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LUIS FELIPE GALVIS PEÑA

Platón como otros pensadores griegos consideraban que el ser humano era un ser social,

es decir que dependía de la sociedad para sobrevivir y para desarrollarse plenamente,

pensaba que un desarrollo pleno del individuo y por tanto la felicidad de dicho

individuo sólo serían verdaderamente posibles en sociedad.

Planteaba que el individuo dependía de la sociedad y la sociedad dependía del

individuo, esta idea le hizo crear un paralelismo entre el individuo y la sociedad.

Llegando a pensar que sólo encontraríamos individuos plenamente equilibrados en

sociedades equilibradas y que al revés sólo habría sociedades equilibradas si había

individuos en ellos o en ellas equilibradas.

Además, pensaba que el interés individual, era el interés común. Algo lógico ya que, si

la propia felicidad y el propio desarrollo depende del grupo social, lo lógico es buscar el

bien común para garantizar también el bien personal. Este fue el principal objetivo de

platón como buscar y encontrar el bien común, por lo tanto, desarrollar una sociedad

equilibrada, debería ser la estructura social equilibrada lo que sólo era posible, si esa

sociedad y ese estado eran verdaderamente justos y para que esa sociedad fuera

equilibrada y justa debía ser guiada por la idea de justicia y de bien.

Así platón en su obra la república desarrolla la teoría del estado ideal, es decir desarrolla

lo que se conoce como una utopía, una interpretación de un estado perfecto ideal que no

existe. Pero al que los estados reales deberían aspirar antes de ver cuál es la estructura

adecuada de la polis, de la ciudad, de la sociedad.


Platón pretendía desarrollar una sociedad justa el cuál sería la herramienta más

importante del estado, tal como lo es la educación.

Esta es una herramienta política, porque de su buen uso depende la consecución de un

estado equilibrado y justo, de una correcta educación depende por tanto el bien común.

La educación sería utilizada en el estado ideal para analizar las facultades naturales de

cada persona, según platón no todos nacemos con las mismas aptitudes ni todos nos

sentimos atraídos por lo mismo, aunque todos tengamos las tres facultades del alma, era

irascible e irracional. Ya que en cada uno de nosotros domina una de ellas hay gente en

quien domina la dimensión apéttitte y va más vinculada a lo material, hay quien domina

la dimensión más irascible y algunos que dominan la dimensión racional y dado que no

en todos domina la misma dimensión del alma dirá platón lo lógico, que la educación

que se le dé a cada uno, este acorde a las capacidades naturales de esa persona.

Es decir que la educación se dirija a potenciar sus cualidades naturales ya que

desarrollar al máximo la virtud del alma, la persona va a dominar de igual forma el

objetivo, y con el objetivo fundamental de alcanzar el bien común, el equilibrio social y

la justicia social así mismo también los individuos serán más felices, platón plantea que

cada individuo debería tener un rol social acorde a las aptitudes naturales que tenga

alguien que es bueno para algo , debe dedicarse a eso en lo que es bueno porque así

favorece a toda la polis, a toda la comunidad.

Hay tres dimensiones distintas del alma, está el alma apettitte, el alma irascible y el

alma racional.

Platón piensa que hay individuos que dominan la dimensión apettitte, estos individuos

tienden por naturaleza a través de sus cualidades personales y sus aptitudes, a lo


material. Es decir, a lo físico están mucho más atraídos por lo concreto, por lo natural.

Lo físico, lo material. sin embargo, hay otras personas dominadas por su alma irascible

porque vemos en ellos una tendencia a la acción, sin embargo, también hay otras

personas que están más dominadas por el alma racional, porque tienen más a la

búsqueda del conocimiento, de lo abstracto del pensamiento a lo racional.

En este análisis del individuo y de su dimensión social platón plantea que en función de

la parte del alma que dominemos nosotros, vamos a tener que ocupar en el estado ideal

una posición social concreta. Es decir que nuestras cualidades naturales, nuestras

aptitudes naturales en esta vida determinan la posición que vamos a tener en la

estructura social, así del mismo modo hay tres dimensiones en el alma humana, habrá

tres dimensiones sociales, de igual forma tres clases sociales.

