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GONZAGA DE ICA”
FACULTAD DE MEDICINA
HUMANA “DANIEL ALCIDES
CARRIÓN”
EXAMEN FÍSICO DEL
RECIÉN NACIDO SANO Y
RECIÉN NACIDO
PATOLOGICO
CURSO: Pediatría I
DOCENTE: Dr. Curotto Palomino Luis
INTEGRANTES:
Ramirez Alviar Gianella
Ramos Mayta Jesus
Rivera Paredes Tatiana
Roca Huamani Lucia
Examen físico del recién nacido
Para garantizar que el examen clínico del recién nacido sea optimo se debe tener en cuenta
ciertas condiciones, que faciliten la evaluación:
1° Lavado riguroso de manos y antebrazos es obligatorio antes y después de tocar a cada niño.
2° Examen físico del RN debe ser sistemático y minucioso, para ser rápido y completo.
-Segundo examen: Debe ser minucioso. Debe ser practicado durante el periodo de transición.
Idealmente se practica junto a la madre, luego de las 24 horas de nacido y entre 90-120
minutos luego de la lactancia. Sus objetivos son:
Comprobar la exitosa adaptación a la vida extrauterina.
Excluir anomalías que puedan requerir tratamiento inmediato o futuro.
Asegurar a los padres que su hijo es normal y contestar toda duda al respecto o
explicarles la naturaleza de su mal y prever el tratamiento a seguir.
8° En el RN sano deben hacerse nuevos exámenes cada 24 horas y en el momento del alta,
mientras que en el RN con problemas se repetirá la evaluación con la frecuencia que se
requiera, de acuerdo a la patología neonatal.
I. Examen general:
1.Aspecto General:
Postura y actividad: varia según múltiples factores, por ejemplo: estado de alerta, posición
intrauterina y edad gestacional:
- El RN a término:
o En decúbito dorsal: posición y movimiento son espontáneos. Los brazos y
piernas están flexionadas, algo hipertónicas, con las manos empuñadas. Las
extremidades se mueven libremente.
o En decúbito ventral: La cabeza gira hacia un lado, los brazos permanecen
flexionados y pelvis reposa sobre la camilla. En esta postura hay menos
movimientos que en decúbito dorsal.
- El RN prematuro:
o En decúbito dorsal: Presenta poca tendencia a moverse. La posición típica es
con las extremidades superiores en una flexión poco evidente, brazos
descansando sobre la camilla y piernas ampliamente separadas.
o En decúbito ventral: las piernas están flexionadas, con la pelvis levantada
sobre la camilla.
- En el parto podálico: La postura de las extremidades varia según el tipo de parto
podálico, llegando a estar incluso al lado de la cabeza.
Condición cardio-respiratoria. Si hay dificultad respiratoria se evaluará con el test
de Silverman Anderson.
Grado de madurez.
Estado de nutrición e hidratación.
Alteraciones del sensorio y la motilidad.
Características del llanto y facies.
Malformaciones visibles.
Alteraciones cutáneas.
2. Somatometría:
El peso, talla y perímetros cefálicos y torácico se comparan con los valores normales y se
evalúan en gráficos de crecimiento intrauterino de acuerdo a la EG con la finalidad de clasificar
al RN en adecuado, pequeño o grande para su EG.
Durante los 3-5 primeros días el RN pierde hasta un 10% del peso que tenía al nacer. Es la
llamada disminución fisiología de peso, que se debe a la perdida de líquidos tisulares a través
de la orina, meconio, respiración y evaporación y una deficiente ingesta de líquidos.
3. Signos Vitales:
a) Color:
Vérnix se localiza en pliegues corporales y debajo de las uñas. Color amarillo o verde RN
postérmino.
