Resumen: Nuestra condición de sujetos corpóreos nos muestra el mundo no como un hábitat natural espe-
cífico, sino como un universo de posibilidades de sentido, al cual podemos acceder desde infinitas orientaciones.
El ser humano no está determinado a priori por la naturaleza, como los animales, sino que él mismo constituye su
propio mundo a partir de sus expectativas y necesidades. Vista desde el mundo animal, la corporeidad humana
no es especializada; comparado con el animal, el hombre aparece como el hijo más huérfano de la naturaleza. Sin
embargo, vista desde el mundo cultural, la corporeidad humana se manifiesta como una realidad sui generis, que
le permite al hombre trascender los límites impuestos por la naturaleza y responder a ellos de forma creativa. El
objetivo de este trabajo consiste en mostrar la corporeidad humana como fundamento y condición de posibilidad
de cualquier tipo de cultura.
Abstract: Our condition as beings with bodily substance shows us the world not as a specific natural ha-
bitat, but as a universe of possibilities of meaning that can be accessed or approached from countless directions.
The human being is not determined a priori by nature, as are animals, but constructs his own world based on his
expectations and needs. Seen from the perspective of the animal world, human corporality is not specialized. Com-
pared to animals, man appears as nature’s most orphaned son. However, viewed from the cultural world, human
corporality is manifest as a sui generis reality, one that allows man to transcend the limits imposed by nature and
to respond to them in a creative way. The purpose of this work is to show human corporality as the basis and con-
dition for any type of culture.
Résumé: Notre condition de sujets corporéens nous montre le monde non pas comme un habitat naturel spé-
cifique, mais plutôt comme un univers de sens possibles auquel nous pouvons accéder depuis des horizons infinis.
L’être humain n’est pas déterminé a priori par la nature, comme les animaux ; il constitue en lui-même son propre
monde en partant de ses attentes et de ses besoins. Vue depuis le monde animal, la corporéité humaine n’est pas spé-
cialisée ; comparé à l’animal, l’homme apparaît comme l’enfant le plus orphelin de la nature. Toutefois, considérée
depuis le monde culturel, la corporéité humaine se manifeste comme une réalité sui generis qui permet à l’homme de
transcender les limites imposées par la nature et d’y répondre de manière créative. La finalité de cette étude consiste
à montrer la corporéité humaine comme base et comme condition de possibilité de tout type de culture.
* Magíster en Filosofía. Director de Programa de la Licenciatura en Filosofía de la Universidad de San Buena- Recibido: 2010 - 04 - 30
ventura, sede Bogotá, Colombia. (MVillamil@usbbog.edu.co). Aprobado: 2010 - 05 - 28
pensam.cult.
Pensamiento y Cultura l ISSN 0123-0999 53
53-65 Vol. 13-1 l Junio de 2010
Miguel Ángel Villamil-Pineda
El cuerpo propio nos muestra al hombre La antropología dualista pasó por alto esta
como el entramado de relaciones que ve a la realidad y cometió el error de dividir tangen-
subjetividad no como algo dado o determinado cialmente la totalidad del hombre en dos par-
a priori por la naturaleza, o por cualquier otro tes irreconciliables: razón y physis. El problema
ser, sino como un ser inacabado, una construc- es que la unidad integral humana, de la cual
ción, una tarea a realizar en co-relación con los debe partir todo filosofar auténtico, ya no pue-
demás seres del mundo2. Así, la idea de subje- de alcanzarse por la vía de la abstracción, es
tividad ejerce una fuerza decisiva en la auto- irrecuperable5. La descomposición del hombre
realización de nuestra existencia propia, ya en razón y physis, desencadena forzosamente en
que a partir de ella podemos sobrevivir, regir la concepción de un ser racional por una parte
y modelar nuestras experiencias y vivencias: y un ser vivo por otra. Por eso, fue necesario
“el hombre es un ser que se pregunta y se in- construir dos grupos de ciencias diferentes: las
terpreta a sí mismo porque sabe que necesita humanas y las naturales. Los científicos pen-
una imagen rectora que le ayude a construirse saron ingenuamente que la sumatoria de los
y constituirse”3. datos ofrecidos por sendos grupos de ciencias,
daría como resultado la totalidad del hombre.
