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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

QUEJOSO: *********

MINISTRO PONENTE: ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA


SECRETARIO: ARTURO BÁRCENA ZUBIETA

México, Distrito Federal. Acuerdo de la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día
seis de abril de dos mil once.

VISTO BUENO
MINISTRO:

V I S T O S los autos para resolver el amparo directo en


revisión número 181/2011 interpuesto en contra de la sentencia
dictada en el juicio de amparo directo número ********* por el
Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito;

R E S U L T A N D O:

COTEJÓ:

PRIMERO. El ocho de marzo de dos mil diez, el Juez


Quincuagésimo Quinto Penal del Distrito Federal dictó sentencia
condenatoria, en el expediente número *********, en contra de
********* por el delito de secuestro express agravado, cometido a
bordo de un vehículo, en grupo y con violencia. La pena impuesta
al quejoso fue de treinta años de prisión y novecientos dieciséis
días de multa.
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SEGUNDO. Inconforme con dicha resolución, el ahora


quejoso interpuso recurso de apelación. La Sexta Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal conoció del
recurso y lo radicó con el número de toca *********. En fecha
veinte de abril de dos mil diez, resolvió modificar la sentencia
impugnada. La Sala disminuyó el grado de culpabilidad, redujo la
pena de prisión, y absolvió al inculpado de la reparación del daño.

TERCERO. En desacuerdo con esa determinación, el


quejoso promovió demanda de amparo directo en contra de la
sentencia dictada por la Sexta Sala. Los preceptos
constitucionales que el quejoso estimó violados fueron los
artículos 14, 16 y 22.

Por auto de catorce de octubre de dos mil diez, el Tercer


Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, admitió
la demanda y la registró con el número *********. Seguidos los
trámites legales correspondientes, el ocho de diciembre de dos mil
diez, el referido Órgano Colegiado dictó sentencia en el sentido de
no amparar al quejoso.

CUARTO. Mediante escrito presentado el catorce de enero


de dos mil once, el autorizado quejoso interpuso recurso de
revisión en contra de la sentencia de amparo directo. El Tribunal
Colegiado remitió los autos a esta Suprema Corte de Justicia de
la Nación a través del auto de veinticuatro de enero de dos mil
once.

Recibidos los autos en este Alto Tribunal, su Presidente


admitió el recurso de revisión, lo registró con el número181/2011
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y ordenó se remitieran a esta Primera Sala los autos en virtud de


que la materia corresponde a su especialidad. Asimismo,
determinó que se notificara a las autoridades responsables y al
Procurador General de la República.

En fecha diez de febrero de dos mil once, el Presidente de la


Primera Sala ordenó el avocamiento del asunto y que se turnara
el expediente al Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea para la
formulación del proyecto respectivo.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación es competente para conocer y resolver el
presente recurso de revisión, conforme a lo dispuesto en los
artículos 107, fracción IX, de la Constitución; 84, fracción II, de la
Ley de Amparo; 21, fracción III, inciso a) de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, en relación con los puntos
Segundo, párrafo segundo y cuarto del Acuerdo Plenario 5/2001,
toda vez que el recurso fue interpuesto en contra de una
sentencia pronunciada por un Tribunal Colegiado en un juicio de
amparo directo.

SEGUNDO. El recurso de revisión hecho valer por la parte


quejosa fue interpuesto en tiempo y forma, de conformidad con el
artículo 86 de la Ley de Amparo. De las constancias de autos se
advierte que la sentencia de amparo le fue notificada por lista el
día catorce de diciembre de dos mil diez, surtiendo efectos el día
tres de enero de dos mil once, por lo que el plazo de diez días

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que señala el artículo referido corrió del cuatro al diecisiete de


enero de dos mil once, descontándose los días ocho, nueve,
quince y dieciséis de enero de dos mil once por ser inhábiles de
conformidad con el artículo 23 de la Ley de Amparo. Asimismo,
debe descontarse el segundo periodo vacacional establecido en
el acuerdo *********, que contempla como días inhábiles del trece
al treinta y uno de diciembre de dos mil diez. Si el recurso de
revisión fue presentado el catorce de enero de dos mil once, es
evidente que éste se interpuso oportunamente.

TERCERO. En este apartado se resumen los conceptos de


violación, las consideraciones expuestas por el Tribunal
Colegiado en la sentencia del juicio de amparo ********* y los
agravios esgrimidos por la parte quejosa.

I. Conceptos de violación

En su demanda de amparo, la quejosa formuló los


siguientes conceptos de violación:

(1) Argumentó las siguientes cuestiones de legalidad: (i)


indebida valoración de las pruebas; (ii) incorrecta
individualización de la pena; (iii) insuficiencia probatoria; y
(iv) falta de fundamentación y motivación.

(2) El artículo 163 Bis del Código Penal para el Distrito Federal,
publicado en la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito
Federal el veinticuatro de febrero de dos mil seis, vulnera el

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contenido del artículo 22 constitucional porque prevé una


sanción desproporcional a la conducta cometida y al bien
jurídico tutelado. La pena prevista en el artículo en cuestión
incumple las exigencias derivadas del principio de
proporcionalidad: (i) no se adecua al fin de la norma; (ii) es
una pena innecesaria; y (iii) viola el principio de
proporcionalidad en estricto sentido.

II. Sentencia de amparo directo

El Tribunal Colegiado respondió de la siguiente manera los


argumentos de la quejosa:

(1) Los argumentos de legalidad fueron desestimados en


atención a las siguientes consideraciones: (i) el material
probatorio se valoró debidamente; (ii) la individualización de
la pena fue correcta; (iii) las pruebas de cargo eran
suficientes y las de descargo contradictorias; (iv) la
sentencia se fundó y motivo adecuadamente.

(2) El concepto de violación que plantea la inconstitucionalidad


de la pena prevista en el artículo 163 Bis del Código Penal
para el Distrito Federal por violar el principio de
proporcionalidad de las penas es infundado, de
conformidad con el criterio establecido por la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis
aislada “SECUESTRO EXPRESS. EL ARTÍCULO 163 BIS
DEL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL QUE

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PREVÉ ESE DELITO, NO VIOLA EL ARTÍCULO 22 DE LA


CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS”.

