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La conquista por príncipes cristianos comenzó en la zona oriental del Pirineo y en la cordillera
cantábrica. Después de cada triunfo ocupaban el territorio conquistado. Durante el siglo VIII,
los núcleos de resistencia cristianos permanecieron a la defensiva. Los primeros reyes
asturianos crearon una gran franja de tierra de nadie, un “desierto”. Los musulmanes eran
muertos o esclavizados, mientras que los cristianos eran trasladados a las tierras seguras del
norte.
Durante el siglo VIII hubo un descenso demográfico en el valle del Duero que afectó de modo
desigual a las distintas regiones de la cuenca.
Se pueden distinguir distintos tipos de repoblación:
Donaciones ad populandum que tenían por objeto la constitución de una comunidad vecinal o
agrupación de habitantes, en un lugar determinado urbano o rural para su desarrollo. Eran los
instrumentos repobladores por excelencia. Podían ser concedidas en el mismo momento de la
puebla, para estimularla, o con posterioridad a la misma, para mejorar sus condiciones
jurídicas.
Quedaban fijadas las relaciones económicas, fiscales, militares e, incluso, religiosas de los
nuevos pobladores como cultivadores de tierras ajenas y los propietarios de las tierras (rey,
magnates, obispos, abades). Éstos, a cambio de la cesión del disfrute de las tierras a los
cultivadores en ellas establecidos, fijaban las prestaciones y derechos a los que quedaban
sujetos los nuevos pobladores.
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Es un título ejecutivo de propiedad (recoge los habitantes mínimos, las casas mínimas, longitud
mínima de casas, se tiene que marcar cual es el territorio urbano (donde se asientan), que se
hace con el reparto de tierras, se tienen que cultivar si o sí).
I. Zona cultivo
II. Zona de ganadería
III. Zona de montes.
✓ La población podrá talar los árboles y usar la leña; el monte es de uso exclusivo de los
habitantes de la carta puebla, si usa sin que seas de la puebla → pena de muerte.
✓ Si alguien me quema el grano=tengo que comprar en otro sitio, baja la economía y
perjudico la cosecha del próximo año → pena de muerte.
✓ Paz de camino, paz de casa, paz de mercado. Los delitos en los caminos reales o contra
la paz (como si fuera contra el rey = pena de muerte
Para que pueda cobrar impuestos debe tener 3 elementos para ser un hogar: fuego, puerta y
ventana.
La validez de la carta puebla es la vida del rey, uno de los requisitos básicos de la carta puebla
es la exención de todo tributo que esté bajo la excepción de pago de tributos durante 50 años.
Desde el siglo XI, cuando comenzaron a desarrollarse los primeros centros urbanos de la
entidad, parte del derecho se comenzó a recoger por escrito. Se fue reuniendo por iniciativa
de juristas anónimos o por orden de las autoridades locales, el derecho específico de esa
comunidad (la carta de población, costumbres, privilegios, sentencias judiciales) = un ius
proprium.Se empezaron a configurar los fueros.
Su proceso de elaboración es muy lento y difícil de precisar por cuanto su autor, o autores que
reelaboraban según las necesidades del momento. Fue el primer sistema de leyes, con
ambiente territorial con ámbitos que desembocan del fuero, con el nombre del municipio que
se otorgue (fuero de Sepúlveda, protege a los que estén dentro de Sepúlveda).
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Privilegios:
❖ Carta fuero dentro la carta puebla, exención pago de impuestos 50 años, en materia
procesal, en materia mercantil y en materia. La aplicación de la legislación que tenemos
en ese territorio tiene excepciones: toda aquella persona que haya sido condenada por
homicidio y tenga pena de muerte, si defiende la ciudad queda exenta de toda condena
que tenga.
B. los fueros son procedimiento, el señor que administra el fuero es que el que
administra la justicia (juez=alcalde)
• FAZAÑAS
La ocupación de Hispania por los musulmanes propició un éxodo hacia las regiones
montañosas de la zona cantábrica y de los Pirineos de aquellos comprometidos
políticamente con el rey Rodrigo. Estos grupos aristocráticos de refugiados visigodos
consiguieron hacerse con el dominio de la situación y erigirse en señores de pueblos con
los que habían estado en guerra permanente hasta hacía muy poco tiempo. La victoria de
Covadonga (722) sirvió para confirmar el reconocimiento del caudillaje de Pelayo (718-
737) y de sus sucesores al frente del pequeño núcleo de resistencia en el valle del Sella.
