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Universidad de Cuenca

Estudiante: Carlos León

Epistemología de las Ciencias sociales

La fe intacta, el Racionalismo y el Empirismo: Un Análisis Comparativo

Entender la naturaleza del conocimiento humano ha llevado a una reflexión que se puede
remontar desde la Grecia Clásica con sus pensadores y su reflexión de lo que les rodeaba, siendo
ese espacio el germen de la filosofía. Acercándonos en el tiempo durante los siglos XVII Y
XVIII dos corrientes florecieron en dar respuesta a tan complicada interrogante. El debate entre
el Racionalismo y el Empirismo ha sido un tema central en la filosofía occidental durante siglos.
Estas dos corrientes filosóficas representan dos enfoques fundamentales para la adquisición de
conocimiento y la comprensión de la realidad. En este ensayo, se compararán y contrastarán los
postulados de dos de los autores más destacados de estas corrientes, René Descartes,
representando el Racionalismo, y John Locke, en representación del Empirismo. A través de este
análisis, se destacarán las diferencias fundamentales en sus enfoques sobre el conocimiento, la
epistemología y su postura sobre la idea de dios.

René Descartes, un influyente filósofo del siglo XVII, es uno de los principales exponentes del
Racionalismo. Su famosa frase "Cogito, ergo sum" (Pienso, luego existo) subraya la importancia
del pensamiento como punto de partida para la obtención de conocimiento. Descartes defendía la
idea de que el conocimiento se deriva de la razón y la introspección. Creía en la existencia de
verdades innatas, afirmaciones que son verdaderas por sí mismas y que no requieren experiencia
para su confirmación. Consideraba que la razón era la fuente suprema del conocimiento y que la
duda metódica, es decir, cuestionar todo lo que pudiera ser dudoso, era fundamental para la
búsqueda de verdades indiscutibles. Para Descartes los sentidos no pueden ser vistos como una
fuente de conocimiento verdadero, puesto que estos pueden ser engañados, por que desarrolló el
método cartesiano en su obra Discurso del Método 1637, que tiene como bases la duda metódica;
dividir los problemas complejos en partes más simples para facilitar el análisis; resolver los
problemas de manera ordenada, iniciando por los simples y avanzando hacia los más complejos;
aceptar solo aquellas ideas que son comprensibles y que carecen de ambigüedades; y reconstruir
el conocimiento desde lo que es indudable. Para lograr esto la razón se aliaría con la matemática
ya que para Descartes proporcionaban un método seguro para el razonamiento y la demostración
(Hernandez,2005).

John Locke, un filósofo británico del siglo XVII, representa el Empirismo, una corriente
filosófica que sostiene que el conocimiento se origina en la experiencia sensorial. Locke
argumentaba que, al nacer, la mente humana es como un "tabula rasa" (una tabla en blanco) y
que el conocimiento se adquiere a través de la percepción sensorial, la observación y la
experiencia. Diferente de Descartes, Locke negaba la existencia de ideas innatas y sostenía que
todas las ideas se originan en la experiencia directa. Para Locke, la mente humana era pasiva en
la adquisición de conocimiento y se limitaba a acumular y organizar las impresiones sensoriales.
Este filósofo distingue entre las "ideas simples" que provienen de una sola fuente sensorial (como
el color rojo o el sabor dulce) y las "ideas complejas" que se forman mediante la combinación de
varias ideas simples, además la mente posee la capacidad de asociar ideas mediante la relación
entre ellas. Estas asociaciones son fundamentales para la formación de conceptos más complejos
y abstractos. Defiende el método de ensayo y error en la adquisición de conocimiento. A través
de la observación, la experimentación y la reflexión, la mente desarrolla gradualmente una
comprensión más completa del mundo (Barrionuevo, 2005).

Respecto a la concepción de Dios, ambos filósofos justifican su existencia desde sus posturas.
Descartes sostiene que la idea de un ser supremo, perfecto e infinito, está presente en la mente
humana. Argumenta que, dado que la mente finita no puede ser la causa de la idea de un ser
infinito, esa idea debe provenir de un ser realmente existente y supremamente perfecto, es decir,
Dios. Este es garantía de verdad y certeza ( Schöndorf, 1997). Por otro lado, Locke expone que la
idea de Dios no es innata, sino que se forma en la mente a través de la experiencia. En particular,
considera la idea de Dios como una idea compleja que se origina de la reflexión sobre nuestras
experiencias y percepciones. Argumenta que nuestra creencia en Dios se deriva de la experiencia
del orden y la complejidad del mundo que nos rodea. A través de la observación de la naturaleza
y el reconocimiento de un diseño ordenado, la mente forma la idea de un ser supremo y perfecto
(Jara, 2006).

Podemos concluir que a pesar de que los enfoques de Descartes y Locke representan dos
extremos en el espectro del conocimiento. Mientras que Descartes defendía la primacía de la
razón y la existencia de verdades innatas, Locke enfatizaba la experiencia sensorial y la mente
como una "tabla en blanco." Sin embargo, estos enfoques no son necesariamente excluyentes. En
la actualidad, se reconoce que el conocimiento se origina tanto en la razón como en la
experiencia, y muchas corrientes filosóficas posteriores han intentado reconciliar estas
perspectivas que forman parte del método científico en la actualidad. Además, dentro de su
contexto el concepto de un ser supremo queda justificado en el primer caso como una verdad
absoluta mientras que en el empirismo es una idea compleja producto de la reflexión producto de
nuestras experiencias.

Referencias bibliográficas

Barionuevo, M. E. (2005). John Locke (1632-1704). Su vida, su obra y pensamiento. Revista


Iberoamericana de Educación, 36(7), 1-10.

Hernández, A. (2005). Descartes: Discurso del método. Alicante, España: Editorial Club Universitario.

Jara, P. O. (2006). Locke:: Empirismo, certeza, fe cristiana. Cuadernos de Filosofía, (24), 65-80.

Schöndorf, H. (1997). Papel de Dios en el pensamiento de Descartes. Universitas Philosophica, 14(27),


107-130.

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