ESPAÑOL - UNIDAD 1:

TALLER DE LECTURA
Lenguaje y comunicación.

Y REDACCIÓN
SECCIÓN 3:
Comunicación oral y
formas de argumentación.
CONTENIDO

1 INTRODUCCIÓN.................................................................. 3

La comunicación oral................................................ 4

2 BIBLIOGRAFÍA....................................................................... 9
1 Introducción
Como vimos en la sección anterior, el lenguaje verbal funciona a
través de la palabra hablada. Es decir, a través de la expresión fo-
nética, el hablante comunica (por medio de palabras) su mensaje.
El insumo principal de la comunicación oral es, entonces, la voz
misma, que transmite los códigos propios de la lengua en la que se
habla. A diferencia de la escritura, la oralidad tiene como caracte-
rística su carga social. Desde la perspectiva de Ong (2016), la ora-
lidad tiene un vínculo con lo sacro en donde hay una participación
y construcción colectiva. El ejercicio de la oralidad conlleva ciertas
características, como la naturalidad, además de que es modificable
en su mismo ejercicio de creación, utiliza expresiones propias, in-
cluye el lenguaje corporal como parte fundamental y es dinámico.
Así como es posible complejizar la escritura y pasar de estructuras
básicas a textos de alta complejidad, de igual manera la oralidad es
susceptible de la ornamentación. Por tal razón, brevemente habla-
remos sobre la comunicación oral y sus elementos, para la profun-
dización de los principios presentes en el ámbito verbal.
La comunicación oral
En algún momento hemos escuchado alguna vez un discurso conmove-
dor. El orador logra tocar las fibras del auditorio y movilizar los sentimien-
tos del grupo. Despierta el interés de los escuchas y captura la atención
de la audiencia. De igual manera, hemos sido testigos del magnetismo
de ese amigo que, con una historia, logra atrapar a sus pares. Sus rela-
tos, que a veces son muy sencillos, son contados de forma cautivadora.
Este ejercicio con una fuerte carga persuasiva ha sido denomina-
do como «oratoria» y su característica principal es la elocuencia.
De acuerdo con la RAE (2019), la oratoria se define como:
– f. Facultad de hablar o escribir, de modo eficaz, para deleitar,
conmover o persuadir.
– f. Eficacia para persuadir o conmover que tienen las palabras,
los gestos o ademanes y cualquier otra acción o cosa capaz de
dar a entender algo con viveza.
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Como es claro en la definición, la elocuencia no sólo hace referen-
cia a las habilidades verbales, sino que también está presente en la
escritura. Sin embargo, para efectos prácticos de esta unidad, nos
limitaremos al plano de la oralidad. En este escenario, podemos
hacer mención de los distintos tipos orales que tienen esta carga
persuasiva en su estructura. Estos son: el discurso, conferencia, la
prédica, la apología, la alabanza, las charlas, las exposiciones, etc.
De acuerdo con la RAE, persuadir es «inducir, mover, obligar a al-
guien con razones a creer o hacer algo». Es ese sentido, esa es la ca-
racterística distintiva de la oratoria. Por el contrario, la didáctica en
la oralidad tiene la finalidad de enseñar. En este caso, están inclui-
dos los textos verbales, como las clases, ponencias, cátedras, etc.
Dependiendo de la intencionalidad del emisor, así mismo, se pue-
den catalogar los distintos textos verbales. No obstante, sin im-
portar el tipo de texto, en la oralidad existen cierto tipo de errores
comunes que deben ser evitados con el objetivo de propiciar un
ejercicio comunicativo exitoso.
Es común que al hablar en público recurramos a ciertas frases
que nos dan tiempo de procesar todo lo que tenemos que de-
cir. Muchas veces, estas expresiones se constituyen en mule-
tillas. Como su nombre lo indica, funcionan como una especie
de soporte temporal que, al ser utilizado en exceso, represen-
ta y configura un problema de comunicación.
Las expresiones como «mmm», «ajá», «eh», son muletillas. En lo
posible, deben ser eliminadas de las expresiones verbales. Según