Hipertricosis ser heredada como un rasgo familiar o sd. Cornelia de Lange, lipodistrofia,
disostosis craneofacial, etc.
e) Lesiones cutáneas:
CRÁNEO
El cráneo puede estar moldeado, sobre todo si el lactante es el primogénito y la
cabeza ha estado encajada durante bastante tiempo en el canal pélvico. El caput
succedaneum, causado por la presión del cuello uterino sobre el cuero cabelludo, se
manifiesta por un área de edema circular blando con bordes difusos y a menudo con
equimosis suprayacente. Un cefalohematoma se presenta como una masa bien
circunscrita rellena de líquido que no traspasa las líneas de sutura. A diferencia del
caput succedaneum, el cefalohematoma no suele estar presente en el parto, sino que
se desarrolla a lo largo de las primeras horas de vida. Tanto el cefalohematoma como
el caput succedaneum se deben distinguir de la hemorragia subgaleal, que no queda
restringida por los límites de las suturas, por lo que es más grande y más difusa. La
hemorragia subgaleal requiere un diagnóstico precoz, porque una hemorragia extensa
puede causar un shock hipovolémico, con una mortalidad estimada de hasta el 20%.
El perímetro cefálico de todos los recién nacidos debería valorarse en una gráfica de
crecimiento para identificar una cabeza excesivamente pequeña (microcefalia) o
excesivamente grande (macrocefalia). El diagnóstico diferencial de la microcefalia es
amplio e incluye la presencia de
trastornos genéticos
subyacentes, infecciones
congénitas y exposición
intrauterina a fármacos y drogas.
La macrocefalia puede sugerir la
presencia de hidrocefalia,
enfermedad de depósito,
acondroplasia, gigantismo
cerebral, síndromes
neurocutáneos, o errores
congénitos del metabolismo, o
bien puede ser familiar.
Se deben determinar mediante palpación las líneas de las suturas y el tamaño y la
turgencia de las fontanelas anterior y posterior. Los huesos parietales tienden a
presentar un cabalgamiento sobre los huesos occipital y frontales. La fusión prematura
de las suturas (sinostosis craneal) provoca un reborde duro inamovible sobre la sutura
y un cráneo con una forma anómala. El tamaño de las fontanelas es sumamente
variable al nacer; si son pequeñas, la anterior suele aumentar de tamaño durante los
primeros meses de vida. La persistencia de unas fontanelas anterior (normal:
20 ± 10 mm) y posterior excesivamente grandes se ha relacionado con distintos
trastornos. Unas fontanelas persistentemente pequeñas sugieren microcefalia,
craneosinostosis, hipertiroidismo congénito o huesos wormianos; la existencia de una
tercera fontanela, aunque puede verse en niños prematuros, hace pensar en una
trisomía del cromosoma 21. En el vértex, cerca de la sutura sagital pueden
encontrarse áreas blandas (craneotabes) que son más frecuentes en los prematuros y
en los recién nacidos que han estado expuestos a compresión uterina. Aunque no
suelen tener mayor importancia, si persisten estas áreas blandas, debe investigarse
una posible causa patológica. Las áreas blandas en la región occipital hacen pensar
en la calcificación irregular y formación de huesos wormianos asociados a
osteogénesis imperfecta, disostosis cleidocraneal, cráneo lacunar, cretinismo y, a
veces, síndrome de Down.
Las zonas de cuero cabelludo atrófico o con alopecia pueden ser un signo de aplasia
cutis congénita, esporádica o autosómica dominante, o asociada a trisomía del
cromosoma 13, una deleción del cromosoma 4 o un síndrome de Johanson-Blizzard.
La deformación plagiocefálica puede ser secundaria a la presión intrauterina ejercida
sobre el cráneo y se pone de manifiesto por la existencia de un cráneo asimétrico y
una cara con orejas mal alineadas. Se asocia con tortícolis y presentación cefálica. La
depresión del cráneo (indentación, fractura, deformidad en pelota de ping-pong) suele
deberse a la presión focal prolongada de los huesos de la pelvis materna en el periodo
prenatal.
CARA
Se debe observar su aspecto general, con especial atención a las características
dismórficas, como la presencia de pliegues epicánticos, ojos excesivamente
separados o excesivamente juntos, microftalmía, asimetría, surco nasolabial grande y
orejas de implantación baja, que se suelen asociar a diversos síndromes congénitos.
La asimetría de la cara puede deberse a parálisis del VII par craneal, hipoplasia del
músculo depresor en el ángulo de la boca o una postura fetal anómala; cuando la
mandíbula se ha mantenido apoyada contra el hombro o contra una extremidad
durante el periodo intrauterino, puede presentar una desviación llamativa con respecto
a la línea media. La parálisis facial simétrica sugiere ausencia o hipoplasia del núcleo
del VII par (síndrome de Moebius).
