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CIUDADANA

JUEZ TRIBUNAL SEGUNDO DE PRIMERA INSTANCIA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN


FUNCIONES DE CONTROL, AUDIENCIA Y MEDIDAS DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL
ESTADO ZULIA CON SEDE MARACAIBO.
SU DESPACHO. -

EXPEDIENTE: 2CV-2022-979

Quien suscribe; JOSE RIVERA, mayor de edad, titular de la cedula de identidad V-


25.668.550, e inscrito en el INPREABOGADO bajo el Numero 300.983, con domicilio procesal
ubicado en la calle 97 entre avenidas 14ª y 15 Centro Comercial Law Center, Local L29, Maracaibo
Estado Zulia, Telefono: 0414.640.91.28, actuando en este acto con el carácter de defensor privado
del imputado JUAN CARLOS REVEROL GONZALEZ, plenamente identificado en la presente causa
penal, por la presunta y negada comisión de los delitos de VIOLENCIA FISICA AGRAVADA,
VIOLENCIA PSICOLOGICA, AMENAZA Y RESISTENCIA A LA AUTORIDAD con el debido respeto
ocurro para exponer:

Siendo la oportunidad legal prevista en el artículo 311 del Código Orgánico Procesal Penal,
en debida concordancia con lo previstos en los artículos 26 y 51 de la Constitución Nacional, vengo
en este acto a cumplir con las cargas que la ley me impone, y en ese sentido OPONERME A LA
ACUSACIÓN FISCAL, en los siguientes términos:

Como punto de partida es importante hacer notar que la esencia de la etapa intermedia es
controlar, tal y como lo sostiene la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, al instaurar
CON CARÁCTER VINCULANTE, que:

“…Esta Sala reitera que la fase intermedia del procedimiento penal ordinario tiene por
finalidades esenciales logar la depuración del procedimiento, comunicar al imputado sobre la
acusación interpuesta en su contra, y permitir que el juez ejerza el control. Esta última finalidad
implica la realización de un análisis de los fundamentos facticos y jurídicos que sustentan el escrito
acusatorio, fungiendo esta fase procesal como filtro, a los fines de evitar la interposición de
acusaciones infundadas y arbitrarias…” Sentencia 1303/2005, con Ponencia del Magistrado
FRANCISCO CARRASQUERO, en Sala Constitucional.

CAPITULO I
EXCEPCION DE PREVIO Y ESPECIAL PRONUNCIAMIENTO

Con fundamento a lo previsto en el artículo 28 numeral 4° del texto procedimental penal, me


opongo la persecución penal en los siguientes términos:

1) Como mecanismo procesal de oposición a la persecución penal, la defensa técnica plantea


en este acto, conjuntamente al amparo de lo establecido en los artículos 2, 26, 49, 51 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en concordancia con lo dispuesto en el
artículo 28, numeral 4 literal “i” del código Orgánico Procesal Penal, por aplicación supletoria de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 64 de la LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERECHO DE
LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA para ser resuelta, como previo y especial
pronunciamiento, la excepción de ACCION PROMOVIDA ILEGALMENTE, por cuanto que como bien
puede constatarlo el tribunal al hacer uso del llamado CONTROL FORMAL Y MATERIAL de la
acusación final, a lo cual está legalmente obligado, por disponerlo así el artículo 264 del COPP, y la
misma sentencia (vinculante) No, 1203 del 20-06-2005, proferida por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia; el acto conclusivo (acusación fiscal) presentado por el Ministerio
Publico en el caso de marras, no reúne los requisitos exigidos por el artículo 308 del código
Orgánico Procesal Penal, particularmente en lo que respecta al numeral 4 ejusdem. Los cuales
imponen que la acusación fiscal contenga: “LA EXPRESIÓN DE LOS PRECEPTOS JURÍDICOS
APLICABLES”. Nótese ciudadana Juez, que la representante de la vindicta publica, señala el delito
de VIOLENCIA FISICA AGRAVADA, VIOLENCIA PSICOLOGICA, AMENAZA Y RESISTENCIA A LA
AUTORIDAD, pero no señala los elementos que vinculan la comisión del precepto jurídico que no
encuadra con los hechos suscitados, mantener tal calificación jurídica sería un error inexcusable de
derecho. El escrito acusatorio debe contener una correlación lógica, entre el hecho punible y los
preceptos jurídicos-penales aplicables al caso concreto, por cuanto no basta con la relación clara,
precisa y circunstanciada de los hechos, sino que debe señalarse el tipo penal en el cual encuadra
dicha conducta, en aras del sagrado derecho a la defensa, y en pro del principio de congruencia que
debe existir entre la Acusación y la Sentencia.

