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UD 7 El Renacimiento
Comentario resuelto
1. Identificación de la obra.
1.! Título de la obra: Escuela de Atenas!
2.! Autor: Rafael Sanzio!
3.! Estilo artístico al que pertenece la obra: Renacimiento, periodo del Cinquecento en su
etapa conocida como clasicismo.!
4.! Cronología: 1508-1513!
5.! Localización: Estancia de la Signatura del Palacio Vaticano.!
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2. Análisis técnico.
(Material y técnica utilizados) Es una pintura mural al fresco de casi ocho metros de anchura por
cinco de longitud. (Dibujo y color). La pintura del clasicismo romano continuó la tradición florentina
del Quattrocento, en la que se concedía una gran importancia a la precisión del dibujo, como
elemento intelectual de la pintura y definidor de las ideas a través de las formas. En este fresco se
observa un dibujo detallado que individualiza con claridad cada uno de los motivos. Frente a los
elementos lineales del dibujo, los pictóricos quedan relegados a un segundo plano. No obstante, la
gama cromática empleada es muy amplia y abarca desde los colores fríos (azules, verdes) hasta
los más cálidos (amarillos, rojos), en una combinación equilibrada y sin que ninguno predomine
sobre los demás.!
(Representación de la luz) Toda la composición está iluminada por una luz difusa, pues no existen
grandes contrastes lumínicos, y su fuente principal estaría fuera de la representación y a la
derecha, según se desprende de la dirección de las sombras. Las fuentes de luz representadas (la
del fondo y la del supuesto tambor de la bóveda, en la parte superior) son secundarias e
iluminarían al conjunto de personajes por detrás, por lo que sus efectos quedarían fuera de la
percepción del espectador. El modelado, en consecuencia, es suave y no se produce una
transición violenta de las zonas de luces a las de sombras. Pero la sensación de volumen de las
figuras y demás elementos está plenamente conseguida mediante la gradación tonal de los
colores. Tan importante es la luz para la creación de volumen como para la creación de espacio.
En esta obra en concreto basta con suprimir visualmente todo el marco arquitectónico que se
eleva por encima del grupo de figuras para percatarse de cómo desaparece la sensación de
profundidad que produce la secuencia de las dos bóvedas de cañón, en penumbra, separadas por
un espacio sobreiluminado. Este juego de luces y sombras resulta más importante para la
creación de espacio que las propias líneas de fuga de las arquitecturas en perspectiva.!
(Composición) La composición se articula en torno a dos grandes grupos de personajes que se
disponen a modo de friso en sendos planos paralelos al de representación: en un plano hacia el
fondo y a un nivel más alto recorre la pintura de extremo a extremo un conjunto de figuras en
actitudes variadas, a un lado y otro de los dos personajes principales, que ocupan el centro y
aparecen resaltados por el arco que los enmarca; en un plano más superficial y a un nivel más
bajo, se alinean dos grupos independientes que dejan un espacio vacío en el centro. Solo una
figura, aislada y en escorzo, se sitúa en los escalones, entre ambos niveles.!
Esta disposición horizontal y abigarrada de las personas, en la parte inferior del fresco, se
compensa con los elementos verticales y la sensación de amplitud espacial de la arquitectura, en
la mitad superior. La composición es cerrada, pues el mundo representado en la pintura es
independiente y no establece ninguna conexión con lo que está fuera del mismo. Es unitaria,
porque los personajes se relacionan entre sí por grupos y mediante gestos o conversaciones,
aunque algunos quedan intencionadamente aislados del conjunto. Y es superficial, pues aunque
las figuras se agrupan en dos planos de diferente profundidad y altura, se mantienen en paralelo a
la superficie de representación.!
(Tratamiento de los motivos, en especial de la figura humana) Para el artista del Renacimiento la
representación pictórica debía imitar con la máxima fidelidad la naturaleza. Por esa razón, el
tratamiento de los personajes es plenamente naturalista, hasta el punto de que en muchos de
ellos se puede reconocer a personajes reales de la época del pintor, como se comentará más
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adelante. Lo mismo cabe decir de los demás motivos, que reproducen sus formas reales con un
considerable detalle, aunque sin llegar a la minuciosidad de la pintura flamenca, entre otras
razones porque la técnica aquí empleada, el fresco, no ofrece las mismas posibilidades que el
óleo.!
