%

GRAS Y (ARETA; SEMANARIO FESTIVO, LITERABIO, ABTISTIOO V OE AOTUALIDADEt

ARO II BUENOS AIRES, 8 DE ABRIL DE 1899 N . ' 27

LOS TRAMWAYS ELÉCTRICOS (FANTASÍA FÚNEBRE)

Quiso la muerte un dfa

que no quedase aqut bicho viviente,
y como otro recurso no tenia,
nos mandó ese tranvía
con el que está matando & tanta gente.
 LOTERÍA NACIONAL DEL PARAGUAY
Autorizada por el Honorable Congreso do la Nación por le.j del 2 8 de Majo de 1 8 9 6

Haoe sus sorteos en globos de oristsi j baio la intervención del

Gobierno Nacional. >
juega (?1 miércoleií 12 de Hbril con 8200 suertes, en'gO millares
y premio mayor de $ lO.OOO; El billete entero vale $ S.50, el quinto
50 centavos. Los premios se pagan en la calle San Martín S88.
MARIANO L. OLLEROS.—Administrador.

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BARRACAS AL SUD

Sucursal: ARTES 154 — BUENOS AIRES

(^SBINETE FOTO(^RáFI{?0
DE

CARAS y CARETAS
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I NSTALADA convenientemente esta sección artística á fin

de ofrecer al público las copias de los trabajos foto-
gráficos hechos para el semanario, admitimos cualquier pe-
dido que se nos haga, de

BronaiiT-os • ^ m ^
Fia±inos^ etc:.
Los pedidos pueden hacerse á la Ádministraaíón
 DE LA
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LOTERÍA DE BENEFICENCIA DE LA RIOJA

AUTORIZADA PÜR LEY 12 DE JULIO DE 1894

-«-

Esta Lotería abona sus premios por el extracto de la Lotería

de Caridad de Montevideo y da mayor cantidad en premios al
público que las otras que juegan por el mismo extracto, como
se puede comprobar comparando los prog'ramas. El primer sor-
teo se verificará el día 10 de Abril con el premio mayor de
$ 20000 y 2704 premios.
Oficina para el pag^o de premios en la Capital Federal: Calle
Artes 361.
El extracto oficial se publica en el diario La Patria degli
Italiani.
El premio mayor de % 20000 del sorteo del dia 21 de Marzo
fué cobrado á comisión por el señor Manuel Otero, Viamonte 1088.
El premio mayor de % 20000 del día 27 de Marzo, N." 16464, fué
abonado en la Oficina de la Empresa, Artes 361, á las siguientes
personas: Encarnación Reina, calle 5 N.° 537—José Ferrari, calle
40 esquina 7—David Delfino, calle 5 N.*' 535—Juan Faveri, calle
7 y 45 N.° 599, y Pascual Rossotti, calle 49 N. 337; todos vecinos de
la ciudad de La Plata.
 EL TEATRO EN CASA (s. íS?0n2lRI É HIJO
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LA INMIGRACIÓN
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aburrimiento le hace impoaible, en casa,
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 CURTIEMBRE Y CHAROLERIA EL CÓNDOR
MANUEL FASOLI É HIJO Y O*-

Viita exterior de la fábrica

/ jl LLA por el atio

al 1877, cuando la industria de la
/XA curtiduría iestaba en embrión y que ¿ramos
^ J L tributarios del extranjero para la fabricación
del calzado, el seflor don Manuel Fasoli esta-
blecía una curtiembre en los entonces
apartados barrios de Bustamante y
Lavalle. Al principio, su produc-
ción se limitaba A cueros satinados
y cirados, que tuvieron gran acepta
ción en las fábricas del ramo: pero
cuando su íiíjo, señor Domingo Faso-
li. hubo adquirido la competencia só-
lida que proporciona la práctica, se-
cundado de un espíritu inteligente y
emprendedor, la rudimentaria fábrica
no tardó en perfeccionar sus produc-
tos y ofrecer al mercado otros nuevos
como ser los cueros para carruajes.
En 1895 el establecimiento no era
ya más suficientemente cómodo j'am-
plio para recibir las maquinarias que
habían sido encomendadas á Euro-
pa y Norte Amírica. Fué entonces
que la curtiembre se radicó en la ca-
lle Thames niímero 778, esquina de
Agüirti, y que el joven socio .V apo-
derado general don Domingo Fasoli
fundó un establecimiento á vapor de
charolerla, no lejos de la curtiembre,
en la calle Gurruchaga y Velazco,
cuyos productos virtieron á produ D. •anuel Fatoll
cir una verdadera revolución en plaza, donde no se co-
nocían más charoles que los franceses y si los habla
del país eran de todo punto inservibles para la con-
fección de calzados.
t. Desde entonces á hoy, la curtiembre y charolerla
•El Cóndor» progresó rápidamente, llegando á ser la
primera del género en la especialidad de cueros para
carruajes y tapicería y la proveeduría de cueros para
ferrocarriles.
Los establecimiento.^ se levantan
en un terreno cuya superficie total
es de seis mil metros cuadrados y han
sido construidos á lodo costo y con
todas las comodidades que requiere
esta clase de industrias. La fuerza
motriz la desarrolla un motor hori-
zontal de50 caballos que pone en jue-
go las maquinarias más completas
y de más perfección que existen en el
país. Sin embargo, la fabricación no
basta para atender los pedidos de
la numerosa clientela del país y del
exterior, y los señores Alanuel Fasoli
é hijo y C.* están en la obligación
de ensanchar su establecimiento y
doblar su maquinaria para atender
debidamente la demanda.
En la Exposición Nacional esta
casa obtuvo la más alta recompensa,
consistente en una medalla de oro
por la superioridad de sus productos
en general, pero muy especialmente
por sus charoles y sus artículos de
carruaje y tapicería.
Establecimientos como estos hacen
honor al país, í industriales como el
seBor Manuel Fasoli y el distinguido é inteligente joven
Domingo Fasoli, son los que trabajando asiduamente
sin ostentación y sin ruido, se hacen dignos A la consi-
deración de todos. ^ ^ . LLSU
M i r ; , t'iíio.

Interior de la curtiembre, i vlita de ptjara

Taller Electro-Mecánico de B. M. Christíany, Cangallo 732. Se hace cargo

de todos trabajos en el ramo, como ser: reparaciones de Ventiladores eléctricos,
Dinamos, refacción de instalaciones defectuosas, etc., á orecios módicoa.
 6RAS Y (ARETAS SEMANARIO FESTIVO, LITERARIO, ARTÍSTICO V DE ACTUALIDADES

EUSTAQUIO PELLICER JOSÉ S. A L V A R E Z

MANUEL MAYOl
REDACTOR DIRECTOR
DIBUJANTC

AÑO II BUENOS AIRES, 8 DE ABRIL DE 1899

N.« 27

MONSEÑOR JUAN SINFORIANO BOGARIN

OBISPO DEL PARAGUAY

,; .;
'
E S nuestro huésped desde la semana anterior este distinguido prelad»,
cuya acción civilizadora tanto se ha hecho sentir en la sociedad para-
guaya, sefíalAndole á la consideración y el respeto del alio clero del
Rio déla Plata.
Monseflor Bogartn tomará parte activa en el Concilio latino americano que
se reunirá en Roma el mes que viene, y emprenderá viaje A la capital de la
cristiandad juntamente con Monseñor Castellano y demás obispos americanos
que partirán de Buenos /vires en la segunda quincena del mes corriente.
Ha dedicado sus días de asueto en esta ciudad a visitar las instituciones
religiosas, estudiándolas en detalle y tratando de penetrarlas en todos sus porme-
nores, mereciendo su elogio las de caridad que mantienen el clero y las damas
más encumbradas de nuestra sociedad.
n i estudioso prelado se aloja en el Palacio Arzobispal y ha tomado parte y a
en diversas ceremonias religiosas, siendo muy celebrada su vasta erudición y
sus apreciabillslmas condiciones de orador sagrado.
Monseñor Bogarfn ingresó en el Seminario Conciliar del Paraguay en 1880
siendo uno de sus alumnos fundadores; y en 18 aflos ha alcanzado por su sólo
esfuerzo, la alta dignidad que inviste, habiendo sido consagrado por el Obispo de Trípoli, Monseflor Luis
Lasagna, en Febrero de 1893.

