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Unidad 2
Problemas epistemológicos
de las Ciencias Sociales
Unidad 2
UNIDAD 2
1. La Epistemología
A principios del siglo XX, con las ciencias ya conformadas e institucionalizadas según
vimos en la Unidad 1, Betrand Russell, un destacado matemático y filósofo inglés, su-
girió que la Filosofía debería centrarse en el conocimiento científico y su validez con
enfoques diferentes a los de la gran tradición filosófica. Propuso el nombre de episte-
mología para esta rama de la Filosofía.
Las preguntas que procura responder la epistemología son entre otras ¿qué caracte-
rísticas debe tener un conocimiento para ser considerado ciencia y cómo distinguirlo
de un conocimiento no científico? ¿Cómo validan y justifican las ciencias sus teorías?
¿Cuándo consideramos que una teoría científica es verdadera o verosímil?
O más en general ¿cuáles son los supuestos epistemológicos de las teorías científi-
cas?. Entendiendo por supuestos epistemológicos los puntos de partida que sub-
yacen a la investigación científica casi siempre sin explicitar: cómo se entiende la re-
lación entre el investigador y su objeto, cuál es el grado de correspondencia entre la
teoría y la realidad, la objetividad del conocimiento producido, si la ciencia progresa
y de qué modo, cómo se relaciona el contexto con los contenidos de las teorías cien-
tíficas entre otros. Estas preguntas no tienen respuestas únicas y tampoco pueden
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ser “resueltas” mediante la comprobación empírica. Para aclarar esta idea veamos un
ejemplo: el psicoanálisis. Se trata de una teoría de gran desarrollo, institucionalizada
en las universidades y con eminentes intelectuales que la representan en la historia
del pensamiento como Freud y Lacan. Al mismo tiempo, hay otro núcleo importante
de intelectuales, igualmente eminentes, como Karl Popper y Mario Bunge, que con-
sideran que el psicoanálisis no es una ciencia porque según ellos no cumple con los
requisitos necesarios para ser considerado ciencia. Unos y otros esgrimen argumen-
tos convincentes. Los defensores de la cientificidad del psicoanálisis recurren a la ca-
pacidad interpretativa de la teoría, a la coherencia de su cuerpo teórico o los éxitos
5 El psicoanalista cuando interpreta los sueños de un paciente es muy probable que difiera de la interpre-
tación de otro psicoanalista frente a una situación igual. Para Popper esto es inaceptable en una ciencia.
Clasificación de
las Ciencias
Empíricas
{ Naturales
Sociales
Ej: Física, Biología.
Las ciencias formales presentan una problemática muy diferente a la de las ciencias
empíricas, por lo que dejaremos de lado su análisis en esta ocasión.6
Consecuentemente con esta división de las ciencias empíricas se distingue entre epis-
temología de las Ciencias Naturales y de las Ciencias Sociales. Existe un amplio te-
rreno común para una epistemología general en donde no es importante la distinción
entre los objetos sociales y naturales y también hay problemas muy específicos de
cada disciplina que permiten hablar de “epistemología de la Administración” o “epis-
temología de la Física”. En el desarrollo de esta unidad nos mantendremos en el ámbi-
to de los aspectos epistemológicos de las Ciencias Sociales, aunque serán inevitables
a veces referencias de carácter general.
La selección del primer eje obedece a que se trata de una discusión con una trayec-
toria larga, que comienza con la institucionalización de las Ciencias Sociales, como
vimos en la Unidad 1. El segundo eje nos introduce en la relación entre Ciencias Socia-
les, Ética y Política que trabajaremos en detalle en la Unidad 3 y nos permite discutir
la relación ciencia- sociedad.
El tercero de los problemas planteados permite introducir la cuestión de la racionali-
dad de la acción, un tema clave para las Ciencias Económicas.
Conviene aclarar que la distinción que Ud. encontrará en Klimovsky entre los enfoque
naturalista, interpretativista y crítico es un modo de establecer distinciones no de-
masiado alejadas de la que estamos proponiendo, es decir desde los tres problemas
que hemos propuesto. En particular el enfoque naturalista y el interpretativista son
emergentes de la pregunta sobre la unidad epistémica de la ciencia, mientras que el
enfoque crítico se liga tanto al problema de la relación entre condiciones de produc-
ción y teorías científicas como al debate individualismo-holismo.
