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a · 1a. Psicología y · a la
Psicopatología
LIMA - PERU
1
. Impreso en '~¡ Perú, 1~62''
Distribución exclusiva:
LIBRERIA GARCILASO
Jirón de la Unión 1083
LIMA - PERU
NOTA PRELIMINAR
,.
Psicopatología de la Voluntad
:* Loe. cit.
La Voluntad 38'
drugada, es examinada por el médico del asilo para bebedores, que ella
frecuenta, quien verifica, incluso por el análisis químico de la sangre,
que W. M. no ha bebido. Momentos antes de este acceso de dromomanía
se presentó el período menstrual y, en la fase que recuerda &e el, tuvo
1
excitación sexual.-
"Un sargento de raza negra, largo tiempo en servicio, es comisionado
para llevar un despacho· de un lugar a otro del frente de guerra, mon-
tado en una motocicleta. Súbitamente se encuentra, algunas horas des-
pués de su partida, conduciendo la motocicleta a través de las calles de
un puerto de mar, ciudad ubicada a algunos cientos de millas del frente
de guerra. Se sintió profundamente desconcertado y, con el fin de evi-
tar la sospecha de deserción, se entrega a la policía militar. Permaneció
incapaz de dar ninguna información acerca de su largo viaje a partir de
un punto próximo al de salida. Después de pasar por varios hospitales llegó
a mi cuidado. No tenía más sintoma que la amnesia relativa al consabido
lapso de pocas horas y cierta depresión y falta de confianza en sí, como
resultado natural de las circunstancias en un hombre de sus buenos an-
tecedentes y .de posición responsable. Habiendo fallado Ia investigación
en estado de vigilia, para vencer la amnesia .ensayé el hipnotismo y la
amnesia cedió de golpe; la barrera de disociación .fue dominada, y el pa-
ciente hasta en vigilia pudo recordar y describir todo el incidente : cómo
explosionó una granada cerca de él, arrojándole a tierra; cómo montó de
nuevo en la motocicleta y huyó hacia el puerto; cómo halló el camino estu,
diando las indicaciones de los postes y pidiendo información, etc. Resultó
claro que, aunque sus acciones habían sido conscientes, inteligentes e in-
tencionadas, su actividad consciente fue, de una especie restring·ida; pa-
rece no haber pensado acerca de las consecuencias de su acción, sino
haber sido guiado por el solo -y potente impulso de temor, tomando la for-
ma de un deseo de alejarse de la zona de, peligro".
La Voluntad 51
ne un sudor por todo el cuerpo, los pies los siento fríos y a veces hay tem-
blores" .-¿Antes qué siente Ud?-"En el cerebro parece que me halara
algo; eso es antes, viene el impulso y después me quedo han quilo".-Ade-
más del tiramiento no hay otro impulso.-"No, doctor".-¿No hay cóle-
ra-"No".-¿No experimenta Ud, ninguna emoción?-"Sin emoción, doc-
tor".-De modo que Ud. es impotente para evitar la rotura; es como· si
Ud. viera caerse un hombre de una torre y por mucho que quisiera con-
tenerlo, no podría, ¿sí o· no?-"Sí doctor, así doctor". (Cuando recién
ingresó este enfermo al servicio a causa de sus impulsos destructores fue
instalado en la sección de clinoterapía, donde rompía hasta el colchón y,
cuando alguien se le acercaba, intentaba desgarrarle los vestidos; además
era agresivo, mejor dicho, tenía impulsos de agresividad y cuando se tran-
quilizaba pedía disculpas diciendo : "Perdóneme, señorcito, son mis ner-
vios").
siente ante lo que quisiéramos evitar, por ejemplo, que el joven no se ca-
yera o que el coche no .se volcara.; Ia sensación que se sucede no es igual
a la que queda después que asistimos al fracaso de nuestros favoritos del
cinema porque al fin y al cabo sabemos que eso es mentira, yo me quedo
desconsolada, verdad más tranquila porque ya no siento esa tensión, pero
con remordimiento', con cólera ante mi falta de voluntad para. contener
aquellos arranques que me perjudican. Esos ataques de· nerviosidad me
duran 3 ó 4 horas y en ese. tiempo a veces estoy luchando por no des-
pedazar mi ropa, hasta que me vence esa fuerza, que me hace pensar que
hay alguien en mí que contra mi voluntad me hace perjudicarme, claro
que no voy a aceptar. que otra persona se va a meter dentro :de mí para
proceder en contra de lo que yo quiero conservar, Casi siempre 'rompo
lo que está más cerca de mí aunque nunca he roto más que mi ropa, a
veces he querido romper las sábanas pero he podido contenerme'; he roto
solamente mis trajes, una sola vez mi camisa de dormir. Otras veces he
mordido a mi marido, no muy fuerte,y le he dejado o he, suavizado 'esos
impulsos cuando me ha hablado y se ha defendido, parecía que me hacía
volver a mi juicio. En otras ocasiones me muerdo y me araño, también
me he mesado los pelos.
"Otras veces se me pone que alguien se ha metido a mi cuarto y que
me va a matar o que me está espiando para aprovechar de que estoy sola
y matarme; no temo la fornicación sino el que me maten. Se me pone tan
fijo en la cabeza, que siento que alguien se ha escondido y a veces trato
de no voltear la cara por temor de verlo, y así con gran miedo salgo hasta
la puerta despacito, corno que quisiera que no me sienta salir, para correr
cuando he llegado a la puerta. Otras veces, cuando estoy acostada. y sien-
to esa sensación, comienzo a hacer mis planes para salvarme o defen-
derme por medio de la fuga a tiempo; una noche que me puse así hice
que mi marido se levantara y fuera a buscar a la persona que yo creía
que se había escondido para matarnos: él buscó en los sitios en quei yo .
creía que estaba escondido· el individuo para matarnos a los dos; hubo
un momento en que me quedé sola y sentí como que se me acercó para
agarrarme y hasta creí verlo e involuntariamente me volví para defen-
derme, pues sentí como que ya se acercaba sin hacer ruido para victi-
marme. Otras veces, cuando siento esa sensación, a pesar de que mi ma-
rido ha tratado de convencerme de que eso que siento no es sino efecto
de mis nervios, trato de hacerme la desentendida pero poco a poco voy
poniéndome más nerviosa y teniendo más convencimiento de· que eso· es
realmente cierto (el que hay un hombre, nunca una mujer ni un animal,
escondido en algún rincón de su casa, hombre· que casi siempre cambia
de sitio), así es que como he demorado en salirme de la casa, por unos
instantes más me hago la desentendida, pero ya no con el fin de . <lesa.
char la idea, sino para despistar al que me asecha y escaparme en la me-
jor oportunidad. Varias veces también lo he sentido debajo de la cama;
aunque nunca he visto nada ni he encontrado ningún rastro, no puedo
La Voluntad 55
mostraba ante los médicos sufrir muchas anomalías. "Bueno -le dije-
acabo de recibir un fantasma que no me deja dormir", y le conté todo.
