Buenos Aires, Argentina
Miércoles 17 de agosto de 2022
AÑO LXXXVI Nº 173 TOMO LA LEY 2022-D
Doctrina
Las DAOs (Decentralized Autonomous
Organizations) y el régimen societario
Diego A. J. Duprat
Doctor en Derecho (UBA). Profesor Titular ordinario de Derecho Societario (UNS, Bahía Blanca, Argentina).
SUMARIO: I. Planteo del tema y breve introducción a las DAOs.— II. Características principales.— III. El gobierno de las DAOs. La algocracia.— IV. Las DAOs y el
régimen de las sociedades.— V. La demanda contra bZx et al.— VI. Interrogantes finales y algunas conclusiones preliminares.
I. Planteo del tema y breve introducción a
las DAOs
El mundo digital y tecnológico sigue co-
rriendo las fronteras de lo conocido para en-
frentarnos a nuevas realidades que requie-
ren la atención del jurista. La DAO (Decen-
tralized Autonomous Organization) es una
de ellas (1).
Las DAOs (2) constituyen una forma de
organización autónoma conformada por
un código informático y encriptado (pro-
tocolo), que relaciona a las partes (P2P) a
través de contratos inteligentes operados
bajo la tecnología blockchain (3) . Permi-
ten establecer reglas complejas de funcio-
namiento, administración y gobierno (4) .
Carecen de una estructura centralizada o
jerárquica de gestión y de toma de deci-
siones. Esto es, que no existen adminis-
tradores, ni órganos de administración y
gestión, sino que las decisiones son toma-
das, en forma autónoma, con base en un
protocolo que impone reglas algorítmicas
preprogramadas y fijas que, en algunos
casos, pueden admitir el voto de los in-
versores para conformar ciertas decisio-
nes (5).
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Agradezco a Alejandro Moreno por sus aportes “in-
formáticos” y a Sebastián Balbín, Alejandro Ramírez y
Manuel Tanoira por los valiosos comentarios y observa-
ciones efectuados al primer borrador. Son DAOs Bitcoin,
Dash, SmartCash, entre otras.
(2) CHOHAN, Usman W., “The Decentralized Autono-
mous Organization and Governance Issues” (4-12-2017),
https://ssrn.com/abstract=3082055 o http://dx.doi.
org/10.2139/ssrn.3082055)
(3) O, eventualmente, bajo cualquier otro sistema crip-
tográfico que garantice su inviolabilidad y trazabilidad.
(4) ALLEN & OVERY, “Descentralized Autonomous Or-
ganizations”, Allen & Overy LLP, 2016, file:///C:/Users/
dajdu/OneDrive/Documentos/DAO%20Allen%20
&%20Overy%20article20decentralized20autonomou-
s20organizations.pdf (“A Decentralized Autonomous
Organization (DAO) is a computer program, running on a
peer-to-peer network, incorporating governance and deci-
Nota a fallo
Fideicomiso
Fideicomiso inmobiliario. Defectos de construcción. Res-
ponsabilidad del fiduciario. Aplicación de la Ley de De-
fensa del Consumidor. Responsabilidad del Consorcio de
Propiedad Horizontal.
CORREO
ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR
CENTRAL B CUENTA N° 10269F1
ISSN: 0024-1636 - RNPI: 5074180
Esta circunstancia genera la primera
clasificación de las DAOs (6), entre las de-
nominadas DAOs algorítmicas (7) (aque-
llas con algoritmos fijos que no admiten
modificaciones ulteriores por parte de los
inversores) y las DAOs participativas o,
simplemente, organizaciones descentrali-
zadas (8) (donde los protocolos permiten
nuevas propuestas y la votación de ellas
por parte de los titulares de tokens, o de al-
guna categoría de ellos).
Así, los inversores, al aceptar las reglas de
la plataforma colaborativa y al asumir que
las relaciones se regirán por un software y
por las reglas del protocolo, sustituyen, por
lo menos en parte y en los aspectos internos,
la Rule of Law por la Rule of Code (9).
Actualmente, ninguna variante de las
DAOs existentes es considerada sujeto de
derecho o persona jurídica; y carecen de se-
paración entre el patrimonio común y el de
cada inversor.
En síntesis, las DAOs son formas de or-
ganizar la participación de varias personas
a través de un protocolo informático, que
las vincula entre sí mediante contratos in-
sion-making rules. DAOs can be programmed to operate
autonomously, without human involvement, or the code
can provide for direct, real-time control of the DAO and
funds controlled by it. The earliest DAOs are software con-
trolled community organization experiments which seek to
re-implement certain aspects of traditional corporate go-
vernance, replacing voluntary compliance with a corpora-
tion’s charter with actual compliance with pre-agreed com-
puter code”).
(5) MEHAR, Muhammad - SHIER, Charlie - GIAMBA-
TTISTA, Alana - GONG, Elgar - FLETCHER, Gabrielle -
SANAYHIE, Ryan - KIM, Henry M. - LASKOWSKI, Marek,
“Understanding a Revolutionary and Flawed Grand Ex-
periment in Blockchain: The DAO Attack” (26-11-2017),
Journal of Cases on Information Technology 21(1) 19-32,
https://ssrn.com/abstract=3014782 o http://dx.doi.
org/10.2139/ssrn.3014782
(6) WRIGHT, Aaron, “The Rise of Decentralized Auto-
nomous Organizations: Opportunities and Challenges”,
CNCiv., sala A, 23/11/2021. - Cereijo, Joaquín y otro c. Admi-
nistración Gómez Vidal SA y otros s/ daños y perjuicios. 4
Responsabilidad por defectos de construcción
Sobre la responsabilidad de fiduciarios, consorcios,
constructores y directores de obra
Facundo M. Bilvao Aranda
teligentes que se desarrollan bajo la tecno-
logía blockchain (10). Constituyen formas
de asociación colaborativa y participativa,
altamente descentralizadas y con un grado
de autonomía mucho mayor que el que se
verifica en las sociedades tradicionales (11),
aun en sus tipos más flexibles.
II. Características principales
Debido a las distintas formas en que pue-
de diseñarse la estructura de las DAOs, re-
sulta imposible unificarlas en un análisis
común, ya que cada una tiene sus propias
particularidades. Esto impide incluirlas en
una sola categoría conceptual y someterlas a
un estudio omnicomprensivo y con preten-
siones generalizantes; con el agravante de
que no sabemos cómo van a desarrollarse a
futuro.
Pero empecemos desde el principio, por-
que constituir una DAO implica algo más
que la adopción de un código o protocolo,
ya que también requiere una ingeniería le-
gal que le permita funcionar y tomar deci-
siones, sobre todo las vinculadas a la ges-
tión de sus activos y a la participación de los
inversores.
https://stanford-jblp.pubpub.org/pub/rise-of-daos/re-
lease/1
(7) HSIEH, Ying-Ying - VERGNE, Jean Philippe, “Bit-
coin and the Rise of Decentralized Autonomous Orga-
nizations”, 7 J. Organization Design 1-16 (2018), https://
ir.lib.uwo.ca/cgi/viewcontent.cgi?article=1027&contex-
t=iveypub
(8) BUTERIN, Vitalik, “DAOs, DACs, DAs and
More: An Incomplete Terminology Guide”, Ethereum
(6-5-2014), https://blog.ethereum.org/2014/05/
06daos-dacs-das-and-more-an-incomplete-termino-
logy-guide y DE FILIPPI, Primavera - WRIGHT, Aaron,
“Chained: Blockchain Technology & The Law. The Rule
of Code”, Harvard University Press, 2018, citado por ME-
TJAHIC, Laila, “Deconstructing the DAO: The Need for
Legal Recognition and the Application of Securities Laws
to Decentralized Organizations”, 39 Cardozo Law Review,
1533, (2018) http://cardozolawreview.com/wp-content/
uploads/2018/07/METJAHIC.39.4.pdf
Jurisprudencia
Impuesto a las ganancias
Ajuste por inflación. Pretensión de su aplicación integral y
sin el diferimiento en sextos. Pericia contable. Confiscato-
riedad.
4 CFed. Bahía Blanca, sala II, 17/05/2022. - Cortondo, Blas
Rubén c. AFIP-DGI s/ Acción mere declarativa de dere-
cho.
Con esta edición
Suplemento
Abogacía Corporativa
El primer paso en la creación de una DAO
es el diseño y desarrollo del protocolo, para
lo cual los fundadores, desarrolladores, di-
señadores, proveedores de tecnología de
blockchain, inversores primarios, entre
otros, crean una development company (De-
vCo) (12), que es el que dará forma a la DAO.
Una vez creada la DAO, comienza el proceso
de aportes de los inversores secundarios y el
manejo de los activos financieros.
A cambio de sus aportes, los inversores re-
ciben tokens (según el diseño particular de
cada una de ellas); que no solo acreditan su
participación en los activos que administra
la DAO, sino que pueden otorgar, además,
derechos políticos con ciertos incentivos
para votar y aprobar las decisiones de nego-
cios.
Con financiación suficiente, la DAO se
convierte en una organización autónoma o
semiautónoma, según la impronta que le de
sus diseñadores.
En las DAOs algorítmicas el mismo pro-
tocolo define los pasos a seguir (sin nece-
sidad de la intervención humana en la fase
de toma de decisiones); mientras que en las
(9) DE FILIPPI, Primavera - WRIGHT, Aaron, ob. cit.
(10) KOST DE SEVRES, Nicolette - CHILTON, Bart -
COHEN, Bradley, “The Blockchain Revolution Smart
Contracts and Financial Transactions”, 21 Ciberspace
Law, 3, 2016; TASENDE, Ignacio, “Blockchain y arbitraje:
un nuevo enfoque en la resolución de disputas. Especial
énfasis en smartcontracts y criptodivisas”, Revista de De-
recho n. 22 (Universidad Católica Dámaso A. Larrañaga,
Facultad de Derecho) (2020), https://doi.org/10.22235/
rd.vi22.2127
(11) Para una breve y simplificada introducción ver RA-
HUL, Nambiampurath, “¿Qué son las DAO?: Una guía
para principiantes”, Be[in]crypto, 23-8-2021, https://
es.beincrypto.com/aprende/que-son-dao-guia-princi-
piantes/
(12) BRUMMER, Christopher J. - SEIRA, Rodrigo,
“Legal Wrappers and DAOs!”, 30-5-2022, https://ssrn.
com/abstract=4123737 o http://dx.doi.org/10.2139/
ssrn.4123737
10
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DAOs participativas, serán todos o algunos
de los tenedores de token, quienes puedan
tomar ciertas decisiones habilitadas por el
protocolo e incluso podrían hasta llegar a
cambiar la estructura misma del protocolo y
del diseño contractual de las DAOs.
Como se dijo, en las DAOs no existe un ór-
gano de administración, siendo la toma de
decisión (en ciertos aspectos y según cada
protocolo) plural, participativa, descentrali-
zada y directa (o sea, sin intermediarios). Los
contratos inteligentes diseñados para vincu-
lar a inversores con la DAO permiten impo-
ner una forma automática de gobernanza y
administración mediante la automatización
del procedimiento de toma de decisión (13).
Al no existir una separación entre propie-
dad y gestión, los tradicionales problemas
y costos de agencia no se verifican. Como
contracara, se debe estar dispuesto a perder
poder decisional al ser el propio protocolo el
que impone las pautas o determina la parti-
cipación de los tenedores de token de gober-
nanza; protocolos que imponen soluciones
ex ante que pueden llevar a que la organiza-
ción pierda capacidad de adaptación a nue-
vos entornos y negocios.
En definitiva, las DAOs permiten la vincu-
lación entre personas para compartir pro-
yectos u oportunidades, sean financieros o
de otra índole, a través de una plataforma
digital participativa y abierta, regida por un
protocolo informático basado en la tecno-
logía de blockchain, utilizando contratos in-
teligentes para automatizar y simplificar las
decisiones del grupo o administrar las rela-
ciones de los miembros entre sí.
III. El gobierno de las DAOs. La algocracia
El sistema de toma de decisiones en los
órganos sociales de las sociedades de capital
ha recibido muchos cuestionamientos y ha
generado reiterados esfuerzos por superar
los problemas que se generan.
Uno de estos es el problema de la repre-
sentatividad de los administradores y de
cómo alinear los intereses de estos (agentes)
con los de la sociedad y accionistas (prin-
cipales), en la medida en que los adminis-
tradores tienden a priorizar sus propios
intereses en perjuicio de los intereses de la
sociedad (14). Otro cuestionamiento es la le-
gitimidad de las mayorías para tomar deci-
siones que afectarán a todos (15).
En las DAOs, el sistema tradicional de go-
bernanza muta. Primero no existe la admi-
nistración delegada. En segundo lugar, todos
los que quieran participar pueden emitir su
voto en forma fácil y económica, siendo el
acceso a la información relevante más senci-
(13) WRIGHT, Aaron, “The Rise of Decentralized Auto-
nomous Organization: Opportunities and Challenges”,
Stanford Journal of Blockchain Law & Policy: Vol. 4 No. 2
(30-6-2021), https://stanford-jblp.pubpub.org/pub/ri-
se-of-daos/release/1 (brinda un detallado análisis de la
estructura y funcionamiento de las DAOs).
(14) DUPRAT, Diego A., “Los problemas de agencia en
las sociedades cerradas”, RDCO, 2012-A-45, p. 61 (2012).
(15) DUPRAT, Diego A., “Toma de decisiones sociales.
Breve esquicio sobre la regla de la mayoría versus la re-
gla de la unanimidad”, RDCO, 2013-B-259, p. 887 (2013).
(16) LORENZ, Lukas - MEIJER, Albert- SCHUPPAN,
Tino, “The algocracy as a new ideal type for government
organizations: Predictive policing in Berlin as an empi-
rical case”, Information Polity, vol. 26, no. 1, pp. 71-86,
(2021), https://content.iospress.com/articles/informa-
tion-polity/ip200279; ANEESH, A., “Technologically
Coded Authority: The Post-Industrial Decline in Bureau-
cratic Hierarchies”, 2022, https://web.stanford.edu/
class/sts175/NewFiles/Algocratic%20Governance.pdf;
DANAHER, John, “The Threat of Algocracy: Reality, Re-
sistance and Accommodation”, Philosophy and Techno-
logy 29 (3):245-268 (2016), https://philpapers.org/rec/
DANTTO-13.; SANTIBAÑEZ GUERRERO, Daniel, “Algo-
cracia y Dilema de las manos sucias: una lectura del pro-
llo, directo y abierto. Y, como tercer dato, no
existen problemas vinculados al orden del
día, convocación y publicación de la con-
vocatoria, vicios del acto, irregularidades
sobre las personas que votan, número de
votos de cada accionista, existencia de con-
flicto de intereses que impongan abstencio-
nes, cómputo de quorum y mayorías, etc.
El sistema de gobernanza de las DAOs
evita los problemas señalados y la tecnolo-
gía blockchain garantiza la inmutabilidad de
las decisiones, así como su publicidad y su
validez.
Sintetizando, al no existir administrado-
res, las DAOs constituyen la máxima expre-
sión de la descentralización de las estructu-
ras de tipo asociativo o colaborativo, donde
la toma de decisiones de gestión ordinaria
no depende de una persona, conjunto de
ellas o de órganos específicos.
No obstante, la imposición de mecanis-
mos de toma de decisiones mediante algo-
ritmos ha causado algunas perplejidades en
cuanto a sus ventajas y desventajas.
Algocracia (16) es el gobierno mediante
la aplicación de algoritmos. En otras pala-
bras, una manera de gobernar ciertas orga-
nizaciones y de tomar decisiones grupales
por medio de un protocolo algorítmico, con
mayor o menor grado de intervención de las
personas que participan en dicha organiza-
ción. Por supuesto, hay una notable diferen-
cia cuando las decisiones se toman en forma
solo algorítmica y cuando el propio protoco-
lo permite la intervención de la voluntad de
las personas para la toma de ciertas decisio-
nes.
La algocracia tiene sus defensores y sus
detractores. Los primeros, sostienen que ga-
rantiza una forma de tomar decisiones más
participativa y directa; a la vez que es capaz
de brindar más información en forma inme-
diata y simétrica (todos los votantes tienen
acceso a la misma información); facilitándo-
se, además, los procedimientos de voto y evi-
tándose los conflictos vinculados a su emi-
sión y validez.
Por el otro lado, los detractores sostienen
que es falso que los titulares de derechos po-
líticos tomen las decisiones libremente, sino
que estas están condicionadas por el proto-
colo que las termina definiendo y autorizán-
dolas. Con el agravante de que el protocolo
viene dado ex ante y, por ese motivo, pierde
capacidad de adaptación frente a nuevos es-
cenarios.
Se ha sostenido que la algocracia sustituye
la voluntad de los decisores finales. Son los
algoritmos los que deciden en forma auto-
blema de la relación ética-política en el siglo XXI”, mayo
2020, https://repositorio.uchile.cl/bitstream/hand-
le/2250/185317/Algocracia-y-dilema-de-las-manos-su-
cias.pdf? sequence =1&isAllowed=y
(17) INNERARITY, Daniel, “Gobernanza algorítmica,
otro desafío para la democracia”, Clarín 4-8-2021 (Argen-
tina), (“Son predictivos porque formulan continuamente
la hipótesis de que nuestro futuro será una reproducción
de nuestro pasado, pero no entran en la compleja subje-
tividad de las personas y de las sociedades, donde tam-
bién se plantean deseos y aspiraciones”).
(18) DANAHER, John, “The Threat of Algocracy: Rea-
lity, Resistance and Accommodation”, Philosophy and
Technology, 9-1-2016, https://www.scinapse.io/pa-
pers/2242985385
(19) BRUMMER, Christopher J. - SEIRA, Rodrigo, “Le-
gal Wrappers and DAOs!”, 30-5-2022, ob. cit.
(20) KERR, David - JENNINGS, Miles, “A legal Fra-
mework for Decentralized Autonomous Organizations”,
v2, A 16Z White Paper, https://a16zcrypto.com/wp-con-
tent/uploads/2022/06/dao-legal-framework-part-1.pdf
(21) Sostienen que deben asimilarse a las General Part-
nerships, entre otros, METJAHIC, Laila, “Deconstructing the
DAO: The Need for Legal Recognition and the Application
of Securities Laws to Decentralized Organizations”, 39 Car-
mática, sin requerir la participación de las
personas que, de alguna manera, se verán
afectados por tales decisiones.
Esto es parcialmente cierto, pero no com-
pletamente. Ya que no son los algoritmos
los que limitan y hasta pueden sustituir la
voluntad de los votantes, sino las personas
que los han diseñado, lo que constituye un
serio problema para los procesos democrá-
ticos, o que se pretenden tales; aunque no
tanto para las decisiones “societarias”, donde
el derecho de voto es libremente disponible.
Por ello, los mayores cuestionamientos se
refieren a los procesos electorales de los Es-
tados y a las decisiones de carácter político.
En organizaciones societarias la impor-
tancia del voto no solo está en el hecho mis-
mo de manifestarse a favor de una propuesta
o en contra, sino en determinar qué temas
merecen ser considerados por el órgano so-
cietario y cómo será formulada la moción
sometida a consideración. El resultado no se
logra en forma automática, sino que es pro-
ducto de un debate y de ciertos consensos,
donde se evalúa la mejor información dispo-
nible y el contexto donde la decisión tendrá
efectos, lo que permite arribar a un pronun-
ciamiento final que, muchas veces, es mejor
que la opción propuesta ab initio.
El algoritmo permite tomar decisiones
automatizadas, pero con base en nuestras
conductas y preferencias pasadas. En otras
palabras, descubre y sistematiza lo que ya
sabemos o deberíamos saber de nosotros
mismos. Las decisiones empresariales nos
enfrentan a la toma de decisiones sobre he-
chos que aún no conocemos, en contextos
de incertidumbre y que, muchas veces, no
admiten ser resueltas solo con datos del pa-
sado.
“Los algoritmos que se dicen predictivos
son, en realidad, muy conservadores” (17).
En conclusión, adherimos a la primera
tesis de Danaher (18) que sostiene que la
algocracia pone en riesgo la legitimidad del
proceso decisional, precisamente por man-
tener fuera de la vista y análisis de los elec-
tores/votantes los algoritmos que terminan
definiendo la forma en que se toman ciertas
decisiones. Esta afirmación válida frente a
procesos políticos pierde interés en el es-
quema decisional societario, en la medida
en que este se definirá por la voluntad de los
propios socios y, una vez definido, tampoco
los obligaría a participar con su voto.
Tal vez pueda encontrarse un equilibrio
entre el sistema algorítmico para la toma de
decisiones repetitivas y habituales, o que
imponga una decisión estándar y aceptada
dozo Law Review, 1533, (2018) http://cardozolawreview.
com/wp-content/uploads/2018/07/METJAHIC.39.4.pdf;
DE FILIPPI, Primavera - WRIGHT, Aaron, ob. cit.
(22) BAKER, Edward D., “Trustless Property Systems
and Anarchy: How Trustless Transfer Technology Will
Shape the Future of the Property Exchange”, 45 SW. L.
Rev. 351 (2015).
(23) Si bien dependerá de la forma en que cada DAO se
organice, entendemos que los inversores aceptan un de-
terminado nivel de riesgo y lo asumen en forma común, lo
que no implica que sea paritario entre ellos.
(24) Wy. Stat. § 17-31-101, https://www.wyoleg.gov/
Legislation/2021/SF0038. En julio de 2021 Wyoming fue
el primer Estado de los EE.UU. en promulgar una ley que
permite a las DAOs incorporarse y adquirir personalidad
jurídica bajo una forma societaria. En febrero de 2022
una modificación a esta ley exigió la registración de los
miembros que administran y representan a la DAO. Otros
Estados siguieron los pasos de Wyoming permitiendo
que las DAOs se registren bajo la figura de las LLC, como
New Jersey, Ohio, Delaware o Vermont
(25) KRUGER, Bradley - ROBINSON, Michael, “The
Foundation Company as a Decentralised Autonomous
Organisation (DAO) in the Cayman Islands”, Ogier (31-3-
2020) https://www.ogier.com/publications/the-foun-
ex ante dados determinados hechos antece-
dentes; y un sistema mixto para la toma de
otro tipo de decisiones que impliquen cam-
bios y transformaciones, que los procedi-
mientos basados en inteligencia artificial no
puedan abarcar y resolver eficientemente y
que ameriten la participación de los inverso-
res, o de alguno de ellos conforme a las posi-
bilidades de voto permitidas por el adminis-
trador de la DAO.
IV. Las DAOs y el régimen de las sociedades
Como se adelantó, aún no está claro qué
son las DAOs desde el punto de vista jurídi-
co, ni hacia dónde derivarán, porque cada
una es distinta en su conformación, diseño
y funcionamiento (19) y, además, se encuen-
tran en una fase inicial de su desarrollo.
En general, para algunos son meras es-
tructuras organizacionales —o platafor-
mas— que vinculan inversores de todo el
mundo para realizar negocios en activos di-
gitales (20) o llevar a cabo cualquier otra ac-
tividad; otros las asemejan a los contratos de
inversión; otros a los contratos asociativos
y, finalmente, no podemos dejar de indicar
que parecen tener bastantes similitudes con
las sociedades, especialmente con las gene-
ral partnerships [similares a nuestras socie-
dades de hecho, anteriores al 2015 (21)].
Para defender esta última posición, se ha
sostenido que las DAOs son estructuras des-
tinadas a vincular personas para desarrollar
negocios en común, donde hay aportes, hay
mecanismos de toma de decisiones (22)
(aunque descentralizados y limitados o pre-
establecidos), un interés en obtener ganan-
cias y, además, un riesgo compartido (23).
Cabe destacar que, en línea con la posición
societarista, existen numerosas experiencias
regulatorias, como el régimen de las DAO
LLC del Estado de Wyoming (24), las Block-
chain-Based Limited Liability Companies del
Estado de Vermont, las Cayman Foundation
Company (25) y las Guernsey Special Purpose
Trust (26), entre otras figuras.
Pero, como se dijo, para afirmar que esta-
mos frente a una sociedad, se debe analizar
cada DAO en particular, porque no se las
puede encasillar a todas bajo un mismo for-
mato legal, en la medida en que cada una de
ellas tiene distintas particularidades.
V. La demanda contra bZx et al
La posible asimilación de las DAOs a las
sociedades ya no es un mero enunciado
académico o una elucubración solo teórica,
sino que ha sido planteada por primera vez
en los tribunales (27), en el mes de mayo del
año 2022.
dation-company-as-a-decentralisedautonomous-or-
ganisation-dao-in-the-cayman-islands#; CAREY, Ber-
nardette - DUNCAN, Chris, “Cayman Islands Founda-
tion Companies for DAOs, Defi, and NFTs,” (5-4-2022)
https://www.careyolsen.com/briefings/cayman-is-
lands-foundation-companies-daosdefi-and-nfts.
(26) LE QUESNE, Nigel, “An Introduction to Guernsey
Trusts”, JTC Group (25-11-2014), https://www.jtcgroup.
com/insights/anintroduction-to-guernsey-trusts/.
(27) El 02/05/2022, se interpuso en la Corte del Dis-
trito Sur del Estado de California (US District Court for the
Southern District of California) una demanda por daños y
perjuicios causados por una DAO y demás personas vin-
culadas (“Sarcuni Christian et al vs bZx Dao et al”, Case
3:22-cv-00618-BEN-DEB Document 1 Filed 05/02/22,
en https://www.classaction.org/media/sarcuni-et-al-
v-bzx-dao-et-al.pdf). Es el primer caso en EE.UU., y pro-
bablemente en el mundo, que plantea esta cuestión. Ver,
además, WINK, Stephen P. - MOHEBBI, Nima H. - ZUC-
KERMAN, Adam - BEHAR, Deric, “A complaint filed in
federal court will test the boundaries of protection from
liability for individuals behind decentralized autonomous
organizations”, Decentralized Autonomous Organiza-
tions: Piercing the Digital Veil, Latham & Watkins LLP, 10-
5-2022, https://www.lexology.com