III. Recurso de revisión

El quejoso planteó los siguientes argumentos en su escrito


de agravios:

(1) La tesis aislada citada por el Tribunal Colegiado para


desestimar el planteamiento de constitucionalidad no resulta
aplicable al caso concreto. En consecuencia, puede decirse
que persiste un problema de constitucionalidad porque el
Tribunal Colegiado no respondió el concepto de violación
donde se plantea la inconstitucionalidad de la pena prevista
en el artículo 163 Bis del Código Penal para el Distrito
Federal por violar lo dispuesto en el artículo 22
constitucional e incumplir las exigencias derivadas del
principio de proporcionalidad.

(2) En esta línea, se reiteran las consideraciones expuestas en


la demanda de amparo sobre las violaciones al artículo 22
constitucional y al principio de proporcionalidad.

CUARTO. A continuación se analiza si en este caso


concreto se cumplen con los requisitos de procedencia del
recurso de revisión en amparo directo a los que se refieren el

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artículo 107 fracción IX de la Constitución y el punto primero del


Acuerdo General Plenario 5/1999. Para la procedencia de este
recurso tiene que actualizarse cualquiera de los supuestos
previstos en el inciso (a) y cumplirse adicionalmente con los
requisitos a los que se refiere el inciso (b).

(a) En la sentencia recurrida debe subsistir alguno de los


problemas de constitucionalidad que a continuación se
señalan: (i) pronunciamiento sobre la constitucionalidad de
una ley, tratado internacional o reglamento; (ii) interpretación
directa de un precepto constitucional; o (iii) haber omitido el
estudio de cualquiera de las dos opciones anteriores cuando
éstas fueron planteadas en la demanda de amparo.

(b) El problema de constitucionalidad debe entrañar la fijación


de un criterio jurídico de importancia y trascendencia a juicio
de la Sala respectiva. Al respecto, el Acuerdo General
Plenario 5/1999 señala que no se actualizan los requisitos
de importancia y trascendencia en los siguientes supuestos:
(i) cuando exista jurisprudencia sobre el problema de
constitucionalidad planteado; o (ii) cuando no se hayan
expresado agravios o éstos resulten ineficaces, inoperantes,
inatendibles o insuficientes y no haya que suplir la
deficiencia de la queja.

El presente recurso cumple los requisitos de procedencia


previstos en la fracción IX del artículo 107 de la Constitución y el
punto primero del Acuerdo General Plenario 5/1999. El recurrente
alega que de la sentencia de amparo directo se desprende que

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persiste el problema de constitucionalidad que alegó en su


demanda de amparo. En esta línea, combate las razones
esgrimidas por el Tribunal Colegiado para desestimar el
planteamiento de inconstitucionalidad de la pena prevista en el
artículo 163 Bis del Código Penal del Distrito Federal. De acuerdo
con el recurrente, la tesis citada por el Tribunal Colegiado no
resulta aplicable al caso. En consecuencia, la sentencia no se
pronuncia sobre las violaciones alegadas al artículo 22
constitucional y las exigencias derivadas del principio de
proporcionalidad.

Esta Suprema Corte considera que persiste el problema de


constitucionalidad planteado por el quejoso en su demanda de
amparo. De la tesis citada por el Tribunal Colegiado para
desestimar el concepto de violación se desprende que el precepto
analizado en la ejecutoria que dio origen al criterio no
corresponde a la redacción actual del artículo impugnado por el
quejoso.

El artículo 163 Bis estudiado en el amparo directo en


revisión ********* contemplaba una pena de siete a veinte años de
prisión y de cien a mil días multa para el delito de secuestro
express.1 En cambio, el artículo efectivamente impugnado,
modificado por una reforma legal que se publicó en la Gaceta
Oficial del Gobierno del Distrito Federal el veinticuatro de febrero
de dos mil seis, prevé para el mismo delito una pena de veinte a
cuarenta años de prisión y de quinientos a dos mil días multa.2
1
Artículo 163 Bis. […]
Se le impondrá de siete a veinte años de prisión y de cien a mil días multa, sin
perjuicio de las penas que corresponden por los delitos de robo o extorsión y de las reglas de
aplicación del concurso para la imposición de sanciones.”
2
Artículo 163 Bis. […]

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En consecuencia, el precedente no se ocupa de estudiar la


pena impugnada por el quejoso, sino la sanción vigente antes de
que se modificara el Código Penal del Distrito Federal. Así, debe
entenderse que las consideraciones esgrimidas por el Tribunal
Colegiado, con apoyo en el precedente citado, responden de
forma incorrecta el argumento planteado por el quejoso. Lo que
significa que persiste un problema de inconstitucionalidad
susceptible de estudiarse en la presente instancia. Toda vez que
no existe jurisprudencia aplicable, esta Primera Sala estima que el
recurso de revisión es procedente.

QUINTO. El recurrente argumenta la violación al principio de


proporcionalidad de las penas previsto en el artículo 22
constitucional. De acuerdo con el quejoso, dicho principio se
traduce en tres exigencias: (i) adecuación de la pena al fin
perseguido por el legislador penal; (ii) necesidad de la medida; y
(iii) proporcionalidad en sentido estricto de la pena. El agravio del
quejoso confunde dos acepciones del principio de
proporcionalidad en materia penal. Por ello, para poder dar
respuesta a su planteamiento debe entenderse que el argumento
efectivamente planteado tiene dos vertientes: por un lado, una
violación al principio de proporcionalidad derivado del artículo 22
constitucional que tiene que analizarse con una lógica retributiva;
y por otro lado, el incumplimiento de la exigencia de
proporcionalidad de toda intervención legislativa en derechos
fundamentales que tiene que estudiarse en clave
Se le impondrá de veinte a cuarenta años de prisión y de quinientos a dos mil días
multa, sin perjuicio de las penas que corresponden por los delitos de robo o extorsión y de las
reglas de aplicación del concurso para la imposición de sanciones.

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consecuencialista. A continuación se analizan cada uno de estos


argumentos y se les da una respuesta por separado.

