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TEMA 3 FILOSOFÍA – Primer curso de Bachillerato. – Prof.

Beatriz García

TEMA 3. ORIGEN Y NATURALEZA DE LA


SOCIEDAD. EL CONTRACTUALISMO SOCIAL

ESQUEMA:
1. CONCEPTOS FUNDAMENTALES
2. EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN
3. LA SOCIEDAD EN LA ÉPOCA GRIEGA
3.1. LA SOCIEDAD SEGÚN PLATÓN
3.2. LA SOCIEDAD SEGÚN ARISTÓTELES
4. EL RENACIMIENTO. ERASMO DE ROTTERDAM Y NICOLÁS
MAQUIAVELO
5. LA SOCIEDAD EN LA MODERNIDAD. TEORÍAS CLÁSICAS DEL
CONTRATO SOCIAL.
5.1. THOMAS HOBBES: GUERRA DE TODOS CONTRA TODOS.
5.2. JOHN LOCKE: LOS DERECHOS NATURALES
5.3. JEAN – JACQUES ROUSSEAU: EL BUEN SALVAJE.
6. EL NEOCONTRACTUALISMO. JOHN RAWLS Y EL VELO DE LA
IGNORANCIA

Hasta ahora, hemos visto que la raíz de la Filosofía es la curiosidad y


el asombro, el saber mirar el mundo de forma que continuamente estemos
cuestionando la realidad. Como sabemos, la Filosofía surgió en Grecia gracias
a un conjunto de pensadores, los presocráticos, que se preguntaron por el origen
el universo acudiendo a la ciencia y a los elementos naturales. Sin embargo,
posteriormente adquirieron protagonismo las cuestiones sobre cómo debía el ser
humano organizarse y actuar en ese universo que tanta curiosidad le suscitaba.
¿Por qué se produce ese cambio? ¿Qué entendemos por sociedad? ¿Cómo se
forma? ¿Para qué sirve el poder? ¿Cómo se forma el poder? ¿Es legítimo
desobedecer a la autoridad? ¿Somos egoístas por naturaleza? Analizaremos
todas estas cuestiones a continuación, acudiendo al campo de la filosofía
llamado filosofía política.

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1. CONCEPTOS FUNDAMENTALES.
Como vimos en el tema introductorio, la filosofía política estudia la
sociedad mediante la observación y la investigación empírica. Trata sobre las
formas de organización política, su justificación y sobre los principios de justicia.
Por ello, antes de empezar este nuevo tema es fundamental que tengamos
algunos conceptos claros:

• Política: Ciencia o arte que se encarga de organizar la vida social, de


regular las relaciones entre los individuos de una comunidad, de plantear
los objetivos comunes que esta comunidad pretende conseguir y diseñar
las instituciones necesarias para ello.
• Estado: Conjunto de instituciones políticas que organizan y regulan el
funcionamiento y el orden de una sociedad.
• Poder político: Capacidad que tienen algunos individuos o instituciones
para dirigir las acciones de los demás, y obligarlos a actuar de una
determinada manera.
• Legitimidad del poder: El poder político es legítimo cuando los que
deben obedecer reconocen que se ejerce de forma válida.
• Sociedad: Gran número de individuos que obran conjuntamente para
satisfacer sus necesidades sociales, y que comparten una cultura común.
2. LA SOCIALIZACION
Los seres humanos vivimos en sociedad. La vida en común facilita nuestra
supervivencia y hace posible el aprendizaje. Por eso somos seres sociales. El
proceso mediante el cual el ser humano, en el transcurso de su vida, pasa a
formar parte de una sociedad, aprende su cultura y la integra en su personalidad
se denomina socialización. Pasa por tres fases:
1) PRIMARIA: Propia de la infancia (ej.: la familia)
2) SECUNDARIA: Formada por grupos voluntarios (ej.: nuevo grupo de amigos,
diversas organizaciones sociales…)
3) RESOCIALIZACIÓN: Es decir, la inmersión en un grupo social y cultural
diferente (ej.: inmigración).
3. LA SOCIEDAD EN LA ÉPOCA GRIEGA
La cuestión sobre la naturaleza y el origen de la sociedad sigue aún
abierta. Ha sido tratada de diversas formas dependiendo de la época. A
continuación, veremos la organización social en la época griega.
3.1. LA SOCIEDAD SEGÚN PLATÓN
Como vimos en el primer y segundo tema, tras la crisis presocrática se dio
un giro antropológico en el que tanto Sócrates y los sofistas pusieron sobre la
mesa el debate sobre la existencia de las verdades absolutas y su fundamento

