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6 R A S Y (ARETAS;
SEMANARIO FESTIVO, LITERARIO, ARTÍSTICO Y DE ACTUALIDADES XfiAr
AÑO II BUENOS AIRES, 14 DE ENERO DE 1899 N.° 15
LA DESPEDIDA
EN EL EXTERIOR
Número suelto 2 0 centavos Trimestre $ oro 1.80
Número atrasado 4-0 centavos Semestre > 3.50
NOTA.—."^ los suscriptores de Año . 6.00
ÍEMANARIO F E S T I V O , LrrERARIO, ARTÍSTICO
semestre y arto que hayan satis- Y DE ACTUALIDADES
hn il utaritt ri|n ki liini fncn i m
fecho su abono con arreglo á APARtCE LOS SÁBADOS
nuestra primera tarifa, se les Avisos dasil* u a peso
acreditará la diferencia, p r o n o DIRICCION, REDACCIÓN y ADMIKISTRACIÓH por publloaolón
gándoles el término de la subs- •AIPÜ 392 - BUENOS AIRES Avisos a* nogrs y al oromo
cripción. i praolot eoonómioos
UNIÓN TELEFÓNICA 2316
GSBIN
DE
— ^ -
^ n s t el LcLCLcl converiientemerile
estasecciéa arlís»
tica á fin de ofrecer al público las copias de los
trabajos fotográficos hechos para el semanario,
admitimos cualquier pedido que se nos haga,
ya sea de
I^BPI^ODUGGIONES,
fíMPLIAGIONES,
Bl^OMUl^OS,
©LA/TINOS, ejpG.
JSIOS pedidss puedea hacerse á la
ra eJínf ^'focidad! ¡Si dejan ciego los fulgores que lan- — Pues, señor, se puede ir á ese reslaurant sólo por
— Nn « íTampoco es nuevo? contemplar el servicio de mesa. No probé ni un bocado
Bazar P ^ ^ ' ^^ compró á la vez que la sopera en el por recrearme con el brillo de aquel metal, y me noto
tan satisfecho como si me hubiera comido un elefante
en pepitoria.
ara los que quieran allmentariRe por el mismo sistema, el BAZAR PKMCO se kalla establecido en
la calle <'iiiif'.%Ht;<'o' iv.° 8«f.
a. ^onaRi É HIJO LA INMIGRACIÓN
-• Sociedad en Comandita
La Buena Medida CHACABUCO y MORENO
F. SCHWEITZER & CÍA.
_—«
Sucursales: Se ocupa de la colocación de tierras para
CUYO y SAN MARTIN » Estancias y fundación de Colonias, en cualquier
. . . y PERÚ, A V E N I D A DE M A Y O parte del territorio.
CONFITERÍA DE PARÍS BOLÍVAR, 11 (altos), BUENOS AIRES
LA P R I M I T I V A
SOCIEDAD ANÓNIMA
- ^
PARA LA FABRICACIÓN DE BOLSAS DE ARPILLERA
NUEVOS GRAFÓFONOS
é.' QUE
SONIDOS
La Pilíirica mv h.! dicho
Por kerostín. un buen d í a
/.O'itiii /íiKii'iifrit echtí. que no se debe In-licr.
V l i l i l í m i ;t-ioiiihro scrlft de oiro vino i^uc no tengo
vicnd'» el p d o nue t a l l a
por el iiiho del quingu<:. In raarcl «Kl .\raK0ntf»t.
DR REMOND
No liiiv «olicr;» ni ncflora
MiK. ¡nholim-;'. í i /}:!^Ff„^Ua.
Mlic Miliin los nriK|i;i unil VC2 Utu- u n e a peto L-n \i\ l a r i i ,
I'"-» .•.•iniM.i i . J ; i l i i viJa.
ÉL H O N G O , POR VILLALOBOS
Uno ee le fué p r i m e r o ,
otro se le fué d e s p u é s ,
y Giro se le fué m á s t a r d e ;
¿jquién h a q u e d a d o eon ét ?
F UÉ avecindarse el calor definitivamente entre
nosotros, y empezar el desbande. Se marcha el
presidente; hace lo propio el ministro de marina;
sigue su ejemplo el de la guerra; imítale un
abundante quorum de senadores y diputados: y la muy
respetable familia del doctorX;y la muy distinguida del
tas. suele informar en letras de molde un subalterno del
señor Piolín, que es además colaborador de El Heiio-
tropo bucal, órgano de u círculo literario de la Boca.