En vista que en el proceso penal (especialmente), se ventilan situaciones de hecho que han
producido un cambio exterior en la esfera de paz de social, atentando contra bienes jurídicos
fundamentales, el Ministerio Público debe ser responsable y cauteloso al momento de estampar a
alguien como probable autor del delito. Por la sencilla razón, de que el hecho punible ya ha causado
demasiado daño, y sería innecesario ocasionarle un flagelo a un ciudadano (Que es lo que
representa hoy día para muchos el sometimiento a un proceso penal[39]) cuando no existen
fundamentos contundentes que permitan visualizar a esa persona como el autor o partícipe del
hecho criminal. En fin, no se debe acusar por acusar, se debe acusar con responsabilidad, no se
trata de señalar con el violento dedo del Ius Puniendi, se trata más bien de llamar a la verdad
(Procesal). No puedo dejar de lado, las palabras del Dr. Luís Diez-Picazo[40], cuando en su
Magistral obra ilustro: “la acción penal es un arma formidable, pues implica la activación de un
mecanismo que puede conducir a la restricción aflictiva de la libertad y la propiedad de las personas,
por no mencionar el carácter infamante insito en la condena penal. Incluso cuando termina con la
absolución, el proceso penal implica una dura prueba para el imputado, en términos psíquicos,
económicos e, incluso, de estima social”.
Así las cosas, y dado que el escrito de acusación fiscal no cumple con los requisitos, a los
cuales se refieren los numerales del artículo 308 del código Orgánico Procesal Penal, lo cual hace
procedente en derecho, el ejercicio de la excepción contemplada en el artículo 28, numeral 4°, literal
“i” ejusdem.

Esto es, la ACCION PROMOVIDA ILEGALMENTE, ruego a la juez de este tribunal, que en
acatamiento al criterio establecido en la sentencia (vinculante) No. 1303 del 20 de Junio de 2005,
proferida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, relativo al CONTROL FORMAL
Y MATRIAL DE LA ACUSACION, y dado los vicios delatados por esta defensa inadmita la
acusación fiscal, toda vez que el Juez de Control está facultado para ejercer el control formal y
el control material de la acusación.
Esto consiste en revisar, examinar, analizar y determinar si la misma cumple con todos los
requisitos formales del artículo 308 del COPP (control formal) y si realmente existe una CAUSA
PROBABLE o PRONÓSTICO DE CONDENA, esto es, si existe alta probabilidad de que el acusado
sea condenado en juicio por los hechos contenidos en esa acusación (control material), lo cual tiene
su lógica y fundamento en el principio de economía procesal, ya que un Juicio oral implica gastos
tanto económicos como en horas hombre para el Estado, por lo que si no hay posibilidad de obtener
una sentencia condenatoria no tiene sentido alguno ir a juicio, así como en el principio de presunción
de inocencia que debe mantenerse incólume ante una acusación infundada sin elementos de
convicción sólidos.

2) FALTA DE REQUISITOS FORMALES PARA INTENTAR LA ACUSACIÓN FISCAL,


prevista en el literal I del artículo antes indicado

Ciudadana Juez, en el caso sub examine, el Ministerio Publico incumplió como lo requisitos
de impretermitible cumplimiento tarifados por el Legislador Procedimental Penal, en el artículo 308
del Código Orgánico Procesal Penal, y que debe contener todo Escrito Acusatorio como lo son:

3) “El ofrecimiento de los medios de prueba que se presentaran en el Juicio, con indicación de su
pertinencia o necesidad”
Representa la Audiencia Preliminar un aspecto formal y otro sustancial. En el primero, el
Juez verifica que se hayan cumplido los requisitos formales para la admisibilidad de la acusación, a
saber, identificación del o los imputados, así como también se haya delimitado y calificado el hecho
punible imputado. El segundo, implica el examen de los requisitos de fondo en los cuales se
fundamenta el Ministerio Público para presentar la acusación, en otras palabras, si dicho pedimento
fiscal tiene basamento serios que permitan vislumbrar un pronóstico de condena respecto del
imputado, es decir, una alta probabilidad de que en la fase de juicio se dicte sentencia condenatoria;
Y en el caso de no evidenciarse este pronóstico de condena, el Juez de control no deberá dictar el
auto de apertura a juicio. Esto busca evitar acusaciones infundadas, como lo sería, por ejemplo
aquellas en la que se pretenda solicitar el enjuiciamiento de una persona y el Ministerio Publico no
aporte ninguna prueba o que aporte pruebas pero éstas evidente claramente carezcan de la
suficiente solides para generar un pronóstico de condena en aquella.

En este mismo orden de ideas y entrando analizar el numeral 4° ut supra citado, se ha


instado al Ministerio Publico, de manera reiterada, a través de la Jurisprudencia que ha proferido el
Tribunal Supremo de Justicia, en el sentido de que, una vez iniciada una Investigación, procure la
CALIFICACIÓN PROVISIONAL DE LOS HECHOS CON LA MAYOR PRECISIÓN POSIBLE, de
conformidad con las atribuciones en la Ley Orgánica del Ministerio Público y el Código Orgánico
Procesal Penal, en aras de evitar situaciones procesales como la que encontramos en la presente
causa.

Si bien es cierto, ubicamos en el escrito de la Acusación Fiscal, lo relacionado con lo


denominado por ese Despacho Ministerial como lo Preceptos Jurídicos Aplicables, y ha
individualizado la conducta presuntamente atípicas desplegadas por el encartado, atribuyendo de
manera específica a cada imputado es menester señalar que la representación fiscal determino
todos los elementos en los que funda su convicción de forma general para todos los imputados en
general sin hacer distinción de los elementos de forma diferenciada para cada una de su
pretensiones.

Así pues, de lo anterior se infiere que la Acusación presentada en este caso no debe ser
admitida por cuanto no existe en ella una relación de los medios de convicción aportados en relación
a cada delito.

CAPITULO II.
SOLICITUD DE NULIDAD DEL ESCRITO ACUSATORIO.

Ciudadana Juez, como usted podrá observar la representante fiscal, presenta el escrito
acusatorio ILEGIBLE lo que acarrea otra VIOLACIÓN AL DERECHO A LA DEFENSA, pues no se
conoce con certeza todo el contenido de la acusación fiscal, que permita defenderse, por lo que el
escrito acusatorio debe ser desestimado.

CAPITULO III
DE LA CONTESTACIÓN DE LA ACUSACIÓN FISCAL

Sin perjuicio de lo expuesto en el capítulo anterior, esta defensa técnica, en nombre del imputado
JUAN REVEROL, rechaza y contradice en toda forma legal, acusación fiscal y la querella,
presentada en esta causa, en contra nuestro defendido, por estimar muy respetuosamente que
dichas acusaciones, no emerge fundadamente “juicio de reproche” alguno, que permite evidenciar
que la conducta desplegada por este, resulte subsumible en el delito que se le imputa a mi
auspiciado de VIOLENCIA FISICA AGRAVADA, VIOLENCIA PSICOLOGICA,
AMENAZA Y RESISTENCIA A LA AUTORIDAD, por cuanto la vindicta publica debió solicitar
en su escrito el sobreseimiento de los delitos de VIOLENCIA FISICA AGRAVADA y VIOLENCIA
PSICOLOGICA, atribuidos a mi representado por no encontrar en el transcurso de la investigación
elementos suficientes para imputar a mi defendido lo que vislumbra claramente ciudadana juez que
si no existe los delitos antes descritos, tampoco pueden existir los delitos de AMENAZA y
RESISTENCIA A LA AUTORIDAD, puesto a que los presuntos delitos acaecidos en contra de la
víctima son hechos ficticios creado por la misma con el solo objetivo de dañar a una persona
inocente y esto se puede claramente demostrar con la sustracción de la (victima) del procedimiento
una vez realizada la denuncia tal como efectivamente se denota del análisis de las actas esta no
oporto ningún elemento de interés criminalistico, así como tampoco el órgano policial receptor de la
denuncia pudo ilustrar a la vindicta publica en la fase de investigación. Efectivamente ciudadana juez
existe en actas una inspección técnica del sitio en donde presuntamente ocurrieron los hechos en
donde esta defensa claramente tiene el deber imperioso de hacerle saber que no cumple con los
extremos de ley puesto a que en actas no consta las fijaciones fotográficas realizadas por el órgano
policial del supuesto hematoma de la víctima o tan siquiera el dictamen pericial realizado por un
médico forense adscrito al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses donde se pueda
demostrar si el mismo fue causado por un objeto contundente (palo) o si es de vieja data o nueva
data de las testimoniales rendidas por los testigos promovidos por esta defensa ante el Ministerio
Público se puede constatar que mi defendido el día en el cual la victima hace referencia en que
sucedieron los hechos JUAN REVEROL, estaba en estado de ebriedad y fue provocado por la
misma víctima dentro de su casa.