sea el tipo de interacción y la intención del emisor, las muletillas
pueden indicar inseguridad y duda.
De igual manera, otro error común es el uso de palabras que per-
tenecen a otra lengua. Es muy común el caso de tomar palabras
del inglés e introducirlas como expresiones comunes. Por ejemplo,
en el mundo de la publicidad es muy común que esto ocurra, ya
que se toman palabras de otras lenguas, como insight, stakeholder,
etc., sin usar las traducciones propias del español para los mismos
conceptos.
Otro de los errores comunes al momento de la utilización del len-
guaje oral es la falta de claridad en el mismo. Esto, en un lenguaje
técnico es denominado como «anfibología», y se evidencia clara-
mente cuando la claridad del mensaje se ve comprometida.
De igual manera, es un error frecuente el uso de redundancias
o repeticiones innecesarias en expresiones verbales. Por ejemplo,
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cuando usamos frases como «vamos a subir arriba». Esto, de forma
escrita o hablada, representa un error de dicción que es denomi-
nado como «pleonasmo».
Otro equívoco común en el proceso de comunicación verbal es la
eliminación o adición de sonidos que no pertenecen a las palabras.
Por ejemplo, cuando en lugar de decir «para» se utiliza la expre-
sión «pa’». De igual manera, cuando se dice «abrirsen» en lugar de
«abrirse», se comete un error denominado como «metaplasmo».
Es importante mencionar que los denominados errores pueden ser
apropiaciones regionales sobre una lengua que culturalmente son
aceptados. No obstante, para la normativa son errores en la es-
tructura que deben ser corregidos. En esta búsqueda por la limpie-
za de la expresión verbal, por ejemplo, los noticieros buscan una
neutralidad en el uso del lenguaje. De ahí que, sin importar el país
de origen, se comparte, más allá de las apropiaciones regionales
del idioma, una base para la comunicación efectiva.
De igual manera, se consideran errores el uso de expresiones sin
que estén incluidas en el diccionario, problemas de entonación, la
falta de vocabulario, las intervenciones repetitivas, el uso de pala-
bras que están en desuso, entre otros.
Recordemos que, en el uso del lenguaje verbal, tenemos distintos ele-
mentos que convergen para el éxito del mismo. De ahí la importancia
de los elementos que atraviesan la oralidad, como, por ejemplo, el
tono de la voz, la modulación, la vocalización, la proyección, el manejo
del escenario, la postura corporal, etc. Todos estos en conjunto son
elementos fundamentales para la utilización del lenguaje verbal.
Los vemos en la política. Los oradores son expertos en el uso del
lenguaje. Sus palabras son precisas, sus gestos sugerentes. De igual
forma con los narradores orales. A partir de un sencillo relato, lo-
gran capturar a su audiencia.
Es importante desarrollar las habilidades orales. Son funcionales
para dar a conocer las ideas en el aula de clase, para exponer, para
comunicar ante un auditorio los resultados de un proceso de in-
vestigación, etc.
La asertividad en el uso de la
comunicación oral será la garantía para
que el mensaje llegue al destinatario con
la menor distorsión posible.
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«La expresión oral es saber captar las intenciones de los demás,
sus deseos y pensamientos, los mensajes no verbales que se trans-
miten a través de la cara y los gestos, el doble sentido de los men-
sajes y metáforas». (Bloom y Tunmer, 1993).
A partir de la oralidad es posible desarrollar tanto la competen-
cia para articular una idea que trascienda por medio de un hilo
conductor, hasta construir una narración sólida, como así tam-
bién la temporalidad en las narraciones y establecer relaciones
de continuidad.
Así mismo, el ejercicio de la oralidad y la oratoria persigue la con-
fección de textos complejos y el uso de nuevas palabras. Para esto,
será necesario que la alimentación del vocabulario sea constante,
a fin de tener la capacidad de construir escenarios con la palabra.
A continuación, algunas pautas generales para perfeccionar nues-