Catorce actores (todos inversores en el
protocolo bZx) iniciaron una demanda in-
demnizatoria contra la DAO bZx y la DAO
Ooki; contra sus miembros; contra los co-
fundadores y controlantes del protocolo
bZx; contra dos LLC inversoras en el proto-
colo bZx; contra una LLC operadora de la
plataforma de trading Fulcrum y contra otra
LLC creadora y controladora del protocolo
bXz, reclamando la devolución de fondos
invertidos (en criptomonedas) que fueron
robados por la intervención de un hacker,
quien se habría aprovechado de deficiencias
en la seguridad del sistema empleado, su-
mado a la negligencia de uno de los emplea-
dos informáticos de bZx, víctima de la estafa
conocida como “phishing”.
Lo novedoso de la acción intentada es que
sostuvo que todos los demandados deberían
ser condenados solidariamente, no en virtud
de su responsabilidad individual en la preven-
ción y evitación del fraude, sino por ser consi-
derados socios de una general partnership (28).
El protocolo bZx —desarrollado, controla-
do y operado por una DAO— permitió crear
plataformas de negocios dirigidas, preferen-
temente, a préstamos tokenizados descen-
tralizados. Las transacciones se realizaban
en criptomonedas y, por tanto, en el marco
de DeFi (Decentralized Finance), lo que ex-
cluía la participación de instituciones finan-
cieras tradicionales.
La persona que quería invertir debía in-
gresar al website de bZx y seleccionar entre
dos plataformas de negocios y préstamos
(Fulcrum o Torque). Luego de elegir una
(en este caso fue Fulcrum), el inversor de-
bía elegir el sistema de blockchain a utilizar
para sus transacciones (en nuestro caso las
opciones eran Ethereum, Polygon y Binance
Smart Chain).
A continuación, se vinculaba a una bille-
tera electrónica y quedaba en condiciones
para empezar a invertir en distintas crip-
tomonedas. Se aclara que el inversor tenía
derechos de voto sobre las decisiones de la
DAO titular del protocolo bZx.
Todo venía funcionando normalmente,
hasta que el 5 de noviembre de 2021, un hac-
ker ingresó ilegalmente al sistema y retiró los
fondos de las cuentas de ciertos inversores (a
pesar de todas las garantías que daba y pu-
blicitaba bZx), mediante un procedimiento
de phishing que permitió la develación de la
contraseña para entrar a las cuentas opera-
das por Polygon y Binance Smart Chain (29).
Este fraude, que aprovechó una falla en la
seguridad del sistema, tuvo mayores efectos,
porque el tenedor de la contraseña podía in-
gresar y disponer de todas las cuentas de los
clientes asignados, lo que constituía un error
de diseño.
El apoderado de los actores indicó que si
bien la DAO no goza de una estructura so-
(28) Las general partnerships son sociedades de hecho
donde los socios responden personalmente y en forma
ilimitada y solidaria por las operaciones sociales realiza-
das, mientras se mantenga la calidad de socio (algunos
sostienen que la responsabilidad es directa e indistinta,
mientras que otros sostienen que es siempre subsidiaria).
Ver RODMAN, Dave, “DAOs: A Legal Analysis”, JD Supra
(1-4-2021), https://bit.ly/3jYjnZI. Ver, también, REYES
VILLAMIZAR, Francisco, “Derecho Societario en Estados
Unidos”, Legis, 3era. Edición, Colombia, 2006, p. 101/102
y 106. Desde el punto fiscal se ha asimilado a las DAOs
a las unicorporated nonprofit association (UNA) (KERR,
David - JENNINGS, Miles, “A Legal Framework for Decen-
tralized Autonomous Organizations”, ob. cit.
(29) Mientras que Ethereum se mantuvo inviolable
frente al ataque.
(30) Según análisis de WINK, Stephen P. - MOHEBBI,
Nima H. - BEHAR, Deric, “Decentralized Autonomous Or-
ganizations: Piercing the Digital Veil”, posteado por Latham
& Watkins LLP el 10-5-2022 en Cryptoassets, https://www.
cietaria formal, no dispone de una regla ex-
plícita de limitación de responsabilidad ni
cuenta con administradores u órgano de ad-
ministración delegados, los inversores son
titulares de tokens específicos (en este caso,
del token BXRX) y tienen derecho a fijar las
políticas que adoptará la DAO y de obtener
una renta por su inversión.
Se ha sostenido para considerarlas una
general partnership, que los tenedores de
tokens con derechos políticos tienen un de-
recho potencial sobre las ganancias de la
DAO y comparten la responsabilidad de los
eventuales pasivos (30).
Otra aclaración: los tokens BZRK del pro-
tocolo bZx propiedad de la bZx DAO (titular
del protocolo) fueron convertidos a tokens
de Ooki DAO; lo que llevó a los actores a
sostener que ambas DAO eran socias de una
general partnership (con responsabilidad ili-
mitada); sociedad integrada, también, por
los tenedores de dichos tokens (inversores
con derechos políticos o de gobernanza) y
por los desarrolladores y demás participan-
tes en la conformación de las DAO.
Pero, en lo central, el argumento de la
parte actora que sostiene que los inversores
titulares de token con derecho de gobernan-
za deben ser considerados socios de una ge-
neral partnership (entre otras personas vin-
culadas) termina debilitándolo; ya que si lo
que afirman pudiera ser considerado cierto,
estarían asumiendo una conducta contra-
dictoria que, seguramente, les jugará en con-
tra, en la medida en que ellos también eran
inversores con derechos de gobernanza.
Entonces, ¿por qué el resto de los inverso-
res podrían ser considerados socios respon-
sables en forma ilimitada y solidaria y no los
actores que entrarían dentro de la misma
categoría?
Porque los actores introducen otro argu-
mento adicional —que no solo complica la
apreciación del caso, sino que, a nuestro en-
tender, sigue debilitando su posición— con-
sistente en que ellos, si bien eran inversores
titulares de token, no debían ser considera-
dos socios de la general partnership alegada,
porque no tenían participaciones significati-
vas.
Habrá que esperar a ver qué resuelve el tri-
bunal que, en primer lugar, deberá decidir la
compleja situación de su competencia.
De todas maneras, y sin perjuicio de la ca-
lificación jurídica que les demos a las DAOs
en cuestión, lo cierto es que es probable que,
en la medida en que están destinadas a reali-
zar transacciones en criptomonedas u otros
activos financieros digitales —considerados
securities—, queden bajo el ámbito regula-
torio de la U.S. SEC, por aplicación de la de-
nominada “prueba de Howey” (31), que im-
pone la aplicación de las previsiones de las
Securities Act de 1933 (32), de la Securities
fintechanddigitalassets.com/2022/05/decentralized-au-
tonomous-organizations-piercing-the-digital-veil/ Tenga-
mos en cuenta que estas organizaciones operan como pools
o hub de inversores y que más allá de la frustración de obte-
ner ciertos rendimientos con los activos financieros adquiri-
dos, o bien perder todo el dinero invertido, no debería haber
afectación de derechos de terceros, ni reclamos internos en
la medida en que no se delega la gestión del fondo.
(31) Se denomina “prueba de Howey” al test impuesto
por la Corte Suprema de los EE.UU. (“SEC v. WJ Howey
Co.”, 328 US 293 US Court, 1946) para precisar si una
determinada transacción califica como un “contrato de
inversión” y, en consecuencia, sujetarse a la Securities
Act de 1933 y la Securities Exchange Act de 1934. Según
esta prueba se estaría frente a un contrato de inversión
cuando existiera una relación, transacción o esquema
donde una persona invierte su dinero en una empresa
común con la expectativa de obtener ganancias deriva-
das del solo esfuerzo del promotor o de terceras perso-
nas”. Esta prueba es importante para calificar proyec-
Exchange Act de 1934 (33) y de la Investment
Company Act de 1940 (34), conforme repor-
te de investigación de la SEC sobre las DAOs
del 25-7-2017 (35).
VI. Interrogantes finales y algunas conclu-
siones preliminares
Tal vez, y solo tal vez, las DAOs —tal como
actualmente funcionan—, al carecer de
los elementos esenciales de las sociedades
(personalidad jurídica, limitación de res-
ponsabilidad y un mecanismo eficiente y
centralizado de toma de decisiones), sean
un retroceso a la hora de organizar un patri-
monio y de estructurar un negocio conjunto
y participativo de larga duración. Por su-
puesto, siempre que esta sea la finalidad de
los desarrolladores de la plataforma y de las
personas que inviertan a través de ella.
La pregunta sería si el hecho de darles a
las DAOs una estructura o formato corpo-
rativo “tradicional” no afectaría su flexibili-
dad y adaptabilidad a entornos informáticos
y ecosistemas digitales y debilitaría otros
aspectos importantes (como el proceso de
toma de decisiones y las ventajas que brinda
la tecnología blockchain).
Esta primera pregunta nos lleva a plan-
tearnos dos cuestiones vinculadas entre sí y
una pregunta adicional.
La primera cuestión tiene que ver con la
necesidad de rever el concepto de sociedad
“tradicional” y de flexibilizar y simplificar
su estructura, “limpiándola” de condiciona-
mientos y restricciones irrelevantes, de ma-
nera de que pueda acobijar en su seno estos
nuevos emprendimientos conjuntos. La se-
gunda, de qué manera el ropaje jurídico so-
cietario (tradicional, o bien...) puede llegar a
afectar el funcionamiento y potencialidades
de estas nuevas formas de organizar un pa-
trimonio común.
La pregunta es si estas organizaciones de-
bieran estar regidas por un derecho nacio-
nal y afectadas a una jurisdicción específica
(que puede ser más o menos simplificada y
adaptada a esta nueva realidad) (36) o bien
“jugar” por fuera de estas, imponiéndose
una forma distinta de regularlas y resolver
sus conflictos.
Por ello, debe quedar en claro que el aná-
lisis no debiera pasar por la búsqueda del
formato jurídico actual (es decir, de los que
ya existen y en la forma en que existen) que
nos parezca más parecido e imponerlo a las
DAOs (cualquiera fuere su diseño), sino de
buscar qué forma legal le convendría, te-
niendo en cuenta su propia naturaleza y ven-
tajas operativas, sin descuidar la protección
de inversores y terceros. Y si de paso esto nos
lleva a actualizar las estructuras societarias
actuales, bienvenido.
Todo cambio disruptivo, como es el de las
DAOs, genera tensiones en los marcos nor-
tos de blockchain y negocios en activos digitales y para
determinar si es obligación registrarlos en la U.S. SEC
y por ende quedar bajo su control. Ver opinión de la co-
misionada SEC PEIRCE, Hester M., “How We Howey”,
9-5-2019, https://www.sec.gov/news/speech/peirce-
how-we-howey-050919. Ver también “United Housing
Found., Inc. v. Forman”, 421 U.S. 837 (1975); “Tcherep-
nin v. Knight”, 389 U.S. 332 (1967); “SEC v. C. M. Joiner
Leasing Corp.”, 320 U.S. 344 (1943). Y, especialmente,
“Framework for “Investment Contract” Analysis of Digi-
tal Assets de la U.S. SEC”, https://www.sec.gov/corpfin/
framework-investment-contract-analysis-digital-assets
( 32) https://w w w.govinfo.gov/content/pkg/
COMPS-1884/pdf/COMPS-1884.pdf
( 33) https://w w w.govinfo.gov/content/pkg/
COMPS-1885/pdf/COMPS-1885.pdf
(34 ) https://w w w.govinfo.gov/content/pkg/
COMPS-1879/pdf/COMPS-1879.pdf
(35) Informe DAO, Securities and Exchange Commision
Securities Act de 1934 - Release No. 81207 / 26-7-2017
Miércoles 17 de agosto de 2022 | 3
mativos existentes que, generalmente, han
sido diseñados para otros fines y realidades.
Esta tensión genera la necesidad de adapta-
ción de dichos marcos, o bien del diseño de
nuevas herramientas.
Por todo lo expuesto, las conclusiones pre-
liminares de este trabajo no pueden más que
consistir en dudas e interrogantes.
La primera cuestión debiera ser la de de-
terminar —por lo menos en forma genérica
y bajo ciertas condiciones— la naturaleza de
las DAOs como nuevas formas de organiza-
ción para llevar a cabo emprendimientos co-
munes; no ya para satisfacer un prurito me-
ramente dogmático, sino para lograr cierta
seguridad jurídica al interior y al exterior de
esta particular estructura.
La segunda, analizar si ciertos desarrollos
de las sociedades tradicionales (especial-
mente el instituto de la personalidad jurídi-
ca y la regla de la responsabilidad limitada
de sus integrantes) podrían mejorar y hacer
más eficiente la gestión del patrimonio que
gerencian las DAOs.
En tercer lugar, cuestionarnos si frente a
estas nuevas formas de organización, el con-
cepto de sociedad no debiera actualizarse y
deconstruirse.
En cuarto término, ver cuáles son las ven-
tajas de un sistema de gestión descentraliza-
da por sobre uno centralizado y profesional
conformado por órganos con competencias
específicas, donde sus miembros asumen
responsabilidad por sus actos y pueden to-
mar decisiones novedosas en ciertos contex-
tos complejos e inciertos, que el protocolo
no puede regular en forma anticipada y es-
tandarizada (37).
En quinto lugar, y más allá de que a tra-
vés de las DAOs se pueda llegar a verificar
la existencia de un patrimonio sin un único
titular, estudiar la eficiencia de este sistema
de propiedad colectivo y la forma en que sus
titulares responderán entre ellos y frente a
terceros.
La sexta cuestión que debiera llamar nues-
tra atención es si la tecnología blockchain
resulta un sustituto mejorado de las forma-
lidades escritas o que surgen de formatos
físicos en el ámbito societario y si pueden
sustituir los procedimientos administrativos
y burocráticos actuales.
Por último, merece analizarse si el someti-
miento a contratos inteligentes diseñados e
impuestos por la propia “plataforma” y con
ventanas decisionales predeterminadas y
acotadas es mejor —desde el punto de vista
de la conveniencia de la gestión y de su efi-
ciencia— que el sistema tradicional de deba-
te, propuesta y votación.
Estas son algunas dudas, entre muchas
otras (38), que se suscitan con las DAOs y
“Report of Investigation Pursuant to Section 21(a) of
the Securities Exchange Act of 1934: The DAO”, https://
www.sec.gov/litigation/investreport/34-81207.pdf
(36) JENTZSCH, Christoph, “Decentralized Autono-
mous Organization to Automate Governance”, https://
lawofthelevel.lexblogplatformthree.com/wp-content/
uploads/sites/187/2017/07/WhitePaper-1.pdf
(37) En este sentido es importante tener en cuenta que
muchas veces genera mayor confianza poner nuestro di-
nero en una plataforma donde conocemos con anterio-
ridad cuáles son las pautas y criterios que la gobiernan
y no en una sociedad donde nuestra inversión será “ma-
nejada” según el criterio de terceros a los que se las ha
delegado (por mayoría) tal gestión y que muchas veces
queda fuera del control de los accionistas.
(38) Ley y jurisdicción aplicable, mecanismos de con-
trol, sistema tributario, sistemas de resolución de conflic-
tos, etc. Referido a este último aspecto ya existen “tribu-
nales arbitrales” para atender la resolución de conflictos
asociados a estas organizaciones descentralizadas. Ver,
4 | Miércoles 17 de agosto de 2022
que es menester seguir estudiando; sin de-
jarse seducir por ideas simplificadoras y
generalizadoras, ya que cada DAO tiene su
propia forma de organizarse.
Sin duda, un tema para seguir analizando;
pero, advertimos, en esta primera fase conje-
tural puede llegarse a una síntesis que aúne
las virtudes del sistema societario “tradicio-
nal” con las ventajas de esta nueva forma de
organización para las actuales tecnologías,
nuevos negocios y nuevas realidades, en una
suerte de síntesis virtuosa que conjugue lo
mejor de ambas formas asociativas. Siempre
y cuando tengamos la capacidad de flexibili-
zar nuestras figuras societarias y simplificar
por ejemplo, Kleros, https://kleros.io/; Bas, https://the-
blockchainarbitration.com/. Ver, además, TASENDE,
Ignacio, “Blockchain y arbitraje: un nuevo enfoque en la
Nota a fallo
Fideicomiso
Fideicomiso inmobiliario. Defectos de cons-
trucción. Responsabilidad del fiduciario.
Aplicación de la Ley de Defensa del Consu-
midor. Responsabilidad del Consorcio de
Propiedad Horizontal.
1. - Los fiduciarios —en su calidad de titula-
res fiduciarios del inmueble objeto del
emprendimiento inmobiliario que estaba
comercializándose— no podían ni debían
desentenderse sobre el estado y calidad
de su construcción; ello así, puesto que el
incumplimiento por parte de los fiducia-
rios del deber de controlar tales circuns-
tancias es configurativo de un incumpli-
miento contractual culposo y comprome-
te la responsabilidad de ambos.
2. - El fiduciario debe ejecutar ciertos actos
en interés del fiduciante, del beneficiario
o del fideicomisario, o de los tres en con-
junto, según las modalidades del nego-
cio y los términos del pacto de fiducia o
contrato de fideicomiso; y en esta relación
debe destacarse por sobre todas las cosas
a la confianza como título de adquisición y
calidad esencial de la relación fiduciaria.
3. - La actividad realizada por los fiduciarios
demandados, tratándose de una actividad
profesional y en donde la confianza como
título de adquisición y calidad esencial de
la relación fiduciaria resulta determinante,
debe ser regida no solo en virtud de las di-
rectivas genéricas que emanan del art. 512,
sino también valorada especialmente a la
luz de lo dispuesto por los arts. 902 y 909
del Cód. Civil, en cuanto generan un espe-
cial deber de obrar con mayor prudencia y
conocimiento de las cosas.
Responsabilidad por defectos de construcción
Sobre la responsabilidad de fiduciarios, consorcios, constructores y directores de obra
Facundo M. Bilvao Aranda
Abogado (UNL). Notario (UNL). Corredor Inmobiliario (UNL). Máster en Derecho Empresario (Univ. Austral). Autor del libro: “El contrato de fideicomiso inmobiliario en la Argentina”,
Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires (2012).
SUMARIO: I. El caso.— II. El contrato de fideicomiso en la ley 24.441 y en el Código Civil y Comercial.— III. Responsabilidad del fiduciario.— IV. De la extensión
de responsabilidad al consorcio de propietarios.— V. De la responsabilidad del constructor y del director de obra.— VI. Conclusiones.
I. El caso
En el fallo en comentario los jueces de
la Sala A de la Cámara Civil aplicaron las
disposiciones del anterior Código Civil de
la Nación, aprobado por ley 340, y no en
su sistema regulatorio (39), sin menoscabar
el control razonable y la protección de los in-
tereses de terceros.
Tal vez esta sea la oportunidad de decons-
truir el concepto tradicional de sociedad y re-
definir sus elementos esenciales, para que
pueda abarcar estos nuevos fenómenos aso-
ciativos, mejorándolos sin desnaturalizarlos
ni afectar sus potencialidades.
Los que creemos en el Derecho como la
mejor forma de regular la actividad humana
y de organizar y coordinar la actuación de va-
rias personas en pos de un objetivo en común,
tenemos la obligación de estar atentos a los
resolución de disputas. Especial énfasis en smartcon-
tracts y criptodivisas”, Revista de Derecho no. 22, Mon-
tevideo, Uruguay (2020), https://doi.org/10.22235/
4. - En la producción de los daños ha sido de-
terminante la culpa de los fiduciarios de-
mandados, que no han controlado debi-
damente que la construcción del inmue-
ble se llevara a cabo de manera adecua-
da.
5. - Los fiduciarios condenados han incurri-
do en negligencia y en impericia, que son
dos de las caras de la culpa. Han sido
negligentes, porque no han adoptado
la debida diligencia para evitar la pro-
ducción de los daños, ya que de haber
adoptado un temperamento diferente al
de sus conductas omisivas evidenciadas
en la falta de control respecto de la cons-
trucción de la obra, los daños se habrían
evitado. También han incurrido en impe-
ricia, la que se configura ante la incapa-
cidad de quien por su trabajo o profesión
se supone preparado para adoptar re-
caudos técnicos que impidan la produc-
ción de un daño. Los fiduciarios no pue-
den ni deben desconocer las reglas, cos-
tumbres, prácticas y métodos propios del
tipo de negocios que se comprometieron
emprender.
6. - Aun cuando los actores puedan ser con-
siderados consumidores, no resultará de
aplicación a los fiduciarios demandados
la responsabilidad prevista en el art. 40
de la ley 24.240 de Defensa del Consu-
midor, pues, tanto en el caso del art. 5º
de la ley 24.240 —incumplimiento de la
obligación de seguridad— como en el del
art. 40 —responsabilidad por productos
o servicios defectuosos— se requiere que
el daño haya sido causado al consumidor
en su persona o en otros bienes distintos
de aquellos que constituían el objeto del
contrato.
las del Código Civil y Comercial, aproba-
do por ley 26.994, atento al momento en
que se manifestaron los daños reclamados
y que dieran origen al litigio (con anterio-
ridad a la entrada en vigencia del Código
Civil y Comercial). Por idénticas razones,
nuevos cambios para poder entenderlos, per-
feccionarlos y mejorarlos, aún a costa de tener
que mudar nuestras actuales convicciones y
nuestra forma de pensar el derecho societario,
sin prejuicios o ataduras dogmáticas.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/2403/2022
Más información
González Rossi, Alejandro, “Aportes a al-
gunas iniciativas legislativas de pago de sa-
larios con criptomonedas”, Mastromarino,
Pablo, LA LEY 11/05/2022, 1, TR LALEY AR/
DOC/1523/2022
rd.vi22.2127 y http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?pi-
d=S2393-61932020000200138&script=sci_arttext.
(39) GARCÍA MADALONIZ, Marta, “Una sociedad
7. - Lo dispuesto por el art. 40 de la ley 24.240
no resulta aplicable, puesto que los fidu-
ciarios aquí demandados revisten el ca-
rácter de proveedores directos y han asu-
mido el cumplimiento de la obligación
principal frente a los accionantes, por lo
cual su incumplimiento debe ser regido y
contemplado a la luz de las normas del
derecho común.
8. - El consorcio es un ente comunitario con
personalidad jurídica propia, distinto de
las personas humanas que lo compo-
nen, y es el que debe velar por el buen
estado de conservación y mantenimiento
del edificio, ya que reviste el carácter de
guardián de las cosas comunes, cuya ad-
ministración, reparación, conservación,
correcto servicio y seguridad se encuen-
tra a su cargo, obligación que ejerce a
través del administrador. Por ende, debe
velar por el mantenimiento y conserva-
ción de los bienes y sectores comunes del
edificio, lo que supone reparar las defi-
ciencias existentes en una parte común y
aquellas que sean consecuencia directa
e inmediata de la falta de tal prestación.
9. - Al entablar la demanda, los actores han
ofrecido como prueba documental una
serie de facturas originales que corres-
ponderían a lo oportunamente pagado
para realizar las reparaciones necesa-
rias y evitar mayores daños en su vivien-
da. Sin embargo, al ser desconocida por
el codemandado, era deber de la parte
actora probar la autenticidad de dicha
documentación —o la determinación del
costo de los trabajos de reparación— a
través de otro medio, el que no ha sido
propuesto por los accionantes ante se-
mejante eventualidad.
entendieron de aplicación al caso de autos
la ley 24.441.
Los actores fueron compradores de un
departamento a estrenar que sufrió daños
producidos principalmente por filtracio-
González Rossi, Alejandro, “Nuevamen-
te sobre las stable coins. Aspectos jurídicos
vinculados a su clasificación y consecuen-
cias”, LA LEY 21/03/2022, 2, TR LALEY AR/
DOC/1020/2022
Libro recomendado
Tratado de Inteligencia Artificial y Derecho
Autor: Corvalán, Juan G
Edición: 2021
Editorial: La Ley, Buenos Aires
mercantil simplificada y digitalizada. Un ecosistema em-
prendedor innovador, inclusivo y sostenible”, Dykinson,
Madrid, 2020 (en e-book Google).
Cuantificación del daño
El hecho dañoso:
Filtraciones.
Componentes del daño:
Daño patrimonial
Costos de trabajos realizados: $20.000
CNCiv., sala A, 23/11/2021. - Cereijo, Joaquín
y otro c. Administración Gómez Vidal SA y
otros s/ daños y perjuicios.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/184382/2021]
Contexto doctrinario del fallo
CLUSELLAS, Eduardo G. - ORMAECHEA,
Carolina, “La responsabilidad del fiducia-
rio”, TR LALEY AR/DOC/3923/2007.
Costas
Se imponen a los codemandados vencidos.
Intereses
Se aplica la tasa activa.
[El fallo in extenso puede consultarse en
Atención al Cliente, http://informaciónle-
gal.com.ar o en Proview]
nes y humedades. Los vendedores de tal
inmueble fueron los fiduciarios demanda-
dos.
Quedó demostrado en autos que los da-
ños sufridos en el inmueble de los actores

tuvieron su origen en gran medida en algu-
nos defectos de construcción o en una falla
de los materiales utilizados en ella (o am-
bos por igual).
Se cuestionó ante la Alzada la imputa-
ción de responsabilidad realizada por el
juez de primera instancia en la sentencia
de grado, así como también la determina-
ción sobre el origen de los daños que refle-
ja el informe pericial rendido en autos.
Los fiduciarios demandados argumenta-
ron que su tarea se limitaba a administrar y
supervisar que el emprendimiento se rea-
lizara, por lo cual al no tener participación
en lo relativo a la construcción de la obra
fueron erróneamente condenados; agra-
viándose también por considerar que es
improcedente que siendo fiduciarios se los
haya condenado en forma personal.
El fallo de Cámara sostuvo que el fiducia-
rio no puede ni debe desconocer las reglas,
costumbres, prácticas y métodos propios
del tipo de negocios que se comprometió
a realizar, ya que de lo contrario incurrirá
en impericia (y por ende se configurará su
culpa), máxime cuando se considere que
ha cometido un error objetivamente in-
justificable para un experto de su clase. A
ello agregó que la actividad realizada por
los fiduciarios demandados (Roberto Ale-
jandro Carlen y a Administración Gómez
Vidal S.A.), tratándose de una actividad
profesional y en donde la confianza como
título de adquisición y calidad esencial de
la relación fiduciaria resulta determinante,
debe ser regida no solo en virtud de las di-
rectivas genéricas que emanan del art. 512
del Código Civil, sino también valorada es-
pecialmente a la luz de lo dispuesto por los
arts. 902 y 909 de dicho cuerpo normativo,
en cuanto generan un especial deber de
obrar con mayor prudencia y conocimien-
to de las cosas.
La resolución en análisis remarcó que el
fiduciario es el dueño del terreno y de todo
lo construido en él mientras se desarrolla la
obra y hasta tanto se adjudiquen las unida-
des, ya que se trata de un dominio fiducia-
rio. Es así que el fiduciario es el dueño tem-
poral pero único de los bienes y, como tal,
debe asumir los derechos y obligaciones,
así como también la responsabilidad que
la titularidad de dichos bienes implica; por
ello los demandados no podían ni debían
desentenderse sobre el estado y calidad
de su construcción, puesto que el incum-
plimiento por parte de los fiduciarios del
deber de controlar tales circunstancias es
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) BILVAO ARANDA, Facundo M., “Fideicomisos
y consumidores inmobiliarios. Sobre las fuentes de
responsabilidad fiduciaria”, RDCO 260, 857, TR LA-
LEY AP/DOC/307/2013. También: BILVAO ARANDA,
Facundo M., “Extensión de la responsabilidad del fi-
duciario como proveedor de servicios inmobiliarios”,
RDCO 274, 1402, TR LALEY AP/DOC/697/2015. Mo-
lina Sandoval sostiene que: “en una mayoría de su-
puestos de fideicomisos de construcción en la que
terceros aportan una suma de dinero con la expectati-
va de la adjudicación de una unidad “habitacional” la
relación será claramente de consumo. No importa el
esquema utilizado. Es indiferente para aplicar la LDC
(y proteger al consumidor) que la adquisición de la
unidad se realice mediante un boleto de compraven-
ta con el fiduciario o sea mediante su incorporación
como fiduciante y beneficiario. Lo importante es la
causa determinante del aporte y las condiciones del
pacto de adquisición de la futura unidad y quién ha
sido el responsable del desarrollo del negocio” (MO-
LINA SANDOVAL, C. “La protección jurídica del ad-
quirente de unidades funcionales y el fideicomiso in-
mobiliario”, LA LEY, 2007-E, 1288, citado por BIGLIE-
RI, Alberto, “El fuero del consumidor en CABA y el
fideicomiso inmobiliario”, LA LEY 25/11/2020, 1, TR
LALEY AR/DOC/3824/2020). Existen recientes pro-
nunciamientos judiciales que sostienen que dado que
a la luz de la ley 24.240, reformada por la ley 26.361,
configurativo de un incumplimiento con-
tractual culposo y compromete la respon-
sabilidad de ambos.
La Cámara condenó a ambos fiduciarios
del emprendimiento inmobiliario en for-
ma solidaria y personal por los defectos y
vicios de construcción presentes en la pro-
piedad de los actores, al entender que los
condenados han incurrido en negligencia
e impericia, que son dos de las caras de la
culpa. También fue condenada la empresa
encargada de la construcción del edificio,
quien no contestó la demanda y solo expre-
só agravios contra la sentencia de primera
instancia.
Pero a diferencia de lo sentenciado en
la anterior instancia, la Cámara también
condenó solidariamente al consorcio de
copropietarios del edificio, con argumen-
to en que este ya estaba conformado con
anterioridad a que los actores adquirieran
su unidad funcional, destacando que el
consorcio debe velar por el mantenimien-
to y conservación de los bienes y sectores
comunes del edificio, lo que supone repa-
rar las deficiencias existentes en una parte
común y aquellas que sean consecuencia
directa e inmediata de la falta de tal pres-
tación; por lo que no puede quedar exento
de responsabilidad por los daños que han
sufrido los actores.
El fallo en comentario presenta intere-
santes y diversos matices para analizar;
pero por una cuestión de estricta índole
práctica me enfocaré solo en algunos de
ellos: la imputación de responsabilidad a
los fiduciarios del fideicomiso y la exten-
sión de responsabilidad al consorcio de
propietarios y a los encargados de la cons-
trucción.
Por su especialidad, dejaremos para
otro trabajo las consideraciones referen-
tes a la aplicación a los fiduciarios deman-
dados en autos la responsabilidad prevista
en el art. 40 de la ley 24.240 de Defensa del
Consumidor, sin perjuicio de destacar que
sobre tales aspectos ya hemos esbozado
algunos comentarios en trabajos anterio-
res (1).
Adentrémonos entonces en los temas a
abordar en este trabajo.
II. El contrato de fideicomiso en la ley 24.441
y en el Código Civil y Comercial
Con una evidente inspiración en el trust
anglosajón, la ley 24.441 consagró en nues-
los compradores de un inmueble nuevo para vivien-
da deben ser considerados como “consumidores”, y
la empresa constructora codemandada debe ser con-
siderada como “proveedora” y como tal obligada al
cumplimiento de dicha ley, cabe concluir que, toda
vez que la demanda se fundó en los vicios redhibito-
rios que presentó dicho inmueble y en la reparación
de los daños que sufrieron como consecuencia del
incumplimiento de una obligación principal del pro-
veedor (la de entregar una cosa exenta de vicios), la
cuestión enmarca en los términos de los arts. 10 bis
y —eventualmente— 18 de la ley citada, que única-
mente permiten demandar al proveedor contratante
directo (Conf. CNCiv., sala B, “A., C. M. y otro c. A+P
Emprendimientos S.A. s/cumplimiento de contrato”,
19/08/2021, TR LALEY AR/JUR/123616/2021.
(2) Cfr. URRETS ZAVALÍA, Pedro, “Responsabilidad
civil del fiduciario”, Rubinzal Culzoni, 2002, ps. 25 y 26.
(3) Hemos visto que otras legislaciones, en cambio,
sí aceptan la idea de que el patrimonio de afectación
resulte susceptible de adquirir derechos y contraer
obligaciones, como por ejemplo, la legislación de la
Provincia canadiense de Quebec (art. 1261 Cód. Civil) y,
más cerca de nuestro país, en la República del Ecuador
(art. 109 y ss. de la Ley de Mercado de Valores 107 del
23 de junio de 1998).
(4) Cfr. VIDAL SPITTELER, Daniela, “Jornadas Pata-
gónicas de Fideicomiso: conclusiones”, 15/02/2006,
Microjuris.
tro país el contrato de fideicomiso, defi-
niéndolo así: “Habrá fideicomiso cuando
una persona (fiduciante) transmita la pro-
piedad fiduciaria de bienes determinados a
otra (fiduciario), quien se obliga a ejercerla
en beneficio de quien se designe en el con-
trato (beneficiario), y a transmitirlo al cum-
plimiento de un plazo o condición al fidu-
ciante, al beneficiario o al fideicomisario”.
La norma citada define al fideicomiso
como negocio en virtud del cual se trans-
mite la propiedad fiduciaria sobre ciertos
bienes con sujeción a un plazo o una con-
dición prevista por el instituyente (2).
En el ordenamiento jurídico argentino el
instituto es solamente un contrato y no es
una “persona” [careciendo de capacidad
para adquirir derechos o contraer obliga-
ciones (3)] y solamente “existe” a través de
la gestión del fiduciario que, a la sazón, es
el único titular de una propiedad imper-
fecta en cabeza de aquel, mientras dure la
encomienda “en confianza” que se le ha
dispensado (4). De esta manera, el fideico-
miso regulado en la ley 24.441 se traducía
en una especie de dominio, absoluto pero
limitado en el tiempo (5). Se trata, pues, de
un remedio del trust anglosajón adaptado a
nuestro sistema (6).
Hay quienes sostenían que a partir de la
ley 24.441 no quedaron dudas que estába-
mos frente a un derecho real de dominio
definido por el art. 2506 del Cód. Civil de
Vélez, pero desprovisto de uno de sus ca-
racteres, la perpetuidad, en la medida en
que puede extinguirse por el cumplimiento
de un plazo o una condición resolutorios,
revocación o por alguna otra causa de ex-
tinción del fideicomiso. Se trataría así de
un dominio interino, modalidad que está
autorizada en nuestro sistema, a pesar de
los reparos que pueda suscitar y que en
este aspecto coincide con el sistema anglo-
sajón del “trust” (7).
Nuestra ley 24.441 de Fideicomiso se ins-
piró, principalmente, en el trust anglosajón,
con algunos rasgos de continentalismo clá-
sico. Pero, como antecedente más inmedia-
to y directo se señala la consagración de la
figura en el Código Civil del Estado de Que-
bec, Canadá (8). Como rasgo tal vez más
relevante con relación a este, nuestro fidei-
comiso consagra un verdadero dominio en
cabeza del fiduciario, con la sola limitación
temporal; en cambio en aquel Código el
fiduciario, aunque posee la titularidad do-
minial, no está autorizado a comportarse
como un verdadero dueño (9).
(5) Cfr. CNCiv., sala M, “Consorcio de Propietarios
Juan María Gutiérrez 3981 c/ Construcciones y Desa-
rrollos S.R.L. fiduciario y otro s/cobro de medianería”,
12/02/2009, TR LALEY AR/JUR/310/2009.
(6) LÓPEZ de ZAVALÍA, Fernando J., “Fideicomiso,
Leasing, Letras hipotecarias, Ejecución hipotecaria,
Contrato de consumición”, Zavalía, 1998, p. 21.
(7) GÓMEZ de LA LASTRA, Manuel C., “Comentario
al fallo Ortiz Pablo Darío c/ T.G.R. Hipotecaria SA. s/
daños y perjuicios”, 21/11/2006, Microjuris.
(8) Si bien entre otras fuentes se citan la Ley Gene-
ral de Títulos y Operaciones de Crédito de México y de
la República de Panamá y el Código Civil de Colombia.
(9) En Argentina, el principio de libre disponibilidad
está consagrado en el artículo 17 de la ley 24.441. En
Ecuador en el art. 115 de la ley. En Costa Rica, en cam-
bio, el principio general es que los bienes no pueden ser
gravados por el fiduciario salvo autorización expresa
del fideicomitente (Cfr. art. 652).
(10) Cfr. GREGORINI CLUSELLAS, en su artículo “Fi-
deicomiso: Apreciaciones sobre las nuevas normas”,
LA LEY, 1995-E, 1226.
(11) Cfr. ORELLE, José María, “Financiación de em-
prendimientos inmobiliarios a través del fideicomiso”,
Sup. Especial para La Ley. Emprendimientos Inmobilia-
rios 2006 (Julio), 3.
(12) URRETS ZAVALÍA, Pedro, ob. cit., p. 24.
(13) Conf. CNCom., sala F, “Brozzoni, Gabrie-
la Isabel c. Eidicoop S.A. (Emprendimientos Inm.
Miércoles 17 de agosto de 2022 | 5
De tal manera, conforme a lo precedente-
mente reseñado, el contrato de fideicomiso
en Argentina generaba en el fiduciario una
propiedad fiduciaria o dominio imperfecto
(art. 11, ley 24.441) (10). Asimismo, con-
forme al art. 14 de esta ley vigente hasta el
31 de julio de 2015, se generaba un patri-
monio especial, separado del patrimonio
del fiduciario y del fiduciante. Esta doble
característica, o sea un dominio imperfec-
to (por estar afectado el carácter perpetuo
del dominio) a lo cual se agrega la impac-
tante novedad de constituir un patrimonio
separado del que pertenece al fiduciario,
implica que el fiduciario es quien recibe el
bien para cumplir con su tarea tutelar del
negocio (11).
La unificación de los códigos Civil y Co-
mercial no modificó sustancialmente la
regulación que su antecesora (ley 24.441)
brindaba al fideicomiso. Tanto con la legis-
lación actual como durante la vigencia de la
ley 24.441, el fideicomiso es definido como
un negocio mediante el cual una persona
transmite la propiedad fiduciaria de cier-
tos bienes para que sean destinados a una
finalidad (12). Este encargo trae aparejada
la obligación implícita de administrar los
bienes a fin de ejecutar lo acordado con-
tractualmente. Por ello, todo fideicomiso,
cualquiera sea su objeto o finalidad, genera
la obligación del fiduciario de administrar
correctamente (como un buen hombre de
negocios) (13).
El art. 1666 del Código Civil y Comercial
unificado define al contrato de fideicomiso
en estos términos: “Hay contrato de fidei-
comiso cuando una parte, llamada fidu-
ciante, transmite o se compromete a trans-
mitir la propiedad de bienes a otra persona
denominada fiduciario, quien se obliga a
ejercerla en beneficio de otra llamada be-
neficiario, que se designa en el contrato, y a
transmitirla al cumplimiento de un plazo o
condición al fideicomisario.” Como vemos,
se mantiene la misma definición legislativa
adoptada en la ley 24.441, consagrando al
fideicomiso solamente como un contrato y
no como una persona, careciendo conse-
cuentemente de capacidad para adquirir
derechos o contraer obligaciones (14), y so-
lamente “existe” a través de la gestión del
fiduciario (15).
Luego, si este negocio jurídico tiene por
objeto o como causa-fin un inmueble o la
construcción, la refacción o administración
de cierta infraestructura afectada a aquel,
estaremos hablando concretamente de un
emprendimiento inmobiliario. Un empren-
de Int. Coop. S.A.) s/Ordinario”, 04/11/2014, SJA
20/05/2015, 83.
(14) Otras legislaciones, en cambio, sí aceptan la
idea de que el patrimonio de afectación resulte sus-
ceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones,
como por ejemplo, la legislación de la Provincia ca-
nadiense de Quebec (art. 1261 C.Civ.) y, más cerca de
nuestro país, en la República del Ecuador (art. 109 y ss.
de la Ley de Mercado de Valores 107 del 23 de junio de
1998).
(15) Sin embargo, creemos que la norma no es ajena
a una deficiencia semántica al disponer que: “Hay con-
trato de fideicomiso cuando una parte, llamada fidu-
ciante, transmite o se compromete a transmitir la pro-
piedad de bienes a otra persona denominada fiducia-
rio...”. En honor a la buena técnica legislativa, creemos
que la norma debería especificar que lo transmitido o
a transmitirse será la propiedad fiduciaria de bienes, a
pesar de que algunos puedan entender que tal imper-
fección es salvada luego en el art. 1071 referido espe-
cíficamente al dominio fiduciario, el cual expresamen-
te dice: “Dominio fiduciario es el que se adquiere con
razón de un fideicomiso constituido por contrato o por
testamento, y está sometido a durar solamente hasta
la extinción del fideicomiso, para el efecto de entregar
la cosa a quien corresponda según el contrato, el testa-
mento o la ley”.
6 | Miércoles 17 de agosto de 2022
dimiento inmobiliario será entonces aquel
negocio jurídico de derecho público o pri-
vado que tenga por objeto un inmueble y
como causa-fin la materialización de un
proyecto constructivo y en el que conflu-
yan ciertos intereses privativos de las par-
tes y otros comunes a todas ellas (16).
Un fideicomiso inmobiliario es, entonces,
un negocio, una manera de ganar dinero
o de brindar algún tipo de beneficio a al-
guien, aunque el promotor del emprendi-
miento no se enriquezca. Pero, en la mayor
cantidad de las veces, el fideicomiso inmo-
biliario será una manera de invertir riqueza
para generar más riquezas. Este negocio irá
tomando forma en la medida que la idea
se vaya amoldando a las expectativas, ne-
cesidades y posibilidades de realización,
y estará conformado por un paquete de
acuerdos que tendrán como base el contra-
to de fideicomiso inmobiliario que le dará
sustento, forma y se orientará a un fin co-
mún. Se formará así una verdadera empre-
sa producto de la unión de diversos contra-
tos derivados de un contrato “madre”, cuya
gestión se encomendará en buena medida
al fiduciario. Se dará forma a un negocio
complejo pero manifiestamente práctico y
útil para los constituyentes del proyecto de
acuerdo con sus expectativas particulares
y deseos de realización económica en co-
mún (17).
Con tal premisa, en un contrato de fidei-
comiso inmobiliario una persona se obliga
a transmitir la propiedad fiduciaria a otra
persona llamada fiduciario, siendo la fun-
ción de este la de administrar tales bienes
para que se cumpla en debido tiempo y
forma el emprendimiento inmobiliario en
beneficio de ciertas personas, ya sea a fa-
vor de quienes reciben los beneficios del
fideicomiso o a favor de quienes sean los
destinatarios finales de los bienes fideico-
mitidos, esto es, de los beneficiarios o fi-
deicomisarios. Es por ello que el fiduciario
debe actuar con la prudencia y diligencia
del buen hombre de negocios por la con-
fianza depositada en él, de lo contrario, ca-
bría responsabilidad civil por el incumpli-
(16) BILVAO ARANDA, Facundo M., “Sobre empren-
dimientos inmobiliarios, uniones transitorias de em-
presas y frustración del contrato por voluntad de las
partes (cuando las formas del negocio son impotentes
frente a la decisión de los propios interesados)”, TR LA-
LEY AP/DOC/2881/2012.
(17) BILVAO ARANDA, Facundo Martín, “El contrato
de fideicomiso inmobiliario en la Argentina”, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 2012, 1ª ed., p. 219. En esta obra,
dedicada específicamente al análisis pormenorizado
del contrato de fideicomiso inmobiliario, el Cap. VI en-
fatiza el análisis de lo que hemos denominado la “red
contractual necesaria en las distintas etapas del pro-
yecto” (ps. 219 a 250).
(18) El fideicomiso, en esencia, no es más que un
mero vehículo de un negocio subyacente, pues lo que
tipifica la relación es el negocio que subyace al fidei-
comiso y que caracteriza la finalidad establecida en el
contrato (Conf. CCiv., Com., Minas, de Paz y Trib. Men-
doza, Sala IV, “Beral Lidia Angélica c/ Sociedad Mu-
tual del Colegio Farmacéutico de Mendoza s/ escritu-
ración”, 31/07/2013, TR LALEY AR/JUR/39689/2013).
Por ello, en una mayoría de supuestos de fideicomisos
de construcción en la que terceros aportan una suma
de dinero con la expectativa de la adjudicación de una
unidad “habitacional” la relación será claramente de
consumo (Conf. MOLINA SANDOVAL, Carlos, “La Pro-
tección Jurídica del Adquirente de Unidades Funcio-
nales y El Fideicomiso Inmobiliario”, LA LEY, 2007-E,
1288).
(19) Cfr. Art. 5º. La Provincia de Quebec tampoco
exige profesionalidad en el fiduciario. En Costa Rica
también podrá ser fiduciario cualquier persona física o
jurídica al igual que en Uruguay, pero en el país orien-
tal las entidades de intermediación financiera y los fi-
duciarios profesionales solo podrán actuar como fidu-
ciarios en forma habitual y profesional (cfr. art. 11), pero
solamente podrán ser fiduciarios en un fideicomiso fi-
nanciero las entidades de intermediación financiera o
las sociedades administradoras de fondos de inversión
miento del mandato. Es claro entonces que
todo fideicomiso en su esencia importa un
negocio de confianza (fidei) en el fiduciario
para que cumpla con el encargo estableci-
do (fines del fideicomiso) (18).
III. Responsabilidad del fiduciario
Durante la vigencia de la ley 24.441, ley
aplicable al caso analizado, en Argentina
el fiduciario podía ser cualquier persona
física o jurídica, pero solo podían ofrecerse
al público para actuar como fiduciarios las
entidades financieras autorizadas a funcio-
nar como tales, sujetas a las disposiciones
de la ley respectiva, y las personas jurídicas
que autorice la Comisión Nacional de Va-
lores (19).
El artículo 6º de la ley 24.441 consagraba
el estándar de la prudencia y diligencia del
buen hombre de negocios que actúa sobre
la base de la confianza depositada en él
para fijar las condiciones en las que el fi-
duciario debe desempañar sus obligacio-
nes (20). Además, en la Argentina jamás se
podría dispensar el contrato al fiduciario
de la obligación de rendir cuentas (21), la
que podrá ser solicitada por el beneficiario
conforme las previsiones contractuales o
de la culpa o dolo en que pudieren incu-
rrir él o sus dependientes. Tampoco podía
dispensarse al fiduciario de la prohibición
de adquirir para sí los bienes fideicomiti-
dos (22).
Además, la ley argentina consagraba una
presunción de onerosidad en sus funcio-
nes (23) y preveía que, salvo pacto en con-
trario tendrá derecho al reembolso de los
gastos (24). Por otra parte, bajo el paraguas
de la ley 24.441, los bienes del fiduciario no
respondían por las obligaciones contraídas
en la ejecución del fideicomiso, las que, y
como regla general, solo serán satisfechas
con los bienes fideicomitidos (25)
En relación con los bienes fideicomiti-
dos, estos constituyen una propiedad fidu-
ciaria que, en general, se regía por lo dis-
puesto en el Código Civil y, en particular,
(cfr. art. 26). En sentido contrario, en el Ecuador pue-
den ser fiduciarios las sociedades administradoras de
fondos y fideicomisos. En Francia, Japón, Liechtenstein
y en Bolivia (art. 1409 Cód. Comercio) deben ser ban-
cos. En Paraguay también los bancos, pero también
empresas financieras y empresas fiduciarias autori-
zadas por el Banco Central del Paraguay. En México
las instituciones de créditos, seguros, fianas, casas de
bolsa y unidades de crédito (cfr. art. 395), y en Panamá
solo podrán asumir tal función las instituciones fiducia-
rias. En Colombia, solo establecimientos de crédito y
sociedades fiduciarias especialmente autorizadas. En
Venezuela, las instituciones bancarias y empresas de
seguros (art. 12 Ley Financiera).
(20) La misma fórmula adopta la legislación uru-
guaya. En Venezuela se exige la prudencia de un
hombre diligente (art. 15 Ley Financiera). En cam-
bio otros países como Panamá y Costa Rica exigen
el desempeño de la función como un buen padre de
familia (este estándar también es mencionado en el
art. 58 de la Ley General de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras de Venezuela).
(21) En Argentina, en todos los casos los fiduciarios de-
berán rendir cuentas a los beneficiarios con una periodi-
cidad no mayor a un (1) año. El art. 18 de la ley uruguaya
lo prevé de la misma forma. También Panamá (art. 18),
Venezuela (art. 14 Ley Financiera) y Costa Rica (art. 644
ap. c), país que posee un régimen informativo muy estric-
to. En Colombia el fiduciario deberá rendir cuentas cada
6 meses (art. 1234 Cód. Comercio). Cada 6 meses tam-
bién en Bolivia, además de tener tal obligación al con-
cluir el negocio (art. 1414 Cód. Comercio). En Paraguay, al
finalizar el negocio fiduciario (art. 17), aunque está obli-
gado a remitir al fideicomitente y al beneficiario informes
de los resultados de la gestión cada 3 meses.
(22) Cfr. Art. 7º. En Argentina se discute si el fiducia-
rio puede asumir, simultáneamente, el rol de benefi-
ciario. Uruguay y México lo admiten pero solo para el
fideicomiso de garantía. Francia lo admite expresa-
mente (art. 2016 del Cód. Civil). Japón, en cambio, no.
por las previsiones de la ley cuando se trate
de cosas, o las que correspondieren a la na-
turaleza de los bienes cuando estos no sean
cosas (26). Cuando se trataba de bienes re-
gistrables, los registros correspondientes
deberán tomar razón de la transferencia
fiduciaria de la propiedad a nombre del fi-
duciario (27). Estos bienes fideicomitidos
constituían ya un patrimonio separado del
patrimonio del fiduciario y del fiducian-
te (28), y quedarán exentos de la acción
singular o colectiva de los acreedores del
fiduciario y del fiduciante, quedando a
salvo la acción de fraude. En cuanto a los
acreedores del beneficiario, podrán estos
ejercer sus derechos sobre los frutos de los
bienes fideicomitidos y subrogarse en sus
derechos, pero no sobre los bienes en sí
mismos (29).
Salvo estipulación expresa en contrario
en el contrato de fideicomiso, el fiduciario
podía disponer o gravar los bienes fideico-
mitidos cuando así lo requieran los fines
del fideicomiso, sin que para ello sea ne-
cesario el consentimiento del fiduciante
o del beneficiario (30); y se hallaba legiti-
mado para ejercer todas las acciones que
correspondan para la defensa de los bienes
fideicomitidos, tanto contra terceros como
contra el beneficiario (31).
En resumidas cuentas, el fiduciario es el
profesional experimentado que tiene a su
mando el control de la gestión del negocio
y a cuyo cargo estará la obligación de que
el emprendimiento concluya en los térmi-
nos esperados. El fiduciario, parte otorgan-
te del contrato de fideicomiso, es la figura
central del instituto, la persona que tiene a
su cargo el gobierno del patrimonio fidei-
comitido, a cuyo efecto goza de las faculta-
des necesarias para el cumplimiento de la
finalidad prevista dentro de lo que dispon-
gan la ley y las cláusulas del contrato (32).
Es el que adquiere los bienes y se com-
promete a cumplir con el encargo, así
como a darle el destino que determine el
fiduciante en el contrato o en el testamen-
to. Debe administrar, enajenar o realizar
En Costa Rica tampoco: si la calidad de fiduciario coin-
cide con la de beneficiario, el fiduciario no podrá perci-
bir los beneficios mientras la coincidencia persista. En
Quebec el constituyente puede dotar al fiduciario de tal
calidad siempre que actúe junto a otra persona que no
sea el fiduciante. Colombia lo prohíbe y su legislación
señala que será ineficaz toda estipulación que dispon-
ga que el fiduciario adquirirá definitivamente por causa
del negocio fiduciario el dominio de los bienes fideico-
mitidos. En Venezuela (art. 23 Ley Financiera) y en Bo-
livia (art. 1424 Cód. Comercio) también está prohibido.
La ley paraguaya es más estricta y dispone que los ne-
gocios fiduciarios que lo prevean serán nulos (cfr. art. 8
y art. 19 2º párr.). En Brasil (cfr. art. 1.365 C.C.) es nula
la cláusula que autorice al propietario fiduciario a que-
darse con la cosa entregada en garantía si la deuda no
fuera pagada a su vencimiento.
(23) Si esta no hubiese sido fijada en el contrato, la
fijará el juez teniendo en consideración la índole de la
encomienda y la importancia de los deberes a cumplir.
(24) Cfr. Art. 8º, al igual que en la República Oriental
del Uruguay en donde también se presume oneroso. En
Costa Rica y en Bolivia el fideicomiso siempre será one-
roso. También en Colombia y Venezuela. En Paraguay
será oneroso salvo pacto en contrario en el contrato
constitutivo.
(25) Cfr. Art. 16.
(26) Cfr. art. 11. El artículo siguiente dispone que el
carácter fiduciario del dominio tendrá efecto frente a
terceros desde el momento en que se cumplan las for-
malidades exigibles de acuerdo a la naturaleza de los
bienes respectivos.
(27) Cfr. Art. 13. Cuando así resulte del contrato, el
fiduciario adquirirá la propiedad fiduciaria de otros bie-
nes que adquiera con los frutos de los bienes fideico-
mitidos o con el producto de actos de disposición sobre
los mismos, dejándose constancia de ello en el acto de
adquisición y en los registros pertinentes.
(28) Cfr. Art. 14. Dice la ley que la responsabilidad
objetiva del fiduciario emergente del art. 1113 del Códi-
los actos pertinentes respecto de los bienes
fideicomitidos para la consecución de la fi-
nalidad señalada en el acto constitutivo. En
otras palabras, debe cumplir con el man-
dato otorgado, en beneficio de la persona o
personas indicadas en el contrato.
Es quien adquiere la propiedad fiducia-
ria y asume la obligación de darle el des-
tino previsto en el contrato. En el inc. e)
del art. 4º la ley 24.441 la ley preveía que
el contrato debía contener los derechos
y obligaciones del fiduciario. Al actuar en
virtud de la confianza depositada en él,
no podía delegar sus responsabilidades
como tales ni las obligaciones elementales
del encargo (33), sin perjuicio de lo cual el
contrato podrá preverse la delegación de
ciertas funciones operativas, pero bajo su
responsabilidad.
Podía preverse en el contrato las faculta-
des y límites para la administración y dis-
posición de los bienes fideicomitidos: si el
contrato nada dice, en cada caso el fiducia-
rio deberá obrar con el criterio y la diligen-
cia del buen hombre de negocios a efectos
de alcanzar los fines del fideicomiso inmo-
biliario (34).
El fiduciario tenía también el derecho y
podía asumir la obligación de contratar a
los profesionales que se requieran en cada
etapa del proyecto, esto es: arquitectos,
diseñadores, agrimensores, desarrollis-
tas, comercializadores, asesores legales e
impositivos, empleados administrativos
y operativos, constructores, proveedo-
res, prestadores de servicios y locadores
de obra. Es verdad que a muchos de estos
contratos también podría contratarlos el
propio fiduciante, pero si esto ocurre, este
deberá ceder al fiduciario todos los dere-
chos, obligaciones y acciones que haya ad-
quirido y contraído en aquellos, en calidad
de bienes fideicomitidos.
En tal contexto, el fiduciario debía cum-
plir sus obligaciones (de fuente legal o con-
tractual) con la prudencia (35) y diligencia
del buen hombre de negocios (36), que actúa
go Civil se limita al valor de la cosa fideicomitida cuyo
riesgo o vicio fuese causa del daño si el fiduciario no
pudo razonablemente haberse asegurado.
(29) Cfr. Art. 15.
(30) Cfr. Art. 17. La ley costarricense prevé la regla
inversa.
(31) Cfr. Art. 18. El artículo dispone que el juez podrá
autorizar al fiduciante o al beneficiario a ejercer accio-
nes en sustitución del fiduciario, cuando este no lo hi-
ciere sin motivo suficiente.
(32) GIRALDI, Pedro Mario, “Fideicomiso
(Ley 24.441)”, Ed. Depalma, 1998, ps. 68 y 69.
(33) Recordemos que es un contrato intuitu perso-
nae.
(34) Estimamos de buena técnica contractual prever
en los instrumentos constitutivos del negocio la posibi-
lidad de que el fiduciario consulte al fiduciante sobre la
conveniencia u oportunidad de ciertos actos extraordi-
narios de administración o de disposición, o inclusive,
en casos extremos y delimitados contractualmente de
manera precisa, prever la posibilidad de sujetar la deci-
sión a la autoridad judicial.
(35) Si bien la ley 24.441 toma como parámetro el
standard nacido del art. 59 de la ley 19.550 de socieda-
des comerciales, opta por exigirle “prudencia” al fidu-
ciario en reemplazo de la “lealtad” empleada en aquel
cuerpo legal.
(36) Es decir la que pondría cualquier comerciante
normal en sus propios negocios. La violación de este
“prototipo” los hará responsable de los daños y per-
juicios ocasionados (Cfr. VILLEGAS, Carlos Gilberto,
“Derecho de las sociedades comerciales”, Abeledo
Perrot, 9ª ed. ampliada y actualizada p. 169). Es decir
que la culpa del fiduciario en el cumplimiento de la fi-
ducia consistirá en la omisión de aquellas diligencias
que exige la naturaleza de su obligación, y que se co-
rresponden a las circunstancias de las personas, del
tiempo y del lugar (art. 512, Cód. Civil), ya que cuando
mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor será la obligación