Actividades
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Ahora bien, si ya no pretende discernir el sentido general de todo lo que existe, el ob-
servador científico, se coloca en una situación de exterioridad en relación a la parcela 53
que observa o sobre la cual experimenta. El objeto se recorta “positivamente” como
algo que es observable y medible por un sujeto que no está involucrado en ese orden
parcial.
A este desplazamiento en el lenguaje científico de la voluntad y de la totalidad hacia
la explicación del orden en recortes de la realidad delimitados, el filósofo y sociólogo
Auguste Comte7 , lo denomina el paso del pensamiento “metafísico” al pensamiento
“positivo”.
7 Filósofo francés iniciador del positivismo. Publicó en 1837 su famoso “Curso de filosofía posi-
tiva” con gran incidencia en el pensamiento social de la época, incluyendo a América latina.
Hemos visto también en la Unidad 1, que las Ciencias Sociales nacen “a caballo” de las
dos culturas: la de las Ciencias Naturales y la de las humanidades. En consecuencia, si
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las nuevas disciplinas pretenden adquirir el “status de cientificidad”, tan apreciado de
las Ciencias Naturales, no pueden eludir la reflexión sobre sí mismas.
Nos encontramos pues en el siglo XIX con una pléyade de economistas, antrópologos,
sociólogos, historiadores y por supuesto también filósofos, debatiendo cómo proce-
den o deben proceder las Ciencias Sociales frente a los dos problemas que plantea-
mos en el apartado anterior que sintetizamos así:
- la especificidad del mundo social conformado por intenciones y significaciones,
- la interioridad del investigador en la materia investigada y la dificultad de tomar
distancia con ella.
- considerar que puesto que no son observables, no deben ser considerados como
problemas científicos ya que el campo de la ciencia se restringe a fenómenos obser-
vables.
- considerar que las intenciones, los significados que orientan las acciones, son fenó-
menos enteramente externos y pasibles de observación, aunque sea de manera indi-
recta a través de las acciones que se realizan por ellos.
8 La palabra hermenéutica tiene su raíz en el griego y su sentido original es aclarar, hacer ordenado lo con-
fuso Durante la Edad Media la hermenéutica se constituyó en una técnica para determinar la autenticidad de un texto,
dada la proliferación de copias apócrifas de un mismo manuscrito. En el siglo XVI, la hermenéutica pasó a jugar un
papel preponderante en el debate católico-protestante sobre la intepretación de la biblia, y sus practicantes enriqueci-
eron su técnica con la capacidad de interpretar el texto, de develar sus significados. Pronto la historiografía y la la obra
jurídica reclamarían el servicio de la hermenéutica, de modo que en el siglo XIX y frente a la cuestión del significado,
la hermenéutica adquiere nuevo vuelo.
Las dos tradiciones epistemológicas afinan sus herramientas y sus argumentos du-
rante el siglo XX.
Veamos la primera parte, es decir cómo se logra producir enunciados generales verda-
deros, que tengan el carácter de ley científica. Para el positivismo lógico la fuente del
conocimiento es la observación y la experimentación. Cada observación se expresa
en un enunciado llamado observacional que la describe. Por ejemplo “Hay un cuervo
negro”. A partir de múltiples enunciados observacionales se construyen enunciados
de tipo general que tienen un carácter de ley, como por ejemplo “todos los cuervos
son negros”. A la operación de construir enunciados generales a partir de enunciados
observacionales, se la conoce como inducción. Puesto que los enunciados observa-
cionales cumplen con los criterios de facticidad y formalidad, también lo cumplen los
enunciados generales o leyes.
Una vez que tenemos leyes verificadas, seguras, podemos explicar o predecir fenó-
menos particulares. Por ejemplo sabremos por qué el cuervo que aparece volando es
negro o que el próximo cuervo que veamos será negro. Explicar será entonces subsu-
mir, incluir una situación particular dentro de un conjunto de propiedades correlativas
que se expresa por una ley. En nuestro ejemplo, la negritud es una propiedad universal
del ser cuervo. El enunciado “hay un cuervo negro” es un caso particular del general
“Todos los cuervos son negros”. En el caso de que el enunciado sea universal como el
de los cuervos de nuestro ejemplo la operación de explicar es deductiva. Quiere decir
que va de lo general a lo particular. “Todos los cuervos son negros” es general y de aquí 57
se deduce que “El cuervo que pasó volando es negro”.