En consecuencia, el hombre, en cuanto ser Sin embargo, tal sueño nunca se hizo ni se hará
de relaciones, es hacedor y, al mismo tiempo, he- realidad. El único resultado que se deriva por
chura de su propio ser: ser hombre es hacerse y esta vía es el esparcimiento en átomos de la to-
dejarse hacer hombre. Por tanto, el hecho pri- talidad del hombre.
mario de la filosofía nos lleva a preguntarnos,
4 El niño recién nacido ya hace uso de su inteligencia, años más tar-
en un primer momento, por el modo como el de hace uso de especial de la inteligencia que llamamos uso de razón
(aquella en la cual puede hacer uso de la capacidad discursiva; es de-
cir, de la capacidad de inferir y concluir). El niño desde sus comienzos
1 Cfr. A. Dondeyne, Fe cristiana y pensamiento contemporáneo, traducción
es inteligente, pero no racional. No hay que reservar el vocablo hom-
de J. Martín Velasco, Madrid, Cristiandad, 1963, pp. 68-69.
bre tan sólo a la racionalidad. La razón es un estadio de la evolución
2 Cfr. A. Gehlen, El hombre: su naturaleza y su lugar en el mundo, traduc- progresiva del hombre. Cfr. X. Zubiri, Siete ensayos de antropología filo-
ción de C. Vevia, Salamanca, Sígueme, 1987, p. 18. sófica, G. Martínez (ed.), Bogotá, USTA, 1982, pp. 40-42.
3 M. Landmann, Antropología filosófica: autointerpretación del hombre en la 5 Cfr. M. Buber, Eclipse de Dios: estudios sobre las relaciones entre religión
historia y en el presente,, traducción de C. Moreno, México, Uteha, 1961, y filosofía, traducción de L. Fabricant ; introducción de R. M. Seltzer,
pp. 9-10. México, FCE, 1970, p. 66.
escala animal, el hombre es un ser necesitado extenderse sobre toda la tierra (el hombre ha-
que ocupa uno de los lugares más bajos: bita tanto en el polo como en el desierto; en la
tierra como en el mar...).
al hombre le falta el revestimiento de pelo, los
órganos de ataque, la formación corporal apro- La no especialización significa para el hom-
piada para la huída. Además es superado por bre una apreciable ventaja debido a que nuestros
la mayoría de animales en la agudeza de los órganos no están adecuados sólo a unos pocos
sentidos. El hombre tiene una carencia mor-
trabajos, sino abiertos a una enorme diversidad
talmente peligrosa para su vida. Dentro de las
meras condiciones naturales, ya hace tiempo de tareas. La corporeidad humana, al no estar
que se hubiera extinguido. Para prolongar su gobernada por el instinto, sino a disposición de
existencia, el hombre, desde un principio, debe su propia organización, puede aspirar a crear
ser capaz de experimentar, transformar y do- y construir un mundo para ella que rebase las
minar la naturaleza9. fronteras deterministas del hábitat, el mundo
cultural. Si para el animal la naturaleza es su
Pero la no especialización del hombre nos morada, para el hombre su morada es el mundo
lleva a comprender que nosotros somos un pro- cultural. Por consiguiente, la falta de especiali-
yecto absolutamente sui generis. La especializa- zación es compensada por la multiplicidad de
ción debe faltarnos porque nosotros respiramos aptitudes y por la potencia de su propia inicia-
un contenido totalmente distinto. Más aún, la tiva. Nuestra existencia puede hacerse más fácil
especialización sería un estorbo para nuestro gracias a nuestros inventos y estructuras socia-
plan estructural10. les y, de esta manera, podemos incluso dominar
al animal, aparentemente mejor equiparado
La carencia del hombre es suplida por un para la lucha por la supervivencia13.
principio de organización que sólo es connatural
a su ser: la subjetividad11. La corporeidad hu- La subjetividad se nos muestra así como el
mana respira subjetividad, lo cual nos da cierta co-relato necesario de la corporeidad humana,
independencia de la naturaleza y nos permite en virtud del cual hacemos frente a la carencia
decidir sobre nuestras propias situaciones: “el de especialización. Ahora, en términos positi-
hombre es el primer liberto de la creación, está vos, debemos reconocer que la diferencia esen-
organizado para la libertad. No es una máqui- cial entre el hombre y el animal, radica en que
na infalible en manos de la naturaleza. Él se el hombre es el único ser que posee una corpo-
convierte a sí mismo en meta y objeto de su reidad subjetivada. Con respecto a ésta, el animal
es tan sólo un ser de carencias, y el hombre es
trabajo”12.
el ser que ocupa el puesto más alto dentro de
todos los seres.
El hombre, a diferencia del animal, no reci-
be para cada situación la norma preestablecida
El hombre, en cuanto corporeidad subjeti-
de comportamiento. Por eso: estamos más lle-
vada, no percibe las cosas como dadas de una
nos de porvenir; podemos soportar las catástro-
sola forma, sino que las percibe universalmen-
fes con más fortaleza que todos los mamíferos
te de modo que pueda aplicarlas a múltiples
superiores; no estamos sometidos a la tiranía propósitos14. Si bien es cierto que cada uno de
del hábitat; podemos determinar las costum- nosotros procura obedecer a las conductas vi-
bres por nuestros propios medios; podemos tales estructuradas por la cultura propia, no
decidir sobre la sexualidad sin estar atados al obstante nuestro ser no está firmemente atado
celo; nuestro género es el único que es capaz de a ningún comportamiento preestablecido. De
la misma manera como aprendemos podemos
9 Gehlen, El hombre…, ob. cit., pp. 15-37.
10 Cfr. Zubiri, Siete ensayos…, ob. cit., pp. 27-54. 13 Cfr. ibídem, pp. 209-210.
11 Cfr. Gehlen, El hombre…, ob. cit., p. 40. 14 Cfr. M. Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, traducción de J.