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e importancia para la sociedad. Tras la muerte de Sócrates, Platón buscó


incansablemente la forma de crear una sociedad más justa. Si recordamos, para
Platón, el ser humano estaba dotado de cuerpo y alma. El cuerpo era una “cárcel
para el alma”, pues solo mediante el alma podríamos llegar al verdadero
conocimiento. El alma del ser humano se dividía en tres partes, que explica con
su Mito del carro alado: la apetitiva, irascible y racional.
No todos los seres humanos tenían desarrolladas por igual las tres partes
del alma. Por ello, Platón afirmaba que lo justo sería que, dentro de la polis, cada
persona se dedicase a aquello para lo cual lo que su alma se encontrase más
preparada. De esta forma, la sociedad se encontraba dividida en tres clases
sociales, asociadas a las tres partes del alma:
PARTE DEL ALMA SECTOR O CLASE SOCIAL
Apetitiva Artesanos o labradores,
cuya virtud fundamental es la
templanza.
Irascible Guardianes o guerreros,
cuya virtud fundamental es la
fortaleza
Racional Gobernantes, cuya virtud
fundamental es la sabiduría

Para Platón, una sociedad justa sería la gobernada por filósofos,


pues ellos son quienes tienen más desarrollada la parte del alma racional y
quienes mejor conocen la idea de justicia (por tanto, quienes mejor saben cómo
tiene que organizarse la ciudad.
Esta sería para él la mejor forma de gobierno, que denominó aristocracia.
Pero podíamos encontrarnos también con otras cuatro formas de gobierno, cada
una más alejada del Mundo de las Ideas y, por tanto, más injusta para la
sociedad.

FORMAS DE GOBIERNO EN PLATÓN CARACTERÍSTICAS


“Aristós”, los mejores. Vendría
representado por los filósofos, que
ARISTOCRACIA
conocen las Ideas, y su gobierno estará
dominado por la sabiduría.
“Timé”, honor. Gobierno de los
guardianes o guerreros, dirigido por la
virtud propia de la parte irascible del
TIMOCRACIA
alma, abriendo las puertas al desarrollo
de la ambición, que predominaría en la
siguiente forma de gobierno:
“Oligos”, pocos. Gobierno de los ricos, y
OLIGARQUÍA cuyo único deseo se torna en la
acumulación de riquezas.

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“Demos”, pueblo. El pueblo se apodera


del gobierno e impera la libertad, que
DEMOCRACIA pronto se convertirá en libertinaje y
surgirán los demagogos y la
desestabilidad social.
Grado más bajo del gobierno,
caracterizado por el despotismo y la
ignorancia. El tirano está dominado por
TIRANÍA
las pasiones de la parte más baja del
alma, dando lugar a la crueldad y la
brutalidad