Alan Chalmers (1986:17) grafica así la doble vía: la de producir leyes a partir de enun-
ciados observacionales y la de explicar fenómenos particulares que se pueden expre-
sar como enunciados particulares a partir de estas leyes (o enunciados generales).
o Las propuestas del Círculo de Viena producen objeciones dentro de la propia tra-
dición positivista. Señalemos tres de estas objeciones: la fuente del conocimiento, el
problema de la inducción y los criterios de demarcación.
• Sobre la fuente del conocimiento: para el positivismo lógico se trata observacio-
nes directas pero ¿la ciencia opera efectivamente así? Los críticos argumentan
que difícilmente pueda pensarse que un físico, sociólogo, economista comiencen
sus trabajos a partir de observaciones desprejuiciadas. El comienzo del conoci-
miento científico comienza con la teoría. Los experimentos, las mediciones se pla-
nean contando con un cuerpo teórico previo que les da sustento. Los científicos
comienzan su tarea estudiando, empapándose de los conocimientos que existen
hasta el momento antes que observando. Es de este conocimiento teórico de don-
de aparecen los problemas y las hipótesis de investigación.
• Con respecto a la inducción, ¿cómo saber cuál es el número de observaciones que
debemos hacer para asegurarnos la verdad del enunciado general? Siempre queda
la posibilidad que, después de haber visto un millón de cuervos, el cuervo número
millón uno no sea negro. O, dicho de otra manera, la verdad de los enunciados
particulares no garantiza la verdad de un enunciado general. Y peor aún ¿cómo
podemos estar seguros que la inducción siempre opera de manera correcta si no
es aceptando un principio de inducción que se obtiene por la inducción misma!?
• Sobre los criterios de demarcación: el criterio de demarcación fáctico tiene mu-
58 chas dificultades en su aplicación. Pensemos en teorías complejas como las del
origen del universo o los modelos económicos complejos. ¿Es posible la observa-
ción directa de los enunciados particulares? Toda observación está mediada por
la teoría. Las observaciones requieren “confiar” en un sinnúmero de constructos
teóricos que le dan sustento. Pensemos tan sólo en la observación a través de un
telescopio. Requiere que aceptemos como verdadera una serie de afirmaciones
sobre el comportamiento de la luz y de los espejos.
Actividades
Hay algo que es importante destacar: cualquiera sea la posición adoptada, el ámbito
de exploración que en el siglo XIX se ceñía a la conciencia pasa al lenguaje. Es en el
lenguaje donde se encuentran los “insumos” para la investigación social. Los signos
lingüísticos no sólo se encuentran en los textos o en las conversaciones sino también
en la moda, en la organización de las ciudades, en la circulación del dinero, en la corpo-
ralidad. El mundo social puede ser leído en clave de lingüisticidad. El paso de la análisis
de la conciencia al lenguaje se conoce como el “giro lingüístico”.
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Actividades
logo italiano Umberto Eco. El segundo es del antropólogo Cliford Geertz que expone
qué entiende por cultura. Luego de leerlos comprensivamente:
Fragmentos de
Para una guerrilla semiológica
de Umberto Eco
En cambio la cuestión que deben plantearse los estudiosos de la comunicación es ésta: ¿Es
idéntica la composición química de todo acto comunicativo?
Naturalmente, están los educadores que manifiestan un optimismo más simple, de tipo ilu-
minista: tienen una fe ciega en el poder del contenido del mensaje. Confían en poder operar
una transformación de las conciencias transformando las transmisiones televisivas, la cuota
de verdad en el anuncio publicitario, la exactitud de la noticia en la columna periodística.
A éstos, o a quienes sostienen que the medium is the message, quisiera recordarles una
imagen que hemos visto en tantos cartoons y en tantos comic strips, una imagen un poco
obsoleta, vagamente racista, pero que sirve de maravilla para ejemplificar esta situación.
Se trata de la imagen del jefe caníbal que se ha colgado del cuello, como pendentif, un reloj
despertador.
