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1 - FILOSOFÍA Y ARTE

1. ¿Pensamiento y estética?
La palabra estética viene de lejos; ya la utilizaban los griegos, con el sentido de lo que se percibe
por los sentidos. “Aisthanesthai” (verbo) significa percibir por los sentidos, es decir, conocer. De
ahí llega “aestheticós”, el sustantivo (lo que es perceptible por los sentidos). Al latín llega como
“aesthetica” (siglo XVIII); la ciencia de lo bello, el conocimiento.

¿A qué llamamos experiencia estética? El ser humano puede o no vivir una experiencia al percibir;
la experiencia cuenta como algo que ha dejado un impacto en uno mismo tras percibirlo. Lo
llamaríamos “experiencia estética”, ya que es una experiencia fuerte que nos transforma
interiormente de alguna forma a raíz de algo que se percibe por los sentidos del mundo exterior.

Cuando se hablaba de la estética como la experiencia de percibir, se entendía como una captación
de conocimiento; se trata de la palabra utilizada por los griegos. Se llega a un momento entre la
época arcaica y clásica en la que se define el pensamiento, se plantea una manera de razonar que
relacionamos con la idea de pensar. Ellos hablaban de conceptos: un “contenedor” con una
etiqueta, que es una palabra (“logos”, lenguaje). Los conceptos son universales (la palabra
“elefante” contiene a todos los elefantes del mundo, por sus características en común, aunque haya
muchos individuales). Es decir, el clasificar así las cosas es nuestra construcción. Nosotros nos
referimos a esto como pensar; utilizamos el lenguaje, palabras que son códigos universales, para
entendernos. Incluso inventamos conceptos abstractos, fuera de la naturaleza, que son ideas
propias (por ejemplo, el círculo). Pensamos por tanto a través del proceso de conceptualización,
la creación de conceptos; todo lo que concebimos de la realidad que no transformamos en
conceptos no se considera pensar.

Cuando aparece el concepto de logos, con Platón, se separa el mito del logos y aparecen los
conceptos de educación y ley. Todo el mundo, a través de la escritura, puede aprender; se quiere
homogeneizar a la población a través de la aparición de conceptos que sean universales.

Esto supone un cambio con el mundo anterior, en el que el logos y los sentidos (la
experiencia estética) no se habían desvinculado aún. En ese momento lo que se llama arte
queda exclusivamente en el mundo de la estética, desvinculado del pensamiento.

Platón piensa que el mundo de los conceptos, que solo existe en nuestro pensamiento, es el
verdadero mientras que la experiencia sensible no aporta conocimiento verdadero (“arte objeto”).
Solo es verdadero o falso un concepto, una cosa no se puede dividir así; además, la existencia de
las cosas es perecedera, mientras que los conceptos siempre existen y son universales. [Ejemplo
claro es precisamente el nuestro; nuestra parte exterior es perecedera, percibida por los sentidos y
puede ser falsa, mientras que nuestro interior es verdadero y eterno (nuestro alma o psique)].

Ejemplo de lo que podía ser la experiencia estética antes de que se llegara a su separación
con el pensamiento: Los Misterios de Eleusis. Es la religión que más tiempo duró (miles
de años) y más extensión tuvo. Las personas iban a un templo en Eleusis, en honor a las
diosas Deméter y Perséfone, desde una época remota. Su peculiaridad es que todo el
mundo (hombres, mujeres, esclavos…) podía ir una sola vez en la vida, salvo que esa
persona hubiera cometido un delito de sangre. Al llegar al templo, un sacerdote les
proporcionaba una sustancia que bebían y alteraban sus sentidos; tenían visiones con un
enteógeno (“el dios que nace dentro de nosotros”). Todo el mundo que lo vivió y dejó
testimonio coincidía en haber entendido el papel del ser humano en el mundo, un
conocimiento que ellos consideraban verdadero; a través de una experiencia sin
conceptualización, sin universales, solo a través de los sentidos. Tanta es la
individualización de la experiencia que el único requisito era que estaba prohibido contar
lo que se había vivido allí. → Necesidad mutua de los mundos de la luz y la oscuridad; ir
a la oscuridad, el mundo de debajo de la tierra, para aprender.

El judeocristianismo sin embargo seguiría en la línea del logos fonético; se da importancia


a que es la palabra la que crea. Son religiones basadas en textos, libros. Dan mucha
importancia a los conceptos.

Platón piensa que el mundo nuevo, del logos, que huye de la oscuridad, es la luz. Desde entonces
identificamos el pensamiento con la luz.

A través de Platón, sabemos que Homero es ciego; de ahí la tradición del cantor ambulante, aedo,
que canta las historias (Platón quiere hacer esa distinción, escribir las cosas). El aedo es quien hay
entre los dioses (las Musas) y los seres humanos. Eligen al cantor ciego porque es alguien que
pertenece al mundo de la oscuridad (es ciego), por eso es intermediario. El traspaso de lo oscuro
a lo luminoso constituye esa separación que tenemos de arte como separado del pensamiento.