DE LA SOLICITUD DE DESESTIMACION

Ciudadana Juez, al encontrarse viciados de nulidad todos los elementos de convicción y las pruebas
documentales y testimoniales ofertadas por el Ministerio Público, no existen contra mis
representados pruebas lícitas, necesarias y pertinentes en el proceso que se sigue en su contra, NI
EXISTE UN PRONOSTICO FAVORABLE DE CONDENA; por lo que solicito respetuosamente del
Tribunal, que en el ejercicio del control material de la acusación, cuya finalidad esencial es lograr la
depuración del proceso y evitar la interposición de acusaciones infundadas; desestime la acusación
y declare el sobreseimiento de la causa, a tenor de lo dispuesto en el Artículo 318, numeral 4 del
Código Orgánico Procesal Penal; criterio ese sostenido por el Tribunal Supremo de Justicia, Sala
Constitucional, Sentencia No. 1303-2006, Expediente 04-2599, con ponencia del Magistrado
Francisco Carrasqueño (ratificado en la decisión No. 08-0634, Expediente 08-135), en la cual se
expresa:

“Debe esta Sala señalar previamente, que la fase intermedia del procedimiento ordinario, es de
obligatorio agotamiento en el marco del actual sistema procesal penal venezolano. Dicha fase se
inicia mediante la interposición de la acusación por parte del Fiscal del Ministerio Público, a los fines
de requerir la apertura de un juicio pleno.

En tal sentido, esta segunda etapa del procedimiento penal, tiene por finalidades esenciales lograr la
depuración del procedimiento, comunicar al imputado sobre la acusación interpuesta en su contra, y
permitir que el Juez ejerza el control de la acusación. Esta última finalidad implica la realización de
un análisis de los fundamentos fácticos y jurídicos que sustentan el escrito acusatorio, fungiendo
esta fase procesal entonces como un filtro, a los fines de evitar la interposición de acusaciones
infundadas y arbitrarias.

Es el caso que el mencionado control comprende un aspecto formal y otro material o sustancial, es
decir, existe un control formal y un control material de la acusación. En el primero, el Juez verifica
que se hayan cumplido los requisitos formales para la admisibilidad de la acusación –los cuales
tienden a lograr que la decisión judicial a dictar sea precisa-, a saber, identificación del o de los
imputados, así como también que se haya delimitado y calificado el hecho punible imputado. El
segundo, implica el examen de los requisitos de fondo en los cuales se fundamenta el Ministerio
Público para presentar la acusación, en otras palabras, si dicho pedimento fiscal tiene basamentos
serios que permitan vislumbrar un pronóstico de condena respecto del imputado, es decir, una alta
probabilidad de que en la fase de juicio se dicte una sentencia condenatoria; y en el caso de no
evidenciarse este pronóstico de condena, el Juez de Control no deberá dictar el auto de apertura a
juicio, evitando de este modo lo que en doctrina se denomina la “pena del banquillo”.
Sobre la importancia de esta fase intermedia, ROXIN, haciendo referencia a la legislación procesal
penal alemana, la cual es una importante fuente de inspiración del sistema procesal penal
venezolano, enseña lo siguiente:

“La importancia principal del procedimiento intermedio reside en su función de control negativa:
discutiendo la admisibilidad y la necesidad de una persecución penal posterior por un juez
independiente o por un tribunal colegiado en una sesión a puertas cerradas, se pretende
proporcionar otra posibilidad de evitar el juicio oral, que siempre es discriminatorio para el afectado.
(...)