EL PROTOCOLO DE LA PUNA

t l i R K C H M O S la reproduc-
ción gráfica do un peda-
..,<, •>^t f* /'
..^.
=50 de la última pilR-ina del pro-
tocolo en que quedó dofiniliv.i-
mente sustanciado y concluido
e' litií,no,Je la P u n a de Ataca-
b a . No es nuestro objeto, como
se eompende.darel texto,siquic- y.
>•» trunco, del importante do-
cumento ya conocido, sino sim- •-^:J
plemente idea de su estructura
caligráfica y conocimiento au-
tóntieo de las firmas que lo han
suscrito. El carActer histórico
I
l o este laudo, que ha venido A
quitar del horizonte andino una
"/-*-*-*«-
de las nubes que más lo oscure-
cieron últimamente, - pues el
a'ferendo del Sur estaba ya en-
^•egado al arbitraje de la reina ' . ^ T Z ' ^ ' . ^ Jh/Í,' ? ^ /
victoria, y habla dejado de ser </^Z7
«naamenaxa deííuerra,-justi. JIi::^^^^-^"^^^^^^^ • ^
nca sin duda bastante la repro- .;><ÍV*^
<^-c.^ndeesteautó,rat.. ^^^^^^^^^ig^- T .„ ...tf i
 / ' ox el caso de fiebre amarilla' des-
\ G^ cubierto en un inmigrante que
\ _ _ _ / vino de Río Janeiro, y la apari
ción del carbunclo en el ganado
y, por contagio de éste, en algunos de
nuestros semejantes, se ha producido una
alarma que no basta A contener la tran-
quilizadora y reflexiva palabra de los
hombres de ciencia, de quienes los perió-
dicos recaban c s i o s d l a s la opinión pro-
fesional con el humanitariofinde recono
cernos viables por ahora.
L a gente aprensiva, especialmente,
manifiesta un p.lnico atroz, y hay pcrso
ñas que se pasan el dia mirándose la len-
gua al espejo ó enseñándosela ü todas
sus relaciones, para convencerse de que
no la tienen morbosamente sucia.
No falta sujeto que nos detiene en la calle para dé-
cimo? :
— i Tiene usted la bondad de mirarme la nuca y fijarse
si tengo en ella alguna mancha ?
— En la nuca, no ; donde tiene usted una muy grande
es en el cuello del chaquet. Parece de grasa.
— ; Y no se nota en la piel
ninguna pinta roj i ?
— Hacia el lado derecho tie-
ne usted dos muy pequeñas,
como de picadura de pulga.
— Esa es la cuestión, saber
si es de pulg.t ó de mosca.
— iV qué más le da ?
— i Pues no me ha de diir,
hombre .' ; Ignora usted qur
.son las mosca.s las que esian
propagando el carbunclo ? Me
ha estado rondando una de
aspecto muy sospechoso, y al
rato de posárseme en el cogo-
te he sentido una picazón que
me hace temer provenga de
los primeros trabajos que para
destruirme esta haciendo esa.
—¿Quién es esa?
—La bacletldta de Dovaire. A lo» caballos «e les
manifiesta en el cuello y en la espalda.
—¿Y usted »e tiene por caballo?
—Por caballo, precisamente, no; pero ¿quién le dice
á usted que mi afición d las carreras no es un factor
etiológico, como lo es el clima, según el
doctor Piftero?
El señor Tidblom, director del departa-
mento de agricultura y ganadería, hadlcho
en ana carta dirigida A La Xación,
que él carbunclo no lo inoculan las
moscas de trompa flexible, sino las
de trompa rígida; con lo cual no M-
ha ganado nada para lo» efectos del
sobresalto, porune es lo que se pre-
guntan los aprensivos: .¿Y cómo «a
ber si la mosca que nos pica tiene
la trompa rígida ó flexible?*
De lo difícil que es tal averigua-
ción nos cercioramos ayer en la ca
sa de nn amigo nuestro, A quien
sorprendimos de pie •¡obre el triri
chante del comcdr^i
— (Qut hace usff.l f-t, \r' ••
por e s a s alturas.»—le pi
—Cazando una maldiía
acaba de morderme en la
las de trompa rígida, por^^ui i
mo «i me metieran una barn i
Billa. Ya se me escapó o i n ,,,,„
Dtted de «hl A ver si se posa «obre el p u t o de oreíone»
que hay en el aparador, (So le digo que se va ^ pntnr
«hl? Pero, hombre,.:parB qué «e precipita u«n
quiera la agarra ahora eo e s a a l t u r a d e la lAmi
no me cabe dada de que es de trompa
rígida; Me debe haber inoculado la mal
de esporos carbunclosos. ¡Quieto, que y a
baia otra vez!...
Cerca de una hora de continuo bajar
y sabir por los muebles y correr y ma
notear en todas direcciones, nos cohto la
caza del antipático bichiio. en cu] ocadA-
ver practicó don Aniceto un prolijo exa-
men anAtomopatológico, sin obtener
resaltado a l g u n o , pucs hasta la fecha
no ha logrado averiguar si la mosca te-
nia la trompa dura ó blanda.
Lo cual te tiene en una inquietud tan
grande, que macho nos tememos le deci-
da á hacerse amputar la nariz, conside-
rándolo la mejor profilaxia.
No es l ó m a l o que los aprensivos no»
den este triste espectáculo d e s ú s alai mas, sino que con-
taminen de e l l a s á los que no se preocupan de bU salud.
—¡Qué pálido está usted h o y ! - l e dicen á uno en cuan
to le observan el menor quebranto en el color.—¿Está
usted enfermo?
—No, señor, no m e duele nada.
—¿Y no siente usted a l g o
asi como abatimiento?
— Al contrario, quisiera te
ner ahora mismo con quien
bailar un chotis para satisfa-
cer el deseo de divertirme y
farrear, que siento desde que
me levanté de la cama.
—Pues, amigo mío, tiene
usted la cara de un desen-
terrado. Y le observo un
granito junto al lóbulo de esa
oreja, que debía ensenárselo
á un médico, porque no me
gasta el vértice violáceo que
presenta.
—Pues lodos me brotan asi.
cada vez que sufro alguna
revolución en la sangre, u
— N'j M-..1 , : : .¡Jo, «migo; mire que el carbunclo eslA
haciendo m a c h o s estragos A un sobrino mío le salió
un grano semejante junto á la nuez, y si no se la timan
á tiempo hubiera acabado por perderla, comida por el
microbio carbunctoso.
—¿Tan aficionado e« A l a s nueces?
Sabemos de un sellor muy respetable, A
quien uno de estos atarmisias le ha hecho
creei que llene el carbunclo en un ojo, cuan-
do en I calidad no ituíie sino de u n o i z u e l o . Y
como le ha recomendado el sudor
como uno de los más encares re-
medios prevcniivos, el hombre no
economiía ejercicio que le haga
transpirar, y tan pronto se le v e
haciendo planchas, suspendido del
marco de una puerta, como fregando
el suelo de sus habitaciones.
Alguno* diarios excitan el celo
de nuestras autoridades sanitA
rias para qae se provean de sacro
de perro, que es según S c h a w e n s -
cko.el mejor anticarbuncloso. No
nos oponemos A que aal se hagA,
pero sin olvidar que nos urge dis-
poner de otra» vacunas.
Porque tanto como un suero de
perro, que nos preserve de la» acoiretida»
<lel caí b a n d o , necesitamos un suero de
Iramwsy que nos inmnnl<-«'contra la» em-
Hetirese bestida» de lo» riéciricoi.
El, it ER.
I iUttobvt y FiHppo.

