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_GENESIS
Marlon terapia…
Los niños con depresión pueden mostrarse ansiosos, malhumorados, fingir estar enfermos,
negarse a ir a la escuela, aferrarse a sus padres o preocuparse de que uno de ellos fallezca.
Los niños más grandes y los adolescentes con depresión pueden tener problemas en la escuela o
una baja autoestima o pueden estar callados, frustrarse fácilmente o sentirse intranquilos.
También pueden tener síntomas de otros trastornos, como ansiedad y trastornos de la
alimentación, déficit de atención con hiperactividad, o consumo de drogas. Los niños más grandes
y adolescentes tienen una mayor probabilidad de sufrir de somnolencia excesiva (llamada
hipersomnia) y un mayor apetito (llamado hiperfagia).
En la adolescencia, las niñas comienzan a tener depresión con mayor frecuencia que los niños. Es
posible que esto se deba a factores biológicos, hormonales y de ciclo vital que son únicos en las
mujeres.
Los adultos jóvenes con depresión tienen una mayor probabilidad de estar irritables, quejarse de
haber aumentado de peso y tener hipersomnia, así como tener una perspectiva negativa sobre la
vida y el futuro. A menudo, estas personas tienen otros trastornos, como ansiedad generalizada,
fobia social, trastorno de pánico y consumo de drogas.
Los adultos de mediana edad con depresión sufren más episodios depresivos, su libido se reduce,
tienen insomnio a mitad de la noche o se despiertan en la madrugada. Es posible que también
mencionen con mayor frecuencia que tienen síntomas gastrointestinales, como diarrea o
estreñimiento.
A menudo, los adultos mayores con depresión sufren de tristeza o aflicción, o pueden tener
síntomas menos evidentes. Pueden informar que sienten una carencia de emociones, en lugar de
un estado de ánimo depresivo. Además, las personas mayores tienen una mayor probabilidad de
presentar otras afecciones de salud o dolores que pueden causar o contribuir a la depresión. En
casos graves, pueden ser notables los problemas de memoria y razonamiento (llamados
pseudodemencia).
CIERRE: Solange
Como ya sabemos, el cerebro regula el funcionamiento del humano, pero lo más curioso es que las
sustancias químicas que segrega también afectan a nuestras emociones. Concretamente, hay
cuatro hormonas clave para nuestro estado anímico:
Dopamina: Esta sustancia química está relacionada con la motivación y con el sistema de
recompensa. Por eso nos hace ser competitivos, defendernos ante algún peligro y nos ayuda a
cumplir objetivos.
Oxitocina: también conocida como “la hormona del amor” nos permite generar vínculos con otras
personas, haciendo que seamos capaces de sentir cariño y empatizar.
Serotonina: ¿Alguna vez después de un disgusto, notas como empiezan a disminuir tus niveles de
ira y se aclaran tus ideas sobre la situación? La hormona responsable de encontrar el equilibrio
emocional es la serotonina. Otras de sus funciones son controlar la temperatura corporal y el
apetito.
Para poder producir esta hormona de la felicidad es necesaria una sustancia llamada triptófano.
Esta se obtiene a través de alimentos como la pasta, el arroz o los cereales, entre otros. No
obstante, también se puede producir mediante la práctica regular de ejercicio o técnicas de
relajación.
Endorfina: Por último, “el cuarteto de la felicidad” se completa con las endorfinas. Estas
sustancias químicas de la felicidad son consideradas por ser incluso más potentes que un
analgésico.
Las endorfinas son pequeñas proteínas que tienen una estructura química muy parecida a la
morfina, pero en este caso se producen de forma natural. Se liberan en áreas del cerebro que
están en el centro del dolor. Además, suele aparecer cuando haces ejercicio (por ejemplo, lo
notarás en la sensación de energía y entusiasmo que se experimenta al terminar una maratón);
cuando estás excitado y expectante; o cuando comes picante o chocolate puro.
HAZ EJERCICIO
Escoge el tipo de ejercicio que prefieres practicar. Si no te gusta ir al gimnasio, puedes pasear o
correr, este ejercicio te aportará muchos beneficios físicos y psíquicos, sin necesidad de gastar
dinero. Además, te producirá una cierta sensación de libertad.
Disfruta con las comidas y sus sensaciones (olores, sabores, etc.), la compañía, etc
DESCANSA LO SUFICIENTE.
Intenta dormir mínimo 7 h, es el tiempo necesario para el cuerpo y la mente "se reparen" y
vuelvan a estar como nuevos.