El primer argumento derivado del agravio es infundado. El


recurrente sostiene que la pena prevista para el delito de
secuestro express violenta la cláusula de proporcionalidad de las
penas contemplada en el artículo 22 constitucional. De acuerdo
con este precepto, “toda pena deberá ser proporcional al delito
que sancione y al bien jurídico afectado”. En esta línea, este
derecho fundamental recoge lo que en la doctrina penal se
denomina la concepción estricta del principio de proporcionalidad
en materia penal.3 El contenido de este derecho consiste en la
exigencia de una adecuación entre la gravedad de la pena y la
gravedad del delito.

Esta Suprema Corte se ha encargado de analizar en otras


ocasiones la constitucionalidad de penas establecidas por el
legislador a la luz del principio de proporcionalidad contemplado
en el artículo 22 constitucional.4 En este sentido, se ha sostenido
que “la gravedad de la pena debe ser proporcional a la del hecho
antijurídico y del grado de afectación al bien jurídico protegido; de
manera que las penas más graves deben dirigirse a los tipos
penales que protegen los bienes jurídicos más importantes.”5

El derecho fundamental a una pena proporcionada


constituye un mandato dirigido tanto al legislador como al
3
Lopera Mesa, Gloria Patricia, Principio de proporcionalidad y ley penal, Madrid, 2006, p.
171.
4
Por todos, véanse los siguientes precedentes: acción de inconstitucionalidad *********.
5
Véase la siguiente tesis de rubro “PENAS. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
CONTENIDO EN EL ARTÍCULO 22 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS.” [Novena Época, Instancia: Primera Sala, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, XXX, Diciembre de 2009, Página: 289, Tesis: 1a. CCXXVII/2009].

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juzgador.6 El primero cumple con ese mandato al establecer en la


ley penal la clase y la cuantía de la sanción atendiendo a la
gravedad de la conducta tipificada como delito. Así, la
proporcionalidad en abstracto de la pena se determina atendiendo
a varios factores: la importancia del bien jurídico protegido, la
gravedad del ataque a ese bien, el ámbito de responsabilidad
subjetiva, etc. Por su parte, el juez penal es el encargado de
determinar la proporcionalidad en concreto de la pena. El
legislador debe proporcionar un marco penal abstracto que
permita al juzgador individualizar la pena teniendo en cuenta las
circunstancias concretas de cada caso, tales como: la lesión o
puesta en peligro del bien, la intervención del agente para causar
la lesión o crear el riesgo, así como otros factores sociales o
individuales que sirvan para establecer la menor exigibilidad de la
conducta.7

En este caso, el recurrente se duele de la desproporción en


abstracto entre el delito de secuestro express y la pena asignada
por el legislador a esa conducta, que de acuerdo con el artículo
163 Bis del Código Penal del Distrito Federal es de veinte a
cuarenta años de prisión y de quinientos a dos mil días multa. El
quejoso sostiene que el artículo 22 constitucional impone la
exigencia de que el legislador configure un sistema armónico de
penas que sean proporcionadas a la gravedad de los delitos.

Para dar contestación a este argumento hay que partir de la


siguiente premisa: la relación entre la pena y el delito es una
relación convencional. Esto quiere decir que depende de
6
Sobre este punto, véase Lopera Mesa, op. cit., pp. 175-180.
7
La distinción entre proporcionalidad en abstracto y proporcionalidad en concreto de las
penas ha sido recogida en la acción de inconstitucionalidad 146/2007.

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aspectos contingentes que no están dados de antemano. Así, la


relación entre delito y pena no sólo atiende a cuestiones éticas o
valorativas propias de cada sociedad y momento histórico, sino
también a consideraciones de oportunidad. En este sentido, la
exigencia de proporcionalidad no implica que el sistema de penas
previsto en los códigos penales atienda exclusivamente a la
importancia el bien jurídico protegido, la gravedad del ataque a
ese bien o al grado de responsabilidad subjetiva del agente.

Al analizar el alcance de la garantía de proporcionalidad de


las penas prevista en el artículo 22 constitucional, esta Suprema
Corte ha sostenido en varios precedentes que “[e]l legislador en
materia penal tiene amplia libertad para diseñar el rumbo de la
política criminal, es decir, para elegir los bienes jurídicamente
tutelados, las conductas típicas antijurídicas y las sanciones
penales, de acuerdo con las necesidades sociales del momento
histórico respectivo”.8 Ahora bien, para establecer si una pena es
desproporcionada no basta con constatar que un delito tiene una
pena mayor que otro que afecta a un bien jurídico de similar o
mayor importancia. Este tipo de comparación es insuficiente y
problemática al menos por dos razones.

En primer lugar, porque aunque existen casos claros en


donde habría un consenso sobre la mayor importancia de un bien
jurídico tutelado por una norma penal, hay muchos otros en los
que no habría un acuerdo al respecto. Así, por ejemplo, ¿puede
decirse que es más grave un delito que atenta contra la vida que
8
LEYES PENALES. AL EXAMINAR SU CONSTITUCIONALIDAD DEBEN ANALIZARSE
LOS PRINCIPIOS DE PROPORCIONALIDAD Y RAZONABILIDAD JURÍDICA [Novena Época,
Instancia: Pleno, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXVIII, Septiembre de
2008, Página: 599, Tesis: P./J. 102/2008, Jurisprudencia, Materia(s): Constitucional, Penal]. En el
mismo sentido, véase la sentencia recaída en el amparo directo en revisión 1405/2009.

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otro que ataca a la libertad sexual?, o ¿es más grave un delito


contrario a la libertad ambulatoria que otro que lesiona la salud
pública? La dificultad de hacer este tipo de comparaciones estriba
en que en muchos casos los valores o los intereses recogidos en
los bienes protegidos son inconmensurables. Dicho carácter se
explica, entre otras razones, por la distinta naturaleza aquéllos.

En segundo lugar, la comparación es problemática porque la


lesión o puesta en peligro de un bien jurídico puede ser de
diferente intensidad dependiendo de cada tipo penal. Esto implica
reconocer que una afectación menor a un bien jurídico muy
importante puede ser menos grave que una afectación muy
intensa a un bien jurídico de menor importancia. En este sentido,
por ejemplo, en determinadas circunstancias podría concluirse
que una tentativa de lesiones, que es un delito que protege la
integridad física, es menos grave que un fraude bancario donde
ha sido afectado el patrimonio de miles de ahorradores.