Por otra parte, la importancia del procedimiento intermedio reside en que, una vez comunicada la
acusación, el imputado recibe nuevamente la posibilidad de influir en la apertura del procedimiento
principal a través de requerimientos de pruebas y objeciones.” (ROXIN, Claus. Derecho Procesal
Penal. Traducción de la 25ª edición alemana. Editores del Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 347)

Esta fase intermedia comprende varias actuaciones, las cuales se pueden sistematizar en tres
grupos fundamentales, dependiendo del momento procesal que les corresponda. Así, tenemos
actuaciones previas a la audiencia preliminar, como lo son la acusación, y el ejercicio por parte del
Fiscal, de la víctima –siempre que se haya querellado o haya presentado acusación particular
propia- y del imputado, de las facultades que les otorga el artículo 328 del Código Orgánico Procesal
Penal. En segundo lugar, tenemos la audiencia preliminar, cuyo desenvolvimiento se encuentra
regulado en el artículo 329 eiusdem; y por último, los actos posteriores a la audiencia preliminar, que
son los distintos pronunciamientos que puede emitir el Juez de Control al finalizar dicha audiencia,
con base en los artículos 330 y 331 de dicha ley adjetiva penal.

En lo que se refiere a la audiencia preliminar, debe destacarse que es en ésta donde se puede
apreciar con mayor claridad la materialización del control de la acusación, ya que en la misma, es
donde se lleva a cabo el análisis de si existen motivos para admitir la acusación presentada por el
Ministerio Público y la de la víctima, si fuere el caso. En este sentido, en esta audiencia se estudian
los fundamentos que tomó en cuenta el Fiscal del Ministerio Público para estimar que existen
motivos para que se inicie un juicio oral y público contra el acusado, realizando el Juez el
mencionado estudio, una vez que haya presenciado las exposiciones orales de las partes
involucradas en el proceso penal.

Igualmente, se debe analizar en dicha audiencia, entre otras cosas, la pertinencia y necesidad de los
medios de prueba que ofrecen las partes para que sean practicadas en la etapa del juicio oral y
público, así como las excepciones opuestas por el defensor conforme a lo señalado en el artículo
328 del Código Orgánico Procesal Penal.

Con relación a la audiencia preliminar, esta Sala, en sentencia N° 452/2004, del 24 de marzo,
estableció lo siguiente:
“...es en la audiencia preliminar cuando el Juez de Control determina la viabilidad procesal de la
acusación fiscal, de la cual dependerá la existencia o no del juicio oral. Es decir, durante la
celebración de la audiencia preliminar se determina –a través del examen del material aportado por
el Ministerio Público- el objeto del juicio y si es “probable” la participación del imputado en los
hechos que se le atribuyen...”

Por lo que conforme al artículo 28, numeral cuarto, literal “e”, por incumplimiento de los requisitos de
procedibilidad para intentar la acción propuesta, referidos a la ilicitud e ilegalidad de las pruebas
ofertadas por el Ministerio Público, solicito declare con lugar las nulidades y excepciones opuestas,
basadas en los artículos 190, 191, 197, 199, 202, 202ª, 230 y 235 del Código Orgánico Procesal
Penal y en consecuencia RECHACE TOTALMENTE LA ACUSACIÓN FISCAL, y declare el
sobreseimiento definitivo de la causa a favor de mis representados, así como su libertad plena, de
conformidad con el numeral cuarto del artículo 33, el ultimo aparte del artículo 318, 319 y 321 del
Código Orgánico Procesal Penal
CAPITULO IV
REVISION DE MEDIDA DE PRIVACION JUDICIAL PREVENTIVA DE LIBERTAD.

PRECEPTOS JURIDICO APLICABLES

Ciudadana Juez, ha establecido el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Sala de Casación


Penal, mediante Sentencia N° 069, de fecha 07/03/13, con ponencia del Magistrado Héctor Manuel
Coronado Flores, que:

“….La imposición de una medida privativa de libertad no significa que los imputados o acusados,
posteriormente, puedan optar por una medida cautelar menos gravosa, las cuales pueden solicitar
las veces que así lo consideren, de conformidad con lo establecido en el artículo 250 del Código
Orgánico Procesal Penal (...)”.

