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Genes, protooncogenes y oncogenes.

¿Qué
son?
En el mundo de la genética y la investigación oncológica, los protooncogenes,
oncogenes y supresores de tumor emergen como piezas clave para entender el
desarrollo del cáncer. Estos genes ayudan a buscar nuevas estrategias terapéuticas
y desarrollar un enfoque más profundo en la terapia génica.

El Proyecto del Genoma Humano


Durante los últimos años, y con el crecimiento exponencial del desarrollo
tecnológico, se ha podido descodificar todo el material genético de nuestro
organismo. En 1983 se puso a punto una técnica que revoluciono la tecnología
molecular y esto permitió empezar con el Proyecto del Genoma Humano. No fue
hasta 2003 que se descifró el genoma humano, donde se recogieron millones de
datos sobre la secuencia del ADN. Esto permitió iniciar nuevos estudios, entre ellos,
proyectos enfocados al cáncer como el Proyecto atlas del Genoma del cáncer.

Todos estos conocimientos fueron creciendo de forma exponencial y en paralelo


con las mejoras de las técnicas de laboratorio que permiten conocer más sobre la
secuencia del ADN.

El ADN se agrupa en cromosomas y cada uno de ellos guarda las secuencias que
configuran los genes. Cada cromosoma, de los 23 pares que tenemos, tiene unos
cientos de miles de genes. Algunos de ellos actúan como instrucciones para
producir moléculas llamadas proteínas. El Proyecto del Genoma Humano estimó
que los humanos tenemos entre 20.000 y 25.000 genes. Actualmente se conoce
que 16.000 genes pueden estar relacionados con diferentes enfermedades o
síndromes.

Protocogenes y oncogenes
Los genes tienen diferentes funciones: codificar proteínas necesarias para el
correcto funcionamiento de la célula, regular la expresión de otro gen, o incluso
inhibir la expresión de otros genes.

Los protooncogenes ayudan a la célula a crecer y dividirse, es decir, regulan la


proliferación y/o crecimiento celular.

Cuando en la secuencia del ADN del gen ocurre un cambio en el código genético
(ya sea en una letra o en más de una) y esto no permite que el gen sea leído de
forma correcta, lo llamamos variante genética patogénica o más comúnmente, se
conoce como mutación. Si en una célula, un protooncogén sufre una mutación y se
convierte en un gen permanentemente activo y que provoca un crecimiento
descontrolado y exponencial de la célula, desemboca en un tumor.
Cuando los protooncogenes mutan y produce cáncer es cuando se les llama
oncogén. El oncogén hace que la célula se divida sin control.

La mayoría de las mutaciones que causan cáncer que involucran oncogenes son
adquiridas, no heredadas.

Supresores de tumores

Así como hay genes que promueven la división y crecimiento celular, existen
genes que los regulan y que en condiciones normales ralentizan la división
celular. Estos genes son los llamados supresores de tumores. Además, estos
genes tienen una función muy importante y es el control de las mutaciones del
ADN. Cuando detectan una mutación en la célula puede que:

 Activen sistemas de reparación.


 Activan sistemas para que la célula inicie su muerte y no prolifere más.

De la misma manera que sucede con los oncogenes, si los genes supresores de
tumores no funcionan correctamente, las células pueden crecer sin control, lo
que puede provocar cáncer.

Un gen supresor de tumores cuando detecta un fallo, como una mutación, evita que
la célula se divida demasiado rápido.

Una diferencia importante entre los oncogenes y los genes supresores de tumores
es que los oncogenes resultan de la activación de protooncogenes, pero los
genes supresores de tumores causan cáncer cuando están inactivos.

Aunque la mayoría de mutaciones son adquiridas, se han descrito mutaciones en


los genes supresores de tumor hereditarias provocando que exista un riesgo
elevado a sufrir cáncer en los miembros de la familia que lo han heredado.
Terapia génica
La terapia génica podría considerarse, en sentido amplio, como un conjunto
de estrategias terapéuticas que intenta corregir un trastorno genético. La
terapia génica se basa en la observación y descubrimiento del gen mutado
para poder ser “reparado” y restablecer este equilibrio en el crecimiento y
división celular. La inmunoterapia es una técnica de terapia génica que ha
permitido la creación de anticuerpos dirigidos a determinadas proteínas que
están induciendo al tumor. Presentan la ventaja de que son muy selectivas
para “capturar” a la proteína dañina y por lo tanto son menos tóxicas.

Otras técnicas que están en marcha son la supresión de los oncogenes,


mediante la administración de una secuencia complementaria de material
genético que bloquea la lectura del oncogén y, por lo tanto, evita la producción
de demasiado proteína.

Con el uso de virus inactivos se ha diseñado técnicas génicas para administrar


material genético de genes supresores de tumores que activen las vías de
regulación del crecimiento celular.

La investigación sigue avanzando y está claro que el conocimiento de la


investigación básica y de la genética molecular es clave para el diseño de
nuevos tratamientos eficaces y seguros.

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