Mímesis: “como imitación”. En un origen, en griego, significaba “producción de imágenes,


representación”. Construir significados a través de lo escenificado. Gestos, mímica. Asociados a
la danza y la música en el ámbito de lo sagrado.

Lo que Platón entiende por el mundo anterior, el que cuenta Homero en sus textos, es el “mundo
oscuro” (así lo llama). El canto “cambia y crece”. La historia puede ser más o menos la misma,
pero según el aedo que la cuenta, con el tiempo se va transformando. En cambio, el texto, es fijo.
Platón habla también de poesía, teatro y filosofía. La diferencia que se ve entre aedo y poeta está
en que el poeta inventa, construye. Sin embargo, el poeta puede ser cualquier persona, el aedo es
alguien elegido por los dioses. Por tanto, vemos como se racionaliza incluso este oficio.

Platón habla mal también de los artistas, sobre todo de los escultores. Si ya de por sí, un ser
humano es una copia falsa de una idea verdadera, lo que hace el artista es una copia de la copia,
por tanto, es un engañador, un mentiroso. Opina que, sobre todo, el poeta es el peor, porque
recuerda al aedo. Maneja la palabra, el logos (lo mismo que el filósofo), pero de una manera que
desestabiliza, porque produce en el lector sensaciones que no debería, que no son armoniosas,
puede hacer imaginar cosas que no existen, etc.

Nacimiento del Arte - Construcción del mundo clásico


En este momento de construcción del “mundo nuevo” con Platón es cuando nace nuestra
percepción del arte. La palabra que utilizan es techné, que en latín pasó a ars y en nuestro idioma,
a arte. Para los griegos, techné significaba destreza, maestría; criterio de utilidad. Todo lo que es
hacer, y hacer bien, se consideraba techné. Obra de arte se considera una obra bien hecha, una
obra construida para un fin. Importancia del buen funcionamiento. Nosotros hemos heredado esa
concepción.

Belleza

Kalós: Palabra griega. Con el sentido de conveniente, correctamente ensamblado. En la misma


línea que la techné o ars es algo que funciona correctamente. En latín, kalós se traduce por bellum,
que a su vez viene de bonum (bueno), “algo que funciona bien”.

Platón sustantiva el adjetivo como Idea, concepto: Belleza. Todas las cosas del mundo “bellas”
corresponden con la gran idea abstracta de Belleza, que está en el mundo de las Ideas. Si es posible
aplicar la idea de Belleza a las cosas que son bellas es porque existen una Idea previa a todas las
cosas en el mundo de las ideas, que es objetiva, previa a nuestra subjetividad en nuestra percepción
de las cosas. Por ello se piensa que hay una proporción armónica que hace las cosas bellas: la
proporción áurea. De ahí la relación filosofía-arte. Cuando se construye algo material, en el arte,
se construye de acuerdo con una idea del mundo de los conceptos (filosofía).

Homero: mundo de la oscuridad, leyenda, mito, experiencia estética (individual) Conocer = sentir.
Platón: mundo de la luz, logos, razón. Ha habido una separación. Pensar = conocer. Sentir es otra
cosa; la estética queda reducida al sentimiento. El arte es un objeto distanciado del sujeto; desde
esta visión empieza el estudio del arte.
Aristóteles y Nietzsche

Aparición del teatro. Desde el Ditirambo; cantos en fiestas dedicadas a Dionisos. Una mímesis,
representación. Con el tiempo estas representaciones se fueron profesionalizando, convirtiéndose
poco a poco en un espectáculo, casa vez más sofisticado. Según Aristóteles, en las tragedias más
antiguas todavía se veía la identificación del público, la conexión inicial con lo sagrado. En las
posteriores (como las últimas tragedias de Eurípides) se ve un acercamiento al “mundo de la luz”
del que habla Platón; ya no son los héroes quienes lo protagonizan, sino personas normales en una
trama racional.

Lo que Aristóteles concluye de esto es que el teatro tiene un origen sagrado y es el arte más
importante, porque reúne todas las demás artes (pintura, música, escultura, danza…) Por tanto,
para Aristóteles ya no es un objeto el arte, sino que entra incluso en el mundo de la medicina (la
terapia). Él cree que el espectador, que se implica en lo que está viendo, participa en lo que está
viendo y le produce en su interior una catarsis; en su origen, en griego, la catarsis se identifica
con la curación, purificación. El espectador sale cambiado de la obra, le ha dejado algo dentro;
esto lo identificamos con la experiencia estética (conclusión a la que Aristóteles no llega, pero es
por lo que menciona las tragedias antiguas, más cercanas a la época del “mundo de la oscuridad”).

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