No creo que todavía existan jefes caníbales que vayan ataviados de tal modo, pero cada
uno de nosotros puede trasladar este modelo a otras varias experiencias de la propia vida
cotidiana. El mundo de las comunicaciones está lleno de caníbales que transforman un ins-
trumento para medir el tiempo en una joya «op».
Si esto sucede, entonces no es cierto que the medium is the message: puede ser que la inven-
ción del reloj, al habituarnos a pensar el tiempo en forma de un espacio dividido en partes
uniformes, haya cambiado para algunos hombres el modo de percibir, pero existe indudable-
mente alguien para quien el «mensaje-reloj» significa otra cosa.
Pero si esto es así, tampoco es cierto que la acción sobre la forma y sobre el contenido del
mensaje pueda modificar a quien lo recibe; desde el momento en que quien recibe el mensaje
parece tener una libertad residual: la de leerlo de modo diferente.
“Descripción densa:
hacia una teoría interpretativa de la cultura”
en La Interpretación de las culturas
de Clifford Geertz,
1992 Editorial Gedisa,
Barcelona, España. (pag. 12 y 13)
“El concepto de cultura que propugno y cuya utilida pretendo mostrar es esencialmente un
concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas
de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el 61
análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes,
sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación,
interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie. Pero semejante
pronunciamiento, que contiene toda una doctrina en una cláusula, exige en sí mismo alguna
explicación”
1) deliberadamente,
2) a alguien en particular
3) para transmitir un mensaje particular,
4) de conformidad con un código socialmente establecido y
5) sin conocimiento del resto de los circunstantes.
Como lo hace notar Ryle, el guiñador hizo dos cosas (contraer su ojo y hacer una señal)
mientras que el que exhibió el tic hizo sólo una, contrajo el párpado. Contraer el ojo con una
finalidad cuando existe un código público según el cual hacer esto equivale a una señal de
conspiración es hacer una guiñada. Consiste, ni más ni menos, en esto: una pizca de conduc-
ta, una pizca de cultura y - un gesto.
Naturalismo Interpretativismo
Sobre la unidad epistémi- Hay unidad. No hay unidad.
ca de las ciencias
Sobre el método Monismo metodológico: Pluralismo metodológico:
La investigación científica Los objetos del mundo so-
presenta una homogenei- cial no pueden ser aborda-
dad doctrinal y una unidad dos del mismo modo que los
de método para confrontar objetos del mundo natural.
con la diversidad de objetos En el primer caso se trata
existentes. Es decir, sólo básicamente de significa-
se puede entender de una dos, en el segundo de cosas.
única forma aquello que se En el primer caso el sujeto
considere como una autén- que conoce es interior al
tica explicación científica. mundo conocido, en el seg-
undo caso, exterior.
La cientificidad La física como modelo de No hay modelo de cientifici-
cientificidad: Dado el éxito dad: Puesto que las Ciencias
alcanzado por las Ciencias Sociales son irreductibles
Naturales, en particular la a las naturales, no hay un
física, las otras disciplinas canon único de cientificidad.
deben orientarse por ese
modelo.
Las Ciencias Sociales Explicar los hechos del Comprender las singu-
deben mundo social, para lo cual laridades del mundo social,
deben ser considerados irrepetibles y contingentes.
como casos particulares de
relaciones generales entre
fenómenos que se expresan
mediante una ley.
Las técnicas de investi- Son preferentemente cuan- Son preferentemente cuali-
gación titativas. tativas.
Así, propone una metodología general no constreñida por las técnicas de recolección
de datos, cuya “forma empírica y el grado de precisión, corresponde a los fenómenos que
interesa observar” (Pires, año: 81). El investigador debe resolver las formas de medida,
entendidas éstas en un sentido amplio. Alejar el objeto por medio de números o acer-
Y señala también que se trata de “Una concepción de metodología que no sea ni dogmá-
tica ni reduccionista (cuantitativa, cualitativa) y tampoco enteramente relativista. Tanto en
el plano epistemológico como metodológico es posible abordar y buscar una cierta “norma-
tividad” un cierto “cúmulo de conocimientos”, así como emprender una cierta revalorización
de algunos aspectos del sentido común, o sea, crear un nuevo espacio para el pensamiento
teórico-empírico”.
