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Inmunodeficiencias:
Tema 3. Inmunodeficiencias primarias humorales:
Las inmunodeficiencias primarias humorales (BD):
Los déficits de anticuerpos suponen un 65% del total de las inmunodeficiencias primarias.
Conceptos generales:
Las inmunodeficiencias primarias humorales (BD) se caracterizan por la incapacidad para producir suficientes
anticuerpos. Es evidente desde la infancia o en edades posteriores, y se puede resolver o empeorar con el
tiempo. Muchas inmunodeficiencias primarias humorales son debidas a mutaciones en los genes que regulan
el desarrollo y homeostasis de los linfocitos B.
Se caracterizan por una historia clínica de infecciones respiratorias recurrentes de vías altas y bajas, con
descenso de las concentraciones séricas de una o más inmunoglobulinas (Ig). Sin embargo, pacientes con
niveles normales pueden tener problemas para responder a ciertos antígenos (Ag), mientras que otros con
cifras bajas pueden estar asintomáticos.
Clínica:
Las principales manifestaciones clínicas de la deficiencia de anticuerpos son:
Diagnóstico:
En la gráfica, podemos ver que a partir del cuarto mes de embarazo
hasta el nacimiento las IgG maternas atraviesan las barreras
placentarias hasta el feto, por lo que está protegido por estas IgG
maternas. Una vez se produce el nacimiento, los valores de IgG
materna van disminuyendo ya que el niño comienza a producir sus
propias IgG y acaban sustituyendo a las IgG maternas generalmente a
partir del sexto mes de vida. Por otro lado, para el resto de
inmunoglobulinas, se comienzan a producir a partir del nacimiento y presentan valores reducidos. De este
modo, un niño que presente un déficit de anticuerpos será asintomático hasta el sexto mes de vida por la
protección procedente de las IgG maternas.
Diagnóstico:
Se observan mutaciones en BTK (tirosina quinasa de Bruton) que dan lugar a la ausencia de linfocitos B y
panhipogammaglobulinemia. De este modo, en el diagnóstico por citometría se cuantifican:
Además, puede ser preciso el diagnóstico molecular ya que un tercio de los casos aparecen de novo y el
fenotipo clínico es muy variable.
Patogenia:
La tirosina quinasa de Bruton (BTK) se fosforila tras la activación del BCR, y tiene un papel crítico en la
proliferación, supervivencia y apoptosis de los linfocitos B. Los precursores B tienen un número normal en la
médula ósea, pero hay un déficit de linfocitos B con cadenas pesadas µ en su citoplasma. Además, los pocos
linfocitos B maduros pueden causar alergia o autoinmunidad.
Tratamiento y pronóstico:
Se aplica una terapia sustitutiva con inmunoglobulinas (Ig) en cuanto se diagnostica, pero persiste el riesgo de
infecciones víricas. Por otro lado, las vacunas están contraindicadas, en especial las de gérmenes vivos como
la polio.
Etiología molecular:
La etiología molecular de la agammaglobulinemia se indica en la imagen y conlleva el fallo en el desarrollo de
los linfocitos B.
Tratamiento y pronóstico:
Se aplica un tratamiento sustitutivo con inmunoglobulinas, las complicaciones autoinmunes y
linfoproliferativas pueden responder a anti-CD20 (rituximab), la profilaxis con sulfamidas reduce la neumonía
por Pneumocystis y hay que considerar el trasplante de células madre. Por otro lado, en cuanto al pronóstico,
el 25% de pacientes con el síndrome hiper-IgM (HIGM) no llegan a los 25 años, sobre todo por las infecciones.
Etiopatogenia:
El déficit de subclases de IgG y CVID (inmunodeficiencia variable común) son fenotipos cuantitativos que
pueden tener una causa genética o adquirida.
