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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR


UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTA ROSA
FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO

ANALISIS O RESUMEN CRÍTICO


LOPNNA II

JOSÉ DANIEL GONZÁLEZ


C.I. V- 13180067

PUERTO CABELLO, ABRIL 2023

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Índice
Introducción…………………………………………………….……………............3
Importancia de la Convivencia Familiar en la actualidad……………………...…5
Conclusión…………………………………………………………………………………..15
Referencias Bibliográficas………………………………………………………….1

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Introducción

La familia es una institución y por ende un núcleo en la sociedad, en estos días


donde la ayuda colectiva se ha vuelto la primera línea de supervivencia, la
convivencia juega un papel fundamental. En la actualidad, la sociedad venezolana,
está considerada como una de las más violentas del mundo. Ante esto, se plantea
como objetivo comprensivo retrospectivo de la convivencia y de su quiebre actual en
la sociedad venezolana desde una historia de vida. La teoría referencial estuvo
enmarcada en la Antropología cultural del pueblo venezolano el cual devela a la
madre como hilo conductor de la educación del hijo para la convivencia,
coherentemente auxiliada por la autoridad civil, y donde el castigo en la crianza es
una herramienta educativa útil en la formación de la personalidad. Por tanto, el primer
lugar donde aprendemos a convivir es nuestra familia, en ella adquirimos las
principales habilidades y aptitudes para vivir en sociedad. De esta manera, la
convivencia se entiende como la capacidad de habitar en compañía e interacción con
los distintos integrantes de la familia, lo que contribuye a generar un entorno de
seguridad, confianza, bienestar, sobre todo hace posible que podamos comunicarnos e
integrarnos. Es así como la necesidad actual de valores facticos en la crianza y la
educación del niño requiere que lo hagan más consciente de sus límites en aras de la
convivencia. Aunado a esto, la crianza del niño, su educación y formación para la
convivencia se muestran en la retrospectiva de los tiempos, debemos reflexionar
retrospectivamente sobre ello para comprender cómo fue que una sociedad pacífica
como siempre nos caracterizó, hoy la vivamos de este modo. Es necesario resaltar,
que el surgimiento de la violencia en nuestro país trae dificultades muy serías en la
convivencia para nuestra sociedad actual. Es de suma importancia que los miembros
afectados puedan acudir a otros familiares en busca de apoyo y afecto. En efecto, la
comunicación será clave, la misma favorecerá la unión y convivencia en familia,
también mostrar disposición a compartir los sentimientos, emociones e intereses
propios, así como sensibilidad ante las necesidades, gustos y preocupaciones de los

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seres necesitados esto les propiciaría seguridad y el sentido de protección que
anhelan. Debemos buscar comprender a profundidad, para accionar desde la
educación en consonancia con esto. Como ya se ha dicho antes, se denota
primeramente cómo se expresa esa falta de convivencia por la presencia de la
violencia en nuestro cotidiano vivir actual. En este mismo contexto, los expertos
afirman a que el diálogo es vital para resolver conflictos, también la comunicación
asertiva por parte de los padres, y el respeto por las normas del hogar. Por tanto, la
clave está en reconocer los pequeños inconvenientes como oportunidades para
resolver las diferencias de manera pacífica y democrática extendiendo la comprensión
hacia los demás.

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Importancia de la Convivencia Familiar en la actualidad: La familia es
una institución y por ende un núcleo en la sociedad, en estos días donde la ayuda
colectiva se ha vuelto la primera línea de supervivencia, la convivencia juega un
papel fundamental. En momentos en que miles de personas dejan el país en busca de
tranquilidad y estabilidad con la esperanza de comenzar desde cero, la acogida de
familiares que provean un techo, ayuda y calor humano no solo facilitara el proceso
de transición a quienes iniciaran un nuevo hogar, para algunos será el momento ideal
para reunirse con sus seres queridos.

Por tanto, el primer lugar donde aprendemos a convivir es nuestra familia, en


ella adquirimos las principales habilidades y aptitudes para vivir en sociedad. De esta
manera, la convivencia se entiende como la capacidad de habitar en compañía e
interacción con los distintos integrantes de la familia, lo que contribuye a generar un
entorno de seguridad, confianza, bienestar y, sobre todo, hace posible que podamos
comunicarnos e integrarnos.