12 Landmann, Antropología…, ob. cit., p. 252. Cabanes, Barcelona, Península, 1975, p. 219.
des-aprender, cambiar o re-crear los estilos de debemos ser comunitarios: “la armazón sico-
conducta culturales: somática que el hombre recibe desde su naci-
miento constituye sólo una parte de su realidad
el hombre no tiene ningún ambiente único na- total. No existiría la cultura sin el hombre que la
turalmente adecuado, en cada nuevo ambien- realiza, pero éste tampoco sería nada sin ella”19.
te puede adquirir una conducta adecuada. Es
por esta razón que el hombre puede vivir en
Ya desde el principio, el mundo cultural
cualquier lugar del mundo, ya que mediante
un movimiento proyectado puede crear para sí ejerce una fuerza insustituible en el ritmo de de-
su esfera cultural a partir de cualquier circuns- sarrollo de la corporeidad humana. Los mamí-
tancia existente15. feros de igual tamaño, por ejemplo, poseen una
etapa de gestación más larga que la del hombre,
El esquema determinista de estímulo-res- ya que antes de salir al mundo deben madurar
puesta es válido sólo dentro del reino animal. más sus órganos y defensas instintivas (no es
Aquí todas las respuestas están mediatizadas gratuito que el cachorro adquiera su madurez
por el instinto. En el caso del hombre hablamos y sus hábitos de defensa en un tiempo mucho
de una respuesta creadora, en virtud de la cual más corto que el niño recién nacido). El animal
siempre podemos estructurar formas nuevas y al nacer sabe todo lo que puede saber. El hom-
superiores de cultura. Allí donde el animal res- bre debe aprender todo. De aquí que llegue más
ponde instintivamente al hábitat, el hombre lo expuesto al mundo y que su desarrollo sea
hace creativamente realizando mundos cultura- más lento. El hombre, gracias a su sólida estruc-
les. Es decir, el mundo natural es para el animal, tura social, pierde un año intrauterino pero a la
lo que el mundo cultural es para el hombre. La par gana un año para su formación cultural20.
influencia del hombre convierte al mundo na- El nacimiento prematuro del niño hace que él
tural en mundo cultural o humano16. Por tanto, necesite ponerse muy pronto en contacto con
para el hombre no existe ninguna posibilidad sus congéneres sociales, y que este contacto
de vida en una naturaleza no cambiada, no hu- se prolongue durante mucho más tiempo que
manizada. No hay ninguna humanidad sin fue- en el animal. El niño desde un principio crece,
go, armas, alimentos preparados17. madura y se conduce según normas totalmen-
te diversas y propias, las cuales obran sobre él
Pero el hombre, además de dar una res- hasta en cosas tan elementales como la postura
puesta creadora, además de ser hacedor de cultu- erguida (a diferencia del mamífero que desde su
ra, es también al mismo tiempo hechura cultural; nacimiento manifiesta la postura natural de su es-
inclusive el hombre sólo es creador de cultura en pecie). En aprender a vivir se nos va la vida:
la medida en que sea creado por la cultura. Por
eso, la intersubjetividad –ser-en-el-mundo-con- el hombre se establece para sí un orden estruc-
otros– figura como nota esencial dentro de su tural de poder-hacer, el cual está en él como
plan estructural. Lo esencial del obrar humano posibilidad que ha de ir sacando mediante
es actuar a dúo, aún en el campo pre-lingüísti- adiestramiento o amaestramiento propio. El
hombre es un ser abierto al mundo que no
co. La experiencia no es un proceso aislado, por
trae nada aprendido, sino que tiene que de-
cuanto que la estructura básica de todo lo humano sarrollar un proceso de aprendizaje durante
es actuar sobre un tú18. El hombre se hace hom- toda su vida21.
bre sólo entre hombres, es decir, para hacer
hombres debemos ser varios, para ser culturales Gracias a la subjetividad corporal propia
y a la influencia cultural, el ritmo de desarro-
15 Ibídem., pp. 216-217. 19 Landmann, Antropología…, ob. cit., pp. 267-268.
16 Cfr. W. Lyupen, Fenomenología existencial, traducción de P. Martín, Bue- 20 Cfr. A. Portmann, Zoologie und das neue Bild des Menschen, citado en G.
