Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PSICOGÉNESIS
DE LA
"Locura Moral"
DISERTACIÓN
EN EL
INSTITUTO POPULAR DE CONFERENCIAS
PALABRAS PRELIMINARES
DE
GREGORIO ARAOZ ALFARO
SEGUNDA EDICIÓN
1934
EDITOR: " E L ATENEO'
SUEÑOS AtRES 'CÓHDOa*
GREGORIO BERMANN
PSICOGÉNESIS
DE LA
"Locura Moral"
DISERTACIÓN
EN EL
INSTITUTO POPULAR DE CONFERENCIAS
PALABRAS PRELIMINARES
DE
SEGUNDA EDICIÓN
1S34
EDITOR: "EL ATENEO"
• U E N O i AIRES'CERDOSA
PRESENTACIÓN
DEL
Señoras: Señores:
Los médicos, en general, como que cultivan una disciplina cien-
tífica especial y objetiva, tienden a encerrarse definitivamente en
ese campo, a restringir así sus horizontes intelectuales, desintere -
sándose de las ideas genei'ales y desentendiéndose de las otras ra-
mas del saber, de las letras y de ías artes.
Siempre lie creído que era este un grave mal para ellos y para
la colectividad. Para ellos porque los disminuye mental y moral -
mente y porque se privan innecesariamente de los más nobles goces
intelectuales. Para la colectividad, porque siendo la medicina cada
día más una ciencia social útil, y debiendo para mucha gente asu-
mir el médico el papel de consejero y director espiritual, esa in-
fluencia benéfica se pierde o se dificulta por falta de conceptos ge-
nerales, de conocimientos del mundo y del alma humana y tam -
bien por deficiencia en los medios de expresión. Es común, en erec-
to, que los médicos, —aún los profesores— hablen y escriban mal
y lo peor es que del público hay tendencia a creer que así debe ser
y que hay que desconfiar del médico que ame la literatura o el
arte, que ese hablar o escribir sobre otra cosa que especialidad pro-
fesional.
Entre nosotros, este mal se agrava aún con lo deficiente y pre-
cario de la instrucción secundaria, estrechamente utilitaria, lamen-
tablemente pobre en humanidades y letras clásicas.
Por fortuna, ha habido siempre excepciones, honrosas excep-
ciones para usar la expresión corriente. Módicos que han hecho ho-
nor al país como estadistas, como letrados, como publicistas, como
propagandistas de ideas, han sido Rawsonj Wilde, Ingenieros, Ra-
mos Mejía, Juan B. Justo, Juan tt. Fernández, Antonio Pinero,
para no nombrar sino algunos do loa ya desapareeidos.
A esc pequeño grupo de excepción pertenece Gregorio Ber -
mann, médico y profesor sobresaliente, es también hombre de pen-
samiento, de cultura general, de amplios horizontes intelectuales,
bombre que sabe hablar bien y escribir galanamente al mismo tiem-
po que profundizar las cuestiones, que penetrar «sn la médula de
las cosas para desentrañar enseñanzas útiles a la sociedad y a sus
discípulos.
Ya desde estudiante mostró esas cualidades poco comunes y
más de una vez sus profesores debimos sentir en nosotros mismos
la punta acerada de su. pluma, incisiva, irónica, impregnada de gra-
cia mordaz, nunca grosera ni vulgar.
No hace muchos aiios que dejó las aulas universitarias dando
buena prueba de sus aptitudes filosóficas en su tesis sobre "El de-
terainismo en la ciencia y en la vida?', trabajo de médico y de pen-
sador, y ya le vemos hoy profesor titular en la Universidad de Cór-
doba, colaborador frecuente de revistas científicas nacionales y ex-
tranjeras, habiendo publicado además entre tanto varios libros y
monografías importantes como "Conceptos en la psiquiatría foren-
se", "Toxicomanías", "La teoría del conocimiento en el relativis-
mo contemporáneo", oto.
Es pues un hombre joven, talentoso y erudito, un alma inquie-
ta, ansiosa de saber y de escudriñar, un espíritu ávido de progreso
y de acción social, el conferenciante a quien vais a escuchar hoy.
Y ya veréis como, tratando \ina cuestión que a primera vista apa-
rece abstrusa y desprovista de interés para un público profano, se
sirve de ella hábilmente para llevaros al amplio de la sociología j
df las ideas generales en que se deleita su espíritu investigador, pe-
netrante y ágil.
GÉNESIS
DE LA
"LocuraM o r a l " ( 1 )
I.
LA DISCUSIÓN SOBRE LA LOCURA MORAL
AMBIENTE Y DOMINIO
EVOCACIÓN DE CASOS
II.
tinca con el calificativo malo tantas veces repetido con ese motivo.
En un principio las nociones éticas se nos imponen obligatoriamen-
te, para ser luego aceptadas como deberes qiwj emanan de la con-
ciencia. La colectividad aspira a socializar y a encauzar las tenden-
cias vitales de sus individuos. Por la fuerza del interés, de la sim-
patía, de la imitación, de la represión y de la inteligencia, del mie-
do y del hábito, se va precisando la distinción d^l bien y del mal,
base del sentido moral, desde sus formas elementales hasta el impe-
rativo categórico y la estima de sí mismo.
.lista represión de los instintos de dominio y del erotismo no
se realiza sin dificultad. Y si la existencia de tales instintos en el
niño sorprenden al desprevenido, más debe admirar que sentimien-
tos agresivos dotados de tal poder se encaucen tan presto por las
vías de la cultura o del bien, o simulen estaros subordinados. Y
esto se debe a que los instintos altruistas elaborados por la convi-
vencia social a través kSe largos milenios han llegado a ser tan po-
derosos como los de agresión. Ya lo sostuvo Kropotkine al comple-
mentar la teoría darwiniana. Gracias en parte a un proceso de trans-
formación natura^ la instintiva energía de dominación y la sexual, se
desplaza a fines sociales, cada vez mas elevados. Porque hay que
decir lo que es: el hombre no es únicamente el lobo de Ifi teoría.
Pascal lo decía tan bien. 1LI1 est dangercux de trop fair voire á
Phomnve combi^n il est eg;U aux bétes, sans luí monstrer sa gran-
deur. Yl est enconre dnngereux de luí írop faire voir sa grandeur
sans sa basesse. Yl est enconre plus dangereux de lui laisser signorer
Fun ftt l'autre. Mail il est tros avantageux de lui representer l'un
et l'autre. Yl no faut pas que l'homme croie qu'il est egal aux bétes
ni aux anges, ni qu'il ignore Tun et l'autre. mais qu'il sache l'un
ot l'autre".
Pero lo más extraordinario de la investigación psieoanalítico
ha sido la revelación del poder y significado del inconsciente, en el
que viven, reprimidos, los primitivos instintos, cuya fuerza se man-
tiene firme desde la niñez. Lo inconsciente es el signe- del psiquis-
mo infantil; se caracteriza, como se ha visto, por su contenido prin-
cipalmente Sflxual y por su egocentrismo cruel y absoluto. Lo in-
consciente ignora los códigos morales, y como si no existieran, las
consideraciones lógicas y altruistas. Lo contrario, precisamente, de lo
consciente y de ahí que están en perpetuo conflicto. En manera al-
guna los niños son originalmente "inocentes", pero tampoco inmo-
rales, como afirmaba la escuela lombrosiana. Son amorales, pues
no tienen la conciencia de. la culpa y su actividad antisocial es sobre
todo imaginaria.
Precisamente lo instintivo es el núcleo de lo inconsciente, con
_ 22
TIL
EL GRAN ROL PSiCAGOGICO DEL MEDICO
PAO.