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COLEGIO MENTE NEVADO

MATERIAL DE APOYO EN EL CURSO DE ANTROPOLOGIA


PROFESOR: MARIO ANTONIO CHUTÀN

1.2 El relativismo cultural

El principio del relativismo cultural se apoya en una vasta acumulación de


datos conseguidos mediante la aplicación de técnicas en los estudios de
campo que nos ha permitido penetrar en los sistemas de valores que sirven de
sustentáculo a sociedades de costumbres diversas. Este principio brevemente
expuesto es como sigue: Los juicios están basados en la experiencia y la
experiencia es interpretada por cada individuo sobre la base de su propia
enculturación. Aduciendo este principio rozamos muchas cuestiones
fundamentales que los filósofos han planteado desde hace largo tiempo. El
problema de la valoración es una de éstas. Los que defienden la existencia de
valores fijos hallarán materiales en sociedades distintas de la suya que les
obligarán a reexaminar sus supuestos.

Los marcos de referencia. El principio según el cual los juicios se derivan de


experiencias que resultan del proceso de enculturación tiene bases
psicológicas firmes establecidas en las normas sociales, tales como el
estereotipo, las modas, las convenciones, las costumbres y los valores, es
decir, la formación de marcos de referencia comunes como resultado del
contacto de individuos. Una vez que se han establecido tales marcos de
referencia y han sido incorporados al individuo, entran como factores
importantes a determinar o modificar sus reacciones a situaciones a las que
hará frente posteriormente —sociales, e incluso a veces no sociales—, en
especial si el campo del estímulo no está bien estructurado, esto es, si la
experiencia es tal que carece de precedentes en la conducta acostumbrada.

Relativismo y universales. Al considerar el relativismo cultural es esencial que


diferenciemos los absolutos de los universales. Los absolutos están fijos, y por
lo que a las convenciones se refiere, no se admite que tengan variación, ni que
difieran de cultura a cultura, ni de época en época. Por otra parte, los
universales son los mínimos denominadores comunes que se pueden sacar,
inductivamente, de la comprensión del ámbito de variación que manifiestan
todos los fenómenos del mundo natural o cultural. Si aplicamos esta distinción
veremos que esas críticas pierden su fuerza. Las diversas formas que adoptan
conceptos como moral, goce estético, criterio de verdad, no son sino productos
de la particular experiencia histórica de las sociedades que los manifiestan. En
cada una los criterios están sujetos a continuas interrogaciones y a continuos
cambios. Pero las concepciones básicas permanecen para canalizar el
pensamiento y dirigir la conducta, para señalar una norma de vida.

Hay que distinguir agudamente entre relativismo cultural y la relatividad de la


conducta individual, que equivaldría a negar todo control social sobre la
conducta.

Todas las culturas se componen de instituciones que representan respuestas


formalizadas consagradas y “sancionadas” a las exigencias de la vida. Los
modos de comportamiento institucionalizados en que se manifiestan esas
respuestas pertenecen a varios aspectos de la cultura. Son como grandes
bloques de experiencia que el investigador destaca en un cuerpo funcionante
de costumbres con el objeto de conseguir una descripción más útil. Los
aspectos son, por decirlo así, una especie de cuadro de contenidos culturales;
la armazón en torno a la cual un pueblo organiza la vida, aunque sea
incompletamente.

Uno de los primeros postulados de la ciencia antropológica fue que los fines
conseguidos por todas las culturas humanas eran básicamente semejantes.
Esta universalidad en las líneas generales de las culturas apoyaba la teoría de
la “unidad psíquica de la humanidad”, que sostenía que las semejanzas entre
las instituciones de diferentes culturas deben atribuirse a las capacidades
similares de todos los hombres (Herskovits, 1969:259).