A ella se suman decisiones como la N°1145, de fecha 10/08/2009, de la Sala Constitucional de


nuestra máximo Tribunal, con ponencia del magistrado Pedro Rondón Haaz, y la N° 1397 de fecha
09/11/2009 de la misma Sala con ponencia de la Magistrada Luisa Estela Morales, de la cual se
desprende: “Por medida de coerción debe entenderse no solo la Privación de Libertad personal, sino
cualquier tipo de sujeción a que es sometida cualquier persona”.

Muy bien se sabe que las medidas de aseguramiento personal son aquellas que recaen
directamente sobre el imputado, o en palabras con un mayor rigor técnico, aquellas que restringen o
limitan su libertad física.
Asimismo, el Estado, como detentador monopólico de la Administración de Justicia, es el único ente
legitimado para imponer límites a la libertad individual; para ello, el legislador ha dispuesto de
diversos mecanismos destinados a garantizar la eficacia del poder punitivo estadal. Entre tales
mecanismos resaltan las medidas de coerción personal, distintas a las penas corporales definitivas,
tendientes éstas últimas a reprimir la conducta delictual y servir de escarmiento al penalmente
responsable (más allá de todos los fines atribuidos a la pena privativa de libertad); aquellas, en
cambio, cumplen una función netamente cautelar, garantizan las resultas del proceso, son
providencias que procuran una justicia palpable y material.
A tal efecto el artículo 242 del Código Orgánico Procesal Penal establece:
“Siempre que los supuestos que motivan la privación judicial preventiva de libertad puedan ser
razonablemente satisfechos con la aplicación de otra medida menos gravosa para el imputado o
imputada, el tribunal competente, de oficio o a solicitud del Ministerio Público o del imputado deberá
imponerle en su lugar, mediante resolución motivada, algunas de las medidas siguientes: (…)”