Esta convivencia encierra un conjunto de prácticas y valores que son


compartidos en nuestras familias, los cuales promueven relaciones intrafamiliares
basadas en la tolerancia, la comunicación y el apoyo mutuo. Debido a que los valores
son aquellos principios o convicciones profundas que orientan nuestra conducta, se
pueden identificar valores que ayudan al desarrollo de un ambiente familiar
armónico.

Es así como, la búsqueda de apoyo en la necesidad, puede a llegar a ocasional


un desastre natural que afecta tanto al individuo como a la comunidad, las perdidas
pueden ser desde perder el hogar hasta perder una mascota o un ser querido,
trastocándose la rutina y el estilo de vida de los afectados. Antes de estas
circunstancias, es común que las personas experimenten reacciones asociadas con el
estrés, entre ellas sentimientos de credulidad, ansiedad, miedo, pensamientos de
confusión, desorientación, falta de concentración, tensión, cambios en el apetito,

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dificultad para dormir, dependencia, desconfianza, irritabilidad, incluso cuestionarse
porque a él o ella o llegar a pensar que la vida no tiene sentido.

En este contexto la LOPNNA establece que la Convivencia Familiar para


Niños, Niñas y Adolescentes, en su artículo 386 establece. La convivencia familiar
puede comprender no sólo el acceso a la residencia del niño, niña o
adolescente, sino también la posibilidad de conducirlo a un lugar distinto al de su
residencia, sí se autorizare especialmente para ello al interesado o interesada en la
convivencia familiar.

Asimismo, pueden comprender cualquier otra forma de contacto entre el niño,


niña o adolescente y la persona a quien se le acuerda la convivencia familiar, tales
como, comunicaciones telefónicas, telegráficas, epistolares y computarizadas.

Es de suma importancia que los miembros afectados puedan acudir a otros


familiares en busca de apoyo y afecto, en efecto la comunicación será clave y
favorecerá la unión y convivencia en familia, también mostrar disposición a
compartir los sentimientos, emociones e intereses propios, así como sensibilidad ante
las necesidades, gustos y preocupaciones de los seres necesitados esto les propiciaría
seguridad y el sentido de protección que anhelan.

Es trascendental saber que cuando haya una situación familiar grave, los
padres se cuestionan si deben hablar o no con sus hijos, la realidad es que los
pequeños recogen todo tipo de mensajes y toman la mayoría de la información del
ambiente que los rodea, por lo que se recomienda sentarse y hablar con ellos.

Ahora bien, el ser humano es social por naturaleza, por eso la sana
convivencia en el hogar es indispensable para el equilibrio y la salud de cada uno de
los miembros de la familia. La convivencia hace referencia a la co-existencia en
compañía de otros, llama constantemente al respeto y la tolerancia, puesto que cada
persona es diferente, tiene sus propios pensamientos, gustos y creencias.

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Por algo se dice que la familia es el primer pilar de la sociedad, ya que en ella
los niños empiezan a conocer las reglas sociales, normas, y valores que le sean
inculcados en su círculo más cercano durante sus primeros años de vida. Luego,
cuando el niño va forjando su propia personalidad, se recalca la importancia del
respeto por las diferencias de los demás, y para él se va haciendo claro que no todos
comparten las mismas creencias.

Es necesario resaltar, que durante la cuarentena preventiva obligatoria que


vivió o aun vive el país, las dificultades en familia se incrementaron, a razón de que
la convivencia que anteriormente, en la mayoría de los hogares, se limitaba a pocas
horas en la noche y los fines de semana, se vio impactada durante todo el día, los siete
días de la semana.

Los expertos afirman a que el diálogo es vital para resolver conflictos,


también la comunicación asertiva por parte de los padres, y el respeto por las normas
del hogar. Por tanto, la clave está en reconocer los pequeños inconvenientes como
oportunidades para resolver las diferencias de manera pacífica y democrática
extendiendo la comprensión hacia los demás.

No obstante, hay acciones que definitivamente traspasan lo permitido, es ahí


cuando los integrantes del hogar deben preguntarse qué puede ser un simple altercado
o qué está por fuera de los límites de la integridad del otro.