La obra de Boas y otros autores en la antropología americana se basaba en


una concepción pluralista de la historia como opuesta al criterio monista que
mantenía los antiguos evolucionistas. Se proclamaba que cada cultura era una
entidad distinta con su propia historia única. En efecto, los estudios
comparativos, fueron abandonados a futuras investigaciones. La principal y
más urgente necesidad era conseguir tantos ejemplos como fuese posible de
culturas particulares, las que se describen como conjuntos integrados
funcionalmente y a la vez como productos de condiciones históricas
específicas. Cuando se completase esta labor sería posible desarrollar un
cuerpo de doctrina etnológica científicamente consecuente y sólida.

En tanto los evolucionistas consideraban las culturas individuales como


ilustrativas de etapas particulares de una sucesión evolucionista mundial,
muchos eruditos del siglo XX consideran cada cultura como un todo distinto
que, unido a otros dentro de la misma área limitada, es producto de diversos
pero locales factores históricos.

No se niegan los universales culturales, porque después de todo, existe cierto


grado de similitud formal aun entre las más diversas culturas, si bien las
semejanzas en su contenido parecen hallarse limitadas a zonas
considerablemente menos extensas que el ámbito mundial... En estas
condiciones, los únicos universales son las categorías formales extensas (v.
gr., la verdad, la belleza y la moralidad), cuyo contenido y expresión varía con
cada tradición cultural particular

Debemos distinguir entre relativismo como premisa teórica y relativismo como


premisa metodológica. El relativismo como premisa teórica:

• Establece que cada cultura es una configuración única, con su propio sabor,
estilo y espíritu. Más frecuentemente, esta unicidad está expresada como un
acto de fe. Pero ¿cómo se puede saber esto sin antes comparar a una cultura
con otras?

• Los relativistas nos dicen que una cultura debe ser examinada como una
totalidad y sólo en términos de sí misma; mientras que los comparativistas
afirman que una institución, un proceso, un complejo o un detalle debe ser
separado de su matriz cultural para que pueda ser comparado con los de un
contexto sociocultural diferente.

• Pero ya que la mejor comprensión de las diferencias ha sido resultado de la


comparación, no puede decirse que el enfoque relativista y el comparativista
sean incompatibles.

• El comparativista, habiendo aceptado más seriamente la premisa de la


unidad psíquica de la humanidad, está también más preparado para aceptar
las semejanzas reveladas por la observación y la investigación empírica. El
relativista se encuentra casi exclusivamente interesado en las diferencias,
mientras que el comparativista está interesado tanto en las semejanzas, como
en las diferencias.

• Para investigar cualquier cosa en este universo se requiere, en cierta medida,


que ésta sea separada de su contexto. El verdadero problema al que se
enfrentan los científicos sociales (o cualquier científico en esa materia) es
saber cuánto del contexto de los fenómenos debe ser tomado junto con ellos
cuando éstos se aíslan conceptualmente con fines de estudio o de análisis. El
relativismo como premisa metodológica:

• Nos recuerda claramente que al estudiar culturas diferentes a la nuestra


debemos tratar de no dejarnos influir por nuestras preconcepciones culturales.
Si existen diferencias entre los antropólogos en cuanto a la versión ideológica
de la relatividad, todos aceptan su versión metodológica. Mantener consistente
e implacablemente una posición relativista sería debilitar a toda la empresa
antropológica.
Sin hacer comparaciones explícitas no puede haber teoría en antropología. De
igual forma, el método comparativo es esencial para la formulación de teorías,
por lo menos en algunos sentidos (Kaplan y Manners, 1979:25-28).

Tarea 2
Instrucciones: Se le solicita que en Canva en una presentación lo que se le
está solicitando en la parte de abajo.

1. Temas a discutir: Los rasgos más importantes de la antropología como


disciplina; el relativismo cultural. 2. Después de leer el texto, responda las
siguientes preguntas:

2.1. Elabore, a partir de ejemplos, una definición de relativismo cultural.

2.2. Establezca claramente, con sus propias palabras, la diferencia entre


relativismo cultural como premisa teórica y como premisa metodológica.

2.3. Investigue qué son los universales y establezca cuál es la relación entre
este concepto y el relativismo cultural en Antropología.

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