"Lo que debes hacer -me· dijo- es llamarlo a tu lado y preguntarle qué
cosa es lo que quiere contigo. Si te· respondiera una sola voz, será, te lo
aseguro, un espíritu bueno, y si te respondieran muchas, serán los que
persiguen exclusivamente con el objeto de hacer el mal. Estos andan va-
gando sin haberse purificado todavía. Pues en este caso evita sugestio-
narte, sacude la cabeza y grita llamando al imaginaria ... ". Llegó la no-
che y pensando· a la misma hora, como de costumbre, empecé a d(esnu-
darme; terminé y ya acostado sentí los. nervios con fuerza, pues había
algo desconocido en mí. No recuerdo si estaba dormido o despierto·, lo
cierto es que saltaba como un peje. Miré hacia e1 foco que se encontraba
a unos quince metros de la cuadra y me encontré con un. fantasma blan-
co que se. levantaba hasta una altura considerable : su cara obscura no
dejaba distinguir sus facciones y con su mirada fija en mí esperaba que:
yo le hablara. Como repito, presa de un exceso de nervios, sentía miedo;
mi cuerpo y mis músculos temblaban sin cesar y no atinaba a llamar hasta
que, haciendo un esfuerzo sobrehumano, alcancé por fin a decir: "Oye,
¿qué cosa quieres? ¿por qué me persigues tanto?". Los nervios, lejos .de
disminuir fueron cada vez aumentando más y más hasta que no sé si perdí
el sentido o llegué solamente a cerrar los ojos. Pero lo cierto es que al
tenerlos abiertos, me encontré que aquél se encontraba tendido sobre una
tarima con el codo en ella y la mano sosteniendo la cabeza, y su mirada
fija en mí. Entonces ya no me quedaba sino volver a preguntar qué es lo,
quería, y así fue. En lugar de responderme, escuché a larga distancia y
del piso infinidad de voces que no pude comprender. Acordándome de lo
que me había dicho O. hice un movimiento enérgico de cabeza cerré los
ojos, los abrí en seguida y saltando de la cama quedé parado' fuera de
ella : llamé al imaginaria y todo quedó en silencio, pues el fantasma ha-
bía desaparecido. Las noches pasaron siempre con esta clase de pesadi-
llas, pero ya en pleno sueño, hasta que terminé mis exámenes. El' último
día, en un cuarto, ya no en la cuadra, a eso de las 12 del día sentí, dor-
mido, casi la misma pesadilla. El catre se encontraba al centro del cuarto
y pegado de la cabecera. a la pared, y el piso de cemento se extendía en
rectángulo de 12 metros por 5 de ancho. Al extremo derecho escuché
un crujir como. si levantaran algún metal; al sentir eso, levanté la ca-
beza, miré y me encontré que una tapa de hierro se Ievantaba sobre sus
goznes : apareció una cabeza sin facciones, la cara obscura y la parte
de 1a cabellera totalmente tapada hasta el suelo. El o ella fue saliendo
paulatinamente y se destacó a una altura regular, mediría un metro se-
tentiséis. Cerró la tapa y después de mirarme· dió vuelta sobre sí misma
recorriendo de un lado de la cabecera al otro, casi rozando el catre. Yo
con la vista fija en él no perdí sus movimientos, pues esperaba que me
dirigiera la palabra; pero- lejos d'e hacerlo seguía su recorrido en torno
al catre. Por fin se paró, se inclinó, abrió la tapa y me dirigi'ó una últi-
La Voluntad 75
roa mirada, Y fuEi bajando poco a poco, como si descendiera una escalera ,
hasta que al desaparecer la cabeza cerró la tapa y todo quedó e111 silencio.
Al despertar me encontré bañado en sudor temblando de miedo; busqué
la tapa y no había, el piso era el mismo. Esta última aparíción, en la for-
ma que la he explicado, fue la que cerró con la tapa todo lo que se rela-
ciona con espiritismo', pues desde entonces. no me ocupé más en fomentar
curiosidad sobre lo que es un verdadero espíritu".
La última manifestación de sugestionabilidad .de nuestro sujeto ocu-
rre diez años después. Hallándose en pleno proceso· de esquizofrenia pa-
ranoide, de más· de tres años de duración, cuyos síntomas principales son
las d'elusiones de influencia persecución atribuídas al rayo y al radio, con
abundantes alucinaciones sobre todo verbales, cenestésicas y quinesté-
síeas, se reúne a menudo' con tres pacientes que tienen delusiones muy
parecidas a las suyas. Cuando esos enfermos son sometidos a la cura
convulsívante, no sólo hablan al sujeto' de sus impresiones e ideas mórbi-
das sino del efecto de las inyecciones. Refiere que una tarde se le ocu-
rrió suponer que se aplicaba el nuevo sistema curativo. "Desde esa tarde
que me puse a pensar en eso y supuse el posible bien que podía hacerme
para curarme el sistema nervioso, me propuse· no hacer resistencia cuando
comenzara a sentir sus efectos. Desde ese día me interesé por ver bien
(burlando la vigilancia) cómo eran y cómo comenzaban los remezones
del ataque; también me puse a averiguarles qué era lo que sentían en su .
cuerpo, en su cabeza. Casi todos los síntomas que me decían los sentía yi),
pero no juntos como· ellos; a mí se me presentaban indistintamente, uno
después de otro, en veces faltaban algunos aspectos, según la distancia
del rayo y mi estado de preparación del c~erpo. Realmente lo que yo
venía sufriendo desde hacía mucho tiempo' era ese sistema de tratamiento
que me trastornaba por completo, poniéndome en la condición de un ena-
jenado mental. Fue de noche el primer ataque que sufrí, en idéntica for-
ma, con los remezones y la borrachera que les produce a los otros. La
primera sensación :fue la de aproximación del radio y según se iba acer-
cando sentía la compresión de la cabeza, después vinieron las convulsio-
nes que me quitaron el habla. Por un momento me asusté, pero después
comprendí que era el tratamiento que tal vez me iba a salvar la salud.
Momentos después me levanté y no podía andar, estaba como embriagado.