Actividades
“Identidades astilladas”
en el libro desde Abajo
de Svampa Maristella
“Curva de Phillips”
En
http://www.zonaeconomica.com/inflacion/curvadephillips
Alrededor de los años 60, Phillips, Solow y Samuelson, estudiaron la relación entre el desem-
pleo y la inflación. Para datos de Estados Unidos y el Reino Unido, encontraron una relación
negativa entre el desempleo y la inflación. Dicha relación podría representarse por medio de:
Nadie pondría en duda que la “sociedad” entendida en un sentido amplio – como la red
de relaciones sociales e instituciones que se desarrollan históricamente - incide sobre
las teorías científicas. En sentido inverso, el quehacer científico tiene una influencia
decisiva sobre todas las esferas de la vida social. Pero ¿en que consiste esa influen-
cia mutua? No hay duda que las fuentes de financiamiento orientan decisivamente la
elección de los problemas a investigar o que la demanda social incentiva determina-
das líneas de trabajo en detrimento de otras o que la presión de determinados grupos
sociales estimula o limita temáticas. Es conocido, por ejemplo, que los desarrollos
científicos en salud a nivel global se orientan más por una lógica económica que social.
Encontramos también que la movilización de grupos ambientalistas impulsa el análisis 65
de factores contaminantes y sus efectos y que la crisis energética demanda la in-
vestigación teórica de energías alternativas. La pobreza creciente estimula las teorías
sobre sus condiciones de posibilidad. Del mismo modo la crisis económica agudiza la
reflexión y las controversias sobre el asunto.
Desde la ciencia a la sociedad también se multiplican los ejemplos de condiciona-
miento. Hay descubrimientos científicos cuyos desarrollos tecnológicos sacuden la
vida cotidiana. El lector puede mirar a su alrededor e imaginar unos cuantos ejemplos
sin salir de su cuarto: computadoras, nuevas fibras textiles, telefonía móvil, los pro-
gramas de educación a distancia… Pero ¿hay en las teorías científicas “huellas” de las
4.1 Las teorías científicas son autónomas con respecto a sus condiciones
de producción
Retomemos a Karl Popper. Para el autor las “condiciones de producción” son un pro-
blema de la sociología, de la psicología o de la historia de la ciencia. Solo la validación
de las teorías es un problema epistemológico. Por eso, dice Popper debe distinguirse
claramente entre el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación. Kli-
movsky explica en que consisten tales contextos e incorpora el contexto de aplicación
(pag. 17).
Kuhn afirma que en las ciencias maduras, lo frecuente y habitual es el trabajo con
ciertas reglas, ciertas ideas marco, ciertos procedimientos standard. Por ejemplo los
físicos del siglo XIX producían un conocimiento fructífero a partir de los aportes new-
tonianos. Completaban un cuadro del mundo que había comenzado a dibujarse en el
siglo XVI con la ruptura que significó la llamada “revolución copernicana”. Este marco
general se denomina paradigma y la forma habitual de hacer ciencia es la ciencia
normal.
Pero hay situaciones históricas donde aparecen ciertos detalles, ciertos indicios de
que hay algún problema con el paradigma. Son las llamadas “anomalías”: observacio-
nes que no encajan con la teoría, descubrimientos que no se ajustan a lo previsto. Son
momentos en que se desencadenan las “revoluciones científicas” donde emerge un
nuevo paradigma, inconmensurable con el anterior. Tal lo que sucedió en el siglo XX
con la teoría relativista de Einstein.
Escuchemos las palabras de Kuhn para aclarar las ideas:
“[….] “Ciencia normal” significa investigación basada firmemente en una o más realizacio-
nes pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante
cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior. En la actualidad estas realiza-
ciones son relatadas, aunque raramente en su forma original, por los libros de texto científi-
cos, tanto elementales como avanzados. Estos libros de texto exponen el cuerpo de la teoría 67
aceptada, ilustran muchas o todas sus aplicaciones apropiadas y comparan estas con expe-
rimentos y observaciones. Antes de que esos libros se popularizaran, a comienzos del siglo
XX, muchos de los libros clásicos famosos de ciencia, desempeñaban una función similar…
Sirviendo durante cierto tiempo para definir los problemas y los métodos legítimos de un
campo de la investigación para generaciones sucesivas de científicos. Estaban en condicio-
nes de hacerlo así, debido a que compartían dos características esenciales. Su logro carecía
suficientemente de precedentes como para atraer a un grupo duradero de partidarios, ale-
jándolos de los aspectos de competencia de la actividad científica. Simultáneamente eran lo
[Distinguí hace muchos años…] dos tipos de desarrollo científico: normal y revolucionario.