nos Aires, Carlos Lohlé, 1967, p. 35. Haeffner, Antropología filosófica, traducción de C. Gancho, Barcelona,
17 Cfr. Gehlen, El hombre…, ob. cit., p. 42 Herder, 1986, pp. 20-26.
18 Cfr. ibídem, p. 194. 21 Gehlen, El hombre…, ob. cit., p. 41.
llo humano se inscribe en tiempos diferentes. aquello que no está dentro de su campo de ne-
El hombre crece hasta los veinte años, mientras cesidades incondicionales. El animal no lleva
que la ballena a los dos años de edad ya ha al- a cabo ninguna actividad por sí mismo, la es-
canzado el tamaño completo de veinte metros22. pecie lo hace por él. Por ejemplo, la hembra de
La juventud del hombre es más larga porque el la garrapata sólo tiene tres sentidos –luz, olfato
proceso de comprensión y asimilación cultural y temperatura-; con la ayuda del sentido de la
es más dispendioso: “la apropiación de cultu- luz encuentra el camino en una rama; los senti-
ra es un proceso tan complejo que no sólo debe dos del olfato y la temperatura le dicen cuando
empezar pronto, sino que además necesita un pasa bajo la rama un animal de sangre calien-
período extraordinariamente largo”23. te sobre el cual se tiene que dejar caer y cuya
sangre tiene que beber. Así, el riquísimo mun-
La apropiación de cultura desempeña un pa- do de la garrapata se ahoga y se transforma en
pel imprescindible dentro del desarrollo huma- un pobre hábitat que consta esencialmente de
no, pero el hombre además de asimilar cultura, tres características. La lagartija, sensible al más
debe perfeccionar la autonomía de su corporei- leve de los ruidos, no reacciona si se dispara un
dad subjetiva. Esto nos brinda la oportunidad arma de fuego junto a ella porque este tipo de
de sortear nuevas situaciones, esto es, de hacer percepción está más allá de su especialización
evolucionar la cultura. Así, nos convertimos en sensorial; ningún animal que ponga en peligro
hacedores y recreadores de nuestra propia cultura. su vida desarrolla semejante ruido25.
para el animal el mundo se divide en lo comes- Los órganos humanos de conocimiento sen-
tible y lo no comestible, lo del mismo sexo y sorial, al no estar especializados, no limitan al
lo de sexo diferente, lo tranquilizador y lo an- hombre tan sólo a una porción del mundo (hábi-
gustioso. Aquello que no tiene ningún interés tat), sino que nos abren hacia un mundo infinita-
vital no existe para él. Los sentidos animales no mente posible, nos muestran el mundo como un
son superfluos, sólo registran lo estrictamente
campo ilimitado de admiración, en el que debe-
necesario para sobrevivir24.
mos orientarnos y del cual debemos apropiarnos:
Los sentidos animales son filtros que de-
nos orientamos en el mundo de los sentidos me-
jan pasar a su través sólo las cosas significati- diante ciertos símbolos ópticos, táctiles, acústi-
vas para su vida, pero son impermeables para cos, olfativos. Esto nos ahorra entregarnos a toda
la plenitud posible de las cosas. Con la ayuda de
22 Cfr. Portmann, Zoologie…, ob. cit., pp. 20-26.
23 Landmann, Antropología…, ob. cit., p. 223. 25 Cfr. ibídem, p. 228.
24 Ibídem, p. 226. 26 Cfr. ibídem.
esos símbolos realizamos y dosificamos nuestros europeo difiere del trato que le da un leñador
movimientos atendiendo a su finalidad, antes indígena amazónico:
del éxito o fracaso27.
el ámbito cultural del hombre contiene las
En consecuencia, una vez más, decimos condiciones de su existencia física. La diferen-
que el hombre no representa un avance gra- cia entre hombre cultural y hombre natural es
dual sobre el animal: él NO es un animal mejor equívoca. Ninguna población humana vive en
dotado para el conocimiento, sino un ser cuyo regiones incultas, todas tienen técnicas, armas,
conocimiento presupone de antemano una cor- fuego, utensilios... También es equívoca la dis-
poreidad cualitativamente distinta. tinción entre cultura y civilización. Cultura es
la totalidad de las condiciones de la naturaleza
El hombre, además de percibir lo necesario dominadas, transformadas y aprovechadas por
para su vida, también percibe aquello que tal el hombre mediante su trabajo y actividad30.
vez utilizará más tarde o quizás nunca28. Nues-
tro campo de percepción va más allá de lo básico Gracias a que su ser está dejado a la pro-
vital y se inserta en lo propiamente cultural: pia industria, el hombre debe orientarse dentro
de la multitud de sensaciones que le brinda el
Al hombre, el hambre futura también le da mundo. Este movimiento reduce el mundo to-
hambre. Por eso, es vitalmente importante que tal a sub-mundos, los cuales son construidos o
sus carencias se organicen en un marco que aprehendidos por el hombre a partir de centros
trascienda el momento actual. Sería una si- corporales concretos, esto es, los sentidos. Tal re-
tuación insoportable que sus indigencias sólo ducción, además de permitirnos fundar nues-
fueran superadas para el ahora. El hombre es
tro estilo de vida, nos deja al mundo apto para
un ser pre-visor que está orientado a lo lejano
y que vive también en el futuro y no sólo en el futuros descubrimientos. El ser del mundo es
presente29. como un misterio accesible y encubierto que se
deja conocer según la actitud humana.