—Compnflcros: yo estuve In otra noclip
e n l a r i u n i ó n g u c hicieron losdelffrcmio
pn protestar en contra la Intendencia,
y no aportó po allí ningiin cochero;
sOlo hahla patrones los manntes.
Libcrli y otros mas que no m' acucrdij,
qtic hablan ido allí, como les dije,
pa o^urpar & los pobres un derecho.
Pero yo protesté.
—¡Bravo chingolol
—¿Que se callen la bocal
— ¡No queremos!
—O se callan ustedes 6 me abalo.
A v c r . c h d . i o c á c l timbre... Companeros:
Nuestra causa es ilmpátlca pa iodos.
|No me aplaudan.amigos,que no vonRO
A conquistar laureles; no me aplaudan!
Y o no soy orador, soy de lus vuestros
de los que estfln encima de un pescante
airuardando que ileiíuen pasajeros
pa llevar un diario A los patrones;
A esos patrones grandes. & e s o s perros,
que son pior que zorros, y que ahora
van a estrilar al ver que nu queremos
que nos exploten mas.
— l.Muy bien, hermano!
—Muchachos; A ponerse toosdeacuerdo
pa que no encuentren turros que les
[sirvan.
y aquel que tenga un coche, ú dos, lo
[menos,
que los ate, si quiere ganar plata,
y que después se ponga A tirar de ellos.
— I Bravo!
— IMuy b i e n !
—A ver «I no son bagres,
que no dejan oír: seguí diciendo.
—Porque nosotros somos como vfhora.
que «abemos morder, y no queremos
lamber la mano á los patroncserandes.
Ponirímonos en gUelga. y al momento,
ese Pctrav. I.ibertl y otros muchos,
no icndr.'ln A la fija miis remedio,
que poner sus birlochos en remate,
{Aplausos eslruenriofns). ¡Compaficros!
^ o no he venido & conquistar laureles.
Vo estoy aquí pa defender al gremio.
El I n t e n l c n t e quirrc retratarnos
lo mismo que a lunfardos y á cuente
I 1 "s ,,
<I-o v a l s á consentir?
—¡Eso no!
—iNuncal
—iQue le retraten A <ll
-;SI va le han puesto
yChínvnIn i-iiluiiastnailo): Protestemos,
I"' '.liBa patrones slnvcr^tliii/a'-
liiran tratar
-.Corm» A líiinpf f,'.'
~ A ver 1,1 !•
—iOue c c h i i . ., , ,, (/,„(,,;,/;,
_-^ -i.A ver, silencio!
• 4 que quiere «er nmío r! Intrndrnfr
con nosotros, qu'
¿por qué no mm
H^eroharonlo. I ., i
<l <>r qui; no hace qui l.a^Ul I
* i"s cal„i|a<|urri> ¡Uhj. . \
SI quo hnip buena falta rcii .i. ^
pa que poilamos lodos conocerlo».
yitavoa, vivas, prottHas y silbidos).
—Díjensc de aplaudir, que yo no v e n g o
A conquistar laureles | A c a l l a r s e !
Yo no soy orador ; soy un cochero,
que no quiere dejarse'que lo escrachen.
—jNi yol
—¡Ni yoi
—¡Ni nadies!
— ¡Caballeros!
No lo jueguen .•I farra. A comportarnos
lo mas bien qucse pueda, porque es bueno
que podamos probar A los p a t i o n e s
que sabemos obrar con fundamento.
No hacer gritos.muchachos.ni otra cosa,
pa que se enteren t o o s d e que tenemos
un celebro que piensa, y pa que vean
j u c hay aquí mAs coltura que entre ello».
A m i t o s : yo piopongo que abura mismo
elijamos A dos, il tres del gremio,
que sean comisión, y que en seguida
se acerquen para acfl á temar asiento.
—¡Propongo d Mazaniini!
—¡Yo al Pelado!
— Y o rae elijo, también. {Se amia titeo)
El que no esté conforme que lo diga
pa ponerlo A biabasos c< ino nuevo,
¿no protesta ninguno? i Todos callan ).
— Pues entonces jiropongo que lijemos
una cuota de entrada en t í e c t i v o .
;(,>uerOis que sea de uno i3 de dos pesos?
( l í i í l a s roces.'— ¡De dos! ¡De tres! ¡De
[cinco!)
¿Queréis que sea de uno?
-S(.
— Pues, bueno,
ya podéis acercaros ron la cuota
pa que la meta en caja el tesorero,
—¡Que se marchan algunos!
—¡Que se v a y a n !
—iQue se cierre la puerta!
— Nada de eso.
El que quiera marcharse.que se marche,
que. amigos, aquí A naides detenemos.
lil que se va es un chancho sinvergüenza,
que no merece ser amigo nuestro
porque quiere dejarse que lo escrachen!
— ¡Bravo!
— ¡Muv bien!
- No aplaudan, compañeros,
que no he venido aquí A nanar laureles.
Vengan uno por uno hasta mi puesto
pa que dejen la cuota consabida
y pa dejar el nombre.
— SI, y el peso.
Compañeros; la gUelga estft ganada;
ya hay un fondo social de algunos pesos;
y a podcinos gritarle al Intendente,
usando de un legitimo derecho
que retrate á la estatua il. ' . '• sa,
que la tiene ahí al lan.
- • : S i , •
^¡\.
nmifros,
• do
raoho.
— ¡Viva
/ ti hiilh •
¡>il I/;, • .•l<o$. I
 LA M U E R T E DEL GENERAL
E s las últimas horas del 11 de Abril de 1870 —
Entre Ríos durante diez aftos y ladesaparíción
de la escena política de la Repú-
bl.ca. de un hombre superior que
lunes santo — se desarrolló la sangrienta tra- lo» que la patria espera.
gedia, cuyo resultado fué la postración de
la llenara durante una veintena y
que no solamente había llevado
á cabo la obra de la uni
dud nacional, sino tam-
bién cimentado las insti-
tuciones que hoy nos ri-
gen, cerrando la era del
caudillaje bárbaro y aibi-
trarío.
El General don Justo
José de Urquiza, caudillo
vencedor de todos los cau-
dillosdominadoresde pro-
vincias—especie de seño-
res de horca y cuchillo de
cada región poblada sobre
las inmensas pampas ar-
gentinas— ya estaba reti-
rado de la vida activa,
consagrado á su familia
en su Palacio de San Josi?
--á poca disiancia de Con-
cepcióD del Uruguay, en
el camino que conduce á
Rosario del Tala y no lejos
de su famoso campamento
de Cala — y al gobierno
casi patriarcal de su pue-
blo, que él había formado y edu-
cado y que no concebía la idea de
autoridad sin encarnarla en don
Ju.iio, que era casi como un ídolo,
ejerciendo no solamente funcio-
nes civiles V militares sino tam- Oi a rílfili «lüln riiuJí r ""•.'^ " ¡ | " » »J" " • >»* lo
bién hasta religiosas, considerán-
dose susdecisiones co-
mo inapelables.
El Gobierno Nacio-
nal — fundado por él
con la Constitución de
Alberdi, actualmente
en vigencia—habia co-
menzado con Mitre y
continuaba aiün, bajo
Sarmiento, su proceso
de desarrollo, arrai-
gandoen la conciencia
pública, adquiriendo
facultades y debilitan-
do poco á poco las de
aquellos que le resis-
tían, contemporizando
con los resabios de la
época y cuando míis—
como en el caso de Ur
quiza—influyendo pa-
ra que te concillaran
lo» autoritarismos de
los J t-fes Su premos con
las exigencia» de la
democracia naciente,
altiva y batalladora.
y el viejo Jefe, adap-
tándose al medio en
que tenía que actuar,
»e habla despojado en gran parte
de »u» preocupaciones y aspereza»
y se dejaba arrebat.-ir por las co-
rrientes nueva», invitando A imi-
tarle 4 su» bravos corapafleros de
armas, que, entregados á faenas
agrícolas ó ganaderas, dejaban el
campo abierto á la mozada activa,
que orgullosa con las glorias de
sua mayores, ambicionaba la» po-
siciones espectable» y lo» puestos
dirigente», marchando ú su con-
auista á paso de carga, parecién-
ooie retardatario cualquier espi-
rita parsimonioso.
El viejo c»udillo no le cerraba
iM puerta» y. por encontrarlo, la
recibía con alborozo, aunque mo-
derando su» ímpetus, pues veía
realizarse su profecía, cuando al
fundar en 1849 el Colegio del Uru
gnay — en circunstancia» que los
demía caudillo* cerraban por pe-
ligro**», la» catas de educación que
habla en sus dominio» — decía, en
trecoriando la» frase» y acertuán-
dolas con un tH/ característico,
como le «ra de híbito :
URQUIZA (29.*ANIVERSARIO)
— Debemos velar por esta casa. De aquí han de salir
Y asi iba corriendo la vida política para Enire Ríos,
quizás un poco accidentada, pero no difícil, cuando sin
que nada lo hiciera pre.'ngiar, la
República se acongojó cnn la no-
ticia de que el Capitán General
don Justo Jo-é de Urquiza había
sido asalfjdo y muerto en
su palacio de Sun José,
entre los brazo» de su mu-
jer y de sus hijas, de las
cuales una—Dolores, de 16
años de edad, hoy seflora
de Sáenz Valiente — atro-
pello A uno de los asaltan-
tes, el .'^argento Mayor Jo-
sé .María Mosqueira, ar-
mada de un espadín, con
el cual pretendió herirle.
Teniendo conocimiento
de que se hallaba en Bue-
nos Aires el hoy Coronel
seAor Carlos Anderson,
que era el ayudante de
servicio que tenía el Ge-
neral Urquiza la noche
del suceso fatal, le hicl-
mo» una visita y obtuvi-
mos de él datos curiosos
y nuevos.
— Vengo á visitarlo, mi
coronel, para que hable-
mos de aquellas cosas de
Entre Río» en 1870... de la muer-
te del General... ¿ Recuerda el
hecho ?
—Vaya '.... Como para olvidar-
El General iutto lote da Urqiiza
fué!.. Lo tengo tan presente
como s|hubiera sido ayer... Ami
gol... Qué bárbaro rato me hi-
I, b i;i|iil'tm kUnVm
cieron pasar.
— .Me lo imaginol
— Figiirese!... Yo es-
taba de guardia y mi
hermano, que era el
otro ayudante, estaba
en cam.i, razón por la
cual me encontraba
' ti su cuarto acompa-
indole, juntamente
'>n un paisano Moli-
I i. de Guaieguay. que
ihln venido á cobrar
• vaca» vendida»
neral, que era
•••goclante. Se-
ntre las siete y
V siete y veinte
noche, cuando
nti que don Justo —
iic estaba, como era
11 losiiimhrc, toman-
<lo < i té bajo la gale-
rl;i, cati en In entrada
del palio - le pregun-
taba al hombre de ser-
vicio:
— • < Qué ruido e«
ete ? •
— • i Parece un tro-
pel de irenle, leflor ? •
— • ¡ Ahí lAh!.. |E»o e«l... Hm
de >er ana comisión que debe lle-
gar de Nogoya...*
Y luego no más. como el tropel
(igaiera y no *« drtuvie<e donde
estaba ordenado se detuvieran
las comisinnes. agregó — ya gri-
tando:—«Son «aesinos .. cierre la
poerta del pasillo».
Y lo ol que corría para ta sata-
coilurero de la seflora, que que-
daba ca*i en la esquina del pa-
tio y »e comunicaba con la torre
del Palacio por medio de oír*
ruarijto donde estaba la escale-
ra, que era de fierro y de esa»
llamada* de caracol. En la torre
habla arma* y «i el General tu
be. «e «aiva, pero lo perdlA la
genio, poe» como encontró un ri-
fleciio a mano, volvió al patio co
rr irado.
En eso, lo* asaltante», que eraa
daca no in*4 —pues aunque en
imrea al Palacio ciento cuatro,
lo* airo* enderetaron A la guar
U talcriU Dslom Ur^alu • • 1(70 4ia f t •«egnrar tas entrada* —
 vista general del Palacio do San Joié, realdonclB de Urquiza (Reproducción de un grabado do Du Qraty)

desembocabiin en el pnlio y al v e r l o s les (fritó; tNo se dal... V e a , después, todos los que m a t a r e n al G e n e r a l
m a t a asi A un h o m b r e e n t r e su casa, canallas» y les murieron v i o l c n i a m e n t e : Mosqueira e n v e n e n a d o ó cosa
disp.^ró un tiro: la b a l a le pasó robando el binóle A un asi; V e r a de un tiro; L u n a de u n a pui^alada; Lucngio
corbob¿9 A l v a r c z y fué á no sé cómo, p e r o t a m b i é n
q u e b r a r l e el h o m b r o a l de h e r i d a s ; López J o r d á n
negro L u n a , o t r o de los de un tiro en la cabeza,
que v e n í a n . aquí en Huenos Aires, en
A l v a r c z . entonces, le ti- pleno día. L o s tínicos que
ro con un r e v ó l v e r y le ^^^í se e s c a p a r o n fueron Nico

íonaanjiNTEY
' SAN JOeiB)
VCK MJCMO;

