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1. INTRODUCCIÓN.
La fase de ejecución implica que el menor debe cumplir la medida que le ha sido impuesta. Además, es lo
que da esencia para que exista una legislación penal relativa al menor; esto motiva que se le de tanta
importancia a tal fase. No solo se hace relación a la LORP, sino también a su respectivo reglamento, el cual
regula la fase de ejecución.
Esta fase se encuentra regulada:
- Título II LORPM en los artículos del 7 al 15: medidas y reglas de aplicación.
- Título VII LORPM en los artículos de 43 al 60: de la ejecución de las medidas.
Capítulo 1 relativo a las disposiciones generales.
Capítulo 2 de las reglas para la ejecución de las medidas.
Capítulo 3 de las reglas especiales para la ejecución de las medidas privativas de libertad.
- Real Decreto 1774/2014.
El control absoluto de las decisiones de la fase de ejecución corresponde al Juez de menores, por eso se
habla de control judicial. Y, además, hay un control administrativo, entrando en juego lo que la ley llama
como entidad pública, encargada de la protección de los menores y de la reforma (el cumplimiento de la
responsabilidad penal de menores que han cometido un hecho delictivo). El que está por debajo en este
binomio es la Administración Pública, que es la que tiene que dar cuenta al juez de todo lo que hace.
En relación al control judicial, se debe tener en cuenta: que existe la posibilidad de que haya menores que
cumplan el internamiento en centros penitenciarios, en tal caso, nos encontraríamos con 2 jueces, el de
menores y el de vigilancia penitenciaria (controla lo que sucede dentro del centro penitenciario), la
competencia de ambos jueces; el juez de menores decide sobre la permanencia, en suspensión, etc, y el de
vigilancia el competente para decidir sobre la incidencias que se produzcan en el centro penitenciario por
el menor.
El artículo 46 LORPM, dice que el requisito previo para que se inicie la fase de ejecución es que la
sentencia sea firme, y esta es firme cuando contra ella ya no cabe recursos algunos, bien porque se ha
interpuesto y se ha desestimado o porque se ha interpuesto y se ha dejado correr ese plazo. Una vez
extendida se da inicio dicha fase. El letrado de la Administración de Justicia, del juzgado de menores abre
un expediente de ejecución en el que debe incluir una copia autenticada de la sentencia firme dictada y el
programa de ejecución. Con esa apertura del testimonio y este doble contenido, tiene que notificar al fiscal
de menores y al letrado del menor.
Las actuaciones siguientes a la notificación del expediente de ejecución, dependerá del tipo de medida
adoptada. Se suele hablar primero de la medida de internamiento; en esta, en primer lugar, la resolución
de apertura del expediente de ejecuciones se remite a la entidad pública responsable del cumplimiento
de la medida, se le van a pasar los informes que pueda haber en la causa y se va a identificar al letrado del
menor, para que la entidad pública tenga constancia de quién es el representante legal del menor.
Una vez remitido todo ello a la entidad pública competente, se remite la documentación al servicio de
menores infractores y este organismo es el que designa el centro en el que el menor va a cumplir la
medida de internamiento; teniendo en cuenta 2 criterios: en el centro más próximo a su domicilio,
excepcionalmente se puede solicitar fuera del mismo cuando las circunstancias del menor así lo consideren
y, las circunstancias personales del menor. Y ese centro debe hacer un programa individualizado de
ejecución en base a la sentencia interpuesta por el juez y el resto de documentación recibida (un equipo de
profesionales del centro es el que desarrolla ese programa individualizado adecuado a cada circunstancia
del menor).
Cuando se ingresa a un menor se le somete a una serie de exámenes para determinar a qué programas
concretos de contenido socio- educativo deberá acudir el menor. El plazo normal es de 20 días, aunque
puede ser menos si el PIE se le pasa al juez y solicita que así sea, y de igual forma cuando se solicita una
prórroga. El juez de menores es el que produce la aprobación de dicho programa individualizado o
rechazarlo de forma total o parcial (pidiendo que se modifique el contenido del PIE). Ahí se inicia
realmente la fase de ejecución (cuando todo ello se le es notificado al menor).
Para el resto de las medidas no privativas de libertad no es necesario designar un centro, el auto de
apertura se remite a la entidad pública y éste es el que designa un profesional para que elabore ese
programa diseñado para las respectivas medidas. El menor debe realizar una serie de entrevistas con dicho
profesional. El profesional desarrolla el PIE y se lo pasa al juez para que lo apruebe o rechace.
Para que el menor comience a cumplir con la medida se debe liquidar, es una actuación que se produce en
sede de ejecución y que consiste en determinar el día de inicio y de fin de la medida impuesta. El día de
inicio se denomina “dies a quo” y el día de fin “dies ad quem”.
Para ello, hay que tener en cuenta una serie de reglas, pues no todas las medidas se liquidan de la misma
forma: EXAMEN.
- En la privativa de libertad, el día de inicio debe ser la fecha de ingreso en el centro. Hay un segundo
plazo porque es posible que a lo largo del proceso es posible que se haya podido aplicar medida
cautelar (se descontará de la condena). Para los casos en los que el menor está cumpliendo medida
cautelar en ese preciso momento se tiene en cuenta la fecha de la firmeza de la sentencia.
- En el caso de liquidación de medida de libertad vigilada, la fecha de inicio es el día de la primera
entrevista con el profesional asignado por la entidad pública correspondiente.
- En el supuesto de que lo que haya de liquidar es la medida de permanencia de fin de semana, el
día de inicio es el primer día de permanencia en el centro o en el domicilio; porque dicha medida,
tiene en la legislación de menores 2 posibilidades:
➢ En el centro de menores: se trataría de una medida privativa de libertad.
➢ En el propio domicilio: no se trata de una medida privativa de libertad.
En la liquidación, se debe tener en cuenta que los meses disponen de 30 días para estos efectos y los años
365 días, sin importar si el año es bisiesto. Si no, nos encontraríamos ante situaciones de discriminación. Y
se computará de fecha a fecha.
Abono de la medida cautelar: compensación del tiempo transcurrido durante la vigencia de una medida
cautelar con el tiempo que reste por cumplir de la medida impuesta definitivamente en sentencia. Criterio
jurisprudencia: otras causas por hechos anteriores a la adopción de la medida cautelar. Cuando el menor
ha cumplido la medida cautelar y luego es absuelto, ese tiempo se pierde y no es compensado de ninguna
forma.
Los abonos de esas medidas cautelares para poderlas restar de las medidas definitivas se deben hacer con
medidas homogéneas. Es decir, cuando las medidas cautelares son homogéneas, significando ello, que son
de la misma naturaleza, se compensa con la impuesta en sentencia.
Por otro lado, cuando el menor ha cumplido cautelarmente una privativa de libertad y luego es condenado
a una medida heterogénea (no es de la misma naturaleza); será discrecionalidad del juez si cree que esto
va a beneficiar al menor y así lo merece. Es decir, en caso de que las medidas cautelares sean
heterogéneas, significando que sean de diferente naturaleza, la opción queda a discrecionalidad del Juez de
Menores.
Todos estos derechos son los deberes que el menor tiene dentro del centro. Cuando tiene esta serie de
obligaciones y son incumplidas, da lugar a régimen disciplinario, es decir la imposición de sanciones para
garantizar la convivencia pacífica del centro.
La imposición de las sanciones conlleva un procedimiento que en el centro está encomendado a un jurista
miembro del Equipo Técnico. Las sanciones son: leves, graves y muy graves, con su correspondiente
sanción.