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CHARLAS DE FORMACIÓN EN LA FE – “AMORIS LAETITIA”

PARROQUIA SAN ROQUE – SURCO

CAPÍTULO I:
A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS

¿La Sagrada Escritura es


indiferente al tema de la familia?
No. Más bien, se contemplan, desde
su primera página con Adán y Eva
hasta la última con las bodas del
Cordero, familias, generaciones,
historias de amor y de crisis
familiares.

¿Qué simbolizan las dos casas de la enseñanza de Jesús con


respecto a la familia?
Las dos casas, construidas sobre roca o sobre arena, simbolizan las
distintas situaciones familiares, ya que dichas situaciones se originan
por las libertades de sus miembros.

¿Cuál es el punto de partida de las reflexiones del Papa Francisco


acerca de la familia?
El Salmo 128, ya que este salmo tiene un carácter nupcial. En el
centro de este salmo está la pareja padre-madre con toda su historia
de amor en la mesa festiva, símbolo del compartir la alegría.

¿Cuál es el designio primordial de Dios sobre el amor entre


varón-mujer (esposo y esposa)?
El designio de Dios radica en la igual dignidad y la
complementariedad: «¿No han leído que el Creador en el principio
los creó hombre y mujer?» (Mt 19, 4). Luego Jesús citará las palabras
del Génesis: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (Gn 2,
24). Se observa que el designio originario del matrimonio exige
unidad e indisolubilidad.

¿Qué enseñanza presenta el primer relato de la creación (Gn 1)?


El fondo de Génesis 1 es la teología de la imago Dei (imagen de
Dios):
 El hombre en su totalidad (varón-mujer) es creado a imagen
de Dios: El hombre es hecho a imagen de Dios y no
viceversa. La pareja participa del acto creador, ya que «la
fecundidad de la pareja humana es “imagen” viva y eficaz,
signo visible del acto creador» (n. 10).
 El amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades
íntimas de Dios: La pareja que ama y genera vida es la
verdadera “escultura” viviente… capaz de manifestar al Dios
creador y salvador (n. 11). Así, la generación se convierte en
camino por el que se desarrolla la historia de la salvación, y
mediante esta imagen se descubre y se describe el misterio de
Dios: «El Dios Trinidad es comunión de amor, y la familia es
su reflejo viviente» (n. 11).

¿Qué enseñanza presenta el segundo relato de la creación (Gn 2)?


Génesis 2 ofrece claves sobre la teología del matrimonio. En este
relato, hay un admirable retrato de la pareja:
 La inquietud del varón que busca una “ayuda recíproca” al no
encontrarla en los animales ni en lo creado: Así, la mujer es
reflejo del amor divino que significa para el varón
prosperidad, ayuda y apoyo (la complementariedad).
 El encuentro produce generación y familia : El “unirse” indica
“estrecha sintonía, adhesión física e interior”. El fruto de esta
unión: ser una sola carne (la unidad).

¿Cómo son simbolizados los hijos en el Salmo 128?


Los hijos se simbolizan con los brotes de olivo, indicando que están
llenos de energía y vitalidad. Ellos son como las piedras vivas de la
familia (hijo = ben –del verbo banah, construir–). Los hijos son signo
de plenitud familiar en continuidad de la historia de la salvación
¿Qué otros aspectos considera el Papa Francisco acerca de la
familia?
Otros aspectos son: el hogar como el espacio vital de una familia al
punto de que la casa se hace capaz de llevar en su interior la
presencia de Dios, la oración y la bendición; la catequesis, ya que
siendo los padres maestros de la fe para sus hijos la familia es la sede
de la catequesis; la dinámica de la catequesis, puesto que los padres
deben cumplir con seriedad su misión educadora mientras los hijos
deben “escuchar” y hacer vida”; y la condición de los hijos, pues se
les prepara para que recorran su propio camino.

¿Qué sentido tienen el dolor, el mal y la violencia en la familia?


Estas realidades comprometen la vida de la familia y su íntima
comunión de vida y amor. El dolor, el mal y la violencia son fruto del
pecado. Jesús no quiso estar libre de este sendero; no fue indiferente
al sufrimiento de los otros. Ante esta realidad dramática, la Palabra
de Dios es compañera. La clave es acompañar.

¿Qué nos enseña el Salmo 128 sobre del trabajo?


El trabajo es parte fundamental de la vida humana. En este sentido, es
una bendición porque el hombre transforma la materia y aprovecha
las energías de lo creado, dando luz al pan de sus sudores (dimensión
inmanente), además de cultivarse a sí mismo (dimensión
trascendente). Al mismo tiempo, mediante el trabajo se da el
desarrollo de la sociedad, el sostenimiento de la familia y su
estabilidad y fecundidad. Teniendo en cuenta esto, el desempleo y la
precariedad laboral se transforman en sufrimiento, y la explotación
indiscriminada de los recursos trae la “desertificación” y el
“desequilibrio económico-social”.

¿Qué enseñanza tiene la Escritura acerca de la ternura?


La ley del amor y el don de sí a los demás es el centro del mensaje
evangélico. Esta se demuestra a través de la misericordia y el perdón,
que son fruto del amor. En la Escritura, la ternura es expresada con
rasgos del amor paterno o materno: la relación entre una madre y
niño (Sal 131, 2), o entre un padre y su hijo (Os 11, 1. 3-4).

¿Cuál es el modelo de la familia cristiana?


La familia debe esforzarse por ser imagen de la Trinidad, comunidad
de amor. Especialmente en el generar y educar, ya que estas acciones
son reflejo de la obra creadora del Padre. Así, se hacen necesarias la
oración y la eucaristía. Modelo de toda familia es la Sagrada Familia.
Discurso de S.S. Francisco en la Clausura del Sínodo de los
Obispos (II)
(24 de octubre de 2015)

En el curso de este Sínodo, las distintas opiniones que se han


expresado libremente –y por desgracia a veces con métodos no del
todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el diálogo,
ofreciendo una imagen viva de una Iglesia que no utiliza «módulos
impresos», sino que toma de la fuente inagotable de su fe agua viva
para refrescar los corazones resecos. Y –más allá de las cuestiones
dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia–
hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un
continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo –¡casi!–
para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un
derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en
otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede
parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy
diferentes entre sí y todo principio general –como he dicho, las
cuestiones dogmáticas bien definidas por el Magisterio de la Iglesia–,
todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado
y aplicado. El Sínodo de 1985, que celebraba el vigésimo aniversario
de la clausura del Concilio Vaticano II, habló de la inculturación
como «una íntima transformación de los auténticos valores culturales
por su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo
en todas las culturas humanas». La inculturación no debilita los
valores verdaderos, sino que muestra su verdadera fuerza y su
autenticidad, porque se adaptan sin mutarse, es más, trasforman
pacíficamente y gradualmente las diversas culturas. Hemos visto,
también a través de la riqueza de nuestra diversidad, que el desafío
que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el
Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los
ataques ideológicos e individualistas. Y, sin caer nunca en el peligro
del relativismo o de demonizar a los otros, hemos tratado de abrazar
plena y valientemente la bondad y la misericordia de Dios, que
sobrepasa nuestros cálculos humanos y que no quiere más que «todos
los hombres se salven» (1 Tm 2,4), para introducir y vivir este
Sínodo en el contexto del Año Extraordinario de la Misericordia que
la Iglesia está llamada a vivir.

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