En la sociedad actual es importante volver la mirada a los lazos y vínculos


más cercanos, a las redes de apoyo y al auto cuidado solidario, de esta manera los
vecinos y vecinas con las que podemos contar nos pueden dar una mano amiga.
Existen varias claves para una convivencia satisfactoria en el hogar, considerando que
convivir implica muchos retos.

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El respeto es sin duda la clave más mencionada, pero este solo se logra
cuando reconocemos que somos diferentes, que nuestras ideas y nuestros actos no
siempre coinciden con las de otros.

La convivencia familiar, en términos muy sencillos, establece que los niños,


niñas, y adolescente tengan el ineludible derecho constitucional y legal de mantener
relaciones personales y directas con los padres, cuando estén separados, con la
excepción del interés superior del menor de edad.

Puesto que la familia se funda en una serie de afectos y en el sentimiento de


apoyo y pertenencia, "familia" son quienes comparten el techo y la vida. Aunque cada
familia es diferente, lo importante es que todos los miembros sepan que pueden
acudir a los otros en busca de respaldo y cariño. El hogar es un ambiente ideal para
desarrollar valores de amor y unión familiar pero también de respeto al espacio de
cada uno, todo mediante la adopción de actitudes de armonía, cooperación, tolerancia
y honestidad.

Es muy importante conversar con todos los integrantes de la familia para


fomentar esta convivencia ya que la forma en la que tu hijo convive en familia es
fundamental para determinar el tipo de relaciones en las que se involucra, así como
las decisiones que toma en otros ambientes sociales.

En necesario señalar, que el afecto es el vínculo más importante para


favorecer la unión en la familia. Se manifiesta de diversas maneras: propiciando
seguridad y protección, mostrando el interés que sentimos por los asuntos de los
demás o gozando de su compañía. Todas estas manifestaciones sólo son posibles
mediante la comunicación. Si en casa no sabe comunicarse adecuadamente contigo o
con sus hermanos, es probable que también le cueste hacer lo mismo con otras
personas. La convivencia familiar nos permite vivir juntos, generando espacios de
inclusión y respeto, en efecto, conversar las diferencias para ponerse de acuerdo es

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una manera positiva de construir espacios y compromisos consensuados para la
convivencia con nuestros seres queridos.

Dentro de este marco, el primer lugar donde aprendemos a convivir es nuestra


familia, en ella adquirimos las principales habilidades y aptitudes para vivir en
sociedad. De esta manera, la convivencia se entiende como la capacidad de habitar
en compañía e interacción con los distintos integrantes de la familia, lo que
contribuye a generar un entorno de seguridad, confianza, bienestar y sobre todo, hacer
posible que podamos comunicarnos e integrarnos.

Esta convivencia encierra un conjunto de prácticas y valores que son


compartidos en nuestras familias, los cuales promueven relaciones intrafamiliares
basadas en la tolerancia, la comunicación y el apoyo mutuo. Debido a que los valores
son aquellos principios o convicciones profundas que orientan nuestra conducta,
también se pueden identificar valores que ayudan al desarrollo de un ambiente
familiar armónico.

Por su parte, el ambiente familiar es la mejor manera de contribuir al


desarrollo sano y feliz de los niños, es ofrecerles un ambiente familiar seguro donde
se les quiera y se estimulen su desarrollo, su aprendizaje y su gusto por la vida.
Es mucho lo que se puede hacer para lograr que el tiempo de convivencia familiar
ofrezca a los niños y jóvenes la tranquilidad necesaria para que comprendan el
sentido de sus esfuerzos en la escuela y en la casa, y para que los lleven a cabo con
gusto y responsabilidad.

De esta manera, los niños que tienen una relación unida con sus padres y
cuidadores corren un menor riesgo de participar en comportamientos riesgosos, por lo
tanto, participar más en la vida de sus hijos, ellos se sentirán más valuados y le
responderán mejor a usted. En este sentido, se debe establecer un “tiempo juntos, que
se establezca una rutina regular cada semana para hacer algo especial con su hijo, aún

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algo tan simple como salir a comer un helado, jugar con su bebé o niño o leerle un
libro.