Al día siguiente me sentí adolorido, como si realmente hubiera recibido
el hincón de la aguja. Antes de haber visto los ataques yo' pensaba que
mi enfermedad era la más terrible que pudiera imaginarse, pues cuando
me tomaba el rayo, yo me sentía en un infierno eléctrico y pensaba en
los que morían por electrocución, y luchaba por aminorar los efectos del
terrible rayo. Al primero que ví cuando le daba el ataque fue a R. y no
pude resistir la visión espeluznante del ataque que le arrancaba la vida,
desde el grito que dió me suspendió el corazón· y se me erizaron los ca-
bellos, Me parecía sentir que ya me' llamaban para aplicarme las mismas
inyecciones y por fin me vino el ataque idéntico a los q.ue había visto,
76 Honorio Delgado
pero provocado por el radio que, como siempre, me cogió por la cabeza
y me remeció hasta el último músculo del cuerpo. Desde entonces me
comenzaron los ataques curativos : me dieron varios hasta que. de re-
. pente ya no sentí ni el rayo ni la nerviosidad general. Yo mismo me sentí
. completamente curado y estoy deseando probarle que ya no tengo nin-
guna enajenación mental". En otra ocasión declara : "Por mi estado du-
rante el tiempo que había sufrido la enfermedad, esperaba con valentía
que me pusiesen las inyecciones, casi con agrado, porque tenía fe en ellas.
Todos aquí les tenemos miedo. Yo escribí una carta a mi esposa. . . Yo
veía el efecto· que tenían las inyecciones en los otros enfermos y lo sen-
tía como si a mí me las pusiesen ... 'Formábamos un grupo con R., F'. y C.
Conversábamos mucho sobre el. radio, que también ellos sentían y cuando
les fue desapareciendo la idea, a mí también se me fue borrando". Lo
sorprendente es que el enfermo mejoró de modo progresivo hasta com-
portarse' como persona del todo normal. Después de muchas pruebas. que
acreditaban su bienestar, salió del hospital. Es de advertirse. que antes
de la remisión fue imposible someterla a prueba psicológica alguna, pues
el menor esfuerzo de concentración le producía un desasosiego y un ma-
lestar que el paciente no' podía resistir. Desde que salió del hospital ha
pasado más de un año, tiempo durante el cual ha permanecido en la sie-
rra trabajando en minas con plena eficacia, según lo certifica su suegro
dueño de las minas. Ultimamente ha visitado Lima; confirma a nuestro
asistente su curación por los ataques ficticios, agregando· : "Valgan ver-
dades, ya no tenía esos ruidos del radio tan fastidiosos. como cuando fui
internado. Los oía poco y a veces nada. Pero tenía que decir que ya no
los sentía absolutamente para que el Dr. D. no me pusiera obstáculos a la
salida. He estado muy bien, y hasta ahora sólo siento el radio en el cere-
bro. Pero de eso· no hago caso, ni me impide trabajar, y por último creo
. que no tiene importancia : no es sino una anomalía".
La Volimtad 81
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!
La Voluntad 85
das, . pero débil, egoísta, ·muy tímido, vulnerable y humillado; que con-
funde. el trasoñar y las buenas intenciones con el bien efectivo, la com-
placencia solitaria con el amor militante. Parásito durante muchos años,
en ménage á trois, de Mme. de Warims, sustrae objetos suyos para
poder viajar; seductor y padre, pone en la inclusa sus cinco hijos, con-
tra la voluntad de la madre, Teresa Le Vasseus; protegido . de .. M. .de
Mably, cuyos hijos es incapaz de educar, abusa de su confianza y co-
mete en su hogar actos de vulgar ladronzuelo, etc., etc. · Este hombre
se cree víctima de la maldad de los demás, modelo de virtud, educador
del género humano y, confesando sus faltas, cínicamente, las da por
no realizadas. Sin embargo, no es. simpre un farsante, no vive cons-
cientemente su duplicidad : lo .que concuerda con la evolución subcons-
ciente d'el proceso del resentimiento. A· toda su obra - en que trans-
pone a .una "humanidad" abstracta los atributos de la Divinidad y
trasueña con una "naturaleza" y una "sociedad" concebidas oblicua-
euamente para desacreditar la cultura real . .:.____ es aplicable el juicio que
GUNDOLF formula acerca de su actitud frente a César : "El odio que
Rousseau descarga contra César revela su· origen, que es el resentí-
miento de una alma enfermiza, . oprimida, consumida por la ambición,
que envenena todo lo que le es inalcanzable : la holgura y la libertad
en la conducta, el alto estilo en la acción y en el ejercicio del poderío
terrenal ~ todo lo que César encarna ... Rousseau descubrió en este
soñador (Bruto) y en sus semejantes el amor a la ''virtud", as decir el
odio a la alegr ía ; el amor a la "humanidad", esto es el odio al hombre
y a los hombres; el amor a la ''libertad", o sea el odio a los grandes
poderosos" (FRIEDRIGH GUNDOLF Caíesar. Ges·t:hich.tle s eines
Ruhms, Ber'lín, 1825, p. 224-5). Fara terminar la confrontación del
caso con nuestra fórmula nos falta referirnos a las experiencias humi-
llantes (ya señalamos la índole subconsciente de la duplicidad de
Rousseau). La más cruel, con repercusión en la suerte del ginebrino
y acaso la única injusta -entr e las numerosas humillac'cnes que sufrió,
es la que le infiriera el inepto conde de Montaigu, embajador de Fran-
cia en la República de Venecia. Rousseau le sirvió de secretario con
talento y eficacia y él, en lugar de retenerlo y fomentar su ambición
dentro de lo plausible, le despidió vergonzosamente, peor que a un mal
lacayo, sin pagarle na-da de lo estipulado. Todos los esfuerzos de Rous-
seau resultaron inútiles para que se le hiciese justicia, incluso en París.
JULES LE:MAITRE considera que· esta ruptura con el embajador de
Francia es un accidente decisivo en la existencia de Rousseau, Pero
su predisposición al resentimiento era muy grande, de . me.do . que
éste se habría manifestado con un mínimum ·de condiciones exteriores.
Esta declaración de él mismo lo demuestra : "Mi timidez, tonta y ma-
zorra', qJ.1 ') no podía vencer, tenía su origen en el temor de faltar a las
buenas maneras; para alentarme tomé el partido de pisotear éstas. Me
hice cínico y cáustico por venganza; .afectaba despreciar la cortesía que
no sabía practicar".
Tendencias Instintivas 115
Hay condiciones anímicas que tienen alguna semejanza
con el resentimiento. Mencionaremos una, que aun no ha so-
licitado el interés de los psicólogos, a pesar de ser fácilmente
comprensible, de manifestación frecuente y de mucho mo-
mento en el destino individual. Nos referimos a la desorien
tación timética por pérdida de la fe en alguna superioridad,
que equivale como actitud durable a lo que en lenguaje f'arni,
liar se llama "desmoralizarse" o "perder la moral". El re-
sentimiento implica suplantación de la jerarquía de los va-
lores, perversión de los instintos espirituales. En la descríen,
tación valoratíva por pérdida de la fe, el sujeto, que hasta
entonces vive la tabla de valores como norma objetiva, co,
mo naturaleza de las cosas, como ley incuestionable, comien-
za a considerarla falible, relativa o ficticia, sea en parte, sea
en su totalidad.