Ojos
Si se levanta al niño y se le inclina suavemente hacia delante y atrás, los párpados
suelen abrirse de forma espontánea. Esta maniobra, una combinación de reflejos del
laberinto y el cuello, permite una mejor inspección de los ojos que la separación
forzada de los párpados. Las hemorragias conjuntivales y retinianas suelen ser
benignas. Las retinianas son más frecuentes en los partos con ventosa o con fórceps
que en los partos por vía vaginal, y menos frecuentes con el parto por cesárea. Suelen
ser bilaterales, intrarretinianas y se localizan en el polo posterior. En la mayoría de los
recién nacidos (85%) desaparecen hacia la segunda semana de vida, y en todos los
casos ya no se encuentran en la cuarta semana. A partir de las 28-30 semanas de
gestación aparecen los reflejos pupilares. Hay que inspeccionar el iris para descartar
la presencia de colobomas y heterocromía. Una córnea de un diámetro superior a
1 cm en un recién nacido a término (que presenta además
fotofobia y lagrimeo) o la turbidez corneal deben
hacer pensar en un glaucoma congénito y obliga a
una consulta oftalmológica inmediata. La
presencia de reflejos rojos bilaterales sugiere la
ausencia de cataratas o de patología
intraocular. La leucocoria (reflejo pupilar
blanco) sugiere cataratas, tumor, coriorretinitis,
retinopatía de la prematuridad o persistencia de
un vítreo primario hiperplásico, y justifica una
consulta oftalmológica inmediata.
Oídos
En ocasiones se observan deformidades del pabellón auricular. Los apéndices
cutáneos preauriculares uni- o bilaterales son frecuentes; cuando son pediculados,
pueden ligarse firmemente por su base, lo que provoca una gangrena seca que acaba
por desprenderlos. La membrana timpánica se ve con facilidad con el otoscopio a
través del conducto auditivo externo corto y recto, y suele ser de color gris mate.
Nariz
La nariz puede estar ligeramente obstruida por moco acumulado en las estrechas
narinas. Los orificios nasales deben ser simétricos y permeables. El cartílago nasal
puede estar luxado del surco vomeriano, lo que provoca asimetría de las narinas. La
obstrucción anatómica de las vías nasales debida a atresia de coanas, unilateral o
bilateral, produce dificultad respiratoria.
Boca
Una boca normal rara vez presenta una dentición precoz formada por dientes
congénitos (presentes al nacer) o neonatales (erupción después del nacimiento) en la
posición de los incisivos inferiores o en localizaciones aberrantes; estos dientes se
caen antes de la erupción de los de leche. Otras veces, este tipo de dientes aparece
en los síndromes de Ellis-van Creveld, de Hallermann-Streiff y otros. No suele estar
indicada su extracción. La erupción prematura de los dientes de leche es aún más
rara. Hay que inspeccionar el paladar duro y el blando para descartar una hendidura
completa o submucosa, y comprobar el contorno para ver si el arco es excesivamente
alto o si la úvula es bífida. A cada lado del rafe del paladar duro puede encontrarse
una acumulación de células epiteliales llamadas perlas de Epstein. En las encías
pueden aparecer también quistes de retención de un aspecto similar. Ambos
desaparecen de forma espontánea, por lo general a las pocas semanas del
nacimiento. En los pilares amigdalinos anteriores pueden encontrarse, sobre todo en el
segundo o tercer día de vida, acumulaciones de pequeños folículos blancos o
amarillos o úlceras sobre una base eritematosa. Su etiología es desconocida y
desaparecen sin tratamiento en 2-4 días.
Los recién nacidos no presentan salivación activa. La lengua es relativamente grande;
el frenillo puede ser corto (anquiloglosia o lengua anclada), pero esto rara vez es un
motivo para cortarlo. Si se observan problemas a la hora de alimentarlo (leche materna
o biberón) y el frenillo es corto, puede estar indicada su resección (frenulotomía o
frenectomía). La frenectomía puede mitigar el dolor del pezón materno y mejorar los
índices de amamantamiento más rápidamente que sin tratamiento, pero con el tiempo,
los recién nacidos no tratados con frenectomía también consiguen alimentarse de
manera satisfactoria. En ocasiones, la mucosa sublingual forma un pliegue
sobresaliente. Las mejillas aparecen llenas tanto en su lado bucal como en el externo
por una acumulación de grasa en las almohadillas de succión. Estas, así como el
tubérculo labial del labio superior (callo de succión), desaparecen cuando acaba el
proceso de succión. Una tumoración bucal del tamaño de una canica suele deberse a
necrosis grasa benigna idiopática.