En cuanto, a como promover la equidad, justicia y reconocimiento de las otras


personas en nuestras familias, en la medida en que respetamos y comprendemos a las
demás personas, reconocemos la diferencia como una oportunidad para vivir y
compartir entre todos los integrantes de la familia.

Ahora bien, es en el entorno familiar donde podemos evidenciar las


diferencias en relación al sexo, mujeres y hombres, la edad niñas, niños, adolescentes,
adultos, personas adultas mayores, la condición de discapacidad, entre otros, motivo
por el cual es de vital importancia aprender, desde el mismo entorno familiar, que la
diversidad nos enriquece como sociedad y que no es admisible convertir la diferencia
en desigualdad social.

Esta situación permite la inclusión y participación activa de todas y todos en


las actividades y decisiones del grupo familiar, proceso de involucramiento que va
unido al sentimiento de pertenencia, así como al respeto de sus derechos
y dignidad como personas, situación que impulsa a colaborar desde actitudes
constructivas y cooperativas.

En este mismo contexto, las acciones que contribuyen al proceso de inclusión

se encuentra en fomentar en las familias la equidad entre los hombres y las mujeres,
así como la corresponsabilidad de todos los integrantes de la familia en las tareas de
cuidado y protección, superando los estereotipos de género y reconociendo la
importancia del cuidado para el bienestar de la sociedad.

Si bien es cierto que el generar ambientes de acogida en el entorno familiar


que permitan la interacción entre todos los integrantes, reconociendo que cada uno de

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nosotros seamos responsables del afecto y del respeto mutuo indispensable para la
convivencia familiar.

Asimismo, escuchar y tomar en cuenta las opiniones, necesidades y deseos de


los niños, niñas y adolescentes, así como fomentar su participación e involucramiento
en la actividades familiares, para fortalecer la solidaridad y asociación entre las
generaciones de jóvenes y de adultos mayores, basadas en el apoyo mutuo y en la
transferencia de habilidades y experiencias.

Igualmente, valorar tanto a las generaciones jóvenes como a las mayores,


resaltando sus aportes para la sociedad, donde las personas adultas mayores deben ser
respetadas y valoradas, así como tratadas con afecto y cariño. Además, enfrentar las
barreras actitudinales y sociales hacia las personas con discapacidad, debido ha que
pueden impedir o dificultar su participación plena y efectiva en la sociedad, en
igualdad de condiciones con las demás.

De esta manera, comprender que la discapacidad es parte de la diversidad de


las personas, familias y comunidades que conforman la sociedad y el país, por lo
tanto, personas con discapacidad tienen el mismo derecho a vivir con dignidad,
seguridad, libres de explotación y violencia.

En consecuencia, todo lo relacionado con lo anterior, se encuentran también


los cuidados que se brindan mutuamente los integrantes de la familia, los cuales son
indispensables para un crecimiento integral, de convivencia plena y libre de violencia.

En este marco, las prácticas de cuidado y auto cuidado favorecen la


convivencia y el tejido familiar debido a que implican tanto la atención y asistencia a
las personas que lo requieren como la promoción de la autonomía e independencia
personal, lo que contribuye a generar bienestar y calidad de vida, motivo por el cual
es fundamental consolidar las capacidades de cuidado y auto cuidado en nuestras
familias.

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Aunado a esto, la familia es el mejor ambiente para la estimulación, el respeto,
el cuidado y la convivencia en sociedad, una familia centrada en demostrar cariño, en
dar apoyo, donde hay más estímulos que castigos, produce un ambiente en el que sus
integrantes se sienten cómodos y acogidos, lo que favorece la integración y
convivencia familiar.

De igual forma, el desarrollo de relaciones basadas en el buen trato, la ternura


y la expresión de afecto como sentirse querido y brindar cariño, estimulan tanto
emocional como socialmente a los integrantes de la familia y son fundamentales para
generar un ambiente de respeto, seguridad y empoderamiento.

La integración familiar también se fortalece cuando aseguramos momentos y


tiempo de calidad para compartir actividades con los distintos miembros de la familia,
espacios donde cada uno puede sentirse contento y acogido.