pcf^A al Indo de la boca Coronel y el c o r d o b é s A l -

—era h e r i d a m o r t a l , sin
v u e l t a . El ( i c n e r a l c a y ó
en el vano de la p u e r t a y
en esa posición Nico Co
ronel le pegó dos p u ñ a l a -
das y t r e s el c o r d o b é s
KucniíO,—tinlco que v e n i a
de m i l i i a r y que lo a l c a n z ó
c u a n d o ya la seOora Dolores y Lola In hi|a t o m a b a n
'•1 cuerpo y lo e n t r a b a n A la pieza, en |M ' ii;il " • i" '
M a r ó n con él, y e n d o A r e c o s t a r l o en l:i <- iiniii ,1,I. II
t i e n t e , donde se c o n s e r v a n
h a s t a a h o r a las m a n c h a s de
s a n a r e en las b a l d o s a s .
— ¿ Y quilines t u c r o n los
Mue lo m a t a r o n ?
— I-o» que e n t r a r o n fue
•"on: los cordobeses Luenifo,
que m a n d a b a en jefe y el
tuerto A l v a r e z , qiie fué el
que lo volteó, los o r i e n i a ' i s
'"'ico Coronel j ' el mi niado
l e i r r o L u n a y el e n i n n i .
no José M a i i s MosqU';
Bl c o r r c n i i n o V e t a
tambic-n. pr-ro él fué el .ni.>
'":u .: i.i ¡Mi.udia por m.ls
'l'ii- 11:1 I I |cfi' v e r d a d e r o
"•el a s a l u i .
~iy Lópf-
~ I í s l a n a en ••« t>iaii '
'-''s hilo» dr la l l a m a • .
'"«cho» y h a b l a .lUe '
' ! ' " t i 0)0 Bleita. Yn \ .
J oncordia m a i a m n 1 • >!
*''*n a la misma h o r a ni.'t',
' menos que ni (.<n<ial, A
¡ " « h i llo»
o, f „ „ o V Waldino. .
qu -ac* se leinfa, «obre
lod " «I p r i m e r o . qU;^ era
v a r e z , que v i v e en L a
l ' l a i a , según me h a n di-
cho. E s sobreentendido
que no cuento diez altos
(ie revoluciones, con b a t a -
El Dr. JoiA R. Baltoró Coronel Carioi Anderson llas V el demonio.
Chía* Kiiiatn ái (¡sbitrii it llr^ii:!. ClliM ijidiiU dil 0>Diril. — ¿V López J o r d á n e r a
prestigioso?
—Encabezó el movimiento a r m a d o , p e r o no fué el a u -
r de él; en r e a l i d a d , lo que él hizo fué c o p a r la b a n c a ,
, ,imo «e dice en criollo. Jordiln era sobrino del G e n e
^ ^ ' ral K a m l r c z — el v e r d a d e r o
, ^ ^M| y único caudillo e n t r e r r i a -
/ • • /ííx/»^;, ^ K no a n t e c e s o r de U r q u i z a —
^ B f hijo del G e n e r a l R i c a r d o
López Jordrtn, que dejó un
mimbre hecho. V con eso por
capiínl a s p i r a b a A s u c e d e r
como G o b e r n a d o r :'i su viejo
¡efe, sin c o m p r e n d e r que él
' .ludlllo no lo es p o r h e r e n -
,.,, ' la sino p o r sus cabale».
- P e r o ¿lenia piesilgio?
—Vea... creía t-er hAbtl en
'• ' política y se e q u i v o c ó feo.
*^* L a u e n i c lo siguió — eso c»
Indudable — p e r o él no supo
'•'" vci la siiunci- •• V . . . . . . i-' ,1
s'icrificio bi'
do. Kada ni:.
' l-'l Talaciu He s.'in jii^r es
hii\ I c niio de u n a i m p o r -
l a n i r legión agilcoln y se
i i i n s e r v » como piadoso r e
> u r r d o por lossijruienics h e -
,. ,1, ,,.. ,i..i 1 ; r n e r a l ; «rfloia
' Siienz V a l l e n
rcte«a l'iqiii-
r»c-«tiBll «• yni eart» aieUti / / a , y c : i l i : i l l < i o s lu
el mlimo día do tu muerte ^'' Cayetano, luán
pilsno X í a i iijc
•ral Urtgiiiia quiza.
La ••
 Reconstrucción de la esceit
Urqntza, al morir, pidiú á sus hijos que
mientras vivieran conservaran cnmo
dominio común esta finca valiosa y que
en ella continuaran formando con ios
recuerdos de su padre, una especie de
museo histórico, del cual ella habla
echado las bases.
E s t o se ha hecho en la medida de lo
posible y algunos de ios herederos—que
se enorgullecen con el apellido que lle-
van—hacen verdaderos esfuerzo» para
lograrlo, has'a el punto de que bajo
aquellas sombrías arboledas que clr
cundan la casa señorial, le parece :i!
visitante que pronto verá aparecer M
don Justo con su paso característico y
su gran sombrero de Jipijapa, velando
la mirada de sus ojos celestes.
E«te Palacio de San José en que se
desarrolló la tragedia del 11 de Abril,
está vinculado á la historia de la Na-
ción en todo el periodo que media desde
1851 hasta 1870, pues era el centro de
los acontecimientos políticos del país.
Desaparecida en EntreRlos la influ-
encia d.l General Ra-
mircí, — muerto en Cór-
doba por una partida de
santafecinos que le per-
seguía y en circunstan-
cias que acudía á salvar
Ala célebre DelBna, que
le acompahaba en su
asendereada vida y qm-
habiendo caldo pri-
ñera, le llamaba. -
tjeneral Urquiza co
mienza á acentuar su
acción, que anos más
tarde debía ser de ca-
rácter nacional.
^ínitn. Jor de la poli-
iíozas. conver
losé, su resi-
t!< niKi luJos los inirr-
ses del litoral qu<
t n » o la habilidad de •
cnlar intimamente .'
persona.
MuertoQolroga en I
tranca Vaco. Roza» que
do imperando sobre to-
dos loscandillo» y dc"'"
Jujoy á Bueno» ¡\
Bo se vela un solo Iv
br* capaz de comb-Mü
%a influencia, pues el Or- Fiaia dsl Palaelo de Sis teté *> «•>• s* «rmlat
Dcrat López, de Santa !• e
> . de UrquIzB, según loi datos obtenidos de testigos presenoialss.
fstografia ilsl caoáver de Ur<irixa
({i'ulauatl liM bUria)
oonvertid» li«ir * • oratoHa.
le temía, y Benavldez no inspiraba con-
fianza á los elementos cultos de que po-
día echarse mano para suprimir el único
obstáculo que impedía la organización
de la Nación.
Allí, bajo la» arboledas sombríos de
la casa seftorial, se reunían los repre-
sentantes de tos emigrados de la Ban-
da Oriental, de Chile, de Bolivia —
conspiradores eternos —y los compane-
ros ¿e armas del General, aquellos que
le hablan seguido en sus campun.is del
Uruguay y de Corriente», cimentan-
do la fama de las caballerías entre-
rrlunas.
T' ' '1 como Cri»pin Vclázqucí,
>lán. Almnda. Villaera, (Ir
aic no acostumbraban dis-
uur las decisiones del caudillo y le
(t;ulan con fe y seguridad, obligando
;i su vez A lo» que á e l l o s les seguían á
observar como un mand.imienio el lema
que usaban en su» dívUas «Urquiza ó
muerte».
Y fui allí donde «e tramó la conspi-
ración del 1.» de Mayo
de 1851. en que Entre-
Klos — Urquiza — sepa-
rándose de In liga na-
cional.declaró la guerra
á Rozas, auxiliado por
el Ura«il y la Uanda
Oriental.
Roras cayó y con él
I si»i€-ma del cnu-
rcliríindosc Ur-
If Huimos Aire»
^u vieja residencia y
nvirtiéndola e n c l ccn-
11 o de la República.
Allí acudlun y se alo
i.il'an los políticos de
t'- n a a.I'-ntro que v e -
I ii: .1 i'.-líonar la» co-
..!. .). I i.-iiuno, lo» vic-
joi soUliidos que busca-
ban d.ldiva». la» muje-
.^•- '''--•amparadas, fas
imitaban un di
ó i|U" volvlef!»
111, <:r.t
f* hoy
< on la»
i difí-rcntia» drl tiempo-
liueoot Aire» se »cpa
rO de l a Nación y m i e n t r a s sus hom
b r c s o r g a n i z a b a n el esludo i n d e p e n d i e n
te, U r q u i z a f o r m a b a la Confederación y
luego — despuú^> de P a v ó n — e c h a b a las
b a s e s de la R e p ú b l i c a , admitiendo que
el Rcneral l i a r t o l o m é Mitre o c u p a r a la
p r i m e r p r e s i d e n c i a . Ese periodo de la
C o n f e d e r a c i ó n es de los mfts curiosos de
n u e s t r a historia y a u n no ha sido p r e -
s e n t a d o al país con su v e r d a d e r o coló
rido.
Bajo las g a l e r í a s de San J o s í desfilan
la» míls curiosas siluetas : al lado do las
de V é l c í Sarslield, de Z a v a l i a , de Zu
v i r l a , de Del C a r r i l , de Mitre, de Sar-
m i e n t o , de Mansilla, de Uu G r a t y . de
B u s c h e n t a l . se perfilan las del C h a c h o ,
L ó p e z J o r d í i n - - q u e p r e t e n d i ó suplan
t a r j e — V i d e l a . ' V á r e l a , y los caudillos
d e m e n o r i m p o r t a n c i a y vajfando en
l a s v a s t a s s a l a s de los s e c r e t a r i o s y ntta-
<://('.•; Íntimos, l i l l a s , Sf-
(tul. V i c l o r i c a , A n d r a
de, Lciruizamón, De l;i
F u e n t e , C a r d a s s y , Que
r e n d o . Zarco. Alvaro/
M a n i e r o . Q u c s a d a Mon
guillot, P a z y t o d a la
pltfyade j u v e n i l que
m i s t a r d e h a ocupado
el e s c e n a r i o político. í^-
E n la l o r r e do la d<-
r e c h a fué donde se on
a r b o l ó la primor ban
d e r a a r g e n t i n a con que
E n t r e KIos s a l u d a b a l;i
v i c t o r i a de C a s e r o s , y
e n la sala .sobre que se
a h r l a su e s c a l e r a de
acceso fué donde el doc-
tor J u a n IJautista Al-
b e r d i expuso al G e n e fechado en
ral Urquiza el p l a n de
la Constitución que nos rige.
lil Congreí-o de S a n i a Ke que esta-
b k c i ó las b a s e s f u n d a m e n t a l e s de la
Reprtbiica, pasó a n t e s de ir ft desem
peftar su c o m e t i d o , biijo las a m p l i a s
¿ a l e r t a s , hoy silenciosas.
C o n s i g n a r los r e c u e r d o s que evoca
Gonerd D. Ricardo López Jord&n
Autógrafo de López Jordán
los dlai que precudioron á la muerte de Urquiza.
como r e z a b a n los decretos de la é p o c a
—y no podían cuidar de sus i n t e r e s e s .
Y al r e g r e s o e r a el r e p a r t o p a t r i a r c a l .
C a d a g a u c h o , cada r a n c h e r o , c a d a hom-
bre del pueblo, sujetaba p a r a si el g a -
nado alzado y o r e j a n o que podía y . - - .
e r a suyo.
Todos los e n t r e r r i a n o s e r a n ricos y
todos c o n s i d e r a b a n ,1 su G e n e r a l , — q u e
se conocía A cada uno por su n o m b r e ,
su g r a d o m i l i t a r , sus vínculos de familia
y sus peculiaridades,— como u n a p r o v i -
d e n c i a que el buen Dios h u b i e r a de»
t i n a d o p a r a uso exclusivo de su p r o -
vincia.
Y los soldados, que no recibían p a g a ,
ni vestuario, ni n a d a , s e r v í a n con g u s t o
y sufrían p e n u r i a s )• m i s e r i a s como si
fuesen g l o r i a s .
lin todo E n t r e Klns, desde el P a r a n á
al U r u g u a y , y desde el G u a y q u i r a r ó
al Ibicuy, no' se h a
_>_• Haba un m o n u m e n t o ,
^ ^ ni s i q u i e r a u n a p i e d r a
c o n m e m o r a t i v a de u n a
h a z a ñ a : e r a obligación
sor g u a p o como lo e r a
ser l l o a r a d o .
No h a b l a policía, y
no o b s t a n t e no h a b i a
ladrones ni bandoleros;
los campos podían c r u -
zarse, asi de día como
de noche, sin t e m o r &
malos e n c u e n t r o s y las
gentes no a c o s t u m b r a -
ban c e r r a r sus p u e r t a s
j ¡lara dormir.
Y a se s a b i a : c u a l -
~ quier c o n t r a v e n c i ó n al
orden establecido t e n i a
p e n a de la v i d a , y d o n
Justo e r a i n e x o r a b l e .
Allí no h a b l a d i a r i o s , ni manifesta-
ciones de senliiniento. ni p r o t e s t a s , ni
i d e a s : h a b l a don J u s t o y n a d a m á s .
No o b s t a n t e , el g e n e r a l no menos-
p r e c i a b a el sabor y a t r a í a A su pro
v i n c i a h o m b r e s de positivo v a l e r , fun-
d a b a e s c u e l a s , e s t a b l e c í a p o r decreto