La repoblación de los valles del Duero y del Tajo. La expansión territorial asturiana por el
valle del Duero comenzó a mediados del siglo VIII. Después de una crisis a principios del
siglo XI, Fernando I (1035-1065) reanudó las tareas repobladoras. Durante el reinado
Alfonso VI (1072-1109) se introdujo una nueva forma de organización y repoblación
encomendada a los concejos (repoblación concejil). La repoblación concejil no supuso
una pérdida de protagonismo por parte de la monarquía en el proceso repoblador.
Alfonso VI abrió uno de los períodos más brillantes del reino castellano - leonés:
incorporó parte de Guipúzcoa, Álava, Vizcaya y la Rioja e intensificó la repoblación de la
Extremadura castellana. En 1085, con la conquista de Toledo y el avance por el valle del
Tajo, la repoblación a diferentes nobles por tierras de Soria, Burgos y de la zona central
del Duero. La hegemonía política iniciada en el reinado de Alfonso VI culminó con la
coronación, en 1135, de Alfonso VII (1126-1157) como emperador. A partir de esta fecha la
política repobladora se intensificó en todo el reino, especialmente en Castilla.
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LA SOCIEDAD ALTOMEDIEVAL
• REGIMEN SEÑORIAL
Su origen de la propiedad señorial está en la repoblación, la cual fue la principal causa del
proceso de concentración de la propiedad de la tierra en manos de iglesias, monasterios y
magnates.
Los señoríos eclesiásticos tuvieron donaciones regias y otras fuentes de ampliación
patrimonial: las donaciones pro anima, donaciones mortis causae, compras, los préstamos o
renovos; las composiciones judiciales, los derechos de iudicato y, a veces persuasión
insinuante o la violencia.
No fueron muy distintas las vías de formación de los señoríos laicos: donaciones regias; las
compensaciones pecuniarias, las rentas y otros derechos cuando actuaban como delegados
regios; compras, préstamos, política matrimonial y herencias.
Con frecuencia los reyes donaban las tierras con sus habitantes a los señores. La relación del
señor con los cultivadores que las poblaban o venían a poblar era una relación de tipo real; es
decir, era la cesión de la tierra por el dominus al cultivador la que generaba los derechos y
obligaciones entre ambas partes.
Con el tiempo los señores extendieron los atributos de su patria potestas no sólo a los
integrantes de su grupo de parientes, sino también a los hombres libres que cultivaban sus
tierras.
La inmunitas era un privilegio que el príncipe concedía a algunos señores, el dueño de la
tierra quedaba exento del ius regale o derechos que pertenecían al rey (tributos, derechos pro
iudicato, prestaciones personales, servicio militar o sanciones pecuniarias).
Normalmente la concesión de inmunitas iba acompañada del privilegio por parte de los
oficiales y delegados regios o condales, quienes no podían entrar en el cautum o coto señorial.
No obstante, el monarca podía ceder a un señor o monasterio sólo algunos de sus derechos o
una parte de ellos.
Desde el siglo XII, la concesión de inmunidad implica la subrogación por parte del señor de los
derechos del ius regale y ejercer las facultades de gobierno sobre los habitantes del señorío.
De la misma manera, la inmunitas dejó de ser un privilegio real -que se daba a la tierra- para
convertirse en personal, es decir, se concede a la persona, no la tierra.
Desde mediados del siglo XI se originó una nueva modalidad de señorío: la señoría castellana.
En este tipo el poder dominical no derivaba de la tierra, sino de la delegación de poder
(mandamentum) que el conde hacía en los señores que estaban al frente de los castillos y
fortalezas (castlans).
Los cultivadores de las tierras señoriales: La forma de organización de las tierras señoriales
era, en líneas generales. La propiedad señorial se caracterizó por su dispersión, no sólo dentro
de una misma comarca, sino, a veces, incluso dentro del reino. Esto derivó el sistema de
explotación de las tierras.
Los regímenes señoriales surgieron porque los nobles no pueden tener más territorios que el
rey (que tiene el territorio máximo (si hay un conflicto con un noble, se le quitaba la tierra y
pasa a otra persona pero nunca va a tener más poder que el rey).
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En el siglo XIX se abolió por completo el régimen señorial con una alianza entre la nobleza y
burguesía en contra de la iglesia.
• EL REGIMEN FEUDAL
Las tierras se reparten a los nobles de forma equitativa y el rey apenas tiene poder.
Es un sistema político, económico y social, caracterizado por la separación del poder político,
en el que la sociedad se dividía en estamentos sociales (sí y no privilegiados).Los reyes tenían
poco poder en las tierras, simplemente le entregaba las tierras a cambio de lealtad. Los
cuidados de las tierras estaban en manos de los campesinos.