Este invierno último las economías no dieron más que
para una SO/ÍÍÍÍ con canto, baile y c/iopp, pero, aunque
muy doloroso este eclipse social, á Misia Olegaria, no
tocinero R.; y todo bicho viviente que cuenta con los le afligió lo que una temporada veraniega que hubo de
recursos necesarios para emanciparse de la vida me- pasar en Bueno» Aires, hace cuatro años, por enferme-
tropolitana, mientras la hagan insoportable los rigores dad de su esposo.
de la estación. Porque no son las tertulias, ni las crónicas de El He-
Dentro de pocos días no quedaremos aquí m<1s que los liolropo bucal lo que á doña Olegaria le llena el deseo
insignificantes, condenados por la ley fatal de nuestro de figurar, sino el que se sepa por los diarios grandes
destino A transigir con toda clase de residencias noci- que va á Mar del Plata, que sus hijas han bal ado en
vamente climatológicas y urbanas. Caerá el sol como <•' Bristol y sumergido su cuerpo en la misma onda sa-
plomo derretido, y le recibiremos pacientemente sobre lada que las ninas de la <:)<•;"<?, y que su esposo ha ju-
nuestro cutis. Emanarán de la calzada los pestíferos gado al dominó con un miembro de la Corte Suprema,
efluvios del pasto digerido, y les franquearemos la en- 6 al truco con un general de brigada.
trada hasta lo más recóndito de nuestra nariz. Asaltará Por eso todos los años, no bien se aproxima la prima-
nuestra vivienda el aleve y sanguinario mosquito, y vera, doña Olegaria comparece ante su esposo para
ofrerecemos á su saña chupadora lo más magro de nues- decirle:
tro ser. Surgirá del ambiente caliginoso y enervante el —Es preciso, Eleuterio—que vayas pensando en nues-
cobrador de impuestos ó de cual- tra gira de este verano. Las niñas
quierotracosa, y le dispensaremos la están sin traje de paseo, y el de baño
misma acogida que al mosquito, con ya sabes que han venido usándole
quien tiene tantos puntos de seme- para casa v que se halla muy dete-
janza, principalmente en lo de ex- riorado. Yo estoy hasta sin panta-
traer el jugo y atormentar eltimpano. lones, y de los tres pares de medias
Ño debemos envidiar, sin embaí go, que me compraste el año pasado
la suerte de todos los que se mar en aquel remate, ya no me queda
chan, pues para algunos la excur- más que uno con talón del mismo
sión veraniega es motivo de sufri- tejido.
miento más que de satisfacción y de —Pues no sé cómo vamos á hacer,
bienestar. Establecido que sólo via mientras no pague loque debo y pue-
jan en verano las personas decentes da pedir otra vez sobre mi sueldo.
y que es de buen tono pasar el estíci — Arréglatelas como puedas, pero
en un balneario hay muchas familias no me manifiestes ni aún la duda de
que abandonan la capital, simple que podamos salir este año, porque
mente por el bien parecer, y á costa me morirla de vergüenza Las de
de tales sacrificios pecuniarios, que Chirimoya viven con menos sueldo
al lado de ellos nada representan los uue nosotros, y ya estsn de prepa-
corporales á que se somete el que no rativos para su temporada en Neco-
puede abandonar Buenos Aires. c'hea Ayer las vimos en lo del señor
La de Piolín, por ejemplo, es una luán el del Aujero, comprand., gasa
familia á quien todos losaflos incluye nata adornar los sombreros del año
la crónica social entre las que se au- pasado y un brin muy bueno, imitan-
sentan para Mar de Plata; <pero de- do gí ñero escocés, para hacer un
berá suponerse, por ese solo hecho, terno de playa al padre.
que la existencia de los de Piolín _ ¿ V cCmo se tas arreglan para
aventaja en halagos á la nuestra? De Doctor Leónidas Echague costearse el hotel durante dos me-
ningiín modo. ÜOtiERSIADOR ELECTO DE EXTRE-KÍOS ses.'
Basta conocerá esafamilia. yestar - ¡ Q u é hotel, ni qué ! Ello»
en pormenores de su situación para formarse cabal idea van á parar á la casa de un conocdo su)o, que estuvo
de lo contraproducentes que son susifíV/cggm/íí/'ns á los antes de hojalatero en Chascomus, y ahora tiene
fines de la higiene, de la comodidad y de la elegancia. allí zuequerli y escritorio de procurador Les cede
El sefior de Piolín es un modesto empleado de 150 pe- una Pieza v comen de lo que pesca el padre mientra»
sos, que gana llevando los libros en una fábrica de ellas se bañan. Así deberíamos hacer nosotros
paraguas, sin perjuicio de poner á éstos alguna varilla — -Y acaso no lo hacemos? ¿Qué nos cuesta el hospe-
cuando hay recargo de composturas y los apremios de daje viviendo con el tambero que nos aloja en Mar del
la contabilidad se lo permiten. Plata^
Sin ser. como se ve. de los favorecidos por la suerte, — Pero salimos casi á un peso diario de comida, y eso
tuviérasele por uno de los menos desdichados á no vivir lo podríamos economizar si túpescaras como el señor de
con tres hijas, casaderas por la edad é incasables por Chirimoya.
el físico, y con una esposa nacida para ser madre polí-
tica de un principe heredero, á juzgar por su consagra- ¡Y cuántas familias como éstas apan cen en la lista
ción al boato, en la forma que le ostentan las personas de las que se van todos 'os años á veranearl
linajudas y aristocráticas. Consolaos de no poder salir de Buenos Aires, y decid
En cuanto tras de mil privaciones, logra juntar vein- con nosotros:
te pesos el sefior de Piolín, ya está su esposa arrebatán- Antes que el baño de mar, en las condiciones que lo
doselos para la consabida tertulia en que las hijas toman los de Chirimoya y Piolín, bendita mil veces la
deben lucir sus facultades de contralto, el esposo las mansa ola del barreño doméstico.
suj'as de mandoiinista, y ella las que cree poseer para
la declamación.