Las consideraciones anteriores muestran que la cláusula de


proporcionalidad de las sanciones penales contemplada en el
artículo 22 de la Constitución no puede significar simplemente que
sea inconstitucional una pena cuando ésta es mayor a la de un
delito que protege un bien jurídico del mismo valor o de mayor
importancia. Esta Suprema Corte entiende que la escala de penas
determinada en los códigos penales establece una jerarquía de
castigos no sólo en función de la importancia de los distintos
bienes jurídicos protegidos y de las afectaciones a éstos, sino
también atendiendo a consideraciones de política criminal.

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En esta línea, es legítimo desde el punto de vista


constitucional que esa política criminal tenga como objetivo
disminuir la incidencia delictiva a partir del aumento de las penas.
Así, el incremento en la comisión de ciertos delitos justifica que el
legislador instrumente una respuesta penal de mayor intensidad
que se traduzca también en un aumento de las penas. Por tanto,
para evaluar la proporcionalidad de una pena también debe
tenerse en cuenta si el legislador ha considerado, al momento de
determinar su cuantía, que se trata de un delito cuya alta
incidencia lo lleva a enderezar una intervención penal que se
traduzca en una pena mayor.

Esto significa que tanto la gravedad de la conducta


incriminada como la cuantía de la pena no sólo está determinada
por el bien jurídico tutelado, la afectación a éste o el grado de
responsabilidad subjetiva del agente, sino también por la
incidencia del delito o la afectación a la sociedad que éste genera,
siempre y cuando haya elementos para pensar que el legislador
ha tomado en cuenta esta situación al establecer la pena. Al
respecto, este Alto Tribunal ha puesto de manifiesto la
conveniencia de que el legislador exprese las razones que lo
llevan a determinar una pena para un delito como un elemento
especialmente relevante para evaluar la constitucionalidad de una
intervención penal.9 Con todo, esto no debe llevarnos al extremo
de sostener que la ausencia de una justificación legislativa
expresa comporte la inconstitucionalidad de la pena.

9
En este sentido, véase la tesis jurisprudencial de rubro “PENAS Y SISTEMA PARA SU
APLICACIÓN. CORRESPONDE AL PODER LEGISLATIVO JUSTIFICAR EN TODOS LOS CASOS
Y EN FORMA EXPRESA, LAS RAZONES DE SU ESTABLECIMIENTO EN LA LEY” [Novena
Época, Instancia: Primera Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXXIII,
Enero de 2011, Página: 340, Tesis: 1a./J. 114/2010].

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En este orden de ideas, en este caso concreto es incorrecto


sostener que la pena de prisión de veinte a cuarenta años
prevista en el artículo 163 Bis del Código Penal del Distrito
Federal para el delito de secuestro express es inconstitucional
porque es mayor a la pena de ocho a veinte años de prisión que
ese mismo ordenamiento establece en el artículo 123 para el
delito de homicidio simple. En opinión del quejoso, toda vez que
el bien jurídico protegido por el delito de homicidio es de mayor
importancia que el bien tutelado por el tipo de secuestro express,
la pena asignada a este último es desproporcionada por ser
mayor a la de aquél.

De acuerdo con lo expuesto hasta ahora, puede afirmarse


que de conformidad con el artículo 22 constitucional el juicio sobre
la proporcionalidad de una pena no puede realizarse de manera
aislada, sino tomando como referencia las penas previstas por el
propio legislador para otras conductas de gravedad similar. Pero
también se ha sostenido que esa comparación no puede hacerse
de forma mecánica o simplista, porque además de la similitud en
la importancia de los bienes jurídicos lesionados y la intensidad
de la afectación, deben considerarse aspectos relacionados con
la política criminal instrumentada por el legislador. O dicho de otra
manera, para determinar la gravedad de un delito también hay
que atender a razones de oportunidad, que están condicionadas
por la política criminal del legislador.

Ahora bien, si el principio de proporcionalidad impone la


necesidad de comparar la pena enjuiciada con otras penas
asignadas a otros delitos, esta Suprema Corte tiene que

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establecer la forma de seleccionar las penas que constituyen ese


tertium comparationis. Al respecto, es necesario rechazar que en
este caso esa comparación pueda hacerse con las penas
previstas para delitos que protegen bienes jurídicos distintos. Así,
no resulta legítimo comparar las penas previstas para los delitos
en contra de la libertad personal con las penas de los delitos que
atentan contra la vida. Como se sostuvo anteriormente, la
ilegitimidad de esta comparación no sólo se justifica porque en
muchos casos los bienes protegidos resultan inconmensurables,
sino también porque una mayor penalidad puede explicarse por la
intensidad en la afectación del bien jurídico o por razones de
política criminal.

En este caso concreto, el tertium comparationis con el que


se debe contrastar la pena prevista para el delito de secuestro
express lo constituyen las penalidades previstas por el Código
Penal para el Distrito Federal para los tipos simples de los delitos
que atentan contra la libertad personal. Si se ordenan estos
delitos en atención a la gravedad de su pena, el resultado de esa
jerarquización sería la siguiente escala de sanciones expresada
en orden ascendiente:

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DELITO PENA CONDUCTA

Seis meses a tres Privar a otro de su libertad sin el propósito


Privación de la libertad
1 años de prisión y de de obtener un lucro, causar un daño o
personal
veinticinco a cien días perjuicio a la persona privada de su
(artículo 160)
multa libertad o a cualquier otra.

Privación de la libertad Uno a cinco años de


2 Privar a otro de su libertad con el propósito
con fines sexuales prisión.
de realizar un acto sexual.
(artículo 162)

Retener a un menor de edad o incapaz sin


el consentimiento de quien ejerza su
Uno a cinco años de
Retención de menores custodia legítima o su guarda y sin tener
3 prisión y de cien a
o incapaces relación de parentesco (ascendiente,
quinientos días de
(artículo 171) descendiente, cónyuge, pariente colateral
multa.
o afín hasta el cuarto grado) o de tutela
con el menor.