la e d u c a c i ó n Qoneral Carmelo Cim|ioi

Coronel lUmún Qallo ts^riblf iaTls" obligatoria y
M h b oUlliiii U Cmnl Ufa Mu. lorla de núes Jilt di nigurlii lil Gntnl lipu M ú ,
no gozaba de
t r a s Instilucio su favor el p a -
ne» desde 1820, y In índole de n u e s t r o trabajo dre de fiimilia que no e d u c a b a su» hijos.
no nofi p e r m i t e labor si m e l n n l c . Y e x c l a m a b a , u n a vez que alguien le h a c i a
Haslc decir que p a r a l í n i r c KIos llegó mo o b s e r v a r la i n c o n g r u e n c i a de su c o n d u c t a :
m e n t ó en que S a n José por si solo r e p r e s e n t a b a — iNo!... A inl me g u s t a n los h o m b r e s que
tnAs que la Kepilblicn e n t e r a . Ai^uel pueblo s:ib<n, ;oli!. . y que p i e n s a n , lehl... L o s que no
m i r a b a la ¡tf> ,ii ^n <.<'ni.rnl v si el sfjnnla inuald suirir son los sabios criollos, ¡ehl... que
estaba ab - m o l e r í z a b a I" a'mii •-cin como el chaj,t: ipura ospumal
p a l l a b a en >. g u n t a n d n q n i ^ m T a lili' '1 inicblo c i r c u l a b a n y circulan a ú n
«u pncmit:<i 111 c uai la • .ni-a de su odio. am'rílntas n í;tii\.a^ :'i su m a n í a de e d u c a r :
• Con a r m a s , dos m u d a s de y ropa c a b a l l o de aiianral a ' a de sus padre»
tiro», decía U r q u i / a A su pueblo, seflalando el p a r a e n , TI, ;• lo Nacional V no
«rampamcnto de Cala.— y al día siguiente la< pciniitla 1|11, ,in.,l,:,; .11 : 1' l— '-^lOl
v i l l a s que d o r m i t a b a n t r a n q u i l a s al borde ninguno . | u . ' i . \ , ! a i .i . •••\. j
de los n f f " \ ' ' . rinft,I,'-,(.'». los l a i i i h o s que (liliH'i.
intoleabaí) ' ;i. in r n ii nánUisilc lus que luinaion pai 1<- in l.i i,
«-«bnn A ! a \ :ii< • 1 ' i! n literon a t r a n c a d o s por él » la igii un
Signnlestns, M-miiapali -i.i.ii i.i-. üla.l ' ' l a . A que los c o n d ó n a l a '•n - - n . i t t '
ÍHonilel toda la población masi ulina que > lil Colegio Nacional i ió p a
jenlan~Miu< h a c h o s r e c l u í a s y a n i m o i n s \ > ^aI por hus c l a u s t r o s . > U im
Jos v e t e r a n o s c n i u s í a s l a s . porlnnU's de la época ¡nnj;,! N < ilos e»
S o n a b a n lo» c l a r i n e s , y i I' g o n d a r l o el cniifto p a t e r n a l <on que le»
*(•« c a m p a m e n t o militar, > t i a i a b a ; los a c t u a l e s ( i e n e r a l e s l í o c s v U a
bre» p a s a b n n la» ( r o n l e r n s , iia>lpi u nl.i il< ii. inianoviche, s e p a r a d o s del C o l u ''<»
t h o de vcnde-r ni de m a r c a r h a c i e n d a . I.os non Luongo
«•nirerrlanrjs a n d a b a n pr^lr-amlo p"i la pulí i a - rrle » i . . t i i v n l u c l ó n c o n t r a el director. • •
cal ifiovninentc (MII i ' l . q u r les bt r . • . HV
 tuación en el ejército.
Con los niños y con ios
jóvenes no tenia las as-
perezas y aun las violen-
c i a s que con los bom-
bres.
Después de Caseros no
era seguramente Urquiza
el de las campañas de
Corrientes y la Banda
Oriental, donde siffmendo
la política de Rozas hizo
llorar sangre á sus adver-
sarios; lo atestiguan Ven-
ces, India Muerta y Pago
L a r g o , que tan comenta-
das fueron en su tiempo
y tanto le han reprochado
sus enemigos.
El publicista Sarmiento
fué uno de sus más tena-
ces adversarios y ello no
obsto p a r a q u e s i e n d o P r e -
sidente de la República
fuera su amigo sincero y
el más eficaz perseguidor
de sus matadores.
Sarmiento le preparó los
funerales de Ñaembé y de
D o n Gonzalo!
El pueblo de Entre
Ríos fué ingrato con él,
pero en el pecado llevó la
penitencia: víó sus cam-
pos talados y aquella so-
beranía, por la que tanta
sangre se habla derra
mado y que tantos sa-
crificios le costaia, limi
tada ó suprimida.
De tamas glorias mili-
tares, de tantas grande-
zas, se borró hasta el re-
cnerdo, y hoy los que re-
corren los campos de Cala
no ven ni un ve tigio de
aquello que fué el Entre
R í o s heroico y batalla-
dor. 7^ r*»-.-, im^ I
Con U r q u i z a pareció
haberse ido todo, y si bien
el pueblo, muerto él.acorapadó á Jordán,
no fué sino como haciendo una paro
dia de los tiempos vi-Jos: los entrerria-
o o s más parecían concurrentes á su pro-
£ io entierro, que conquistadores de li-
ertades y de franquicias.
L a noticia de su muerte, circulada por
chasques, sobrecogía de pavor á las gen
tes y en pocos días los campos quedaron
desiertos y por los caminos que serpean
entre las c u c h i l l a s se
• c l a n Blas de carretas en
que viajaban las familias
campesinas replegándose
en las poblaciones, como
reuniéndose paraacompa
Barsc.
L o s hombres holán á los
montes ó segulsn dóciles
á los oficiales de sus res-
pectivos r e g i m i e n t o s , v
c u a n d o desembarcó eñ
Gualeguaychú el primer
cuerpo de operar-iones que
A las órdenes del General
D. Emilio Mitre, mandaba
el Gobierno Nacional, hu-
bo una verdadera I eacción
en los espíritus.
Los hombres que no es
taban vinculados al cau
dillo revolucionario, pro
testaron, y muchos tuvie
ron el coraje deabandonar
las é l a s en que estaban
enrolados y enrolarse en
l a s de los vengadores.
Oh! Qué días de ang»'*
tia pasaron sobre a q u t í l i
tierra! , ,,
iQtié pesada fué la mano
de la Nación! ,
No queda rancho ni rin-
c«ii no queda china aban
donada ni honesta madre
/ W . / ' / • «•/»« T ^* CAMAS
de familia, que no tenga
un ser querido á quien
c o n s a g r a r l e un pensa-
m i e n t o en los aniversarios
de esa década funesta.
La intransigencia, el lo
calismo, los odios de te-
rruño, encontraron vasto
campo y prosperaron co-
mo sólo prosperan las ma-
las pasiones, y el pueblo
de Entre Ríos, injusta-
mente indicado como ene
migo del caudillo muerto,
se vid perseguido y aco-
sado.
' ' A la violencia del ata-
que se contestó con la vio-
lencia de la defensa y pá-
ginas bochornosas se es-
cribieron con sangre de
inocentes, porque n a d i e -
excepto los que asaltaron
San José — conocían lo»
propósitos de los asaltan-
tes.
Ydurante diez aflos E n -
tre Ríos sufrió en su car-
ne el castigo vengador y
hoy lentamente se repone
de sus torturas habiendo
encontrado en el trabajo
un lenitivo para sus penas.
La tierra de Ramírez y
de Urquiza no produce y a
lanzas entrerrianas. sino
trigos y ganados y sus la
boriosos hijos cuando oyen
clarines y tambores, cm-
puftan el arado y prosi-
guen con fe su pacifico
trabajo.
El triste final del Gene-
ral Urquiza. no fallaban
espíritus elevados que lo
predijeran: entre ellos el
doctor Dalmacio Vélez
Sarsfield, tiueen caria fe-
chada en 16 de .Mayo de
Unirormas del Oeneral Urquiza 1860, hoy en poder del se
fior Presidente de la Re-
ptiblica, Teniente General Roca, le decin
juntamente con otras cosas curiosas:
«Eso, General, debe despreciarlo y cui-
dar sólo su persona de los mismos hom
bresque usted ha criado, pues si fuese po
sible alguna revolución en el Entre Ríos,
sólo serla obrando directamente y ante
todo sobre la persona de V. E.i
Para nadie era un misterio que alredc
dor de San José y baio sus mismos le-
chos, fermentaban ambi
c i o n c s cnceguciedoras.
ncro el tieneral nunca pu
recrío.
¡W centenario del Gene
'"• •lira tendrá lugar
Noviembre de l'tJl
I no» informa lii
!a:niii.i. "^I Intf ndenic Mu
niclpal de Huenos .Aire'*
Sr, Bu'lrich coadyuvara
á su celebración, promo
viendo la erección de una
estatua al organizador de
la Nación y vencedor de
Caseros, tan oscura como
Injustamente sacrificado.
Réstanos llamar la a l e n •
cióndel lector sobre las n o
tas ilustrativas que acom-
pañan A esta crónica, 1,1
mayor parte de la» cunle*
son desconocidas del pü
blico y m u y principalmcn
• t fotografía del cadáver
general Uiqulza. en
joe pueden apreciarse
U s heridas de arma blan
ca que présenla en el tó-
rax y la de bala en la
rrgión maxilar, que fué la
<(ue le caB*4 la muerte.
Char relersi y msddias <•! 0**srsl.Ur««i(* i B A r MOCHO.
 FANTASÍAS NOCTURNAS
PRIMER CUADRO

