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Cómo ya sabemos el estado venezolano a través de la Constitución nacional o carta magna

establece leyes que protegen a los trabajadores y trabajadoras sin distinción alguna y que
además legalmente propician una seguridad que últimamente ha Sido violada, es
alarmante ver la miseria en que pueden llegar a vivir profesionales de todas las carreras
que son el pilar fundamental para el crecimiento del país, un caso muy puntual es el de los
educadores que particularmente son dignos de admirar por su absoluta entrega y por su
vocación porque sin duda alguna se debe amar lo que se hace con sueldos tan bajos que
no ayudan en el bienestar familiar y desmoralizan a cualquiera, de allí parte el hecho de
dejar el silencio y alzar la voz contundentemente para hacer valer sus derechos y que se
les reconozca su trabajo y dedicación, pero el gobierno nacional valiéndose de leyes que
han Sido creadas para garantizar que el futuro de la nación sea prodigioso las quiere hacer
valer para mal poner el derecho de huelga y del reclamo que se realiza para intentar
mejorar la calidad de vida de los docentes.

En Venezuela, aún en nuestros días, el Código Penal, cuya última revisión fue
hecha en 2.005, conserva una disposición, el artículo 192, según la cual «Todo el
que valiéndose de violencias ocasione o haga que continúe una cesación o
suspensión de trabajo, con el objeto de imponer a los obreros, patronos o
empresarios alguna disminución o aumento de salarios o también convenios
diferentes a los pactados, será castigado con arresto de uno a diez meses». Esta
disposición es claramente contraria a la norma constitucional que consagra el
derecho de huelga, por ello resulta extraña su supervivencia en el Código Penal a
pesar de que éste ha sido objeto de varias reformas posteriores al reconocimiento
del derecho de huelga.

El paro y la huelga docentes son vistos generalmente como el escenario por


excelencia de la confrontación entre derechos de los maestros y derechos de los
alumnos. Mientras que el paro es la expresión de un reclamo docente en defensa
de sus condiciones laborales y profesionales, la suspensión de clases lesiona el
derecho de los alumnos a asistir a clases y aprender.

Según la OIT se debe agotar los procedimientos de conciliación o mediación antes


de decretar una huelga; realizar una votación sobre la huelga, y obtener apoyo
mayoritario, antes de declarar una huelga; un período de notificación previo a la
declaración de una huelga. Para los Órganos de Control de la OIT la huelga no es
un derecho absoluto y por lo tanto se admiten limitaciones -incluso prohibiciones
en su ejercicio-.
La noción de los servicios esenciales manejada por los Órganos de Control de la
OIT señala que son aquellos cuya interrupción podría poner en peligro la vida, la
seguridad o la salud de la persona en todo o parte de la población, no obstante
que en sentido estricto dependerá en gran medida de las condiciones propias de
cada legislación.
Según la OIT, la definición de los servicios esenciales debe manejarse de manera
estricta ya que se trata de una excepción al principio general del derecho
fundamental de huelga.

Esta es la realidad de nuestros maestros más allá de los discursos y las


disertaciones protocolares. Esto los ha obligado al doble turno, a la buhonería
dentro de los planteles, a «matar tigres» para poder sobrevivir. Tales técnicas de
supervivencia traen como consecuencia lógica una merma en el rendimiento y en
la motivación de los maestros hacia su trabajo. A esta situación debe añadírsele la
consiguiente dosis de deficientes condiciones de trabajo, falta de recursos,
escuelas deterioradas, poco estímulo por parte de la comunidad, persecución
política para los que no comparten los ideales del llamado «proceso», sin dejar de
mencionar las sempiternas violaciones por parte del Ministerio de Educación, a los
derechos y beneficios establecidos en las diferentes contrataciones colectivas.

Es indispensable reconocer y defender los derechos de los maestros. Pero es


fundamental también analizar cuándo y hasta qué punto esos derechos entran en
el conflicto con los derechos de los alumnos.

En el artículo 53, la Ley Orgánica para Niños y Adolescentes, expresa el derecho


a la educación. Los niños y adolescentes tienen derecho a la educación, así como
a ser inscritos y recibir educación en una escuela, plantel o instituto oficial, de
carácter gratuito, cercano a su residencia, que cuente con espacios físicos,
instalaciones y recursos pedagógicos que brinden una educación integral de alta

El derecho a la educación establece que la forma y el fondo de la educación,


tanto los programas de estudio como los métodos pedagógicos utilizados, han de
ser aceptables; es decir, deben ser pertinentes, adecuados culturalmente y de
buena calidad. No se está cumpliendo con el derecho a la educación solo por
mantener las escuelas abiertas y los estudiantes asistiendo.

Hace falta, además, que se desarrolle un proceso de aprendizaje que brinde


capacidades y empodere a las nuevas generaciones.

La mayoría de las familias venezolanas carece de las condiciones para acceder a


programas de educación a distancia a través de internet. Que esta haya sido la vía
privilegiada en las estrategias de educación a distancia constituye una violación a
este principio de aceptabilidad, puesto que los métodos pedagógicos propuestos
en muchos casos no son pertinentes debido a que gran parte de la población
carece de los medios para acceder a ellos. La calidad de la enseñanza que se
ofrece a través del sistema de educación pública no solo depende de los
programas vigentes sino también de las condiciones de trabajo de la profesión
docente: en la medida en que se imponen salarios bajos, los mejores
profesionales tenderán a abandonar estos trabajos y, en casos como el
venezolano, la política que ha sostenido salarios de miseria constituye una
amenaza a la continuidad del servicio en la medida en que los salarios ni siquiera
alcanzan a cubrir los costos del traslado hasta el centro educativo, razón por la
cual muchos maestros han emigrado o han decidido dedicarse a otras
ocupaciones para garantizar su subsistencia.

Aun cuando la ley orgánica de educación establece claramente en su artículo 82


que el estado garantizara a los docentes estabilidad profesional y el goce absoluto
de sus derechos garantizándole estabilidad económica y social, actualmente nada
de esto se cumple y tristemente el derecho de este profesional tan importante es
vulnerado. Al punto que no hay empatía alguna y se le exige a los docentes
laborar aun cuando no se les cumple con un salario digno y de calidad y mucho
menos se cuenta con espacios educativos acordes con lo que se señala .Entonces
como puede haber una educación de calidad cuando el docente sufre día a día las
consecuencias de una crisis económica que se agrava cada día más,donde no
cuentan con una póliza de seguro y muchísimo menos con herramientas que le
ayuden a formarse cada vez mejor, docentes mal alimentados, que no tienen
calzado ni ropa adecuada para impartir enseñanza y si hablamos de las escuelas
o liceos sin exagerar son un caos,se observa la política en los cargos
administrativos dónde directores no saben resolver ni liderizar a sus docentes. Se
observa representantes que ven el centro de educación como guarderías y se
sienten apoyados por la LOPNA pero no cumplen con su parte en la formación de
sus hijos, en inculcarles respeto valores y no les importa si el colegio se está
cayendo a pedazos solo buscan estar sin responsabilidades. Si claramente el
derecho a la educación es invulnerable y debe ser bandera para el progreso del
país pero no puede haber progreso si no se atienden las necesidades básicas y va
más allá de los docentes porque tristemente el simple hecho de enviar un niño al
colegio a que reciba una educación sin garantías es ponerlo en peligro.

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