Tal y como explica RUBIANES, la finalidad básica de toda medida asegurativa personal es “asegurar
la presencia del imputado en el curso del proceso; es imprescindible el real sometimiento del
procesado al poder judicial, para afianzar la efectividad de la ley penal”...
Es decir, el imputado tiene derecho a permanecer en libertad durante el curso del proceso penal.
Ello exige la revisión perentoria de algunos postulados jurídicos, que sin duda alguna, sustentan lo
afirmado; en efecto, el artículo 44 de la Constitución de 1999, dispone en su acápite:
Artículo 44. La libertad personal es inviolable; en consecuencia:
1. Ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en virtud de una orden judicial, a menos
que sea sorprendida in fraganti. En este caso será llevada ante una autoridad judicial en un tiempo
no mayor de cuarenta y ocho horas a partir del momento de la detención. Será juzgada en libertad,
excepto por las razones determinadas por la ley y apreciadas por el juez o jueza en cada caso...
Por su parte, el artículo 9 del CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL, invoca la afirmación de la
libertad como principio neurálgico del sistema acusatorio. Así pues, la norma en comentario no
vacila en prescribir que:
Artículo 9. Afirmación de la libertad. Las disposiciones de este Código que autorizan
preventivamente la privación o restricción de la libertad o de otros derechos del imputado, o su
ejercicio, tienen carácter excepcional, sólo podrán ser interpretadas restrictivamente, y su aplicación
debe ser proporcional a la pena o medida de seguridad que pueda ser impuesta...
El mismo Código Adjetivo Penal, en normas ulteriores no hace más que expandir el contenido de los
postulados invocados. El artículo 229 del referido cuerpo normativo, insiste nuevamente en el
establecimiento de la libertad como regla o principio del proceso penal vigente. Dispone
expresamente que toda persona a quien se le impute participación en un hecho punible
permanecerá en libertad durante el proceso, salvo las excepciones expresamente contenidas en la
ley.
Pero no sólo eso, el CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL no es ajeno a un catálogo de
principios complementarios, que de igual manera, inspiran y rigen la imposición de toda providencia
cautelar que suponga la restricción de la libertad personal del imputado. Así pues, la
proporcionalidad de las medidas asegurativas acordadas, su imposición motivada, y la interpretación
restrictiva de tales postulados, fungen como verdaderos imperativos del actual sistema de
enjuiciamiento penal.
ARTEAGA SÁNCHEZ, en su concisa obra, argumenta acertadamente:
Después de la vida, el bien o valor más importante para el ser humano es la libertad. Por ello, de una
parte, el ordenamiento jurídico reserva las sanciones restrictivas de ese derecho para las
transgresiones más graves al status ético-jurídico y, a su vez, el Estado extrema su celo para que no
se atropelle al ciudadano y se limite indiscriminadamente ese atributo de su condición humana,
elemento indispensable en el funcionamiento de una sociedad organizada conforme a las exigencias
de Estado social y democrático de Derecho que se centra en la dignidad de la persona humana...
Sin desentendernos de todo lo expuesto supra, resulta medular denunciar que la prisión preventiva,
como mecanismo cautelar, pese su naturaleza excepcional, funge como una medida extrema de
aseguramiento del imputado a la que no puede renunciar la sociedad, particularmente cuando
concurre una afectación gravísima de intereses jurídicamente relevantes susceptibles de protección
por el legislador.
Precisamente en esa dirección apuntan una vez más las conclusiones de ARTEAGA SÁNCHEZ,
quien entiende que la detención preventiva exige su imposición como remedio inevitable para hacer
posible la culminación de la fase investigación, y la ulterior celebración del debate oral ; en todos
aquellos casos donde no exista otra fórmula alternativa que garantice la presencia del imputado,
resulta insoslayable su aprehensión preventiva, que por lo demás, está sometida a un cúmulo de
exigencias que la propia ley impone en virtud de la restricción excepcional de la libertad como
derecho fundamental.
Como muy bien lo ha señalado en múltiples oportunidades nuestro Tribunal Supremo de Justicia: “A
juicio de la Sala, el estado de libertad deviene de la inviolabilidad del derecho a la libertad personal.
De allí, que toda persona a quien se le impute la participación en un hecho punible tiene derecho a
permanecer en libertad durante el proceso, excepto por las razones determinadas por la ley y
apreciadas por el juez en cada caso. Dichas excepciones nacen de la necesidad del aseguramiento
del imputado durante el proceso penal, cuando existan fundados elementos en su contra de la
comisión de un delito, así como el temor fundado de la autoridad de su voluntad de no someterse a
la persecución penal. Estas dos condiciones constituyen el fundamento del derecho que tiene el
Estado de perseguir y solicitar medidas cautelares contra el imputado.”
TAMAYO concluye sin titubeo alguno, que la privación preventiva de libertad o detención preventiva
funge como una medida excepcional para procurar la materialización de los f.d.p., que no ha de ser
entendida como la imposición de una pena anticipada, sino como un necesario mecanismo cautelar
que pesa sobre el imputado, contra quien recae fundados elementos de convicción, que cuestionan
gravemente el principio de presunción de inocencia que lo arropa en el proceso penal. Y
seguidamente, afirma de manera categórica que la prisión preventiva no es más que un mal
necesario, cuya proliferación es susceptible de disminuirse mediante el acuerdo de medidas
cautelares sustitutivas de la prisión.
La finalidad del proceso (artículo 13 COPP) depende, en determinados casos, de la adopción de
mecanismos cautelares tendentes a no dejar ilusorio una ulterior resolución judicial. La instrucción
penal procura la recolección de suficientes elementos de convicción que sustenten una probable y
futura acusación.
Consecuencialmente, la prisión preventiva supone la sujeción del imputado, pero NO COMO UN
MECANISMO ARBITRARIO O CAPRICHOSO, sino sustentada en fundadas y reales fuentes de
prueba que hagan verosímil su responsabilidad.
En razón que a favor de nuestro defendido recae el PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA,
y por cuanto existe un decreto de privación judicial preventiva de libertad en su contra, ha constituido
desde el inicio del proceso, una limitación al PRINCIPIO DE AFIRMACIÓN DE LIBERTAD ASÍ
COMO EL DERECHO A SER JUZGADO EN LIBERTAD, debiendo ser ésta afectación lo más
limitada, excepcional y restringida posible, a través de un Debido Proceso.