sobre la base de la confianza depositada en
él (37); debía ejercer su función de manera
leal al fiduciante y a los fines perseguidos
por el fideicomiso (38); estando obligado a
responder por la culpa o dolo en que pu-
dieren incurrir él o sus dependientes (39).
En este contexto, se ha sostenido que la
seguridad del contrato de fideicomiso para
los beneficiarios depende de la seguridad
del negocio subyacente, de la confiabilidad
que le inspire el fiduciario en su capacidad
de gestión, y principalmente de la regula-
ción específica en el contrato de las facul-
tades y deberes del fiduciario en función
del objeto, como así también de las formas
de control del fiduciante y los beneficia-
rios sobre la gestión del fiduciario, y de los
mecanismos de solución de contingencias
que puedan suscitarse durante la vigencia
del contrato; de ahí la importancia de una
clara determinación del objeto del contra-
to (40).
En cuanto a su responsabilidad, el están-
dar de actuación a la cual debe someterse
todo fiduciario está regulado por los anti-
guos artículos 6º de la ley 24.441 y 902 del
Código Civil de Vélez Sarsfield (aplicables
al caso analizado), devenidos en los fla-
mantes artículos 1674 (41) y 1725 (42) del
nuevo Código Civil y Comercial; es decir
que deberá cumplir sus obligaciones (de
fuente legal o contractual) con la pruden-
cia (43) y diligencia del buen hombre de
negocios (44), que actúa sobre la base de
la confianza depositada en él (45); y deberá
ejercer su función de manera leal al fidu-
ciante y a los fines perseguidos por el fidei-
comiso (46).
Por ello es que la culpa del fiduciario en
el cumplimiento de la fiducia consistirá en
la omisión de aquellas diligencias que exi-
que resulte de las consecuencias posibles de los he-
chos (art. 902, Cód. Civil), por lo que para la estima-
ción del grado de responsabilidad de su actuación se
tomará en cuenta la condición especial o la facultad
intelectual del fiduciario por tratarse de un contrato
que supone una confianza especial entre las partes
(Cfr. art. 909, Cód. Civil).
(37) Art. 6º ley 24.441. La ley, en su art. 18, dispone
que el fiduciario se halla “legitimado” para ejercer to-
das las acciones que correspondan para la defensa de
los bienes fideicomitidos, tanto contra terceros como
contra el beneficiario. Entendemos que, más que una
legitimación se trata de una obligación a su cargo de la
cual solo puede apartarse cuando tuviere un motivo su-
ficiente para no hacerlo; de lo contrario, el fiduciante y
el fiduciario podrán ejercer las acciones pertinentes en
sustitución de este, vía acción subrogatoria.
(38) La violación al deber de lealtad se configura
cuando el fiduciario se aprovecha de los conocimientos
e informaciones de su función para procurar beneficios
directos o indirectos para sí o para otros, en desmedro
del fideicomiso (Cfr. KIPER, Claudio M. - LISOPRAWS-
KI, Silvio V, “Tratado de fideicomiso”, Lexis Nexis De-
palma, 2ª ed. actualizada, p. 307).
(39) Cfr. Art. 7º Ley 24.441.
(40) Conf. MOLINA SANDOVAL, Carlos, en “La Pro-
tección jurídica del adquirente de unidades funcionales
y el fideicomiso inmobiliario”, LA LEY, 2007-E, 1288.
(41) La misma fórmula adopta la legislación urugua-
ya. En Venezuela se exige la prudencia de un hombre
diligente (art. 15 Ley Financiera). En cambio otros paí-
ses como Panamá y Costa Rica exigen el desempeño
de la función como un buen padre de familia (este es-
tándar también es mencionado en el art. 58 de la Ley
General de Bancos y otras Instituciones Financieras de
Venezuela).
(42) Art. 1725 Cód. Civ. y Com.: Valoración de la con-
ducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con pruden-
cia y pleno conocimiento de las cosas, mayor es la dili-
gencia exigible al agente y la valoración de la previsibi-
lidad de las consecuencias. Cuando existe una confian-
za especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del
acto y las condiciones particulares de las partes. Para
valorar la conducta no se toma en cuenta la condición
especial, o la facultad intelectual de una persona de-
terminada, a no ser en los contratos que suponen una
confianza especial entre las partes. En estos casos, se
ge la naturaleza de su obligación, y que se
corresponden a las circunstancias de las
personas, del tiempo y del lugar, estando
comprendidas la imprudencia, la negli-
gencia y la impericia en su profesión (47);
por lo que para la estimación del grado de
responsabilidad de su actuación se debe
tomar en cuenta la condición especial y la
facultad intelectual del fiduciario, por tra-
tarse de un contrato que supone una con-
fianza especial entre las partes, de acuerdo
con la naturaleza del acto y las condiciones
particulares de las partes, atendiéndose la
especial cualidad del agente (48).
Estas normas generales son las que im-
ponen al fiduciario el estándar de su ac-
tuación y la valoración de sus funciones,
ya sea en el ámbito contractual y judicial,
las cuales deberán ser analizadas bajo los
parámetros impuestos por estos principios.
Más allá de la regla general antes men-
cionada, se ha dicho que si en un proceso
judicial es parte integrante del objeto de la
litis el juzgamiento de la responsabilidad
personal del fiduciario, sí estaría en juego
su patrimonio personal (49). En este orden
de ideas, el punto crucial a analizar para
expedirse sobre si la responsabilidad ge-
nerada por la imposición de costas contra
el fiduciario (como representante de un fi-
deicomiso inmobiliario), al haber sido ven-
cido ante la tramitación de una acción de
escrituración, debería ser honrada con su
patrimonio personal, como una excepción
al principio general por el cual las obliga-
ciones contraídas en la ejecución de un
fideicomiso serán satisfechas únicamen-
te con los bienes fideicomitidos (art. 1687
primera parte del Cód. Civ. y Com.), sería
el de determinar si habría obrado con dolo
o culpa, en su actuación como tal, con mo-
tivo de la sustanciación de los hechos que
estima el grado de responsabilidad, por la condición
especial del agente.
(43) Si bien la ley 24.441 y el Código Civil y Comer-
cial tomaron como parámetro el standard nacido del
Art. 59 de la Ley General de Sociedades 19.550 t.o.
1984, optan por exigirle “prudencia” al fiduciario en
reemplazo de la “lealtad” empleada en aquel cuerpo
legal.
(44) Es decir la que pondría cualquier comerciante
normal en sus propios negocios. La violación de este
“prototipo” los hará responsable de los daños y perjui-
cios ocasionados (Cfr. VILLEGAS, Carlos Gilberto, “De-
recho de las sociedades comerciales, 9ª edición am-
pliada y actualizada”, Ed. AbeledoPerrot, p. 169).
(45) La ley 24.441, en su artículo 18, disponía que
el fiduciario se hallaba “legitimado” para ejercer to-
das las acciones que correspondan para la defensa de
los bienes fideicomitidos, tanto contra terceros como
contra el beneficiario. El nuevo art. 1689 del Cód. Civ.
y Com. señala que el fiduciario está legitimado para
ejercer todas las acciones que correspondan para la
defensa de los bienes fideicomitidos, contra terceros,
el fiduciante, el beneficiario o el fideicomisario. Enten-
demos que, más que una legitimación se trata de una
obligación a su cargo de la cual solo puede apartarse
cuando tuviere un motivo suficiente para no hacerlo; de
lo contrario, el fiduciante y el fiduciario podrán ejercer
las acciones pertinentes en sustitución de este, vía ac-
ción subrogatoria.
(46) La violación al deber de lealtad se configura
cuando el fiduciario se aprovecha de los conocimientos
e informaciones de su función para procurar beneficios
directos o indirectos para sí o para otros, en desmedro
del fideicomiso (Cfr. KIPER, Claudio M. - LISOPRAWS-
KI, Silvio V, ob. cit., p. 307).
(47) Conf. Art. 512 del Código Civil de Vélez Sarsfield
y Art. 1724 del Código Civil y Comercial.
(48) Conf. Art. 909 del Cód. Civil y art. 1725 Cód. Civ.
y Com.
(49) Cfr. PAPA, Rodolfo G., “Validez del fideicomiso
inmobiliario “al costo”, LA LEY 18/03/2019, 4, TR LA-
LEY AR/DOC/526/2019.
(50) PAPA, Rodolfo G., “La ejecución de un boleto
ante un fideicomiso inmobiliario”, RCCyC 2017 (abril),
161, TR LALEY AR/DOC/3938/2016.
(51) Conf. CNCiv., sala H, “Baredes, Guido Matias c/
Torres De Libertador 8.000 S.A y otros s/Daños y Per-
originaron dicha obligación contra el patri-
monio fideicomitido (50).
Las obligaciones a su cargo surgen del
contrato de fideicomiso y el legislador pri-
vilegió el concepto de la buena fe como
esencia de la función. Si bien actúa en
nombre propio y por cuenta propia, lo hace
en beneficio de otras personas: los benefi-
ciarios (51). En otro trabajo (52) he defini-
do y clasificado las distintas obligaciones
a cargo del fiduciario (53), concluyendo
que su responsabilidad podrá ser de na-
turaleza contractual (o fiduciaria) (54) o
extracontractual (o extrafiduciaria) (55);
subjetiva u objetiva (56). El Código Civil y
Comercial recepta iguales principios ge-
nerales que la legislación anterior (vigen-
te y aplicable en el caso analizado). De tal
manera, el art. 1732 establece que el deu-
dor de una obligación queda eximido del
cumplimiento; y no es responsable, solo
si la obligación se ha extinguido por impo-
sibilidad de cumplimiento objetiva y ab-
soluta no imputable al obligado. Además,
la norma dispone que la existencia de esa
imposibilidad debe apreciarse teniendo
en cuenta las exigencias de la buena fe y
la prohibición del ejercicio abusivo de los
derechos. A renglón seguido, el art. 1733
dispone que aunque ocurra el caso fortui-
to o la imposibilidad de cumplimiento, el
deudor es igualmente responsable si ha
asumido el cumplimiento aunque ocurra
un caso fortuito o una imposibilidad, si de
una disposición legal resulta que no se li-
bera por caso fortuito o por imposibilidad
de cumplimiento, si está en mora (57), si el
caso fortuito o la imposibilidad de cumpli-
miento sobrevienen por su culpa, si el caso
fortuito y, en su caso, la imposibilidad de
cumplimiento que de él resulta constitu-
yen una contingencia propia del riesgo de
la cosa o la actividad y, por último, si está
juicios”, Oct./2006, TR LALEY AR/JUR/16231/2006.
(52) BILVAO ARANDA, Facundo M., “Fideicomisos y
consumidores inmobiliarios. Sobre las fuentes de res-
ponsabilidad fiduciaria”, ob. cit., p. 857 y ss.
(53) El fiduciario tiene a su cargo una serie de obli-
gaciones tendientes al mejor desarrollo de su cometi-
do, cuyo incumplimiento o incumplimiento defectuo-
so puede acarrearle una serie de consecuencias como
la de ser removido judicialmente (conf. art. 9! de la
ley 24.441) o la de responder por los daños y perjuicios
ocasionados (Cfr. CNCiv., sala C, “Banco hipotecario
S.A. c. Caffaro, Daniel Luis y otro”, 29/08/2008, LA LEY
24/02/2009, 5, TR LALEY AR/JUR/14666/2008).
(54) Las obligaciones contractuales serán aquellas
que las propias partes hayan pactado en el instrumen-
to constitutivo del fideicomiso o en un instrumento
posterior y complementario de este.
(55) La responsabilidad será extracontractual cuando
la responsabilidad nazca de un acto que nada tenga que
ver con las obligaciones contractuales del fiduciario pero
que es susceptible de violar el deber genérico de no da-
ñar a otro (Conf. ZAVALA de GONZÁLEZ, Matilde, “Re-
sarcimiento de daños, Vol. 4, Presupuestos y funciones
del Derecho de Daños”, Hammurabi, Buenos Aires, 1999,
p. 91); por ejemplo, por la actuación del fiduciario fuera
del encargo fiduciario, es decir, en actos extrañamente
ajenos al objeto del fideicomiso (cfr. BILVAO ARANDA,
Facundo M., “Fideicomisos y...”, ob. cit., p. 873).
(56) URRETZ ZAVALÍA, Pedro, “Responsabilidad
civil del fiduciario”, Rubinzal Culzoni Editores, Buenos
Aires, 2002, ps. 54 y 81, habla también de responsabili-
dad interna del fiduciario en aquellos supuestos en que
el fiduciario deba responder por los daños provocados
a los restantes sujetos involucrados en el negocio de
fideicomiso, y de responsabilidad externa en aquellos
supuestos en que el fiduciario deba responder por los
daños ocasionados a terceros como consecuencia del
incumplimiento de las obligaciones asumidas con mo-
tivo del fideicomiso, así como de actos ilícitos come-
tidos en ocasión del cumplimiento de su gestión. En
suma, las distintas clasificaciones resultan prácticas a
los fines metodológicos y para un mejor estudio, aun-
que el lector advertirá que muchos supuestos resultan
atrapados por distintas clasificaciones a la misma vez.
(57) A no ser que esta sea indiferente para la produc-
ción del caso fortuito o de la imposibilidad de cumpli-
miento.
Miércoles 17 de agosto de 2022 | 7
obligado a restituir como consecuencia de
un hecho ilícito.
Dicho esto, destacaremos aquí que, como
adelantamos y según es uniformemente
aceptado, en el régimen legal argentino en
principio el fiduciario no asume responsa-
bilidad patrimonial propia (58). Sin perjui-
cio de ello, al tratarse de un supuesto en el
que terceros demandan al fiduciario por
los vicios de la cosa fideicomitida en su ca-
rácter de dueño o guardián, por aplicación
de lo dispuesto en el art. 1113 del Código
Civil (59), debe responder. La responsabili-
dad del fiduciario es de naturaleza objeti-
va, pues este responde hasta cuando haya
actuado sin culpa y solo se libera si acredita
una causa ajena: culpa de la víctima, caso
fortuito o culpa de un tercero por quien no
deba responder. Con tal extensión, si al fi-
duciario se le ha transferido la titularidad
temporal, pero completa de las cosas y bie-
nes, no se lo podrá exonerar del principio
general de la responsabilidad objetiva.
Repito: cuando al fiduciario se le atribuye
la responsabilidad por riesgo o vicio, debe
responder íntegramente por la consecuen-
cia de sus actos sin pretender trasladarlas
sobre otros (60). Es que, en todo contrato
que tiene por objeto la transmisión de la
cosa en propiedad el enajenante debe ase-
gurar al adquirente no solo la posesión pa-
cífica del objeto vendido, sino también su
disfrute útil; naciendo de allí, precisamen-
te, la garantía del primero por los vicios
redhibitorios, pues —de sostenerse lo con-
trario— el comprador tendría en su poder
una cosa a la que no podría darle ningún
uso o destino (61).
De todas maneras, la responsabilidad
del fiduciario por vicios constructivos no
es novedosa para la justicia argentina,
(58) CS, con votos de Ricardo Luis Lorenzetti; Elena
I. Highton de Nolasco; Carlos S. Fayt; Juan Carlos Ma-
queda; E. Raúl Zaffaroni, in re “Comafi Fiduciario Finan-
ciero SA v. Muravchik, Abraham J.”. También es así en
Colombia, país en donde la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia ha resuelto que, por regla ge-
neral, el fiduciario, frente a terceros, no compromete su
propio patrimonio, salvo excepciones, V. gr.: cuando se
ha excedido en el ejercicio de sus funciones, o cuando
ha aparecido ante dichos terceros como real propieta-
rio de esos bienes, pero ocultando que lo es solamen-
te a título instrumental, o si se quiere, apenas formal;
pues si el fiduciario no exterioriza ante terceros esta úl-
tima calidad, quiere significar con ello que asume como
suyo el negocio y, subsecuentemente, que compromete
frente a ellos su propio patrimonio, ya que es claro que
al obrar de ese modo ofrece como garantía su solven-
cia económica (Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, Casación No. 0293, sentencia del 31 de
mayo de 2006, citado en: BILVAO ARANDA, Facundo
M., “El contrato de fideicomiso inmobiliario en la Ar-
gentina”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2012, p. 445).
En igual sentido, la Corte colombiana ya tenía resuel-
to que el fiduciario podrá ser demandado directamente
por situaciones en que se le sindique de haber incurrido
en extralimitación por culpa o por dolo en detrimento
de los bienes fideicomitidos que se le han confiado (Cfr.
sent. del 3 de agosto de 2005, exp. 1909).
(59) Art. 1113: La obligación del que ha causado un
daño se extiende a los daños que causaren los que es-
tán bajo su dependencia, o por las cosas de que se sir-
ve, o que tiene a su cuidado. En los supuestos de da-
ños causados con las cosas, el dueño o guardián, para
eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de
su parte no hubo culpa; pero si el daño hubiere sido
causado por el riesgo o vicio de la cosa, solo se eximi-
rá total o parcialmente de responsabilidad acreditan-
do la culpa de la víctima o de un tercero por quien no
debe responder. Si la cosa hubiese sido usada contra la
voluntad expresa o presunta del dueño o guardián, no
será responsable.
(60) Arg. arts. 1072, 1109 y conc. Cód. Civil
(61) Conf. CNCiv., sala B, “A., C. M. y otro c. A+P
Emprendimientos S.A. s/cumplimiento de contrato”,
19/08/2021, TR LALEY AR/JUR/123616/2021, t. 293.
También: CNCiv., sala F, 31/03/1980, ED: 91479, entre
otros.
8 | Miércoles 17 de agosto de 2022
existiendo números precedentes juris-
prudenciales concordantes al fallo anota-
do (62).
Como vemos, los antecedentes juris-
prudenciales ya no son pocos y son cierta-
mente concordantes en el sentido de con-
siderar los casos como el aquí analizado,
no solo a la luz de las disposiciones de la
ley 24.441, sino echando manos al régimen
de responsabilidad general del Código Ci-
vil y a legislaciones especiales que tutelan
los intereses de las distintas partes del ne-
gocio subyacente al fideicomiso.
La pregunta, entonces, será: ¿es razona-
ble que ello sea así? Como ya habrá podi-
do inferir el lector de lo dicho en párrafos
anteriores, creemos firmemente que la res-
puesta afirmativa se impone. Esto, porque
el fideicomiso, como contrato y como ne-
gocio del cual participan preferentemente
el fiduciante, el fiduciario y los beneficia-
rios, pero en el que pueden verse involu-
crados terceros de buena fe que contraten
con tales sujetos, no puede ser analizado e
interpretado herméticamente, como si for-
mara parte de un universo jurídico paralelo
y ajeno al resto del régimen legal argentino.
De ninguna manera esto sería aceptable.
Tanto el articulado de la ley 24.441 y las
actuales normas contenidas en el Código
Civil y Comercial que regulan el contrato
de fideicomiso (63), como cada cláusula
contractual y sus efectos, deberá ser ana-
lizado e interpretado en armonía con el
régimen general de responsabilidad del
Código de fondo y con las diversas normas
reguladoras de las relaciones jurídicas con
cada uno de los sujetos que se vinculen al
negocio, ya sea que se trate del Estado, los
trabajadores, los usuarios o consumidores
de los bienes o servicios ofrecidos por el
negocio fiduciario, contratistas, subcon-
tratistas, profesionales, etc. Ello deberá ser
así, aunque tal grado de análisis acrecien-
te considerablemente las obligaciones y el
grado de responsabilidad del titular del do-
minio fiduciario.
IV. De la extensión de responsabilidad al
consorcio de propietarios
En términos generales, el reglamento de
copropiedad y administración ha sido cali-
ficado como un contrato, por encuadrar en
la noción que de este predicaba el art. 1137
del Código Civil de Vélez Sarsfield, tal como
lo pone en evidencia el término “acordar”
empleado en el art. 9º de la ley 13512, para
reforzar esta idea. Por consiguiente, se ha
entendido que la responsabilidad emer-
gente de los eventuales perjuicios que los
bienes de cualquier naturaleza pudieran
ocasionar en ese ámbito, como regla, es de
naturaleza contractual (64).
(62) Cfr. CNCiv., sala G, “Ortiz Pablo Darío c/
T.G . R . H i p ot e c a r i a S A . s / d a ñ o s y p e r j u i c i o s ”,
09/08/2006, LA LEY 25/10/2006, 10, TR LALEY AR/
JUR/5243/2006. En este precedente, al sentenciar,
la Cámara hizo lugar al resarcimiento por daño mo-
ral, ponderando la conducta del banco demandado y
con el fin de desalentar conductas que discurren por
carriles contrarios al interés general (confr. “Giner.
c/ Cid. s/ daños”, 18/07/2006, voto del Dr. Bellucci
y sus citas). También: CNCom. sala A, “Coria, Herme-
negilda del Valle c/Banco Hipotecario SA s/ordina-
rio”, 22/11/2007, TR LALEY 70044262. En el caso, la
entidad bancaria fiduciaria le ofreció a la actora un
inmueble del cual era titular fiduciaria. Luego, la ac-
tora celebró un acuerdo de compraventa con una em-
presa constructora. Dicho acuerdo fue suscripto con
la intervención de la entidad bancaria demandada,
en su calidad de titular fiduciaria del bien objeto de
la compraventa. Los contratantes convinieron que,
tras pagar cierto importe en efectivo, la demandante
cancelaría el saldo que a tal efecto otorgaría el banco
demandado y como ‘antecedente’ mencionado en el
propio contrato de compraventa, el dominio fiducia-
rio del inmueble era ostentado por el banco acciona-
En este orden de ideas, debemos con-
siderar que hay obligaciones previas y es-
pecíficas entre consorcio y consorcistas,
y entre estos entre sí, que, al ser violadas,
dan lugar, entonces, a responsabilidad
contractual, por cuanto la relación jurídica
existente entre el consorcio de propietarios
y los titulares de dominio de las distintas
unidades del inmueble se vertebra en el
reglamento de copropiedad y adminis-
tración, revistiendo naturaleza contrac-
tual (65).
De tal manera, cuando el reclamo tie-
ne lugar entre un consorcista y el con-
sorcio de propietarios, la responsabili-
dad es contractual, pues el reglamento
de copropiedad y administración tiene
tal naturaleza y de él derivan obligacio-
nes para ambas partes (66) . Al respecto,
afirma Higthon que la responsabilidad
del consorcio frente a los copropietarios
por filtraciones y humedades es clara-
mente contractual, pues la relación que
une a las partes se desprende de la nor-
mativa de un reglamento de copropiedad
y administración. Así es obligación del
consorcio de propietarios cumplir con su
obligación de dar o hacer, por ejemplo,
reparar las humedades y las causas de
ellas, poniendo la unidad que correspon-
da en óptimas condiciones de buen uso y
goce cuando el arreglo de las filtraciones
y humedades corre por cuenta del con-
sorcio, lo que compromete su responsa-
bilidad y obliga a resarcir los daños pro-
ducidos conforme a los previsto por los
arts. 512 y 520 del Cód. Civil (67) y 2º, 3º y
8º de la ley 13.512, además de las normas
pertinentes del reglamento de copropie-
dad de cada edificio (68) .
Pues bien, al estarse en estos casos frente
a obligaciones de resultado (la realización
de las reparaciones pertinentes), el consor-
cio no puede demostrar su cumplimiento
probando su falta de culpa, sino que, cons-
tatada la inejecución, la única forma que
tiene para exonerarse pasa por la prueba
de un caso fortuito que cause una imposi-
bilidad objetiva y absoluta de cumplimien-
to, en los términos de los arts. 513 (69),
514 y 888 (70) del Cód. Civil. En su calidad
de deudor, entonces, el consorcio se halla
precisado de probar que el cumplimiento
de tal obligación se había vuelto imposi-
ble (71).
Respecto de este último punto, la doctri-
na ampliamente mayoritaria afirma que la
imposibilidad de cumplimiento, para ex-
tinguir la obligación (art. 888, Cód. Civil)
y, al mismo tiempo, liberar al deudor de
responsabilidad (arts. 513 y 514 del citado
Código), debe reunir los caracteres de ob-
jetiva, absoluta y no imputable al obligado.
En particular, es preciso que se esté ante
do. En sentido concordante: Cámara de Apelaciones
en lo Civil y Comercial de Jujuy, sala I, “Cortez, Clelia
A. y otros c. Banco Hipotecario Nacional S.A. y otros”,
25/06/2007, LLNOA, 2007 (octubre), 935, TR LALEY
AR/JUR/4241/2007; entre muchos otros.
(63) Dividido en 8 Secciones, en el Libro III dedicado
a los Derechos Personales, el Tít. IV del Código Civil y
Comercial vigente a partir del 1º de ago. de 2015 aboca
su regulación a los contratos en particular. Allí, en el
Cap. 30, se regula especialmente el contrato de fidei-
comiso y, a renglón seguido, el Cap. 31 dedica su aten-
ción al dominio fiduciario.
(64) Conf. CNCiv., sala I, “G., E. L. y Otro c. M., S. E.
y Otros s/ daños y perjuicios derivados de la propiedad
horizontal”, 15/09/2021 En igual sentido: Sala, M., “M.
E. c. L., J. s/daños y perjuicios”, 10/08/2021.
(65) CNCiv., sala F, “B., J. y otro c. Cons. de Prop. Mol-
des CABA y otro s/daños y perjuicios”, 08/03/2021, TR
LALEY AR/JUR/1554/2021.
(66) CNCiv., sala A, “R., R. O. c. Consorcio de Propie-
tarios Estados Unidos s/daños y perjuicios derivados de
la propiedad horizontal”, 06/09/2022, del voto del Dr.
Picasso.
(67) Actual art. 1724 Cód. Civ. y Com.
una imposibilidad absoluta (72), lo que sig-
nifica que, como lo señalaba Osti, existe un
impedimento para cumplir que “no puede
ser vencido por las fuerzas humanas” (73).
Con tales presupuestos, si se acredita la
infracción al deber de conducta que pesa
sobre el consorcio y no se demuestra la
imposibilidad de cumplimiento derivada
del caso fortuito, la atribución de respon-
sabilidad de naturaleza contractual impu-
tada al consorcio resultará ajustada a dere-
cho (74).
De tal manera corresponderá la apli-
cación de la responsabilidad contractual
cuando, como en el caso aquí analizado,
se trata de una acción donde se atribuye al
consorcio codemandado actos violatorios
al reglamento de copropiedad imputados
por la demandante.
Los desperfectos o averías en elementos
o partes del edificio de propiedad común
están vinculados a la responsabilidad del
consorcio, dado que el espacio común está
bajo su cuidado y control. Es decir que re-
cae sobre el consorcio la verificación de
las partes comunes, así como de cualquier
obra efectuada aun en las partes privativas
de las unidades funcionales que pudieran
comprometer la seguridad de los demás
ocupantes. En definitiva, el consorcio tiene
esas atribuciones de control y, más aún, un
deber de seguridad que lo compele a ejer-
cerlas (75).
Desde otro ángulo, también es cierto que
consorcio tiene la facultad y el deber de ac-
ceder a las distintas unidades funcionales
para el arreglo de los bienes y de las par-
tes comunes. En consecuencia, la eventual
responsabilidad del propietario de la uni-
dad por su propio obrar o por las omisiones
en las que hubiese incurrido no desplaza
la atribuida al consorcio, tanto por el mal
estado de conservación del espacio común
como por no haber acatado su deber de ve-
lar por la seguridad del edificio y sus ocu-
pantes, al omitir inspeccionar y controlar
las unidades funcionales para evitar y pre-
venir daños (76).
La línea divisoria trazada en que los da-
ños provenientes de bienes comunes son
responsabilidad del consorcio y bienes pri-
vativos son responsabilidad del consorcis-
ta no es absoluta, pues la responsabilidad
de uno y otro puede responder a un distin-
to factor de atribución. Así, si el origen de
las filtraciones en la unidad provenía de un
espacio común, aunque de uso exclusivo
por parte de un consorcista, tal circunstan-
cia genera responsabilidades concurrentes
entre este último y el consorcio, que debe
prontamente intervenir para evitar la cau-
sación del daño y su agravamiento. Si no
(68) Conf. HIGHTON, Elena I., “Propiedad horizontal
y prehorizontalidad”, Hammurabi, Buenos Aires, 2007,
ps. 549/550.
(69) Art. 1733 Cód. Civ. y Com.
(70) Art. 955 Cód. Civ. y Com.
(71) Conf. CNCiv., sala A, L. 574.847, del 10/11/2011,
LA LEY, 2011-F, 568.
(72) BUERES, Alberto J., “El incumplimiento de la
obligación y la responsabilidad del deudor”, Revista
de Derecho Privado y Comunitario, n.º 17 (Responsabi-
lidad contractual), Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 1998,
p. 113; PIZARRO, Ramón D. - VALLESPINOS, Carlos
G., “Obligaciones”, Hammurabi, Buenos Aires, 1999,
t. 3, p. 312; COLMO, Alfredo, “De las obligaciones en
general”, Buenos Aires, 1928, p. 616; BOFFI BOGGE-
RO, Luis M., “Tratado de las obligaciones”, Astrea,
Buenos Aires, 1986, t. 4, p. 567; LLAMBÍAS, Jorge
J., “Tratado de derecho civil. Obligaciones”, Abe-
ledo Perrot, Buenos Aires, 1967, t. III, ps. 286 y 287;
LE TOURNEAU, Philippe - CADIER, Loïc, “Droit de la
responsabilité”, Dalloz, Paris, 1996, p. 262; LARROU-
MET, Christian, “Droit Civil. Les obligations”, Paris,
1996, p. 782; RADOUANT, Jean, “Du cas fortuit et
de la force majeure”, Arthur Rousseau, Paris, 1920,
lo hace, deber ser extendida in solidum la
condena que se disponga al consorcista
defendido (77).
Todo copropietario se encuentra legiti-
mado para efectuar reclamos al consorcio
por violaciones al reglamento de copropie-
dad, constituyendo uno de los supuestos
más habituales la pretensión resarcitoria
por daños ocasionados en la unidad fun-
cional a raíz de la falta de mantenimiento
o arreglo de las cosas comunes. Conforme
este encuadre, el demandante debe acredi-
tar el perjuicio sufrido, el incumplimiento
del ente consorcial y la relación causal en-
tre ese perjuicio y la obligación que incum-
bía al consorcio; y verificándose humeda-
des y filtraciones originadas en superficies
y lugares comunes del edificio, la respon-
sabilidad del consorcio resultará manifies-
ta (78).
Entonces, si se trata de humedades o
filtraciones en edificios sometidos al ré-
gimen de la propiedad horizontal, el con-
sorcio responderá siempre que la causa
adecuada del daño esté en las partes co-
munes, pero no si solo está en las privati-
vas, siendo así que, para determinar quién
debe cargar con el gasto de una repara-
ción, no interesa establecer dónde se ma-
nifestó el daño, sino cómo se originó; pues,
si se originó en un bien común, el pago de-
berá efectuarlo el consorcio y, si se originó
en un bien de propiedad exclusiva, el pago
corresponderá al titular de ese bien. Si
hubo filtraciones, la cuestión específica a
dilucidar entonces consiste en determinar
el origen del caudal de agua que ocasionan
los daños, siendo que, si se encuentra en
una parte o cosa común cuya reparación
se halle a cargo del consorcio, este deberá
responder al reclamo (79). También en su-
puestos de humedades en edificios some-
tidos a propiedad horizontal, en principio,
responde el consorcio siempre que la cau-
sa adecuada al daño provenga de las cosas
comunes (80).
En virtud de que de la prueba producida
en autos se verificó que los daños sufridos
en el inmueble de los actores tuvieron su
origen en gran medida en algunos defectos
de construcción o en una falla de los ma-
teriales utilizados en ella, no caben dudas
de que debe endilgarse responsabilidad
al consorcio demandado por los daños
referidos; pues, como dijimos, cuando se
trata de la realización de las reparaciones
pertinentes, nos encontramos frente a
obligaciones de resultado. Ello así, puesto
que, en principio, la labor exterior de re-
paración tiene que estar a cargo del con-
sorcio (81).
De tal manera, el consorcio de propie-
tarios demandado debe indemnizar al
p. 47; todos citados por el Dr. Picasso en su voto en
autos: CNCiv., sala A, “R., R. O. c. Consorcio de Pro-
pietarios Estados Unidos s/daños y perjuicios deriva-
dos de la propiedad horizontal”, 06/09/2022.
(73) OSTI, Giuseppe, “Revisione critica della teoria
sulla imposibilitá della prestazione”, Rivista di Diritto
Civile, 1918, p. 220; ídem cita anterior.
(74) CNCiv., sala A, “R., R. O. c. Consorcio de Propie-
tarios Estados Unidos s/daños y perjuicios derivados de
la propiedad horizontal”, 06/09/2022.
(75) CNCiv., sala K, “S. M., E. E. y otros c. L., P. I. y otro
s/daños y perjuicios”, 11/03/2022.
(76) Ibídem.
(77) CCiv. y Com. Quilmes, sala II, “F. G. M. U. y
otros c. Consorcio de Calle R. Rojas sin número y otro
s/ daños y perjuicios”, 03/03/2022, TR LALEY AR/
JUR/24602/2022.
(78) Ibídem.
(79) CNCiv., sala C, “O., E. N. c. Cons. de Prop. Tte.
Cnel. José Giribone s/daños y perjuicios derivados de la
prop. horiz.”, 29/11/2021.
(80) CNCiv., sala F, “B., J. y otro c. Cons. de Prop. Mol-
des CABA y otro s/daños y perjuicios”, 08/03/2021.
(81) CNCiv., sala B, 31/08/2009.

