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DIFICULTADES DE APRENDIZAJE EN 01 de diciembre de 2023.

LAS MATEMÁTICAS.
Según Munro (2003), son múltiples las causas que
pueden desencadenar este tipo de dificultades,
entre ellas, la falta de motivación por las
matemáticas, la baja autoestima, la alta ansiedad,
las creencias, actitudes y expectativas, sin
menospreciar la influencia que ejercen diferentes
factores emocionales sobre el aprendizaje de esta
materia.
Añade que los métodos inapropiados en las
primeras edades pueden estar también en el origen
de estas dificultades.
Asimismo, entiende que la inmadurez
general, la poca capacidad para
aprender, dificultades del lenguaje
severas o déficits sensoriales podrían
estar también en la base de las mismas.
Por su parte, Pakarinena, Kiurua,
Lerkkanenb, Poikkeusb, Ahonena y Nurmia
(2012) defienden la idea de que los
modelos instruccionales podrían contribuir
también a la aparición de este tipo de
dificultades en las edades más tempranas.
En definitiva, de manera general podemos
establecer cinco grandes grupos.

Por un lado, los problemas relacionados


con el desarrollo cognitivo y la construcción
de la experiencia matemática.

Por otro lado, el papel que ejercen las


variables emocionales, motivacionales y
creencias, actitudes y expectativas.
Otro grupo se refiere a las propias
condiciones intrínsecas como son la posible
existencia de bases neurológicas alteradas,
retrasos cognitivos generalizados o
específicos, problemas lingüísticos,
atencionales, motivacionales y de memoria.

Y finalmente, la instrucción
inadecuada o insuficiente y la
propia complejidad de las
matemáticas.
A pesar de las diferentes posturas
existentes, no existen datos concretos
que permitan determinar a ciencia
cierta dónde está el origen de estos
problemas.
CARACTERIZACIÓN
DE LAS
DIFICULTADES DE
APRENDIZAJE EN
MATEMÁTICAS
Para ser diagnosticadas como tal,
deben afectar al rendimiento escolar,
laboral o personal, así como generar
problemas en lo que a la adaptación
social, personal, escolar, familiar,
laboral o comunitaria se refiere.
En una versión del Manual Diagnóstico
y Estadístico de los Trastornos
Mentales, el DSM-V (APA, 2013),
engloba estas dificultades bajo la
denominación de Trastornos de
Aprendizaje Específico, que incluye
distintas dificultades que afectan a la
lectura, la expresión escrita y las
matemáticas.
Dado que a menudo, este tipo de dificultades de
aprendizaje en las áreas de lectura, expresión
escrita y matemáticas se producen juntas, se incluyen
los especificadores codificados para los tipos de
déficit en cada área.
A lo largo del tiempo, se han desarrollado
diferentes clasificaciones que centran su atención en
muy variados focos, si bien, quizá lo más importante
no sea categorizar a los alumnos y encasillarlos en
una u otra «bandeja», sino prevenir la aparición de
estas dificultades.
Para tener una visión más completa de
este tipo de dificultades, a
continuación analizaremos de manera
más detallada las áreas que pueden
estar afectadas en este tipo de
dificultades y los efectos que
desencadenan.
Factores implicados en
las dificultades de
aprendizaje en las
matemáticas.
De acuerdo con diferentes
modelos explicativos e La afectación de una u otra
investigaciones, existen diversas área, desencadena efectos
áreas que pueden verse diferenciales que pueden
afectadas en niños y niñas con incidir sobre el aprendizaje
dificultades de aprendizaje en matemático
las matemáticas.
Una de estas áreas a las que nos referimos es la
atención (Miranda, Meli, y Marco, 2009), cuya
alteración produce en el niño efectos tales como:
i) Parece no intentarlo;
ii) Distracciones por estímulos irrelevantes;
iii) Se fatiga fácilmente al tratar de concentrase,
y;
iv) Conexiones y desconexiones.
Según Semenza, Miceli y Girelli, las
personas con déficit en las
habilidades atencionales producen
errores inconsistentes y no
sistemáticos, comienzan a realizar
bien el cálculo matemático, pero la
ejecución decrece a medida que va
avanzando éste.

Igualmente, parecen tener


dificultades para discernir si han
terminado de realizar cada uno de
los pasos involucrados en el cálculo y
no se dan cuenta de las imprecisiones
que cometen en la ejecución del
mismo.
Otra de las áreas de dificultad frecuente es la
impulsividad (Castejón y Navas, 2011).
Según García y Pacheco (2012), ésta lleva a
realizar búsquedas demasiado cortas, lo que
conduce a trabajar demasiado rápido, a la vez
que cometen muchos errores en el proceso, lo que
probablemente se relacione con la falta de
atención.