Entregar a un menor ilegalmente a un


Dos a nueve años de tercero para su custodia definitiva a
prisión y de cambio de un beneficio económico con el
4 Tráfico de menores
doscientos a consentimiento de un ascendiente que
(artículo 169)
quinientos días multa. ejerza la patria potestad o de quien tenga
a su cargo la custodia de un menor
aunque ésta no haya sido declarada.

Sustraer a un menor de edad o incapaz de


su custodia legítima o su guarda sin tener
Cinco a quince años
Sustracción de relación de parentesco (ascendiente,
5 de prisión y de
menores o incapaces descendiente, cónyuge, pariente colateral
doscientos a mil días
(artículo 171) o afín hasta el cuarto grado) o de tutela
multa.
con el menor.

Quince a cuarenta
El servidor público del Distrito Federal que
años de prisión y de
con motivo de sus atribuciones, detenga y
trescientos a mil días
mantenga oculta a una o varias personas,
multa, destitución e
Desaparición forzada o bien autorice, apoye o consienta que
6 inhabilitación para el
de personas otros lo hagan sin reconocer la existencia
desempeño de
(artículo 168) de tal privación o niegue información sobre
cualquier cargo,
su paradero, impidiendo con ello el
empleo o comisión
ejercicio de los recursos legales y las
hasta por diez años.
garantías procesales procedentes.

Veinte a cuarenta Privar de la libertad a otro por el tiempo


Secuestro express
7 años de prisión y de estrictamente indispensable para cometer
(artículo163 Bis)
quinientos a dos mil los delitos de robo o extorsión o para
días multa. obtener algún beneficio económico.

Cuarenta a sesenta Privar de la libertad a otro con el propósito


Secuestro años de prisión y de de obtener rescate, algún beneficio
8 (artículo 163) mil a tres mil días económico, causar daño o perjuicio a la
multa. persona privada de la libertad o a
cualquiera otra.

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

La pregunta que hay que formularse entonces es si la pena


asignada por el legislador al secuestro express es
desproporcionada en comparación con las penas establecidas
para otros delitos que atentan contra la libertad personal con
similar intensidad. Esta Primera Sala entiende que el resultado de
esa comparación conduce a declarar la constitucionalidad de la
pena enjuiciada.

Por un lado, existen delitos que atentan contra la libertad


personal a los cuales el legislador les asignó una pena muy
inferior a la que corresponde al secuestro express. Esta menor
penalidad se justifica, entre otras razones, por la menor intensidad
en la afectación al bien jurídico protegido. Y por otro lado, la
mayor pena asignada por el legislador al delito de secuestro
también se justifica con la misma lógica: una afectación más
intensa al bien jurídico protegido.

De acuerdo con lo anterior, si se compara la sanción del


secuestro express con los extremos de la escala de penas, puede
constatarse que aquélla resulta proporcionada. No obstante, es
necesario reconocer que existen algunos delitos que se
encuentran en una zona de penumbra con los que la comparación
no arroja un resultado tan claro. En efecto, como se observa en el
cuadro comparativo, por ejemplo, la pena asignada al delito de
privación de la libertad con fines sexuales es mucho menor a la
que le corresponde al secuestro express. Con todo, no se puede
decir de manera concluyente que ambos delitos tengan una
gravedad similar y, por tanto, no puede afirmarse que en

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

comparación con aquella pena la del secuestro express sea


desproporcionada.

Un argumento determinante en estos casos para negar esta


similitud es el alto índice en la comisión del secuestro express. La
alta incidencia de este delito es un aspecto muy relevante al
momento de establecer si existe una similitud o no en la gravedad
de los delitos cuyas penas se están comparando. Así, el hecho de
que el legislador establezca penas más severas para un delito
como una medida para responder a un aumento en la criminalidad
constituye un indicio de la mayor gravedad de ese delito para la
sociedad en su conjunto.

Algo parecido puede decirse si la comparación se efectúa


con la pena del delito de desaparición forzada. En este caso,
podría argumentarse que la intensidad de la lesión al bien jurídico
resulta mayor porque se trata de una conducta más reprochable,
en la medida en que tiene que provenir de un funcionario público
y no necesariamente debe tener un móvil patrimonial. Con todo,
de nueva cuenta, el hecho de que el secuestro express tenga una
pena mayor se justifica porque se trata de una modalidad delictiva
que ha proliferado de forma alarmante en el Distrito Federal.

Esta proliferación del delito es una de las razones que el


legislador esgrimió para aumentar la pena. En efecto, del proceso
legislativo que dio lugar a la reforma de veinticuatro de febrero de
dos mil seis que aumentó la pena prevista para el secuestro
express se deprende de forma inequívoca la intención del
legislador de responder a la alta incidencia de las distintas

19
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

modalidades del secuestro con una política criminal que imponga


castigos más severos a estas conductas.10

Por todo lo anterior, se concluye que la pena prevista para el


delito de secuestro express es una pena que se adecua a la
gravedad de la conducta y, por tanto, no viola la garantía de
proporcionalidad contemplada en el artículo 22 constitucional.

Por otro lado, también es infundado el argumento que


plantea que la pena del secuestro express constituye una
intervención legislativa desproporcionada en la libertad del
recurrente. En efecto, en el recurso de revisión se sostiene que la
pena prevista en el artículo 163 Bis debe analizarse a la luz de lo
que en la literatura especializada se conoce como el principio de
proporcionalidad en sentido amplio.11 Así entendido, este
principio constituye una herramienta argumentativa para examinar
la legitimidad constitucional de cualquier medida estatal que
afecte los derechos fundamentales de las personas. Al respecto,
es importante señalar que este tipo de escrutinio ha sido
empleado en ocasiones anteriores por este Alto Tribunal para
analizar la constitucionalidad de sanciones civiles12 y penales.13

Como técnica argumentativa dedicada a enjuiciar las


medidas legislativas que intervienen en derechos fundamentales,
el principio de proporcionalidad se desarrolló durante la segunda

10
Al respecto, véase la exposición de motivos de la iniciativa con proyecto de decreto por el
que se reforma y adiciona el Nuevo Código Penal Para El Distrito Federal de 11 de octubre de
2005; el dictamen de la Comisión de Administración y Procuración de Justicia; y la discusión que
tuvo lugar en la Asamblea Legislativa el 15 de diciembre de 2005.
11
Por todos, véase Bernal Pulido, Carlos, El principio de proporcionalidad y los derechos
fundamentales, 2ª ed., Madrid, CEPC, 2005.
12
Al respecto, véase la Contradicción de tesis 21/2006-PL.
13
Véase el amparo directo en revisión 123/2009.