Destacan, asimismo, la gran variedad de posiciones que adoptan las figuras y la naturalidad con
que se desenvuelven en el espacio que las rodea. Este es uno de los rasgos propios de la pintura
del clasicismo, que supera en este aspecto la escasa integración de figura y fondo característica
del Quattrocento.!
(Representación del espacio tridimensional) El escenario representado es una grandiosa
arquitectura, probablemente inspirada tanto en las construcciones termales de la antigua Roma
como en el proyecto de Bramante para la nueva basílica de San Pedro del Vaticano, que se
comenzaba por esos años. Simula una amplitud y profundidad extraordinarias mediante el empleo
combinado de dos recursos: por un lado, un perfecto sistema de perspectiva cuyo punto de fuga
coincide con el centro de la composición, situado entre las dos cabezas de los personajes
principales enmarcados por el arco del fondo; y por otro, la ya citada alternancia de luces y
sombras en la mitad superior del fresco.!
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3. Comentario.
(Tema) El centro de la composición está presidido por el diálogo entre Platón, con la mano alzada
en referencia al mundo de las ideas, y Aristóteles, con la palma de la mano hacia abajo, aludiendo
al conocimiento empírico. Platón y Aristóteles eran considerados los dos pilares de toda la filosofía
desde la Antigüedad.!
A uno y otro lado de estos dos personajes o en grupos situados a un nivel inferior, conversan o
reflexionan los grandes pensadores de la Antigüedad: Sócrates, Parménides, Heráclito, Epicuro,
Pitágoras, Diógenes, Euclides, etc. Algunos de ellos son retratos de contemporáneos de Rafael;
así, por ejemplo, Platón presenta los rasgos de Leonardo; Heráclito (en primer plano, en el grupo
de la izquierda, pero aislado y en actitud pensativa), los de Miguel Ángel; Euclides (tal vez se trate
de Arquímedes, en el grupo de la derecha, inclinado y con un compás sobre una tablilla), los de
Bramante.!
Mezclados con ellos aparecen también otros personajes antiguos y contemporáneos del pintor,
incluido él mismo, que se autorretrata mirando hacia el espectador en la segunda figura por la
derecha del grupo de abajo. Y los dos grandes nichos albergan sendas esculturas de Apolo,
divinidad asociada al orden y la razón, y Minerva, asociada a la sabiduría y las artes.!
(Significado) Pero para entender el verdadero significado de esta obra es necesario relacionarla
con el resto de las pinturas de la sala en que se encuentra. Esta es de forma cuadrada y
reducidas dimensiones y en ella Rafael quiso representar las tres grandes categorías del
neoplatonismo: la belleza, la bondad (en el sentido de justicia) y la verdad.!
En una de sus paredes la belleza se simboliza con una pintura del Parnaso; en la pared de
enfrente, las Virtudes y la Ley aluden a la bondad y la justicia; por último, en las otras dos
paredes, a su vez enfrentadas entre sí, se hace referencia a la verdad a través de dos temas: la
Disputa del Santo Sacramento (o Triunfo de la Religión), que simboliza la verdad revelada por la fe
y transmitida por el cristianismo; y la pintura aquí comentada, «La Escuela de Atenas», que alude
a la verdad alcanzada a través de la filosofía y la razón. Por tanto, Rafael se propuso manifestar
con estas dos pinturas la idea de que el cristianismo y la filosofía antigua no se contraponen ni se
excluyen, sino que, al contrario, se reconcilian y complementan.!
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4. Contexto histórico-social
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Aparte de su extraordinaria calidad artística, es una obra representativa como ninguna otra de la
admiración del Renacimiento por la Antigüedad clásica, cuyas aportaciones en todos los campos
se consideraban vigentes y compatibles con el espíritu cristiano. Prueba de ello es que fue
precisamente un papa, Julio II (1503-1513), quien convirtió a Roma en el primer centro artístico
del Renacimiento, pues bajo su patronazgo Bramante inició la reconstrucción de la basílica de San
Pedro, Rafael pintó las Estancias Vaticanas y Miguel Ángel la bóveda de la Capilla Sixtina; obras
todas ellas de carácter religioso y con claras referencias a la Antigüedad.!

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