E l doctor Cerros medita delante de una vela en-

cendida y colocada en un candelero de vidrio
sobre la mesa de su cuarto, en el hotel Bristol,
de Mar del Piala, arriba, en el último piso. Está triste
con despecho y mete sus pies en holgadas babuchas.
Al punto percibe que el cerebro funciona, comprende
que existe una rel.ación intima é inmediata entre los
pies y la cabeza, y traslada a una de las hojas de papel
porque ha terminado el estío, y se anuncia el invierno el producto de la primera partícula de substancia
siibitamente, sin transición, cerebral, destilada en el
sin otoí^o. El liltimo pampe- alambique del cráneo.
ro, el de ayer, desnudó A los . ^ m ^ ^ - Escribe:
árboles de sus pompas y lli^^^HIIHR <H1 pampero, esa escoba
envolvió en oleajes de pol- colosal que barre el polvo
vo la fiesta en la estancia ' de la Pampa, no pudo em-
del seflor Lara. panar el brillo de la fiesta
Parece que molestan al celebrada ayer en la mag-
doctor Cerrosrauchas cosas: nllica estancia del seftor
el olor que despide la made- Lara »
ra de limoncillo de los mue- Rstft contento de sf mis-
bles, la refracción de la luí mo, de su talento, de su ima-
en el papel blanco de la» ginación, de su letra y de
cuartillas que ha extendi- sus babuchas. Lo de la co-
do encima del tapete de la losal escoba le parece algo
mesa; el mismo tapete con más que un fruto del ta
su» dibujos a r a b e s c o s , l a s lento. E s un chispazo del
pequeñas mariposas que genio creador, un relámpago
revolotean alrededor de la de inspiración homérica.
bujía, los mosquitos que Levanta su cabeza melenu
se popan en su frente de da, y ve por la ventana
poeta y en sus manos de es- abierta de su cuarto, la
critor, el ruido de algunas ventana de enfrente, que se
puertas cerradas de (folpc, ha iluminado de pronto y
y los zapatos, que le opri- pertenece á un.t habitación
men, l i a contraído el com- ocupada por una niñera y
promiso de escribir en forma otra sirvienta de una fami
de correspondencia para un lia muy conocida, un matri-
diario de Buenos Aires, una —' monio con seis hijos peque-
crónica de la fiesta en la nuelos.
estancia de Lara, y no sabe El doctor suspende su
cómo empezar el trabajo. Parece que el pampero de la trabajo, apaga la luz y observa. A n t e s , la opresión de
tarde anterior se llevó todas sus ideas en el mismo re- los zapatos no le permitía pensar. Ahora, la apari-
molino en que volaron las hojas. Pero ¿no ha dicho ción de dos mujeres por detrás de los vidrios de una
W o g t que los pensamientos tienen con el cerebro la ventana, no le permite continuar su crónica de la
misma relación que la bilis con el hígado? Pues la cabe- fiesta campestre. D o s causas distintas que producen
za del doctor Cerros no dejará de ejercer sus naturales un mlsn\o efecto.
funciones y se- El cuadro termi-
' grcgar.1 algu- na cerrando el doc-
na idea,alguna tor Cerros la ven-
gota de la bilis tana de su cuarto
cerebral. Ks la y adoptando una
un.l lie l:\ niM iii'tiiiiil de profiin-
,lMij:.nl.i la iin.i .1,1 111. 1:1,,. . . h : , . 1 .•
atítf'inii iiííuih' li;ire.:.' ,:osa iK'ni..s
y el doctor |M i II.ida que no lia
inaneoe en ji* i i iiaeido p.'iiíi prnsa
liiil pensaiile y .I..1 , !¡ 1 I . i. ! ,1 , t¡ i

sin h a b c r e s t i i lil.'l.il.i, ni |., 1 1.1

to una sola pa- dista, Y al mism»

labra en las tiempo que con
cuartillas de cibe este pensa-
papel, dispues- miento luminoso,
'••« á recibir »u« inspiraciones. Ahora comprende la una voz descono
causa de su inercia Imagin > ' • ' i n l e l r r l l v n : los 1 i.ia li' dice desde
''•palos, aquellos malditos y. l' Mi';nnnn liw el 1^; i.li/o .1,1
)i..l.'l:
pies, le magullan la e n ' i '
tarso con dolorosas cr- . p i . i i.i.
•^on aquellos pie»?—se i alilamos todos, y no nos atrevía-
ha equivocado. Los pií ' '" I. p'.i miedo á que se cortase la
' o s p l e s . ilí» posible pcn-ar eon :i'|ii.i i MU
•irizndore»? Tampoco e» esa la frtinm li i •
CnRiKTiAN KOEBHR.
pensar, teniendo do» pie» grandes y dDunmci-^, i i u i í i -
•^lado» en do» napato» pequcfloa?
Bl doctor Cerro» se quita lo» ««patos, los arroja Dibu/on áf Cao.

L A semana pasada ha sido de so-
lemnidad, no sólo para el mun-
do católico, sinoiambitfn para
la histórica grey israelita,
muchos de c u \ o s adeptos fíeuran con
relieve saliente en el comercio y en la
alta banca argentina. 3-'l2 afios han
pagado desde que el pueblo de Israel.
el elegido de Dios, después de soportar
durante cuatro mortales slf;los la pesa-
da y afrentosa dominación faraónica,
abandonó la esclava tierra de Efcip'o
buscando la vida libre y s a m a de otras
regiones más felices, bajo la dirección
de su pastor y profeta, el divino Moisés,
que en el monte Sinal, en medio a u n
sacro y espantable concierto de rayos,
recibiera, con la orden altísima del
éxodode su pueblo, las tablas de la ley,
conocida después por ley mosaica y to-
mada por Cristo como piedra angular
de sus predicaciones de propagandista
y de legislador.
Además de Peisaj, llámase también
la pascua israelita. Jak liamasol, que
en hebreo significa •fií'stn d d pan sin
'jii
L a 8 l ) ( | 0 | t COUltru :„
lirtdita «n IBStí
méstico, se levanta el menor do los hij'ji
y pregunta, dirigiéndose ni padre, que
por tradición milicnaria es el patriarca
—Ma neschtane? (Quiere decir: ¿F'or
gué.»/Por qué aquella solemnidad v d e s -
usados preparativoi de fiesta?) El 'padn
se alza á su vez y contesta; narra hrc
vemente, con grave entonación, la hlsto
ria de su pueblo, simple y raaravillosii
historia que arranca, según la teogonia
mosaica, de la infancia misma de la crea-
ción. Cuent."! que b.ii HM iih,o s a g r a d o -
sagrado para n. ' u b r e s de la
tíerrn—la Biblia historia re-
anta ()*• ''U njitión. y •
eternas del (;éne-
' libro de Jo«ué. del de i.
vet, «Je b.iinuel. de los Reyes, en la.'. C u .
nica», en el Esdras. en el libro de Nehe
iDlAt y en el de lo» ilacabco», dice y
1= E I S JPL
LA PA8DUA ISRAELITA
SeBor • • Olater
PrjUatihUCnpiptiiiiiniatiíiUf.
dispensable para servir de ali-
mento al pueblo fugitivo. Tam-
poco falta en la mesa israelita,
durante el PcitaJ, alguna salsa
amarga, para recordar la amar-
gura de las terribles horas de
la emigración en que se dejaban
los lares paternos y el techo fa
miliar, buenoy amigo,para lan
zarse A las arenas—mar abra-
sadora infinito—del desierto sin
término, sin máflgulaní amparo
que un adusto profeta inspirado
por Dios.
El scider con que empieza la
pascua mosaica, ea una escena
de familia, impregnada en su
sencillez, de una grandeza anti-
gua. En la hora de la cena,
sentada I.T famlliahebreaentor
no ,'ijla mesa, bajo el lecho do
• • b r • • « • > r«r*r
it u i j * MlitiM ii Id ara M I *• til. tam
tJ
levadura», ó también jac-haptsaj,
tementc daba la voluntad de Dios en
!a calamidad que fué seHalada como la
ik'cima de las plagas que asolaron el
que
literal mente dirfa «ñestade los saltos»,
aludiéndose á los <saltos> que aparen
Egipto, y que consistía en que miste
riosamente morían los primogénitos de
los egipcios cuyas familias se enlazaban
on las judias, sin tocar á los de éstas.
La ceremonia ritual de esta semana
' lemne para la grey judia, en que se
onmemora el Éxodo, es decir, la cmi-
jración del pueblo israelita para la
¡ierra de Promisión, empieza por co-
mer una especie de tortas amasarlas con
harina y agua únicamente, llamadas en
hebreo motza, y que recuerdan las
que comió el pueblo desterrado en el
árido y ardiente desierto, donde apre-
miados por el ejército de Faraón que
los acosaba y perseguía sin descanso,
apuftaban apenas la masa, y en delga
das hojaldres la extendían sobre sus
cabeza* para que el sol de fuego de aque-
it(tún llas soledades les diese la cocción in-
Apcrtara d«l Tabiirnácuio
clia cómo los antiquísimo» semitas
•^ccndieron de las montanas de Arme
nía, en cuyos senos eran una de tantas
tribus nómades—erraron por los dcsier
•"« del Euírate.'i, llegaron A I- - " - - n
riega el Jordán, a la T l e n
ion. á Cánaán, á la I'aír'.:
tierra de Israel, la Judea, la t i e n ^ ••;\nt:i,
donde siglos y siglos después Inmoló cre-
yentes cruzado*, á millares la Cristian
dad medioeval Allí—dice el p a i r i a r c a -
el pueblo de Moisés, salvado del enemigo
y de la muerte por m ' l a g m - • •'' •.
fundó no gran liapcria donde a
hort.
Prosperó aquel ( m p e r i o - s l g u t narran-
do el patriarca de la ramilla h e b r e a - y
fué grande V r o f n i e durante muchos
Mg'o», i )oece» y guerreros
inspirad. comoGedeOn, Jcfié
y SansCí le su pasión y d< las
malas artes fc- ees — nos dijo
ineninas.reycs, un creyente del
legisladores y rito mosaico.
poelas de fnma Son copiadas
y brillo inmor- s i e m p r e esas
tales; David, el Toiras ó Ta-
fundador d e j e blas, por algúti
rusalSn,futuro soifcr ( s a b i o ) ,
leatrodelaira- que ha echado
gedia cristia muchos aflos
na; Salomón, el en la minucio-
rey sabio, el le- sa tarea, pues
gislador viden- cada vez que
te y justo, el pee en la copia de-
ta que cince- be ser escrito
ló en cláusulas el nombre de
de diamante el I>i o s , — y e s
inmortal y dul raroel renglón
clblmo .Cantar en que no deba
de los Canta- s e r l o - e l copis-
res». ta dfbe trasla-
Estos son IOS d;ir5e»laSlna-
hechos remolí , .Lfa y hacer
Bimos, de cul ición ante el
minantes relie \ 1 iipiciatorio.
v e s , q u e los he-
breos celebran 1 -as Toiras,
y rememoran ' uidadosamen-
en la semana tccopiadascon
que los cristia todos esos difl
nos consn(rran ciles y lentísi-
A la pasión du mos requisitos,
Cristo. Im la son arrolladas
Sinaeof^a, to sobre sí mis-
dos los concu- mas y (íuarda-
rrentes inclu- lias en fundas
so el /asan 6 de feda. S e en-
cantor, digni- cierran en el
dad inferior al tataernáiculo
rabino, que no s a g r a d o , de
existe en In co- dondesólo pue
munidad israe- den ser saca-
lita de Buenos Aires, — todos or el Rabino O sacerdote
sin excepción, permanecen cu- li. represente, en la so-
bierto», nun en el momento de lemnidad del PciSíiJ.
sacar del Tabernáculo las Ta , l i s t a pédina reproduce preci
blas de la Ley ó Totias. pues , LB corsmonla do la» Tabla» saínente ese momento, — cuando
conservar la cabeza cubierta ' el Jasan s,aca con místico apa-
es signo de alto respeto en los pueblos orientales. de Tabernáculo.
• tLas Tollas son pergaminos in.inusrrilos de varios
metros — cuanto mas largos son, más satjradoB y efica- MANUKI., B E R N Á R D E Z .
Fol. de CARAS y CAHHTAS.