La causa de la actitud que tratamos de describir es lo
que ordinariamente se llama una gran desilusión o desenga,
ño, esto es, una experiencia afectiva y espirítual intensa que
rompe en la vida anímica del sujeto el molde estimativo per,
sonal por la incompatibilidad entre el contenido antiguo y el
de la experiencia reciente. El objeto que hasta entonces en-
carnó un bien, sobre todo un bien ejemplar - a la vez ser
concreto y canon o medida - se desacredita, al par que con-
mueve y desbarata la tabla de valores en el género corres,
pondiente o toda ella. Esto, por cierto, rara vez ocurre corno
ef ecto de una sola experiencia aguda; lo frecuente es una se.,
rie de brechas en el andamiaje de la valoración concreta. Ade-
más, la actitud durable se produce de preferencia en indivi-
duos cuyapersonalídad no es consistente, los mismos 'que se
mantienen - salvo el caso de labilidad congénita extrema -
en el eihos normal si no sufren influencias extrañas a la tra-
dición y las costumbres en que se forma su personalidad, si
no cambia la atmósfera espirítual en que se. han constituido
las objetivaciones de sufe, .sobre todo de la· religíosa, que
da sentido y elevación a todas las demás. Apenas. es necesario
agregar. que en ciertas naturalezas, por deficiencia ingénita,
por falta de ambiente doméstico con'sentido moral y religioso,
o por ambas · circunstancias, la' desorientación timética · es ori- ·
116 H onorio Delgado
timo,. que 110 .haya ninguna gran cultura sin su Santa Inqui-
sición qu~ impida o .retarde .su ·dP.cadcncia. Lo malo es. la in-
diferencia y peor la tolerancia frente a los peligros de deso,
rientacíón colectiva .. Sin duda mortificará a algunos lectores
que se propugne esta intolerancia, que efectivamente es in-
tolerancia para el error. Se nos, dirá que la vida superior,
las altas manifestaciones del ingenio humno, etc., requieren
absoluta libertad de pensar y de publicar. ¡Sofisma que des-
miente la historia! ·Lo cierto es que la más delicada diferen-
ciación del espíritu, el desarrollo magnífico de las personali-
dades, el heroísmo y la grandeza de toda forma requieren la
disciplina de los límites, la vigencia de las reglas del juego.
Las consecuencias de la desorientación valoratíva no son
sólo del dominio de la patología social. El individuo las su-
fre y a menudo de manara tan ·seria que requiere la atención
del médico. Una íntima insatisfacción que envenena la vida:
un descorazonamiento capaz de llevar hasta el suicidio; un
hedonismo desenfrenado, que exalta, la parte animal del ser
humano y lo desvía a la incontinencia y la vida irregular;
una alteración de la conducta en el sentido de la perversión
de los instintos espirituales, como en el resentimiento, etc.,
no son sino las consecuencias menores. Sobre todo en perso-
nalidades predispuestas, las neurosis pueden ser efecto de es-
ta· actitud adquirida o ella, constelada con notros factores, es
capaz de contribuir a la producción de una neurosis o a la es-
tructura de un cuadro clínico en parte· somático. No son po-
cos los médicos que hoy consideran que el mayor número de
las perturbaciones neurósicas y de las que no parecen serlo
se debe a la pérdida del orden espiritual y sobre todo de la
fe religiosa. Muchos de los síntomas en que se cree discernir
un complejo de Edipo, una sexualidad reprimida o un senti-
miento de inferioridad se deben al desengaño (o a la lucha
para no confesárselo) respecto de la autoridad moral de los
padres o de· otros modelos: la nobleza del ídolo que se palpa
como barro, el prestigio del ideal que se trueca en debilidad
o en torpe concupiscencia. .
5. · No existe una da.sificación de las anormalidades de·
'las tendencias instintivas que satisfaga por completo; ni si:
120 H onorio Delgado
.sin pensar, no le digo mucho. Le· que .más se experimenta es una ola enor-
me de algo que "es más que pena e importancia juntos, que - a~-fixia el es-
píritu. Actualmente fo ·que ·sieritó· es un agotamiento espantoso, una sen-
sación de vacío. No dejan de inquietarme muchas ideas, como también
muchas veces me pasa . en el estado d;e depresión: -las de hoy son ideas ale-
gres y tristes, se alternan, las de alegría son de esperanza y las de tris-
teza de arrepentimiento por lo que he hecho sufrir a los míos. En mi caso
me parece que soy un hombre vencido,· veo una serie de puntitos negros,
los veo en perspectiva y en constante movimiento: eh el ojo derecho for~
man una especie de nubes y en el izquierdo están dispersos, unidos por
unos filamentos. Siento un enorme peso de arrepentimiento y pesar por
'haber hecho sufrir a los míos, pues yo maté a mi madre de pena con todas
mis locuras. Todo eso me hace desear la muerte, pienso que por qué no·
'me moriré; debería hacer lo del avestruz, aunque aquí ·es muy asqueroso
-dejarse morir, nada hay más patético que el manicomio - ¿todos los ma-
nicomios serán así? - esperaré salir a la calle y procuraré reaccionar
"bien".
8. Comenzaremos la exposición de las anormalidades es;
peciales con la propensión al suicidio. Los datos de la
estadística indican que ·el suicidio se realiza en proporción
que varía con la raza, los países, el sexo, la edad, la clase so-
dal y la época del año. Respecto de la raza y los países, te-
nemos las cifras siguientes, que corresponden al número de
.suicidios al año por cada millón de habitantes (en el último
decenio del siglo pasado): Finlandia 48, Italia y Noruega 60,
Suecia 147, Dinamarca 234. En Alemania la proporción varía,
.siendo mayor en las provincias del norte; Sajonia tiene la cí.,
fra más alta, tal vez de Europa, o sea 313. En los países ca-
-tólicoses menor que en los protestantes. Con relación al sexo,
el masculino es el más propenso : ·entre los adultos la propor .
.ción es aproximadamente de tres hombres por una mujer. Se
ha sostenido que la mujer se halla muy particularmente pre;
dispuesta al suicidio durante el período menstrual. Pero los
datos de Saeker no confirman esta aseveración: el de 131
mujeres que intentan .suicidarss sólo 19 lo hacen- durante la
menstruación. Con respecto a la -edad, .la frecuencia del sui-
eidio durante el período de crecimiento· es pequeña .. aumenta
bruscamente en -Ia pubertad, tiene un. ascenso mayor al fin
pe Ja· juventud (alrededor de .los 25. años),. para,. después, de
un moderado descenso, .subi- aún .más en .Ia vejez : fa mayor
128 Honorio Delgado
cerme y convencerse de que estaba ya sano y bueno y como tal era lógico
que me abandonasen a mi propia responsabilidad. El fracaso de los pocos
intentos para conseguir un empleo, la falta de un afecto sincero de ma-
dre o hermana no pudieron evitar ni atenuar el choque de mi pobre ser
roto y maltrecho con la fría realidad y el hastío de una vida miserable y
el deseo de dejar de ser un problema para nadie me· llevaron a los ocho
días de mi salida a la playa abandonada del mar de M. Esperé la noche y
desvistiéndome llené los vestidos con piedras y amarrándomelos alrede-
dor del cuello me aventé al mar. Avancé un largo trecho en la seguridad
de perder el terreno bajo los pies y ser arrastrado por una ola piadosa.