20
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

mitad del siglo XX en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional


alemán, para posteriormente ser utilizado por muchos otros
tribunales del mundo.14 En aquellos lugares donde se emplea, el
principio de proporcionalidad normalmente no tiene un
fundamento en normas constitucionales expresas. En el derecho
comparado se pueden encontrar una gran variedad de
argumentos para justificar su aplicación en ausencia de una
norma que lo autorice: el principio de igualdad; el Estado de
derecho; el contenido esencial de los derechos fundamentales; la
estructura principialista de los derechos fundamentales y otras
normas constitucionales, etc.15

La doctrina constitucional mexicana, por su parte, también


ha propuesto varios argumentos para justificar la utilización del
principio de proporcionalidad en el control de constitucionalidad
de la ley, entre los que destacan los siguientes: la idea de que los
derechos fundamentales son mandatos de optimización; la unidad
de la Constitución y su interpretación sistemática; y la prohibición
de la arbitrariedad que se desprende de la garantía de motivación
prevista en el artículo 16 constitucional.16

Esta Suprema Corte ha sostenido que el fundamento para la


aplicación del principio de proporcionalidad en el control
constitucional de la ley, al no existir norma expresa que lo
autorice, puede extraerse del principio de legalidad y la
prohibición constitucional de actuar de forma arbitraria, mandato

14
Bernal Pulido, op. cit., pp. 49-53.
15
Clérico, Laura, El examen de proporcionalidad en el derecho constitucional, Buenos
Aires, Eudeba, 2009, pp. 26-27-
16
Sánchez Gil, Rubén, “El principio de proporcionalidad en la jurisprudencia mexicana”, en
Miguel Carbonell (comp.), El principio de proporcionalidad y protección de derechos
fundamentales, México, CNDH, 2008, pp. 247-262.

21
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

que también está dirigido al legislador.17 De acuerdo con lo


anterior, a continuación se procede a aplicar el principio de
proporcionalidad en sentido amplio para examinar la
constitucionalidad de la pena prevista por el Código Penal del
Distrito Federal para el delito de secuestro express.

Para poder realizar el análisis de la constitucionalidad de la


medida es necesario identificar las razones que existen tanto a
favor como en contra de la pena. En primer lugar, hay que
determinar los derechos fundamentales afectados con la
intervención legislativa. Esta etapa tiene como objetivo clarificar
las razones normativas que se oponen al establecimiento de la
norma de sanción. En este sentido, se trata de establecer los
derechos fundamentales limitados por la ley penal.

En principio, puede decirse que la pena tiene un carácter


pluriofesivo.18 En este caso, esto quiere decir que a través de su
imposición legal se afectan varios derechos fundamentales: la
libertad personal, la propiedad, los derechos políticos, etc. Con
todo, el derecho fundamental intervenido directamente con mayor
intensidad por la norma de sanción prevista en el artículo 163 Bis
del Código Penal para el Distrito Federal es la libertad ambulatoria
del sentenciado.

Por otro lado, también es necesario identificar el fin o los


fines que se promueven con la determinación de la pena. Al
respecto, hay que distinguir dos tipos de fines: los inmediatos y
los mediatos. Los fines inmediatos son aquellos estados de cosas

17
Contradicción de tesis 21/2006-PL.
18
Lopera Mesa, op. cit., p. 299.

22
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

cuya satisfacción debe alcanzarse por virtud de algún principio


constitucional. Los fines mediatos, en cambio, se identifican con
los principios constitucionales protegidos por el tipo penal. En este
caso concreto, el fin inmediato de la pena prevista en el artículo
163 Bis del Código Penal del Distrito Federal es la prevención
general de las conductas constitutivas del delito de secuestro
express. Por su parte, el fin mediato de esa medida es la
protección del derecho fundamental a la libertad ambulatoria y el
derecho de propiedad.19

Ahora bien, antes de enjuiciar la pena a la luz del test de


proporcionalidad también es necesario determinar la legitimidad
del fin perseguido con la medida. De acuerdo con lo expuesto, el
objetivo o fin inmediato del legislador al establecer la cuantía de
una pena no es otro que instrumentar una determinada política
criminal. Como resultado de su legitimidad democrática, el
legislador tiene un amplio margen de apreciación para establecer
el contenido de las normas penales de sanción. En este sentido,
además de las prohibiciones previstas en el artículo 22
constitucional, existen al menos dos límites en sede constitucional
para la acción del legislador. Por un lado, la garantía específica
de proporcionalidad de las penas derivada del propio artículo 22,
cuyo estudio se realizó en la primera parte de este considerando.
Y por otro lado, la garantía de intervención proporcionada en los
derechos fundamentales, cuyo estudio se hace a continuación.

En todo caso, es importante destacar que el amplio margen


de acción que tiene el legislador penal para instrumentar su
19
Al respecto, esta Suprema Cote determinó en el amparo directo en revisión 1987/2006
que los bienes jurídicos protegidos por el tipo penal de secuestro express son la libertad
ambulatoria y el patrimonio de las personas.

23
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

política criminal condiciona de manera determinante la intensidad


del escrutinio de la intervención en los derechos fundamentales.
En este sentido, el juicio de proporcionalidad no es una
herramienta para analizar las normas penales a la luz de los
criterios ético-políticos de una determinada ideología o filosofía
penal específica. Como instrumento de control de constitucional,
el principio de proporcionalidad está orientado exclusivamente a
fundamentar la validez o invalidez de una intervención en
derechos fundamentales a la luz de los límites impuestos al
legislador democrático por la propia Constitución.