Tratamiento:
La mayoría de los déficits selectivos de IgA no requieren ningún tratamiento. Sin embargo, presentan un riesgo
de reacciones ante una transfusión, por lo que deben portar brazalete o informe de alerta médica y solo
pueden recibir eritrocitos si han sido previamente lavados. Además, se aplica profilaxis antibiótica si aparecen
infecciones bacterianas recurrentes, reciben tratamiento de la alergia y si hay un déficit asociado de subclases
de IgG, se deben añadir suplementos de inmunoglobulinas.
En infectados, aparece una hiperplasia masiva de linfocitos B con adenopatías y esplenomegalia. Además,
parece un trastorno adquirido, pero la susceptibilidad puede heredarse, y puede comenzar como déficit de
IgA, pero luego se añade de subclases de IgG, para terminar como inmunodeficiencia variable común (CVID).
Clínica:
Presenta una clínica similar al déficit de IgA (IgAD), pero más grave. Comienzan de niños con sinusitis y otitis,
en la adolescencia, presentan bronquitis por bacterias encapsuladas como H. influenza y S. pneumoniae, y
empeoran de adultos, con neumonías, llegan a bronquiectasias, por S. aureus y Pseudomonas. Además,
aparecen infecciones por enterovirus (incluyendo meningoencefalitis), hepatitis B y C, así como herpes zoster
recurrente, son frecuentes las enfermedades autoinmunes variadas, y hay un aumento del riesgo de
neoplasias gastrointestinales y linfomas no-Hodgkin.
Diagnóstico:
El diagnóstico se basa en el déficit de IgA con IgG inferior a 500 mg/dL (se afectan de forma sucesiva la IgG4,
IgG2, IgG1 e IgG3) y la mayoría también tienen déficit de IgM e IgE. Además, hay déficit de linfocitos B de
memoria CD27+ y un descenso en el cociente CD4/CD8, por aumento en CD8-NK. Se produce por
susceptibilidad HLA y, con menor frecuencia, por mutaciones en otros genes. Se pueden asociar con
infecciones por virus, reacciones adversas a medicamentos y neoplasias hematológicas, y las formas
adquiridas se pueden recuperar en meses o años.
Patogenia:
Aparece hipogammaglobulinemia con déficit de linfocitos B de memoria y en el 90% de los casos el mecanismo
molecular es desconocido. Determinados haplotipos HLA dan cuenta de la susceptibilidad más frecuente, de
hecho, el 13% de HLA-DR3-B8 padecen inmunodeficiencia. Por otro lado, CD19 y CD81 forman parte de un
complejo correceptor que promueve la activación B, por lo que sus mutaciones pueden causar
inmunodeficiencia variable común (CVID), y CD20 es una proteína de membrana con función desconocida cuya
mutación también puede causar inmunodeficiencia variable común (CVID). Además, los receptores BAFF-R y
TACI y sus ligandos BAFF y APRIL, que forman parte de la familia TNF, juegan un papel fundamental en el
desarrollo y homeostasis de linfocitos B maduros, de manera sus mutaciones dominantes o recesivas causan
el 10% de inmunodeficiencia variable común (CVID).
Las pruebas de detección de primera línea para la deficiencia de anticuerpos incluyen IgG, IgA, IgM, IgE y títulos
de anticuerpos específicos para vacunas que incluyen difteria, tétanos y neumococo (la medición de subclases
es útil solo en ciertas situaciones).
Tratamiento y pronóstico:
Se comienza tratando las infecciones en curso, si hay bronquiectasias, se debe identificar germen, aplicar
antibiótico intravenoso prolongado y fisioterapia respiratoria. Se aplica una terapia sustitutiva con
inmunoglobulina, pero la respuesta muestra variabilidad individual, y existe un peligro de anafilaxia por
anticuerpos anti-IgA. Además, la mayoría de los pacientes requerirán tratamiento de por vida y al no aportar
IgM e IgA, el paciente sigue sufriendo sinusitis, por lo que puede ser preciso aplicar profilaxis antibiótica.
