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LA FRATERNIDAD Y EL OFICIO EL ORADOR

El Orador es uno de los oficiales que ocupa el Oriente, y que en equilibrio y combinación con todos
los demás Oficios del taller permite esa particular dinámica de grupo que es una Logia masónica:
un trabajo permanente a favor de una consciencia esclarecida de nuestro ser personal y del ser del
mundo en que existimos.
Los RRGG de la Gran Logia Simbólica Española definen así la función del Orador:
Guardián de la Constitución, de los Reglamentos Generales y de los Interiores de la Logia debe
oponerse a todo debate o actos contrarios a los mismos.
En este caso solicitará que se levante acta de su oposición.
Podrá en casos extremos solicitar la suspensión de los Trabajos.
En este caso deberá cursar un informe a la Gran Comisión Permanente En caso de oposición a la
actuación del Orador, la Logia deberá esperar a la Tenida siguiente para tratar esta oposición que
constará expresamente en el próximo Orden del Día y en la Convocatoria de la Tenida. Solicita la
palabra directamente al Venerable Maestro. Al hacerlo deberá indicar si desea intervenir en el
debate como Hermano o como Orador ya que en este caso ningún Hermano podrá hablar después
sobre el tema debatido. Al término de los debates deberá dar sus conclusiones. Ninguna votación
podrá efectuarse sin oír las conclusiones del Orador, conclusiones que en ningún caso deberán
estar dirigidas a influenciar el voto. El Orador efectúa el recuento de los votos y proclama los
resultados. Es el Orador quien da lectura a las Planchas recibidas de La Gran Logia Simbólica
Española y que no se refieran a aspectos de Secretaría. En las Tenidas de Iniciación y Exaltación
deberá dirigirse a los Hermanos para explicarles el sentido de su Grado. En las Tenidas de
Iniciación, antes o después de su parlamento deberá, preceptivamente, dar lectura íntegra de la
Constitución de la Gran Logia Simbólica Española. En las Tenidas Solemnes y Extraordinarias
tomará la palabra informando a los Hermanos. Los Trabajos no podrán ser Cerrados sin oír las
Conclusiones del Orador. El Orador adjunto, o quien lo reemplace, tendrá las mismas funciones.
Caso de entrar durante la Tenida el titular, el Orador en funciones no dejará su lugar hasta que no
se haya terminado el debate en curso del que deberá dar sus conclusiones. Funcional y también
simbólicamente el papel definitorio del Orador es la guarda de la ley, de la Constitución de la Gran
Logia, sus Reglamentos Generales y los particulares de la Logia, nuestros usos y costumbres que
nos dan seguridad y definen nuestras obligaciones y derechos. La función del Orador es recordar el
derecho y velar por su cumplimiento, es el aspecto exigente de la fraternidad, encarna el principio
de responsabilidad, hace par, por contraposición, con el hermano Hospitalario que representa el
aspecto acogedor del vínculo fraterno, el principio solidaridad de la fraternidad. La sociabilidad
masónica es una sociabilidad entrañable y exigente a la vez, ambiciosa porque pretende unir lo
disperso, crear un vínculo de fraternidad a partir de nuestra común humanidad y no en base a
ninguna de las afinidades y particularidades que nos distinguen en el mundo profano; como toda
sociabilidad no puede eludir el conflicto, aunque a veces un entendimiento inmaduro de la
fraternidad nos lleve a autoengañarnos sobre las aristas cortantes de nuestras piedras siempre
pendientes de desbastar. Decía el gran jurista Von Ihering en su libro La Lucha por el Derecho: «La
finalidad del derecho es la paz, el medio para ello es la lucha. En tanto que el derecho tenga que
estar preparado contra el ataque por parte de la injusticia —y esto durará mientras exista el
mundo— no le será ahorrada la lucha». Considero que quien piensa que a la existencia humana se
le puede ahorrar la lucha, las más de las veces no logrará evitarla y además se verá envuelto en
ella en peores condiciones: no salvará su tranquilidad y le añadirá vergüenza. Mi experiencia en el
desempeño del Oficio de Orador me lleva a recordar uno de los episodios de conflicto que vivió
nuestra Logia, doloroso episodio, que rompió durante tres meses la paz y la concordia de nuestro