propietario de una unidad funcional por
los daños derivados de las filtraciones que
afectaron su inmueble, en tanto y en cuan-
to se demuestre que el daño tuvo su origen
en instalaciones comunes, lo cual compro-
mete la responsabilidad del consorcio (82).
V. De la responsabilidad del constructor y
del director de obra
Respecto a la responsabilidad del direc-
tor de una obra (arquitecto matriculado),
se ha establecido que el director es un loca-
dor de obra intelectual, que debe respon-
der frente a terceros por sus hechos pro-
pios culposos o dolosos en los términos de
los arts. 1109 (83) y 1077 del Cód. Civil (84).
Asimismo, la jurisprudencia mayoritaria
considera que sus obligaciones no solo de-
ben juzgarse por las prescripciones de los
citados artículos, sino que también debe
hacerse teniendo en cuenta lo dispuesto
por el art. 1113 Cód. Civil, que prevé una
responsabilidad de naturaleza objetiva por
los perjuicios que se causa a terceros por el
riesgo o vicio de las cosas utilizadas en la
construcción/demolición (85).
Por eso, cuando una persona invoque ser
víctima de daños que imputa al vicio o ries-
go de la cosa construida bajo la dirección
técnica de un profesional, a ella le basta
demostrar la existencia de ese riesgo o vi-
cio y la relación de causalidad entre uno
u otro con el perjuicio alegado; es decir, el
damnificado debe probar que la cosa jugó
un papel causal, acreditando —cuando
se trata de cosas inertes— la posición o el
comportamiento anormal de aquella o su
vicio, pues en el contexto del 1113, 2do.
párr. última parte del Cód. Civil (86), son
tales circunstancias las que dan origen a la
responsabilidad del dueño o guardián.
De tal manera, acreditados dichos extre-
mos, pesa sobre el director de obra, sobre
el consorcio de propietarios o sobre el fi-
duciario (en el caso anotado), la carga de
acreditar la existencia de una causa aje-
na —tendiente a fracturar el nexo causal—,
ya sea que el hecho se debió a la culpa del
damnificado o de un tercero por quien no
sea civilmente responsable, o que provi-
no del “casus” genérico perfilado por los
arts. 513 y 514 del Cód. Civil; circunstan-
cias que aparentemente no acontecieron
en caso.
Adviértase que, en el presente caso, la di-
rección de obra sería responsable, incluso,
de todo daño que con motivo de los traba-
jos pertinentes ocasione (87).
Es que al director de la obra le corres-
ponde efectuar el seguimiento, control y
supervisión de las tareas que se realizan en
(82) CNCiv., sala L, “Fierro, José Luis c/ Cons. de
Prop. Ambrosetti 273/77/79/83 s/ daños y perjui-
cios derivados de la propiedad horizontal s/ daños
y perjuicios derivados de la propiedad horizontal”,
05/08/2013, TR LALEY AR/JUR/51177/2013.
(83) Juego armónico de los actuales Arts. 118, 160,
200, 275, 278, 490, 833, 850, 852, 1040, 1042, 1376,
1749, 1751, 1785, 1786, 1788 del Cód. Civ. y Com.
(84) Conf. CNCiv., sala H, L. 280.664, del 5/7/00;
íd., sala M., L. 476.417, del 15/8/07; íd., sala J., “Arias,
Samuel P. y otro c/Empresa de Construcciones
S.R.L.G.K. y otros”, del 20/9/05 en J.A. 2006I, p. 310
(citado por la CNCiv., sala B “A., C. M. y otro c. A+P
Emprendimientos S.A. s/cumplimiento de contrato”,
19/08/2021, TR LALEY AR/JUR/123616/2021).
(85) Conf. CNCiv., sala D, “Fazzio Roberto D. y otro
c/ Deirmendjian Juan Carlos y otros s/ daños y perjui-
cios”, 22/08/1989; CNCiv. sala L, “Catino, Juan C. c/
Paredes, Manuel J. s/ds. y ps.”, 16/12/1996 (citado por
la CNCiv., sala B, “A., C. M. y otro c. A+P Emprendimien-
tos S.A. s/cumplimiento de contrato”, 19/08/2021, TR
LALEY AR/JUR/123616/2021).
(86) Arts. 1243, 1286, 1685, 1757, 1758, 1769, 1768,
1973 del Cód. Civ. y Com.
(87) Conf. CNCiv. Sala E, “Balaguer de Verge, María
la obra. Es que el director de la obra osten-
ta su guarda y le incumbe la responsabili-
dad objetiva del “guardián” que impone el
art. 1113, Cód. Civil (88).
Sobre esa base, toda vez que dentro de
las incumbencias del director de la obra
cabe la supervisión de todos los trabajos
y la verificación permanente de las tareas
que realizan los distintos obreros y de los
materiales utilizados, los daños produci-
dos en la unidad de titularidad de los acto-
res no pueden resultan ajenos a su respon-
sabilidad (89).
Interesa recordar aquí la regulación
acerca de la responsabilidad derivada de la
locación de obra que establecía el Código
Civil de Vélez. Así, el art. 1646 (90) estable-
cía que “Tratándose de edificios u obras en
inmuebles destinados a larga duración, re-
cibidos por el que los encargó, el construc-
tor es responsable por su ruina total o par-
cial, si esta procede de vicio de construc-
ción o de vicio del suelo o de mala calidad
de los materiales, haya o no el constructor
provisto estos o hecho la obra en terreno
del locatario. Para que sea aplicable la res-
ponsabilidad, deberá producirse la ruina
dentro de los diez años de recibida la obra
y el plazo de prescripción de la acción será
de un año a contar del tiempo en que se
produjo aquella. La responsabilidad que
este artículo impone se extenderá indistin-
tamente al director de la obra y al proyec-
tista según las circunstancias, sin perjuicio
de las acciones de regreso que pudieren
competer. No será admisible la dispensa
contractual de responsabilidad por una
ruina total o parcial” (91). A renglón segui-
do, el art. 1647 del Código Civil disponía
que: “Los empresarios constructores son
responsables, por la inobservancia de las
disposiciones de municipales o policiales,
de todo daño que causen a los vecinos”. Y
el art. 1647 bis (92) establecía que: “Recibi-
da la obra, el empresario quedará libre por
los vicios aparentes, y no podrá luego opo-
nérsele la falta de conformidad del trabajo
con lo estipulado. Este principio no regirá
cuando la diferencia no pudo ser advertida
en el momento de la entrega, o los defectos
eran ocultos. En este caso, tendrá el dueño
sesenta días para denunciarlos a partir de
su descubrimiento”. Estas normas deben
ser respetadas por el empresario construc-
tor en la ejecución de los trabajos, sin que
puedan ser desconocidas en la elaboración
del proyecto, ni pueden ser eludidas por el
director de obra, en su labor de vigilancia y
control (93).
Resulta claro que el locador de obra ma-
terial, el proyectista y el director de obra
deben conocer las normas legales y las
reglamentaciones administrativas y muni-
A. y otros c/ Bouza H. Cía. y otro”; íd. “Bamballi, Mar-
co R. Bouza H. y Cía. S.A.C.I. y Domínguez Rufino c/
Bouza H. y Cía. S.A.C.I.”, 24/08/2000, LA LEY, 2001-A,
179 (citado por la CNCiv., sala B, “A., C. M. y otro c. A+P
Emprendimientos S.A. s/cumplimiento de contrato”,
19/08/2021, TR LALEY AR/JUR/123616/2021).
(88) Conf. CNCiv., sala D, “Álvarez, Marcelino v. Vignera,
V. s/daños y perjuicios”, 08/04/1986, TR LALEY AR/
JUR/888/1986.
(89) Arg. CNCiv., sala A, “E. S., R. D. v. Ascenso-
res Servas S.A. y Otros”, 17/10/2012, TR LALEY AP/
JUR/3332/2012.
(90) Actuales arts. 1273, 1274, 1275 y 1277 del Cód.
Civ. y Com.
(91) Artículo sustituido por art. 1º de la ley 17.711, B.O.
26/4/1968. Vigencia: a partir del 1 de julio de 1968.
(92) Artículo incorporado por art. 1º de la ley 17.711
B.O. 26/4/1968. Vigencia: a partir del 1º de julio de
1968. Actuales arts. 1054, 1269, 1270, 1271 y 1272 del
Cód. Civ. y Com.
(93) Conf. CNCiv., sala D, “Consorcio de Propietarios
Arroyo c/ NSB S.A. s/ daños y perjuicios”, 26/06/2019.
(94) Cfr. BELLUSCIO (dir.) ZANNONI (coord.), “Códi-
go Civil y leyes complementarias. Comentado, anotado
y concordado”, Astrea, 2001, t. VIII, p. 234.
cipales que rigen en el campo de su activi-
dad. Este conocimiento, además, se presu-
me conforme los principios generales (arg.
art. 923, Cód. Civil), y constituye uno de
los presupuestos del contrato que el due-
ño de la obra celebra con estos sujetos. Su
inobservancia no solo genera responsabi-
lidad contractual frente al comitente, sino
también responsabilidad extracontractual
frente a terceros (94).
Se ha discutido si la responsabilidad del
director de obra en un caso como el pre-
sente era de naturaleza objetiva o subje-
tiva, es decir, si debía encuadrarse dentro
de la órbita del art. 1113 o del art. 1109 del
Cód. Civil. Así, en precedentes antiguos se
sostuvo que la responsabilidad del director
de obra es subjetiva (95), en donde se dijo
que: “El director de la obra al igual que el
proyectista, a través de un contrato con el
comitente, promete un resultado intelec-
tual: que la obra se ejecute conforme al
proyecto. Por ello, los directores de obra, al
igual que los proyectistas, son locadores de
obras intelectuales, por lo cual frente a ter-
ceros la responsabilidad es la emergente de
sus hechos propios, culposos o dolosos y
está regida respectivamente por el art. 1109
o 1077 del Cód. Civil”. En el mismo sentido
se expidió la Sala J, en autos “Arias, Samuel
P. y otro c. Empresa de Construcciones
S.R.L. G.K. y otros” del 20/09/2005 (96). En
tales precedentes se sostuvo, en definitiva,
que el control de una obra está a cargo del
director de obra, no pudiendo desplazar
contractualmente ni relegar su función,
especialmente frente a terceros que, como
consecuencia de no haber adoptado me-
didas de seguridad y contralor, sufrieron
diversos daños; es de aplicación, por tanto,
el argumento del art. 1647 Cód. Civil, que
trata específicamente la situación respecto
del empresario constructor y de cualquier
modo, en definitiva, lo es el art. 1109 del
mismo cuerpo legal (97).
Pero en fallos más recientes de la Sala H
se consideró a esta situación bajo el prisma
de la responsabilidad objetiva, por enten-
der que quien tiene la dirección y bajo su
custodia la guarda de la construcción de
un edificio tiene una responsabilidad aná-
loga al dueño de la cosa, por cuanto ambos
responden por los perjuicios ocasiona-
dos en la finca lindera en los términos del
art. 1113, Cód. Civil (98).
Entiendo que en este caso donde se de-
mandaron daños y perjuicios derivados del
vicio y mala calidad constructiva de un edi-
ficio, no solo el constructor debe respon-
der frente al damnificado, sino también el
director de obra atento a la mutua condi-
ción de guardianes, conforme lo preveía
el art. 1113, Cód. Civil, pues en ellos se en-
(95) CNCiv., Sala H, “L., M. Á. c/ C., M. A. y otro; s/ daños
y perjuicios”, del 08/07/2013; ídem “Aguirre, Reyes c/ Elías
Eliana Marian s/ Daños y Perjuicios” del 13/10/2011; ver
también Sala E, “Mercado, Mayra c/ Hazan, Ernesto
y otros; s/ daños y perjuicios” del 19/3/2008; Sala M,
“M., M. c/ H., E. y otros; s/ daños y perjuicios” del
15/8/2007. También: Sala D en autos: “Benítez, María
c. Giordanelli, Alejandro y otros”, del 05/07/2000, LA
LEY, 2001-A, 21.
(96) CNCiv., Sala J, “Arias, Samuel P. y otro c. Em-
presa de Construcciones S.R.L. G.K. y otros” del
20/09/2005, JA 2006-I, 310
(97) CNCiv., sala E, in re “Raley SA y otro c/ Giudi-
ce Mora Ingenieros Civiles SRL y otro”, 21/08/1985, JA
1986-III-247.
(98) Conf. CNCiv., sala H, “Beraldo, Claudio F. c/ C.,
N. y otros; s/ daños y perjuicios”, 09/05/2018; ídem,
“Cabral Gabbani, C. y otro c/ Foos Construcciones
S.A.; s/daños y perjuicios”, 11/04/2019; ambos cita-
dos por la Excma. CNCiv., sala D, “Consorcio de Pro-
pietarios Arroyo ... c/ NSB S.A. s/ daños y perjuicios”,
26/06/2019. Igual temperamento es seguido por la
sala I in re “M., M. E. c/ Obras del Plata SRL y otros;
s/ daños”, 11/2/2015, por la Sala A in re “Consorcio de
Propietarios del edificio Arribeños 1654 c/ Emprendi-
Miércoles 17 de agosto de 2022 | 9
contraba el poder de mando o control de la
obra; y atendiendo a que no luce acredita-
do ningún tipo de eximentes que los libera-
ran de responsabilidad. En el caso el daño
fue ocasionado al propietario reclamante
con motivo de los trabajos pertinentes rea-
lizados por la empresa constructora bajo la
custodia del director de obra.
Durante la ejecución de los trabajos, el
director de la obra debió actuar en forma
diligencia y con la pericia adecuada en
toda construcción, desempeñándose de
acuerdo con las circunstancias de modo,
tiempo y lugar adecuadas para prevenir y
evitar todo tipo de desperfectos constructi-
vos, filtraciones o apariciones de humeda-
des (conf. arts. 512, 902, 1068, 1069, y 1109
del Cód. Civil) (99); siendo una obligación
a cargo del fiduciario como comitente y
del propio consorcio controlar que ello así
aconteciera.
A esta altura del análisis, no resulta ocio-
so refrescar conceptos. La locación de obra
es la relación jurídica en virtud de la cual
una de las partes (empresario, construc-
tor, contratista, y en su caso, profesional
liberal, autor, artista, etc.) se compromete
a alcanzar un resultado, material o inma-
terial, asumiendo el riesgo técnico o eco-
nómico, sin subordinación jurídica; y la
otra parte, denominada locatario de obra
(dueño, propietario, comitente, patrocina-
do, paciente, cliente, etc.), se obliga a pagar
un precio determinado o determinable en
dinero (100). Interesa el “opus”, el resultado
del trabajo y no el trabajo mismo (101).
En tal sentido, la doctrina mayoritaria ha
sostenido que el elemento determinante
de esta figura es la obligación de resultado,
que asume quien se compromete a ejecu-
tar la obra (art. 1493, Cód. Civil), por lo que
se ha entendido que la expresión “trabajo”
del art. 1629 alude al concretado en un re-
sultado, diferenciándola así de la locación
de servicios, donde se trata de un trabajo,
en dirección a un resultado, pero que se in-
dependiza de su obtención (102).
El objeto de dicho contrato puede con-
sistir en una actividad o un resultado, tan-
to material como inmaterial, incluyendo
todos los casos en que se retribuye con un
precio cierto en dinero el esfuerzo, la acti-
vidad o el trabajo ajeno, cualquiera que sea
su clase o naturaleza (103).
Es así que el contrato de locación de obra
considerado en toda su amplitud reúne
una serie de figuras jurídicas, siendo una
suerte de contrato madre (104).
En el presente caso tal prueba traduce
la convicción del deficiente estado del in-
mientos Sator S.A., s/ daños y perjuicios”, 19/11/2013;
por la Sala F in re “Gráfica Pinter S.A. c/ FB Club S.A.
y otros; s/ daños y perjuicios”, 13/2/2007; entre otros.
(99) CNCiv., sala H, “L., M. Á. c. C., M. A. y otro s/ da-
ños y perjuicios”, 08/07/2013, APJD 11/11/2013.
(100) SPOTA, “Tratado de locación de obra”, t. I,
nº 2g.
(101) CNCiv., sala K, “Busto Andrés Sebastian y otro
c/ M. G. F. y otro s/daños y perjuicios”, 07/11/2014, TR
LALEY AR/JUR/67669/2014.
(102) BELLUSCIO, “Código Civil Comentado, anota-
do y concordado”, t. 8, p. 56; SPOTA, “Tratado de loca-
ción de obra”, I, núm. 2, p. 7; CORDOBERA GONZÁLEZ
de GARRIDO, “Contratos típicos y atípicos”, p. 23 y ss.
APARICIO, “La locación de obra”, p. 11; LAFAILLE, “Cur-
so de contratos”, 12, núm. 275, p. 163; BORDA, “Con-
tratos”, t. II, núm. 979, p. 15.
(103) CNCiv., sala K, “J.R.C. c/ A.E. C. de M.S.y otros
s/ Daños y Perjuicios”. También, misma Sala, “Busto
Andrés Sebastián y otro c/ M. G. F. y otro s/daños y per-
juicios”, 07/11/2014, TR LALEY AR/JUR/67669/2014.
(104) REZZÓNICO, “Contratos”, t. II, p. 746; BORDA,
“Contratos”, t. II, nº 1967.
10 | Miércoles 17 de agosto de 2022
mueble; y del incumplimiento del director
de obra de realizar y entregar la obra con-
forme las reglas del arte, existiendo debida
relación causal entre la locación de obra
asumida y los vicios de construcción alega-
dos por la parte actora.
Además, debemos tener en cuenta que
la circunstancia de que lo realmente cons-
truido no se ajustase en algunos aspectos
a las características de excelencia que ofre-
ciera y garantizara el fiduciario crea una
seria presunción en su contra, al ocultar las
fallas constructivas bajo una aparente ade-
cuada terminación.
A los fines de delimitar la eventual res-
ponsabilidad de los profesionales en ar-
quitectura que intervinieron en la obra,
resultan determinantes las previsiones
contractuales suscriptas entre las partes,
en particular en lo referente a quién tomó
a su cargo la confección de los planos de
arquitectura y estructura, la selección de
proveedores y materiales y la dirección de
la obra misma. En tal sentido, si del contra-
to de fideicomiso surge con claridad que el
encargado de la obra era una persona jurí-
dica, y no un arquitecto, este último care-
cerá de legitimación pasiva.
De allí que los alegados deficientes re-
sultados en la obra que se invocan en la
demanda y las indemnizaciones que sobre
dicha conjetura se pretenden solo pueden
requerirse a la empresa titular de la rela-
ción jurídica habida con el propietario del
edificio (fiduciario). En otras palabras,
la responsabilidad por la dirección de la
obra queda circunscripta a la persona a
quien en concreto se le encomendó la
gestión en el caso puntual del contrato,
sujeto que tiene a su cargo la ejecución de
la obra y que, por lo tanto, asume el ries-
go técnico y promete el resultado material
convenido (105).
(105) CNCiv., sala G, “Eco Diseño S.R.L. c/ O. E. J. |
daños y perjuicios Resp. Prof. Ing. y Arq.”, 13/09/2013.
(106) TRIGO REPRESAS, Félix A., LÓPEZ MESA, Mar-
celo J., “Tratado de la Responsabilidad Civil”, t. III, p. 904.
Jurisprudencia
Impuesto a
las ganancias
Ajuste por inflación. Pretensión de su apli-
cación integral y sin el diferimiento en sex-
tos. Pericia contable. Confiscatoriedad.
1. - Debe admitirse la demanda y facultar al
actor a la aplicación del ajuste por in-
flación con relación al Impuesto a las
Ganancias a tributar computando el
100% del ajuste —aplicación integral—,
sin tener que hacerlo utilizando el me-
canismo impuesto por el art. 194 de la
ley 20.628 —dec. 824/2019— en cuan-
to dispone el diferimiento en sextos con
relación al ejercicio iniciado el 1 de ene-
ro de 2019, pues, según la pericia, con
un simple cálculo aritmético de la inci-
dencia de la suma del tributo a ingresar
sin diferimiento de sextos respecto de la
base imponible sujeta a impuesto con
la deducción del ajuste en su totalidad
se puede obtener la alícuota efectiva
del gravamen del 78,43 % que el con-
tribuyente denuncia y, por lo tanto, te-
ner por fehacientemente comprobada la
confiscatoriedad alegada. No habiendo
el ente recaudador aportado elementos
propios de las facultades que le com-
peten en materia de fiscalización o de
verificación que permitan vislumbrar la
existencia de un incumplimiento del ac-
En cuanto al objeto del reclamo por da-
ños constructivos, este puede compren-
der todo tipo de desperfecto, deterioro o
ruina. Para la mayoría de la doctrina, el
concepto de ruina debe entenderse en
sentido amplio, por lo que no se requiere
la caída brusca de todo o parte del edi-
ficio, sino que en su concepto se com-
prende a todo deterioro importante de la
obra, que haga peligrar su solidez y dura-
ción (106).
Flexibilizando el concepto de ruina, se
ha pronunciado la mayoría de nuestros tri-
bunales, afirmando que: “El término ruina
a que se refiere el art. 1646 del Cód. Civil
debe ser entendido como toda caída o toda
inminencia de caída cuando la obra no
concluyó su vida técnica o económicamen-
te útil, abarcando aquellos “defectos” que
la tornan no idónea para su fin, no siendo
necesario un derrumbe o destrucción de la
cosa, sino que basta un deterioro impor-
tante. Para que exista ruina de la obra no
es necesario que las fallas comprometan la
estabilidad o solidez del edificio, pues bas-
ta que las deficiencias impidan el normal
uso y goce de la cosa, desnaturalicen el fin
de la obra o impidan su aprovechamiento
adecuado” (107). También en esta línea se
pronunció la Cámara bahiense, diciendo
que la importancia de los daños o vicios
que amenazan o comprometen la solidez
de la estructura de la obra o la hacen de
imposible utilización para su uso o goce
ordinarios, debe ser tal que la obra pueda
calificarse de irrecuperable y sus perjuicios
de irreversibles, de modo tal que no sea po-
sible su recuperación como no sea volvién-
dola a construir” (108).
Sobre la base de la doctrina y jurispru-
dencia reseñada, considero que en líneas
generales se puede hablar de ruina total
o parcial, cuando la construcción posee
vicios tales que la hagan impropia para
(107) CNCiv., sala H, “Barone, Felipe c Clasca, Ricar-
do y otro”, 19/12/1996, LA LEY, 1997-C, 250.
(108) C1aCiv. y Com., Bahía Blanca, Sala I, “Luna
Margarita M. c/ Malizia Orlandino y otro”, 27/10/1987,
tor en sus labores declarativas, la prue-
ba recabada en esta instancia permite
tener por acreditado que la aplicación
irrestricta de la normativa reglamenta-
ria implicaría un insumo notorio de una
porción sustancial de las rentas obteni-
das por el actor. [1]
2. - Como principio, la confiscatoriedad im-
plica un perjuicio cuando el gravamen
absorbe una parte sustancial de las ren-
tas reales o potenciales —de acuerdo
con una explotación racional de la fuen-
te productora de rédito— de una empre-
sa o actividad, encontrándose la prue-
ba de dicho perjuicio a cargo de quien lo
alega.
3. - Las críticas del Fisco no revisten real
gravitación para descalificar el dicta-
men pericial, por cuanto, independien-
temente de la diferencia de criterios que
pudieran existir para justificar la tarea
profesional encomendada al perito, lo
cierto es que en ningún momento se
cuestiona o siquiera objeta la validez de
los resultados expuestos, las diferencias
porcentuales existentes entre las dos
formas de calcular el tributo —Impuesto
a las Ganancias con y sin diferimientos
en sextos— y las razonables consecuen-
cias para la actividad del contribuyente
derivadas de un incremento significativo
en el importe final del gravamen.
su destino, no siendo necesario que esta
se haya producido efectivamente, bas-
tando la existencia de un defecto que
no deje lugar a dudas de que se produ-
cirá (109) .
Es importante destacar que estos “vi-
cios” que darían lugar a la indemnización
por “ruina” total o parcial de la obra, pue-
den tener su origen en defectos o fallas del
proyecto (planos incorrectos); errores de
cálculo (resistencia de estructuras) o en su
caso, en el uso de materiales inadecuados.
De manera tal que el “vicio de la construc-
ción” implica no construir de acuerdo con
las reglas del arte, lo que provoca preci-
samente el colapso o inutilización de la
construcción a consecuencia de haber in-
fringido en sus variados aspectos la regla
mencionada (110).
En resumidas cuentas, vale decir que el
proyectista, el director y el constructor de
la obra frente al locador responden en for-
ma solidaria por los daños que haya oca-
sionado la ruina de la construcción, ello sin
perjuicio de la responsabilidad que a través
de las acciones de regreso se pudieran ha-
cer valer entre ellos (111).
VI. Conclusiones
- El fallo anotado me parece ajustado a
derecho.
- No varía tal conclusión el hecho de
haber sido juzgado bajo la luz de la legis-
lación derogada (Código Civil de Vélez y
ley 24.441), ya que al amparo de la legisla-
ción actualmente vigente el resultado de-
bería haber sido el mismo.
- Todo fiduciario que venda un inmue-
ble, como propietario que es y de acuerdo
con el estándar de conducta que se espera
de él y al que está obligado a cumplir, debe
LA LEY, 1988-B, 75.
(109) Conf. CCiv., Com., Lab. y Minería, Sala III, Neu-
quén, “Dos Santos, María Laura vs. V., M. s. Daños y
perjuicios”, 21/08/2012.
CFed. Bahía Blanca, sala II, 17/05/2022.
- Cortondo, Blas Rubén c. AFIP-DGI s/ Ac-
ción mere declarativa de derecho.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/68203/2022]
Jurisprudencia vinculada
[1] En igual sentido. Entre otros: Cámara
Federal de Apelaciones de Bahía Blan-
ca, sala I, “Baier, Omar Jacobo c. AFIP
(DGI) E.NAC s/ Acción mere declarativa
de derecho”, 07/04/2022, TR LALEY AR/
JUR/25082/2022
Costas
En el orden causado, atento a la índole de
la cuestión debatida.
2ª Instancia.- Bahía Blanca, mayo 17 de
2022.
El doctor Amabile dijo:
1º) Que a fs. 135, el Sr. Juez de grado hizo
lugar parcialmente a la demanda inter-
puesta por el Dr. Ariel Nicolás Martella, en
representación de Blas Rubén Cortondo,
asegurar al adquirente no solo la posesión
pacífica sino también el disfrute útil de la
unidad (garantía por los vicios redhibito-
rios). Por ello, al detectarse defectos cons-
tructivos de cualquier índole, su responsa-
bilidad se verá afectada.
- El consorcio de copropietarios posee
legitimación pasiva en este tipo de litigios,
y su responsabilidad es de índole contrac-
tual. Es su obligación reparar las hume-
dades y su causa, en tanto y en cuanto los
defectos constructivos se originen en ele-
mentos o partes del edificio de propiedad
común.
- En casos en donde se demanden daños
y perjuicios derivados del vicio y mala cali-
dad constructiva de un edificio, no solo el
constructor debe responder frente al dam-
nificado, sino también el director de obra,
atento a que a ambos les corresponde efec-
tuar el seguimiento, control y supervisión
de las tareas que se realizan en la obra, ya
que ostentan la guarda de la obra y les in-
cumbe la responsabilidad objetiva de todo
“guardián.
- Acreditados los daños constructivos en
un edificio, pesa sobre el constructor, so-
bre el director de obra, sobre el consorcio
de propietarios y sobre el propietario (en el
caso, el fiduciario) la carga de acreditar la
existencia de una causa ajena —tendiente
a fracturar el nexo causal—, ya sea que el
hecho se debió a la culpa del damnificado,
o de un tercero por quien no sean civil-
mente responsables; circunstancias que no
acontecieron en el caso.
- Todo ello sin perjuicio de la responsa-
bilidad que, a través de las acciones de re-
greso, se pudieran hacer valer entre ellos.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/2404/2022
(110) Ibídem.
(111) Ibídem.
facultando al actor a la aplicación del ajuste
por inflación en relación al impuesto a las
ganancias a tributar computando el 100%
del ajuste (aplicación integral), sin tener
que hacerlo utilizando el mecanismo im-
puesto por el art. 194 de la ley 20.628 del Im-
puesto a las Ganancias (Decreto 824/2019)
en cuanto dispone el diferimiento en sextos
en relación al ejercicio iniciado el 1 de ene-
ro de 2019.
Para así resolver, la a quo entendió que,
sin perjuicio de desestimar el planteo de in-
constitucionalidad de las normas que dan
sustento a la acción, con fundamento en
la postura adoptada por la CSJN en el fallo
“Candy”, el presente caso se ajusta a los li-
neamientos detallados en dicho preceden-
te jurisprudencial y se encuentran reunidos
los recaudos fijados en aquellos para tener
por demostrada la confiscatoriedad invoca-
da por la parte actora.
Finalmente, impuso las costas en el orden
causado en mérito a la complejidad jurídica
de la cuestión en debate y a la forma en que
se la resolvió.
Asimismo, reguló los honorarios del
Dr. Víctor Hugo Susbielles, en su carácter
de perito contador, en ... UMA (arts. 16, 19,
51 y 60 de la ley 27.423), equivalentes a la
fecha de la resolución a la suma de $... (con-
forme Ac. 28/2021 de la CSJN).