3.2. LA SOCIEDAD SEGÚN ARISTÓTELES


Si recordamos, Aristóteles defiende la unidad del alma y la sitúa por todo
el cuerpo, no en partes concretas. Eso sí, el alma, según él, posee tres funciones:
1. Función nutritiva o vegetativa (incluye las funciones de crecimiento, nutrición
y reproducción); 2. Función sensitiva (superior, de la que derivan los deseos, las
percepciones y la función motriz); 3. Función pensante (tiene la capacidad de
pensar y entender).
La función pensante es la exclusiva del ser humano, pues lo que nos
caracteriza del resto de animales es que nosotros tenemos razón y lenguaje.
Es decir, necesitamos razonar todo lo que nos rodea y necesitamos a los demás
para poder desarrollarnos plenamente. Por eso dice Aristóteles que el hombre
es un animal político, porque necesita vivir en sociedad para poder llegar a ser
él mismo. Solo podemos desarrollar nuestra razón y nuestro lenguaje en
sociedad.
Como hemos visto anteriormente, según Aristóteles, el fin último, el bien
supremo y la felicidad de cada ser depende de su naturaleza. En el caso del ser
humano hemos visto que se trataba de la actividad racional teórica. Pero,
podemos preguntarnos, ¿piensa realmente Aristóteles que eso sirve para todos
los seres humanos?
En realidad, Aristóteles establece una división fundamental entre los seres
humanos: unos son libres por naturaleza, otros son esclavos, también por
naturaleza. Incluso entre los hombres libres piensa que hay algunos, como los
labradores, los artesanos y los mercaderes, que no son verdaderamente libres
porque tienen que trabajar para vivir, por lo que sería preferible que estas
ocupaciones estuvieran desempeñadas por esclavos. También establece
Aristóteles una separación entre los varones y las mujeres. Las mujeres, al tener
una naturaleza diferente de los varones, no forman parte de los seres humanos
libres.

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Así pues, sólo los varones libres, los que poseen bienes suficientes para
vivir sin trabajar, pueden consagrarse a las actividades intelectuales, llevar una
vida virtuosa y conseguir la felicidad. Como esto sólo lo consiguen los hombres
libres si viven en la ciudad, en la polis, Aristóteles dice que el hombre (el libre,
por supuesto) es un animal político, como ya hemos comentado. En
consecuencia, sólo los hombres libres son auténticos ciudadanos, no los otros
grupos sociales de los que hemos hablado antes.
La sociedad para Aristóteles es parecida a la platónica, pues el objetivo
de la organización social ha de ser siempre el bien común:
La primera forma de asociación social es, según Aristóteles, la familia. Dentro
de ella se desarrollan tres modos de relación:
- El primero es el del varón y la mujer, que se necesitan para vivir por tendencia
natural a la procreación.
- El segundo, el del amo y el esclavo; en los esclavos domina la parte sensitiva
del alma y lo corporal, por ello deben ser dirigidos y gobernados por su amo
despóticamente.
- El tercer modo de relación es el formado por el padre y los hijos. El padre debe
mandar a la manera de un rey. Es decir, que siendo idéntico por su linaje es
superior por naturaleza. Su sabiduría proviene de su edad, de su madurez; su
autoridad moral le permite ejercer de guardián de la prole.
La unión de familias genera la aldea, asociación operativa de varias familias
vinculadas de alguna manera por un tronco común, y finalmente la ciudad, la
pólis o Estado. La constitución natural del ser humano le inclina a vivir en
sociedad. El lenguaje y la palabra, el gusto por el diálogo y la comunicación, son
el indicio de que está hecho para la comunicación con sus semejantes. Eso
explica su naturaleza social.
Sólo el Estado puede bastarse a sí mismo, pero el individuo y la familia
no. Sólo en el Estado puede conseguirse que reine el bien y la justicia, y sólo el
Estado hace posible la perfección última del ser humano. Por eso el Estado no
es un fin en sí mismo, ni la convivencia es su principal objetivo. Aristóteles no
defiende un totalitarismo político: el fin del Estado es la felicidad y la perfección
moral de los ciudadanos. La actividad política no tiene sentido si no está regida
por la ética, por la virtud. El Estado no surge simplemente para que la comunidad
viva en sentido biológico, sino para que viva bien, en sentido moral, para que
todos sus individuos alcancen la felicidad. Si no consigue su objetivo, carece de
justificación.
Aristóteles mantuvo siempre el ideal de la pequeña ciudad-Estado. Si para Platón
el ideal era una ciudad justa, para Aristóteles era una ciudad feliz. En cuanto a
la preferencia por las distintas formas de gobierno muestra una clasificación
parecida a la de Platón, pero con matices diferentes: monarquía, aristocracia y