La mayor parte de la investigación científica, que tiene éxito produce como resultado un
cambio del primer tipo, y su naturaleza queda bien descrita por una imagen muy común: la
ciencia normal es la que produce los ladrillos que la investigación científica está continua-
mente añadiendo al creciente edificio del conocimiento científico. Esta concepción acumu-
lativa del desarrollo científico es familiar y ha guiado la elaboración de una considerable
literatura metodológica. Tanto esta concepción como sus subproductos metodológicos se
aplican a una gran cantidad de trabajo científico importante. Pero el desarrollo científico
manifiesta también una modalidad no acumulativa, y los episodios que la exhiben propor-
cionan claves únicas de un aspecto central del conocimiento científico.
[…] Los cambios revolucionarios son diferentes y bastante más problemáticos. Ponen en
juego descubrimientos que no pueden acomodarse dentro de los que eran habituales antes
de que se hicieran dichos descubrimientos. Para hacer, o asimilar, un descubrimiento tal
debe alterarse el modo en que se piensa y describe, un rango de fenómenos naturales”
(1989:59)
Algunas cuestiones emergen de la lectura atenta de estas citas que vale la pena
señalar:
- La ciencia normal tiene sus normas internas, sus métodos, sus procedimientos.
Pero en el momento de las “revoluciones científicas” estos se derrumban. La situa-
ción socioeconómica, el “clima cultural”, el acontecer político ¿modelan el nuevo
paradigma? Kuhn parece dudar al respecto y se inclina más bien a otorgar peso a las
disputas de poder en la comunidad científica. Sin embargo, se abre la puerta para
lecturas que enfatizan otros componentes del contexto en la construcción del nuevo
paradigma.
4.3 Las teorías científicas no son autónomas con respecto a sus condicio-
nes de producción
10 Debido a que le término constructivismo es ambiguo y se ha utilizado para denominar perspectivas teóricas
diferentes que no guardan relación entre sí, reservaremos ese nombre para las que entienden que la ciencia es una
construcción social, aunque advertimos que hay otra corrientes que se suelen denominar “constructivistas” y que
aluden a otras dimensiones de lo social.
Es importante subrayar entonces que el Proyecto Genoma del Trypanosoma cruzi nace en
la Argentina y que durante todos estos años (1993-2005) varios equipos argentinos y lati-
noamericanos fuimos aportando datos muy importantes para este proyecto. Desgraciada-
mente, no conseguimos la atención de las autoridades de ciencia y técnica para que este
proyecto fuera finalizado en América Latina. Así, el proyecto fue concluido por el aporte de
los institutos nacionales de salud (NIH) de Estados Unidos que permitieron, de una forma
rápida, a partir del año 2001, que el proyecto se pudiera finalizar.
El artículo que describe el genoma del Trypanosoma Cruzi lo firman 20 instituciones, entre
las cuales se encuentran varias de nuestro país: son ellas la Universidad de Buenos Aires,
el CONICET, la Universidad Nacional de San Martín y el Instituto Nacional de Chagas que
promovieron desde un principio este proyecto. Después hay instituciones de Brasil, y Vene-
zuela. Luego participaron instituciones de Suecia, Estados Unidos, Gran Bretaña, y Francia.
No fue un proceso fácil: fue complejo y tuvo diferentes niveles de coordinación. Por ejem-
plo, a mi me tocó dirigir un equipo latinoamericano-español auspiciado por un organismo
iberoamericano, el CYTED, un programa que comenzó con los festejos por los 500 años del
descubrimiento de América. Y este programa, financiando trabajos a nivel latinoamericano,
permitió una serie de avances importantísimos, como la descripción de los cromosomas del
parásito, los extremos de los cromosomas, el descubrimiento de marcadores muy novedosos:
todo eso fue trabajado de la red iberoamericana.