Aquellas personas que se inclinan más a lo material, tendrán como función social la de

abastecer de necesidades materiales a la comunidad, a la polis. Es decir, se convertirán

en productores, en artesanos porque tienden a lo material y es aquello que se les da, por

lo tanto, lo lógico es que desarrollen esas aptitudes, esas cualidades personales y la

desarrollen para el bien de toda la comunidad. Quienes dominen el alma irascible o se

vean dominados por el alma irascible deberán desarrollar otra función social y

pertenecer a la otra clase social, su tarea será la de proteger a la ciudad de ataques

externos pero a la vez la de garantizar el orden interno, es decir garantizar que todos

cumplan la ley, que respeten las leyes que los gobernantes desarrollan su función y su

clase social va hacer la de guardianes, estos individuos se convertirán en guardianes de

la polis sin embargo aquellos en quienes domine el alma racional tendrán como tarea la

más difícil de todas porque será la tarea de gobernar la ciudad, aquellos quienes
dominen el alma racional y por tanto conozcan la idea de bien tendrán la tarea de

gobernar la ciudad, en base a esa idea de justicia y de bien que previamente han

contemplado han conocido aplicarlas a la sociedad para buscar y garantizar el bien

común, platón está desarrollando una teoría política muy concreta y es la que se conoce

como una aristocracia del saber, qué quiere decir esto que los sabios, los mejores, no

se denominan mejores porque tengan más, sino porque son mejores en el sentido ético.

Por el cual han desarrollado la virtud de la prudencia estos son los que deben gobernar,

gobiernan los mejores. Los más aptos porque conocen lo que es la justicia lo que es el

bien y saben ponerlo en práctica, tienen lo que es la sabiduría práctica sólo con esta

aristocracia del saber dirá platón si es posible alcanzar el bien común y desarrollar una

sociedad, una ciudad justa. Hay una simetría entre la estructura del individuo dividida

en tres almas, en tres facultades del alma, son distintas y la estructura social que va a

tener tres clases sociales diferenciadas en función de la dimensión del alma que en cada

uno de las personas que conforman esa ciudad gobierne.

Cabe resaltar que en la República se construye, sobre la base de una analogía entre el

alma y la polis. El alma y la ciudad tienen una estructura semejante. Sócrates concluye

que, para que la ciudad sea justa, tiene que estar dividida en tres clases diferenciadas,

cada una con su función diferenciada, y cada clase tiene que ocupar el lugar que le

corresponde. Estas tres clases son los artesanos, los guardianes y los gobernantes.

A cada una de estas partes le corresponde una función propia dentro de la vida de la

ciudad y, por tanto, una virtud propia. Los artesanos, son el grueso de la ciudad, son los

encargados de proporcionar los elementos materiales necesarios para la supervivencia


de la polis, alimentos, ropa, entre otros. Su virtud propia es la templanza, es decir, el

orden y el dominio de los placeres, y en especial de los placeres corporales.

Sin una base temperada, la ciudad será incapaz de ser dueña de sí misma, porque le

podrán el lujo, la comida, la bebida o el sexo. Y, además, unos artesanos no templados

desestabilizarían la ciudad entera, porque serían incapaces de llevar a cabo la función

que les pertoca.

Platón señala, que, aunque la templanza sea la virtud propia de los artesanos, las otras

dos clases superiores también necesitan ser templadas. No funciona exactamente igual

con las otras dos virtudes. Los guardianes, por su parte, son menores en número que los

artesanos, constituyen la clase militar y se encargan de la defensa de la ciudad. Por

tanto, su virtud propia es la fortaleza, es decir, la capacidad de enfrentarse a un mal o a

un temor con tal de conseguir un bien. Si los guardianes no son valientes, no podrán

defender bien la ciudad; en cambio, si los guardianes son valientes, entonces podemos

considerar que toda la ciudad es valiente. Para que la ciudad sea templada, tienen que

serlo los guardianes, porque si no, no podrían hacer su función.

Pero para que la ciudad sea valiente no hace falta que sean valientes los artesanos. Ya lo

son los guardianes, porque sólo son ellos los que se encargan de la defensa de la ciudad.