La vinculación entre señor y vasallo se verificaba mediante un pacto convenientia que, como
su finalidad esencial era la de consecución de un feudo, desde el siglo XII empezó a
denominarse feudum. En Francia -y Cataluña-, al conceder el rey, una iglesia o un magnate
tierras en feudo a un vasallo y convertirse éste en señor de los cultivadores que en ellas
habitaban, el régimen señorial y el régimen feudal también llegaron a fundirse en muchas
ocasiones. Pero esto no sucedía siempre, ya que con frecuencia las concesiones de feudos no
consistían necesariamente en una tierra, ni las prerrogativas de un noble sobre los
cultivadores de sus tierras procedían de una concesión feudal, sino del dominium sobre las
mismas.
Tipos de Feudos
Cualquier objeto podía ser concedido en feudum; normalmente tierras, cuya extensión variaba
según la importancia del feudatario. Otras veces eran castillos o fortalezas, cargos públicos
(honores o tenencias) e, incluso, rentas. La propiedad del objeto entregado en feudo,
prestimonio o beneficio quedaba siempre en manos del señor que había hecho la concesión;
pero cabía la posibilidad de que un objeto otorgado en feudo pudiera a su vez ser subinfeudado
a un tercero.
Desde principios del siglo XI se empezó a extender también la práctica de entregar una
cantidad de dinero a cambio del vasallaje.
El dominium del objeto entregado en feudo lo conservaba siempre el señor; al feudatario sólo
le correspondía el disfrute del mismo. Sin embargo, en Cataluña, por influencia francesa, los
derechos del feudatario se fueron incrementando en detrimento de los del señor.
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Las obligaciones del vasallo guardaban relación al feudo recibido: a mayor feudo, mayores
obligaciones; pero las cargas del feudo varían igualmente según la condición social del
feudatario y al tipo de homenaje que hubiera prestado el vasallo. Aparte la principal obligación
del vasallo era la de prestar auxilium al señor y el servicio de armas a caballo. Todos tenían
igualmente la obligación de acudir personalmente a las cabalgadas y hueste organizadas por
el señor.
Los reyes y condes perdieron la posibilidad de designar y revocar libremente a sus oficiales,
con los que se relacionaban únicamente a través de la relación jurídico-privada del vasallaje.
Finalmente, la debilidad política de los condes catalanes en algunos momentos acabó por
extender considerablemente los privilegios de inmunidad fiscal y jurisdiccional a los feudos.
Los vínculos feudo-vasalláticos hicieron la sociedad en forma piramidal, en cuyo vértice se
encontraba el conde.Desde el punto de vista económico, el feudo se constituyó en la unidad
de explotación agrícola de donde procedían las rentas con las que sostenía la clase social
nobiliaria convertida en guerreros profesionales.
La desaparición del reino visigodo de Toledo no supuso una ruptura total con la tradición
jurídica romana en la Península. El derecho musulmán propició que la mayor parte de la
población hispanogoda conservara su religión y, como consecuencia también su propio
derecho (Liber Iudiciorum). Las comunidades mozárabes de Al-Andalus de la tradición
romana-vulgar quedaron condenadas a quedar anquilosadas por la desaparición del órgano de
creación del derecho, es decir, el rey. Con el tiempo se desarrollaron nuevas costumbres para
dar soluciones a aquellas nuevas situaciones que el viejo código visigodo no contemplaba.
Al igual que la población hispanogoda que permaneció en Al-Andalus, a los hispani de las
tierras del noreste se les permitió continuar rigiéndose por la Lex gothica tras la expulsión de
los musulmanes.
La continuidad del Liber era más problemática en las montañas de la cordillera Cantábrica. Los
visigodos ejercieron un escaso control en esas tierras, que permitió la pervivencia de las
primitivas estructuras sociales, económicas y jurídicas de estos pueblos. Los refugiados
hispanogodos constituían una minoría frente a la población autóctona, por lo que el derecho
indígena continuó vigente entre astures y cántabros, hasta que los hispanogodos empezaron
a producir una transformación que acabaría por implantar los esquemas pre feudales del
antiguo reino visigodo.
La aplicación del Liber Iudiciorum se vio favorecida, desde la segunda mitad del siglo IX, por
la masiva emigración mozárabe de Al Andalus al reino leonés.En cuanto derecho general en la
medida que va quedando obsoleto, empezó a ser sustituido por un derecho nuevo. Del Liber
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sólo se conserva aquellas instituciones que tenían validez. Por otro lado, el hecho de que el
Liber Iudiciorum contenía un derecho escrito y, además, en una lengua -el latín- cada vez
menos hablada, lo convirtieron en un derecho inaccesible a una gran mayoría de la población
analfabeta.