De la cual tertulia, amenizada con cerveza y galletí- EUSTAQUIO P E L L I C E R .
LADRILLO DE MÁQUINA
L A llamada crisis de progreso llegó hasta Pago Chico, provocando una especulación de tierras bastante
grande, en relación con la importancia del pueblo.
La villa, hoy con honores nominales de ciudad, cambió rápidamente de aspecto; pero la liquidación final
de la aventura dejó á la mitad de los habitantes en la calle, cuando, después del 89, los pesos comenzaron A candar
¡'caballo», como vulgarmente se dice.
Pero en aquel tiempo no pasaba domingo ni día de fiesta sin diez ó doce remates de solares, quintas y chacras,
y un terreno cualquiera solía pasar en un mes por cuatro ó cinco propietarios, dejando apreciable ganancia A todos
los vendedores.
Como consecuencia de esta embriaguez y de la pasajera abundancia de dinero, cundía la edificación, no
quedaba prójimo sin amontonar ladrillos, levantábanse barrios enteros, y los albañiles y iilarifes acudían de todas
s al olor del trabajo bien remunerado,
i-as «autoridades, de Pago Chico hablan formado, naturalmente, sociedad para la compra-venta de tierras, la
¡^aquisición por testaferros^de «sobrantes» municipales, para tramitar y conseguir «indemnizaciones» por solares
° "'"'^••^'los, y otras operaciones no menos honestas y lucrativas.
Mas, deseosos de ensanchar su campo de acción, un buen día resolvieron dedicarse también ;l la industria y
establecer una fabrica de ladrillo de máquina, que habla de darles resultados estupendos. Asistamos á la reunión
que quedaron sentadas las bases de la empresa.
"-elébrase esta en casa del juez de paz, don Pedro Machado, con asistencia del intendente municipal, don Domin-
Sf Luna, del comisario Barraba, del doctor Carbonero, y del famoso escribano Ferreiro, cuyas fechorías lo
leron más tarde todo un personaje provincial.
^na chinita desarrapada ceba y acarrea el mate amargo, y en la mesa del comedor, como adorno característico,
-J'^'^Sue el porrón de ginebra, rodeado de copas.
Machado, masticando el pucho de cigarro negro, expone con vehemencia lo lucrativo que á su parecer es el
"egocio, las ventajas que reportará á los asociados, las grandes cantidades de ladrillo que podría producir la
''-J'XT'^""" ^"° tenía una objeción:
Nos ganaríamos una punt'e pesos; pero hay och'hornos en el pueblo, y nos van A h.acer competencia —
ara hacernos la guerra venderán perdiendo, y tendremos que perder nosotros también.
Largo rato se debatió la cuestión; entróles miedo á los presuntos fabricantes, y ya iban ft abandonar la era-
presa por riesgosa, cuando el escribano ladino, que había estado meditando sin tomar parte en la discusión,
e ectrizó de nuevo a sus socios con una idea genial, que cortaba por lo sano.
"~ ¿Cuánto tiempo tardará en instalarse la fábrica? — preguntó á don Domingo Luna, el más interiorizado en
'os detalles del asunto.
— Seis meses.
— ÍY en venir de Europa la maquinaria?
— Uno, si se pide por telég:rafo.
— ¡Pues entonces hay que prohibir la edifi-
cación por un afio!
Los otros se levantaron como movidos por
un resorte, lanzando un
suspiro de satisfacción.
Barraba lo palmeó en el
hombro.Machadoseechó ••
al coleto, con los ojos
brillantes,unagrancopa „
de ginebra ; el doctor
Carbonero se restregó
las manos, y don Domin-
go hizo un movimiento
tan brusco, que derramó el mate sobre los
guiilapos de la china que se lo presentaba.
El plan de Ferrciro era muy sencillo: como
la delincación del pueblo habla sido mala
desde un principio, y los improvisados agri-
mensores municipales habían hecho dientes
de sierra en cada calle, como si estuvieran
beodos, nada más natural que presentar al
: concejo y hacer aprobar una ordenanza prohibiendo la edificación hasta que se hiciera el
i nuevo, definitivo y esta vez matemático trazado del pueblo. Entre tanto se instalarla la
filbrica, rcvciilaríati los horneros, y comenzarla la producción del ladrillo de máquina,
demarcador de un nuevo progreso pago-chiquense.
Y asi se hizo: los horneros emigraron poco á poco; la maquinaria llegó; inicióse con un
resultado desastroso la fabricación, porque nadie entendía los aparatos; gritó La rampa;
comentó el pueblo aquel escándalo; lleváronse operarios hábiles de la capital, y cuando
ya se levantaban las altas pilas de ladrillos bien escuadrados, tersos y rojos, como diciendo
• compradme», Ferrciro vendió su parte á don Domingo Luna,el digno y progresista inten-
dente de Pago Chico, según decía El Justiciero.