2º) Contra lo así resuelto, a fs. 136 la par-
te demandada interpuso recurso de apela-
ción, el cual fue debidamente fundando a
fs. 138/152.
En primer lugar, cuestionó la vía inten-
tada, por no encontrarse reunidos los re-
quisitos para la procedencia de la vía de la
acción declarativa de conformidad con lo
previsto por el art. 322 del Cód. Proc. Civ. y
Com. de la Nación y de acuerdo a los linea-
mientos establecidos por la jurisprudencia
del Máximo Tribunal.
Sobre el particular, sostuvo que en el caso
de autos no se advierte situación de incer-
tidumbre alguna que habilite esta acción,
dado que las leyes comprometidas se en-
cuentran sancionadas de conformidad con
los preceptos constitucionales, no existió ni
existe actividad administrativa que pueda
concretar un agravio a la contribuyente y,
por último, esta contaba con un remedio
específico para canalizar, a todo evento, su
consulta y pretensión.
Al respecto, indicó que no puede sosla-
yarse que el actor presentó su declaración
jurada del Impuesto a las Ganancias por el
período fiscal 2019, sin contemplar la nor-
mativa que ataca, es decir, computándose
el 100% del ajuste por inflación, y no 1/6
como la habilitaba la ley; por ello, la con-
tribuyente no necesita la “convalidación ju-
dicial” de la presentación de la Declaración
Jurada efectuada, en tanto no existen en la
actualidad derechos o garantías constitu-
cionales afectados, ni tampoco riesgo inmi-
nente que ello ocurra.
Asimismo, destacó que a la fecha no exis-
te intimación o proceso de fiscalización
iniciado en su contra, y mucho menos un
procedimiento de determinación de oficio,
por lo que el pedido de la actora debe ser
entendido como una indagación meramen-
te especulativa o consultiva.
Por otro lado, sin perjuicio del rechazó
de la acción en punto a la inconstituciona-
lidad esgrimida, hizo referencia a las nor-
mas jurídicas cuestionadas, resaltando que
el legislador expresamente ha habilitado el
ajuste impositivo por inflación en el Título
VI de la LIG y que la modificación efectua-
da por la Ley 27.541 al plexo normativo re-
lativo al ajuste impositivo por inflación, se
inscribe y tiene fundamento en la situación
de emergencia pública que atraviesa nues-
tro país, y que fuera declarada mediante el
artículo 1 de la ley citada.
De manera tal, que la modificación al
sistema de ajuste por inflación responde
a una medida excepcional tomada por el
congreso a partir de la extrema situación
de emergencia que acaece en el país, cuyas
justificación y razonabilidad hayan susten-
to en un contexto coyuntural de extrema
dificultad, y que su apreciación constituye
un resorte exclusivo del Poder Legislativo y
se encuentra vedada, en principio, al Poder
Judicial.
En la misma dirección, sostuvo que la
normativa cuestionada no violenta el prin-
cipio de igualdad, dado que la carga tribu-
taria que el contribuyente debe soportar es
un reflejo justo, razonable y proporcional a
su capacidad contributiva.
Finalmente, alegó la falta de demostra-
ción de la confiscatoriedad para precisar
el agravio al derecho de propiedad que se
invoca, el cual entiende es solo conjetu-
ral, dogmático e infundado, por no haber-
se demostrado —conforme doctrina de la
CSJN— acabada y categóricamente una
violación del derecho pregonado.
En ese sentido, señaló que la prueba do-
cumental acompañada por el accionante
no permite deducir por sí sola la confisca-
toriedad del tributo, y que las afirmaciones
vertidas en la pericia contable realizada en
autos no revisten real gravitación, por tra-
tarse de un dictamen parcial e insuficiente
cuyos defectos e inconsistencias (que ahora
reitera) fueron oportunamente objeto de
impugnaciones de su parte.
Concluyendo, en consecuencia, que el
hecho de haberse apoyado la a quo en la
validez del citado dictamen para fundar su
resolución, significa una inversión injustifi-
cada de la carga de la prueba que torna ar-
bitraria la sentencia de grado.
Finalmente, también cuestionó por altos
la regulación de honorarios efectuada en
favor del perito contador interviniente.
3º) A fs. 154/165 la parte actora contestó
el traslado conferido, propiciando que se
rechace el recurso interpuesto por la de-
mandada.
4º) Entrando a decidir, corresponde preli-
minarmente dar tratamiento al primero de
los agravios formulados por la demandada,
respecto de la improcedencia de la vía ele-
gida por el contribuyente para encausar su
pretensión, por entender que no existe una
situación de incertidumbre actual real para
el actor, en tanto pudo presentar su decla-
ración jurada sin aplicar el diferimiento
de sextos y ello a la fecha no fue objeto de
cuestionamientos formales por parte del
ente recaudador.
Al respecto, considero que no asiste razón
a la recurrente, toda vez que, si bien es cier-
to que, de modo habitual, en materia tribu-
taria la lesión al actor se genera por un acto
administrativo que afecta uno o más de sus
intereses legítimos, de modo directo y con-
creto (Fallos: 307:1379; 327:2529), también
lo es que “la inexistencia de un acto admi-
nistrativo no implica, de forma automática,
la improcedencia de la acción declarativa”.
En el caso concreto, observo que, inde-
pendientemente de la posibilidad que tuvo
el actor de hacer uso de la facultad de pre-
sentar su declaración utilizando el meca-
nismo de ajuste por inflación que conside-
raba adecuado —esto es, deduciéndolo en
forma total—, y que, efectivamente, por el
momento la autoridad administrativa no se
ha expedido en forma contraria a su interés,
de la sola lectura de la actitud asumida en
autos al contestar la demanda e interponer
el presente recurso, se advierte con claridad
la postura de rechazo de la AFIP.
Así, el Máximo Tribunal ha precisado que
“la situación de incertidumbre que afecta
el ejercicio de un derecho individual pue-
de derivarse de un contexto normativo o
administrativo que el peticionante puede
tener legítimo interés en esclarecer de for-
ma inmediata, sin estar obligado a propi-
ciar o soportar un acto administrativo que
concrete su agravio. Ello puede darse, por
ejemplo, cuando en el tiempo previo al acto
administrativo que concretaría el agravio, el
derecho que el actor busca proteger se en-
cuentra de hecho negado o cuando el costo
en que debe incurrir durante dicho tiempo
implica en la práctica la negación del de-
recho que busca proteger. Sin embargo, en
casos de esta naturaleza es el actor quien
debe acreditar de qué modo esa incerti-
dumbre afecta sus derechos, a través de la
exposición de los presupuestos de la acción
y la demostración de que concurren en el
caso. Así, debe hacer manifiesta la existen-
cia de una actividad o un contexto normati-
vo que, en forma actual, ponga en peligro el
o los derechos invocados o les cause lesión
con concreción suficiente para justificar la
actuación del Poder Judicial” (CSJN, F. 237
L. REX “Festival de Doma y folklore c. Esta-
do Nacional s/ acción meramente declara-
tiva de derecho”, sentencia del 20/02/2018,
considerando 9º, Fallos: 341:101).
Extremos que estimo han sido debida-
mente acreditados en autos por el actor, en
tanto, al promover la presente acción, se
explicitaron los motivos por los que —con
sustento en el informe suscripto por su pro-
fesional contable— la prohibición de apli-
car el ajuste por inflación en su totalidad al
período fiscal 2019 derivaría en la determi-
nación de un tributo confiscatorio (en línea
con los parámetros establecidos en el caso
“Candy” de la CSJN), con un alícuota efec-
tiva del 78,43% —a diferencia del 28,45%
destacado por el a quo—; que en definiti-
va también tendría repercusión sobre el
pago de los anticipos de ganancia del año
siguiente.
Todo lo cual, torna procedente el crite-
rio de la CSJN citado precedentemente en
cuanto a la inconveniencia de que el contri-
buyente se vea obligado a esperar el even-
tual dictado de un acto administrativo que
concrete su agravio, evidenciando que la
incertidumbre sobre la aplicación del me-
canismo de reajuste por inflación para el
período fiscal 2019 afecta claramente sus
derechos.
5º) Sentado lo expuesto, ingresando en
el análisis del agravio vinculado a la cons-
titucionalidad de las normas en juego, cabe
señalar, que del análisis de la normativa
bajo estudio y de las versiones de las partes
surge que en el presente no se encuentran
controvertida la posibilidad o no de aplicar
mecanismos de ajuste por inflación para la
determinación del impuesto a las ganancias
previstos en la ley 27.430, sino que, la cues-
tión a dilucidar consiste en determinar si,
en razón de la prueba producida en autos,
las modificaciones introducidas primero
por la ley 27.468 y luego por la 27.541, que
limitaron el modo en el que dicho ajuste
podía ser utilizado en el año en curso, im-
plican una reglamentación inconstitucio-
nal que resulta confiscatoria del derecho de
propiedad del contribuyente.
Es decir, que si bien la cuestión vincula-
da a la confiscatoriedad impositiva resulta
sustancialmente análoga a la decidida por
la CSJN en el precedente “Candy” (Fallos:
332:1571), consideró oportuno destacar,
que la misma tiene lugar en un marco nor-
mativo diametralmente opuesto al exis-
tente al momento del citado fallo, en tanto
allí, el contribuyente discutía en su origen
la constitucionalidad de la prohibición de
realizar ajustes por inflación que imperaba
en la materia, mientras que, con el actual
sistema vigente, dicha herramienta de rea-
juste se encuentra expresamente reconoci-
da en nuestra normativa, aunque limitada
en cuanto a la porción que puede ser de-
ducida en cada período fiscal (1/6). Siendo
esta última restricción la que se pretende
tachar de inconstitucional.
El contribuyente no discute en autos el
procedimiento político constitucional se-
guido para el dictado de las normas cues-
tionadas, así como tampoco, los fundamen-
tos relativos a la situación de emergencia
pública que pudieron ser tenidos en cuen-
ta para su promulgación invocados como
agravio por la demandada, dado que ello sí
implicaría una intromisión del Poder Judi-
cial en una discusión que ya fue suficiente-
mente efectuada y resuelta en el seno de los
poderes democráticos; sino que, por el con-
trario, el planteo de constitucionalidad pro-
movido, apunta específicamente a la apli-
cación de la mencionada reglamentación a
un caso concreto, jurídica y temporalmente
determinado, con un descripción detallada
de la afectación.
Ello así, debido a que, conforme el plan-
teo efectuado por la parte actora, la inci-
dencia del monto que arroja el cálculo del
impuesto a las ganancias siguiendo los
lineamientos del sistema actual (con di-
ferimiento de sextos), respecto de la base
Miércoles 17 de agosto de 2022 | 11
imponible que se obtiene del cálculo de
la ganancia sujeta a impuesto para el ejer-
cicio fiscal 2019 con la deducción del total
del ajuste por inflación correspondiente a
dicho período, arroja como resultado final
una alícuota efectiva del 78,43%.
De modo que, es sobre dicha regulación
puntualmente vinculada al fraccionamien-
to y diferimiento del ajuste por inflación so-
bre la cual debe recaer el análisis de cons-
titucionalidad planteado, a fin de valorar si
efectivamente se ha demostrado en autos
que la aplicación de tal reglamentación
en el caso concreto vulnera el derecho de
propiedad del accionante en violación al
principio de no confiscatoriedad, sin que
ello signifique pronunciarse respecto de la
validez de la norma en forma abstracta para
todos los períodos subsiguientes del mismo
contribuyente y, mucho menos, con efecto
erga omnes.
6º) Bajo esta perspectiva, resulta determi-
nante entonces, evaluar el agravio final re-
lativo a la falta de demostración de la con-
fiscatoriedad alegada por el actor y la arbi-
trariedad de la interpretación efectuada por
la a quo en la sentencia recurrida, dado que
la cuestión a resolver se centra entonces en
dilucidar si los parámetros establecidos por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación
en el precedente “Candy” (Fallos: 332:1571)
resultan de aplicación al caso planteado
por la empresa actora.
En dicha oportunidad, el Máximo Tri-
bunal sostuvo que “...si bien el mero cote-
jo entre la liquidación de la ganancia neta
sujeta al tributo efectuada sin el ajuste por
inflación, y el importe que resulta de aplicar
a tal fin el referido mecanismo no es apto
para acreditar una afectación al derecho
de propiedad (confr. causa citada ‘Santiago
Dugan Trocello’), ello no debe entenderse
como excluyente de la posibilidad de que se
configure un supuesto de confiscatoriedad
si entre una y otra suma se presenta una
desproporción de magnitud tal que permi-
ta extraer razonablemente la conclusión de
que la ganancia neta determinada según
las normas vigentes no es adecuadamente
representativa de la renta, enriquecimiento
o beneficio que la ley del impuesto a las ga-
nancias pretende gravar” (consid. 14).
Para ello, se establecieron diferentes pau-
tas que deben ser evaluadas para analizar la
constitucionalidad de un tributo: a) “...para
que se configure un supuesto de confisca-
toriedad debe producirse una absorción
por parte del Estado de una porción sustan-
cial de la renta o el capital (Fallos: 242:73 y
sus citas; 268:56; 314:1293; 322:3255, entre
muchos otros)”; b) poner “...énfasis en la
actividad probatoria desplegada por el ac-
tor, requiriendo una prueba concluyente a
efectos de acreditar la confiscatoriedad que
se alega (Fallos: 220:1082, 1300; 239:157;
314:1293; 322:3255, entre otros)”; y c) te-
ner en cuenta que “...el poder estatal de
crear impuestos no es omnímodo e ilimi-
tado, pues tiene un natural valladar en los
preceptos constitucionales que requieren
que las contribuciones sean razonables en
cuanto no han de menoscabar con exceso
el derecho de propiedad del contribuyente
que debe soportarlas (Fallos: 235:883)”.
En síntesis, podemos señalar, que como
principio la confiscatoriedad implica un
perjuicio cuando el gravamen absorbe una
parte sustancial de las rentas reales o po-
tenciales —de acuerdo a una explotación
racional de la fuente productora de rédito—
de una empresa o actividad, encontrándo-
se la prueba de dicho perjuicio a cargo de
quien lo alega.
Ello es así, por cuanto en el citado fallo, el
Cimero Tribunal se refirió expresamente a
la imposibilidad de estar férreamente atado
a los parámetros establecidos en otros pre-
12 | Miércoles 17 de agosto de 2022

cedentes para fijar los límites de confiscato-
riedad (33%), por cuanto las características
particulares que presenta el impuesto a las
ganancias “...difieren de las propias de otras
gabelas examinadas en anteriores fallos
(vgr. Impuesto sucesorio —Fallos: 234:129;
235:883—; contribución territorial —Fallos:
206:214, 247; 209:114; 210:172 y 239:157—;
ahorro obligatorio —Fallos: 318:676 y
785—)” (considerando 12).
7º) Precisado lo que antecede, del de-
venir probatorio de la presente causa se
observa que, tal como fuera destacado en
la anterior intervención de esta Sala en el
incidente de medida cautelar, en oportu-
nidad de instar la acción la parte actora
acompañó la declaración jurada del Im-
puesto a las Ganancias correspondiente al
período fiscal 2019 —oportunamente pre-
sentada al ente recaudador— con un deta-
lle de las pautas para la determinación de
la renta en el ejercicio liquidado y las del
cálculo del monto total del ajuste por infla-
ción que cabría aplicar, más las diferencias
de resultados si se deduce el total del mon-
to del ajuste o solo un sexto, seguido de un
informe de aseguramiento de su contador
público elaborado conforme a las pautas de
la Resolución Técnica 37 de la Federación
Argentina de Consejo Profesional de Cien-
cias Económicas.
De tales elementos, propios del régimen
general de autodeterminación impositiva
surgía que la aplicación del mecanismo de
ajuste por inflación con diferimientos en
sextos implicaba para el actor un impues-
to determinado final de $291.583,66 (lo que
arrojaba una alícuota efectiva de imposi-
ción de 78,43%) en lugar de los $70,308.43
que corresponderían sin el diferimiento en
sextos. Sin embargo, frente al desconoci-
miento general efectuado por la apoderada
de la AFIP, la magistrada de grado ordenó
la realización de una pericia contable, la
cual quedo a cargo del Cdor. Víctor Hugo
Susbielles.
En dicha oportunidad, el perito destacó
en primer lugar que “Habiéndose analiza-
do la declaración jurada correspondiente
al período fiscal 2019, la documentación
respaldatoria y los papeles de trabajo de la
Cra. Marina P. Gerez, profesional actuante
en su confección, se puede afirmar que los
procedimientos desarrollados para arribar
al impuesto determinado y el correspon-
diente “Ajuste por inflación Impositivo”,
fueron efectuados según las normas lega-
les vigentes. La ley 20.628, impuesto a las
ganancias, Título IV.”, luego de lo cual, co-
rroboró los montos indicados por el contri-
buyente según los dos métodos de cálculo
expuestos, afirmando —en definitiva— que
“La diferencia entre ambas alternativas es
de $221.275.23 (pesos doscientos veintiún
mil doscientos setenta y cinco con 23/100),
que representa un decremento del 314,72%
(trescientos catorce con 72/100), de la obli-
gación impositiva”. (cf. Dictamen pericial de
fs. 121/127).
Ahora bien, de la lectura de los agravios
esgrimidos por la recurrente, en consonan-
cia con los motivos por los que se impugnó
la mencionada pericia, se observa que la
crítica del ente recaudador no se circuns-
cribe a los valores numéricos a los que arri-
ban tanto su contraparte como el profesio-
nal contable, sino que giran en torno al en-
tendimiento de que el dictamen pericial no
se encontraría lo suficientemente fundado.
En este sentido, la apoderada de la AFIP
hace hincapié en cuestiones terminológi-
cas como el hecho de que el perito haya
considerado que la declaración jurada del
actor fue presentada en cumplimiento de
la normativa legal vigente, cuando en rea-
lidad por no haber utilizado el método de
diferimiento de sextos que aquí se discu-
te ello no pudo haber sido así, o procedi-
mentales, relativas a la metodología o pro-
fundidad de la indagación efectuada por
el perito para arribar a las conclusiones
que expone.
Al respecto, es dable poner de resalto
que, en lo atinente al valor probatorio del
informe pericial contable, debe reconocer-
se validez a las conclusiones del experto
para la decisión de aspectos que requieren
apreciaciones específicas de su saber téc-
nico, de las que solo cabría apartarse ante
la evidencia de errores manifiestos o insu-
ficiencia de conocimientos científicos (Fa-
llos: 319:469; 320:326), circunstancias que
no concurren en el caso.
De conformidad con lo señalado por la a
quo, las críticas no revisten real gravitación
para descalificar el dictamen, por cuanto,
independientemente de la diferencia de
criterios que pudieran existir para justificar
la tarea profesional encomendada al peri-
to, lo cierto es que en ningún momento se
cuestiona o siquiera objeta la validez de los
resultados expuestos, las diferencias por-
centuales existentes entre las dos formas de
calcular el tributo y las razonables conse-
cuencias para la actividad del contribuyen-
te derivadas de un incremento significativo
en el importe final del gravamen.
Resultados ellos, a partir de los que, con
un simple cálculo aritmético de la inci-
dencia de la suma del tributo a ingresar sin
diferimiento de sextos respecto de la base
imponible sujeta impuesto con la deduc-
ción del ajuste en su totalidad, se puede
obtener la alícuota efectiva del gravamen
del 78,43% que el contribuyente denuncia,
y por lo tanto tener por fehacientemente
comprobada la confiscatoriedad alegada;
en tanto, no habiendo el ente recaudador
aportado elementos propios de las facul-
tades que le competen en materia de fis-
calización o de verificación que permitan
vislumbrar la existencia de un incumpli-
miento del actor en sus labores declarati-
vas, la prueba recabada en esta instancia
permite tener por acreditado que la apli-
cación irrestricta de la normativa regla-
mentaria implicaría un insumo notorio de
una porción sustancial de las rentas obte-
nidas por el actor.
Siguiendo ese lineamiento, y particular-
mente en respuesta al tercer agravio, estimo
que el fallo impugnado cumple con la man-
da de motivación suficiente, pues contiene
una explicación de la conclusión a la que
arriba la Jueza a quo, que aparece como el
resultado de un análisis racional de los ele-
mentos obrantes en la causa y su aplicación
al caso concreto conforme el actual régi-
men legal.
8º) Consecuentemente, considero que la
interpretación propiciada en la resolución
atacada, con fundamento en la jurispru-
dencia sentada por la CSJN y su aplicación
al caso concreto, se ajusta a las circunstan-
cias comprobadas en la causa, sin que los
argumentos planteados por el Fisco Nacio-
nal en su escrito recursivo logren conmover
la solución propuesta.
9º) Finalmente, en cuanto al recurso de
apelación deducido por altos contra los ho-
norarios fijados en la instancia de grado al
perito contador, examinada la regulación
practicada, dada la naturaleza de la acción
impetrada y el procedimiento que conlleva,
resulta adecuada la aplicación al caso los
parámetros que receptan los arts. 16, 19, 51
y 60 de la ley 27.423.
Por ello, corresponde confirmar la regu-
lación de honorarios del Cdor. Susbielles, la
que a la fecha asciende a la suma de $... (Ac.
CSJN Nº 4/2022).
Por ello, propongo al Acuerdo: 1º) Recha-
zar el recurso de apelación interpuesto por
la demandada a fs. 135 y, en consecuen-
cia, confirmar la resolución de fs. 136. 2º)
Imponer las costas de esta instancia en el
orden causado, atento la índole de la cues-
tión debatida, y diferir la regulación hono-
rarios de los letrados intervinientes hasta
tanto sean estimados los de la primera ins-
tancia (art. 30, Ley 27.423). 3º) Rechazar el
recurso de apelación interpuesto por altos
y, en consecuencia, confirmar la regula-
ción de honorarios del Cdor. Víctor Hugo
Susbielles a la suma de ... UMA, la que a la
fecha asciende a la suma de $... (Ac. CSJN
Nº 4/2022).
Es mi voto.
El doctor Larriera dijo:
Adhiero en lo sustancial al voto que ante-
cede, por compartir sus fundamentos.
Por ello, se resuelve: 1º) Rechazar el re-
curso de apelación interpuesto por la de-
mandada a fs. 135 y, en consecuencia, con-
firmar la resolución de fs. 136. 2º) Imponer
las costas de esta instancia en el orden cau-
sado, atento la índole de la cuestión debati-
da, y diferir la regulación honorarios de los
letrados intervinientes hasta tanto sean es-
timados los de la primera instancia (art. 30,
Ley 27.423). 3º) Rechazar el recurso de ape-
lación interpuesto por altos y, en conse-
cuencia, confirmar la regulación de hono-
rarios del Cdor. Víctor Hugo Susbielles a la
suma de ... UMA, la que a la fecha asciende
a la suma de $... (Ac. CSJN Nº 4/2022). Re-
gístrese, notifíquese, publíquese (Acs. CSJN
Nº 15/2013 y 24/2013) y devuélvase. No
suscribe el señor Juez de Cámara, doctor
Leandro Sergio Picado (art. 3º, ley 23.482).
— Roberto D. Amabile. — Pablo E. Larriera.