Resumen:
Las características de la inmunodeficiencia variable común (CVID) son:
Clínica:
El déficit de IgG1 cursa con cifras bajas de IgG total. El déficit de IgG3 puede ocurrir aislado o con IgG1, puede
cursar con infecciones respiratorias crónicas, pero como tiene vida media corta, hay que confirmar los niveles
en ausencia de infección. El déficit de IgG2 se suele manifestar como sinusitis, otitis media e infecciones
pulmonares recurrentes, y algunos evolucionan a bronquiectasias. Además. Si hay una respuesta inadecuada
a la vacuna con polisacárido de neumococo, se hace profilaxis antibiótica y suplementos de inmunoglobulinas.
Por su parte, la IgG4 suele ser muy baja en suero, por lo que un nivel bajo aislado en paciente con infecciones
recurrentes tiene un significado incierto.
Patogenia:
El déficit selectivo de subclases de IgG tiene un origen desconocido, ya que las deleciones homocigotas de
porciones de la cadena pesada que se asocian con déficit total de subclases de IgG se han descrito en
individuos sanos. Se suele asociar al mismo haplotipo HLA que el déficit de IgA (IgAD) e inmunodeficiencia
variable común (CVID), lo que sugiere que los pacientes sintomáticos tienen un trastorno más complejo que
un simple déficit de una subclase de IgG. Además, hay formas adquiridas temporales por infecciones,
medicamentos, quimioterapia, irradiación, cirugía, HIV, etc.
Tratamiento y pronóstico:
Presentan una historia natural variable, unos mejoran y otros progresan a inmunodeficiencia variable común
(CVID). Muchos pacientes evolucionan bien con profilaxis antibiótica, pero si cursa con infecciones recurrentes
graves, se puede probar a suplementar inmunoglobulinas, comprobando la respuesta tras ciclo de al menos 6
meses. Además, se debe tratar adecuadamente la alergia respiratoria asociada, por el riesgo aumentado de
sinusitis y neumonía.
Además, hay un fenotipo específico que son mujeres con infecciones sinopulmonares recurrentes (RESPI) que
tienen el mismo haplotipo HLA que el déficit de IgA (IgAD) y la inmunodeficiencia variable común (CVID), y
suelen responder a terapia antibiótica agresiva.
En la gráfica, se pueden ver los efectos de la deficiencia de IgA (IgAD) y la hipogammaglobulinemia transitoria
de la infancia (THI). En el caso de la hipogammaglobulinemia transitoria de la infancia, aparece una
prolongación de la hipogammaglobulinemia fisiológica del período neonatal más allá de los 6 meses de edad.
Deficiencias de anticuerpos:
Diagnóstico específico:
El diagnóstico puede ser:
- Agammaglobulinemia (XLA).
- Síndrome hiper IgM (HIGM).
- Inmunodeficiencia variable común (CVID).
- Deficiencia de IgA (IgAD).
- Deficiencia de subclases de IgG.
- Hipogammaglobulinemia transitoria de la infancia.
- Inmunoglobulinas.
- Profilaxis con antibióticos.
La base molecular del déficit selectivo en la respuesta a patógenos con inmunoglobulinas normales permanece
sin aclarar, una evaluación exhaustiva del repertorio de anticuerpos en estos pacientes, por secuenciación,
podría ofrecer nuevas posibilidades terapéuticas.
Casos prácticos:
Caso práctico N.º 4: deficiencias de anticuerpos:
La historia clínica es la siguiente:
- Niño de 2 años.
- Frecuentes infecciones de oído.
- Tres episodios de neumonía.
- Una meningitis bacteriana.
- Una sepsis neumocócica.
Las pruebas de laboratorio indican:
Además, los resultados de la citometría de flujo (Células T vs células B) son los siguientes:
- Diagnóstico: células B ausentes (suponen menos del 2% de los linfocitos, aproximadamente 0,05-
0,3%), aproximadamente el 50% de antecedentes familiares positivos, IgG generalmente < 100 mg/dL,
número y función de linfocitos T normales.