Un mes después producíase la catástrofe financiera, en que hasta los cobres desaparecieron del país, y don
Domingo exclamaba : —A este Ferrciro no hay por donde agarrarlo. iM¡ ha fregao lindo!— Y decir que pa esto
largué la ordenanza de la prohibición que inventó el muy ladino.
Y si, lector, dijerdes ser comento en Trenque Lauquen sucedió algo semejante á esta verldici historia
sacada, como tantas otras, de los anales de Pago Chico.
RoiiHnio J. PAYRÓ.
( •£)
ONCLUVERON el (lomingo las pintorescas
romerías españolas que se celebran
anualmente en Barracas al Sud, paraje
callejuelas del recinto, la gaita quejumbrosa
que, aunque gallega, A todos los españoles trae
acentos y « añoranzas > de la patria distante,
'Conocido por La Crucecita. evocando en las memorias, invadidas por vaga
Enaste, como en otros años, la compleja y nostalgia, los sentidos versos en que habla del
Poítica alma de la naciún española tuvo en su dulce instrumento montañas el gran cantor re-
fiesta regocijados despliegues, mezclAndose en gional: *Seíbaba! e caudo seibaba~o vento que
maternal consorcio las diversas y típicas expan- <ln laucón—pol-o canuto fundaba—parece que se
siones regionales, — rozAndose alegremente los qucixaba—ila gnüega cmií^racióti!'
bailadores de fandango con los de muñeira No han estado solos ciertamente los españoles
zortzico,—entrechocándose en el aire los giros en su fiesta. Como en otros años, en éste ha ido
^1 ' p o l o con los compases sentimentales de á fraternizar con ellos la simpatía argentina,
. ''irana», —la intensa y dulcísima lamenta- fundiendo un nuevo eslabón del consorcio que
ción de malagueñas y peteneras con el volup- enlaza á los dos pueblos, mezclándose las danzas
tuoso acorde y ondeantes quiebros de la entu- nacionales de allende y de aquende bajo el
siasta jota aragonesa,—y sonando sus sones de ondear tranquilo de las dos banderas entre-
penetrante mi-lancolla, on todas las tiendas y lazadas.
El g a i t e r o
> écobrar algo de lo puesto en la empresa; pero, con la — No, hija mía; con paciencia todo se hace soportable.
^isculpa de liquidarla jurídicamente, cayeron encima Lo necesario ahora es que te pongas buena, y así,
Ji^ ella los abogados, los procuradores, el gran can sim- aunque nos hayamos quedado pobres, renacerá otra vez
bolizado en el sindico, el rematador, los contadores pú- la alegría, que es la opulencia de la vida.
blicos, todas las ardillas de la curia; unos, lápices en — Si, mamá ; me voj- á poner buena para ayudarte.
ristre, sacando inventarios, apuntes y notas; otros, los Verás, verás.... ahora mismo me levanto. Tráeme una
sordos, trabajando en el expediente, atándole y des- aguja, y además hilo.... hilo blanco.... negro no, mamá,
alándole, metiendo en él autos y más autos, escritos negro no 1
"e reclamación, escritos aclaratorios, defensas del abo- Y al decirlo, no lograba moverse, á pesar de sus es-
sado del Directorio, del abogado del síndico, del abo- fuerzos ; se le caían desmadejadamente los brazos, y su
gado de Kesner, de todos los abogados de la república caheza, quemada por la fiebre, volvía al hoyo de la al-
y de algunos de Inglaterra que representaban á los fa- mohada con la pesadez de una piedra granítica.
"'''Sántes de los tubos y de las regaderas. En aquel ex- Un lucero prematuro venía tirando del negro manto
pediente mojaron todos los discípulos de Justiniano. de la noche.
Cuando estuvo bien rollizo de doctrina forense y to- — Mamá....
caron á repartir los despojos, los accionistas no vieron
' " ' Jós/oros! — l Qué quieres, mi sol ?
La Regadora sólo regó á Kesner v á los curiales, — Me estoy poniendo buena. Ya no me barrenan la
t'ejando un reguero de arruinados. cabeza los pensamientos fijos, y todo lo que discurro
no tiene forma ni color ; es como el espacio ocupado
IV por la sombra. Se me ha entumecido el corazón, y la
— No llores, hija mía. no te desesperes de ese modo, sangre ya no me hierve; se me ha quedado muy mansa
porque te vas á enfermar, y eso seria lo peor de todo. y se me va congelando despacito.... i aj', qué dulce hielo,
i Ay, mamá ! ¡ mamá querida ! — gemía Damiana. — mamá!
Va no vuelve.... i Ya verás cómo no vuelve I — I Hija mía ! | Damiana I i qué dices ?
»i, mi hijita; ¿ cómo no ha de volver ? — Empiezo á no ver nada malo, ni nada bueno.... á no
— No, mamá, no vuelve. Lo dices por consolarme. ver nada.... y ya no vibro, I oh, mamá querida 1 ya no
Mace un mes que no le hemos visto, y el corazón me siento el sacudir furioso de las pasiones.