Edictos
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 8 a cargo del Dr. Marcelo Gota,
secretaría Nº 16 a mi cargo, sito en
Libertad 731 7º piso de Capital Fe-
deral, hace saber que MERLY SARAI
RANGEL MOLINA de nacionalidad
venezolana con DNI 95.661.182 ha
peticionado la concesión de la ciu-
dadanía argentina, a fin de que los
interesados hagan saber a este Juz-
gado las circunstancias que pudiesen
obstar a dicho pedido. Publíquese
por dos días.
Buenos Aires, 27 de mayo de 2022
Sebastián A. Ferrero, sec.
LA LEY: I. 17/08/22 V. 17/08/22
El Juzgado Nacional de 1ª Inst. en
lo Civ. y Com. Fed. Nº 11, Secretaría
Nº 22, sito en Libertad 731, 7º piso de
esta Capital, hace saber que la Sra.
NAIROIS LILIANA GUTIÉRREZ cuyo
DNI es el Nº 95.846.327, de nacio-
nalidad venezolana, ha solicitado la
ciudadanía argentina. Quien conozca
algún impedimento para la conce-
sión del beneficio, podrá comunicarlo
a través del Ministerio Público. Pu-
blíquese por dos días, en un lapso de
quince días.
Buenos Aires, 7 de junio de 2022
Laura Gabriela Sendón, sec.
LA LEY: I. 17/08/22 V. 17/08/22
El Juzgado Nacional de 1ª Inst. en
lo Civ. y Com. Fed. Nº 11, Secretaría
Nº 22, sito en Libertad 731, 7º Piso,
de esta Capital, hace saber que
el Sr. RICHARD ENRIQUE MORE-
NO HUERFANO cuyo DNI es el Nº:
95.852.058, de nacionalidad vene-
zolana, ha solicitado la ciudadanía
argentina. Quien conozca algún
impedimento para la concesión del
beneficio, podrá comunicarlo a tra-
vés del Ministerio Público. Publí-
quese por dos días, en un lapso de
quince días.
Buenos Aires, 27 de mayo de 2022
Laura Gabriela Sendón, sec.
LA LEY: I. 17/08/22 V. 17/08/22
El Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial Fe-
deral Nº 11 a cargo del Dr. Alejandro
J. Nobili, Secretaría Nº 21 a mi car-
go, sito en Libertad 731, 7º piso, de
esta Capital, hace saber que el/la
señor/a: YESICA YOLIBETH PARRA
SÁNCHEZ, DNI Nº 95.922.721 na-
cido/a en Caracas – Venezuela, ha
solicitado la ciudadanía argentina.
Cualquier persona que conozca al-
gún impedimento para la concesión
del beneficio, podrá hacerlo saber a
través del Ministerio Público. Publí-
quese por dos días en un lapso de
quince días.
Buenos Aires, 24 de mayo de 2022
María Victoria Tripiccio, sec.
LA LEY: I. 17/08/22 V. 17/08/22
Ante el Juzgado Nacional de Pri-
mera Instancia en lo Civil y Co-
mercial Federal Nº 10, Secretaría
Nº 19, sito en Libertad 731, 9º Piso
de esta ciudad, tramita el pedido
de ciudadanía argentina de el/la
Sr./Sra. JENNIPHER EDITA IZA-
GUIRRE ROJAS de nacionalidad
venezolana con 95.902.367 según
Exp. Nº 770/2021 “IZAGUIRRE RO-
JAS, JENNIPHER EDITA s/ SOLICI-
TUD DE CARTA DE CIUDADANÍA s/
Solicitud de Carta de Ciudadanía”.
Por ello cualquier persona que tu-
viere conocimiento de algún acon-
tecimiento que estimara podría
obstar a dicha concesión deberá
hacerlo saber a este Juzgado. Publí-
quese por dos días.
Buenos Aires, 4 de junio de 2021
María Lucila Koon, sec.
LA LEY: I. 16/08/22 V. 17/08/22
El Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial Fe-
deral Nº 8, secretaría Nº 15, sito en
Libertad 731 7º Piso de esta ciudad,
informa que GÉNESIS CAROLINA
RAMÍREZ MAVARES de nacionali-
dad venezolana con DNI 95.807.172
ha iniciado los trámites tendientes
a obtener la ciudadanía argentina.
Por ello cualquier persona que tu-
viere conocimiento de algún aconte-
cimiento que estimara podría obstar
a dicha concesión, deberá hacerlo
saber a este Juzgado. Publíquese por
dos días.
Buenos Aires, 2 de junio de 2022
Felipe J. Cortés Funes, sec.
LA LEY: I. 16/08/22 V. 17/08/22

Director Editorial: Fulvio G. Santarelli PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I. linkedin.com/showcase/thom-

Administración, Comercialización y Redacción: Thomsonreuterslaley
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Provincia de Buenos Aires.
Abogacía Corporativa
Agosto de 2022 - Nº 4
Networking
Innovación y management
legal para abogados
Cierre del Programa de Actualización para
Abogados Corporativos de Thomson Reuters
Nicolás Bonina
Fundador y CEO de LexRock y cofundador de la Alianza Latinoamericana para la
Innovación Legal. Ayuda a organizaciones legales a transformarse digitalmente,
modernizar su práctica legal, entender las implicancias de las nuevas tecnolo-
gías y a optimizar los procesos y el uso de los datos. Docente y autor de diversos
artículos, columnas de opinión y libros de su especialidad.
SUMARIO: I. Introducción.— II. El dilema del innovador.— III. Casos de éxito.— IV. Ten-
dencias y oportunidades.
I. Introducción
El pasado jueves 7 de julio, tuvo lugar el cierre
del Programa de Actualización para Abogados
Corporativos de Thomson Reuters. El evento se
realizó bajo modalidad híbrida y giró en torno
a la innovación en la gestión de departamentos
jurídicos de empresas y firmas legales.
Este evento final contó con la presencia del
Director del Programa, Diego F. Martinotti, Ve-
rónica Calleja (Thomson Reuters), la participa-
ción de Sabrina Propper (Bayer), Juan Manuel
Haddad (Telefónica Argentina), Rodolfo Chris-
tophersen (Inviu), quienes comentaron sus pro-
pias experiencias y casos de éxito en la gestión e
innovación de departamentos jurídicos, y quien
escribe (LexRock), moderando la conversación.
La innovación puede entenderse como una
manera nueva o diferente de resolver problemas,
que crea una mejor experiencia para las personas
(sean clientes, usuarios, consumidores, etc.). Para
crear estas nuevas soluciones, necesitamos “ver-
las”, conectar los puntos, como decía Steve Jobs.
Estar abiertos a nuevas perspectivas.
Esto nos lleva al mindset, pues para imple-
mentar procesos de transformación o innova-
ción, es necesario animarse, asumir riesgos y
atreverse a fallar.
II. El dilema del innovador
En este sentido, uno de los temas claves
cuando se encaran proyectos de innovación o
de transformación es lo que se conoce como
el dilema del innovador que fue descripto por
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) HAANÆS, Knut - REEVES, Martin - WURLOD, Jules,
“The 2% Company”, 20/02/2018.
CORREO
ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR
CENTRAL B CUENTA N° 10269F1
Editor responsable: Diego Martinotti
Clayton Christensen en su libro homónimo en
la década del ‘90.
Este dilema nos pone entre dos decisiones: ex-
plotar el modelo de negocio actual —“lo que ve-
nimos haciendo”— porque hasta ahora nos hizo
rentables, pero con el riesgo de quedar fuera de
la competencia si aparece una opción más inno-
vadora; o explorar nuevos modelos de negocios,
productos y servicios, que tienen el potencial de
asegurar el crecimiento de la organización a lar-
go plazo, pero con la posibilidad de fracasar en el
intento, perder tiempo, dinero y recursos.
Seguir haciendo lo que ya hacemos nos otor-
ga seguridad, regularidad, eficacia, eficiencia
y velocidad. Pero también nos vuelve rígidos.
Por su parte, innovar y cambiar incrementa el
riesgo y la incertidumbre, pero también nos lle-
na de creatividad, visión y nos permite expan-
dirnos a largo plazo, manteniendo una ventaja
competitiva.
La solución de este dilema no es sencilla,
pero hay un factor que considero determinan-
te y que surge del libro de Christensen. Elegir
la estrategia de seguir haciendo lo mismo que
venimos haciendo responde a las necesidades
actuales de nuestros clientes (sea interno o exter-
no). La innovación y en especial la disrupción,
tienen el potencial de identificar las necesida-
des futuras de esos clientes. El
mejor ejemplo de esto es la
frase de Henry Ford que dice:
“si hubiera preguntado a mis
clientes, me habrían pedido
caballos más rápidos”.
Incorporar la innovación y
la exploración de nuevos mo-
delos de negocio, productos y
servicios nos permite indagar
en las necesidades futuras de
los clientes. Como reza la frase
atribuida a Abraham Lincoln y
a Peter Drucker “la mejor forma de predecir el
futuro, es creándolo...”.
Integrar la innovación a una organización
establecida no es tarea fácil. Como se explica
en el informe “The 2% Company” del Boston
Consulting Group y Henderson Institute (1),
solo el 2% de un grupo de 2500 empresas son
excelentes en explotación y exploración al mis-
mo tiempo. Ser buenos en ambas actividades
es simultáneamente difícil, porque se trata de
actividades contradictorias, que empujan a
las organizaciones en direcciones diferentes:
cuando uno emprende un proyecto de innova-
ción no verá el retorno de
su inversión enseguida,
quizá no existan siquiera
datos e información para
justificar dicho proyecto,
los resultados pueden ser
impredecibles, probable-
mente se pierda un poco
de eficiencia operativa
hasta que todo el equi-
po se adapte y, desde ya,
existen posibilidades de
fracasar.
III. Casos de éxito
Sabrina, Juan Manuel y Rodolfo compartie-
ron sus propias experiencias y casos de éxito.
Sabrina nos comentó cómo lleva adelante
proyectos vinculados a diversidad e inclusión,
los desafíos culturales que presentan y cómo
implementar un cambio cultural para introdu-
cir estos temas en la agenda de una organiza-
ción para que lleguen a buen puerto.
Juan Manuel comentó su experiencia en pro-
yectos de innovación legal, en particular, en la
creación de una plataforma para agilizar la con-
testación de oficios judiciales. Se detuvo en los
desafíos de este tipo de proyectos y la manera
de sacarlos adelante. Finalmente, destacó que
el ROI (Retorno de la inversión, por sus siglas
en inglés Return on investment) debe utilizarse
tanto para elegir un proyecto como para decidir
no hacerlo.
Rodolfo compartió su experiencia como líder
en diversos proyectos de innovación legal. Nos
contó su experiencia como Legal Operations
Manager, cómo este rol ayuda a las empresas,
cómo manejar las resistencias en proyectos de
este tipo y cómo sacarlos adelante.
Los tres resaltaron que la clave para crear
un Business Case atractivo es comunicar ade-
cuadamente el beneficio que el proyecto ge-
nerará para la organización y que el cliente
(interno o externo) quiere resolver problemas,
con lo cual lo importante es ir a ese cliente,
pensar en lo que éste necesita para brindarle
una solución.
Novedades legislativas 2 Panorama internacional
Reseña doctrinaria 3 Daños por infracciones al Derecho de
Jurisprudencia sintetizada 4 Normas que regulan el plazo de
ISSN: En trámite - RNPI: En trámite
Finalmente, los tres coincidieron e hicieron
hincapié en que las personas son el centro de
todo proyecto de innovación y tecnología.
IV. Tendencias y oportunidades
Según el Estudio de Departamentos Lega-
les Argentina 2021, elaborado por Thomson
Reuters - Marval O’Farrell Mairal, algunas de las
tendencias en materia de management e inno-
vación legal son las siguientes:
Trabajo híbrido: El 90% de los equipos legales
esperan trabajar en un esquema mixto a futuro.
Género: El 54% de los encuestados sostuvo
que la perspectiva de género dentro de su or-
ganización y equipo es prioridad a la hora de
contratar talento legal.
Capacitaciones: El 73% de los encuestados
dijo que sus equipos realizaron cursos en el 1º
Semestre de 2021. El 71% eligió Derecho y el
22% eligió Tecnología.
Sistema de gestión legal: El 48% de los jefes
legales encuestados informó que su equipo uti-
liza un sistema de gestión legal.
Automatización: El 31% de los líderes en-
cuestados manifestó haber avanzado con pro-
cesos de automatización de tareas.
Métricas: El 27% de los encuestados utiliza
indicadores para medir la performance de sus
equipos.
Innovación: El 80% de los encuestados dijo
haber implementado algún proyecto de inno-
vación legal en los últimos años.
4
la Competencia en la Unión Europea.
prescripción
2 | Agosto de 2022
Tendencias en management e innovación legal
Los proyectos de innovación legal implementados, fueron del siguiente tipo:
- El 23% eligió como proyectos de workflow legal.
- El 17% eligió proyectos de firma digital.
- El 11% eligió proyectos de automatización de escritos.
- El 9% eligió proyectos de inteligencia artificial y machine learning.
Novedades legislativas
I. Mercado de cambios. Dólar soja
Comunicación “A” 7556 del Banco Central de
la República Argentina. Exterior y cam-
bios. Depósitos de ahorro, cuenta sueldo
y especiales. Efectivo mínimo. Posición
global neta de moneda extranjera. Ade-
cuaciones.
Publicación: 28/07/2022
Cita online: TR LALEY AR/LEGI/AJD1
Mediante Comunicación “A” 7556, el Banco
Central de la República Argentina dispuso que:
1. Las personas humanas o jurídicas residen-
tes que sean productores de granos y/u opera-
dores en su comercialización, que vendan soja
a partir del 27.7.22 a un comprador que realiza-
rá su exportación en forma directa o como re-
sultante de un proceso productivo realizado en
el país y que no realizan exportaciones de esos
bienes por cuenta propia, podrán con los pesos
percibidos por dichas ventas hasta el 31.8.22:
1.1. Comprar billetes de moneda extranjera
en concepto de formación de activos exter-
nos por hasta el equivalente al 30% del monto
en pesos percibido por la venta, una vez que
se aplicaron el impuesto PAIS y las retencio-
nes previstas en la Resolución General AFIP
Nº 4815.
1.2. Acreditar el monto en pesos percibido
por la venta que no se utilizó para lo indicado
en el punto 1.1. en una “Cuenta especial para
titulares con actividad agrícola”.
Abogacía Corporativa
A tales efectos de la certificación de los mon-
tos a su favor, el productor y/u operador debe-
rá designar una única entidad financiera local,
que será la responsable de:
a) Registrar ante el BCRA el detalle de las
operaciones de venta de soja del productor
y/u operador a un exportador y los montos
netos en pesos percibidos por esas ventas.
b) Emitir las certificaciones para que
el productor y/u operador pueda concre-
tar las compras de moneda extranjera y
la acreditación de fondos en una “Cuenta
especial para titulares con actividad agrí-
cola”.
II. Mercado de cambios. Endurecimiento
Comunicación “A” 7552 del Banco Central de
la República Argentina. Exterior y cam-
bios. Adecuación.
Publicación: 25/07/2022
Cita online: TR LALEY AR/LEGI/AJKK
Mediante Comunicación “A” 7552, el Ban-
co Central de la República Argentina dispu-
so que para acceder al mercado de cambios
para realizar pagos al exterior se deberá
declarar que no se poseen certificados de
depósitos argentinos representativos de ac-
ciones extranjeras (CEDEARs) y/o activos
externos líquidos disponibles que conjun-
tamente superen los USD 100.000. En caso
contrario, se deberá requerir autorización
previa al BCRA.
- El 7% eligió proyectos de chatbots.
- El 4% eligió proyectos de predicción de sentencias.
Proyectos de innovación legal elegidos por los departamentos de legales consultados en
la encuesta
¿Por qué digo que estas tendencias son oportunidades?
Porque con aplicar proyectos de automatización de workflows ya estamos dentro del 31% de las
organizaciones.
Si implementamos indicadores y métricas, ya estamos dentro del 27% de las organizaciones.
Y si capacitamos a nuestros colaboradores en tecnología, administración y negocios, esta-
mos dentro del 22%.
Estas son oportunidades para adelantarnos al mercado, posicionarnos y liderar. Para lograr ven-
tajas competitivas.
Son oportunidades para probar, sabiendo que en Estados Unidos y Europa se está recorriendo este
mismo camino. Estas tendencias llegaron para quedarse y van a consolidarse con el tiempo. Animarse al
cambio ahora y empezar, aunque seamos los primeros, nos brinda la oportunidad de liderar un mercado
que está en medio de una de las transformaciones más grande de su historia.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2305/2022
Las entidades podrán, hasta el
19.8.22 inclusive, considerar a la
tenencia de CEDEARs adquiridos
hasta el 21.7.22, como una de las
situaciones por las cuales se ad-
mite que los activos externos líqui-
dos y/o certificados de depósitos
argentinos representativos de ac-
ciones extranjeras conjuntamente
superen el monto antes referido de
USD 100.000.
III. Impuesto a las ganancias.
Cuarta categoría
Decreto 298/2022. Ley de Im-
puesto a las Ganancias. Dis-
posiciones. Norma comple-
mentaria de la ley 20.628
(T.O. 2019). de reuniones de órganos de administra-
ción o gobierno realizadas a distancia. Fi-
Publicación: 07/06/2022 nalización del período de excepción pre-
Cita online: TR LALEY AR/LCON/8Z93 visto en el art. 3º de la res. gral. 11/2020
(I.G.J.) para determinados supuestos.
Mediante el Decreto Nº 298/2022, publicado
en el Boletín Oficial el día 7 de junio de 2022, el Publicación: 15/07/2022
Poder Ejecutivo Nacional incrementó el monto Cita online: TR LALEY AR/LEGI/AJ1X
de la remuneración bruta y/o haber bruto pasi-
ble de la aplicación del Impuesto a las Ganan- Mediante Resolución General 8/2022 la Ins-
cias a $280.792 mensuales para el período fiscal pección General de Justicia da por finalizado
2022. el período de excepción previsto en el art. 3º,
de la Resolución General IGJ Nº 11/2020 para
IV. Inspección General de Justicia la celebración de reuniones de órganos de ad-
ministración o gobierno realizadas a distancia,
Resolución General 8/2022 de la Inspección en los supuestos en que el estatuto social no las
General de Justicia. Sociedades, asocia- hubieran previsto. De este modo se admitirán
ciones civiles o fundaciones. Celebración las reuniones del órgano de administración o

de gobierno de sociedades, asociaciones civiles
o fundaciones convocadas para ser celebradas
a distancia bajo los términos de lo dispuesto
de la Resolución General IGJ Nº 11/2020, hasta
60 días hábiles administrativos posteriores a la
fecha de publicación de la presente resolución
general.
Resolución General 6/2022. Prevención de
lavado de activos y financiamiento del
terrorismo. Asociaciones civiles y/o fun-
daciones. Declaración jurada de informa-
ción sobre el estado de cumplimiento y
sobre licitud y origen de fondos. Modifi-
cación de la res. gral. 7/2015 (I.G.J.).
Publicación: 07/06/2022
Cita online: TR LALEY AR/LEGI/ AI4X
Mediante la resolución en objeto, la Inspec-
ción General de Justicia actualizó los montos a
partir de los cuales las asociaciones y fundacio-
nes deberán presentar una declaración jurada
de origen de fondos, en línea con lo dispuesto
en la res. 50/2022 de la Unidad de Información
Financiera.
Reseña doctrinaria
I. Derecho del consumidor. Influencers
Título: Responsabilidad civil del influencer
frente al consumidor.
Autor: Mazzinghi Jorge A.M. - Abogado (UCA).
Doctor en Ciencias Jurídicas (UCA). Ex-
profesor de Derecho Civil II — Obligacio-
nes (UBA). Exprofesor ordinario titular
de Derecho Civil V - Familia y Sucesiones
(UCA). Exdirector del Colegio de Aboga-
dos de la Ciudad de Buenos Aires.
Publicado: LA LEY 09/06/2022.
Cita Online: TR LALEY AR/DOC/1865/2022
El autor señala cómo a partir de la enorme
difusión de las redes sociales ha aparecido en el
panorama de la relación de consumo la figura
del “influencer”, que es una persona que tiene
una presencia destacada en las redes sociales,
con un número considerable de seguidores, y
que expresa públicamente su preferencia o su
adhesión al consumo de determinados bienes o
servicios. El influencer procura que los consumi-
dores se acerquen o entren en contacto con los
bienes y servicios con los que él está identificado.
Puede hacerlo de un modo expreso —vertiendo
un juicio positivo—, o solo de un modo tácito,
mostrando su conformidad y su gusto con la ad-
quisición de alguna cosa o con la realización de
una actividad. Por lo general, el influencer per-
cibe una remuneración o una contraprestación
de parte de quien está a cargo de la explotación
del bien o del servicio. En algunos casos es una
retribución periódica y, en otros —cuando el in-
fluencer no es tan determinante—, puede ser un
canje con los bienes y con los servicios que él ha
contribuido a difundir.
Mazzinghi se cuestiona si el influencer res-
ponde por los daños resultantes de la cosa o
servicio y afirma que el art. 40 de la ley 24.240
no contiene ninguna referencia a la persona
que se encarga de realizar la publicidad, ni mu-
chos menos referencia al influencer.
El influencer podría ser considerado como
un vendedor del producto, en los términos del
art. 2º de la ley 24.240, en el ámbito de las redes
sociales, al punto de que, en muchos casos, las
ventas aumentan significativamente a partir de
la contratación de un determinado influencer.
Por otro lado, si el influencer se explaya sobre
la existencia de virtudes del producto que no son
tales; si afirma que una bebida no contiene alco-
hol cuando, en verdad, sí lo tiene; si garantiza que
una determinada agencia de viajes les devuelve a
los usuarios el importe de los pasajes que estos no
han podido utilizar —y ello no ocurre—, su res-
ponsabilidad queda mucho más comprometida.
En dicho caso podría el influencer tener respon-
sabilidad en los términos del art. 1757 del Código
Abogacía Corporativa
De este modo, las fundaciones que reciban
donaciones o aportes de terceros por importes
superiores a $420.000 en un solo acto o varios
actos que —individualmente—sean inferiores a
la suma consignada en dicha resolución, pero
que en conjunto superen esa cifra realizados
por una o varias personas relacionadas en un
período no superior a los treinta (30) días, de-
berán presentar anualmente una declaración
jurada de información sobre el estado de cum-
plimiento de la normativa asociada a la preven-
ción de la comisión de delitos de lavado de acti-
vos y financiación del terrorismo.
Por su parte, las asociaciones civiles y funda-
ciones que reciban donaciones o aportes de ter-
ceros por importes superiores a $1.200.000 en
uno o varios actos dentro del período de 30 días
deberán presentar una declaración jurada cer-
tificada sobre la licitud y origen de los fondos.
Asimismo, las asociaciones civiles y funda-
ciones que reciban donaciones o aportes de
terceros por importes superiores a $2.400.000
en uno o varios actos dentro del período de 30
días deberán adicionalmente presentar docu-
Civil y Comercial de la Nación en virtud de la acti-
vidad riesgosa o peligrosa.
Por último, analiza el autor la posible responsa-
bilidad del influencer fundada en un factor subje-
tivo de atribución. En este sentido, la responsabi-
lidad que puede caberle al influencer respecto del
consumidor se perfila con claridad en los casos
en los que el primero actúa con culpa o con dolo.
La duda surge cuando se trata de analizar la res-
ponsabilidad objetiva del influencer.
II. Derecho del consumidor. Publicidad. So-
breendeudamiento
Título: El consumidor en los entornos digita-
les. Posibles efectos de la publicidad en
el fenómeno del sobreendeudamiento.
Autor: Quaglia, Marcelo C. - Juez Civil y Comercial.
Profesor ordinario de Derecho del Consu-
midor y de Contratos Civiles y Comerciales
Parte General y Especial (UCA). Magíster
en Derecho Empresario (Univ. Austral). Es-
pecialista en Derecho de Daños (UCA). Di-
rector en la carrera de Especialización en la
Magistratura (UCA). Miembro del Instituto
Argentino de Defensa del Consumidor.
Publicado: LA LEY 10/05/2022.
Cita Online: TR LALEY AR/DOC/1515/2022
En primer lugar, Quaglia refiere al concepto
“Entornos Digitales” como superador del ya co-
nocido “Comercio Electrónico” y haciendo refe-
rencia a la ampliación de la digitalización que se
evidencia cotidianamente en nuestras relaciones,
donde se trabaja, se estudia, se ejercita, se consul-
ta al médico, se festejan cumpleaños, se juega y
hasta se despide por última vez a un ser querido
por medio de un smartphone, una tableta o una
computadora. La relación con el “Entorno Digi-
tal”/ “Comercio Electrónico” se da en un marco de
género/especie y, considerando que el “Entorno
Digital” no es otra cosa que un ámbito construido
y habitado por personas, suscitará no solo pro-
blemas similares a los del mundo físico, sino que
generará además nuevos interrogantes, así como,
mucha veces, procurará conjugar los dos ámbitos
(por ejemplo las llamadas clases híbridas, desa-
rrolladas de manera presencial pero también con
un público virtual; o la implementación de una
determinada protesta, que podrá realizarse tanto
en las calles como en forma digital).
La publicidad es una de las prácticas comer-
ciales que tiene mayor impacto directo en el con-
sumidor, dado que interviene en el proceso de
formación de su voluntad a efectos de que reali-
ce la conducta pretendida. Es por ello por lo que
el mensaje publicitario, tanto en su contenido
como en su alcance, evoluciona constantemente
y no ha quedado ajeno al fenómeno de los “En-
tornos Digitales”.
mentación respaldatoria y/o información que
sustente el origen declarado de los fondos.
V. Corte Suprema de Justicia de la Nación
Acordada Nº 13/2022. Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación. Depósito esta-
blecido como requisito para la viabilidad
del recurso de queja por denegación del
extraordinario.
Publicación: 27/05/2022
Cita online: TR LALEY AR/LEGI/AHXT
La Acordada en cuestión fijó, a partir del 1º de
junio de 2022, en la suma de pesos trescientos
mil ($300.000) el importe del depósito por el
art. 286 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación para la viabilidad del recurso de
queja por denegación por denegación del ex-
traordinario.
Acordada Nº 14/2022. Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación. Monto mínimo
de apelabilidad de sentencias definitivas
y demás resoluciones.
Señala el autor que hoy en día, uti-
lizando herramientas como la Inteli-
gencia Artificial y el uso de los datos
que diariamente brindamos inocen-
temente a la Big Data, así como el
tratamiento adecuado y sistemático
de dichos datos (Data Mining), el pro-
veedor logra conocer y hasta crear de-
terminadas y específicas necesidades
en el consumidor el cual muchas ve-
ces es “bombardeado” por mensajes
publicitarios personalizados y, más de
una vez, sin siquiera tener conciencia
que está siendo objeto de campañas
de difusión y promoción de productos
(incumpliéndose así, entre otros aspectos, con
el principio de identificación del mensaje publi-
citario). Naturalmente, la tarea de la publicidad
dirigida no es otra que el consumidor adquiera el
bien o el servicio: que contrate.
Se ha concluido que las personas toman sus de-
cisiones de dos maneras: a) A través del llamado
“Sistema 1”, el que opera de manera rápida y auto-
mática, con poco o ningún efecto y sin sensación
de control voluntario, generando impresiones y
sentimientos que son las fuentes principales de
las creencias explícitas y; b) Conforme el “Sistema
2”, centrado en actividades mentales esforzadas.
Existiendo una tendencia natural en la persona a
economizar esfuerzos, el “Sistema 1” predomina
mayoritariamente sobre el “Sistema 2” en la toma
de decisiones; ello debido a que el cerebro necesi-
ta glucosa para su funcionamiento (el que funcio-
na como combustible); consecuentemente, a ma-
yor concentración y esfuerzo cognitivo —lo que
implica un gasto de energía mental superior—,
más glucosa necesita consumir y, como sería
imposible vivir en estado de concentración, aten-
ción y vigilancia continua bajo la órbita del pen-
samiento deliberado, es que, con base en una
especie de Ley del Mínimo Esfuerzo, las personas
funcionan en forma habitual y rutinaria de modo
automático, lo que provoca que, por la incidencia
de sesgos cognitivos, se equivoquen en forma pre-
decible. De este modo, afirma Quaglia, en nume-
rosas ocasiones la voluntad del sujeto al celebrar
el contrato de consumo puede verse menguada o
vulnerada, especialmente si se la determina desde
la óptica del art. 260 del Cód. Civ. y Com., y ha sido
inducida o generada a través de la llamada publi-
cidad inducida.
El consumidor expuesto a la publicidad dirigida,
en el marco de los “Entornos Digitales”, verá exacer-
bados y potenciados sus sentimientos y emociones
a través de mensajes específicos y prácticamente
dirigidos a su persona (dado que el proveedor a
través de las nuevas tecnologías podrá conocer sus
situación actual), mensajes específicamente enca-
minados a disparar su “Sistema 1” y lograr que ad-
quiera de tal forma (y sin mucha reflexión) deter-
Agosto de 2022 | 3
Publicación: 27/05/2022
Cita online: TR LALEY AR/LEGI/AHXS
La Acordada en cuestión fijó, a partir del 1º de
junio de 2022, en la suma de pesos setecientos
mil ($700.000) el importe fijado en el segundo
párrafo del art. 242 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación para la apelabilidad de
sentencias definitivas y demás resoluciones.
Acordada 15/2022. Tasas judiciales. Juicios
con objeto litigioso sin valor pecuniario.
Norma complementaria de la ley 23.898.
Publicación: 27/05/2022
Cita online: TR LALEY AR/LEGI/AHXR
La Acordada en cuestión fijó, a partir del 1º
de junio de 2022, en la suma de pesos cuatro
mil setecientos ($4700) el importe fijado en el
art. 6º de la ley 23.898 como importe fijo a ser
integrado en los juicios con objeto litigioso sin
valor pecuniario.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2308/2022
minados bienes y servicios. Es así como se procura
reducir la racionalidad del sujeto, incrementando
su emocionalidad y sus sentimientos, pretendien-
do que a través de estos tome una decisión quizás
irreflexiva y, finalmente, contrate.
El sobreendeudamiento es un fenómeno social
sumamente complejo, el cual requiere de enfo-
ques multidisciplinarios para su adecuado aná-
lisis. Hoy en día es necesario vincular los conoci-
mientos jurídicos con otras ciencias (sociología,
lógica, neurociencias, cibernética, etc.) buscando
construir una ciencia del derecho que no se bas-
te a sí misma como un sistema cerrado, sino que
se relacione, viva y construya en vinculación con
las demás. Por su parte, no son los gustos, los de-
seos o las elecciones del consumidor (en el con-
texto señalado) los que determinan qué bienes
o servicios deben producirse y comercializarse;
usualmente es el sector productivo el que, a través
de la publicidad digital, junto con otros recursos
y herramientas, genera necesidades y preestipula
gustos, deseos y elecciones para el consumidor.
Es necesario que los proveedores asuman una
conducta acorde a derecho, correspondiendo que
se presuma que, con la debida diligencia, fácilmen-
te pueden acceder a la información necesaria como
para conocer la situación económica, el estado de
salud y hasta la situación anímica del consumidor,
a fin de determinar (o abstenerse) de incentivarlo a
contratar, dado que bajo determinadas situaciones
dicho proceder no implicará sino acercarlo o ha-
cerlo caer en una situación de sobreendeudamien-
to que obviamente no es deseada.
Una conducta diferente a la planteada impli-
caría que la persona sobreendeudada pase a ser
objeto del mensaje publicitario, y no su sujeto,
con las consecuencias que ello conlleva en ma-
teria de trato digno y equitativo (arts. 42, CN, 8º
bis, LDC, y 1097, Cód. Civ. y Com.), conducta
que obviamente no debe naturalizarse sino
prohibirse y sancionarse.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2309/2022
4 | Agosto de 2022 Abogacía Corporativa