tras habilidades de comunicación:
– Ten presente a qué audiencia vas a dirigirte. No es lo mismo
hablar con un niño que con un adulto. Sea cual sea nuestro
vínculo, siempre es importante tener presente que, según sea
la audiencia, así mismo, la forma del mensaje deberá respon-
der a las características del receptor.
– Ten cuidado con el tono de la voz. En la oralidad, la voz es el
canal fundamental para la transmisión del mensaje. Más allá
de que tengas una voz melodiosa o no, existen pautas senci-
llas a la hora de utilizar la voz. La vocalización es una de ellas,
al igual que el correcto uso del volumen. Puede ser incómo-
do socialmente escuchar a una persona que eleva mucho el
tono de su voz en un momento de intimidad. De igual manera,
cuando hay un grupo grande y quien dirige usa un volumen
bajo, tanto la atención de la audiencia como el mensaje termi-
narán distorsionados.
– La escucha es primordial. Recuerda que el ejercicio de la co-
municación no es unidireccional. No se trata sólo de dejar un
mensaje y huir. Por el contrario, entre más ejercitemos nues-
tra capacidad de escucha, así mismo nuestra capacidad de
responder ante nuestro interlocutor será mucho más acerta-
da. Sé flexible. Responde a los inquietantes de tu interlocutor,
escucha sus necesidades y, de igual manera, reacciona frente
a ellas.
– Sintetiza. ¿Cuál es la mejor manera de decir algo? Definitiva-
mente, la claridad es primordial. No se trata sólo de demostrar
cuánto vocabulario tenemos o qué tan ornamentado puede
ser nuestro discurso. Recuerda que en el ejercicio de la co-
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 municación se pone en común. A veces no se trata de hablar
mucho, sino de decir lo correcto.
– Cuida tu cuerpo. Recuerda que tu postura es importante. No
sólo es suficiente hablar. Tu cuerpo también comunica. Por lo
tanto, evalúa qué dice tu organismo y modifica esos hábitos o
gestos que pueden ser contradictorios. Por ejemplo, si vas a
dar una conferencia sobre confianza, pero entras encorvado,
hablando en voz baja y sin hacer contacto visual con las per-
sonas, cuidado. Tu discurso no será suficiente. Tu cuerpo es
fundamental para la comunicación.
Todas estas sugerencias no sólo son importantes si tenemos una
presencia física ante un auditorio, sino que sirven para dirigirnos
en forma verbal y no verbal correctamente al público. Imagínense
ahora, en la era de la tecnología, estar en una reunión por Internet
en donde igualmente digamos muletillas o utilicemos metaplas-
mos, o bien, tengamos una postura de descanso. La comunicación
no será asertiva.
Si escribimos, también es necesario hacerlo siguiendo las reglas
del lenguaje, según la intencionalidad de la comunicación. Por ello,
estudiantes, los invito a poner en práctica todo lo aprendido:
– La fluidez es tu aliada. Entrénate en articular discursos flui-
dos. Sé consciente y evalúa tus habilidades verbales. Busca
nuevas formas de decir una misma frase. Entrena tu ingenio.
Elimina las muletillas o redúcelas al máximo.
– Domina los conceptos clave. Sabemos que, cuando no sabe-
mos de lo que hablamos, la inseguridad es evidente. La voz
tiembla, nos expresamos con dificultad y constantemente
cuestionamos lo que estamos diciendo. La preparación, so-
bre todo en lo relacionado con exposiciones, es fundamental.
Repasa los conceptos, aprópiate de ellos. Convérsalos, com-
pártelos. De esa manera, al momento de hablar sobre ellos, te
será mucho más fácil.
– Aprópiate del espacio. Sin importar si estás frente a un audi-
torio con 400 personas o si estás en una primera cita, conoce
y aprópiate del espacio. De esta manera te sentirás más con-
fiado y definitivamente esto se verá reflejado en la articula-
ción de tus palabras.
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BIBLIOGRAFÍA

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Salas, C. (2017). Storytelling: la escritura mágica. Técnicas para or-

denar las ideas, escribir con facilidad y hacer que te lean. España: Ed.
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