Doña Carlota, muy alarmada, llamó al médico, que se
expidió con una receta inofensiva y un diagnóstico pe iluminada, mamá, y \ a no veo las cosas de este mundo.
simista. El galeno no entendía la enfermedad, pero Cuando me vaya ál otro, pónme muchas flores ; pero
sospechaba la muerte. solamente tuyas; y si viene él á verme muerta, no le
Una bocanada de aire nocturno, aliento de Satanás, dejes entrar.... pero, si, déjale, que así puede que yo re-
penetró en la habitación, qite olía ú romero quemado, sucite.... ¡ ay, mamá querida, qué cosas dicen los senti-
desinfectante de los enfermos pobres. dos cuando se mueren de amor !
— Mamá — Sosiégate i por Dios, hija mía !
— Descansa, hija mía. duérmete. — Ya estoy tranquila, mamá. Mi alma está en pose-
— Siento la invasión de un sueño muy pesado, y por s! sión de la vid.a de tos siglos. Siento en mi espíritu los
me quedo dormida para siempre, quiero decirte una primeros albores de la luz eterna. | Ay, mamá querida,
cosa. qué dulce es ia muerte !
— ¿Qué?
Agitóse con la contorsión violenta de los agonizantes,
— Que vendas todos mis vestidos para pagar el alqui- y un gesto de impaciencia dolorosa se dibujó en sus la-
ler de la casa todos menos el blanco, que me hará bios de rosa quemada.
falta muy pronto Ah ! sAcame este anilloitte com' — ¡ Damiana ! ¡ Damiana 1 — gritó dona Carlota.
— No, mamá.... no tengas miedo.... que.... que todavía
promiso. que es de oro. y véndelo también pero no, no.... no me ... mué
no me lo saques, porque todavía siento un leve vestigio La voz se fué al otro mundo...
del risueño vivir que simboliza este frío metal, VI
— No divagues, Damiana ¡ pobre nena mía ! En Buenos Aires los Kesner son legión. Hay una
— Mamá.... colonia de Carlotas que no se les secan los ojos ; algu-
— ; Qué quieres, ángel de Dios ? nas Damianas han subido á la gloria, mientras otras
— ; Ángel de Dios ! Sí, mamá ; todos los mártires son muchas, que gastaron coche, tienen por inlierno, aquí
ángeles de Dios. Pronto seré yo también de ese coro. abajo, el coser para afuera y el sufrir para adentro, ce-
ñida el hambre por elegantes cinturones.
— i Damiana ! i hija ! ¡ mi vida ! i sol mío !
— No te asustes, mamá — dijo Damiana con esa pausa FK.A^NCISCO G R A N D M O N T A G N E .
serena de los moribundos sin dolor físico. — Estoy rebo- Dibujos de Mayol,
sante de amor infinito. Ilay algo en mí que quiere vo-
lar á lo alto, á las regiones de lo incorpóreo. Estoy
PORTFOLIO DE CURIOSIDADES
ANTAÑO Y OGAÑO
Inaug'uramos en el número presente una sección destinada á, contener referencias históricas, curiosidades,
recuerdos y datos y noticias acerca de sucesos ó cosas que no merezcan caer en el olvido y que en ei futuro
pudieran servir para reconstituir escenas ó modalidades de nuestra naciente sociabilidad.
La ponemos bajo el amparo del público y ofrecemos la colaboración en ella, yn sea con artículos concluidos ó con
indicaciones de hechos ó cosas, íl todos los amantes de lo útil y de lo bueno y especialmente í\ los espíritus obser-
vadores que no crean que se sirve al país solamente desempeñando caraos oficíales.
Como primicia tenemos el gfusto de presentar hoy el hermoso trabajo con que concurre Í'I nuestros fines el cono-
cido historiador y escritor nacional Dr. M. Lej^uizamón, referente A dos calles de Buenos Aires y sobre un
asunto llamado quizás A interesante controversia.
DOS V I G A S HISTÓRICAS
E N los Últimos exámenes que se efectuaron en el colegio militar'de S a n Martín,obtuvo su despacho de oficial
un importante núcleo de j ó v e n e s alumnos. L o s nuevos nfí<'i^\f"i «f hniinn í i n i m l m e n t e en vacnrínnpíj T
^-^ jf. \m
El d i r e c t o r y los p r o f e s o r e s
/''<)/. í/í Ramírez.
EL CLÉRIGO DE LAS MISAS
(TRADICIÓN TUCUMANA)
I p^ASA por muy válida la tradición que voy á referir los cuatro, con sus camas respectivas, en el presbiterio
I '—^ en breves lineas. Me la contó con grave pa- y desde allí observar el fenómeno, si es que no se ira-
A • labra un viejo sacerdote sumamente versado taba de un ladrón disfrazado de sacerdote, como habla
en letras sagradas y profanas, y esta vez des- opinado el doctor Córdoba.
empeño las funciones del fonógrafo. Desde las once de la noche se encontraban silenciosa-
I» Hablílbamos de lo que hoy se llama ciencias ocultas, mente reunidos en el presbiterio. Alguno de ellos pre-
de aparecidos, de telepatía, de espíritus que vagan tendió hacer la pesquisa, buscando la posición hori-
cuando la muerte se acerca y cuando se aleja con su zontal; pero triunfó la idea de que lodos se mantuviesen
presa. Había yo suprimido la luz de la habitación en vestidos y sentados, por lo que póícst coíiítiiRcre.
