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Precisamente, la albúmina es el marcador que permite detectar la enfermedad antes de que se pierda la

función renal. Es una de las tres herramientas para diagnosticar la enfermedad: análisis de sangre para analizar
los niveles de creatinina, análisis de orina para detectar niveles de albúmina y realizar una ecografía renal que
facilita el diagnóstico de enfermedades como la poliquistosis renal, antes de que aparezca la albúmina en la orina
o se pierda la función renal.

El fármaco candidato, BI 690517, está diseñado para inhibir la producción corporal de la aldosterona, una
hormona producida por las glándulas suprarrenales, que equilibra los niveles de sodio y potasio para ayudar de
este modo a regular la presión arterial. Sin embargo, demasiada aldosterona acelera la progresión de la
enfermedad renal.

El desafío, según la autora principal del estudio, la Dra. Katherine Tuttle, profesora clínica de Nefrología en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, es que dos clases de terapias de atención estándar
para la enfermedad renal, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y los bloqueadores
de los receptores de angiotensina (BRA), tienden a aumentar los niveles de aldosterona a largo plazo.

Los propios inhibidores de la aldosterona, si bien reducen la inflamación de los órganos y previenen la
progresión de la enfermedad renal a insuficiencia renal, pueden permitir que el potasio en sangre alcance niveles
peligrosos, un estado llamado hiperpotasemia, entre otros efectos secundarios.

Ante esta realidad, decidieron poner en marcha este ensayo clínico. “Los participantes debían estar tomando un
ECA o un BRA en la dosis máxima tolerada durante al menos cuatro semanas antes de poder participar en el
estudio”, precisó Tuttle en un comunicado. "Y agregamos otro medicamento, un inhibidor de SGLT2 llamado
empagliflozina, como terapia de base para los participantes".

Aunque los inhibidores del cotransportador de sodio y glucosa-2 (SGLT2) se desarrollaron inicialmente para
reducir el azúcar en sangre, son potentes fármacos protectores de los riñones. Según Tuttle, se trata de "los
mayores avances que hemos tenido en la enfermedad renal en 30 años".

Uno de sus beneficios secundarios, señaló, es mitigar el riesgo de hiperpotasemia.

"Eso nos dio la oportunidad de probar la eficacia del BI 690517 para aumentar la protección de los riñones y
también para reducir el principal efecto secundario que había limitado el uso de agentes inhibidores de la
aldosterona", dijo Tuttle.

El ensayo comenzó en febrero de 2022 y finalizó en julio de 2023. Los 714 participantes tenían un diagnóstico
formal de enfermedad renal y fueron asignados al azar a una terapia inicial de ocho semanas con empagliflozina
o placebo.

Posteriormente, 586 participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir BI 690517 en una dosis diaria de
3 mg, 10 mg o 20 mg, o un placebo equivalente, durante 14 semanas.

La medida de eficacia fue la reducción de la albuminuria. Se produjo una reducción clínicamente significativa
en los niveles de albuminuria (30% o más) en la mitad de los participantes asignados al azar para recibir BI
690517 únicamente.

El pico de respuesta se observó con dosis de 10 mg. Un número sustancialmente mayor de participantes, el 70%,
que recibieron tanto BI 609517 como empagliflozina lograron una reducción clínicamente significativa de la
albuminuria.

En el estudio, BI 690517 también se asoció con tasas más altas de hiperpotasemia, en comparación con el
placebo, pero la mayoría de los casos no requirieron intervención médica, escribieron los investigadores.
Al observar los aparentes efectos de mejora de la empagliflozina sobre la hiperpotasemia, observaron que "la
magnitud de la reducción del potasio mediante la empagliflozina está en consonancia con los metanálisis
publicados recientemente que incluyen a casi 50.000 participantes".

El hallazgo servirá de base para un ensayo clínico de fase III, dirigido por Oxford Population Health en
Inglaterra, para probar el fármaco candidato con 11.000 pacientes participantes en todo el mundo, avanzó
Tuttle.

"Creemos que estos son hallazgos de alto impacto", dijo. “El 75% de todas las personas en diálisis tienen
diabetes o enfermedad renal hipertensiva, y estos agentes podrían hacer que la diálisis quede como algo casi
obsoleto. Esto está a nuestro alcance”.

Tuttle y otros investigadores del estudio han asesorado a Boehringer Ingelheim, el fabricante de BI 690517 y
patrocinador del estudio.

“Sabemos desde hace varias décadas que la aldosterona es un importante factor de inflamación y fibrosis en el
riñón y también en el corazón. Simplemente ha sido muy difícil abordarlo terapéuticamente”, concluyó Tuttle.

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