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TEMA 4: LA FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO.

LA
CIENCIA.
ESQUEMA.

EL CONOCIMIENTO

FILOSOFÍA CIENCIA

LA VERDAD
CLASIFICACIÓN MÉTODO

CONCEPCIONES

EL PROBLEMA DE LA VERDAD

Una de las cuestiones fundamentales de la filosofía es establecer si es posible


o no alcanzar la verdad. En este sentido podemos tomar una posición
escéptica (el conocimiento verdadero es imposible) o admitir que existe tal
posibilidad. En este segundo caso distintas filosofías han interpretado la verdad
de diferentes formas estableciendo distintos criterios para reconocerla.

Verdad como correspondencia.

Esta teoría parte de dos supuestos previos: por un lado, existe una realidad
independiente del pensamiento y, por otro, se puede llegar a conocerla. En
este sentido, se concibe que la verdad es la adecuación entre el intelecto y la
cosa. Por tanto, el criterio de verdad como correspondencia sostiene que una
afirmación es verdadera cuando lo que dice se corresponde con la realidad.
Así entendida la verdad ha sido defendida por el aristotelismo y por algunos
autores del S. XX como el británico Bertrand Russell o el austriaco Ludwig
Wittgenstein que mantienen que existe un isomorfismo entre la estructura
lógica del lenguaje y la estructura de los hechos del mundo.

Verdad como evidencia.

El criterio de verdad como evidencia afirma que algo es verdadero cuando


resulta absolutamente imposible dudar de ello. El autor que más relevancia ha
tenido en la utilización de este criterio es el matemático francés del S. XVII
René Descartes. Para él, algo es indiscutiblemente verdadero cuando lo
captamos mediante la intuición intelectual. La intuición nos permite alcanzar
ciertas verdades fundamentales de forma clara y distinta.
Para Descartes, una de estas verdades absolutamente indudable es el hecho
de que como estoy pensando, necesariamente tengo que existir. Aunque todo
lo que me rodea no sea real, lo que es indiscutible es que, si yo estoy
pensando, entonces yo existo. Esta verdad indudable es el célebre cogito
cartesiano, “pienso, luego existo”.

Verdad como coherencia.

Para este tipo de teoría la verdad o falsedad de una afirmación sólo se puede
establecer poniéndola en relación con el sistema al que pertenece dicha
afirmación. De esta forma, será verdadero aquello que no sea contradictorio
dentro de un sistema. La verdad sólo tiene sentido en el marco de una teoría y
no en relación con algo fuera de la misma teoría. Estas teorías han sido
mantenidas principalmente por autores idealistas como G. Wilhelm Friedrich
Hegel (S. XIX).

Verdad como consenso.

Estas teorías acerca de la verdad la sitúan en el plano de las relaciones entre


los sujetos. En este sentido, la verdad es concebida con el producto
intersubjetivo de una comunidad de individuos que comparten un discurso.
Defensores de esta idea de la verdad encontramos sociólogos como el francés
Émile Durkheim (S. XVIII) o filósofos como el alemán Jürgen Habermas (S.
XX).

Verdad pragmática.

La concepción pragmática de la verdad afirma que es verdadero aquello que se


muestra eficaz en la práctica. Los autores que mantienen esta visión utilizan
como criterio de verdad la utilidad y el éxito. Desde este punto de vista la
verdad más fiable es la verdad científica porque es la que más éxitos prácticos
ha alcanzado. Destacarían como seguidores de esta concepción los
pensadores americanos W. James, Charles S. Peirce y John Dewey (S. XX).

Verdad como perspectiva.

Desde este punto de vista se considera la comprensión y experiencia de la


verdad condicionada por las circunstancias y prejuicios de cada persona. En
este sentido, existirían múltiples perspectivas de manera que la verdad sería
algo así como la suma de todas las perspectivas particulares. Destacan como
defensores de esta visión de la verdad el filósofo español Ortega y Gasset (S.
XX) y el pensador alemán Hans-Georg Gadamer (S. XX).