Dios como fuente creadora del Derecho. A principios del siglo IX los pueblos del norte de la
Península eran paganos, la iglesia desarrolló una intensa actividad evangelizadora. Se impuso
así la idea de que la sociedad había sido fundada históricamente por Cristo y toda la realidad
institucional descansaba en los sacramentos. La sociedad giraba en torno a Dios.
Esta idea se manifestó también en el campo del derecho: Dios no sólo era el origen del derecho
divino y natural, sino también de todo el derecho humano (leyes, usos, costumbres). La
consecuencia de este planteamiento era que todo derecho debía ser un derecho justo; porque
sólo en Dios se encontraba la verdadera justicia; porque Dios mismo era la justicia.
La costumbre, así como el aislamiento entre los grupos de población, facilitaron que parte de
la creación de nuevo derecho quedara en manos de la sociedad. El derecho se originaba
mediante el uso y la costumbre, o por el reconocimiento del status de poder de una persona o
de un grupo, al que el resto de la sociedad le daba validez normativa.
Al surgir el derecho de la propia comunidad se produjo la primacía del derecho viejo sobre el
derecho nuevo. Sin embargo, según san Isidoro, la costumbre debía reunir los requisitos de la
ley: no sólo bastaba su antigüedad, sino que, además, debía estar fundada en la razón y
adecuarse a los principios de la justicia. El derecho viejo, la costumbre, era considerado, en
última instancia, una creación de Dios.
Las decisiones judiciales: los iudices se vieron obligados a dictaminar de acuerdo con la
costumbre o, a falta de ésta, a su albedrío. En este caso, el juez estaba procediendo a la creación
de una nueva norma que, al ser aprobada y consentida por la comunidad, la estaban
convirtiendo en un usus, consuetudo o fuero. Cuando los jueces dictaminaban de acuerdo con
su albedrío, sus iuditias o sentencias constituían un precedente para futuros casos similares;
de ahí a que fueran consideradas como “fazañas”.
La autoridad de las fazañas radicaba en el status del juez que la había dictado.Primero se
transmitían de forma oral, pero pronto los jueces y alcaldes comenzaron a tomar breves
anotaciones creando colecciones, creando cartas de población.
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RECEPCION DEL IUS COMMUNE
Una excepción había podido ser la Península Itálica, donde pudo conocerse en su
momento la recopilación de Justiniano, ya que este emperador, tras ocupar militarmente
la mayor parte de la península, la había promulgado en ella.
Dada la agitada historia política posterior -entre los siglos VI y XI- de esta Península,
resulta muy problemática la continuidad del conocimiento de este derecho justinianeo.
Desde ahora, en Italia se conocen y se estudian cada vez con mayor dedicación e
intensidad los textos jurídicos de la recopilación justinianea.
Se tratará ahora ante todo de recomponer tales textos, ayudándose de los manuscritos
más completos; dicha recomposición, no será enteramente acertada, dado el escaso saber
filológico de la época y la complejidad del mismo texto, pero sí muy notable y adecuada
para las necesidades de la sociedad del momento.
Desde esta primera fase elemental de fijación de un texto se inicia la distinción entre uno
y otro derecho.
Con aquellos materiales ya ha aparecido incluso a finales del siglo X o primera mitad del
XI, alguna obra relativamente sistemática de «derecho civil»; en ellas sólo se encuentran
indicios muy indirectos del Digesto.
• Digestum vetus (desde el libro I hasta el título II, inclusive, del libro XXIV)
• Digestum novum (del libro XXXLX al L)
• Digestum Infortiatum: en el cual suele diferenciarse parte de los tres últimos
libros con la denominación de Tres partes
Estas tres principales divisiones medievales del Digesto (Vetus, Novum e Infortiatum)
formarían los tres primeros volúmenes de lo que se calificaría de Corpus iuris civilis
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El quinto y último, los tres restantes libros del Codex o Tres libri, los cuatro libros de las
Instituciones y una versión de las Novelas.
Este volumen quinto serviría para agregar al Corpus algunos textos propiamente
medievales, que ayudarían a los juristas a tratar materias políticas; concluyendo en la
primera mitad del siglo XIV este proceso de incorporación al «derecho romano» de textos
enteramente medievales
El ius commune radicaba sobre todo y muy particularmente, en la obra de los juristas o
de los doctores. Directamente a los textos, se acudía en la época para conocerse tal
derecho. Hace referencia a un derecho que se aplica a la generalidad de los casos
posibles. Siendo muy numerosos los juristas, y contrarios en ocasiones sus criterios, esto
planteaba problemas para la determinación efectiva de su contenido.