De conformidad con el artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal, solicito respetuosamente al
Tribunal a su cargo el EXAMEN Y REVISIÓN de la Medida de Privación Preventiva de la Libertad en
contra de mi defendido, solicitando sustituya dicha medida y le otorgue una menos gravosa con
fundamento a los siguientes argumentos:

MI DEFENDIDO TIENE ARRAIGO EN EL PAÍ en esta jurisdicción del Estado Zulia, y sus actividades
familiares y laborales diarias, por lo que no tiene ningún interés en evadir el proceso y el
comportamiento de mi defendido durante el proceso, indica claramente la voluntad de este de
someterse a la persecución penal, ya que en ningún momento, desde le fecha de su detención, han
intentado evadirse, presentan buena conducta dentro del penal.

ACERCA DEL PELIGRO DE FUGA, debe haber por parte de los tribunales de justicia ponderación,
es decir, debe sopesarse todos y cada uno de estos en su conjunto, y que la existencia de uno solo
de ellos, no debe tenerse como suficiente para decidir acerca del peligro de fuga y decretar una
medida cautelar de privación judicial de libertad. Es decir que la idea del legislador no es que el
imputado cumpla pena antes de la sentencia, sino que se cumplan con las finalidades del proceso,
que la prisión preventiva sea admitida constitucionalmente, solo excepcionalmente y con muchas
restricciones.

Tal solicitud la fundamento


Artículo 44 de la Constitución Bolivariana de Venezuela;
Artículos 08, 09 y 13 del Código Orgánico Procesal Penal.
Artículo 45 de la Declaración Americana Sobre Derechos Humanos (San José 1969), el Artículo 9.1
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Nueva York Diciembre 1989)
Artículos 242 y 250 del Código Orgánico Procesal Penal.

Tan importante como la presunción de inocencia de un imputado es el trato como tal que deben
darle las autoridades del Estado, esto es: EL JUEZ, LA POLICÍA Y EL MINISTERIO PÚBLICO SE
ENCUENTRAN OBLIGADOS A DARLE AL AFECTADO EL MISMO TRATO QUE ALGUIEN QUE ES
INOCENTE DE DETERMINADO HECHO HASTA QUE SE PRUEBE LO CONTRARIO ,
Por todo lo expuesto, SE SOLICITA FORMALMENTE A ESE DISTINGUIDO JUZGADO DE
CONTROL DE LA INVESTIGACIÓN Y DE GARANTÍAS CONSTITUCIONALES, EN DICHO CASO
DE NO DESESTIMAR LA ACUSACION FISCAL Y COMO EFECTO DEL MISMO DECLARE EL
SOBRESEIMIENTO DE LA CAUSA SUSTITUYA INMEDIATAMENTE LA MEDIDA CAUTELAR DE
PRIVACIÓN JUDICIAL PREVENTIVA DE LIBERTAD, por una medida menos gravosa.

CAPITULO V
MEDIOS DE PRUEBA OFERTADOS POR LA DEFENSA.

Al amparo del principio de la comunidad de la prueba, la defensa hace suyos los medios de pruebas
promovidos por la vindica publica, además de ello de los elementos probatorios cursante en autos y
la investigación fiscal promovidos por la defensa mediante escrito, en fase de investigación, y todos
aquellos insertos en las actas que permitan desvirtuar la imputación o acusación fiscal, y demostrar
aún más allá la inocencia de mis defendidos en el hecho punible que se le atribuye, acogiéndose no
solo al PRINCIPIO DE LA COMUNIDAD DE LA PRUEBA, si no también las testimoniales ofertadas
por esta defensa.

.
EXCEPCIONES ASUMIDAS DE OFICIO POR EL JUEZ DE CONTROL
Así mismo, como JUEZ IMPARCIAL de conformidad con el Código Orgánico Procesal Penal, le
solicito a este tribunal que examine la causa y de oficio asuma la solución de aquellas excepciones
que no hayan sido opuestas por esta Defensa a favor del imputado.

CAPITULO VII
PETITORIO FINAL

En mérito de las razones expuestas en los capítulos precedentes, la defensa solicita la admisión del
presente escrito, su substanciación conforme a derecho y la declaratoria CON LUGAR.
Por ultimo solicitamos al término de la audiencia preliminar se nos expida copias certificadas del
acta de audiencia preliminar y en el supuesto de que este Tribunal admita total o parcialmente la
Acusación propuesta, contra mi defendido, solicitamos nos expida igualmente copia certificada del
auto de apertura a juicio a los fines de ejercer en los lapsos correspondientes las acciones legales
que correspondan.

ABOGADO DEFENSOR
JOSE RIVERA

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