Mas no· fué así, pues el mar me volvía a vomitar y a pesar de todos mis
esfuerzos llegué a rodar con mi pesada carga al cuello hacia tierra. Mu-
cho rato duró mi estéril lucha contra las olas hasta desfallecer por com-
pleto. Entonces volví a ponerme los vestidos mojados y zapatos rotos y
caminando lentamente durante horas por la avenida me presenté a la
casa de mi primo a las 12 de la noche, a quien ya tenía preocupado mi
tardanza. No me dirigió ningún reproche, la pulmonía que esperaba tam-
poco se presentó; y creyendo que un empleo fuera de Lima era la solu-
ción, acepté la propuesta de ir a O. en calidad de empleado en una casa
comercial de un paisano, Dió la casualidad que su nombre era. . . y su
pronunciación idéntica a mi miserable socio del año 1934. Por una aso-
ciación comprensible, el contacto· con él· me producía un dolor casi físico:
además comparando mi vida en las condiciones antihigiénicas de un cuar-
to obscuro sin luz, agua ni reservado, en un callejón, comida en una ehín-
gana japonesa en un clima frío, detestable por el humo, teniendo que tra-
bajar desde las siete de la mañana hasta las once de la noche, comparan-
do todo· esto con la paz doméstica dell patrón, me sumía en la desespera-
ción y el puente, donde en tiempo de avenidas de agua son frecuentes. los
suicidios, comenzó a ejercer sobre mí una atracción fatal. Sudaba de día
y de noche. En los testículos se, desarrollaba un calor excesivo, y armán-
dome de valor, renuncié el empleo y el 10 de noviembre sin consultar con
mis amigos y paisanos me presenté en el hospital. Porque yo sabía que el
único sitio en el mundo donde estaría resguardado de mí mismo era el
manicomio. Para mis amigos, mi reingreso fué una sorpresa desagradable.
Me creyeron sano y las gotas para seguir el tratamiento llegaron a fal-
tar. Las visitas, ni que hablar, no se presentaron. Entonces me ví perdido
completamente. Con más persistencia comencé a pensar en la muerte y
en el jardín hice enterrar un alfiler para que enmohecido pudiera servir-
me para mis propósitos. de infectarme a muerte. Dejé de quejarme al mé-
dico. Mi pena no disminuía. Los sudores tampoco, ni el calor que seguía
desarrollándose en los testículos a los cinco o diez minutos de sentado o
durante la noche, mortificando mi sueño. Al doctor le decía que mi pena
obedecía al hecho de haberme dado cuenta que estaba desequilibrado en
el pasado. No podía decirle que .me había condenado yo mismo a muerte
por considerarme incurable".
132 Honorio Delgado
k"
gracia era tanta que, aun teniendo· un dolor, una fatalidad que debía ser
comprendida, nadie se condolía de mí y servía de juguete, de, irrisión; acá
no hay consuelo 'para nadie". Llora y se lamenta clamando al cielo por una
muerte pronta, así como se reprocha no haber tenido "paciencia para es-
perar la ocasión de tener un cu.chillo, una navaja, algo seguro y fuerte
para haber acabado de-. una vez, en lugar de haber quedado vivo· y sin es-
peranza: de morir con la enfermedad ... No sentía el menor dolor, estuve
turbado, fué un instante que me creí curado, entonces me decidí y me
dí el primer corte de abajo hacia arriba, una vez que se abrió bien la
bolsa, después de haber tasa] eado varias veces, quedaron al aire los dos
testículos de color blanquizco, primero corté el izquierdo y después el
otro; el vidrio no tenía buen .filo y me demoraba mucho, no me dolía ni
me salía cosa de sangre, entonces comencé a cortarme el .pene pero el
vidrio ya no cortaba y me encontraron; al poco rato vinieron los dolores
Así, una joven, aparentemente normal ---, como son algunos sonám-
'bulos - periódicamente a media noche se levanta sin despertar, baja las
escaleras, sale de su casa, abre la puerta de la calle, da una vuelta a toda
"la manzana y regresa a acostarse. Esto lo han verificado varias personas
· en L'ma ; el policía del puesto próximo conoce el hecho y se abstiene de
-despertar a la sonámbula. En un caso de nuestra observación, un sujeto
,de temple lábil acostumbra- levantarse en sueños y recorrer las habitacio-
-nes. Esta costumbre deja de manifestarse durante un largo período, en el
cual se opera casualmente un cambio en la distribución de los muebles
-de uno de los cuartos. Al reanudarse el sonambulismo del sujeto y al tra-
-tar de hacer éste el recorrido habitual, encuentra que su camino está obs-
-.taculizado: una puerta es inaccesible por haberse co.ocado un inmenso
154 H onorio Delgado.
Hemos tenido ocasion de· observar el Cl:l.SO de una nma (mucho más
frecuente es entre los varones) de 11 años, sin ctro antecedente que una
caída con coma prolongado durante 8 horas, más de un año antes :de la
aparición de la narcolepsia. Esta se presenta inopinadamente (raras veces
la de tiempo para buscar donde Echarse), de 'manera repetida todos los
días, sobre todo cuando se ríe y cuando come. La crisis siempre comienza
en esta paciente con una mueca: desviación de la boca hacia la derecha
y risa nerviosa. Si la niña tiene algún objeto entre las manos, lo deja
caer, y si ella está de pie, se desploma suavemente por efecto de la rela-
jación antes indicada. Al despertar recuerda todo lo que ha oído durante
los pocos segundos de sueño o estado como de trance. Los fenómenos cata-
plécticos se presentaron aislados, sin narcolepsia, después de un tiempo
de manifestarse ésta, siempre acompañados ·de una sensación de mareo, ·
cono, una mezcla deplorable de todas las flaquezas del corazón humano,
· que hacen ingrata la existencia". En resumen, un ambiente familiar in-
tolerable por el carácter de la madre, cuya figura no hace amable el ideal
de la mujer y del matrimonio, aleja definitivamente al niño de su hogar;
obra en seguida el retardo de las manifestaciones sexuales, que comien-
zan a los 16 años, cuando el sujeto ha abrazado una forma de vida sin ho-
gar y sin contacto con las mujeres, y después, al llegar a los 23 años, la
desorientación timética por pérdida de la fe, le entregan indefenso, du-
rante toda la edad viril, al onanismo, principalmente en forma imagi.
nativa.