El espacio vital del hombre no es un há-
bitat sino un mundo infinitamente abierto. Sin La apertura sensorial produce en noso-
embargo, nuestra condición humana nos dice tros una multiplicidad infinita de sensaciones
que somos seres finitos; que nuestro cuerpo que debemos reducir, poner entre paréntesis. En
es limitado y frágil; que frente a la infinitud virtud de esta posibilidad realizamos nuestras
de posibilidades que nos brinda la apertura al creaciones culturales. Es decir, la apertura al
mundo no podemos responder de una vez por mundo, al no brindarnos ningún punto de refe-
todas; que se hace necesario orientarnos inten- rencia natural a partir del cual las cosas estén fi-
cionalmente para poder traducir la invasión de jamente estructuradas, nos impulsa a canalizar
sensaciones que nos vienen del mundo. Nues- las sensaciones a través de nuestros sentidos y
tra existencia es paradójica porque a la vez se sus extensiones. De esta manera nos descarga-
nos muestra como infinitud de posibilidades y mos y procesamos todo el material sensitivo
como finitud de capacidades. que nos abruma, y poco a poco vamos
El mundo de los sentidos, antes de cual- Es también en este campo donde se inscri-
quier representación conceptual, ya es simbólico. ben la variedad de lenguajes -gestuales y verba-
Debido a la condición ilimitada del mundo, el les-, ya que el hombre organiza sus percepciones
hombre selecciona tan sólo una parte y lo perci- y crea una estructura de símbolos que amplíe el
be de esta o aquella manera, obteniendo así la radio de acción de sus sentidos. De esta manera
forma simbólica de lo percibido. La captación de el hombre enriquece sus vivencias y se hace ca-
la forma nos brinda la posibilidad de percibir la paz de actuar desde el mundo de los otros. Los
realidad tanto en conjunto como en cada uno lenguajes se muestran al hombre como la herra-
de sus elementos por separado: mienta más idónea para dominar la apertura al
mundo y para construir infinitud de planes de
en un ser abierto al mundo abunda la posibilidad acción propios y comunes34.
sensorial. Por eso, el orientarse hacia las cosas y
aprehenderlas (super-visarlas) mediante acciones La vida cultural que vemos alrededor nues-
sensibles permite una percepción panorámica tro es el resultado de la actividad humana. Por
que, aunque no capta la cosa en su totalidad, da
tanto, es un campo simbólico que nos remite
noticias tanto de su generalidad como de su par-
ticularidad. La percepción proporciona las si- siempre hacia experiencias ajenas y, a la vez, nos
tuaciones generales, que a partir de la re-flexión hace posible la existencia y la utilización de las
podemos disolver en sus particularidades32. cosas. Por esta razón, desde niños nos damos a
la tarea de aprender cultura, con el objetivo de
El mundo se nos da como un nudo de re- poder desenvolvernos en el mundo. Tarea que
laciones que tenemos que reorganizar con mi- consiste en labores u ocupaciones comunicati-
ras a elaborarnos una ayuda, una experiencia vas que nos llevan a prepararnos para la vida
que sea aprovechable. Él, en cierta medida, va y que debemos realizar así no tengan un valor
configurando nuestras necesidades y compor- inmediatamente satisfactorio:
tamientos, y nos hace comprender los alcances
del cuerpo propio. Un clima frío junto a un relie- todos llevamos la impronta de las tradiciones
ve empinado, hace que debamos construirnos culturales de las comunidades en las que nos
hemos criado y en las que nos encontramos.
unos abrigos especiales, y que nuestra postura
Esta herencia dibuja también las líneas de
ya no sea erecta sino semi-inclinada: “la carga nuestro futuro. Las posibilidades son nuestras
directa e inmediata que produce la multiplici- en la medida en que mantengamos cierta con-
dad de sensaciones tiene que ser transformada tinuidad con dicha herencia35.
en una oportunidad de existir”33.
No obstante, la cultura propia, que hace
Ésta es la base de la diversidad cultural. el papel de filtro de nuestras sensaciones y a la
Cada cultura desarrolla un sentido y estilo de que nos entregamos desde niños, no constituye
productividad propios, gracias a que son selec- una camisa de fuerza. El hombre es el ser más
tivas con respecto a su percepción del mundo. social y paradójicamente es al mismo tiempo
A partir del horizonte total, el hombre articula el ser más individual. Como sujetos-corpóreos
un paisaje corpo-espiritual distinto que con el también poseemos la capacidad de re-flexionar,
tiempo se convierte en el filtro que deja pasar re-crear y re-orientar nuestros estilos y maneras
sólo lo significativo para el estilo de vida cultu- de comportamiento. Dentro de las posibilida-
ral propio. El puritano anglosajón, enemigo de
los sentidos, permanece cerrado frente a cierta 34 Pero el hombre no tiene que entrar en cada momento a inquirir de
nuevo los objetos y decidir sobre su propia conducta. Cada individuo
clase de estímulos; estímulos por los que el la- reúne experiencias y en cada grupo se perpetúan tradicionalmente
tino trata de elevarse a lo más alto y desde allí tales experiencias. Siempre hay a disposición un tesoro del saber. Las
instituciones, los inventos, se conservan, convirtiéndose en posesión
cultiva su sensibilidad. perdurable que acompaña a la humanidad. Junto a la facultad de
