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‘ALIMENTACIÓN SANA’

APLICACIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL EN UNA ALIMENTACIÓN SANA

Emocional:
Alimentarnos es una necesidad fisiológica básica, sin embargo, la conducta
alimentaria está mediada por múltiples factores y pautas socioculturales. Esto hace
que la elección de los alimentos que decidimos consumir no se fundamente
únicamente en aspectos como su calidad o valor nutricional. Investigaciones han
encontrado que las emociones afectan las respuestas alimentarias en las
diferentes etapas del proceso de ingesta: desde la motivación para comer, las
respuestas afectivas a los alimentos, la elección de alimentos, la masticación, la
velocidad de consumo, la cantidad ingerida, así como el metabolismo y la digestión.
Aunque las emociones y su influencia en la alimentación han sido investigadas
desde hace mucho tiempo, es difícil predecir cómo influyen pues hay una doble
variabilidad, por un lado, entre personas, y por otro, entre emociones. Puede
suceder que en un determinado grupo de personas una misma emoción produzca
diferentes efectos. El psicólogo Michael Macht, investigador en la Universidad de
Würzburg, Alemania, propone un modelo según el cual:
Los alimentos pueden provocar emociones, lo que hace que también
despiertan un deseo o un antojo por algún alimento y ello afecta la elección
que tenemos de los alimentos. Por ejemplo, en tiempos como los actuales,
podemos sentirnos reconfortados al comer un alimento asociado con emociones
positivas o tiempos mejores, por ejemplo, un atole caliente, una sopa o algún
alimento que nos recuerde a una persona querida.

Las emociones de alta intensidad suprimen la alimentación. Esto sucede porque


las respuestas fisiológicas y conductuales que generan estas emociones son
incompatibles e interfieren con la actividad de comer. Por ejemplo, muchas personas
durante esta cuarentena han experimentado altos niveles de estrés y,
consecuentemente, han percibido una baja en su apetito.

.Las emociones de intensidad moderada pueden afectar la alimentación en función


de la motivación que se tenga para comer:

.Si la persona lleva una alimentación restringida, las emociones negativas y


positivas pueden aumentar la ingesta de alimentos. Se ha visto que entre más
control mental se ejerza sobre la alimentación, más vulnerable se puede ser de
sobrealimentarse. Esto ocurre porque las respuestas emocionales implican atención
a nivel cognitivo, lo cual compite con la tarea de mantener el control de la
alimentación.
.Si la persona tiende a una alimentación emocional, las emociones negativas
pueden aumentar la ingesta de alimentos dulces y ricos en grasas. Las
personas que llevan una alimentación emocional utilizan la comida como estrategia
para regular sus emociones y estos alimentos pueden tener efectos calmantes a
nivel cerebral.

.Si la persona lleva una alimentación normal, las emociones afectan a la


alimentación en congruencia con sus características cognitivas y motivacionales.
Por ejemplo, se ha encontrado que emociones como la tristeza tienden a disminuir la
alimentación, mientras que emociones como la alegría tienen a aumentarla.Es
importante recordar que cada persona tiene un bagaje cultural, social, económico,
cognitivo y psicológico único que le permite enfrentarse a la vida y sus vicisitudes
empleando diferentes estrategias. Por eso puede suceder que, aunque usted se
sienta parte de alguno de los grupos comentados en este artículo, no
necesariamente se identifique con la forma en la que las emociones influyen en su
conducta alimentaria.

SENTIMENTAL

Las emociones tendrán un rol en la elección, calidad y cantidad de alimentos


ingeridos, lo que llevaría al aumento o disminución del peso corporal. La relación
entre las emociones y la conducta alimentaria es bidireccional y es dependiente del
contexto, de la escasez de la emoción en cuanto a su valencia, excitación e
intensidad, así como de la escasez fisiológica del sujeto. Dentro del contexto de la
obesidad, se ha descrito el concepto del “comedor emocional” como aquel individuo
que utiliza los alimentos como un mecanismo disfuncional para afrontar sus
emociones negativas (ira, apatía, frustraciones, entre otras). Estas emociones
negativas estarían más presentes en situaciones de alto estrés percibido, lo que
conlleva al aumento de la ingesta de alimentos llamados “reconfortantes”, como lo
son aquellos altos en azúcares y grasas. La presencia del comer emocional sería
más prevalente en mujeres que en hombres; en personas obesas que en aquellas
con estado nutricional normal y en contextos de restricción alimentaria. Las últimas
investigaciones señalan que la forma en cómo regulamos nuestras emociones
permitirían controlar la cantidad o calidad de los alimentos que se ingieren, siendo
una estrategia efectiva para el control alimentario.

SOCIAL
La alimentación es un fenómeno social y cultural, en tanto configura un escenario de
interacción entre los sujetos, alrededor de circunstancias que entrelazan
valoraciones culturales, significaciones subjetivas y relaciones sociales en tiempos y
dinámicas particulares. En este trabajo se describen de manera sucinta los
principales temas de investigación, objetivos, alcances y limitaciones de los estudios
adelantados por las diversas disciplinas de la ciencia social, destacando de manera
especial los significados sociales contenidos en las prácticas de alimentación
familiar. Se reflexiona, además, sobre la importancia de los aportes de la sociología
para la comprensión de los aspectos sociales y culturales del proceso alimentario,
particularmente en el ámbito doméstico familiar, arista poco explorada desde las
concepciones económicas y biológicas predominantes en el estudio de la
alimentación.