que estábamos, para pensar con más intensidad y no Nadie debía pronunciar una palabra, ni hacer el me-
ser sorprendido en una de esas sonrisas que dibujan el nor ruido: tal era la consigna; y con la última campa-
escepticismo. nada de las doce los pesquisantes oyeron ruidos ex-
. -Si no temiera comprometer ante usted mi probidad traños, como de cajones que se abrían y cerraban en
intelectual, —diio mi interlocutor, —le contaría algo que la sacristía.
llamaría, sin duda su atención dentro del mismo or- El doctor Córdoba, más resuelto que sus compañe-
den de ideas que usted ha ros, quiso incorporarse obedeciendo á un movi-
iniciado. miento instintivo, pero fué detenido por el doctor
-^ Puede usted empezar. Molina.
I^n estas materias, como Los cuatro santos varones sudaban. Al cabo de
en todas las que se rela- unos instantes de ansiosa expectativa, vieron una
c onan con las fuerzas psí- larga cañ.a, que en la extremidad superior ti-ala una
quicas, ni acepto ni re- pequeña luz, que avanzaba sola al altar ma^'or y
chazo nada en absoluto. encendía dos cirios. Luego entraba un sacerdote
El viejo sacerdote re- con todas sus sacras vestiduras. Hizo todo cuanto
quirió su, clásica caja de prescribe el ritual católico, sin pronunciar una pala-
rapd, dióle un golpecito y bra: abrió el acto de la misa, se hincó, recorrió el
Comenzó de este modo su misal, y, al terminar, levantó los brazos, suspiró
relato: ;-* „ angustiosamente y desapareció, como si una mano
«Pues es el caso que allá invisible lo hubiera de pronto borrado.
por los primeros aftos de Los cuatro graves presbíteros quedáronse como
este siglo, el sacristán de en misa, pues todos conocían al aparecido, que
la iglesia Matriz de Tucu- cinco años antes había muerto. Pertenecía á una
mán dio cuenta al señor rica y distinguida familia
cura de la misma, que lo de Tucumán, y el caso era
era el doctor José Coiora- de aquellos que no se em-
hres. más larde obispo, que pardan.
todas las noches, con la Lo primero que acorda-
ultima campanada de las ron, era guardar la más
doce, sentía ruidos extra- absoluta reserva, por di-
nos, como de cajones que versas consioeraciones,
se abrían en la sa- siendo una de ellas la de
cristía. Que aquello tratarse de un miembro
podía .ser obra de
ladrones y que no de una familia conocida
se atrevía á pene- que podía padecer en su
trar solo al lugar reputación. Pero habla
mencionado. que poner término á estas
-•Reprendido por constantes apnriciones,
su falla de ánimo, por la tranquilidad de un
se le obligó á cum- alma en pena, y por la del
P'ir con su deber. pobre sacristán que no
<-:Orr¡an peligro las ganaba para sustos.
riquezas del tem- Se armó con este motivo
plo, los cálices de una nueva disputa teoló-
<"•» y demás obje- gica; se citó un caso, si no
tos costosos del cul- idéntico, al menos análo-
to, y era necesario go, de un cura de aldea de
proceder con ener- Calamarca, que falleció
gía. nb itiicsiato debiendo cin-
co mil pesos que recibiera
El pobre sacris- para decir misas que no
tán, haciendo de dijo, el mismo que se pre-
tripas corazón, con sentó á un su heimano,
"•1 última campa- para pedirle que lo deso-
nada de las doce bligase de su deuda, ven-
penetró á la sacris- diendo la finca que dejara
tía y vio, no sin y dislribujendo su pro-
•caer desmayado, á ducto entre el clero y co-
todo un señor sa- munidades de la provincia,
cerdote que apre- á fin de que cumpliesen lo
suradamente abría que él no pudo con la me
y cerraba cajones. ior intención del mundo.
No vio más; pero Empero, había que lle-
era lo bastante pa- var á conocimiento de la
ra que el buen hom- familia del clérigo do las
bre corriera á casa misas, lo que ocunia, >'
del señor cura y le fué encargado de esia mi-
refiriera lo ocurrido, presa de las manifestaciones de sión el doctor Córdoba, quien la cumplió con el éxito
un terror profundo. que era de esperarse.
El señor cura lomó el asunto á lo serio y llamó en La familia, tocada en sus sentimientos más caros,
consulta al doctor Agustín losd de Molina, e.x-pro-se- abrió la bolsa é hizo cuanto le fuer.i indicado para sal-
•cretanodel histórico congreso de Tucumán, «poeta re- var á su deudo en pena.