ACTITUDES FILOSÓFICAS ANTE LA VERDAD

Como acabamos de ver, los criterios de verdad nos permiten determinar que es
lo que distingue lo verdadero de lo falso. Sin embargo, más allá de esta
cuestión los filósofos han discutido sobre la posibilidad de conocer la verdad.
En este sentido, su pueden adoptar distintas posturas:

Dogmatismo

El dogmatismo cree que es posible conocer la verdad con total seguridad. Un


dogma es un principio firme y cierto sobre el que se puede construir el
conocimiento. En este sentido sería dogmáticos por ejemplo, el francés René
Descartes o el alemán G. W. Leibniz (XVII).

Escepticismo.

Al contrario que el dogmatismo el escepticismo es una posición filosófica que


niega la posibilidad de conocer la verdad. Lo máximo que se puede conocer
son afirmaciones probables o verosímiles, pero nunca podemos tener la
completa seguridad de estar en posesión de la verdad. Lo más adecuado para
esta postura sería suspender el juicio Entre los filósofos que mantienen esta
postura podemos destacar al griego Pirron de Elis (S. III a. C) o al escocés
David Hume (S.XVIII).
Relativismo.

Cercano al escepticismo, el relativismo es la teoría según la cual no existe


ninguna verdad universal y absoluta. Los relativistas creen que lo
consideramos verdadero o falso es relativo, porque depende del punto de vista,
así como del momento y del lugar en el que nos situamos. De esta manera,
cada cual tiene su verdad, tan válida como de cualquier otro. Dependería de la
cultura, las costumbres, la educación y las creencias aceptadas en un tiempo y
un lugar determinado. Destacaría entre los primeros relativistas el griego
Protágoras quien afirma que “el hombre es la medida de todas las cosas”.

Subjetivismo

Es la posición relativista que afirma que lo que a una persona le parece


verdadero o falso depende únicamente de factores individuales, por lo que
cada uno de nosotros tiene una verdad personal, por lo que resulta imposible
una verdad eterna y universal.

Perspectivismo.

De acuerdo con esta postura, la verdad solo se puede captar desde un punto
de vista determinado, por eso presenta un aspecto variable según las
personas, los momentos y los lugares. Para el perspectivismo sí existe la
verdad, pero esta solo puede captarse desde una perspectiva concreta. Un
ejemplo es el pensamiento del filósofo español José Ortega y Gasset (S.XX)
que defiende que solo se puede captar la verdad desde nuestra circunstancia.

Hermenéutica.

La filosofía hermenéutica representada por el pensador alemán Hans-Georg


Gadamer se centra en la labor de la interpretación. Considera que la verdad se
obtiene por un proceso de interpretación como lo haría un lector que se acerca
a un texto. Este no lo puede hacer nunca neutramente sino que lo realiza
cargado de prejuicios (nuestra manera de ver el mundo, lo que sabemos o
hemos oído acerca del autor, etc.) Los prejuicios orientan nuestra forma de ver
una obra por eso en lugar de buscar la verdad exacta de lo que un fragmento
quiere decir debemos centrarnos en elaborar interpretaciones sensatas y
significativas.
LA FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO

Mundo antiguo y medieval.