Jurisprudencia sintetizada
I. Director de sociedad. Ausencia de rela-
ción laboral
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo, Sala X
Partes: “Gotlib, Rodolfo Saúl c. Vesubio SA y
otros s/ despido”, del 07/03/2022
Publicado en: DT 2022 (Mayo), 126; SJA
21/06/2022.
Cita Online: TR LA LEY AR/JUR/18116/2022
Hechos: El actor que se desempeñó como
director titular y presidente de las em-
presas codemandadas por largos perío-
dos, pretende el reconocimiento de una
relación laboral. El juez de primera ins-
tancia rechaza la demanda. La Cámara
confirma el pronunciamiento.
Doctrina que se desprende del fallo:
- El hecho de haber recibido en alguna opor-
tunidad instrucciones de otro integrante del
directorio, aun cuando ninguno de los depo-
nentes identifica cuáles fueron específicamente
ni en qué oportunidades precisas, sino que se
limitan a genéricas afirmaciones al respecto,
no resulta prueba suficiente de la dependencia
laboral invocada, especialmente porque el gra-
do de decisión que tenía el actor en la actividad
desempeñada respalda la postura defensiva de
la accionada.
- El marco delineado ubica a quien se desem-
peñó como director y presidente de las socieda-
des demandadas en la previsión del art. 5º de
la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) y, en con-
secuencia, torna inaplicables las presunciones
de los arts. 9º, 14 y 55 de la LCT que invoca la
perdidosa, pero que presupone la prestación de
servicios en relación de dependencia.
- El cuadro fáctico analizado permite concluir
que el actor era parte constitutiva del órgano
ejecutivo de la sociedad, contribuyendo a la
elaboración de las directivas y no subordinado
a estas, por lo que la relación habida resulta aje-
na al derecho del trabajo.
II. Inspección de justicia. Clubes de campo
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Comercial, Sala “C”
Partes: “Inspección General de Justicia c. Ha-
ras Pino Solo S.A. s/ organismos exter-
nos”, del 18/11/2021.
Publicado en: LA LEY 16/02/2022, 4
Cita Online: AR/JUR/181827/2022
Hechos: Haras Pino Solo S.A. apeló las reso-
luciones generales 25/2020 y 27/2020 de
la Inspección General de Justicia, en las
que el Organismo otorgó a los conjuntos
inmobiliarios que se encontraran orga-
nizados bajo forma de sociedad (art. 3º,
ley 19.550), un plazo de 360 días para
cumplir con la adecuación prevista en
el art. 2075 del CCyC bajo apercibimien-
to de sancionar a sus autoridades con
multa, no inscribir sus actos societarios
y promover las acciones legales que pu-
dieran corresponder. La Cámara declara
nulas y deja sin efectos las resoluciones
apeladas en lo que concierne a su apli-
cación a las sociedades.
Doctrina que se desprende del fallo:
- La Inspección General de Justicia estable-
ció una interpretación obligatoria de la norma
que pretendió reglamentar, estableciendo cuál
debía ser la consistencia de la obligación de
adecuarse a la nueva normativa que pesaba so-
bre las sociedades que se hubieran constituido
en los términos del art. 3º de la Ley General de
Sociedades (LGS), a efectos de vehiculizar un
conjunto inmobiliario. No asistía al organismo
esa atribución, cuyo ejercicio implicó suprimir
la viabilidad de otorgar a la norma otras inter-
pretaciones posibles.
- Desde un organismo administrativo local se
avanzó sobre las reglas que rigen nuestra Repú-
blica Federal, pues se desconocieron a los dis-
tintos Estados provinciales, donde se sitúan en
concreto los inmuebles en cuestión, las faculta-
des de diseñar la política de desarrollo urbano
con relación a los conjuntos habitacionales de
conformidad a los intereses de su comunidad.
- El art. 11, inc. c) de la ley 22.315 otorga a la
Inspección General de Justicia la atribución de
“dictar los reglamentos que estime adecuados”,
lo cual, como es claro, no significa que ese or-
ganismo tenga un poder reglamentario similar
al que la Constitución otorga al Presidente, sino
que puede crear las normas que sean necesa-
rias para reglamentar su actividad y para cum-
plir con sus funciones.
- El poder reglamentario de los organismos
administrativos debe considerarse circunscri-
to al ejercicio de las atribuciones que les hayan
sido reconocidas respecto de los administra-
dos; un ente autárquico puede tener cierta po-
testad reglamentaria en materia determinada
por la ley, pero esa potestad es de orden técni-
co; esto es, no tiene en miras la regulación de
los derechos.
- En las normas reglamentarias el
poder administrador no tiene la atri-
bución de completar, según su pro-
pia discreción, aquello que hubiera
podido ser dicho por el legislador.
III. Aporte solidario extraordina-
rio. Medida cautelar. Rechazo
Tribunal: Cámara Federal de Apela-
ciones de Mendoza, Sala “A”
Partes: Angulo, Juan Carlos c. ENA-
AFIP- DGI s/ Inc. de medida
cautelar, del 07/04/2022.
Publicado en: LA LEY 13/05/2022, 7
Cita Online: AR/JUR/25088/2022
Hechos: Se inició acción declarativa de
certeza tendiente a que se declare la
inconstitucionalidad e inaplicabilidad
de: a) Las sanciones pecuniarias pre-
vistas en los arts. 45 y 46 de la ley 11.683
para el caso de que el Fisco entendiera
omitido o evadido el Aporte Solidario y
Extraordinario para ayudar a morigerar
los efectos de la pandemia (en adelan-
te “ASE”); b) Del ASE respecto bienes
inexistentes en el patrimonio de esta
parte al momento de entrar en vigen-
cia la ley 27.605; c) Del ASE respecto
de determinados bienes de propiedad
de mi parte situados en el exterior. En
paralelo, el actor solicitó medida cau-
telar que disponga: a) Que la AFIP-DGI
se abstenga de iniciar y/o de proseguir
cualquier sumario administrativo por
aplicación de las sanciones pecunia-
rias (multas) que consagran los arts. 45
y 46 de la Ley de Procedimiento Tribu-
tario, para el caso que el Fisco nacional
entendiera que mi parte ha incurrido
en omisión o evasión del ASE; b) Que
la AFIP-DGI se abstenga de iniciar y/o
de proseguir cualquier reclamo admi-
nistrativo o judicial derivado de la falta
de presentación de la declaración jura-
da (DDJJ) y/o pago del ASE respecto de
bienes inexistentes en el patrimonio de
esta parte al momento de entrar en vi-
gencia la ley 27.605 (B.O., 18/12/2020)
como así también de determinar de ofi-
cio la supuesta deuda, trabar por sí y/o
demandar judicialmente medidas cau-
telares de cualquier tipo en resguardo
de ese pretendido crédito; y c) Que la
AFIP-DGI se abstenga de iniciar y/o de
proseguir cualquier reclamo adminis-
trativo o judicial derivado de la falta de
presentación de la declaración jurada
(DD.JJ.) y/o pago del ASE que a su cri-
terio pueda resultar por aplicación de
las normas. La jueza de grado rechazó
la medida cautelar. La Cámara confir-
ma el rechazo.
Doctrina que se desprende del fallo:
- El informe contable no justifica prima
facie que el “aporte solidario y extraordina-
rio” —ley 27.605— es confiscatorio respecto de
los bienes situados fuera del país.
- Los argumentos del actor —como la ale-
gada violación del derecho a la igualdad por
la alícuota diferencial para los bienes en el
exterior, la cuestión relativa a la naturaleza de
la exacción (si es tributo) y la aplicación del
aporte solidario de la ley 27.605 respecto de
los bienes inexistentes a la fecha de vigencia
de esta— deberán analizarse al dictarse sen-
tencia definitiva, una vez oídas las partes y
producida toda la prueba, porque no resulta
manifiesta su procedencia en este estado lar-
val del proceso como para ordenar cautelar-
mente la suspensión de una ley dictada por el
Congreso.
- La medida cautelar tendiente a que la
AFIP se abstenga de iniciar y/o de proseguir
cualquier reclamo administrativo o judicial
derivado de la falta de pago del “aporte solida-
rio y extraordinario” previsto por la ley 27.605
debe ser rechazada, pues el peligro invocado
no ostenta suficiente fundamentación, toda
vez que la situación financiera perjudicial que
alega la actora con la prueba instrumental que
acompaña, si bien podría ser una pauta indi-
cativa de daño patrimonial, este amerita un
campo probatorio de mayor amplitud y con-
tradicción o, al menos, de un informe conta-
ble más detallado.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2306/2022

Panorama internacional
Daños por infracciones al de la Directiva — Aplicación
en el tiempo — Disposiciones
sustantivas y procesales”

Derecho de la Competencia en En el asunto C 267/20, que

la Unión Europea. Normas que

tiene por objeto una petición
de decisión prejudicial plantea-
da, con arreglo al artículo 267

regulan el plazo de prescripción

El Tribunal de Justicia precisa el ámbito de
aplicación temporal de las normas que regulan
el plazo de prescripción para el ejercicio de la
acción por daños por infracciones del Derecho
de la competencia, así como de las normas que
regulan la cuantificación del perjuicio resultante
de tales infracciones y la presunción iuris tantum
relativa a la existencia de un perjuicio resultante
de un cártel.
(*) Lengua de procedimiento español.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA
(Sala Primera) de 22 de junio de 2022 (*)
“Procedimiento prejudicial — Cárteles —
Artículo 101 TFUE — Directiva 2014/104/UE
— Artículos 10, 17 y 22 — Acciones por
daños por infracciones del Derecho de
la competencia de la Unión Europea
— Plazo de prescripción — Presunción
iuris tantum de perjuicio — Cuantificación
del perjuicio sufrido — Transposición tardía
TFUE, por la Audiencia Provin-
cial de León, mediante auto de
12 de junio de 2020, recibido
en el Tribunal de Justicia el 15
de junio de 2020, en el procedi-
miento entre
Volvo AB (publ.),
DAF Trucks NV Sres. T. von Danwitz, P. G. Xuereb y A. Kumin,
Y Jueces;
RM,
Abogado General: Sr. A. Rantos;
EL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Primera),
integrado por el Sr. A. Arabadjiev (Ponente), Secretario: Sr. A. Calot Escobar; habiendo
Presidente de Sala, y la Sra. I. Ziemele y los considerado los escritos obrantes en autos;

consideradas las observaciones presenta-
das:
- en nombre de Volvo AB (publ.), por la Sra.
N. Gómez Bernardo y el Sr. R. Murillo Tapia,
abogados;
- en nombre de DAF Trucks NV, por el Sr. C.
Gual Grau, abogado, la Sra. M. de Monchy y el
Sr. J. K. de Pree, advocaten, y el Sr. D. Sarmien-
to Ramírez-Escudero y la Sra. P. Vidal Martínez,
abogados;
- en nombre de RM, por la Sra. M. Picón Gon-
zález, procuradora, y el Sr. I. San Primitivo Arias,
abogado;
— en nombre del Gobierno español, por el Sr.
L. Aguilera Ruiz y la Sra. S. Centeno Huerta, en
calidad de agentes;
— en nombre del Gobierno estonio, por la
Sra. A. Kalbus, en calidad de agente;
— en nombre de la Comisión Europea, por
los Sres. S. Baches Opi, M. Farley y G. Meessen,
en calidad de agentes;
oídas las conclusiones del Abogado General,
presentadas en audiencia pública el 28 de octu-
bre de 2021; dicta la siguiente
Sentencia
1. La petición de decisión prejudicial tiene
por objeto la interpretación del artículo 101
TFUE y de los artículos 10, 17 y 22, apartado 2,
de la Directiva 2014/104/UE del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 26 de noviembre de
2014, relativa a determinadas normas por las
que se rigen las acciones por daños en virtud
del Derecho nacional, por infracciones del De-
recho de la Competencia de los Estados miem-
bros y de la Unión Europea (DO 2014, L 349,
p. 1), así como del principio de efectividad.
2. Esta petición se ha presentado en el contexto
de un litigio entre Volvo AB (publ.) y DAF Trucks
NV, por una parte, y RM, por otra, en relación con
una acción por daños ejercitada por RM que tiene
por objeto la reparación de los daños y perjuicios
sufridos como consecuencia de una infracción
del artículo 101 TFUE, declarada por la Comisión
Europea y cometida por varios fabricantes de ca-
miones, entre los que figuran Volvo y DAF Trucks.
Marco jurídico
Derecho de la Unión
3. El Considerando 47 de la Directiva
2014/104 enuncia lo siguiente:
”Para corregir la asimetría de información y
algunas de las dificultades asociadas a la cuanti-
ficación del perjuicio ocasionado en casos de De-
recho de la competencia y con el fin de garantizar
la eficacia de las reclamaciones de daños y perjui-
cios, conviene presumir que las infracciones de
cártel provocan un perjuicio, en particular a tra-
vés de un efecto sobre los precios. Dependiendo
de las circunstancias del asunto, los cárteles pro-
ducen un incremento de los precios o impiden
una reducción de los precios que se habría pro-
ducido, de no ser por el cártel. Esta presunción no
debe abarcar el importe preciso del daño. Se debe
permitir al infractor que refute la presunción.
Conviene limitar esta presunción iuris tantum
a los cárteles, dada su naturaleza secreta, lo que
aumenta la asimetría de información y dificulta
a los demandantes la obtención de las pruebas
necesarias para acreditar el perjuicio”.
4. El artículo 10 de esta Directiva, titulado
“Plazos”, dispone lo siguiente:
“1. Los Estados miembros establecerán, de
conformidad con el presente artículo, las nor-
mas aplicables a los plazos para ejercitar ac-
ciones por daños. Tales normas determinarán
cuándo empieza a correr el plazo, su duración
y las circunstancias en las que se interrumpe o
suspende.
Abogacía Corporativa
”2. Los plazos no empezarán a correr antes de
que haya cesado la infracción del Derecho de la
competencia y el demandante tenga conoci-
miento, o haya podido razonablemente tener
conocimiento de:
a) la conducta y el hecho de que sea consti-
tutiva de una infracción del Derecho de la com-
petencia;
b) que la infracción del Derecho de la compe-
tencia le ocasionó un perjuicio, y
c) la identidad del infractor.
3. Los Estados miembros velarán por que el
plazo para el ejercicio de una acción por daños
sea de al menos cinco años.
4. Los Estados miembros velarán por que se
suspenda o, en función del Derecho nacional, se
interrumpa el plazo si una autoridad de la com-
petencia actúa a efectos de la investigación o el
procedimiento en relación con una infracción
del Derecho de la competencia con la que esté
relacionada la acción por daños. La suspensión
terminará, como mínimo, un año después de
que la resolución de infracción sea firme o se dé
por concluido el procedimiento de otra forma”.
5. El artículo 17 de esta Directiva, titulado
“Cuantificación del perjuicio”, establece lo si-
guiente:
“1. Los Estados miembros velarán por que
ni la carga de la prueba ni los estándares de
prueba necesarios para la cuantificación del
perjuicio hagan prácticamente imposible o ex-
cesivamente difícil el ejercicio del derecho al
resarcimiento de daños y perjuicios. Los Esta-
dos miembros velarán por que los órganos ju-
risdiccionales nacionales estén facultados, con
arreglo a los procedimientos nacionales, para
estimar el importe de los daños y perjuicios si
se acreditara que el demandante sufrió daños
y perjuicios pero resultara prácticamente im-
posible o excesivamente difícil cuantificar con
precisión los daños y perjuicios sufridos sobre
la base de las pruebas disponibles.
”2. Se presumirá que las infracciones de cár-
teles causan daños y perjuicios. Al infractor le
asistirá el derecho a rebatir esa presunción.
”3. Los Estados miembros velarán por que,
en los procedimientos relativos a reclamacio-
nes de daños y perjuicios, una autoridad na-
cional de la competencia pueda ofrecer, previa
petición de un órgano jurisdiccional nacional,
asesoramiento a este en el tema de la determi-
nación de la cuantía de los daños y perjuicios,
si dicha autoridad nacional de la competencia
considera adecuado tal asesoramiento”.
6. El artículo 21, apartado 1, de la misma Di-
rectiva tiene el siguiente tenor:
“Los Estados miembros adoptarán las dis-
posiciones legales, reglamentarias y adminis-
trativas necesarias para dar cumplimiento a la
presente Directiva a más tardar el 27 de diciem-
bre de 2016. Comunicarán inmediatamente a la
Comisión el texto de dichas disposiciones.
Cuando los Estados miembros adopten di-
chas disposiciones, estas harán referencia a la
presente Directiva o irán acompañadas de di-
cha referencia en su publicación oficial. Los Es-
tados miembros establecerán las modalidades
de la mencionada referencia”.
7. El artículo 22 de la Directiva 2014/104, ti-
tulado “Aplicación en el tiempo”, establece lo
siguiente:
“1. Los Estados miembros se asegurarán de
que las medidas nacionales adoptadas en vir-
tud del artículo 21 a fin de cumplir con las dis-
posiciones sustantivas de la presente Directiva
no se apliquen con efecto retroactivo.
”2. Los Estados miembros se asegurarán de
que ninguna medida nacional adoptada en vir-
tud del artículo 21, distinta de aquellas a las que
se refiere el apartado 1, se aplique a las acciones
por daños ejercitadas ante un órgano jurisdiccio-
nal nacional antes del 26 de diciembre de 2014”.
8. Según el artículo 25, apartado 2, del Regla-
mento (CE) Nº 1/2003 del Consejo, de 16 de di-
ciembre de 2002, relativo a la aplicación de las nor-
mas sobre competencia previstas en los artículos
[101 TFUE y 102 TFUE] (DO 2003, L 1, p. 1):
“El plazo de prescripción comenzará a con-
tar a partir del día en que se haya cometido la
infracción. No obstante, respecto de las infrac-
ciones continuas o continuadas, la prescripción
solo empezará a contar a partir del día en que
haya finalizado la infracción”.
9. A tenor del artículo 30 de ese Reglamento,
titulado “Publicación de las decisiones”:
“1. La Comisión publicará las decisiones que
adopte en aplicación de los artículos 7 a 10, 23 y 24.
”2. En la publicación se mencionarán los
nombres de las partes y el contenido principal
de la decisión, incluidas las sanciones impues-
tas. En ella se deberá tener en cuenta el interés
legítimo de las empresas por que no se revelen
sus secretos comerciales”.
Derecho español
10. En virtud del artículo 74, apartado 1, de
la ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la
Competencia (BOE Nº 159, de 4 de julio de
2007, p. 28848), en su versión modificada por el
Real Decreto-ley 9/2017, de 26 de mayo, por el
que se transponen directivas de la Unión Euro-
pea en los ámbitos financiero, mercantil y sani-
tario, y sobre el desplazamiento de trabajadores
(BOE Nº 126, de 27 de mayo de 2017, p. 42820)
(en lo sucesivo, “Ley 15/2007, en su versión mo-
dificada por el Real Decreto-ley 9/2017”):
“La acción para exigir la responsabilidad por
los daños y perjuicios sufridos como conse-
cuencia de las infracciones del Derecho de la
competencia prescribirá a los cinco años”.
11. El artículo 76, apartados 2 y 3, de la
ley 15/2007, en su versión modificada por el
Real Decreto-ley 9/2017, establece lo siguiente:
“2. Si se acreditara que el demandante sufrió
daños y perjuicios pero resultara prácticamente
imposible o excesivamente difícil cuantificarlos
con precisión con base en las pruebas disponi-
bles, los tribunales estarán facultados para esti-
mar el importe de la reclamación de los daños.
”3. Se presumirá que las infracciones califi-
cadas como cártel causan daños y perjuicios,
salvo prueba en contrario”.
12. La disposición transitoria primera del Real
Decreto-ley 9/2017, por el que se transpone al
Derecho español la Directiva 2014/104, rubrica-
da “Régimen transitorio en materia de acciones
de daños resultantes de infracciones del Dere-
cho de la competencia de los Estados miembros
y de la Unión Europea”, establece lo siguiente:
“1. Las previsiones recogidas en el artículo
tercero de este Real Decreto-ley no se aplicarán
con efecto retroactivo.
”2. Las previsiones recogidas en el artículo
cuarto de este Real Decreto-ley serán aplicables
exclusivamente a los procedimientos incoados
con posterioridad a su entrada en vigor”.
13. En virtud del artículo 1902 del Código Civil:
“El que por acción u omisión causa daño a
otro, interviniendo culpa o negligencia, está
obligado a reparar el daño causado”.
Litigio principal y cuestiones prejudiciales
14. Durante los años 2006 y 2007, RM adqui-
rió de Volvo y de DAF Trucks tres camiones fa-
bricados por estas sociedades.
Agosto de 2022 | 5
15. El 19 de julio de 2016, la Comisión adop-
tó la Decisión C (2016) 4673 final, relativa a
un procedimiento en virtud del artículo 101
[TFUE] y del artículo 53 del Acuerdo EEE
(Asunto AT.39824 — Camiones), y publicó un
comunicado de prensa al respecto. El 6 de abril
de 2017, de conformidad con el artículo 30 del
Reglamento Nº 1/2003, la citada institución pu-
blicó el resumen de esa Decisión en el Diario
Oficial de la Unión Europea.
16. Mediante dicha Decisión, la Comisión de-
claró que varios fabricantes de camiones, entre
los que se encuentran Volvo y DAF Trucks, in-
fringieron el artículo 101 TFUE y el artículo 53 del
Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, de
2 de mayo de 1992 (DO 1994, L 1, p. 3), al pactar,
por un lado, la fijación de precios y los incremen-
tos de los precios brutos de los camiones con un
peso de entre 6 y 16 toneladas, esto es, camiones
medios, o con un peso superior a 16 toneladas,
es decir, camiones pesados, en el Espacio Eco-
nómico Europeo y, por otro lado, el calendario y
la repercusión de los costes para la introducción
de las tecnologías de emisiones exigida por las
normas Euro 3 a Euro 6. En lo que atañe a Volvo
y a DAF Trucks, la infracción duró desde el 17 de
enero de 1997 hasta el 18 de enero de 2011.
17. El 27 de mayo de 2017, es decir, cinco
meses después de la expiración del plazo de
transposición de la Directiva 2014/104, entró en
vigor el Real Decreto-ley 9/2017, por el que se
transpuso dicha Directiva al Derecho español.
18. El 1 de abril de 2018, RM presentó una de-
manda contra Volvo y DAF Trucks ante el Juzgado
de lo Mercantil de León. Mediante dicha deman-
da se solicitaba la reparación de los daños pre-
suntamente sufridos por RM como consecuencia
de las prácticas restrictivas de la competencia en
las que habían incurrido esas dos sociedades.
Tal demanda se fundamentaba, con carácter
principal, en las disposiciones pertinentes de la
ley 15/2007, en su versión modificada por el Real
Decreto-ley 9/2017, y, con carácter subsidiario,
en el régimen general de la responsabilidad civil
extracontractual, en particular en el artículo 1902
del Código Civil. Esa misma demanda suponía el
ejercicio de una acción por daños a raíz de una
resolución firme de la Comisión por la que se
declara la existencia de una infracción del artícu-
lo 101 TFUE y del artículo 53 del Acuerdo sobre el
Espacio Económico Europeo.
19. Volvo y DAF Trucks se opusieron a la de-
manda alegando, en particular, que la acción
había prescrito y que RM no había demostrado
la existencia de una relación de causalidad en-
tre la infracción cuya existencia fue declarada
en la Decisión C (2016) 4673 final y el incremen-
to del precio de los camiones.
20. Mediante sentencia de 15 de octubre de
2019, el Juzgado de lo Mercantil de León estimó
parcialmente la demanda de RM y condenó a
Volvo y a DAF Trucks a abonar a RM una indem-
nización equivalente al 15 % del precio de adqui-
sición de los camiones, más los intereses legales,
sin condenar en costas a esas sociedades. Dicho
Juzgado desestimó la excepción de prescripción
invocada por Volvo y por DAF Trucks, debido, en
particular, a que el plazo de cinco años previsto
en el artículo 74 de la Ley 15/2007, en su versión
modificada por el Real Decreto-ley 9/2017, que
transpone el artículo 10, apartado 3, de la Direc-
tiva 2014/104, estaba en vigor en el momento en
que se presentó la demanda y era por ello aplica-
ble en el caso de autos. Además, considerando
que el artículo 76, apartados 2 y 3, de dicha Ley,
que transpone el artículo 17, apartados 1 y 2, de
la citada Directiva, es una disposición procesal, el
referido Juzgado se apoyó, en primer lugar, en la
presunción de perjuicio establecida en el artícu-
lo 76, apartado 3, de la ley 15/2007, en su versión
modificada por el Real Decreto-ley 9/2017, para
apreciar la existencia de un daño irrogado a RM
y, en segundo lugar, en el artículo 76, apartado 2,
de dicha ley, con el fin de cuantificar el importe
de ese daño.
21. Volvo y DAF Trucks han interpuesto re-
curso de apelación contra la citada sentencia
6 | Agosto de 2022
ante la Audiencia Provincial de León. Ambas
empresas alegan que la Directiva 2014/104 no
es aplicable en el caso de autos porque no es-
taba en vigor en la época en la que se cometió
la infracción de que se trata, puesto que esta
finalizó el 18 de enero de 2011. Según esas em-
presas, la fecha pertinente para determinar el
régimen aplicable a la acción por daños de RM
es la de comisión de la referida infracción.
22. Por lo tanto, Volvo y DAF Trucks mantie-
nen que la acción por daños de RM ha pres-
crito. A este respecto, DAF Trucks alega que el
plazo de prescripción aplicable no es el de cin-
co años previsto en el artículo 10 de la Directiva
2014/104, transpuesto mediante el artículo 74,
apartado 1, de la ley 15/2007, en su versión mo-
dificada por el Real Decreto-ley 9/2017, sino el
de un año contemplado en el artículo 1968 del
Código Civil. Afirma igualmente que tal plazo
de prescripción de un año comenzó a correr
desde la publicación del comunicado de prensa
de la Comisión relativo a la Decisión C (2016)
4673 final. Por esa razón, dicha sociedad sos-
tiene que, en la fecha en la que RM ejercitó su
acción por daños, a saber, el 1 de abril de 2018,
ese plazo de prescripción había expirado.
23. Volvo y DAF Trucks añaden que, puesto
que la citada Directiva no es aplicable, es nece-
sario probar en el caso de autos tanto la existen-
cia como el importe del daño, en defecto de lo
cual la demanda debería desestimarse.
24. En este contexto, el tribunal remitente se
pregunta sobre el ámbito de aplicación tempo-
ral de los artículos 10 y 17, apartados 1 y 2, de la
Directiva 2014/104. Considera que ese ámbito
de aplicación viene precisado por el artículo 22
de la referida Directiva.
25. Para determinar si los artículos 10 y 17,
apartados 1 y 2, de la citada Directiva, que esta-
blecen respectivamente normas que regulan el
plazo de prescripción, la existencia del perjuicio
resultante de un cártel y la cuantificación de di-
cho perjuicio, son aplicables al litigio principal,
el tribunal remitente se pregunta, por un lado, si
esas disposiciones tienen naturaleza sustantiva
o naturaleza procesal.
26. Por otro lado, al objeto de determinar si
tales disposiciones son aplicables en el caso de
autos, el tribunal remitente se pregunta cuál es
el momento pertinente en relación con el cual
debe examinarse su aplicación temporal.
27. En estas circunstancias, la Audiencia Pro-
vincial de León decidió suspender el procedi-
miento y plantear al Tribunal de Justicia las si-
guientes cuestiones prejudiciales:
“1) ¿Debe interpretarse el artículo 101 TFUE
y el principio de efectividad en el sentido de
que se oponen a una interpretación de la
norma nacional que considera no aplicable
retroactivamente el plazo de ejercicio de la ac-
ción de 5 años que establece el artículo 10 de
la Directiva [2014/104], así como el artículo 17
[de esa Directiva] sobre estimación judicial del
daño, fijando la referencia de la retroactividad
en la fecha de la sanción y no del ejercicio de
la acción?
”2) ¿Debe interpretarse el artículo 22, apar-
tado 2, de la Directiva [2014/104] y el térmi-
no ‘efecto retroactivo’ en el sentido de que
el artículo 10 de la misma es aplicable a una
demanda como la ejercitada en el litigio prin-
cipal, que, si bien fue presentada después de la
entrada en vigor de la Directiva y de la norma de
transposición, se refiere, sin embargo, a hechos
o sanciones anteriores?
”3) A la hora de aplicar una disposición
como la del artículo 76 de la Ley [15/2007],
¿debe interpretarse el artículo 17 de la Directiva
[2014/104], sobre estimación judicial del daño,
en el sentido de que se trata de una norma de
naturaleza procesal que será aplicable al litigio
principal cuya acción se interpone con poste-
rioridad a la entrada en vigor de la norma na-
cional de transposición?”
Abogacía Corporativa
Sobre las cuestiones prejudiciales
28. Según reiterada jurisprudencia del Tribunal
de Justicia, en el marco del procedimiento de coo-
peración entre los órganos jurisdiccionales nacio-
nales y el Tribunal de Justicia establecido por el ar-
tículo 267 TFUE, corresponde a este proporcionar
al juez nacional una respuesta útil que le permita
dirimir el litigio del que conoce. Desde este punto
de vista, incumbe, en su caso, al Tribunal de Justi-
cia reformular las cuestiones que se le planteen. El
hecho de que un órgano jurisdiccional nacional,
en el plano formal, haya formulado una cuestión
prejudicial refiriéndose a determinadas disposi-
ciones del Derecho de la Unión no impide que el
Tribunal de Justicia proporcione a ese órgano ju-
risdiccional todos los elementos de interpretación
que puedan permitirle resolver el asunto del que
conoce, aun cuando no haya hecho referencia a
ellos al formular sus cuestiones. A este respecto,
corresponde al Tribunal de Justicia deducir del
conjunto de elementos aportados por el órgano
jurisdiccional nacional y, especialmente, de la
motivación de la resolución de remisión los ele-
mentos del Derecho de la Unión que requieren
una interpretación, teniendo en cuenta el objeto
del litigio (sentencia de 28 de marzo de 2019, Co-
geco Communications, C 637/17, EU:C:2019:263,
apartado 35 y jurisprudencia citada).
29. Habida cuenta de todos los elementos
aportados por el tribunal remitente, procede, en
el caso de autos, reformular las cuestiones preju-
diciales, con el fin de ofrecerle una respuesta útil.
30. En efecto, del auto de remisión se des-
prende que, mediante sus tres cuestiones
prejudiciales, que procede examinar conjun-
tamente, el tribunal remitente se pregunta, en
esencia, sobre la aplicación temporal de los ar-
tículos 10 y 17, apartados 1 y 2, de la Directiva
2014/104, conforme al artículo 22 de esta, a una
acción por daños que, aunque se refiere a una
infracción del Derecho de la competencia que
finalizó antes de la entrada en vigor de la citada
Directiva, fue ejercitada después de la entrada
en vigor de las disposiciones que transponen tal
Directiva al Derecho nacional.
Observaciones preliminares
31. Procede recordar que, a diferencia de las
normas de procedimiento que, en general, se
consideran aplicables en la fecha en que entran
en vigor (sentencia de 3 de junio de 2021, Jum-
bocarry Trading, C 39/20, EU:C:2021:435, apar-
tado 28 y jurisprudencia citada), las normas de
la Unión de Derecho sustantivo deben interpre-
tarse, con el fin de garantizar el respeto de los
principios de seguridad jurídica y de confianza
legítima, en el sentido de que solo son aplica-
bles a situaciones existentes con anterioridad
a su entrada en vigor en la medida en que de
sus términos, finalidad o sistema se desprenda
claramente que debe atribuírseles dicho efecto
[sentencia de 21 de diciembre de 2021, Skarb
Panstwa (Cobertura del seguro de vehículos au-
tomóviles), C 428/20, EU:C:2021:1043, apartado
33 y jurisprudencia citada].
32. De la jurisprudencia del Tribunal de Justi-
cia también se desprende que, en principio, una
norma jurídica nueva se aplica a partir de la en-
trada en vigor del acto que la establece. Si bien
esta norma no se aplica a las situaciones jurídi-
cas nacidas y consolidadas definitivamente bajo
la vigencia de la norma anterior, sí se aplica a los
efectos futuros de una situación nacida bajo la vi-
gencia de la norma anterior, así como a las situa-
ciones jurídicas nuevas. Únicamente no sucede
así, sin perjuicio del principio de irretroactividad
de los actos jurídicos, cuando la nueva norma
lleva aparejadas disposiciones concretas que de-
terminan específicamente su ámbito de aplica-
ción temporal [sentencia de 21 de diciembre de
2021, Skarb Panstwa (Cobertura del seguro de ve-
hículos automóviles), C 428/20, EU:C:2021:1043,
apartado 31 y jurisprudencia citada].
33. Más concretamente, en lo que atañe a las
directivas, en el ámbito de aplicación ratione
temporis de una directiva solo pueden incluirse,
por regla general, las situaciones jurídicas con-
solidadas con posterioridad a la expiración del
plazo de transposición de esta al Derecho inter-
no (auto de 16 de mayo de 2019, Luminor Bank,
C 8/18, no publicado, EU:C:2019:429, apartado
32 y jurisprudencia citada).
34. Tal es a fortiori el caso de las situaciones
jurídicas nacidas bajo la vigencia de la norma
anterior que continúan surtiendo sus efectos
con posterioridad a la entrada en vigor de los
actos nacionales adoptados para la transposi-
ción de una directiva después de que hubiera
expirado el plazo de transposición de esta.
35. En cuanto a la aplicación ratione tempo-
ris de la Directiva 2014/104, es preciso recordar,
en este contexto, que esta contiene una dispo-
sición particular que determina expresamente
el ámbito de aplicación temporal de las disposi-
ciones sustantivas y no sustantivas de esta (véa-
se, en este sentido, la sentencia de 28 de marzo
de 2019, Cogeco Communications, C 637/17,
EU:C:2019:263, apartado 25).
36. En particular, por un lado, con arreglo al
artículo 22, apartado 1, de la Directiva 2014/104,
los Estados miembros debían asegurarse de que
las medidas nacionales adoptadas en virtud del
artículo 21 de esta a fin de cumplir con las dis-
posiciones sustantivas de dicha Directiva no se
aplicasen con efecto retroactivo (sentencia de
28 de marzo de 2019, Cogeco Communications,
C 637/17, EU:C:2019:263, apartado 26).
37. Por otro lado, en virtud del artículo 22,
apartado 2, de la Directiva 2014/104, los Estados
miembros debían asegurarse de que ninguna
medida nacional adoptada a fin de cumplir con
las disposiciones no sustantivas de dicha Direc-
tiva se aplicase a las acciones por daños ejercita-
das ante un órgano jurisdiccional antes del 26 de
diciembre de 2014 (véase, en este sentido, la sen-
tencia de 28 de marzo de 2019, Cogeco Commu-
nications, C 637/17, EU:C:2019:263, apartado 27).
38. Por consiguiente, para determinar la apli-
cabilidad temporal de las disposiciones de la
Directiva 2014/104, es preciso aclarar, en pri-
mer lugar, si la disposición en cuestión consti-
tuye o no una disposición sustantiva.
39. Ha de precisarse a este respecto que, a
falta de remisión al Derecho nacional en el ar-
tículo 22 de la Directiva 2014/104, la cuestión
de cuáles de entre las disposiciones de esta Di-
rectiva son sustantivas y cuáles no lo son debe
apreciarse a la luz del Derecho de la Unión y no
del Derecho nacional aplicable.
40. Por otra parte, aunque el citado artículo
no precisa, para cada disposición, si es sustan-
tiva o no, del tenor de dicho artículo, cuyo apar-
tado 1 se refiere a las “disposiciones sustantivas
de la presente Directiva”, se desprende inequí-
vocamente que son las disposiciones de dicha
Directiva las contempladas como sustantivas o
como no sustantivas, y no las medidas naciona-
les adoptadas para transponerla.
41. Por lo demás, conceder a los Estados miem-
bros un margen de apreciación en lo que atañe a la
determinación del carácter sustantivo o no de las
disposiciones de la Directiva 2014/104 podría so-
cavar la aplicación efectiva, coherente y uniforme
de tales disposiciones en el territorio de la Unión.
42. Una vez determinado el carácter, sustanti-
vo o no, de la disposición en cuestión, habrá de
verificarse, en segundo lugar, si, en circunstan-
cias como las del litigio principal, en las que la
citada Directiva fue transpuesta tardíamente, la
situación de que se trata, en la medida en que
no pueda calificarse de nueva, se había conso-
lidado con anterioridad a que expirara el plazo
de transposición de la referida Directiva o si tal
situación continuó surtiendo sus efectos des-
pués de la expiración de ese plazo.
Sobre la aplicabilidad temporal del artícu-
lo 10 de la Directiva 2014/104
43. Por lo que respecta, en primer lugar, a la
naturaleza sustantiva o no sustantiva del artícu-
lo 10 de la Directiva 2014/104, ha de recordarse
que, a tenor de su apartado 1, este artículo es-
tablece normas aplicables a los plazos de pres-
cripción para ejercitar acciones por daños por
infracciones del Derecho de la competencia.
Los apartados 2 y 4 de dicho artículo determi-
nan, en particular, el momento en el que co-
mienza a correr el plazo de prescripción y las
circunstancias en las que este puede interrum-
pirse o suspenderse.
44. El artículo 10, apartado 3, de esta Direc-
tiva precisa la duración mínima del plazo de
prescripción. Según esta disposición, los Esta-
dos miembros deben velar por que el plazo para
el ejercicio de una acción por daños por infrac-
ciones del Derecho de la competencia sea de al
menos cinco años.
45. El plazo de prescripción establecido en el
artículo 10, apartado 3, de la Directiva 2014/104
tiene por función, en particular, por un lado,
garantizar la protección de los derechos de la
persona que se ha visto lesionada, ya que esta
debe disponer de tiempo suficiente para reco-
ger la información apropiada para presentar el
posible recurso, y, por otro lado, evitar que la
persona que se ha visto lesionada pueda retra-
sar ad infinitum el ejercicio de su derecho a una
indemnización por daños y perjuicios en detri-
mento de la persona responsable del daño. Por
tanto, este plazo protege tanto a la persona que
se ha visto lesionada como a la persona respon-
sable del daño (véase, por analogía, la sentencia
de 8 de noviembre de 2012, Evropaïki Dynami-
ki/Comisión, C 469/11 P, EU:C:2012:705, apar-
tado 53).
46. En este contexto, procede señalar que
de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia se
desprende que, a diferencia de los plazos pro-
cesales, el plazo de prescripción, al conllevar
la extinción de la acción judicial, se refiere al
Derecho material, ya que afecta al ejercicio de
un derecho subjetivo que la persona afectada
ya no podrá invocar de manera efectiva ante un
tribunal (véase, por analogía, la sentencia de 8
noviembre de 2012, Evropaïki Dynamiki/Comi-
sión, C 469/11 P, EU:C:2012:705, apartado 52).
47. Por consiguiente, como ha señalado, en
esencia, el Abogado General en los puntos 66 y
67 de sus conclusiones, procede considerar que
el artículo 10 de la Directiva 2014/104 es una
disposición sustantiva a efectos del artículo 22,
apartado 1, de dicha Directiva.
48. En segundo lugar, toda vez que consta en
el caso de autos que la Directiva 2014/104 fue
transpuesta al ordenamiento jurídico español
cinco meses después de que expirara el plazo
de transposición previsto en su artículo 21, ya
que el Real Decreto-ley 9/2017, que transpo-
ne esta Directiva, entró el vigor el 27 de mayo
de 2017, ha de verificarse, para determinar la
aplicabilidad temporal del artículo 10 de dicha
Directiva, si la situación de que se trata en el liti-
gio principal se había consolidado antes de que
expirara el plazo de transposición de la misma
Directiva o si continuaba surtiendo sus efectos
tras la expiración de ese plazo.
49. A tal efecto, habida cuenta de las particulari-
dades de las normas de la prescripción, de su na-
turaleza y de su mecanismo de funcionamiento,
en particular en el contexto de una acción por da-
ños ejercitada a raíz de una resolución firme por la
que se declara la existencia de una infracción del
Derecho de la Unión en materia de competencia,
procede examinar si, en la fecha de expiración del
plazo de transposición de la Directiva 2014/104, a
saber, el 27 de diciembre de 2016, se había agota-
do el plazo de prescripción aplicable a la situación
de que se trata en el litigio principal, lo que implica
determinar el momento en el que comenzó a co-
rrer ese plazo de prescripción.
50. Pues bien, por lo que se refiere al momen-
to a partir del cual comenzó a correr dicho plazo
de prescripción, procede recordar que, según la
jurisprudencia del Tribunal de Justicia, ante la
inexistencia de una normativa de la Unión en la
materia aplicable ratione temporis, corresponde

