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PROCESO DE LA INVESTIGACIÓN
Pineda EB, Alvarado EL de, Hernández de Canales F. Metodología de la investigación: manual para el desarrollo de personal de
salud. Washington, D. C.: Organización Panamericana de la Salud : Organización Mundial de la Salud; 1994.
2. FASES Y ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN CUANTITATIVA
Dentro del proceso de investigación cuantitativa podemos identificar 3 fases fundamentales:
1. Fase Conceptual. ¿Qué quiero conocer?
Formulación de la pregunta.
Búsqueda bibliográfica.
Objetivos de investigación.
Marco de referencia.
Hipótesis de investigación.
La recogida de datos.
Preparación de los datos para análisis:
Análisis de datos:
El análisis y la interpretación de los datos
Difusión de los resultados:
Difusión de los resultados
Aplicación de los resultados
Fase Conceptual
Es aquella que abarca desde el momento en que el investigador concibe el problema que quiere
investigar o plasma la idea, hasta que plantea los objetivos que pretende alcanzar con el estudio
de investigación. En esta fase se trata de dotar de fundamentos teóricos y argumentar tanto la
pertinencia, como la viabilidad de la investigación, por lo que es preciso revisar previamente
los trabajos realizados por otros investigadores ya que podrían haber dado respuesta al
problema planteado. Debe documentarse mediante la revisión bibliográfica, con trabajos
realizados por otros autores sobre el tema de investigación, con el fin de conocer el estado
actual del arte.
Todo trabajo de investigación utiliza un determinado marco de referencia teórico. Este marco
de referencia le proporcionará las premisas de las que partir y en las que apoyarse para explicar
los resultados obtenidos.
Esta primera etapa finaliza explicitando cuál será el objetivo de la investigación y en su caso,
las hipótesis que el investigador se plantea. Nuestro estudio tiene que establecer una clara
relación entre los objetivos y las hipótesis de investigación para que quede claro cual es su
finalidad y las posibles conclusiones a las que podemos llegar una vez realizado.
Fase Metodológica
La propia pregunta de investigación ya sugiere cuál será el tipo de estudio más adecuado para
responderla y el investigador debe valorar si el diseño perfilado por la pregunta cumple los
principios éticos que deben guiar toda investigación, eligiendo en todo caso, aquel diseño que
cumpla ambos requisitos. El investigador deberá concretar los aspectos relacionados con la
población de estudio, delimitando qué características han de tener los sujetos que participen en
el estudio. Describiremos las variables que vamos a estudiar (sexo, edad, nivel de estudios, etc)
y cómo se seleccionarán. También deben identificarse las variables importantes del estudio, qué
instrumentos de medida se habrán de utilizar y las herramientas de recogida y análisis de datos
(cuestionarios, entrevista, escalas validadas, etc.).
Es importante cuando se trata de investigación con seres humanos, que antes de comenzar con
el trabajo de campo se hayan obtenido los permisos del comité ético del centro correspondiente
y los consentimientos informados de los sujetos participantes.
La financiación es otro apartado a tener en cuenta. Existen recursos de financiación por parte de
organismos públicos y privados. A nivel autonómico, se publican convocatorias regionales de
ayudas a proyectos de investigación y a nivel nacional existen convocatorias anuales a las
ayudas del Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS).
Fase Empírica
Una vez que el diseño ya está totalmente establecido, el siguiente paso es recoger los datos y
analizarlos. En esta fase, se realiza la difusión de los resultados, puesto que la utilidad de una
investigación depende en gran medida de que sus resultados sean aplicados en la práctica o de
que estos consigan ampliar el conocimiento de la disciplina en la que el estudio se desarrolla.
Esta fase es la que nos permite una vez planteado el diseño de nuestro estudio de investigación,
intentar responder al problema de investigación inicialmente planteado.
Una investigación llega a ser conveniente por diversos motivos. Tal vez ayude a resolver un
problema social, a construir una nueva teoría o a generar nuevas inquietudes de investigación. Lo
que algunos consideran relevante para investigar, puede no serlo para otros. Respecto de ello, suele
diferir la opinión de las personas. Sin embargo, es posible establecer criterios para evaluar la
utilidad de un estudio propuesto, los cuales, evidentemente son flexibles y de ninguna manera
exhaustivos.
Algunos de estos criterios formulados como preguntas que fueron adaptados de Ackoff (1973) y
Miller y Salkind (2002). Cuanto mayor número de respuestas se contesten de manera positiva y
satisfactoria, la investigación tendrá bases más sólidas para justificar su realización. Son los
siguientes criterios:
Relevancia social. ¿Cuál es su trascendencia para la sociedad?, ¿quiénes se beneficiarán con los
resultados de la investigación?, ¿de qué modo? En resumen, ¿qué alcance o proyección social tiene?
Valor teórico. Con la investigación, ¿se llenará algún vacío de conocimiento?, ¿se podrán
generalizar los resultados a principios más amplios?, ¿la información que se obtenga puede servir
para revisar, desarrollar o apoyar una teoría?, ¿se podrá conocer en mayor medida el
comportamiento de una o de diversas variables o la relación entre ellas?, ¿se ofrece la posibilidad de
una exploración fructífera de algún fenómeno o ambiente?, ¿qué se espera saber con los resultados
que no se conociera antes?, ¿se pueden sugerir ideas, recomendaciones o hipótesis para futuros
estudios?
Utilidad metodológica. ¿La investigación puede ayudar a crear un nuevo instrumento para
recolectar o analizar datos?, ¿contribuye a la definición de un concepto, variable o relación entre
variables?, ¿pueden lograrse con ella mejoras en la forma de experimentar con una o más
variables?, ¿sugiere cómo estudiar más adecuadamente una población?
Desde luego, es muy difícil que una investigación pueda responder positivamente a todas estas
interrogantes, cumpliendo en algunas ocasiones solo un criterio.