El otro caso es de una mujer, leptosómica, de cepa neuropáttca, con
un padre brutalmente hipererótico y celoso, y una madre frígida y pro ..
pensa al asco en el comercio sexual. La paciente es de temple lábH, ma-
nifiesto desde pequeña, y de sexualidad precoz. A los 4 años le produce
gran· impresión la vista de los órganos genitales masculinos. Poco después,
varias veces tiene relaciones sexuales con Un joven· de la casa, las cuales
ella cultiva gozosa y más tarde considera equivocadamente como verda-
deros coitos. Desde antes de los 8 años comienza a practicar la mastur-
bación, unas veces de manera física, otras con sólo la imaginación, esto
último en conversaciones de tema sexual, con una sirvienta de la casa
que se complace en esa suerte de entretenimiento verbal. El orgasmo se
produce ya, pero poco intenso. El onanismo sigue a veces promovido por
el recuerdo de las relaciones heterosexuales de la. niñez, el cual en otros
momentos le produce espanto creyendo haber perdido la virginidad. El pe-
ríodo menstrual comienza a los 12 años, cuando ya se ha mitigado el im,
pulso autoerótico. A los 25 años se casa y tiene goce en las relaciones ge-
nitales con el esposo,, a quien ama. Pero de nuevo se masturba, aun es-
tando cerca del esposo, "impelida por la imaginación". El esposo es de
carácter violento, 'aunque un buen hombre". Inmediatamente después del
matrimonio la nervjos.dad de la paciente se agrava : tiene parestesias,
episodios de despersonalización, teme perder la razón, "nostalgia indes-
criptible, necesidad de confesarse, opresión al pecho, mucha, mucha pe-
na". El cuadro persiste hasta un año después, cuando la paciente ocu,
rre al consultorio externo de nuestro servicio. No se necesita más para
advertir que la situación del matrimonio no. satisface las íntimas tenden-
cias de la sujeto, en cuya mentalidad mal constituída el autoerotismo no
ha cedido el puesto a una heterosexualidad perfecta, sino que se ha com-
plicado con otros síntomas neurósicos. Típicamente, aquí la masturbación
neurósica no es una compensación del coito, sino una iuga no inhibida de
la finalidad sexual normal.
los .sujetos del propio sexo, así corno aceptar. explícita o im-
plícitamente que. el yo es homosexual.
Hemos considerado separadamente los tres aspectos prin-
cipales de la génesis de la homosexualidad: la ánomalía de
la constitución física (hermafroditismo), la actitud íntima
(autovaloración homosexual) y la íntencíonalidad fallida (e~
lección aberrante). La entidad de estas condiciones varía al
infinito: la perturbación del desarrollo psícosexual en cada
caso implica la intervención de uno o más factores en pro-
porción que va del esbozo al extremo, con repercusión, en
círculo vicioso, de cada uno sobre los demás, particularmen-
te el de la elección de objeto. En 1&1 .verdadera homosexuali-
dad el factor endógeno es esencial, en la homosexualidad
reactiva las circunstancias exteriores estructuran la conduc-
ta. suscitan la actitud íntima y deciden de la elección, con' un
mínimum de· predisposición o labilidad, que en otras circuns-
tancias carecería de consecuencia.
Algunas de las manifestaciones de la homosexualidad
pueden hallarse aisladas en ausencia de tal perversión, cons-
tituyendo por sí una anormalidad cualitativa. Tal ocurre con
el metatropismo, que consiste, dentro de la heterosexualidad,
· en la pref erencia por parte del varón por mujeres de tipo
masculinoide y en la actitud pasiva del sujeto, de someti-
miento femenil, en el comercio sexual; lo contrario en la
mujer. Otro tanto se verifica en el transuestismo: goce con el
uso del vestido del sexo opuesto, particularmente con fin
sexual.
Con objeto de ilustrar esta exposición reproducimos en
seguida la historia, llena de detalles importantes, de dos ca-
sos de homosexualidad, de un varón (uranismo) y de una
mujer '(tribddismo),
El primero, de homosexualidad pasiva, endógena, completa, incluso
sin el menor sentimiento de tragedia. Se trata de un sujeto d:e 24 años,
de raza negra, leptosómico y personalidad psjcopática, cuyos padres mue-
ren alienados en nuestro hospital (no ha sido posible verificar el díag.
nóstico) . La conformación física, la expresión verbal y mímica y el ca·
rácter del sujeto son francamente femeninos. El mismo, hombre inteli-
gente, informa sin embarazo acerca de su conducta lo siguiente : "He lle-
Tendencias Instintivas 183
vado una vida de diversas actividades y en todas ellas he· buscado mi .
satisfacción personal, un vivir lleno de diversiones; he tomado con ;;.fre-
cuencia mis copitas, me he mareado algunas veces; soy especialmente
amiguero, mis amigos y especialmente mis amigas son numerosos; me
gusta sobre todo el baile y el canto. En lo referente a mi persona siem-
pre me ha gustado estar limpio y decentemente vestido, he usado polvos
finos, cremas, pinturas y buenos jabones ,el colorete, las lociones, las
medias de seda largas y el zapato de taco aperillado son mis inquietudes
perennes; mi ropa interior, siempre que he podido, la he preferido de
seda y de mujer, me ha gustado ponerme paños para simular, ante mí
mismo, ?l período menstrual, y cuando niño ardientemente aprovechaba.