crearlas también tenemos la de conservarlas y convertirlas en institu-
ciones sólidas, en bienes tradicionales. Cfr. Landmann, Antropología…,
32 Ibídem, p. 201. ob. cit., p. 261.
33 Ibídem, p. 44. 35 Ibídem, p. 256.
des del hombre también está la de contemplar posibilidad de mi conciencia como conciencia
el mundo cultural desde sí mismo. del mundo y como proyecto trascendente hacia
mi futuro”39.
La vida que experimenta el mundo equidis-
ta entre estos dos modos de ser: uno impersonal El hombre debe ser creador de cultura,
constituido por la cultura dada, por medio del pero no debe serlo de un modo determinado a
cual nos hacen hombres. Y otro personal por me- priori. El hecho de que él, en tanto sujeto parti-
dio del cual estamos llamados a hacernos hom- cular, aspire a completar y perfeccionar su ser
bres, a hacernos sujetos-corpóreos autónomos36. no le da derecho a postular su modo de per-
cepción ni su modo de re-flexión como la única
La apertura sensorial al mundo es el fun- válida en el mundo. La apertura al mundo nos
damento, la condición y la posibilidad de ambos brinda la posibilidad de responder de múltiples
momentos. La cultura dada es la respuesta creadora maneras y, por ende, niega de plano cualquier
que algunos sujetos-corpóreos dieron a los inte- respuesta dogmática o absolutista40.
rrogantes planteados por el mundo, con la inten-
El modo de la respuesta creadora depen-
ción de clarificar lo confuso, de organizar desde
de de nuestra orientación en el mundo, y en
sí mismos el infinito caudal de posibilidades que
este campo los sentidos desempeñan un pa-
desbordaban su ser. El sujeto-corporal autóno-
pel fundamental; ya que ellos no son objetos
mo es el que se apropia de este legado y lo per-
transparentes que capten sensaciones puras
cibe no como algo ya acabado, sino como algo a
independientemente del espíritu, sino la op-
hacer evolucionar desde su experiencia y desde ción que tomamos a favor de una orientación
sus propias respuestas creadoras. La apertura al determinada41; ya sea de este o aquel modo, o
mundo hace de nosotros seres creadores y libres: en esta o aquella parte del mundo. El conoci-
libres de toda guía de instinto y libres para auto- miento sensitivo ya entraña un poder simbólico
determinarnos productivamente37. y comunicativo en co-relación con los demás
seres del mundo.
Los sentidos: condición de
Por consiguiente, la percepción humana
posibilidad de la creación es un acto cultural. La estructura corporal no es
de cultura que permita el uso del espíritu, sino que forma
cualitativamente su uso en todos los tipos de
La apertura sensorial del cuerpo humano cultura humana42. Esto significa que los sen-
nos conduce necesariamente a orientarnos in- tidos son vías de construcción, asimilación y
tencionalmente en el mundo38. En virtud de esta
orientación podemos y debemos crear cultura. 39 J.-P. Sartre, El Ser y la Nada: ensayo de una ontología fenomenológica, tra-
ducción de J. Valmar, Barcelona, Altaya, 1993, p. 354.
El hombre es el único ser que encuentra ante 40 La antropología cientificista cayó en este error. Limitó nuestro ser a
sí una tarea abierta, la cual debe abordar me- sus rígidos esquemas y pasó por alto toda la riqueza que representa
la corporeidad. Planteó el conocimiento sensible desde un punto de
diante una actitud original. Ésta está enraizada vista objetivo y puro. Así redujeron los sentidos a objetos espaciales y
creyeron que definían de una vez todo lo concerniente a la percep-
en lo más profundo de nuestro plan estructural, ción. No se percataron que la sensación pura es un puro invento cultu-
es el espíritu humano, a través del que organi- ral que presupone de antemano un modo de percepción específico: el
de la racionalidad analítica. El investigador no puede ser objetivo en
zamos y canalizamos el caudal de sensaciones absoluto porque él, en tanto sujeto-corpóreo, en todo momento está
percibiendo el mundo desde el ángulo de una orientación particular.