La garganta del recién nacido es difícil de ver
porque el arco del paladar está bajo; hay que
observarla con claridad, puesto que es fácil
pasar por alto una hendidura palatina
posterior o de la úvula. Las amígdalas son
pequeñas.
CUELLO
El cuello es relativamente corto. Las anomalías no son frecuentes, pero
incluyen bocios, higromas quísticos, quistes de las hendiduras
branquiales, teratomas, hemangiomas y lesiones del
músculo esternocleidomastoideo que se deben
probablemente a traumatismos o a una postura fija
dentro del útero, que dan lugar, respectivamente, a
un hematoma o a fibrosis. En el tortícolis
congénito, la cabeza gira hacia el lado afectado
mientras la cara lo hace hacia el lado opuesto. Si
no se trata, pueden aparecer plagiocefalia,
asimetría facial y hemihipoplasia. La piel
redundante o las membranas en las niñas recién
nacidas sugieren linfedema intrauterino y síndrome de Turner. Hay que palpar ambas
clavículas para descartar posibles fracturas.
TORÁX
En el examen general del tórax se debe observar la
estructura, la musculatura y las glándulas mamarias. En
el neonato, el tórax es de forma cilíndrica, ancho en su
base y las costillas próximas a la horizontalidad; a
veces, desde su nacimiento ofrece particularidades por
el aplanamiento secundario de las caras laterales por la
compresión de los brazos durante la vida intrauterina, o
por la presencia de deformidades.
En ocasiones, el tórax puede sufrir modificaciones,
como ocurre en la
enfermedad de la membrana hialina, en la cual
éste se observa estrecho y con acentuada
depresión del esternón; por el contrario, en el
síndrome de aspiración de meconio el tórax puede
verse con aumento de su diámetro anteroposterior.
El perímetro torácico es ligeramente inferior al
craneal y el tejido adiposo llena los espacios
intercostales en los niños bien nutridos, mientras
que en los pretérminos y en los pequeños para su
edad gestacional se observan estos espacios no
llenos. El apéndice xifoides sin fijación total al cuerpo del esternón se destaca de modo
sobresaliente en la inspiración y en la palpación torácica, sobre todo, en el neonato
pretérmino. En el tórax, además, encontramos las mamas y sus características se
relacionan comúnmente con la edad gestacional.
En el recién nacido de muy bajo peso al nacer el pezón es
escasamente visible y no se observa la areola; con mayor
edad gestacional se observa el pezón bien definido y se
desarrolla la areola, la cual va aumentando su diámetro
hasta ser superior a 0,75 cm y deja de ser plana para
tener sus bordes bien punteados al llegar al término. El
tejido mamario también se relaciona con la edad
gestacional y no es palpable a las 33 semanas, a las 36
semanas no es superior a 3 mm y en el recién nacido a
término tiene de 4 a 10 mm. Los recién nacidos a término
pequeños para su edad gestacional tienen un desarrollo
tardío del nódulo mamario. Los nódulos de 4 mm o más
indican madurez y los más pequeños pueden indicar
prematuridad o malnutrición fetal.
PULMONES
La observación de la respiración proporciona mucha
información. Las variaciones normales de la
frecuencia y del ritmo son características y lo hacen
de acuerdo con la actividad física, el estado de vigilia
o el llanto. Como estas fluctuaciones son rápidas, la frecuencia respiratoria debe
medirse durante un minuto completo con el niño en reposo, a ser posible dormido. En
estas circunstancias, la frecuencia habitual del recién nacido a término es de 30-
60 respiraciones/minuto; en los prematuros es mayor y sus fluctuaciones más amplias.
