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Mita: era un sistema de trabajo rotativo, por turnos, en el que se alternaban los
varones adultos. Utilizado especialmente en la minería. En general, no se
respetaron los turnos y las condiciones de trabajo produjeron gran mortandad.
Yanaconazgo: es un tipo de servidumbre que los españoles mantuvieron
fundamentalmente para el trabajo en las haciendas.
Porteo: obligaba a las comunidades andinas a aportar hombres para el
transporte de mercaderías, a veces a largas distancias.
Repartimiento: permitía que las autoridades asignaran indígenas a
comerciantes para distintas tareas.
Por su parte, las estancias ganaderas surgidas a fines del siglo XVIII, fueron muy
importantes en algunas regiones, especialmente para abastecer a los centros mineros
y ciudades de animales de tiro, como caballos y mulas, utilizados para el transporte de
mercadería por vía terrestre. “Asimismo la estancia ganadera rioplatense se distingue
claramente de las otras dos unidades básicamente por emplear fuerza de trabajo
asalariado, predominantemente libre y desarrollar relaciones de producción
progresivamente capitalistas. La estancia fue en sus comienzos una unidad de
producción dedicada a la ganadería extensiva, proveedora de carne para los saladeros
y cueros para la industria inglesa” (Ansaldi, 2012: 117) Las estancias permitían dejar
atrás las antiguas vaquerías.
En resumen, como afirma Magnus Môrner: “El ritmo y la duración del proceso de
conquista varía de una área a otra. Las plantas y animales del Viejo Mundo cambiaron
completamente la base de los recursos del continente de América del sur. Después de
un primer periodo de dependencia de los alimentos indígenas, los españoles
establecieron redes de huertas y estancias ganaderas. De este modo, una economía de
tipo europeo basada en el valor de cambio y el comercio, se impuso sobre la economía
indígena tradicional, basada en el valor de uso, en el trabajo colectivo y en la práctica
del trueque. El desarrollo de los grandes latifundios estuvo estrechamente relacionado
con el descenso de la población nativa americana y con la expansión de la minería”
(1990: 124).
Con respecto a sus dominios España hizo efectiva su política mercantilista a través
de las siguientes modalidades económicas:
Impuso severas restricciones a toda industria local que significara una eventual
competencia con la producción de la metrópoli
Consideró a las colonias como permanentes productoras de materias primas.
Procuró la continua intervención del Estado en los asuntos económicos
Impuso un riguroso monopolio comercial por el cual se prohibía el comercio
con otras potencias.
Una Real Cédula expedida por Felipe II en 1561 eligió a Sevilla como puerto único y
en 1569 el puerto de Cádiz se sumo el complejo mercantil del Monopolio indiano, pues
permitió que se descargarán en él las mercaderías de los buques provenientes de
Indias, exceptuando aquellos que traían metal precioso cuya descarga debía realizarse
obligatoriamente en Sevilla.
Dos veces por año, durante los meses de abril y Julio, debían zarpar dos flotas
(buques mercantes) desde Sevilla o Cádiz con destino a América (en el
momento de mayor esplendor comercial cada flota llegó a registrar hasta 56
embarcaciones).
Desde que zarpaban hasta llegar al Caribe, las flotas debían navegar en convoy
custodiadas por galeones de guerra. Al llegar a Santo Domingo una de las
flotas debía dirigirse al puerto de Veracruz (México) pero antes surtía los
puertos de Jamaica, Cuba, Honduras y Yucatán. La otra debía poner rumbo a
tierra firme con destino principal a Portobello (Panamá) aunque algunas
embarcaciones serán despachadas a los puertos de Nueva Granada y
Venezuela.
Bibliografía:
Rojas Mix, M. (1997) Los cien nombres de América. Eso que descubrió Colón, San José:
Universidad de Costa Rica.
Stanley J. y B. Stein (1993) La Herencia Colonial de América Latina, Madrid: Siglo XXI