La finalidad perseguida por el legislador al incrementar la


pena para el delito de secuestro express es una finalidad legítima
desde el punto de vista constitucional, toda vez que está
encaminada de modo inmediato a instrumentar una política
criminal que busca prevenir la realización de determinadas
conductas y de forma mediata está dirigida a proteger
principalmente libertad ambulatoria de las personas. Una vez
establecidas estas premisas, esta Suprema Corte procede a
realizar el test de proporcionalidad en sentido amplio sobre la
norma de sanción que constituye la intervención que impugna el
quejoso.

El primer aspecto que debe verificarse es la idoneidad o


adecuación de la medida. Para que la pena determinada por el
legislador supere esta grada del principio de proporcionalidad no
es necesario que se trate de la medida más idónea para proteger
la libertad ambulatoria de las personas. Aquí el principio de
idoneidad se traduce en un criterio negativo, orientado

24
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

exclusivamente a censurar las medidas que sean


manifiestamente inadecuadas para alcanzar los fines inmediatos y
mediatos de la intervención penal. En esta línea, podría
argumentarse que el aumento de las penas no constituye una
medida eficaz para alcanzar la prevención de los delitos. Lo que
significaría que la intervención enjuiciada no es idónea para
conseguir el objetivo perseguido por el legislador.

No obstante, esta Suprema Corte considera que la


legitimidad democrática del legislador penal también le otorga a
éste un amplio margen de acción epistémico. Esto significa que
en todos aquellos casos en los que exista incertidumbre sobre las
premisas empíricas en las que se apoya la actuación del
legislador, debe entenderse que existe a su favor la presunción
de que éstas son verdaderas. En el caso concreto, la modificación
en la pena prevista para el delito de secuestro express presupone
que el aumento en las penas es una medida eficaz para prevenir
la incidencia de este delito. Al no existir evidencia que muestre
que esta premisa es manifiestamente falsa, debe considerarse
que se trata de una medida causalmente idónea para la
consecución del los fines perseguidos.

La segunda grada del principio de proporcionalidad


corresponde al análisis de la necesidad de la medida legislativa.
En materia penal, este subprincipio no debe entenderse en el
sentido de que la intervención en los derechos fundamentales o
principios constitucionales debe ser la más benigna entre los
medios alternativos posibles que tengan al menos la misma
idoneidad para contribuir al fin perseguido. Para que el aumento

25
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

en una pena supere el examen de necesidad simplemente se


requiere que el sacrificio que implica la medida no sea
manifiestamente innecesaria para los derechos fundamentales
intervenidos.

Cuando se analiza la proporcionalidad de una pena la forma


de probar que la medida es innecesaria consiste en mostrar que
no existe una mayor eficacia preventiva de la nueva pena con
respecto a la anterior. En este sentido, también resulta relevante
el margen de acción epistémico que posee el legislador
democrático. En ausencia de evidencia que desmienta esa mayor
idoneidad preventiva de la nueva pena, debe entenderse que esa
incertidumbre juega en beneficio de la constitucionalidad de la
medida. En consecuencia, en este caso concreto es posible
afirmar el aumento en la pena para el delito de secuestro express
supera el examen de necesidad de la medida.

Finalmente, el aumento en la pena del secuestro express


debe examinarse de conformidad con el principio de
proporcionalidad en estricto sentido. En materia penal, lo que
tiene que realizarse en esta grada es una ponderación entre los
beneficios que pueden esperarse de la protección penal del bien
jurídico y los costes derivados de la sanción penal desde la
perspectiva de los derechos fundamentales afectados por ésta.20

En el presente caso, los beneficios serían básicamente la


mayor prevención asociada al aumento de la pena para el delito
de secuestro express. Al respecto, puede considerarse que se
trata de un beneficio muy importante porque la medida examinada
20
Lopera Mesa, op. cit., p. 241.

26
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

tiene como finalidad proteger de modo más eficaz la libertad de


las personas. En contraposición, el costo de la intervención penal
es una afectación mucho más intensa a la libertad del
sentenciado, en la medida en la que puede ser privado de este
derecho por un tiempo mínimo de veinte años y un máximo de
cuarenta.

El examen de la proporcionalidad en sentido estricto también


está condicionado por el amplio margen de apreciación que el
legislador tiene para realizar el balance entre los beneficios y los
costos de la intervención penal, en términos de los derechos
fundamentales promovidos con la medida y los intervenidos. En
esta línea, esta Suprema Corte considera que el aumento de la
pena para el delito de secuestro express constituye una medida
proporcionada, toda vez que dicha intervención supone un costo
para los derechos fundamentales de los sentenciados que se ve
compensado por la importancia de los bienes protegidos y,
especialmente, porque el delito cuya pena se aumentó constituye
un problema social cuya prevención resulta prioritaria para la
sociedad.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO. En la materia de la revisión se confirma la


sentencia recurrida.
SEGUNDO. La justicia de la Unión no ampara ni protege a
*********, en contra de la autoridad y del acto precisados en el
resultando segundo de esta ejecutoria.

27
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

Notifíquese; con testimonio de esta resolución vuelvan los


autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el
expediente como asunto concluido.

Así, lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, por unanimidad de cinco votos de los
señores Ministros: Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón
Cossío Díaz (quién formulará voto concurrente), Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y
Presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente).

Firman el Presidente de la Sala y Ponente con el Secretario


de Acuerdos, que autoriza y da fe.

PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA Y PONENTE:

MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA.

SECRETARIO DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA:

LIC. HERIBERTO PÉREZ REYES.

“En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13,


14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos”.

28
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

ABZ/HGS/anm.

29
VOTO CONCURRENTE QUE FORMULA EL MINISTRO JOSÉ
RAMÓN COSSÍO DÍAZ EN RELACIÓN CON EL AMPARO
DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011.

La Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la


Nación resolvió el amparo directo en revisión 181/2011 en la
sesión celebrada el seis de abril de dos mil once. En dicha sesión
se determinó confirmar la sentencia recurrida y
consecuentemente, negar el amparo solicitado en contra del
artículo 163 bis del Código Penal para el Distrito Federal, que a la
luz de los argumentos del quejoso vulnera la garantía protegida
por el artículo 22 Constitucional.