Y nucHro viaje es prueba—signe muy serio—

del automovilismo del ministerio.
Kl doctor I-Vers, quien hace bastantes días
comenzó sus paseos y correrlas,
lia sido, en todas partes donde ha llegado,
; > con gusto recibido y agasajado.
Hubo para i!l a r e n g a s y hubo coheles
\" Ir diruiii, lo mrnns. fi'oinl.a bamiiT-tes.
ii.hn'- bat.'ita r-. l.i \ ; i i .IM.I I n.t' I-I ¡ iva—
Por pampas y por valles, montes y oteros, de un minisiiu i|u> \\.\\.\ \\v tsa m.mcral
bravo» excursionistas, fuertes viajeros,
¡Qué suerte la qu» ii< ni ii «ierlas personas
cual deudores que escapan de los ingleses,
A iinicnr'; les olf.r |iiiaii i nn eomtlíinas!
asi están los ministros y a hace dos meses.
\' en e^íi ^t' tM|ii i\ íH ;ni t (• m |-11 1 a inr ni *
E n el sur, en el norte, por todos lados,
lus t|iie en lal ful illa 0|iinan, ya que la ;;cnlc
andan esos setlores atareados;
ignora |oh suerte horrible! que Frers viajero
y »c hallan, si en su rumbo por fin se atina,
se h.i gastado en magnesia mucho dinero.
en toda» parles menos en la oficina.
—¿Y rl mlpisiro del ramo?-preguntn alguno. LUÍ» GARCÍA.
—¿Qu*' nunr.ti n!-
—Cualquiera,
—No esta ninguno.
—¿Y fulano?
—¿Fulano? l'ues me p a i i i c
que hoy está en el Uili^miim mil l l c r p .
—iDiablol íMe c m • iiMi ¡.' i!H al 1- '
—I'ue» haga u-ittJ «1 ^ll lial'laile
De lo» U l e » minlsii. , a
que »on lo» A « ' ' i " ' '• '
U n o que de su "t
«ube al tren y ;». . discurso.
—Pongo en prilctlca rxclam» i i a s i l ininiiio
I <oamln.i, ' a m i n a ' , de Arrlgo lloito. / ' l / ' i l / . l - . I/;
 LA EPIDEMIA DE 1871
RECUERDOS DE LA LLAMADA «FIEBRE QRANDE»

A título de curiosidad reproducimos la fotografia del

cuadro que como un homenaje de gratitud pública se
formó en Buenos Aires con los retratos de la Coniibióu Po-
pular que tan señalados servicios prestó á la causa de la
huniiuiidad, cuando la población porteña era diezmada
por la fiebre amarilla en 1871.

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vi\('n a.,.i. . t ,-,uiiiii.s «i'^^iims que í-<'r.i ;i;;r;iilalile A nu«'»-
iia (iocicdad recorf.'ar, «MI vi nnivcri-ario <l<< 1a Rfitiatia en
• MI.' el (laffelo m llevó ináH vlclin;: a priiuprn ''i'
lil —1» hiluela de aijiielIoHqne v< • io de í u -.....
L.itabun de salvar l u d e los deuiAií.
 CUENTOS POLICIALES
HILJOS-K-IO

E
• a l l o h a b f a sido p a n la g e n t e del campo aBo
K-rrihle, de a n g u s i i a s , de estrecheces, de h a m -
bres y miserias.
No e r a n ya b a s t a n t e c a l a m i d a d las e r a n d e s
sequías y fuertísimos c llores r e i n a n t e s que t e n í a n los
c a m p o s c a l d e a d o s y mustios, considerándose casi total-
m ' n t e perdida la cosecha de seifuir a l g u n o s días m i s
aquel tiempo, sino que, p a r a colmo de males, el tan te-
mido acri lio, esa h o r r o r o s a p l a g a s a l t o n a que es. sin
;;i;ncro alguno de duda, el m i s t e r r i b l e enemigo del
; r i r i c u ' t o r , no t a r d ó en hacer su a p a r i c i ó n y poner de
inaniliesto su< efectos d e v a s t a d o r e s 4 tal e x t r e m o q u e ,
horas m i s t a r d e , lo p ico que. resistiendo i las inclemen-
cias del tiempo, seguía aun r e v e r d e c i e n d o , caía bajo la
acción d e v o r a J o r a de la l a n g o s t a tjue a r r a s ó p o r com-
pleto los s e m b r a d o s .
Como es consiguiente, p e r d i d a casi en absoluto l a
•osecha, no hacían falta brazos p a r a su cultivo y reco-
lección, y la p e o n a d a e r a d e s p e d i d a , en su m a y o r í a , de
las e s t a n c i a s y c h a c r a s .
Cúpole lambién esia suerte á H i l a r i o , chino de u n o s
c u a r e n t a aftos, de i n t a c h a b l e conducta, t r a b a j a d o r y
muy e n t e n d i d o en las l a b o r e s del c a m p o , que s e r v i a de
•iL'gun lo c a p a t a z en u n a e s t a n c i a , y el cual, c o m j r e n -
.liendo que su v i d í en el cainpo aquel aflo e r a un p r o -
blema de muy difícil solución, se decidió—como o t r o s
mu :hos -A l l e g a r s e A la capital en b u s c a de t r a b a j o .
V, en efecto; Hilario llegó A Buenos Aires, recomiín-
ilado por su ex patrón A un alto personaje, con c u y a in-
llucncia consiguió e n t r a r A p r e s t a r servicio en u n a Co-
m i s a r l a en calidad de vigilante, puesto que Él j u z g a b a
el m i s a d a p t a b l e ,1 sus a p t i t u d e s .
l ' a r a instruirle en los a s u n t o s del servicio, el comisa-
rio n o m b r ó A un cabo, que empezó acto seguido & d a r
c u m p l i m i e n t o A su misión.
Todo Iba m a r c h a n d o sin m a y o r e s obstáculos ni i n c o n v e n i e n t e s , h a s t a que se llegó á la cuestión de las s e ñ a l e s ,
los toques de pito. jAqul fui! cllal
T a n duro de mollera e r a el amigo H i l a r i o , que por mas que el cabo e n c á r g a l o de su instrucción e c h a b a
mano de todos los r e c u r s o s tiue su mente le s u g e r í a , no h a b l a medio ni m a n e r a de h a c e r que se le quedase r e t e -
nido en la m e m o r i a el significado de los diferentes toques.
—Vamos A ver, a m i g o — decía el cabo y a impacient.indose; — p o n g a un poco m i s de a t e n c i ó n . U n a pitada l a r g a
es l l a m a d a especial p a r a el s a r g e n t o ; u n a l a r g a v una corla, es ronda; dos l a r g a s , incendio; u n a l a r g a y dos
c o r l a s , auxilio; t r e s l a r c a s , reunión de pjliclas; un,-i larg.i v n c s corl.is, ll,im ida de olicial... ¿Se v a e n t e r a n d o ?
—S(. seflor, sf: siga no m i s . que no h a y cuidao.
— Bueno; a p l i q u e , pues, la oreja...—y el cabo con u n a paciencia d i g n a de J o b , d a b a n u e v a m e n t e p r i n c i p i o A la
explicación de lodos los loques policiales, y despuds de repetírselos h a s t a la saciedad, p a r á b a s e á p r e g u n t a r l e :
—A ver; u n a p i l a d a l a r g a ¿qué quiere decir?
—¿Sabe que no m ' a c u e r d o ? - c o n t e s t a b a s o n r i e n d o con la m a y o r n a t u r a l i d a d .
—¡Pues, amigo!... ¡est.i bueno!... i l ' o n g a a t e n c i ó n , hombrel — o b j e t a b a el cabo, j ' a d e s e s p e r á n d o s e , y v u e l t a A
r e a n u d a r la t a r c a de las explicaciones, una, dos, tres, diez veces, h a s t a que Hilario lo observó:
— ¿Sabe u n a cosa, cabo? Que me pAecen m u c h o s toques esos pa mi ..
Y , e f e c t i v a m e n t e , p a r a su Inteligencia sin instrucción ni d e s a r r o l l o , e r a mucha (HII<1I, toques, q u e .
c u a n t o m á s repetido» más le confundían y m e n o s impresos q u i d a h . i n en s'i m e m o r i a .
P a s a r o n asi aiguDOS dias, h a s t a q u e , y a c a n s a d o el cabo insirncior .le lo infructuoso de la de
ello al comisarlo,
el cual o r d e n ó que
Hilario fuese lleva-
do A su p r e s e n c i a ,
orden que se ejecu-
tó i n m e d i a t a m e n t e ,
— ¿ OuC es eso,
c h e . — le p r e g u n t a
el c o m l s a r l o , q u e se
h a l l a b a r o d e a d o de
vario» oriciales y
auxiliares—queme
dicen que no aprcn
dea lo» loques?
— Q u í q u i e r e , s<:
flor;-contestó—no
me d c n t r a n .
— P e r o «i e» lo
má« fácil?...
— Pn uslede» que
son muy leídos y
sabido», si; pero pa
noBOiroa.pa el pal
Ranaje, es m á s d u -
ro...!
— B u e n o , vcnf ;
yo te voy ácnscflar.
T o m a este pilo y ha-
c<! lo que h a g o yo
con este oiro;—y'cl
c o m U a r i o dló dos
pilada», que fuer'Mi
r e p e l l d a s p o r Hila
rio.
—íOt"* e« lo que
h e m o s locado?
—Seftor eso c u a l
quiera lo sabe;
contenió «onriendo
Ingenunmcnle.
— Hurno, p e r o
¿que h e m o s loi'*do?
H i l a r i o serla-
mcmi-:
—¡El pilo!...
A. F .
¡/li I 'luny.
 EL VERANEO EN CÓRDOBA