P^Jl-i^ta é instintivo» y más tarde obispo in pdrtibtis Hubo por entonces misas á granel, con gran conten-
'Hfinélium; al virtuoso presbítero Thames, hombre de tamiento de los fieles y de las comunidades religiosas,
vasto saber, y al no menos célebre cura de Monteros, que sacaron el vientre de mal año, y tengo por cosa
doctor Lucas Córdoba, predicador famoso y espíritu de cierta que existe al respecto una relación escrita en
gran cultura, el mismo que obtuvo su grado gralis pro los archivos de la iglesia Matriz .le Tucumán.»
universilatc, «en compensación de sus estudios sobre- Dijo el viejo sacerdote, tomó su sombrero, me dio con
salientes». Les significó la conveniencia de investigar voz grave lá buena noche y salió con paso lento hacia
el caso con todas las precauciones posibles, y se pusie- su casa, dejándome perplejo y meditabundo.
ron á deliberar. v J ¡^
^J/^ontroversia,—porque la hubo muv gorda,—duró
un día entero. Quien invocaba á Sanio tomas, quien á PABLO L A S C A N O .
aan Anselmo y quien al doctor de los doctores, San
Agustín. Los teólogos desfilaron en grupos numerosos, Santiago del Estero.
y concluyeron por concertar el siguiente plan: colocarse Diciembre de 1898.
Dibujo dr Villalobos.
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^^KK^mSnm^
-zPs-r. I X E E D I O D I J P L
I p V ARA conocer cuando el medio • .seguir comiendo en el porvenir, so pena
1 día radiante ó nublado de de la vida.
esta capital es de invierno y íQué de seducciones para el apetito en
cuando es de verano, conforme á la las vitrinas ó escaparates de los hotele-**
opinión de un cochero muy caracterizado, no hiay más y confiterías, fiambrerias cuajadas de robustos salchi-
que ver los carruajes particulares y el tramway de Bel- chones, cochinillos pelados, jamones, pollos, embutidos
grano: si los caballos del carruaje llevan mantas fran- y la mar! Cuartos enormes de carne engrasada, con
jeadas, monogramas bordados, es invierno; si los caba- adornos de flores de papel v firuletes de perejil, y berros
líos del tramway de Belgrano llevan sombreros de paja .1 lo largo de las vidrieras. A sus flancos los opimos
6 mimbre con agujeros para las orejas, es verano. frutos en pirámides, los langostinos bigotudos en rueda
No es de desperdiciar el dato, porque el almanaque espiral, lasj langostas y cangrejos monstruosos, rojos
nos da unos chascos!— A lo mejor 30 grados á la som- escarlata de verse exhibidos; mi'is allá, en mazos, como
bra; de repente nublado, ventolina, chubasco, y á relu- el heráldico haz de trigo, los espárragos, gordos como
cir botas napoleónicas y mal olientes impermeables. dedos de gañán, las becasinas colgadas de las patas, las
Tiene Buenos Aires muy malos liebres orejudas léte á Irlf como
ídem, lo mismo cuando se ponen en el pas tic guaira/ todo y amdn,
mantas que cuando se ponen som- las pastas azucaradas y los mol-
breros los caballos. des de golosinas A disposición del
» Pero el mediodía, en todas las que puede pastar y dar propina,
estaciones, es y tiene que sei" porque usted podrá no comer, pe
animadísimo, porque en todo tiem- ro no podra dejar de dar propina
po se almuerza, poco mas ó me y buena, so pena de que los mozos
nos, á esa misma hora, y los ho- lo miren, poco más ó menos, como
teles, las fondas, los restaurants, cualquier atorrante, dicho sea sin
í)n/<<i?-ias, albergues, etc., etc., se agraviar lo présenle.
vacían de víveres en confección, ¡Y cómo se ve A esa hora la pa-
que van transportados por innu- rada de carruajes, en semicírculo,
merables estómagos, con direc- frente á la Bolsa, la cual, poco á
ción A las oficinas, íl los escrito- poco, se convierte en hormiguero
rios, al palacio de gobierno y al humano, en que todos parecen lo-
del congreso}- al de justicia, al cos de atar, gesticulando, discu-
puerto, íl la aduana, en fin, al ir tiendo, gritando y corriendo entre
y venir, ya comidas las gentes, grupos ! Allí no hay invierno:
buscando de cien mil modos, el de Banco de Londres y Rio de la Plata reina una temperatura africana'
en que no pocos sudan frío. Es de ver el
nudo formado en la esquina de Piedad y
Reconquista por los cuatro bancos, cuyas
mainparas están en perpetuo batir, recibien-
do y ecliando gente con paquetes de papeles
simpAticos, A pesar de su grasicnta facha.
Los otros bancos de esto y lo de míls allá,
que ocupan los cuatro radios íl partir el
nudo antedicho, son un verdadero jubileo do
gente siempre preocupada y anhelosa.
En el puerto suena, chilla el silbato de las
locomotoras del transporte, atruena el cuer-
no A vapor de los buques, crujen las grúas
de los pescantes, y semejan carcajadas me-
tálicas las cadenas que suben y bajan bultos,
de las barcas á los depdsitos y de los de-
pósitos á los carros.