En la filosofía griega el auténtico conocimiento lo es de lo universal. Sus


representantes más importantes serán Platón y Aristóteles.
Para Platón cada saber real debe tener un carácter universal, persistente y
objetivo y que, en consecuencia, no puede depender de las particularidades
individuales y personales del sujeto cognoscente. Pues bien, para este autor
dichas propiedades están en las ideas, objetos independientes del sujeto y de
las cosas particulares, situadas en un mundo aparte (mundo inteligible) y
accesible a los sujetos a través de la razón. Distingue entre la opinión (DOXA)
y el saber verdadero (EPISTEME). La primera es generada por el conocimiento
del mundo sensible a través de los sentidos. El segundo es la captación de las
ideas por medio de la razón. Este es el auténtico saber, al que podemos llamar
ciencia. Platón pensaba que los seres humanos podemos captar las ideas
porque aunque las hayamos olvidado, estas se encuentran en nuestro interior.
Platón llamaba reminiscencia a este proceso de recordar las ideas que swe
hayan en el interior con ayuda del diálogo filosófico.
Para Aristóteles, la ciencia también es de lo universal pero es el sujeto el que,
por medio de la abstracción extrae las características universales de las
sustancias particulares de este mundo. Tales universales no subsisten en un
mundo aparte como en el platonismo y pueden ser conocidos a través de dicho
procedimiento racional, la abstracción.
Para Aristóteles el conocimiento empieza en las percepciones de las cosas a
través de los sentidos. Tales percepciones se almacenan en la memoria y
pueden ser evocadas mediante la imaginación. Finalmente el entendimiento
nos permite contrastar percepciones similares y obtener de ellas los rasgos que
tienen en común. Es este proceso el que se denomina abstracción por el que el
entendimiento extrae la forma, la esencia común a los individuos,
prescindiendo de sus características individuales.
En el mundo medieval, el pensamiento cristiano situó los universales en la
mente de Dios de los cuales el hombre encuentra un reflejo en su interior que
el hombre puede conocer con la razón y la fe según el pensamiento
agustiniano (S. V d. C) o puede conocerlos a través de las cosas sensibles por
medio de la abstracción (vía de conocimiento para Sto. Tomás, S. XIII). Ambos
procesos son racionales pero apoyados en una nueva fuente de conocimiento,
la revelación a través de la fe.

Mundo moderno.

La modernidad introducirá la idea de que el conocimiento depende de la


actividad del sujeto e intentó contestar a la pregunta de cómo se produce el
conocimiento. Parten de la oposición entre sujeto y objeto y destacan
diferentes soluciones al problema de dicha relación.

Racionalismo.

El término “racionalismo” se utiliza primordialmente para referirse a la corriente


filosófica de la Edad Moderna que se inicia con René Descartes (S. XVII),
desarrolla en la Europa continental con Spinoza, Malebranche y Leibniz, y se
opone al empirismo que en esta misma época tiene éxito en las Islas
Británicas. Descartes comprendió el "yo", la autoconciencia del sujeto, como el
principio, de cuya existencia no se puede dudar, porque el acto mismo de
dudar presupone el "yo" (pienso, luego existo).

Los rasgos que mejor caracterizan al racionalismo moderno son los siguientes:

1. La tesis de que todos nuestros conocimientos acerca de la realidad proceden


no de los sentidos, sino de la razón, del entendimiento mismo.

2. El conocimiento puede ser construido deductivamente a partir de unos


primeros principios.

3. Los primeros principios del conocimiento no se pueden extraer de la


experiencia empírica sino que se encuentran ya en el entendimiento: el
innatismo de las ideas.

4. Consideración de la deducción y más aún de la intuición intelectual como los


métodos más adecuados para el ejercicio del pensamiento.

5. La consideración de la matemática como ciencia ideal.

6. Los juicios más importantes son juicios analíticos o verdades de razón,


juicios “a priori” cuya verdad es evidente o demostrativa.

Empirismo.

El empirismo es la corriente filosófica que considera la experiencia como única


fuente del conocimiento; es decir, afirma que todo nuestro conocimiento
procede de la experiencia. Cuando se habla de la experiencia como base de
todo conocimiento, los empiristas distinguen un doble tipo de experiencia: la
interna, percepción de uno mismo, y la externa, percepción por medio de los
sentidos. El conocimiento era interpretado como análisis y sistematización de
las impresiones del objeto dadas en la experiencia sensorial. Referente a esto,
la tesis de Locke es típica, ya que sólo pueden poseer "objetividad" las "ideas
simples" que en la percepción le son dadas inmediatamente al sujeto. En
cambio, las "ideas compuestas", que son comprendidas como producto de la
actividad de la razón, son siempre inseguras, condicionadas y en su significado
cognoscitivo relativas.