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democracia, con sus degeneraciones en tiranía, oligarquía y demagogia. En las


tres primeras gobiernan los mejores y más virtuosos, teniendo como objetivo el
bien común. Sólo cuando optan por el provecho particular derivan hacia las
formas degeneradas de gobierno.

FORMAS DE
GOBIERNO EN DEGENERACIONES
ARISTÓTELES
De una sola persona Monarquía Tiranía
De varias personas Aristocracia Oligarquía
De todas las personas Democracia Demagogia

4. EL RENACIMIENTO. ERASMO DE ROTTERDAM Y NICOLÁS


MAQUIAVELO
En la época medieval, el saber filosófico se utilizó para demostrar la
existencia de Dios y legitimar el poder de la Iglesia. Destaca la figura de Tomás
de Aquino, para quien la mejor sociedad la gobierna un rey (monarquía), que no
se hereda, sino que se elige (es elegido por Dios). En caso de conflicto, el
Estado debe subordinarse a la Iglesia.
Por otro lado, en el Renacimiento (siglo XVI) destacan dos figuras
fundamentales, totalmente contrarias, que analizan la organización de la
sociedad: Erasmo de Rotterdam y Nicolás Maquiavelo.
4.1. ERASMO DE ROTTERDAM
Erasmo de Rotterdam sigue la tradición grecorromana-cristiana según la
cual hay una relación armónica entre la moral y la política. Erasmo escribe La
educación del príncipe cristiano en el año 1513, obra que siguió al pie de la
letra el rey Carlos V. En ella, afirma que todo gobernante será visto como
modelo, por tanto, ha de ser un ejemplo moral para el pueblo.
4.2. NICOLÁS MAQUIAVELO
En ese mismo año, en el 1513, Nicolás Maquiavelo escribirá El Príncipe,
dedicado a los Médici, en el que sostendrá todo lo contrario de Erasmo: que la
política no tiene nada que ver con la ética o la religión. El príncipe tiene que
parecer justo y bueno, pero no serlo.
Maquiavelo simplemente dice cómo de hecho gobiernan los que triunfan,
sin entrar en juicios de valor. Según él, la ética es una simple estrategia para
mantenerse en el poder. Si el príncipe no es astuto (“como la zorra que ve las
trampas”) y no es un fiero (“como el león que asusta a las fieras”) nunca llegará
al poder ni hará grandes cosas.

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Esta teoría no solo influyó enormemente en Hobbes, a quien veremos más