Fue utilizado en forma instrumental en las obras de algunos juristas romanos como
Gayo.
Escuela Post glosadores: nace en Orleans a finales del siglo XIII Y principios del siglo
XIV. Logran la agrupación práctica del derecho romano e interpretaban y realizaban
comentarios.
Desde el siglo XI se percibe, en diversos lugares italianos y alguno francés, un interés por
el conocimiento del texto romano, pero va a destacar entre todos Bolonia por diversos
motivos:
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• Por la autoridad que la obra de glosadores y comentaristas boloñeses pudo
alcanzar en los diversos territorios de la cristiandad romana.
Fruto de una primera época del Estudio de Bolonia lo será el aparato de su glossa, de la
glosa acumulada por las anotaciones de los doctores que se van sucediendo en la lectura
docente del texto romano; aparato recogido y ordenado por el jurista Accursio. Y de la
glossa ordinaria que acompañará al texto en los siglos sucesivos, haciéndose así obligado
su conocimiento, que por otra parte adapta el texto a la época, para el jurista
bajomedieval y moderno.
Entre la obra de los «glosadores», han de recordarse también las summae, cuyo inicio
puede situarse en una época bien temprana, en la que todavía se utilizan principalmente
textos de procedencia prejustinianea y epítomes altomedievales.
En el siglo XII, ya se hacen notar sumas más directamente elaboradas sobre partes de la
recopilación justinianea, cuyo conocimiento directo, avanza en esta época y que ya venía
siendo objeto de glosas.
Los glosadores no dejan de apuntar que tal situación jurídica no se corresponde con la
realidad, puesto que, existen reinos «exentos» del Imperio, reyes no subordinados de
hecho al emperador.
De una u otra forma, resultan confrontadas en la época las potestades del rey y del
pontífice, representando efectivamente ambos las condiciones de «soberanía» que
entonces pueden darse.
Para la regulación de las relaciones entre «soberano» pontífice y rey «soberano», podía
contarse con los principios acuñados en la confrontación entre pontífice y emperador,
pero tales principios y tal delimitación ofrecían entonces tan sólo un criterio de
orientación
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En un primer principio: el «derecho romano» debía regir en todo el mundo cristiano
como derecho de un Imperio que lo creó y que subsiste; los primeros glosadores lo
conciben así como derecho único, de la cristiandad romana y concebirlo así por un
criterio de actualización de su vigencia y por el impulso político de los emperadores.
Esta configuración como «derecho imperial», se mantiene durante los primeros siglos
bajomedievales, aunque debilitándose frente a otras; y su presencia explicará reacciones
frente a él de algunos reinos: así, a principios del siglo XIII.
La doctrina ofrecía el marco para una coexistencia de los diversos poderes entonces
existentes - especialmente pontífices y reyes, pero también inferiores o de otro carácter.
Una doctrina que comienza por aceptar tal situación y que a su vez, es aceptada en sus
directrices fundamentales por los diversos poderes políticos, puede ofrecer, según
decimos, el marco para la coexistencia de todos estos poderes, los cuales sólo «crearán»
así derecho en una mínima medida en relación con la labor que en dicho orden realiza
esta doctrina del ius commune.
Junto a los fueros o costumbres, tendremos el ius commune; la difusión de éste, podrá
determinar el desplazamiento de instituciones tradicionales.
El sistema donde quedarán comprendidos los fueros viene así definido o constituido por
el ius commune.
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En cada territorio se insistirá a menudo en que ha de aplicarse siempre en primer lugar
su derecho privativo -sus fueros o costumbres- y, sólo faltando éstos, el ius commune.
Este hecho tuvo otra importante consecuencia: el derecho de cada reino iba a ser
considerado como el derecho del Imperio en sus territorios.
En este fragmento se distinguen dos derechos: uno común a todos los hombres o
derecho de gentes, y otro particular de cada civitas o derecho civil.
El ius commune aprobaba también leyes y hacía las suyas y se tiende a asimilar el
derecho propio de cada reino dentro del ius commune.
Los reyes estaban facultados para dictar disposiciones con pleno valor de derecho y de
ley.