toda oportunidad de vestirme de mujer. Mi carácter es particularmente
alegre, me gusta tratar a las gentes con todo el afecto de mi corazón y
nunca he tenido discusiones violentas con amigos o conocidos. Mi defecto,
si así puede calificarse a -lo que me ha dado Dios, es el ser afemeninado ; nun-
ca he tenido relaciones con mujeres a pesar de tener muchas amigas; desde
niño mis relaciones sexuales han sido con hombres, amo a los hombres,
me gusta coquetear y cohabitar con ellos; yo he nacido así, no puedo cam-
biar, tengo el alma d'e mujer aunque mi cuerpo es. de hombre; amo todo·
lo que se relaciona a las modas de la mujer, sus costumbres, su modo de
vida, sus obligaciones, sus antojos, sus aficiones. Sinceramente tengo sen-
timientos de mujer, de niño he jugado a las muñecas y siempre he anhe-
lado un hijo de mis entrañas. Desde muy niño me he entregado a esa vida,
no podría precisar la edad en que se me declaró esa costumbre, todo lo
que podría decirle es que he nacido mujer. Mi temperamento de mujer
ardiente me ha arrastrado a un grupo de mujeres malas, de vida alegre;
aunque ocultamente he pasado junto a el-las horas de placer inolvidable
(se refiere a cohabitaciones colectivas en lupanares clandestinos). Asi-
mismo, pertenezco a un grupo de jóvenes que son de mi condición, pede-
rasta como la llaman también. Nos reuníamos varios amigos .que. nos co-
nocíamos íntimamente por nuestro afecto por los hombres, la mayor parte
de las veces nos vestíamos de mujer en la casa de uno de ellos y así pre-
parados con una faja interior para ocultar lo que tenemos adelante, nos
arreglábamos convenientemente depilándonos las cejas, poniéndonos rimel
a las pestañas, colorete a los labios y la cara y lociones al pelo; senos
postizos, el traje ajustado para lucir las nalgas, aretes de presión, orqui-
llas, pulceras y demás adornos de mujer; en una casa que hay en Lince
nos reuníamos con otros amigos que nos conocían, a veces también iban
mujeres alegres y así comenzábamos a bailar y cantar tomando algunas
copitas,' hasta que llegada determinada hora en que ya cada uno tenía
su marchante que le había enamorado desde· el principio, se iba a dormir
o se quedaba ahí para hacerlo en reunión ... El gusto es en la vagina (se
refiere al recto), adentro, donde sentimos las contracturas. Cuando se
produce el orgasmo no siento ordinariamente ninguna sensación en el pene,
tampoco hay eyaculación. Sin embargo, algunas 'veces cuando he estado
con mi marido cumpliendo con la unión carnal, he sentido gusto en el
184 Honorio Delgado
El enfermo relata sus sueños en los que el. factor sexual es un in-
grediente de primer orden. En muchos de ellos hace el papel de mujer y
como tal verifica el coito con individuos del sexo masculino. Este tema do-
mina en el proceso onírico con un carácter casi obsesivo. Al despertar ex-
perimenta una angustia y un miedo intensos, vacila sobre cuál es su ver-
dadero sexo y lleva, presuroso, las manos a los órganos genitales, que to-
ca y explora para, convencerse de que se ha tratado tan sólo de un sueño
y de que en realidad es hombre. Estos sueños frecuentes- le obligan a pre-
venirse, cubriéndose con la ropa la región glútea, pues teme que alguien
pueda forzarlo mientras duerme. El acento dominante de los sueños pue-
de vincularse con la idea obsesionante del enfermo referente a que su
mal proviene de su estado de celibato y de que necesita una mujer.
Se trata de una mujer de 37 años, bien constituída, sin taras, muy in-
teligente, que durante tres años se presta a la investigación de su caso. De
pequeña su padre la golpeaba frecuentemente en las posaderas con un lá-
tigo y en veces 'ella provocaba casi deliberadamente esos rigores. Amaba y
respetaba a su padre, incluso mientras era castigada. En tales oportunida-
des experimentaba la necesidad de orinar y sentía una mezcla de dolor, de
vergüenza y de placer, Aparte de eso fantaseaba mucho con la micción y
era para ella un gran placer observarla en otras personas. Por su parte.
gozaba con retener la orina y mojarse al fin. Los primeros. sueños diurnos
que recuerda tienen por tema la flagelación y la micción; la humillación
de sí misma era placentera en esas fantasías, lo mismo que la vergüenza,
que sólo al presente cree reconocer vinculada con la sexualidad. En la pu-
bertad tuvo preferencia por la lectura de escenas de azotamiento .. Antes
de los 15 años no intervenían en sus sueños diurnos de martirio sino seres
semifabulosos, después es el hombre, con atributos de la autoridad paterna.
Durante la adolescencia el interés de la sujeto . se orienta hacia el arte y
la cultura. A los 21 años· despierta de nuevo la complacencia en la micción.
En circunstancias peligrosas para su decoro, se orina de pie en lugares
donde puede ser sorprendida. Una vez que comienza, no puede detener el
curso del líquido, y los temores nacidos de su refinada educación intensi-
fícan el placer temerario, la "urolagnia". Hay manifestaciones de un disi-
mulado Exhibicionismo en esta proclividad. Más tarde siente _tal atracción
por sus posaderas, que las fotografía. A los 30 años se casa con un profe-
sional de 60 (g.erontofília t ), con quien no tiene relaciones sexuales al prín-
cipjo y, al iniciarse éstas, fracasan por su frigidez, pues ella no piensa en
los hombres como sí fuesen seres con sexo. Por entonces tiene accesos de
cólera, al cesar los cuales retornan los sueños diurnos de flagelación, más
intensos, variados y absorbentes que antes. Se dedica a escribir artícu-
los defendiendo. la necesidad del rigor y el castigo del hombre para la
mujer. Este afán de propaganda cesa a poco de iniciarse el análisis. An-
tes de esto siente la necesédad de flagelarse ella misma en las nalgas.
Después de un tiempo ·de esta práctica la vulva se humedece cada vez.
Con motivo de sus publjcacíonses se pone en contacto cen un sadista con
el cual; venciendo muchas dificultades, llega a tener una sesión de casti-
·go, la cual apacigua por un tiempo el deseo de autoflagelación. El látigo
Tendencias Instintivas 191
es como el que usaba el padre para pegarle de pequeña, es todo un feti-
che: muchas veces por sólo contemplar un· escaparate donde se exhibe los
látigos de su afición hace largos y penosos recorridos. Después de un
tiempo de labor analítica, cesan los impulsos y la curiosidad se dirige al
acto sexual normal, acabando por perder la significación sexual el látigo
y la flagelación. Por primera vez en su vida llega a experimentar el or-
gasmo, primero masturbándose, después en un sueño de contenido hetero-
sexual. La urolagnia no desaparece sino después de un segundo encuentro
con el sadista: con relativo esfuerzo refrena entonces los deseos: de ser fla-
gelada. Esta victoria es decisiva. En algunos sueños nocturnos se muestra
todavía la urolagnia. Después la sujeto. se orienta franca y def'initjva-.
mente hacia la heterosexualidad.
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se le preguntó: ¿Año?). 5. a) Fíjese Ud'. bien en estos números y cópie-
los cuando yo retire esta hoja, de memoria : 52 94 16. - "56". b) Fí-
jese Ud'. en éstos, para que los copie : 73 80 :'15. "70". c) Lo mismo
éstos : 10 79 86. - "70".
Las de los 9 años : l. Vamos a hacer como que le compramos esta
libreta, que cuesta 80 centavos. Aquí tiene Ud.. un sol. De ese dinero que
ahí t5ene, denos Ud. el vuelto. - Entrega una moneda de 20 cts.. 2. a)
¿Qué es un, tenedor? - "tenedor para comer". b) ¡,Qué es una silla? -
"sentada". c) ¿Qué es un árbol? - "planta". 3. Escriba Ud. el nombre
de estas monedas, de una en una y señalándolas con el d"G•do. - No es-
'. cribe, pero dice bien el nombre de las diversas monedas : "sol, 50, 20
centavos, medio un centavo". 4. Escriba Ud. los meses del año, en orden
y lo más rápidamente que le sea posible. - "Enero Febrero Marzo Abril
Mayo Junio Julio Agosto Setiembre Octubre Noviembre Diciembre". 5.