Para una buena convivencia es fundamental establecer colectivamente las


normas que orientan la interacción familiar, puesto que son una guía de lo que está o
no permitido en el hogar, es recomendable tener pocas normas, pero claras, que se
cumplan y siempre con el acuerdo entre las personas adultas responsables.

Asimismo, se debe tener en cuenta que tanto la falta de límites como el exceso
de éstos puede llegar a ser perjudicial para la interacción familiar, por lo que es
preciso buscar un equilibrio que permita establecer y cumplir las normas de
convivencia, así como también la generación de espacio para la autonomía y toma de
decisiones de los integrantes de la familia, de acuerdo con su edad y
responsabilidades. Los límites pueden ser flexibles para adaptarse a situaciones
especiales y se van adecuando a los diferentes ciclos de vida.

En síntesis, las normas de convivencia facilitan la interacción familiar y al ser


establecidas con respeto y cariño producen seguridad y confianza en las personas.
Además, permiten educar con el ejemplo, promoviendo una cultura de paz en

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nuestras familias. Por otra parte, uno de los elementos fundamentales para la
convivencia armónica es la comunicación familiar asertiva que tiene como base las
capacidades de diálogo y escucha activa.

Es necesario resaltar, que tener una comunicación incluyente, participativa y


empática con las personas que diariamente convivimos es la base de una buena
relación familiar, la misma permite expresar sentimientos, necesidades y expectativas
de cada uno de los integrantes de la familia, así como asegurar que éstas sean
escuchadas y satisfechas por otros familiares, lo que favorece la convivencia familiar.

En efecto, si la comunicación es efectiva, nuestro mensaje es coherente tanto


en la expresión verbal como en la no verbal, de manera que lo que deseamos
transmitir a otra persona pueda ser comprendido en el mismo sentido que nosotros le
dimos. Por otra parte, la asertividad se entiende como la habilidad
de expresar nuestras opiniones y sentimientos, sean o no agradables para otras
personas, de forma clara y directa, sin ser hostiles ni sentirnos culpables por hacerlo.

En este contexto, la comunicación asertiva consiste en la capacidad de


expresar sentimientos, ideas u opiniones de manera respetuosa y sin agredir a los
demás. Implica comunicarse a favor de nuestros derechos, reconociendo también los
derechos de los demás, convirtiéndose en un estilo de comunicación propositiva para
relacionarnos con la gente que nos rodea.

En el marco de la convivencia familiar, la comunicación asertiva nos permite


manifestar de manera clara y respetuosa las necesidades e intereses comunes, exponer
las posiciones y motivaciones, así como buscar la comprensión mutua. Motivo por el
cual es importante tener en cuenta que cuando se muestra empatía, respeto y
no se juzga, las personas se animan a continuar hablando y se sienten mejor
expresando sus pensamientos y sentimientos.

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Por otra parte, uno de los principales elementos que favorecen la convivencia
dentro del hogar es la capacidad de resolver pacífica y creativamente los conflictos
que se presentan en las diferentes etapas de la vida familiar.

La resolución saludable y pacífica de conflictos es una habilidad y capacidad


para alcanzar colectivamente acuerdos que sean equitativos y justos, mediante el
diálogo y la cooperación. Esta perspectiva se concibe como una de las formas de
acción positiva para la convivencia social y familiar, puesto que se basa en la
comunicación, la negociación y el respeto de los derechos de todas las personas, de
manera que se centra en la exploración conjunta y colaborativa de soluciones para
enfrentar los problemas compartidos.

Esto es así debido a que los conflictos son parte de nuestra vida cotidiana y se
originan en situaciones propias de la convivencia e interacción social, de manera que
nuestra trayectoria personal y familiar se desenvuelve en el marco de un conjunto de
conflictos por resolver, los cuales se convierten en oportunidades permanentes
para crecer y aprender.

En la familia es normal que haya desavenencias y diferencias, sobre todo


cuando las familias pasan por momentos de crisis, en el sentido de que se produzcan
cambios que requieran la adaptación a nuevas realidades. Eso pasa por ejemplo
cuando nace el primer hijo o hija, cuando las hijas y los hijos se hacen mayores y se
van de casa, provocando lo que se conoce como el síndrome del nido vacío; cuando
un abuelo o abuela se incorporan al mismo domicilio donde reside la familia; cuando
alguien de la familia enferma y se hace dependiente; cuando se produce algún
fallecimiento, entre otros. En todos esos casos, se producen cambios que rompen la
rutina familiar, de modo que hay que acostumbrarse a que entren nuevos miembros o
a prescindir de ellos o a nuevas situaciones que nos desestabilizan.

