Comportamiento simplemente es todo lo que hace un organismo para alimentarse
como buscar comida ,escogerla, guardarla, decidir en qué cantidad consumirla ,con quién la comemos y hasta cómo vamos al baño y cada una de estas actividades es muy diferente en cada cultura familia individuo es fácil ver entonces que en el comportamiento alimentario entran en juegos factores como los bioquímicos de la composición de los alimentos y biológicos cuando estos alimentos interactúan con nuestro cuerpo pero también psicológicos ya que se trata de conductas y hábitos que desarrollamos e incluso antropológicos y sociológicos porque esas conductas dependen de nuestras tradiciones y cultura sería muy útil abordarlo alimentario desde una postura integradora
Factores que influyen en el comportamiento alimentario
• Factores internos: Estos factores incluyen nuestros genes, nuestros
hábitos, nuestra personalidad y nuestras emociones.
Genética: La genética desempeña un papel en la predisposición a ciertos hábitos
alimentarios y en la forma en que nuestro cuerpo procesa y utiliza los nutrientes. Algunas personas pueden tener una mayor propensión genética a la obesidad o a ciertos trastornos alimentarios.
Hábitos: Los hábitos alimentarios se desarrollan a lo largo del tiempo y pueden
estar influenciados por factores como la rutina diaria, la disponibilidad de alimentos y las preferencias personales. Establecer hábitos saludables o no saludables puede depender en gran medida de las elecciones repetitivas que hacemos.
Personalidad: La personalidad puede afectar la relación de una persona con la
comida. La ansiedad o la impulsividad también pueden afectar la manera en que alguien se enfrenta a la comida.
Emociones: Las emociones juegan un papel crucial en el comportamiento
alimentario. Las personas pueden recurrir a la comida como una forma de hacer frente a emociones negativas como el estrés, la tristeza o la soledad. Este tipo de comportamiento a menudo se denomina alimentación emocional y puede influir en las elecciones alimentarias y en la cantidad de alimentos consumidos. • Factores externos: Estos factores incluyen nuestra cultura, nuestra familia, nuestros amigos y nuestro entorno.
Cultura: La cultura desempeña un papel crucial en la formación de hábitos
alimentarios. Las tradiciones culinarias, las preferencias alimenticias y las normas
culturales pueden influir en lo que comemos, cómo lo preparamos y cuándo lo
consumimos. La comida puede tener significados simbólicos en diferentes culturas,
y las celebraciones o eventos importantes a menudo están vinculados ciertos
alimentos.
Familia: El entorno familiar, especialmente durante la infancia, puede tener un
impacto duradero en los hábitos alimentarios. Los patrones alimentarios establecidos en el hogar, las actitudes hacia la comida y la disponibilidad de ciertos alimentos pueden influir en las elecciones alimentarias a lo largo de la vida.
Amigos y Redes Sociales: Las interacciones sociales y las influencias de amigos
pueden afectar nuestras elecciones alimentarias. La presión social para seguir ciertos patrones dietéticos o para participar en determinadas actividades alimentarias puede ser significativa. Además, las redes sociales y los medios de comunicación pueden influir en las percepciones de la comida y en las tendencias dietéticas.
Entorno Físico: La disponibilidad y accesibilidad de alimentos en el entorno físico
también son factores clave. La presencia de restaurantes, tiendas de alimentos y opciones saludables en el entorno puede influir en las elecciones alimentarias. Por otro lado, la falta de acceso a alimentos saludables puede limitar las opciones y contribuir a patrones dietéticos menos saludables.
PSICOLOGIA
reconociendo la influencia de factores internos y externos en la formación de
hábitos alimentarios y en el desarrollo de trastornos alimentarios. Este enfoque integral es esencial para desarrollar estrategias efectivas que promuevan la salud y el bienestar en relación con la alimentación, examina cómo nuestras experiencias pasadas, nuestras percepciones sobre la comida y nuestras emociones afectan nuestras elecciones alimentarias diarias. Por ejemplo, la ansiedad, el estrés o la tristeza pueden influir en patrones de alimentación emocional, donde la comida se utiliza como una forma de hacer frente a las emociones. Además, la psicología alimentaria aborda los trastornos alimentarios, reconociendo que estos a menudo tienen raíces psicológicas profundas, y utiliza intervenciones psicológicas para abordar tanto los aspectos mentales como los físicos de estos trastornos.