288 H onorio Delgado
juicio más certero y una conducta más sensata que en los ni-
ños despeja dos, avispados y hasta descarados de los medios.
donde influye la prensa, el cine, el radio, etc. Adem.ás,y esto.
condiciona ya falsas oligofrenias de origen social, el medio.
influye promoviendo y agravando factores de la personalidad.
anormal y los círculos viciosos de sus reacciones neuró-
sicas. Los conflictos familiares y escolares pueden sus-
citar en la mente del niño un rechazo más o menos,
durable de la disciplina y del aprendizaje, y así el menor-
no ejercita su inteligencia a pesar de tener disposiciones.
A veces por. influencia de la familia a veces Po+ la del pre-
ceptor o la del médico mismo, a consecuencia de una enfer-·
medad nerviosa o mental, durante años se impide al niño que·
estudie, "para que no se le debilite el cerebro" - con el mis-
mo resultado. Mas el caso de mayores consecuencias en el
condicionamiento de la falsa oligofrenia es el debido a Io.
influencia prolongada de un ambiente muy anormal, en que·
faltan las incitaciones para fa vida del espíritu. S-e. trata. en-
tonces de la reunión de un serie de circunstancias negativas.
que conspiran en el sentido de la esterilidad del pensamiento
un nivel cultural nulo o un círculo de vida extremadamente·
monótono, sin estímulos, sin interés allende lo meramente
vital. "Se observa diversas formas de deficiencia mental re-
ferible al medio ambiente •en holgazanes de toda laya, pros-
titutos, rentistas que ·desde la niñez nada han hecho ni vivido;
hombres empobrecidos en dilatada permanencia en sanatorios:
a causa de enf ermedades corporales o dolencias nerviosas;
en toda clase de sujetos hospitalizados durante muchos años"·
(Jaspers). Conviene, sin embargo, no exagerar el alcance de· -
las influencias exteriores cuando se trata de una disposición
individual realmente bien dotada, como lo demuestra de una
manera ejemplar el caso. de Peter Anich, gran matemático·
y astrónomo tirolés, del siglo XVIII, quien vivió dedicado a
modestas labores agrícolas hasta los 28 años, edad en que le·
fué posible dejar el arado para dedicarse al estudio.
8. Al tratar de los talentos nos hemos referido a la posi-
bilidad· de que no concuerde la aptitud con la inclinación o
Inteligencia 295,
BIBLJOG~AFJA
CARL HENRY ALSTRoM: "A study of inheritance of human intelligence",
Acta Psychiatrica\:ét ~Neurol~gicii, Scandinava;· 1961, t. 36, NQ 2.-
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Inteligencia 309
1Q Antecedentes
49 Variedades de formas
69 Constitucián
89 Porte Personal
los síntomas .morbosos; :y más .raros .todavia son los que supo-
nen que la psicopatía: sólo es un grado . . menor de psicosis. -PeJ
ro lo. cierto es que la distinción clara forma· parte del criterio-
psicopatológico actual. Esto no significa. que en la práctica
sea siempre fácil el diagnóstico diferencial, sobre todo si
sólo se dispone de una anamnesis. .íncompleta. Bonhoeffer
está en lo cierto al reconocer que apenas hay.algo más dificil,
en materia de diagnóstico, que la diferencia entre una esqui-
zofrenia ligera o incipiente y algunas psicopatías graves; Por
otra parte, la diferencia de que. tratamos no se opone a admi-
tir la importancia de la personalidad premorbosa en la deter-
minación. de ciertos aspectos del contenido de las dolencias
mentales y hasta en la génesis del desorden mismo (esto úl-
timo cuando se trata de neurosis o de psicosis sintomáticas).
Con respecto a la relación biológica que pueda existir
entre las psicosis endógenas y las personalidades anormales,
las investigaciones genealógicas todavía no ofrecen resultados
concluyentes. Parece no confirmarse la suposición de Kretsch.
mer acerca de la gran frecuencia de psicópatas anéticos ·e hí-
pertímicos entre los parientes· consanguíneos de esquizofré-
nicos y maníaco-depresivos, respectivamente . En cambio,
concuerdan los datos relativos a la vinculación hereditaria de
los psicópatas inestables y los evplosivos con la epilepsia. R-2s-
pecto a la oligofrenia, lo notorio es que cuando co-existe con
la psicopatía, agrava las manifestaciones de ésta. La escasez de
inteligencia reduce las posibilidades de la educación y del por-
te personal, lo que repercute en la conducta haciendo al suje-
to más perturbador de lo que seria si su inteligencia fuese nor-
mal. Aquí sucede lo contrario que en la neuropatía, pues en
ésta, generalmente, el sujeto sufre tanto más con sus defectos
y fracasos cuanto mayor es su inteligencia.
La relación existente entre personalidad anormal y neu-
rosis también es clara. Las neurosis son reacciones o desarro-
llos anímicos anormales que se presentan tanto en sujetos de
personalidad normal cuanto en sujetos de personalidad anor-
mal. Los últimos están mucho más predispuestos, por su na-
turaleza, a sufrirlas. y hay cierto grado de afinidad entre
336 Honorio Delgado
10. Resumen:
BIBLIOGRAFIA
La Psicopatología . Fundamental
de la Esquizofrenia
desde el Punto de Vista Funcional
Resumen
Si bien la esquizofrenia es determinada por un desorden
somático, nuestro conocimiento de ella está fundado esencial-
merite en los datos psícopatológicos con que· se manifiesta.
Tres ·disyunciones caracterizan la alteración funcional de la
candencia que fo es propia: la disyunción de la vida interior
con el mundo externo (autismo), la disyunción del yo res-
pecto al contenido de Ta conciencia (ego - anaj oresis), y la ·
disyunción de la conciencia frente a las formas primarias del
·entendimiento (quiebra de las categorías). Estas dísyuncio-
nes son la consecuencia de la desintegración funcional de la
conciencia, a la que caracterizamos con el nombre de eielesis
350'. · Honorio Delgado
Zusammenf assung
vy ennauch die Schizophrenic grundsátzlích durch eíne
somatische Stñrung verursacht wird, so baut sích doch unser-c
Kenntnis über sie aus den psychopathologischen Gegehenheí-
ten ~uf..' Aus ·diesen geht her~<:>r,. daB drei Disjunktionerr
charakteristisch sind: die der Innenwelt gegenüber der 'Au-
Benwalt (Autismus}, die des Ichs gegenüber den Bewusstsein
sinhalten (Ich> Anachorese) und die der Inhalte des Erlebens
gegenüber d·en elernentaren Formen des géístígeri Erfasseus
(Zerfall der Kategorien). Diese Dísjunktionen sind di-e Folge
des· fimktionellen
. Bewulstseinszerfalls:
. der Autor charakterí- ·
siert sie ·und bezeichnet si-e als 'Atelese'.
Sunimary
Résumé
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