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a. El interés político de los monarcas en introducir los principios del derecho
romano para configurar su poder de acuerdo a los principios absolutistas
plasmados en los textos justinianeos.
b. La insuficiencia del derecho consuetudinario vigente que se mostraba
incapaz de ofrecer soluciones para la sociedad urbana de desarrollo
industrial y mercantil.
c. El derecho romano se presentaba con una superioridad y perfección técnica.
d. El valor ideológico y cultural.
En el Fuero Real, Alfonso X exponía los principios de la teoría la realeza y del poder real,
en particular de la creación del derecho. Se afirmaba que sólo al rey le correspondía la
facultad de hacer el derecho, sin la posible intervención de los estamentos del reino.
El fuero real se componía de 50 manuscritos, algunos con prólogo que atribuyen la obra
al rey, son cuatro libros, títulos y leyes. Se aplica en el lugar donde está el reino, es decir
el rey y a. lo que esté fuera del círculo se aplica el Fuero Municipal.
Además, Alfonso X en el Fuero Real se atribuía la facultad de nombrar todos los alcaldes
de las localidades, potestad que atentaba contra todos los privilegios de autogobierno
recogidos en la mayoría de los fueros.
De la misma manera, el Fuero Real prescribía que sólo podían ser alegadas en juicio las
leyes contenidas en él, lo que significaba la derogación expresa de los fueros y
costumbres.
Alfonso X promocionó los estudios del ius commune, alentando el trabajo de juristas
como Jacobo de las Leyes o el mismo Fernando Martínez de Zamora. Dentro de sus
preocupaciones por la cultura de su tiempo, el derecho ocupó un lugar preponderante.
Posteriormente aparece el Espéculo que era una obra enciclopédica. Contaba con dos
manuscritos y el primero de ellos contiene cinco libros.
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Se inició una obra confeccionada por el grupo de juristas que trabajan en la corte y que
estaría llamada a convertirse en cuerpo jurídico más importante de la historia del
derecho castellano: el código de las Siete Partidas: se produce un cambio del derecho
local por un texto territorial inspirado en el derecho romano Justinianeo, es un derecho
supletorio obligatorio y texto de las sagradas escrituras.
El comienzo de la redacción de las Partidas, para algunos autores, está relacionado con
las aspiraciones que Alfonso X mantuvo al trono imperial.
Las Partidas están inspiradas en los textos del ius commune y tal como parece haberlas
concebido Alfonso X el Sabio, era una obra en la que se pretendía incluir todo el saber
jurídico de la época.
Así se explica que sus redactores no sólo se limitaran a recoger preceptos jurídicos, sino
que también, dieran una justificación moral con textos filosóficos y bíblicos. Este
carácter de obra “no legal”, explica la existencia de diversas versiones de una misma
Partida.
En cuanto a su aplicación práctica, el prestigio que la obra fue adquiriendo hay que
ponerlo en relación con la utilización que de ella empezaron a hacer los juristas desde
finales del siglo XIII:
Estos motivos explican su intensa aplicación en la primera mitad del siglo XIV.
Al ser aceptada oficiosamente su alegación por los jueces, se debió originar un clima de
inseguridad. Esto fue lo que movió a Alfonso XI en el Ordenamiento de Alcalá de 1348, a
fijar un texto definitivo de las Partidas, al cual otorgó en ese momento carácter legal.
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El retorno al derecho tradicional era más teórico que real, puesto que de su fijación y
aplicación se ocupaban letrados formados en ius commune que operaban con
tecnicismos romanojustinianeos.
Ello supuso el triunfo definitivo del ius commune sobre el derecho tradicional pues, al
concedérsele a dicho texto carácter legal, los juristas interpretaron que éstas debían de
aplicarse en cuanto leyes, en primer lugar y, por tanto
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LA BAJA EDAD MEDIA
CORTES
La importancia económica que las ciudades y sus habitantes (los burgueses), empezaron
a adquirir desde el siglo XII, se vio favorecida también por los privilegios concedidos por
los monarcas. La burguesía se fue convirtiendo en una fuerza social y económica con
intereses propios, a la que los reyes tuvieron que reconocer su importancia y concederle
participación en la vida política del reino.
El monarca estuvo pensando que hacer frente a la situación y se dio cuenta de que en las
ciudades se estaba empezando a forma una élite y que tuvieran algo de poder podría ser
beneficioso.
La decisión final fue la permisión de la entrada de las ciudades en la Curia Regia, que era
un órgano de asesoramiento real y militar, con funciones jurídicas y legislativas,
cambiando el nombre de Curia Regia por Cortes.