adelante, sino que sigue siendo de rabiosa actualidad si pensamos en las
dictaduras contemporáneas.
5. LA MODERNIDAD. TEORÍAS CLÁSICAS DEL CONTRATO SOCIAL.
Como teoría política y filosófica, el contractualismo explica, entre otras
cosas, el origen y el propósito del Estado y de los derechos humanos. La esencia
de la teoría es la siguiente: los seres humanos perciben que es conveniente vivir
en sociedad organizada, y para ello acuerdan un contrato social implícito, que
les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que
dispondrían en estado de naturaleza.
En los siglos XVII y XVIII, con el llamado contractualismo clásico, estas
teorías entraron en auge, y es entonces cuando se le concedió más importancia
al tema.
5.1. THOMAS HOBBES. GUERRA DE TODOS CONTRA TODOS.
Adentrándonos ya en la filosofía de la modernidad, Hobbes tiene también
una perspectiva “pesimista” de lo que es el hombre, siguiendo la lógica de
Maquiavelo. Posiblemente el factor histórico haya influido en su filosofía, pues
Hobbes vivió en un contexto de guerra civil inglesa. Su teoría política sobre el
origen de la sociedad y la necesidad del poder la explica en su obra más
importante: el Leviatán.
El punto de partida de Hobbes es la pregunta “¿Qué es el hombre?”. Para
Hobbes el hombre es materia, una materia en movimiento que recibe estímulos
de todo tipo. Como el resto de animales, el hombre tiene sus tendencias
naturales, que le llevan a actuar de un modo u otro para sobrevivir como especie
y evitar la muerte. Este análisis del hombre está en conexión con lo que
llamamos el “estado de naturaleza”.
Se entiende como estado de naturaleza la situación que viviríamos los
seres humanos si no existieran las leyes. Así, siguiendo lo explicado más arriba,
para Hobbes el hombre estaría en una situación de guerra de todos contra
todos, siguiendo su famosa máxima “homo homini lupus” (“El hombre es un lobo
para el hombre”).
Por naturaleza, nuestra razón nos impulsa a buscar nuestro propio
bien, y cuando los bienes son escasos entramos en guerra. Es por eso por lo
que aparece el poder del Estado: para evitar conflictos. Además, dice Hobbes,
dada nuestra naturaleza egoísta dicho poder ha de ser necesariamente
absoluto.
5.2. JOHN LOCKE. LOS DERECHOS NATURALES
En segundo lugar, analizaremos la teoría de John Locke. Para él, al
contrario que en Hobbes, los hombres en estado de naturaleza se ayudan,

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son altruistas y buenos, aunque no haya leyes civiles. El elemento más


específico del estado de naturaleza de Locke es que en el estado de naturaleza
los seres humanos tienen derechos naturales (cuyo fundamento es Dios, pues
según Locke, es él quien los ha impreso en nuestro ser). Estos derechos
naturales son:
1) Derecho a la vida, ya que el hombre quiere vivir (del que se deriva la
prohibición de matar)
2) Derecho a la libertad, ya que el hombre quiere vivir libre (del que se deriva
la prohibición de violar a un individuo su libertad)
3) Derecho a la propiedad, ya que, para poder vivir, subsistir y ser libre
necesitamos propiedades (del que se deriva la prohibición de robar).
La propiedad posibilita la libertad, y la libertad posibilita la vida. Estos tres
derechos naturales servirán de base para la redacción de la posterior
Declaración Universal de Derechos Humanos.
Cabe aclarar que, para Locke, el derecho a la propiedad es el derecho
a tener las propiedades mínimas para la subsistencia. De lo contrario, todo
el exceso de propiedades generará desigualdades y ello originará conflictos de
propiedad. Por eso hace falta un pacto: para evitar que se pase de un derecho
a un abuso.
El ciudadano en el sistema lockeano tiene participación activa, en el
hobbesiano no. En este sentido, mientras que para Hobbes la división de
poderes era inconcebible, Locke pretende respaldar el poder del Parlamento
y la división de poderes. La división de poderes actual (poder ejecutivo, poder
legislativo y poder judicial), aunque tiene influencia de Locke, responde a la
clasificación de Montesquieu.
Aunque el derecho de rebelión no es para Locke un derecho natural, sí
es necesario, y el pueblo podrá acogerse a él cuando el gobierno no esté
cumpliendo su principal función: Proteger y hacer que se respeten los derechos
naturales de los individuos.
Todo lo que hemos dicho se encuentra recogido en el Segundo Ensayo sobre el
Gobierno Civil de Locke.
En su Carta sobre la Tolerancia, Locke defiende también la libertad de
culto. Lo contrario significaría una incoherencia con el evangelio, la Iglesia y el
Estado se ocupan de asuntos distintos.
Más tarde, en el siglo XVIII, filósofo ginebrino Jean-Jacques Rousseau
(inspirador de la Revolución Francesa), expondrá una teoría que comparte
aspectos en común con la teoría contractualista de Locke, pero que también
añade elementos completamente innovadores y críticos con la sociedad de la
época.