El desarrollo sistemático del empirismo es fruto de la Edad Moderna y en


especial de la filosofía británica de los siglos XVII y XVIII con autores como
Bacon, Hobbes, John Locke y David Hume.

Claramente opuestas a los criterios propios del racionalismo, las características


o notas distintivas más importantes del empirismo son:

1. La negación de cualquier tipo de ideas innatas, la evidencia sensible


como criterio de certeza (frente a las ideas claras y distintas del
racionalismo).

2. El rechazo de cualquier aparente conocimiento que carezca de un


correlato previo en la experiencia (lo que lleva a negar la idea de
substancia o la causalidad).

3. La negación de los conocimientos universales y necesarios.

4. La inducción como método básico de conocimiento.

5. La Física como ciencia modelo.


6. Los juicios acerca de la naturaleza, cuestiones de hecho o verdades de
hecho (juicios sintéticos), no son universales ni necesarios, simplemente
probables.

Criticismo o Idealismo transcendental kantiano.

Lo esencial de esta doctrina del pensador alemán Immanuel Kant (S. XVIII) es
la afirmación de que el conocimiento humano sólo puede referirse a los
fenómenos y no a las cosas en sí mismas (noúmeno). Esta tesis implica, en
primer lugar, que en la experiencia de conocimiento el psiquismo humano
influye en el objeto conocido, y, en segundo lugar, la afirmación de los límites
del conocimiento humano (el objeto en sí no es cognoscible).

Para Kant el conocimiento hace uso de tres facultades: la sensibilidad, el


entendimiento y la razón. El conocimiento científico supone una síntesis de
elementos racionales “a priori” y contenidos “a posteriori” procedentes de la
experiencia. Con la sensibilidad captamos espacio-temporalmente los
fenómenos: los sentidos aportarían el material del conocimiento (elemento a
posteriori), pero es el entendimiento humano quien lo organiza de una forma
determinada, mediante conceptos puros, común para todos (elemento a priori)
denominados categorías.

Para Kant el fenómeno que se puede conocer es una síntesis de sensaciones


estructuradas espacio-temporalmente (espacio y tiempo introducido por el
sujeto) y un concepto a priori del entendimiento (categorías que también
propone el sujeto). Esta síntesis permite realizar juicios sintéticos a priori que
son extensivos, universales y necesarios, y por tanto, son los juicios de la
auténtica ciencia. Mientras que el entendimiento aplica categorías a los
fenómenos podemos generar conocimiento científico.

Por último la razón enlaza unos juicios con otros en la tendencia general de
buscar explicaciones para todo lo que sucede, pero para esto tiende a sintetizar
los conceptos del entendimiento, englobando todo lo que existe en tres ideas:
Dios, alma y mundo. Sin embargo no podemos tener experiencia de estos tres
objetos de los que se ocupa la metafísica, por eso, esta no puede ser una
auténtica ciencia. De esta forma, los seres humanos no podemos conocer lo
que está más allá de la experiencia.

El pensamiento kantiano supone una síntesis de racionalismo y empirismo


haciendo que el conocimiento humano gire en torno al sujeto en vez que en
torno al objeto conocido. Este cambio de perspectiva lo denominó giro
copernicano, comparando su propia teoría con la forma en que Copérnico
había cambiado el punto de vista en la astronomía.