De igual forma, el niño no planifica, se


frustra fácilmente y aunque conceptualiza
bien, no se para a pensar en los detalles,
realizando cálculos imprecisos y fruto de
la desatención, cometiendo errores como
la omisión de símbolos.
Una tercera área a menudo afectada
en este tipo de dificultades es la
perseverancia.
Esto se traduce en dificultades para
cambiar de una operación a otra o de
un paso a otro (Alonso, Gorina y
Santiesteban, 2012).
De igual forma, la inconsistencia parece ser
otra las notas características de estos alumnos.

Esta característica se relaciona estrechamente con


la motivación, así los días en los que está
motivado es capaz de un gran esfuerzo, mientras
que los días en los que la motivación no está en su
punto más álgido, el esfuerzo en la tarea será
menor.

Asimismo, esta dificultad se traduce también en


una gran inestabilidad en su rendimiento
matemático, es decir, puede ser capaz de
resolver los problemas un día y al otro no.
Por otro lado, la automonitorización parece
ser otra de las áreas deficitarias en ciertos
alumnos con dificultades de aprendizaje en las
matemáticas.
Esto les lleva a no planificar y no revisar su
trabajo, lo que conduce a dificultades para
identificar cuáles son las áreas en las que
presentan mayor dificultad, y en consecuencia, a
no poner en marcha los medios par remediarlas.
En este mismo sentido, las dificultades relacionadas con
la lectura y el lenguaje, también pueden conducir a
problemas en el área matemática.

Así pues, los niños pueden experimentar dificultades en la


adquisición del vocabulario matemático.
Al mismo tiempo, esta situación puede conducir a confusiones
en la terminología matemática.
En otras ocasiones, los problemas se encuentran a
nivel de orientación espacial y temporal.
Por lo que respecta a la primera, el alumno con
dificultades de aprendizaje se ve afectado en la
medida en que tiene dificultades para organizar el
material de trabajo y el propio contenido dentro
de una hoja, pierde las cosas, etc., pero quizá, lo
más grave sea su incapacidad para determinar en
qué parte del problema debe centrarse.
Por lo que respecta a la
orientación temporal afecta
especialmente en lo que se refiere
manejo y lectura de la hora, lo que
puede conllevar otros efectos
colaterales como la posibilidad de
olvidar el orden de las clases o
llegar muy pronto o muy tarde a las
mismas.
Otras veces, el área en la que se
manifiestan las dificultades es la
memoria.
Esto se traduce en problemas para
memorizar contenidos matemáticos como
las tablas de multiplicar, bajo o nulo uso
de estrategias para el almacenamiento
de la información; rotaciones e
inversiones de números y letras;
dificultades para recordar, por ejemplo,
secuencias de algoritmos o los pasos
para llevar a cabo una operación
matemática, pudiendo recordar tan solo
uno o dos pasos de cada vez.
Siguiendo a García y Pacheco (2012), estas
dificultades pueden asentarse también sobre
una base psicomotriz.
Esto genera diversos problemas, ya no solo a nivel
matemático entre las que se incluyen la realización
de formas pobres de los números, las letras y los
ángulos y la alineación inapropiada de números, sino
también a nivel general produciéndose errores en la
copia, suciedad en los trabajos, torpe dominio del
lápiz, necesitando más tiempo para completar los
trabajos y acercándose al papel demasiado a la
hora de escribir.
Si bien es cierto lo anterior, otras veces
las dificultades se sitúan a nivel
socio-afectivo y personal, por ejemplo,
a nivel de la autoestima provocando
que el niño sea muy sensible a las
críticas, se oponga o rechace las
mismas o simplemente, se niegue a
reconocer las dificultades que
manifiesta y se rinda, en el sentido de
creer que ni el mayor esfuerzo le
llevará al éxito.
Además, esta situación puede ir in
crescendo, en el sentido de que, si el
niño se acostumbra a continuas
experiencias de fracaso al enfrentarse
a cualquier contenido matemático, esto
irá en contra de su autoestima e
inevitablemente, repercutirá sobre su
rendimiento académico.
Parece ser que los niños con dificultades de
aprendizaje en las matemáticas tienden a atribuir
sus éxitos a la suerte y sus fracasos a su falta de
capacidad con todo lo que esto conlleva hasta el
punto de llegar a cuestionarse la «necesidad de
intentar hacerlo», es decir, el para qué actuar si
independientemente de lo que haga va a conducir a
un nuevo fracaso o de tener éxito, será por
casualidad.
Todo ello le conduce a abandonar la tarea y desistir
en el intento de esforzarse para conseguir sus
propósitos, lo que se conoce con el nombre de
indefensión aprendida.
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