Por último, la clase superior y también la más reducida en número es la clase de los

gobernantes, que son quienes se encargan de dirigir la ciudad hacia su plenitud. Su

virtud propia es la prudencia o la sabiduría, esto es, la capacidad para reconocer qué es

lo que hay que hacer, para reconocer qué es lo bueno y, además, saber hacerlo y hacerlo

bien. De nuevo, no hace falta que los guardianes y los artesanos sean prudentes, porque

no son ellos quienes tienen que gobernar. Basta que los gobernantes sean prudentes para
que toda la ciudad sea prudente. Para Platón, el único que puede ocupar la cúspide de

esta pirámide social es el filósofo, que ha accedido al mundo de las Ideas.

Sólo el filósofo ha conocido la Idea suprema, la Idea de Bien y, por tanto, sólo él está

capacitado para gobernar, para reconocer qué es lo bueno y llevarlo a la práctica. Para

Platón, la ciudad ideal no tiene posibilidades de existir a menos que sea el filósofo quien

reine en ella y la haga efectiva. Entonces, se puede definir esta ciudad ideal como una

aristocracia, es decir, como el gobierno de los mejores. Sólo si gobiernan los filósofos,

que son los mejores, sólo entonces la ciudad podrá ser buena. Sólo si se cumple esta

jerarquía, sólo si cada parte está donde le toca, hace su función y desarrolla su virtud

propia, sólo entonces se hace realidad la justicia, sólo entonces la ciudad será justa. La

ciudad es como un barco atravesando el océano. En un barco, cada uno tiene que hacer

su función para que no se hunda y tiene que dedicarse a aquello para lo que está más

capacitado, sin importar ningún otro criterio: ni la riqueza, ni la belleza, ni, por cierto, el

sexo. "No existe en el regimiento de la ciudad ninguna ocupación que sea propia de la

mujer como tal mujer ni del varón como tal varón, de modo que la mujer tiene acceso

por su naturaleza a todas las labores y el hombre también a todas".

Platón define, la justicia de un modo bastante novedoso, como el hacer cada uno lo suyo

o la posesión y práctica de lo que a cada uno le es propio. En fin, que la justicia se

cumple en la ciudad cuando cada uno está donde tiene que estar, cuando cada uno ocupa

su lugar y cumple su función propia: cuando los gobernantes gobiernan, los guardianes

guardan y los artesanos artesanan hacen cosas.

¿Qué pasa si esto no se cumple, si esta jerarquía se rompe? tenemos los regímenes

corruptos: la justicia desaparece y aparece la injusticia. Por cierto, que esto es algo que
criticará Aristóteles. Para Platón sólo existe un régimen justo, que es la ciudad ideal tal

y como él la ha descrito, y todo lo que se aparta de esta norma es un régimen corrupto e

injusto. Para Platón, esto es un desastre, porque una ciudad que ama el lujo y el dinero

va a ser vaga, floja y torpe y va a despreciar la excelencia y los hombres buenos, que no

tienen por qué ser necesariamente los ricos. Poner el obstáculo de la riqueza para llegar

al poder, cuando tendrían que gobernar los más sabios y los más hábiles, y no los más

ricos, para Platón una estupidez rematada acaba llevando el barco a pique. A la

oligarquía le sucede la democracia, cuando la gran masa de los pobres decide tomar el

poder. Sin embargo, los pobres no lo van a hacer mejor que los ricos, porque tampoco

están capacitados para gobernar y, encima, tienen sus mismos vicios. De la democracia

surge, al final, la tiranía, cuando el demagogo manipula a la gente mediante la retórica,

para que lo elijan como líder absoluto. Éste es el peor régimen posible, porque toda la

ciudad va a pasar a estar al servicio del bien particular de un único hombre, esclavizada.

Como veis, de la extrema libertad de la democracia, de que podemos hacer lo que nos

venga en gana, a la extrema esclavitud de la tiranía, de que dependemos ahora de un

único hombre, sólo hay un paso. Todos estos regímenes son injustos y corruptos porque

son incapaces de alcanzar el bien común, y se limitan a buscar el bien particular de la

clase gobernante de turno. Sólo el filósofo, que ha tenido acceso a las Ideas y a la Idea

de Bien, puede gobernar de tal modo que haga efectivo y real el bien común y la

justicia. Pero para que esto ocurra es imprescindible que se respete la jerarquía y que

haya obediencia, que cada uno se contente con el lugar que ocupa, y que le ha tocado.
Bibliografía:

https://www.youtube.com/watch?v=ORc01ripeDE
https://www.um.es/noesis/zunica/textos/Platon,Republica.pdf

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