LA CIENCIA. DEFINICIÓN

Ciencia (en latín scientia, de scire, conocer), término que en su sentido más
amplio se emplea para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier
campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la organización de la experiencia
sensorial objetivamente verificable. Es a partir del S.XVII con la revolución
científica en el mundo moderno cuando se impone esta última acepción La
búsqueda de conocimiento en ese contexto se conoce como ‘ciencia pura’,
para distinguirla de la ‘ciencia aplicada’ —la búsqueda de usos prácticos del
conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan a cabo
las aplicaciones.
La ciencia parte de la regularidad de los acontecimientos y expresa mediante
leyes y principios generales tales regularidades. Sin embargo, se pueden
distinguir distintas formas de hacer ciencia (problema de su delimitación o
demarcación) en función de los distintos campos que estudia. No es lo mismo
estudiar un fenómeno natural que demostrar un teorema matemático o
comprender una emoción humana. De ahí, que se tenga que partir de
diferentes tipos de ciencias.

CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

No todas las ciencias son exactamente iguales, de ahí la dificultad de elaborar


una definición de ciencia que valga para todas (problema de la demarcación).
Los distintos tipos de ciencias se distinguen por el objeto de estudio, el método
que emplean, las teorías con que se aproximan a la investigación y los
resultados que obtienen. Existen fundamentalmente dos tipos de ciencias:
formales y empíricas
Las ciencias formales son aquellas que no pueden comprobarse
experimentalmente en la realidad, no se refieren a objetos
observables y no ofrecen, por tanto, información sobre el mundo.
Son, precisamente por ello, universales y necesarias. Encuentran su
consistencia en la propia coherencia de la razón que las construye.
Serían las matemáticas y la lógica.
Las ciencias materiales o empíricas sí tienen un correlato real en el
mundo. En ellas, el conocimiento proviene de fenómenos
observables y capaces de ser evaluados por otros investigadores
que trabajen bajo las mismas condiciones. Parten de la observación
de los hechos y, por tanto, aportan información sobre el mundo. Por
ello, no son universales y necesarias y se basan en la generalización
de la experiencia. Pueden considerase ciencias empíricas las
ciencias naturales y las ciencias sociales.
o Las ciencias naturales (física, química, biología) estudian
fenómenos naturales, incluyendo la vida. Trabajan con el método
científico y nos dicen cosas acerca del mundo (explicación).
Consideran la verdad cono una correspondencia entre lo que se
dice y lo que ocurre en el mundo.
o Las ciencias sociales (economía, historia, sociología, etc.)
estudian el comportamiento humano y las sociedades. En ellas no
es posible utilizar un método tan riguroso, los fenómenos
humanos son más difusos y su capacidad de generalización y de
predicción es menor. Buscan la comprensión (captar el sentido o
significado) de los fenómenos más que su explicación (reducción
de los fenómenos a sus causas propia de las ciencias naturales).
Las ciencias formales, especialmente las matemáticas, resultan vital para las
otras ciencias. De hecho, los grandes avances en las matemáticas
generalmente han conducido a avances críticos en ciencias como la física o la
biología. Ciertas herramientas matemáticas son indispensables para la
formulación de hipótesis, teorías y leyes, tanto para descubrir como para
describir cómo funcionan las cosas (ciencias naturales) y cómo es que la gente
piensa y actúa (ciencias sociales).
El MÉTODO CIENTÍFICO

Los conocimientos que la humanidad posee actualmente sobre las diversas


ciencias de la naturaleza se deben, sobre todo, al trabajo de investigación de
los científicos. El procedimiento que éstos emplean en su trabajo es lo que se
llamará método científico o hipotético-deductivo.
El método científico consta de las siguientes fases:
o Observación.
o Formulación de hipótesis.
o Deducción de consecuencias empíricas contrastables.
o Contrastación.

Observación

Los científicos se caracterizan por una gran curiosidad y el deseo de conocer la


naturaleza. Cuando un científico encuentra un hecho o fenómeno interesante lo
primero que hace es observarlo con atención. La observación consiste en
examinar atentamente los hechos y fenómenos que tienen lugar en la
naturaleza y que pueden ser percibidos por los sentidos. En la observación se
descubren hechos problemáticos que no pueden explicarse con las teorías de
que se disponen.