i ilt ¡tj ) tí' i tt^lt O /x'il

 NOTAS TEATRALES
ZAZA Y LA COMPAÑÍA
El pertonal do la compañía preparándoso para ol ensayo do Zazi
L A compatlla dramática de que es estrella Clarn
dclla (iuardia y que aciualmcntc trábala en el
teatro San Martín, ha dado como una nuvedad
para Buenos Airea, el drama yCiisit del maes-
tro Hciton, cuya escena final presentamos en la seifun-
da de estas notas (trSIicas y que se desarrolla .'i la puerta
de un lenlrito de verano en el Bois de Houlotrnc.
ZazA y su antiguo amante Rcfresnc, liomlire de mundo,
se cntucntran nuevamente en uno de lo-; vaivincs de la
vida de París, tres aftos después de su ilramni.o rom-
pimiento.
En los dos corazones queda amor mal exiiiiRuido,
saudades llenas de «leerlas penosas y de dolores dul-
ce», f'cro, para evitar la reincidencia, se levanta entre
los cuerpos, A punto de ceder al atractivo penetrante
del «mor antiguo lleno de extraños prestigios, la ex-
periencia de la vida, el buen sentido, A cuyo influjo
iinstH el amor vendado de los tiempos cAndldos llega A
ser raionablc... No hay un acto violento, ni un rasgo
liKcena final de Zaza
DELLA GUARDIA
de pasirtn descompuesta y brava Resulta el desenlace
un progreso sobre los amargos finales de Margarita
Gaulier y de la simple v cálida M.anftn.
Ella,Zaza, llevaun ramoal salir del leatritodondetra-
baja:—(!i laencuentra vía para: hay una fugaz llamarada
del viejo v tirAnico afecto, pero no dura;—él le pide una
flor y lan'oma de un ramo que ella empufia acaso trofeo
del triunfo plástico que acaba de paladear en toda la
iniensidad de su sensación picante, ,Se queda el hombre
de mundo con la flor, que lleva voluptuosa y románti-
camente A sus labios: ella se vuelve para dejarle en la
mirada tietna un efluvio de sus amores de oíros ticin-
pos: y eso es todo. El drama acaba ahí. sin sollozos, sin
arranques, sin hipos .. como acaba generalmente en la
vida. Por 190 toca alguna cosa esc final sencillo y frá-
gil, allA en un sitio recóndito de las enlrai^as: porque es
algo que iodo hombre de mundo ha sentido ó ha vista
sentir en la comedia viviente...
/ - . í . í/c CARAS
 BOCETO
N I ¿i m ella rrado, habiendo
podían negar su sefloras.
origen: eran Tocóle elturn»
pampas p u r o s . de ser amones-
Hicieron parare! tado á n u e s i r o
tramway, en el hombre y é s t e ,
que sólo habla asombrado, miró
dos asientos des para todos lados
ocupados, y su- y dijo:
bieron.
— ¿ y ande h a y
Él. que vestía sefloras?
el unírorme de -Esa.
nuestros sóida — Pero si esa e»
dosdelinea.sacó mi mujer.
un cigarrillo ne —Bueno, tiene
gro, lo desarmó, c(uc dejar de fu»
echó el tabacoen mar.
la palma de la —SI, icómo nol
mano izquierda, ;Ksi4 fresco!
paso el papel en
tre los labios sin Y sacando del
motarlo: con la i'oKillo del pan-
palma de la de ' iliOn un cigarro
recha frotó el ta • hoja parHKun-
bacoparadesme
nuzarlo, l i ó s u I. se lo dio á su
cigarrillo y l o ?," inpaflcra, d i -
prendió,chupan i ' ' • ndolc al raU-
dolo con una frui' v ;ri tiempo:
— Pitá, china,
porque si no, ten-
•.-.I que tirar mi
I •ero.
\'contemplaba
aquel momento. ti mirada nmo-
Entre tanto, el mayoral iba recortlando uno íi un" Una gran caí .•.•:•. i su pucho.
A los pasajeros, que es prohibido fumar en coche cc-
AQUILES Z U R I T A .
Díbujo de Eusevi. La Plata, Marzo 1899.

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"iilí^i

En la exposición de París fipurará una estntua de La fea dona Blasa

oro, de tamnfto natural, representando A la actriz se subió a la azotea de su casa,
norteamericana Mand Adams. y al borde se asomó, con tal torpeza,
Será una buena ocasión para decir sin exagerar nada: • que se cayó á la calle, de cabeza.
—Vale tanto oro como pesa, Me dicen que tambiín ha sucedido
Pero ¡oh inconsistencia de las cosas h u m a n a s ! des- un caso parecido
pué< de clausurado el certamen, la estatua serft con- con una seflorita
vertida en monedas. de quince afios de edad y muy bonita.
Y en Norte ;\mi'rica se juzgará de la riqueza de cada ¡Ya lo sabes, mujer! Honita ó fea
uno según los trozas de Mand Adams que Heve en el no te subas jamás á la azotea.
bolsillo. +
l'"l seflor Mihanovich, conocido armador de este puer-
Y a la cuaresma ha pasado to, ha sido victima de un robo.
y, no obstante, cierta (tente Consecuencia de la propaganda que se está haciendo
Kc alimenta ünicamcntc en favor del desarme universal,
de verduras y pescado. Y del desarme en favor
Y no c j que más reliciosa trabaja ¿ qué duda tiene?
asi esa gente se crea: el que robó á aquel seflor,
es porque teme que sea pues pensarla:
la carne carbunculosa. — Conviene
desarlnar á ese armador.
Dice un diario;
• El doctor Irijroyen va A cumplii su primer aflo. —Aunque con algún retraso,— quizá por culpa del
i Quí más quisiera i?l! repartidor ó del cartero encargado de hacer su presen
tación,— hemos recibido la visita de Miniaturas, nuevo
periódico ilustrado que acaba de ver la luz en Buenos
Inocencia, una joven Aires,
de catorce aflos, Nada puede pedirse á la calidad de sus grabados, A
de un seductor aleve la riqueza de su papel y al esmero de su impresión; y
cayo en el lazo. en cu.'into al mérito de sus materiales literarios — muy
Háganse cuenta reducidos, por serlo también el formato del periódico —
de las inocentadas le abona el nombre del director de Miniaturas, que es
de esa Inocencia. el conocido periodista seflor Emilio Vera.
Ketribulmosle el saludo y hacemos votos por su pros-
peridad.
A lo que lleva el espíritu de oposición : También nos ha visitado el órgano de las sociedades
Escribe un colega, refiriéndose al ministerio: de seguros «La Enciclopedia» que acaba de fun
dar nuestro distinguido colaborador 1 '

T
• Ha terminado la serie inacabable de los viajes
y de las fiestas.
Después, bajo el titulo de tfnarciiíu de los go-
biernos provinciales», aftade: •Consignamos ha
ce algunos meses las observaciones i^ue nos su
gerla la marrlia de los'gohicrnosprovinclules. .•
Pero ¿en qutf quedamos?
Lo inacabable no se termina, y et que v i v e J !• R o 1 i . d ' i c
en la inacción no está en marcha.
la V e g a . E s publicación destinada . i
y buen éxito,
—Los señores Juan ll.Spilsburg y.I. H. Zubiaur,
conocidos educacionistas, han traducido del in
glés los informes y memori.is de los institutos de
enseñanza industrial en Nrrte América, que han
considerado más á propósito para hacer conocer
co.Mi'KiMn>o esa cióse de establecimientos.

R. T. Burno» Air, i/óndcque B. Q. Buenos Aires.— Teruteru. Rosarlo.-Va que le falta

no hayamos conlcsiadM A nuestros
colaboradores en ninguno de los dos
últimos números, c» el haber apare
cido éstos en días santos, en que In
Iglesia, como usted sabe, prohibe el
contacto adora,
Y com" 1 le tul á los que
•scribcn n:
Zurita. Buenot Atro».- AM ' '• ,i
Se nciesitan ríñones A usted (-1 oído, dcbia contar las sila-
para hacer unas quintillas bas por los dedos.
con lamas incorrecciones. 8. L. Qeneril Villegas.-Confirmamos
Diego. Buenos Alrei.—Pasó la npcjr- á usted nucslio lelegramadel sábado.
tunidad. Reaccione en su conducta si no quiere
Fleramoica. La Pista.—¿lis por nio- ver en peligro la alimenl.'n ii-n ,li ^u
ili'Mia II porque no sabe hacer inils? familia.
T B. O Bahía Blanca. - ICI cuenlo
•i;il\- l m . l , i , . - i i t n q i p - M ! ; - , , \ i i p t pri u
El Rengo, San Juan.—Recordamuii de
• . 1 1 1 , i n i , . l i . i 1 I I l i h l r i 1 - M I . I I : I ;• I : I
un joven rt quien le llamaron paqui
tlirniú por escribir un anlculo seine-
i.i < I . I 1 j ! 11 • I 11 n r

Índole del '.(-m.inari'.. Sopho. San Nlcoláí. Súl,, ,i n i. i , iniíle.

Chlngiilo. Buanot Aires, - L e ilul.i 1,. ,.. 11111- liMi ir 'ii'l'-' :i':<l,il-,. .1, , ,, Ziita. Córdoba. — l i s n\\\\ hii)¡e.
de muv buena gan.i una barban,! l i 1,111 (• silabas. P. N. V. Ooya. - Su ubia, calilu .uia
i|iii- t<Mii;n i-n la punta de la icncu , S. C. Concoriiln .1 . | l l r 1 11 iMiln, I ^ un lapsus hriilis,
n'.'S iii niamlii n • \ UTi;i A. Ch. Aiunciún Del P.i-r'-vv
V S, «I. Bupnnt Air... gran co^.i
n - . l . il ;' / i . l , / , . , Ooniatltu. Luj,'in Anli 1,1 \'i
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