En el resto de España, la participación de las ciudades en la Curia Regia fue más tardía:
• Cataluña (1214)
• Aragón (1247)
• Valencia (1283)
• Navarra (S.XIV)
En La Corona de Castilla había unas cortes generales para todo el territorio, aunque la
primera de todas fuese en León.
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Se da en este momento un sistema de pactos con los diferentes estamentos, que eran el
Rey en la cabeza, el estamento eclesiástico, el nobiliario y las ciudades (si no están los 3
estamentos no se considera cortes). Hasta 1480, solo podrán participar en las cortes 17
ciudades, ya que son las únicas que tienen audiencia, es decir, tienen un Tribunal de
Justicia. A partir de Carlo V, se permitirán estar todas las ciudades.
Los procuradores o síndicos eran los representantes de las ciudades, tenía que haber dos
procuradores por ciudad, elegidos por el Ayuntamiento, y con el mismo poder que el
resto de los estamentos. Cuando el Rey convocaba cortes, presenta una “petición” por
nombre y apellidos en el caso de los nobles y eclesiástico.
Cuando el rey convoca Cortes, sobre impuestos, antes de ir a las cortes, las ciudades se
reúnen para decidir cuánto pagar (al ser el único estamento que pagaba tributos) además
de establecer el plazo de espera para ello. El dinero que pagan en el momento se
denomina prestación, ya que un tributo es cuando está establecido por ley.
Las ciudades, a cambio de las prestaciones pueden pedir beneficios (por ejemplo días de
fiesta), y hasta no ser concedido por el monarca no pueden decir Sí a la prestación,
teniendo que volver a las ciudades si su “favor” no les es aprobado, para negociar
nuevamente y volver con el Rey.
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territorio, no hace falta llevarlo al Tribunal, sino que se convocan cortes y
se soluciona de manera más “rápida”.
- Denunciar agravios particulares: Por ejemplo, que las ciudades hayan
pedido 4 días de fiesta y el Rey solo permita 2
- Formular peticiones de todos los estamentos: Por ejemplo la construcción
de molinos (cada vez que se utiliza hay que pagar una cantidad de
Dinero).
- Juramento del Heredero: Si las Cortes juran fidelidad al príncipe o infante,
todo el Reino lo estará haciendo., porque son los representantes de todo el
Reino.
- Proponer leyes: Solamente se podía hacer en Aragón, en Castila no, ya que
el poder legislativo está en el monarca (`por la recepción del Ius
commune). En Aragón tienen leyes independientes para cada uno de los
territorios (al tener cortes separadas e instituciones independientes). Los
territorios de Granda, América y Filipinas quedarán bajo la corona de
Castilla, y por lo tanto en sus mismas cortes. Una Corona es una unión de
territorios.
- Negociación política.
Las cortes se van a reunir siempre en la iglesia (nunca en palacio), para reunir las
condiciones espirituales a la toma de decisión.
El Rey hace una propuesta, convoca cortes y finaliza ahí su participación. El resto de la
sesión es la discusión y la toma de decisión de la nobleza, clero y ciudades. La toma de
decisión tiene que ser por unanimidad, es decir, una mayoría de 3 votos. Cada estamento
tiene un voto (aunque esté formado por más personas, tienen que ponerse de acuerdo).
Es una deshonra que se convoque cortes y no se tome ningún acuerdo, por eso en todas
las cortes se llega a una decisión.
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La composición de las Cortes. Las Cortes estaban integradas por los tres estamentos del
reino: nobleza, clero y ciudades.
En Castilla, sin embargo, en ocasiones se llegaron a reunir sólo los representantes de las
ciudades y continuaron conservando el carácter de Cortes.
En Cataluña, se llegó a presentar algún conflicto ante la negativa por parte de alguno de
los estamentos de acudir a la convocatoria; así sucedió en 1299, en que los estamentos
asistentes solicitaron al rey que la reunión tuviera la consideración de Cortes, aunque los
eclesiásticos se hubieran negado a asistir.
En cualquier caso, todas las personas convocadas por el rey estaban obligadas, salvo
impedimento justificado, a asistir a las Cortes personalmente o por medio de un
procurador, salvo incurrir en graves sanciones.
Las personas que eran llamadas de cada uno de los estamentos, así como las ciudades
que tenían que asistir, dependían exclusivamente de la voluntad de rey, por lo que varió -
especialmente en el brazo nobiliario y ciudadano- con el tiempo.
Aunque todos los nobles integraban el estamento nobiliario, a las Cortes sólo acudían los
convocados por el rey, generalmente los más poderosos; diez aproximadamente en
Cataluña y en Aragón, y unos veinte en la Corona de Castilla. Estos nobles integraban en
las Cortes el “estado” o “brazo” nobiliario y se entendía que re-presentaban los intereses
de su estamento.