al ordenamiento jurídico interno de cada Estado
miembro regular el modo de ejercicio del dere-
cho a solicitar la reparación del daño resultante
de una infracción de los artículos 101 TFUE y
102 TFUE, incluyendo las relativas a los plazos
de prescripción, siempre que se respeten tanto
el principio de equivalencia como el principio de
efectividad, principio este último que exige que
las normas aplicables a los recursos destinados
a garantizar la salvaguardia de los derechos que
el efecto directo del Derecho de la Unión confiere
a los justiciables no hagan prácticamente imposi-
ble o excesivamente difícil el ejercicio de los dere-
chos conferidos por el ordenamiento jurídico de
la Unión (véase, en este sentido, la sentencia de
28 de marzo de 2019, Cogeco Communications,
C 637/17, EU:C:2019:263, apartados 42 y 43).
51. En el presente asunto, de los autos que
obran en poder del Tribunal de Justicia se des-
prende que, antes de la transposición de dicha
Directiva al Derecho español, el plazo de pres-
cripción aplicable a las acciones por daños por
infracciones del Derecho de la competencia se
regulaba por el régimen general de la responsa-
bilidad civil extracontractual y que, en virtud del
artículo 1968, apartado 2, del Código Civil, ese
plazo de prescripción de un año no empezaba
a correr hasta el momento en el que el deman-
dante en cuestión no tuviera conocimiento de
los hechos de los que nacía la responsabilidad. Si
bien en el auto de remisión no figuran expresa-
mente cuáles son, según el Derecho español, los
hechos de los que nace la responsabilidad, cuyo
conocimiento da inicio al cómputo del plazo de
prescripción, los autos ante el Tribunal de Justi-
cia parecen indicar que tales hechos implican el
conocimiento de la información imprescindible
para ejercitar una acción por daños. Incumbe al
tribunal remitente determinar si ello es así.
52. Es igualmente cierto que, cuando un ór-
gano jurisdiccional nacional debe resolver un
litigio entre particulares, incumbe a dicho ór-
gano jurisdiccional, en su caso, interpretar las
disposiciones nacionales de que se trate en ese
litigio, en la medida de lo posible, a la luz del
Derecho de la Unión y, más concretamente, de
la letra y de la finalidad del artículo 101 TFUE,
sin proceder, no obstante, a una interpretación
contra legem de esas disposiciones naciona-
les (véase, en este sentido, la sentencia de 21
de enero de 2021, Whiteland Import Export, C
308/19, EU:C:2021:47, apartados 60 a 62).
53. A este respecto, procede recordar que una
norma nacional que fija la fecha a partir de la cual
se inicia el plazo de prescripción, la duración y las
condiciones de la suspensión o de la interrupción
de este debe adaptarse a las particularidades del
Derecho de la competencia y a los objetivos de la
aplicación de las normas de este Derecho por las
personas afectadas a fin de no socavar la plena
efectividad de los artículos 101 TFUE y 102 TFUE
(véase, en este sentido, la sentencia de 28 de mar-
zo de 2019, Cogeco Communications, C 637/17,
EU:C:2019:263, apartado 47).
54. En efecto, el ejercicio de las acciones por
daños por infracción del Derecho de la Unión
en materia de competencia exige, en princi-
pio, que se realice un análisis fáctico y eco-
nómico complejo (sentencia de 28 de marzo
de 2019, Cogeco Communications, C 637/17,
EU:C:2019:263, apartado 46).
55. También ha de tenerse en cuenta que
los litigios relativos a infracciones del Derecho
de la Unión en materia de competencia y del
Derecho nacional en esa misma materia se ca-
racterizan, en principio, por una asimetría de
información en detrimento de la persona per-
judicada por la infracción, como se recuerda en
el considerando 47 de la Directiva 2014/104, lo
que hace que sea para el perjudicado más difí-
cil obtener la información imprescindible para
ejercitar una acción por daños que para las au-
toridades de competencia recabar la informa-
ción necesaria para ejercitar sus prerrogativas
de aplicación del Derecho de la competencia.
56. En este contexto, procede considerar que,
a diferencia de la norma aplicable a la Comi-
Abogacía Corporativa
sión, que figura en el artículo 25, apartado 2, del
Reglamento Nº 1/2003, según la cual el plazo de
prescripción para la imposición de sanciones
comenzará a contar a partir del día en que se
haya cometido la infracción o, respecto de las
infracciones continuas o continuadas, a partir
del día en que haya finalizado la infracción, los
plazos de prescripción aplicables a las acciones
por daños por infracciones del Derecho de la
competencia de los Estados miembros y de la
Unión no pueden empezar a correr antes de
que haya cesado la infracción y de que la per-
sona perjudicada tenga conocimiento o haya
podido razonablemente tener conocimiento de
la información indispensable para ejercitar su
acción por daños.
57. En caso contrario resultaría prácticamen-
te imposible o excesivamente difícil ejercitar el
derecho a solicitar una indemnización.
58. Por lo que respecta a la información in-
dispensable para el ejercicio de una acción por
daños, procede recordar que, según reiterada
jurisprudencia del Tribunal de Justicia, cualquier
persona tiene derecho a solicitar la reparación
del daño sufrido cuando exista una relación de
causalidad entre dicho daño y una infracción
del Derecho de la Unión en materia de compe-
tencia (véanse, en este sentido, las sentencias
de 5 de junio de 2014, Kone y otros, C 557/12,
EU:C:2014:1317, apartado 22 y jurisprudencia ci-
tada, y de 28 de marzo de 2019, Cogeco Commu-
nications, C 637/17, EU:C:2019:263, apartado 40).
59. De la jurisprudencia del Tribunal de Jus-
ticia también resulta que es indispensable, para
que la persona perjudicada pueda ejercitar una
acción por daños, que sepa quién es la perso-
na responsable de la infracción del Derecho
de la competencia (sentencia de 28 de marzo
de 2019, Cogeco Communications, C 637/17,
EU:C:2019:263, apartado 50).
60. De ello se deduce que la existencia de una
infracción del Derecho de la competencia, la
existencia de un perjuicio, la relación de cau-
salidad entre ese perjuicio y la infracción y la
identidad del autor de esta forman parte de los
elementos indispensables de los que la persona
perjudicada debe disponer para ejercitar una
acción por daños.
61. En estas circunstancias, procede conside-
rar que los plazos de prescripción aplicables a
las acciones por daños por infracciones del De-
recho de la competencia de los Estados miem-
bros y de la Unión no pueden empezar a correr
antes de que haya finalizado la infracción y de
que la persona perjudicada tenga conocimien-
to o haya podido razonablemente tener cono-
cimiento tanto del hecho de que ha sufrido un
perjuicio por razón de dicha infracción como
de la identidad del autor de esta.
62. En el caso de autos, la infracción finalizó
el 18 de enero de 2011. Ahora bien, por lo que
respecta a la fecha en la que puede considerar-
se razonablemente que RM tuvo conocimiento
de la información indispensable que le permi-
tía ejercitar una acción por daños, Volvo y DAF
Trucks consideran que la fecha pertinente es la
de la publicación del comunicado de prensa re-
lativo a la Decisión C (2016) 4673 final, esto es,
el 19 de julio de 2016, y, en consecuencia, que
el plazo de prescripción previsto en el artícu-
lo 1968 del Código Civil comenzó a correr el día
de esa publicación.
63. En cambio, RM, el Gobierno español y
la Comisión sostienen que debe considerarse
fecha pertinente el día de la publicación del re-
sumen de la Decisión C (2016) 4673 final en el
Diario Oficial de la Unión Europea, a saber, el 6
de abril de 2017.
64. Si bien ni siquiera en un asunto relativo a
un cártel puede excluirse que la persona perju-
dicada pueda tener conocimiento de la infor-
mación indispensable para ejercitar la acción
por daños mucho antes de la publicación en el
Diario Oficial de la Unión Europea del resumen
de una decisión de la Comisión, o incluso antes
de la publicación del comunicado de prensa re-
lativo a dicha decisión, no resulta de los autos
en poder del Tribunal de Justicia que ello haya
sucedido en el litigio principal.
65. Es preciso, pues, determinar cuál de esas
dos publicaciones es la que permite razonable-
mente considerar que RM tuvo conocimiento
de la información indispensable que le permi-
tía ejercitar una acción por daños.
66. Para ello, procede tener en cuenta el obje-
to y la naturaleza de los comunicados de prensa
relativos a las decisiones de la Comisión y de los
resúmenes de esas decisiones publicados en el
Diario Oficial de la Unión Europea.
67. Como ha señalado el Abogado General,
en esencia, en los puntos 125 a 127 de sus con-
clusiones, primero, los comunicados de prensa
contienen, en principio, información menos
detallada sobre las circunstancias del asunto de
que se trate y sobre las razones por las que un
comportamiento restrictivo de la competencia
puede calificarse de infracción que los resúme-
nes de las decisiones de la Comisión, publica-
dos en el Diario Oficial de la Unión Europea,
que, según el artículo 30 del Reglamento n.º
1/2003, deben mencionar los nombres de las
partes y el contenido principal de la decisión en
cuestión, incluidas las sanciones impuestas.
68. Además, los comunicados de prensa no es-
tán destinados a producir efectos jurídicos frente
a terceros, en particular las personas perjudica-
das. Constituyen, en cambio, documentos bre-
ves destinados, en principio, a la prensa y a los
medios de comunicación. Por lo tanto, no puede
considerarse que exista, por parte de las perso-
nas perjudicadas por una infracción del Derecho
de la competencia, un deber general de diligen-
cia que los obligue a llevar un seguimiento de la
publicación de tales comunicados de prensa.
69. Por último, contrariamente a los resúme-
nes de las decisiones de la Comisión, que, según
el punto 148 de la Comunicación de la Comi-
sión sobre buenas prácticas para el desarrollo
de los procedimientos de aplicación de los ar-
tículos 101 TFUE y 102 TFUE, se publican en el
Diario Oficial de la Unión Europea en todas las
lenguas oficiales de la Unión poco después de la
adopción de la decisión de que se trate, los co-
municados de prensa no se publican necesaria-
mente en todas las lenguas oficiales de la Unión.
70. En el caso de autos, como el Abogado
General ha indicado, en esencia, en los puntos
129 a 131 de sus conclusiones, el comunicado
de prensa no parece identificar con la precisión
del resumen de la Decisión C (2016) 4673 final
la identidad de los autores de la infracción de
que se trata, su duración exacta y los productos
a los que afecta dicha infracción.
71. En estas circunstancias, no puede consi-
derarse razonablemente que, en el caso de au-
tos, en la fecha de publicación del comunicado
de prensa relativo a la Decisión C (2016) 4673
final, a saber, el 19 de julio de 2016, RM tuviera
conocimiento de la información indispensable
que le habría permitido ejercitar su acción por
daños. En cambio, sí puede considerarse razo-
nablemente que RM tuvo tal conocimiento en
la fecha de la publicación del resumen de la De-
cisión C (2016) 4673 final en el Diario Oficial de
la Unión Europea, a saber, el 6 de abril de 2017.
72. En consecuencia, la plena efectividad del
artículo 101 TFUE exige considerar que, en el
caso de autos, el plazo de prescripción comen-
zó a correr el día de dicha publicación.
73. De este modo, en tanto en cuanto el pla-
zo de prescripción empezó a correr después
de que expirara el plazo de transposición de la
Directiva 2014/104, es decir, después del 27 de
diciembre de 2016, y continuó computando
incluso después de la fecha de entrada en vi-
gor del Real Decreto-ley 9/2017, adoptado para
transponer esa Directiva, es decir, después del
27 de mayo de 2017, dicho plazo se agotó nece-
sariamente con posterioridad a esas dos fechas.
Agosto de 2022 | 7
74. Parece, pues, que la situación de que se tra-
ta en el litigio principal seguía surtiendo sus efec-
tos después de que hubiese expirado el plazo de
transposición de la Directiva 2014/104, e incluso
después de la fecha de entrada en vigor del Real
Decreto-ley 9/2017, que transpone tal Directiva.
75. En la medida en que ello suceda en el litigio
principal, extremo que corresponde verificar al
tribunal remitente, el artículo 10 de dicha Directi-
va será aplicable ratione temporis al caso de autos.
76. En este contexto ha de recordarse que,
según reiterada jurisprudencia, una directiva
no puede, por sí sola, crear obligaciones a cargo
de un particular y, por consiguiente, no puede
ser invocada como tal en su contra. En efecto,
ampliar la invocabilidad de una disposición de
una directiva no transpuesta, o transpuesta de
manera incorrecta, al ámbito de las relaciones
entre los particulares equivaldría a reconocer
a la Unión la facultad de establecer con efectos
inmediatos obligaciones a cargo de los particu-
lares, cuando únicamente tiene dicha compe-
tencia en los casos en que se le atribuye la facul-
tad de adoptar reglamentos (sentencia de 7 de
agosto de 2018, Smith, C 122/17, EU:C:2018:631,
apartado 42 y jurisprudencia citada).
77. De la jurisprudencia del Tribunal de Jus-
ticia se desprende asimismo que, en un litigio
entre particulares, como es el litigio principal,
los órganos jurisdiccionales nacionales, a partir
de la expiración del plazo de transposición de
una directiva no transpuesta, deben interpretar
el Derecho nacional de tal forma que la situa-
ción en cuestión resulte inmediatamente com-
patible con las disposiciones de dicha Directiva,
sin proceder, no obstante, a una interpretación
contra legem del Derecho nacional (véase, en
este sentido, la sentencia de 17 de octubre de
2018, Klohn, C 167/17, EU:C:2018:833, aparta-
dos 45 y 65).
78. En cualquier caso, habida cuenta de que
transcurrieron menos de doce meses entre la
fecha de la publicación del resumen de la Deci-
sión C (2016) 4673 final en el Diario Oficial de la
Unión Europea y el ejercicio, por parte de RM,
de la acción por daños, no parece, sin perjuicio
de que ello sea verificado por el tribunal remi-
tente, que tal acción por daños estuviera pres-
crita en el momento en el que fue ejercitada.
79. Habida cuenta de las consideraciones an-
teriores, procede declarar que el artículo 10 de
la Directiva 2014/104 debe interpretarse en el
sentido de que constituye una disposición sus-
tantiva a efectos del artículo 22, apartado 1, de
dicha Directiva y de que en su ámbito de apli-
cación temporal está comprendida una acción
por daños por una infracción del Derecho de
la competencia que, aunque se derive de una
infracción del Derecho de la competencia que
finalizó antes de la entrada en vigor de la citada
Directiva, fue ejercitada después de la entrada
en vigor de las disposiciones que transponen
tal Directiva al Derecho nacional, en la medida
en que el plazo de prescripción aplicable a esa
acción en virtud de la regulación anterior no se
había agotado antes de que expirara el plazo de
transposición de la misma Directiva.
Sobre la aplicabilidad del artículo 17, aparta-
dos 1 y 2, de la Directiva 2014/104
80. Por lo que respecta, en primer lugar, a la
aplicabilidad temporal del artículo 17, apartado
1, de la Directiva 2014/104 en el caso de autos,
procede recordar que del tenor de esta dispo-
sición resulta que los Estados miembros deben
velar por que ni la carga de la prueba ni los es-
tándares de prueba necesarios para la cuantifi-
8 | Agosto de 2022
cación del perjuicio hagan prácticamente im-
posible o excesivamente difícil el ejercicio del
derecho al resarcimiento de daños y perjuicios.
Los Estados miembros también deben velar por
que los órganos jurisdiccionales nacionales es-
tén facultados, con arreglo a los procedimientos
nacionales, para estimar el importe de los daños
y perjuicios si se acreditara que el demandante
sufrió daños y perjuicios, pero resultara práctica-
mente imposible o excesivamente difícil cuanti-
ficar con precisión los daños y perjuicios sufridos
sobre la base de las pruebas disponibles.
81. Así pues, esta disposición pretende ga-
rantizar la efectividad de las acciones por daños
por infracciones del Derecho de la competen-
cia, en particular en aquellas situaciones en las
que sería prácticamente imposible o excesiva-
mente difícil cuantificar con precisión el impor-
te exacto del daño sufrido.
82. En efecto, dicha disposición tiene por ob-
jeto flexibilizar el nivel de prueba exigido para
determinar el importe del perjuicio sufrido y
subsanar la asimetría de información existente
en detrimento de la parte demandante afecta-
da, así como las dificultades derivadas del he-
cho de que la cuantificación del perjuicio sufri-
do requiere evaluar cómo habría evolucionado
el mercado de referencia si no se hubiera pro-
ducido la infracción.
83. Como ha señalado el Abogado General en
el punto 73 de sus conclusiones, el artículo 17,
apartado 1, de la Directiva 2014/104 no impone
una nueva obligación material que recaiga sobre
alguna de las partes del litigio de que se trate. En
cambio, esa disposición —y, más concretamen-
te, su segunda frase— tiene por objeto conferir
a los órganos jurisdiccionales nacionales, con
arreglo a los “procedimientos nacionales” a los
que se refiere, una facultad particular en el mar-
co de los litigios relativos a acciones por daños
por infracciones del Derecho de la competencia.
84. En este contexto, debe recordarse que
de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia se
desprende que las normas relativas a la carga
de la prueba y al nivel de prueba exigido se cali-
fican, en principio, de normas procesales (véa-
se, en este sentido, la sentencia de 21 de enero
de 2016, Eturas y otros, C 74/14, EU:C:2016:42,
apartados 30 a 32).
85. Por lo tanto, procede considerar que el
artículo 17, apartado 1, de la Directiva 2014/104
constituye una disposición procesal a efectos
del artículo 22, apartado 2, de dicha Directiva.
86. A este respecto, según la jurisprudencia
recordada en el apartado 31 de la presente sen-
tencia, se considera en general que las normas
de procedimiento son aplicables en la fecha en
la que entran en vigor.
87. Ha de recordarse igualmente que, en vir-
tud del artículo 22, apartado 2, de la Directiva
2014/104, los Estados miembros debían asegu-
rarse de que ninguna medida nacional adopta-
da con el fin de cumplir con las disposiciones
no sustantivas de esa Directiva se aplicase a las
acciones por daños ejercitadas ante un órgano
jurisdiccional nacional antes del 26 de diciem-
bre de 2014.
88. En el caso de autos, la acción por daños se
ejercitó el 1 de abril de 2018, es decir, después del
26 de diciembre de 2014 y después de la fecha de
transposición de la Directiva 2014/104 al orde-
namiento jurídico español. En consecuencia, sin
perjuicio de las consideraciones que figuran en
los apartados 76 y 77 de la presente sentencia, el
artículo 17, apartado 1, de esta Directiva es apli-
cable ratione temporis a dicha acción.
Director Editorial: Fulvio G. Santarelli
Jefa de Redacción: Yamila Cagliero
Editores: Nicolás R. Acerbi Jonathan A. Linovich
Valderrama Elia Reátegui Hehn
Florencia Candia Marlene Slattery
Abogacía Corporativa
89. En estas circunstancias, procede conside-
rar que el artículo 17, apartado 1, de la Direc-
tiva 2014/104 debe interpretarse en el sentido
de que constituye una disposición procesal a
efectos del artículo 22, apartado 2, de la citada
Directiva y de que en su ámbito de aplicación
temporal está comprendida una acción por da-
ños que, aunque se derive de una infracción del
Derecho de la competencia que finalizó antes
de la entrada en vigor de dicha Directiva, fue
ejercitada después del 26 de diciembre de 2014
y después de la entrada en vigor de las disposi-
ciones nacionales que transponen tal Directiva
al Derecho nacional.
90. Por lo que respecta, en segundo lugar, a la
aplicabilidad temporal del artículo 17, apartado
2, de la Directiva 2014/104, procede recordar
de entrada que, a tenor de esta disposición, se
presume que las infracciones de cárteles cau-
san daños y perjuicios. Al infractor le asiste, no
obstante, el derecho a rebatir esa presunción.
91. De la letra de esa disposición resulta que
establece una presunción iuris tantum relativa a
la existencia del perjuicio resultante de un cár-
tel. Como se desprende del considerando 47 de
la Directiva 2014/104, el legislador de la Unión
limitó esta presunción a los asuntos relaciona-
dos con cárteles, dada su naturaleza secreta,
lo que aumenta la asimetría de información y
dificulta a los perjudicados la obtención de las
pruebas necesarias para acreditar el perjuicio.
92. Como el Abogado General ha señalado,
en esencia, en los puntos 78, 79 y 81 de sus con-
clusiones, aunque el artículo 17, apartado 2,
de la Directiva 2014/104 regula necesariamen-
te —al establecer una presunción— el reparto
de la carga de la prueba, esta disposición no tie-
ne una finalidad meramente probatoria.
93. A este respecto, como se desprende de los
apartados 58 a 60 de la presente sentencia, la
existencia de un perjuicio, la relación de causa-
lidad entre tal perjuicio y la infracción del De-
recho de la competencia cometida, así como la
identidad del autor de dicha infracción, forman
parte de los elementos indispensables de los
que la persona perjudicada debe disponer para
ejercitar una acción por daños.
94. Además, dado que el artículo 17, aparta-
do 2, de la Directiva 2014/104 prevé que no es
necesario que las personas perjudicadas por un
cártel contrario al artículo 101 TFUE demues-
tren la existencia de un perjuicio resultante de
tal infracción ni la relación de causalidad entre
dicho perjuicio y ese cártel, procede considerar
que esta disposición se refiere a los elementos
constitutivos de la responsabilidad civil extra-
contractual.
95. Al presumir la existencia de un perjuicio
sufrido a causa de un cártel, la presunción iuris
tantum establecida por esa disposición está di-
rectamente relacionada con la imputación de la
responsabilidad civil extracontractual al autor
de la infracción de que se trate y, en consecuen-
cia, afecta directamente a la situación jurídica
de este.
96. Por lo tanto, ha de considerarse que
el artículo 17, apartado 2, de la Directiva
2014/104 constituye una norma estrecha-
mente vinculada al nacimiento, a la imputa-
ción y al alcance de la responsabilidad civil
extracontractual de las empresas que han
infringido el artículo 101 TFUE por su partici-
pación en un cártel.
97. Pues bien, como ha señalado el Abogado
General en el punto 81 de sus conclusiones, tal
norma puede calificarse de sustantiva.
PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I.
Administración, Comercialización y Redacción:
Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC)
Bs. As. República Argentina
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda,
Provincia de Buenos Aires.
98. En consecuencia, debe considerarse
que el artículo 17, apartado 2, de la Directiva
2014/104 reviste naturaleza sustantiva a efectos
del artículo 22, apartado 1, de dicha Directiva.
99. Según se desprende del apartado 42 de
la presente sentencia, para determinar la apli-
cabilidad temporal del artículo 17, apartado 2,
de la Directiva 2014/104, ha de verificarse, en el
caso de autos, si antes de que expirara el plazo
de transposición de dicha Directiva se había
consolidado la situación de que se trata en el
litigio principal o si siguió surtiendo sus efectos
después de que expirara ese plazo.
100. Para ello deben tenerse en cuenta la na-
turaleza y el mecanismo de funcionamiento del
artículo 17, apartado 2, de la Directiva 2014/104.
101. Esta disposición establece una presun-
ción iuris tantum según la cual, siempre que
exista un cártel, se presume automáticamente
la existencia de un perjuicio resultante de ese
cártel.
102. Dado que la existencia de un cártel es el
hecho identificado por el legislador de la Unión
como el que permite presumir la existencia de
un perjuicio, habrá de verificarse si la fecha en
la que finalizó el cártel en cuestión precede a la
fecha en la que expiró el plazo de transposición
de la Directiva 2014/104, al no haber sido esta
última transpuesta al Derecho español dentro
de ese plazo.
103. En el caso de autos, el cártel duró desde
el 17 de enero de 1997 hasta el 18 de enero de
2011. Así pues, dicha infracción finalizó antes
de que expirara el plazo de transposición de la
Directiva 2014/104.
104. En estas circunstancias, teniendo en
cuenta el artículo 22, apartado 1, de la Directiva
2014/104, procede considerar que la presun-
ción iuris tantum establecida en el artículo 17,
apartado 2, de esta Directiva no puede aplicarse
ratione temporis a una acción por daños que,
aunque fue ejercitada con posterioridad a la en-
trada en vigor de las disposiciones nacionales
que transpusieron tardíamente dicha Directiva
al Derecho nacional, se refiere a una infracción
del Derecho de la competencia que finalizó an-
tes de que expirara el plazo de transposición de
tal Directiva.
105. Habida cuenta de las consideraciones
anteriores, procede responder del siguiente
modo a las cuestiones prejudiciales planteadas:
— El artículo 10 de la Directiva 2014/104
debe interpretarse en el sentido de que cons-
tituye una disposición sustantiva a efectos del
artículo 22, apartado 1, de dicha Directiva y de
que en su ámbito de aplicación temporal está
comprendida una acción por daños que, aun-
que se derive de una infracción del Derecho de
la competencia que finalizó antes de la entrada
en vigor de la citada Directiva, fue ejercitada
después de la entrada en vigor de las disposi-
ciones que transponen tal Directiva al Derecho
nacional, en la medida en que el plazo de pres-
cripción aplicable a esa acción en virtud de la
regulación anterior no se había agotado antes
de que expirara el plazo de transposición de la
misma Directiva.
— El artículo 17, apartado 1, de la Directi-
va 2014/104 debe interpretarse en el sentido
de que constituye una disposición procesal a
efectos del artículo 22, apartado 2, de la citada
Directiva y de que en su ámbito de aplicación
temporal está comprendida una acción por da-
ños que, aunque se derive de una infracción del
Derecho de la competencia que finalizó antes
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de la entrada en vigor de dicha Directiva, fue
ejercitada después del 26 de diciembre de 2014
y después de la entrada en vigor de las disposi-
ciones que transponen tal Directiva al Derecho
nacional.
— El artículo 17, apartado 2, de la Directi-
va 2014/104 debe interpretarse en el sentido
de que constituye una disposición sustantiva
a efectos del artículo 22, apartado 1, de esta
Directiva y de que en su ámbito de aplicación
temporal no está comprendida una acción por
daños que, aunque fue ejercitada con posterio-
ridad a la entrada en vigor de las disposiciones
que transpusieron tardíamente dicha Directiva
al Derecho nacional, se refiere a una infracción
del Derecho de la competencia que finalizó an-
tes de que expirara el plazo de transposición de
tal Directiva.
Costas
106 Dado que el procedimiento tiene, para
las partes del litigio principal, el carácter de un
incidente promovido ante el tribunal remitente,
corresponde a este resolver sobre las costas. Los
gastos efectuados por quienes, no siendo partes
del litigio principal, han presentado observa-
ciones ante el Tribunal de Justicia no pueden
ser objeto de reembolso.
En virtud de todo lo expuesto, el Tribunal de
Justicia (Sala Primera) declara:
El artículo 10 de la Directiva 2014/104/UE del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de no-
viembre de 2014, relativa a determinadas nor-
mas por las que se rigen las acciones por daños
en virtud del Derecho nacional, por infracciones
del Derecho de la competencia de los Estados
miembros y de la Unión Europea, debe interpre-
tarse en el sentido de que constituye una dispo-
sición sustantiva a efectos del artículo 22, apar-
tado 1, de dicha Directiva y de que en su ámbito
de aplicación temporal está comprendida una
acción por daños que, aunque se derive de una
infracción del Derecho de la competencia que fi-
nalizó antes de la entrada en vigor de la citada
Directiva, fue ejercitada después de la entrada en
vigor de las disposiciones que transponen tal Di-
rectiva al Derecho nacional, en la medida en que
el plazo de prescripción aplicable a esa acción
en virtud de la regulación anterior no se había
agotado antes de que expirara el plazo de trans-
posición de la misma Directiva.
El artículo 17, apartado 1, de la Directiva
2014/104 debe interpretarse en el sentido de que
constituye una disposición procesal a efectos del
artículo 22, apartado 2, de la citada Directiva y
de que en su ámbito de aplicación temporal está
comprendida una acción por daños que, aun-
que se derive de una infracción del Derecho de la
competencia que finalizó antes de la entrada en
vigor de dicha Directiva, fue ejercitada después
del 26 de diciembre de 2014 y después de la en-
trada en vigor de las disposiciones que transpo-
nen tal Directiva al Derecho nacional.
El artículo 17, apartado 2, de la Directiva
2014/104 debe interpretarse en el sentido de que
constituye una disposición sustantiva a efectos
del artículo 22, apartado 1, de esta Directiva y de
que en su ámbito de aplicación temporal no está
comprendida una acción por daños que, aun-
que fue ejercitada con posterioridad a la entrada
en vigor de las disposiciones que transpusieron
tardíamente dicha Directiva al Derecho nacio-
nal, se refiere a una infracción del Derecho de la
competencia que finalizó antes de que expirara
el plazo de transposición de tal Directiva.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2307/2022
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