que nos brinda el mundo: “el cuerpo no es una La antropología cientificista redujo la apertura al mundo a las estre-
adición al espíritu, sino una estructura perma- chas propiedades de “un” cuerpo que no existe, que no es el cuerpo
propio. Este cuerpo, al no existir, ya no nos pone en contacto con el
nente de mi ser; es la condición permanente de mundo, sino con un concepto. El problema es que los sentidos del
cuerpo propio son contemporáneos al mundo y sólo desarrollan su
pleno significado en el momento de experimentarlos. Cfr. Merleau-
36 Cfr. Merleau-Ponty, Fenomenología…, ob. cit., p. 230-231. Ponty, Fenomenología…, ob. cit., p. 223.
37 Cfr. Landmann, Antropología…, ob. cit., p. 244. 41 Cfr. Ibídem, p. 232.
38 Cfr. Merleau-Ponty, Fenomenología…, ob. cit., p. 229. 42 Cfr. Zubiri, Siete ensayos…, ob. cit., p. 28-29.
lo largo de la historia, ha colocado su énfasis per- cultural, cuando la asoció al floreciente campo
ceptivo en el sentido de la vista porque siempre de la ciencia. En ese momento la mirada inqui-
ha considerado que este sentido es el que está sitiva y penetrante del científico, ayudada por
más estrechamente relacionado con la raciona- las extensiones ópticas como el microscopio y
lidad51. Veamos algunas de las consecuencias, el telescopio, se convirtió en la metáfora de la
tanto positivas como negativas, que trae consigo adquisición de conocimiento55.
la adopción de este paradigma sensorial.
Las teorías de la evolución también favo-
Perspectivas: recieron la elevación de este sentido al decre-
la cultura occidental: tarlo el sentido de la civilización. Se supuso
que los sentidos inferiores –olfato, gusto y tac-
una cultura visual
to- perdían importancia conforme el hombre
La primacía del sentido de la vista se ob- ascendía en la escala de la evolución: “existe
serva ya en la mitología clásica. Edipo, después una jerarquía sensorial de las razas humanas
de ver la crudeza de su realidad, opta por sa- en la que el europeo (el hombre-ojo) ocupa
carse los ojos. De esta manera se cegó no sólo al el peldaño superior, seguido del asiático (el
mundo de las cosas, sino también a su proyecto hombre-oído), el amerindio (el hombre-nariz),
de vida. Este acto significó para Edipo reducir el australiano (el hombre-lengua) y el africano
la existencia a su mínima expresión. (el hombre-piel)”56.
Este legado cultural pasó a la filosofía. Los
pensadores clásicos consideraban el sentido de En los siglos XIX y XX, la función de la vista
la vista como el sentido por excelencia, pues él se amplió más con la invención de las tecnolo-
nos revela la presencia de las cosas52. gías visuales como la fotografía, la televisión, el
cine y la informática.
Para Platón, la razón constituye “los ojos
del alma”. Idein, de donde viene la palabra idea, En consecuencia, la preferencia de Occiden-
significa “ver no sensible”. Idea significa “lo vis- te por la visión ha permeado sus construcciones
to por el alma”. Y así como el ver sensible nece- culturales en todos sus ámbitos: escritura, pen-
sita de la luz natural, el ver racional necesita de samiento, tecnología... Por eso, todos los para-
la luz del Ser. El mundo de las ideas es visual, es digmas sensoriales de culturas extrañas fueron
un mundo de figuras contempladas53. filtrados por la manera visual de percibir el
mundo. La escritura, la lectura, los textos se han
Aristóteles también se rige por la hege- utilizado como esquemas fijos en el análisis cul-
monía del sentido de la vista. Esto le permite tural. Se creía que la cultura de un pueblo es un
desarrollar una filosofía inspirada en imágenes
conjunto de textos que el investigador intenta
y objetivaciones del mundo. Él, una vez cons-
leer por encima del hombro de sus propietarios.
truido su esquema conceptual-visual, fue inter-
calando los demás sentidos. Así, comprendió al Muchos investigadores no fueron más allá de la
hombre desde la visión del ser, pero no al ser descripción e interpretación visual de una cultu-
desde la visión del hombre54. ra ajena. Por eso no se percataron de que existen
objetos culturales que pierden toda su signifi-
La cultura occidental acentuó más el sen- cación original si son abstraídos de su contexto
tido de la vista, en cuanto a su importancia dinámico y transformados en objetos estáticos,
observables en las vitrinas de los museos o ál-
51 Cfr. Classen, “Fundamentos…”, ob. cit., pp. 4-5. bumes de fotografías. Hay un sinnúmero de
52 Cfr. A. Synnott, “Puzzling over the Senses from Plato to Marx”. Citado
en: Classen, “Fundamentos…”, ob. cit., p. 3.
obras de culturas ajenas que son hechas para
53 Cfr. D. Cruz Vélez, Filosofía sin supuestos: de Husserl a Heidegger, Buenos
Aires, Sudamericana, 1970, pp. 238-245. 55 Cfr. Classen, “Fundamentos…”, ob. cit., p. 3.
54 Cfr. M. Buber, ¿Qué es el hombre?, traducción de E. Imaz, México, FCE, 56 S. J. Gould, The Flamingo`s Smile: Reflections in Natural History. Citado
1954, pp. 23-46. en: Classen, “Fundamentos…”, ob. cit., p. 6.
ser aplicadas por el cuerpo y no simplemente ras que explicitan su modo de percibir el mundo
para ser contempladas57. a partir de complejos vocabularios no visuales59.