En las avenidas de la plaza de Mayo se es-
tacionan las fondas, horchaterías y hnic/ie-
'•'as ambulantes. Carritos cubiertos aguisa i¡.!r' -
de ambulancias, llevan colgados á modo de
flecos, chorizos, bananas, costillitas, sala- Fachada principal de la Bolsa
c e s y íttííi giítitiíí. Hierve en un aparta-
mento el chocolate y chirria la sartén en otro, cociendo mienzan á levantar los visillos 6 celosías de los mues-
lomitos ó estrellando huevos. Todo el mundo pregona trarios, en donde se detienen alelados los que no alcan-
su mercancía, sin exceptuar al charlatán que no escupe zan más que á contemplar tanta riqueza, tanta maravilla
recomendando, ya el específico contra los callos que no del arte, tanta joya deslumbrante, desde la calle y cris-
resisten aún siendo hijos de bota de potro, ya las nava- tal de por medio.
Dibujo de Mayol,
• El señor D e m a r c h i rcniínchi . Servicio telcírrAfico.—«Sa/i/íi Fí', E n e r o 11.—Ha dado
' E l vicegobernador de la provincia de Buenos A i r e s origen A muchos c o m e n t a r i o s el cambio de s e c r e t a r i o
no p r e s e n t a la dimisión de su cargo .. .> p r i v a d o que h a hecho el g o b e r n a d o r . .Algunos v e n en
E s t o s son los rumores que corren a h o r a . esto un d e - a i r e al e x g o b e r n a d o r Leiva, cuyo hijo venia
Y al cabo v e r á el lector ocupando ese puesto desde que I t u r r a s p e se hizo c a r g o
que es falso lo que se anuncia, del gobierno. El r e e m p l a z a n t e es h e r m a n o del t o b e r -
y que saldrá, A lo mejor, nador>
el v i c e - g o b e r n a d o r Y dijo Roca, al saberlo:
con u n a vice-renuncia. — P u e s me tiene sin cuidado:
-{- son pláticas de familia
ACERTIJO FISONÓMICO di' las que iinuca hice caso.
Cuando E s p r o n c e d a dijo:
—Para, y óyeme ;oh sol! - n o e r a de lijo
un dia de v e r a n o caluroso
como los que sufriinos actualmente; Doce a r r o b a s , doíla Julia
porque de ser asi, s e g u r a m e n t e pesa ó quizás doce y media,
le hubiese dichoalsol—¡oh, febohermoso, ¡y aún h a y persona que dice
más a d o r a d o cuanto mAs distante! que es u n a mttjer ligera/
•íQuieres tocar la polka del espiante?
•}•
- X o s han visitado, A su aparición, cua-
E r a m o s pocos — vo n u e v a s revistas ilustradas y semana
Un diputado platense tiene la idea de s : España Moderna, La Nueva líe-
p r e s e n t a r un proyecto gravando con un vis/a, Buenos Aires Cómico y Et .4uriga.
impuesto las c r í a s de las h a c i e n d a s , «es- h e c h a s con g r a n acierto — mu}' en parti-
tableciendo la progresión razonable». cular la p r i m e r a — tanto en la p a r t e
E n t r e los diputados, artística como en la literaria. L e s de-
corriendo este rumor, se dijo al punto: volvemos su cortC-s saludo y les desea
Debe crearse p a r a tal asunto mos á lodos muy próspera vida.
Otro d e p a r t a m e n t o : el de gravado!^. —En L a P l a t a " h a VÍSTO la luz u n a n u e
•i- va revista mensual titulada Vida Artis-
íica. L a dirige el Sr. .losd M. Quevedo.
T r i u n f a r o n los latinistas, avudado por los .Sres. F r a n c i s c o A. Riu,
porque h o y día, á troche y moche, ¿ D e q u i é n e s e s t a nariz? Osear Tiberio v Felipe A. Oteriflo.
se oyen en el ministerio — Ortufto y C." h a n pues'o en circula-
de H a c i e n d a , quinientas voces ( E n t r e los que acierten se sor
que, p o r lo bajo, declinan t e a r a un semestre de suscrip- ción un bonito a l m a n a q u e de pared.
ción A C A R A S V CARKTAS.) El S r . Luis Berisso ha publicado la
el célebre rosa, roste.
2.* edición de «Uellciss', traducción de
los juicios E u g e n i o de Castro. T r a e como aditamento
Cierto c a b a l l e r o , violando los r e g l a m e n t o s v i g e n t e s , favorables que h a merecido tal obra y que son todos
explica, digámoslo así, cuatro c á t e d r a s en L a Rioja: dos --Finanzas, Comercio é Industria. Este es el título de
en la escuela de v a r o n e s , y dos en la de mujeres en la u n a revista periódica que publican los seftores P a p k e y
capital citada. D a n k a t ; el primer n ú m e r o , en 144 p á g i n a s , t r a e descrip-
Lo que, en tesis g e n e r a l , ciones de fábricas, casas de comercio y establecimientos
está bien ó m a l , según bancarios y notables artículos financiero-industriales,
piense de ello cada cual; ilustrado todo con v i s t a s y r e t r a t o s .
pero el hecho es que existe un E s u n a «enciclopedia» que i r á dando A conocer nuestro
profesor a m b i - s e x u a l . desarrollo comercial í industrial.
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