taller, que se inició cuando varios hermanos del taller pidieron amparo al Orador frente a
comportamientos abusivos y poco fraternales del entonces VM; un conflicto que se resolvió, creo
yo de manera justa —entre la Escuadra y el Compás— que nos enseñó a ser hermanos y hermanas
en medio del conflicto y salvó la Logia. Es fácil vivir la fraternidad en la bonanza, pero donde se da
la medida de los maestros y las maestras es cuando la fraternidad tiene que aplicarse en el
conflicto, actuando de acuerdo a derecho, con justicia pero también con equidad. Esa experiencia
creo que fue masónica y educativa para todos nosotros — muchos de los hermanos y hermanas lo
manifestaron así— y nos enseñó de una manera no sólo teórica sino digamos existencial y
práctica, que es precisamente en el conflicto cuando más necesario son el Compás y la Escuadra,
que la fraternidad masónica es un poderoso afecto y que como todos los afectos conlleva sus
turbulencias y debe manejarse con SABIDURÍA, pero también con FUERZA y naturalmente con
BELLEZA. El método masónico se funda en un doble principio: solidaridad y responsabilidad, típico
de la fraternidad; el método masónico es esencialmente fraternalista. Descubre en los hermanos y
hermanas reunidos el origen, la raíz misma de la experiencia política, y del conflicto como lo
refiere el relato de Caín y Abel en la Biblia 17 ; los hermanos y hermanas ya emancipados de la
presencia autoritaria del Padre/Patrón y de la Madre/Posesiva deben aprender a vivir su vínculo
como una tensión equilibrada entre Sociedad e Individuo, entre cooperación y competencia, como
relación a la vez de solidaridad y de responsabilidad, ¿no es ese el origen mismo de la Civitas? ¿No
se halla en esa fraternidad primigenia y en sus tensiones la idea misma de ciudadanía? 18 Sobre
esta concepción se basa la idea de erigir a la fraternidad como eje y fundamento de una reflexión
política: Libertad, Igualdad, Fraternidad. El Patriarcalismo y el Matriarcalismo parten de una visión
que anula al individuo por cuanto lo somete totalmente, bien al poder del Estado/Padre o la
prevalencia romántica de la Comunidad de la sangre y de la tierra/Madre; también es esencialista
el Egoísmo/Ego, que nos avoca al puro indiferentismo o peor aún a la guerra de todos contra
todos. El fraternalismo resuelve ese falso dilema: ni la esencia está del lado del individuo/mónada,
ni la sociedad es una mera agrupación de tales esencias/mónadas, ni tampoco la esencia está del
lado de la sociedad/Estado/Comunidad, ni el individuo es tan solo un componente de la misma
determinado por su «pertenencia». La logia, y el derecho que se dan a sí mismos los hermanos,
reconoce que somos individuos en relación, en una red de reconocimiento mutuo: la relación no
es una categoría de «segundo nivel» frente a la esencia sino que, es una categoría fundante de la
Logia —y a la postre de toda realidad social— y entonces podemos pensar que el individuo existe
en tanto que es en relación con los demás y con el cosmos, y que, por ende, también la sociedad
existe en tanto que es articulación de esas relaciones. Relaciones que, como nos enseña el ritual
del maestro no son necesarias ni naturalmente armónicas y que por eso exigen de la Ley que haga
compatibles la solidaridad de todos con cada uno y la responsabilidad de cada uno con todos. El
orador vela por la ley instruyendo en su caso a la Cámara del Medio como Cámara de Justicia,
conceptualiza sobre las cuestiones que se han tratado en Tenida cuando la palabra ha circulado
entre columnas, es el oficial que formaliza la promesa de toma de posesión en su nombre y en el
de los demás oficiales cuando estos juran sus cargos, y es el primer oficial que una vez concluida la
recepción del Aprendiz recién iniciado toma la palabra para darle la bienvenida e instruirle de
manera general sobre el método masónico en el que el neófito acaba de dar su primer paso. Si
cumple su misión en fraternal coordinación con los otros oficios de la Logia, esta funciona en
verdad como una experiencia esclarecedora y transformadora de cada uno de nosotros.

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