CULTURAL

Las dietas tradicionales en la mayoría de las sociedades en los países en desarrollo


son buenas. Generalmente se requieren solamente cambios menores para permitir
satisfacer las necesidades de nutrientes de todos los miembros de la familia.
Aunque la cantidad de alimento consumido es un problema más común que la
calidad, este capítulo enfoca los tipos de alimentos y hábitos alimentarios.Comer
ciertos alimentos ricos en proteína, como insectos, serpientes, monos, mangostas,
perros, gatos, alimentos marinos poco comunes y caracoles, es definitivamente
benéfico. Otro hábito nutricionalmente bueno es el consumo de sangre animal.
Algunas tribus africanas punzar la vena de una res, sacan un recipiente lleno de
sangre, para el sangrado y consumen la sangre, por lo general después de
mezclarla con leche. La sangre es un alimento rico y mezclado con leche muy
nutritivo.Una costumbre que se encuentra con frecuencia entre los pastores y otras
personas es tomar leche agria o cuajada, en vez de fresca. La leche agria no pierde
su valor nutritivo, pero a menudo reduce de modo sustancial el número de
organismos patógenos presentes. En comunidades donde el ordeño no se realiza
con buena higiene y donde los recipientes en los que se recibe la leche quizá están
contaminados, es más seguro tomar leche agria y no leche fresca. La leche hervida
es más segura.En muchas sociedades, por ejemplo en Indonesia y en partes de
África, fermentan de manera parcial los alimentos antes de consumirlos. La
fermentación puede mejorar la calidad nutritiva y reducir la contaminación bacteriana
de los alimentos.El uso tradicional de ciertas hojas de color verde oscuro entre
comunidades rurales es otra práctica benéfica que se debe estimular. Estas hojas
son fuentes ricas de caroteno, ácido ascórbico, hierro y calcio; además, contienen
cantidades útiles de proteína. Las hojas verde oscuro no cultivadas o silvestres,
como las hojas de amaranto, lo mismo que las de alimentos cultivados, por ejemplo
calabaza, batata y yuca, son mucho más ricas en vitaminas que las hortalizas de
hojas pálidas de origen europeo, como el repollo y la lechuga. Muchos horticultores
expatriados en África han intentado, a menudo, que los lugareños cultivan hortalizas
europeas en vez de sus hortalizas tradicionales.Muchas frutas silvestres son ricas en
vitamina C; un ejemplo es la pulpa de las vainas del baobab, que se consume con
frecuencia en África. Los métodos de preparación tradicional de granos suministran
un producto más nutritivo que la molienda a máquina. Algunas comunidades hacen
germinar semillas de legumbres antes de la cocción, lo cual mejora su valor nutritivo,
como el humedecer los granos de cereal enteros antes de procesarlos para fabricar
las cervezas locales y algunas bebidas no alcohólicas. Estas semillas y granos por
lo general tienen un alto contenido de vitaminas del complejo B. Por último, no se
puede dejar de enfatizar el método de alimentación tradicional para recién nacidos -
amamantados al pecho - es nutricionalmente superior a la alimentación con biberón

COGNITIVO

Las función cognitiva comprende todos aquellos procesos relacionados con el


pensamiento, entre los cuales se incluyen la memoria, el razonamiento, el desarrollo
del lenguaje, la resolución de problemas o la toma de decisiones. Durante los
primeros años de vida, el desarrollo cognitivo va a determinar el aprendizaje y la
capacidad de procesar mejor y entender todo lo que sucede en el entorno, es decir
lo que el niño escucha, entiende y ve, y todo ello es clave en edades posteriores
para lograr un mejor rendimiento escolar y un mayor éxito en la vida adulta.Se
considera que la función cognitiva de una persona es el resultado de la interacción
de factores genéticos y ambientales, entre los que se encuentra la alimentación.
Desde hace varios años sabemos que la alimentación incide directamente en el
desarrollo del cerebro (en procesos como la proliferación celular, la sinaptogénesis y
la mielinización), así como en muchas funciones relacionadas con este órgano.La
capacidad de modulación de los nutrientes es especialmente importante en las
denominadas “ventanas” o períodos críticos del desarrollo, en los cuales un
determinado estímulo o insulto puede producir cambios permanentes en una función
fisiológica específica. Este concepto, que ha cobrado especial relevancia en los
últimos años, se conoce como programación metabólica, un concepto que ha
revolucionado la medicina preventiva y que ha sido el foco del Proyecto Europeo
EARNEST (EARly Nutrition programming of Adult Health).La realización de estudios
preclínicos en modelos animales y de estudios clínicos en lactantes, nos permite
conocer qué nutrientes influyen en procesos clave del neurodesarrollo cerebral, y
cuáles son los mecanismos que están involucrados. En los lactantes y niños de
edad preescolar, la influencia de los nutrientes en el desarrollo cognitivo puede
valorarse mediante test específicos que nos ayudan a valorar aspectos como el
desarrollo psicomotor, la atención, la función visual, el lenguaje, y el coeficiente
intelectual.

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