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Conclusión

La convivencia familiar nos permite vivir juntos, generando espacios de


inclusión y respeto, es nuestra tarea conversar las diferencias para ponerse de
acuerdo, es una manera positiva de construir espacios y compromisos consensuados
para la convivencia con nuestros seres queridos. Puesto que la familia se funda en una
serie de afectos y en el sentimiento de apoyo y pertenencia, la familia son quienes
comparten el techo y la vida. Aunque cada familia es diferente, lo importante es que
todos los miembros sepan que pueden acudir a los otros en busca de respaldo y
cariño.
Por ende el afecto es el vínculo más importante para favorecer la unión en la familia,
por lo que se manifiesta de diversas maneras: propiciando seguridad y protección,
mostrando el interés que sentimos por los asuntos de los demás o gozando de su
compañía. Todas estas manifestaciones sólo son posibles mediante la comunicación.
Es necesario señalar, que la mejor manera de contribuir al desarrollo sano y feliz de
los niños es ofrecerles un ambiente familiar seguro donde se les quiera y se estimulen
su desarrollo, su aprendizaje y su gusto por la vida. Por tanto, es mucho lo que se
puede hacer para lograr que el tiempo de convivencia familiar ofrezca a los niños y
jóvenes la tranquilidad necesaria para que comprendan el sentido de sus esfuerzos en
la escuela y en la casa, y para que los lleven a cabo con gusto y responsabilidad. En
este sentido, la familia es la institución por ende un núcleo en la sociedad, en estos
días donde la ayuda colectiva se ha vuelto la primera línea de supervivencia, la
convivencia juega un papel fundamental. De esta manera, la convivencia encierra un
conjunto de prácticas y valores que son compartidos en nuestras familias, los cuales
promueven relaciones intrafamiliares basadas en la tolerancia, la comunicación y el
apoyo mutuo. Debido a que los valores son aquellos principios o convicciones
profundas que orientan nuestra conducta, se pueden identificar valores que ayudan al
desarrollo de un ambiente familiar armónico. Es así como, la búsqueda de apoyo en la
necesidad, puede a llegar a ocasional un desastre natural que afecta tanto al individuo

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como a la comunidad, las perdidas pueden ser desde perder el hogar hasta perder una
mascota o un ser querido, trastocándose la rutina y el estilo de vida de los afectados.
En este mismo contexto, la LOPNNA establece en su artículo 386, que la
Convivencia Familiar para Niños, Niñas y Adolescentes, puede comprender no sólo
el acceso a la residencia del niño, niña o adolescente, sino también la posibilidad de
conducirlo a un lugar distinto al de su residencia, sí se autorizare especialmente para
ello al interesado o interesada en la convivencia familiar. Asimismo, pueden
comprender cualquier otra forma de contacto entre el niño, niña o adolescente y la
persona a quien se le acuerda la convivencia familiar, tales como, comunicaciones
telefónicas, telegráficas, epistolares y computarizadas. Es de suma importancia que
los miembros afectados puedan acudir a otros familiares en busca de apoyo y afecto,
en efecto la comunicación será clave y favorecerá la unión y convivencia en familia,
también mostrar disposición a compartir los sentimientos, emociones e intereses
propios, así como sensibilidad ante las necesidades, gustos y preocupaciones de los
seres necesitados esto les propiciaría seguridad y el sentido de protección que
anhelan. También es trascendental saber que cuando haya una situación familiar
grave, los padres se cuestionan si deben hablar o no con sus hijos, la realidad es que
los pequeños recogen todo tipo de mensajes y toman la mayoría de la información del
ambiente que los rodea, por lo que se recomienda sentarse y hablar con ellos.

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Bibliografía
Http: El visitante importancia de la convivencia familiar en tiempos actuales.
Uniminuto radio. Com. La convivencia familiar y su impacto en las personas
Http: biblio. Flacso andes. Edu. Ec libros digital. pdf

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