivación, exclusión, para calcular/gestionar las diferencias
configura formas de marginalización y en sus según el criterio de deseabilidad/no deseabilidad
micropolíticas más radicales, como apartheid en función del sistema de administración/finan-
ocupacional. En este sentido, Ramughondo ciamiento educacional.
(2015), nos insta a tomar consciencia sobre Desde este punto de vista, la política de
las dinámicas de hegemonía y específicamente inclusión educativa, ya no sólo estaría operando
sobre las prácticas dominantes que, sostenidas como una forma de marginalización ocupacio-
en el tiempo, naturalizan y perpetúan prácticas nal, sino también bajo una lógica de apartheid
de injusticia ocupacional, especialmente de ocupacional, que, si bien se elabora en un espacio
apartheid. extranormativo o distanciado del espíritu de la
Si nos centráramos exclusivamente sobre los ley, su articulación entre la racionalidad de mer-
avances de las políticas de inclusión, en la trans- cado y de accountability, trastoca los principios
formación retórica de sus discursos basados en la de justicia ocupacional. Dichas formas de mar-
justicia, o bien nos limitáramos a constatar la ginalización y apartheid ocupacional dan cuenta
brecha entre la exclusión y la inclusión, oscure- de una vigencia poco cuestionada sobre los dis-
ceríamos las microprácticas y tecnologías que cursos de normalidad/diferencia.
funcionan como condiciones reproductoras de Finalmente, a diferencia de cómo han sido
injusticia ocupacional o de formas de exclusión abordadas las formas de marginalización
social. (Whiteford et al., 2017) y especialmente la
Esta deconstrucción de las políticas de noción de apartheid ocupacional, los resultados
inclusión, permite develar los efectos que traen aquí expuestos nos orientan ya no a visibilizar
consigo la construcción del problema a partir solamente las formas de injusticia ocupacional,
de premisas identitarias, donde el sujeto (estu- sino a problematizar las condiciones que produ-
diantes con NEE) es puesto al centro de la pro- cen dichas situaciones, es decir, los mecanismos
blemática y en cuya definición se le asignan o las microprácticas que reafirman en forma
significados y cualidades que requieren singular- cotidiana los discursos de normalidad y diferen-
izar su posición en la política, legitimando de cia en sociedades neoliberales.
JOURNAL OF OCCUPATIONAL SCIENCE 11

Limitaciones como elementos clave para propiciar posibles


transformaciones. Es ahí donde la ciencia ocupa-
La principal limitación se relaciona con el
cional, en su dimensión política, puede abrir
alcance de la etnografía, efectuada en una
nuevos flujos y nuevas materialidades.
escuela. Sin la pretensión de generalizar dichos
resultados, se optó por alcanzar mayor profundi-
dad. Asimismo, el objeto de análisis más que en Nota
los individuos se centraba en la política como
1. Término derivado del anglofonismo managment.
dispositivo. No obstante, podría enriquecer los Alude a una lógica de administración empresarial
resultados la comparación con otras culturas internalizada en el espacio de la institución pública
escolares. y cuya premisa central es la eficacia de los recursos
económicos (Sisto, 2007). se incorpora nota al pie
en el texto.
Futuras Posibilidades y
Consideraciones Finales Agradecimientos
Esta investigación abre la posibilidad de analizar Esta autora desea agradecer las contribuciones de los
el ejercicio del poder desde otras formas de con- informantes involucrados en la investigación presentada
ocimiento. Específicamente, visibilizar nuevas en este artículo. En parte, este estudio se realizó como
formas de resistencia que individuos han insta- parte del trabajo de doctorado de la autora, supervisado
por la PhD Claudia Matus y respaldado por Normalidad,
lado en su cotidianeidad. Buscar en los intersti-
Diferencia y Educación (www.nde.cl). La redacción de
cios, en los puntos de fuga habitados por este artículo fue apoyada por CONICYT (Comisión
nuevos artefactos discursivos. Particularmente Nacional Chilena de Investigación Científica y Tecnoló-
la elaboración de nuevos dispositivos, como el gica), a través de la Beca FONDECYT Nº 11170479.
caso de la evidencia, los nuevos actores o las nue-
vas etiquetas, y como estos elementos agencian y
transforman nuevas formas de injusticia ocupa- ORCID
cional, pudiendo subvertir o al menos desestabil- Marcela Apablaza
izar aquellos discursos de normalidad que http://orcid.org/0000-0002-4090-0770
cotidianamente intentan hegemonizar.
Es necesario que el campo de la ciencia ocu-
Referencias
pacional atienda a nuevas racionalidades y que
genere conocimiento bajo otros paradigmas, Ainscow, M., & Miles, S. (2008). Por una educación para
especialmente que perturben a aquellos conoci- todos que sea inclusiva:¿ Hacia dónde vamos ahora.
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sus formas de resistencia. Al mismo tiempo, la 2504903
Asbjørnslett, M., Engelsrud, G., & Helseth, S. (2015).
fortaleza de esta investigación es mirar los inter- Children with disabilities engage in occupations
sticios en los que la política opera, las disconti- during a transitional phase. Journal of Occupational
nuidades, las prácticas menos evidentes, pero Science, 22(3), 320–330. doi:10.1080/14427591.2014.
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