En el siglo XVI, al quedar reducidas las competencias de las Cortes a la aprobación de los
servicios y tributos, estando exentos los nobles del pago de dichas cargas fiscales, el
brazo nobiliario en Castilla y Valencia dejó de asistir a las Cortes, sin que éstas perdieran
su consideración de tales.
Por último, el estado llano o ciudadano estaba integrado sólo por aquellas ciudades de
realengo que expresamente había convocado el rey.
En Castilla, hasta principio del siglo XIV fueron muy numerosas las ciudades y villas
convocadas en función de las circunstancias políticas y de los temas a debatir, llegando
en 1315, por la delicada situación que atravesaba el reino en la minoría de Alfonso XI, a
superar un centenar. Pero el número habitual de ciudades y villas convocadas era
alrededor de una veintena. En 1480 se fijó en diecisiete el número de ciudades que en el
futuro tenían derecho de asistir a las Cortes.
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LAS INSTITUCIONES
• MONARQUIA
Las instituciones son las limitaciones que tiene el monarca en el territorio, que
posteriormente Isabel la Católica unificará (vaciará de poder) para tener la Burocracia
total del territorio y poder tomar todas las decisiones desde la corona, o bien poner a
gente afín a ella para poder tener más control.
• AUDIENCIAS
• CHANCILLERIAS
o Es el Tribunal Supremo.
o Hay dos:
- En Valladolid: es en el único que puede sacudir de primera instancia.
- En Granada (antes de la conquista de granada, estaba en Ciudad
Real).
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- Se divide el territorio por la mitad, del Tajo hacía arriba van a
Valladolid y del Tajo hacia abajo van a granada.
- Toledo es la última ciudad que va a la chancillería de Valladolid.
o Se crea por si no estás de acuerdo con la decisión de las audiencias, y el
requisito para poder acudir, es tener una sentencia de la Audiencia.
• ORDENES MILITARES
• CANCILLERIA
• EL CONSEJO REAL
o Creado para limitar el poder de las Cortes, componiéndola con las figuras
más afines al Rey.
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o Formado por nobles y eclesiásticos, los que aconsejan al Rey y ayudan a
su organización política.
o Se deciden las decisiones políticas, con por ejemplo, a que monarquía
apoyar en caso de guerra entre países.
o Todos los acuerdos que se proponen tienen que ser aprobadas por
mayoría.
o El rey nombraba al 60% y el 40% era nombrado por los nobles.
o Juan I, es el primero que modifica y limita el contenido del consejo Real,
ya que crea una centralización del territorio. Tras la invasión de Portugal
(la derrota de la Aljubarrota), los nobles dicen al rey, que, si tienen el
máximo poder en el consejo real, le ayudaban con los Portugueses. Así
pues, el rey tenía ahora el 40% del poder y los nobles el 60%.
o Con Juan I, el poder real empezó a tener limitaciones.
• MAYORAZGO
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LA SOCIEDAD
• LA NOBLEZA
Todos los grupos de la nobleza tienen los privilegios de no pagar impuestos y tener
derecho a la institución de los mayorazgos.
o JUDÍOS:
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en secreto su religión, la monarquía respondió estableciendo el Tribunal de la
Inquisición con la finalidad de perseguir a los judaizantes.
o MOZÁRABES:
Eran los cristianos ibéricos debajo del reinado musulmán. Tenía una
comunidad separada y relativamente tenía autonomía. Pagaba un impuesto
en orden que evitar el mandato que cada persona tiene que ser una parte del
ejército.
o MUDÉJARES:
o LOS ESCLAVOS:
Las grandes conquistas del siglo XIII paralizaron durante dos siglos la guerra
contra los musulmanes, principal fuente de esclavos. Durante este periodo
descendió considerablemente la esclavitud, si bien en los mercados andaluces
se podían comprar esclavos procedentes de las Canarias o del norte de África.
• POBLACIÓN RURAL
Aquellos campesinos que dependen de un señor, que quedarán adscritos a una
tierra por el sistema de vasallaje, y pasara de padres a hijos.
• EL ESTAMENTO ECLASIÁTICO
La participación en las jerarquías eclesiásticas depende del estatus social de la
casa nobiliaria. Si es un hijo primero o segundo de un noble, podrá estar a cargo
de una abadía.
• LOS CIUDADANOS
Los ciudadanos son libres y pueden participar en las cortes.
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