Formulación de hipótesis

Después de las observaciones y formulado el problema, el científico se plantea


el cómo y el porqué de lo que ha ocurrido y formula una hipótesis. Formular
una hipótesis consiste en elaborar una explicación provisional de los hechos
observados y de sus posibles causas.

Deducción de consecuencias empíricas observables.

Mediante la lógica y las matemáticas se deducen consecuencias de admitir


como verdadera la hipótesis. Se trata de establecer un argumento lógico que
prepare la contrastación: “si la hipótesis es verdadera entonces se tiene que
dar este y este otro enunciados implicados por la hipótesis”.

Contrastación

Una vez formulada la hipótesis y deducidas las consecuencias, el científico


debe comprobar si es cierta. Para ello realizará múltiples experimentos
modificando las variables que intervienen en el proceso y comprobará si se
cumple lo deducido de su hipótesis.
Experimentar consiste en reproducir y observar varias veces el hecho o
fenómeno que se quiere estudiar, modificando las circunstancias que se
consideren convenientes.

Durante la experimentación, los científicos acostumbran a realizar múltiples


medidas de diferentes variables. De esta manera pueden estudiar qué relación
existe entre una variable y la otra. El análisis de los datos experimentales
permite al científico comprobar si su hipótesis era correcta y dar una
explicación científica al hecho o fenómeno observado.
Si la hipótesis es confirmada a través de la experimentación se convierte en
una ley. Una ley científica es la formulación de las regularidades observadas en
un hecho o fenómeno natural.
Se expresa de forma universal sin embargo solamente son válidas
provisionalmente. Karl Popper filósofo del S. XX de origen austriaco propuso el
concepto de falsabilidad como rasgo esencial del método científico. Según el
falsacionismo popperiano, se puede considerar válida una hipótesis en tanto no
se demuestre su falsedad, es decir, aparezca algún caso que la haga falsa.
Esta tesis corrige las dificultades del inductivismo. Este afirma que la ciencia se
construye mediante razonamientos que, partiendo de los casos particulares
dados por la experiencia, tratan de obtener conclusiones aplicando una
generalización. El problema de esta generalización es que nunca puedes
recorrer experimentalmente todos los casos posibles para asegurarnos con
plena seguridad de su validez.
Las leyes científicas se integran en teorías. Una teoría científica es una
explicación global de una serie de observaciones y leyes interrelacionadas. Las
teorías científicas ofrecen visiones generales y coherentes sobre un campo
determinado (por ejemplo, la mecánica de Newton).
Un paradigma científico es un conjunto de diversas teorías relacionadas entre
sí que permiten explicar globalmente la realidad. Son sistemas integrados de
conocimientos, creencias, interpretaciones y métodos de trabajo, dentro de los
cuales se desarrolla el trabajo de los científicos en una época determinada.
Funcionan como un marco explicativo de lo real. Cada paradigma está
asociado a una cosmovisión o interpretación del mundo (ver tema 3). El
concepto de paradigma científico fue introducido por el filósofo de la ciencia
americano Thomas S. Kuhn quien en 1962 escribió “La estructura de las
revoluciones científicas”. Para este físico, con el paso del tiempo, los
paradigmas entran en crisis y son sustituidos por otros nuevos. Desde esta
perspectiva histórica la ciencia se desarrolla siguiendo determinadas fases:
1. Establecimiento de un paradigma
2. Ciencia normal
3. Crisis
4. Revolución científica
5. Establecimiento de un nuevo paradigma.
Kuhn cree que la mayor parte del tiempo los científicos se dedican a producir
conocimientos mientras trabajan en un paradigma compartido. Sin embargo, a
veces se dan anomalías cuya solución no es factible en el marco teórico de ese
paradigma. Empiezan a aparecer científicos que se separan del marco
tradicional y comienza la revolución científica en que las antiguas teorías son
rechazadas y algunos científicos proponen una visión diferente, novedosa e
incompatible con la cosmovisión anterior.

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