Coincido con los resolutivos de la sentencia que nos ocupa,


sin embargo, me permito emitir algunas reflexiones sobre algunos
argumentos que no comparto.

I. Antecedentes: De los hechos contenidos en el expediente


se desprende que el quejoso, *********, fue considerado
penalmente responsable de la comisión del delito de secuestro
express agravado, cometido a bordo de un vehículo, en grupo y
con violencia, por el Juez Quincuagésimo Quinto Penal del
Distrito Federal, por lo cual se le impuso una pena de treinta años
de prisión y novecientos dieciséis días de multa, todo esto dentro
del expediente número *********.

Inconforme con la anterior determinación, el quejoso


interpuso recurso de apelación cuyo conocimiento correspondió a
la Sexta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,
quien modificó la sentencia impugnada, disminuyó el grado de
VOTO CONCURRENTE
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

culpabilidad, redujo la pena de prisión y absolvió al inculpado de


la reparación del daño.

En desacuerdo con lo anterior, el quejoso promovió


demanda de amparo directo, mismo que fue negado por el Tercer
Tribunal Colegiado el ocho de diciembre de dos mil diez, dentro
del expediente *********, dando origen con ello al recurso de
revisión cuya resolución hoy se analiza.

El recurrente argumentó la violación al principio de


proporcionalidad de las penas previsto en el artículo 22
constitucional, planteándolo en dos vertientes: la violación al
principio de proporcionalidad derivado del artículo 22
constitucional y; el incumplimiento de la exigencia de
proporcionalidad de toda intervención legislativa en derechos
fundamentales.

II. Consideraciones de la Mayoría. El argumento de la


mayoría sostiene que es infundada la primera vertiente del
argumento planteado por el quejoso, que considera que la pena
prevista para el delito de secuestro express violenta la cláusula de
proporcionalidad de las penas, instaurada por el artículo 22
constitucional, que faculta a exigir una adecuación entre la
gravedad de la pena y la gravedad del delito.

Sobre este aspecto en particular se argumenta que la


relación entre la pena y el delito es convencional y por ello, para
establecer si una pena es desproporcionada no basta aseverar
que un delito tiene una pena mayor que otro que afecta a un bien
jurídico de similar o mayor importancia, ya que los códigos
2
VOTO CONCURRENTE
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

penales también establecen la jerarquía de los castigos


atendiendo a consideraciones de política criminal.

En el caso concreto, la comparación de las penas no puede


realizarse en relación a delitos que protegen bienes jurídicos
distintos, sino con aquellos que atentan contra el mismo bien, lo
cual arrojaría la conclusión de que la pena resulta proporcionada.

Se consideró además infundado el argumento que planteó el


quejoso relativo a que la pena prevista para el delito de secuestro
express constituye una intervención legislativa desproporcionada
en la libertad del recurrente.

A pesar de lo anterior, se sostiene que la finalidad del


legislador es legítima, toda vez que está encaminada
directamente a instrumentar una política criminal que busca
prevenir la realización de determinadas conductas, logrando con
esto la protección de la libertad ambulatoria de las personas.

La mayoría considera en el mismo sentido que el test de


proporcionalidad se ve colmado en el caso concreto al justificarse
la idoneidad de la medida, la necesidad de la medida legislativa y
la proporcionalidad en sentido estricto, todo esto en relación con
la labor del legislador en lo tocante al delito en cuestión.

III. Consideraciones del Voto. Respetuosamente


expongo las razones conforme a las cuales me permito disentir de
algunas de las consideraciones que se expresaron en la
sentencia como sustento de la misma.

3
VOTO CONCURRENTE
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

En primer lugar, considero que frente al argumento que


plantea el carácter lesivo que tiene sobre la libertad ambulatoria
de una persona la imposición de una pena de prisión, es
innecesario adentrarse en una exposición que justifique cómo es
que el legislador cuenta con una razón válida y legítima para
hacerlo.

La comprensión de que el legislador está facultado para


imponer penas que, incluso siendo privativas de la libertad
ambulatoria, logren inhibir una conducta seleccionada por él es un
presupuesto básico y fundamental de toda forma de Estado
moderno. Sobre éste punto, me parece, era innecesario abundar
en el proyecto en razón de su carácter indiscutible.

Me encuentro igualmente en desacuerdo con el argumento


que se refiere a que el correcto estudio de la desproporción de
una pena debe plantearse necesariamente en base a la
comparación que se haga de otra pena que busque inhibir otro
delito que vulnere el mismo bien jurídico.

Considero además, que el argumento que se refiere a que


los castigos instaurados en los códigos penales se regulan y
atribuyen en razón de una lógica que busca establecer una
política criminal, es decir, que la jerarquía y aplicación de los
castigos se plantean en la legislación penal tomando en cuenta la
instrumentación de la política criminal no es correcto.

4
VOTO CONCURRENTE
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

Los argumentos plasmados en los párrafos anteriores son, a


mi entender, excluyentes ya que siguen dos líneas
argumentativas distintas y parecen dar dos respuestas dispares a
un mismo planteamiento.

El argumentar que una pena sobre la cual se realizará un


análisis de proporcionalidad existe gracias al establecimiento de
una política criminal, hace inaplicable un argumento en el mismo
sentido que exponga que dicho análisis de proporcionalidad se
hace en base a la comparación de las demás penas y bienes
jurídicos relevantes.

Igualmente me parece que la ejemplificación hecha en el


proyecto, en su estudio teleológico de las penas que buscan
inhibir los delitos que atentan contra la libertad de las personas,
concretamente al hablar de la adecuada sanción que se le da al
delito de privación de la libertad con fines sexuales, no deja claras
razones acerca de por qué esa conducta y su penalidad sería la
adecuada para ser comparada a la pena en el caso concreto ya
que podría válidamente argumentarse que la privación de la
libertad con fines sexuales o incluso el delito de sustracción de
menores puede ser incluso más lesivo y agraviante que el delito
de secuestro express en cuestión.

Por las razones expuestas, aun cuando concuerdo con los


resolutivos de la mayoría me aparto de las razones en las que se
apoyaron para tal efecto.

MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ

5
VOTO CONCURRENTE
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 181/2011

LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES

SECRETARIO DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA.

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