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Corporación El Mérito Parte 1

La Corporación El Mérito era una firma de mediano tamaño que fabricaba y vendía dentro del
país muebles para niños. Desde su comienzo, la compañía fue de propiedad familiar y
administrada por la misma. John Kirschner era el Presidente de El Mérito. Su abuelo y su tío
habían iniciado la compañía y el control paso eventualmente a su padre y luego a él. A la edad
de 54 años, Kirschner estaba pensando retirarse en un futuro cercano, pero estaba todavía
involucrado activamente en todos los aspectos de las operaciones de la compañía. Creía que
era tiempo de dar una revisión detenida a su organización. Las oficinas principales de El Mérito
y la mayor de sus tres plantas manufactureras, estaban ubicadas en un parque industrial situado
a diez millas fuera de Boston. El Mérito compartía un edificio con otras firmas, y tenia oficinas
en el segundo y tercer piso del edificio de seis pisos. Todos los empleados trabajaban cinco días
a la semana, cuarenta y cuatro horas en total. El trabajo empezaba puntualmente a las 8:30
AM. y terminaba a las 4:30 PM. El llegar muy temprano o el salir tarde, Kirschner generalmente
lo consideraba como signo de ineficiencia. En realidad él se auto - imponía un modelo de
conducta en la misma forma como su padre y su abuelo lo habían hecho antes que él. Su
automóvil siempre estaba al lado de la entrada frontal del edificio a la hora precisa de las 8:30
AM. y, con raras excepciones, se iba a las 4:30 PM. Conforme la orientación de la práctica y la
filosofía conservadora de la compañía, Kirschner había traído nuevos gerentes de afuera,
algunos con grados de maestría y la mayoría con experiencia en plásticos o en mercado de
consumo. Insistía en la continuidad de la educación técnica y administrativa y enviaba a mucho
de su personal destacado a los Programas de Administración Avanzada de Harvard. Kirschner
también recomendaba la administración por comité, y compartía la función de Gerente General
con otros dos ejecutivos. El Mérito tenía beneficios complementarios generosos y un plan de
pensión que eran modelos en su área. Los conflictos laborales nunca fueron ningún problema.
La rotación era generalmente baja, y la moral del empleado era alta. El Mérito disfrutaba de
una posición dominante en el mercado de muebles para jóvenes. En realidad, Kirschner creía
en el único problema inquietante de la compañía era el desarrollo de nuevos productos. Los
nuevos productos habían sido tradicionalmente desarrollados por una serie de fuerzas
laborales temporales. Sobre base rotativa, los gerentes dedicaban seis meses de una fuerza
laboral para desarrollar un nuevo producto. Este sistema había sido usado por años, desde que
el padre y el abuelo de Kirschner creyeron que los gerentes de ramos especiales tenían
experiencia en el área de los nuevos productos. En los diez años transcurridos, sin embargo,
varios cambios justificaron un nuevo enfoque en un área tan fundamental para el éxito de El
Mérito. La tasa de nacimientos estaba declinando, y la gente parecía menos inclinada a gastar
mucho dinero en muebles para jóvenes. Los consumidores eran cada vez más críticos a cerca
de las imperfecciones del producto y a las características deficientes del diseño, tales como las
esquinas puntiagudas y las pinturas tóxicas. Respondiendo a estas inquietudes se
incrementaron los costos de producción. El campo se tornó también más competitivo cuando
los fabricantes de mobiliario doméstico empezaron a emplear su capacidad excedente en la
producción de muebles para niños. Como resultado de éste y otros factores, la obtención de un
financiamiento adecuado se volvió también más difícil. El mayor costo de la deuda condujo a
un incremento en el precio, que no ayudaba, a atraer a los clientes en un mercado altamente
competitivo, en el cual era difícil establecer diferencias en el producto. Las ventas en la
compañía se habían estabilizado en aproximadamente $120 millones. Kirschner había estado
siempre interesado en nuevos productos porque fue en la primera área que había trabajado en
El Mérito. Kirschner decidió que antes de retirarse deseaba mejorar significativamente el área
de nuevos productos, porque reforzándose ahí, ello ayudaría a asegurar el éxito continuo de la
firma. Después de reflexionar mucho sobre este asunto y después de breves discusiones con
sus gerentes principales, Kirschner decidió que era necesario un cambio radical. Decidió
integrar un grupo de seis a ocho personas de diferentes formación e incorporando incluso a
personas de formación no ortodoxa para trabajar a tiempo completo en el desarrollo de nuevos
productos. Kirschner creía que si pudiese encontrar a las personas apropiadas y dándoles
mucho estímulo, la compañía reforzaría considerablemente el desarrollo de sus nuevos
productos. En consecuencia, se dispuso a encontrar la clase de personas que pudieran darle un
impulso real al desarrollo de nuevos productos a El Mérito. Kirschner también se dispuso a
buscar lugar para la oficina donde instalar al nuevo grupo propuesto. Aunque no había ningún
local en el momento en el segundo y tercer piso; en el cuarto estaban disponibles varios locales
para oficinas. Parecía deseable que el grupo tuviese un área de su exclusividad.

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