Es evidente que el paradigma perceptivo oc- Como vemos, la especialización del cuerpo
cidental ha hecho avanzar la cultura humana en humano es la que hace posible la constitución
medidas extraordinarias. Pero, a la par, también de la cultura en general y de la cultura occiden-
ha sido objeto de discriminación cultural. Recor- tal en particular. De ahí que la definición del
demos que los semitas, africanos, amerindios... hombre a partir de la animalidad resulte inade-
cuada. Si tenemos en cuenta el rasgo distintivo
fueron considerados por los occidentales como
de lo propiamente humano, las personas deben
pre-humanos sin alma porque no compartían
ser consideradas como realidades sui generis.
con ellos su manera de percibir el mundo. Las
culturas estructuradas en otro sentido diferente
al de la vista eran concebidas como primitivas o Bibliografía
salvajes. Las distinciones raciales –blanco, negro,
1. Buber, M., ¿Qué es el hombre?, traducción
amarillo, zambo, mestizo– también se hicieron a
de E. Imaz, México, FCE, 1954.
partir de sensaciones visuales58.
2. Buber, M., Eclipse de Dios: estudios sobre las
La discriminación femenina también estu- relaciones entre religión y filosofía, traducción
vo ligada a la percepción. Las mujeres fueron de L. Fabricant ; introducción de R. M. Sel-
consideradas sólo como aptas para desarrollar tzer, México, FCE, 1970.
sentidos inferiores, y por eso estaban destinadas
a ambientes como la cocina, la cama o el cuarto 3. Chauchard, P., Compendio de biología hu-
de los niños; mientras que las labores superio- mana: las bases orgánicas de la conducta y del
res como la erudición, la aventura y el gobierno pensamiento; traducción de M. Testa; revi-
debían ser ejecutadas por el género masculino. sión de M. Balaguer, Buenos Aires, Uni-
versitaria, 1961.
El énfasis visual hace que la explicitaciones
o re-presentaciones de la cultura giren en torno 4. Classen, C., “Fundamentos de una antro-
a conceptos ópticos: contemplar, imagen, pers- pología de los sentidos”. En línea: http://
pectiva, punto de vista, perfil, horizonte, cos- www.unesco.org/issj/rics153/classenpa.
movisión, ideas, ideas claras, reflejo, evidencia, htlm, (consultado 30-06-09).
intuición, objeto, sujeto, texto, contexto, etc.
5. Cruz Vélez, D., Filosofía sin supuestos: de
También hace que los conceptos derivados de
Husserl a Heidegger, Buenos Aires, Sudame-
otras experiencias sensoriales vayan siendo ricana, 1970.
sustituidos por conceptos ópticos: armonía de
mundo por visión de mundo; olor a santidad 6. Dondeyne, A., Fe cristiana y pensamiento
por aura. Al estructurar esquemas puramente contemporáneo, traducción de J. Martín Ve-
visuales para comprender otras culturas, tam- lasco, Madrid, Cristiandad, 1963.
bién se puede pasar por alto que existen cultu-
7. Gehlen, A., El hombre: su naturaleza y su
57 Cfr. Classen, “Fundamentos…”, ob. cit., pp. 4-5. lugar en el mundo, traducción de C. Vevia,
58 El estudio de los sentidos no es la prueba de una fase de la evolución,
sino una de las claves esenciales sobre la manera como una sociedad
Salamanca, Sígueme, 1987.
crea y plasma un mundo con sentido. Una cultura extraña no puede
ser estudiada según el modelo de la cultura propia. Esto significa que 8. Haeffner, G., Antropología filosófica, traduc-
se deben descifrar los valores codificados en cada uno de los sentidos.
Así, descubriremos un profundo simbolismo sensorial ignorado para ción de C. Gancho, Barcelona, Herder, 1986.
poner de manifiesto la jerarquía de valores sensoriales que entraña
cada cultura. Cfr. ibídem. 59 Cfr. ibídem, p. 7.
9. Landmann, M., Antropología filosófica: auto- 12. McLuhan, H. M., La comprensión de los me-
interpretación del hombre en la historia y en el dios de comunicación como extensiones del
presente, traducción de C. Moreno, México, hombre, traducción de R. Palazón, México,
Uteha, 1961. Diana, 1969.
10. Luypen, W., Fenomenología existencial, tra- 13. artre, J.-P., El Ser y la Nada: ensayo de una
ducción de P. Martín, Buenos Aires, Carlos ontología fenomenológica, traducción de J.
Lohlé, 1967. Valmar, Barcelona, Altaya, 1993.
11. Merleau-Ponty, M., Fenomenología de la per- 14. Zubiri, X., Siete ensayos de antropolo-
cepción, traducción de J. Cabanes, Barcelo- gía filosófica, G. Martínez (ed.), Bogotá,
na, Península, 1975. USTA, 1982.