Una frecuencia constante superior a 60 respiraciones/ minuto durante periodos de
respiración regular que persiste más de una hora después del nacimiento obliga a
descartar una enfermedad cardiaca, pulmonar o metabólica (acidosis). El niño
prematuro puede respirar con un ritmo de Cheyne-Stokes, conocido como respiración
periódica, o con una irregularidad total. El jadeo irregular, acompañado algunas veces
de movimientos espasmódicos de la boca y la barbilla, es un signo importante de
deterioro de los centros respiratorios
La respiración de los recién nacidos es casi por completo diafragmática; durante la
inspiración, la parte anterior blanda del tórax normalmente se deprime mientras el
abdomen protruye. Si el niño está tranquilo, relajado y tiene un buen color, este
«movimiento paradójico» no significa necesariamente insuficiencia respiratoria. Por
otra parte, la respiración dificultosa con retracciones es una clara evidencia de un
síndrome de dificultad respiratoria, neumonía, anomalías o trastornos mecánicos
pulmonares. Un llanto débil, quejoso de forma persistente o intermitente, con gemidos
o un quejido durante la espiración hacen pensar en una posible enfermedad
cardiopulmonar grave o una sepsis, y obligan a una atención inmediata. Si es benigno,
el quejido desaparece a los 30-60 minutos tras el nacimiento. El aleteo nasal y las
retracciones de los músculos intercostales y del esternón son signos frecuentes de
afectación pulmonar. Normalmente, los ruidos respiratorios suelen ser
broncovesiculares. La sospecha de patología pulmonar ante la disminución de los
ruidos respiratorios, la aparición de roncus, retracciones o cianosis obliga a solicitar
una radiografía de tórax para confirmar el diagnóstico.
CORAZÓN
Es difícil determinar el tamaño cardiaco debido a
las variaciones normales de la forma y el
tamaño del tórax. Hay que localizar el corazón
para descartar una dextrocardia. La frecuencia
cardiaca suele ser de 110-140 latidos/ minuto en
reposo, pero lo habitual es que oscile desde los
90 latidos/minuto durante el sueño relajado
hasta los 180 latidos/minuto en los periodos de actividad. La frecuencia aún mayor de
la taquicardia supraventricular (>220 latidos/minuto) se determina mejor con el
electrocardiograma (ECG) o la monitorización cardiaca que con la auscultación. Los
niños prematuros suelen tener una frecuencia cardiaca en reposo mayor, de hasta
160 latidos/minuto, pero pueden presentar una bradicardia sinusal de aparición brusca
secundaria a apnea.
Se deben palpar los pulsos en las extremidades superiores e inferiores, tanto al
ingreso como antes del alta del nido, para descartar una posible coartación aórtica.
Los soplos transitorios suelen indicar un conducto arterioso que se está cerrando.
Aunque las cardiopatías congénitas (CC) pueden no ir acompañadas inicialmente de
un soplo, una parte importante de los lactantes con soplos persistentes detectados
durante la exploración neonatal rutinaria presenta una malformación subyacente
ABDOMEN
Forma: Es simétrico, globuloso y fácilmente depresible. Debe
ser ligeramente excavado en las primeras horas para luego
distenderse en la medida que el intestino se llena de aire. Los
órganos abdominales son fácilmente palpables.
Cordón umbilical: Está
constituido por tres vasos
sanguíneos: dos arterias, una
vena y la gelatina de Wharton. La
vena es un vaso de mayor calibre que las arterias y es
fácilmente reconocible al seccionar el cordón. Las arterias
son de pequeño calibre y muy retractiles, El cordón
comienza a momificarse (secarse) horas después del
parto, se suelta de la piel que lo rodea cerca del cuarto a
quinto día y cae entre el séptimo y décimo día.
Ombligo: Existen tres tipos
COLUMNA
La columna es una curvatura abierta, normalmente
derecha y plana. Es completamente flexible tanto en
su eje dorso ventral como lateral. Es necesario
palpar todas las prominencias vertebrales para
descartar defectos óseos o asimetrías. En la zona
sacrococcígea existe una depresión profunda
generalmente cubierta de pelos, denominada fosita
sacrococcígea, en cuyo fondo puede haber un
quiste o fístula pilonidal, considerado como resto de
la extremidad caudal del tubo neural y que puede crear problemas en la edad adulta.
Es importante asegurarse de que el fondo no tenga una solución de continuidad de la
piel, ya que puede existir salida de líquido céfalo raquídeo.