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5.3. JEAN- JACQUES ROUSSEAU:


Para Rousseau, la preocupación principal del hombre en estado de
naturaleza es conservar la vida (como también hemos visto en Hobbes). Pero
desde esta perspectiva, el hombre en estado de naturaleza es fuerte, no teme
a los animales y está sometido a pocas enfermedades. Según este filósofo,
la diferencia entre el hombre y el resto de los animales es que:
a) el hombre es consciente de ser libre, y
b) el hombre en su estado primitivo es bueno.
Por tanto, la moralidad es un desarrollo de sus sentimientos innatos, su
compasión y sus impulsos naturales. En estado de naturaleza, el ser humano es
un “buen salvaje”.
Rousseau también se diferencia de Locke, pues para el ginebrino la
propiedad no es un derecho natural. En el estado de naturaleza todo es de todos.
Es en la sociedad civil cuando aparece el primer hombre que, cercando una
porción de terreno dice “esto es mío” y genera conflictos de propiedad. Para
Rousseau la propiedad en sí es el origen de la sociedad civil. Esto influirá
en Marx: la corrupción del hombre está en el afán de las propiedades.
Por eso, Rousseau dice que la sociedad corrompe al hombre. Ahora
bien, la solución que propone Rousseau no es volver a vivir entre lo salvaje,
como lo haríamos en estado de naturaleza, sino que la tarea será elaborar una
nueva sociedad política que no esté corrompida.
Rousseau insiste en que el paso del estado natural a la sociedad civil no
es para ser “esclavo” a cambio de seguridad, sino que se adquiere una forma de
libertad igual o superior a la natural. De esta forma, al obedecer las leyes, en
realidad la persona se estará obedeciendo a sí misma. Esto es así porque para
Rousseau, al contrario de Hobbes, el contrato crea un soberano idéntico a las
partes. La soberanía, para Rousseau es indivisible.
La voluntad cuyo ejercicio se llama soberanía es la voluntad general. El
verdadero soberano es, entonces, el pueblo.
6. NEOCONTRACTUALISMO. JOHN RAWLS Y EL VELO DE LA
IGNORANCIA.
En el siglo XX, la pregunta que ya se plantearon Sócrates y Platón sigue
abierta: ¿cómo debe ser la sociedad para que sea una sociedad justa? Según
John Rawls, todos los seres humanos somos racionales y tenemos un sentido
innato de justicia. Pero este sentido solo lo podremos desarrollar siendo
imparciales. Metafóricamente, John Rawls dice que deberíamos partir desde una
posición originaria concreta: cubiertos con un “velo de la ignorancia” que nos
despojara de nuestras condiciones particulares (edad, género, raza, condición,

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situación social o económica…). Solo así podremos crear leyes que sean justas
para todos, sin mirar únicamente a nuestro propio beneficio.
Todos, en función de nuestros propios intereses y en una posición de
igualdad, aceptaríamos, según Rawls, estos principios de justicia (que se
corresponden con los principios de la Revolución Francesa):
1. Principio de igual libertad: cada persona debe tener igual derecho a un
sistema que nos garantice libertades básicas para todos (Ideal de libertad)
2. Principio de la diferencia: en caso de haber desigualdades, que estas sean
solo para el beneficio de los menos aventajados (ideal de fraternidad). Esto ha
de estar unido a:
3. Principio de la justa igualdad de oportunidades: Es justo que todos tengan
la misma igualdad de oportunidades, se encuentren donde se encuentren dentro
de la sociedad (ideal de igualdad)
Si todos los países legislaran racional e imparcialmente, defenderían por
necesidad estos tres principios, que fundamentarían un Estado justo.

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