Después hubo trabajos de grupos alemanes que coordinaron con la Universidad de San Mar-
tín; y, básicamente, un equipo sueco que participó muy activamente. Con el tiempo, el equi-
po sueco adquirió vuelo propio y constituyó, junto con los grandes laboratorios de secuen-
ciamiento de Estados Unidos y Gran Bretaña, el eje de lo que llamamos el Secuenciamiento
Masivo. Es decir, hubo tres niveles diferentes de trabajo y las coordinaciones se establecían
en reuniones anuales organizadas por la Organización Mundial de la Salud. Todo esto hacía
posible un intercambio de información y una lenta marcha en lo que llamamos la anotación
del genoma del parásito.
Finalmente, la última anotación la realizó nuestro equipo alrededor del 20 de octubre del
2004.
Con respecto al genoma del Trypanosoma Cruzi, en relación al estudio del Mal de Cha-
gas, ¿cómo contribuiría al saneamiento de la enfermedad?
El conocimiento abre nuevos caminos. Simplemente, leyendo la información que hay, uno
puede ya plantear la existencia de nuevos blancos para combatir puntos débiles del parásito
que no conocíamos (y que ahora conocemos). Ahora tenemos nuevas posibilidades para
desarrollar medicamentos. Si uno llega a tocar esos mecanismos del parásito o dañarlo allí,
uno sabe que lo va a matar (y eso es lo que queremos). Por otro lado, creo que vamos a poder
empezar a pensar de otra forma en una vacuna contra el parásito.
Toda esta información va a servir para que en los próximos diez años haya nuevos remedios
(drogas) contra la enfermedad y para que estemos más avanzados que ahora en la posibili-
dad de una vacuna contra el Trypanosoma cruzi.
No tenemos una actitud de patentar esta información. Nunca la habido. Esta información ha
Ludolfo Paramio, un sociólogo italiano, sostiene con ironía que mientras los eco-
nomistas se ocupan de cómo la gente hace lo que quiere hacer, los sociólogos tra-
tan de demostrar por qué no pueden hacer otra cosa que lo que hacen. Propone el
siguiente ejemplo: una persona quiere comprar una computadora. El economista
72 muestra cómo el individuo después de estudiar todos los catálogos disponibles,
los precios, las financiaciones elige la opción que mejor satisface sus expectativas
teniendo en cuenta sus recursos. El sociólogo en cambio se preguntará cómo esa
persona se vio inducida por la publicidad a comprar una computadora, por qué
sus recursos son escasos o por qué, quien no tiene computadora, queda “fuera”
de la sociedad. Esto es una manera de ejemplificar que en la economía predomina
el punto de partida del individualismo metodológico –individuos que tienen unos
recursos con los cuales procuran maximizar su utilidad- mientras que en la socio-
logía está extendida una visión de corte holista: estructuras que condicionan la
acción de los individuos. Por supuesto que esta es una caricatura, pero es indudable
que en las Ciencias Económicas el paradigma del individualismo metodológico está
ampliamente difundido por medio de una teoría sobre la racionalidad que se conoce
como Teoría de la Acción Racional (TAR). De acuerdo a esta teoría los procesos eco-
nómicos se comprenden como el agregado o la composición de multitud de acciones
individuales de carácter racional.
Pero, ¿en qué consiste la acción racional?
{
Deseo “X”
Decisión
Creencia: Razones para hacer A: Acción A:
“A” produce “X” causa efecto
Con lo cual tiene que combinar las posibilidades subjetivas de alcanzar el resultado
con los cursos de acción posible definidos por las oportunidades y obtener la solución
que maximice la utilidad.
Aunque la definición es muy técnica, intuitivamente nos acercamos a la idea que ac-
tuar racionalmente es elegir la acción que nos aproxime al mayor beneficio con el
menor costo. Tenemos que tener en cuenta que el “deseo” no constituye un solo bien
sino una “canasta” de bienes de todo tipo, un “conjunto de preferencias” que tienen
un ordenamiento, por lo tanto las acciones racionales serán aquellas que optimicen el
logro de las preferencias como han sido priorizadas.
La estructura básica de la acción racional, es entonces, que dado un conjunto ordena-
do de preferencias (deseos) y ciertas restricciones y suponiendo que cada individuo
tenga información completa (creencias), el modo de actuar racional permite maximi-
zar la utilidad.
73
Objeciones
Se ha argumentado que la TAR en su versión clásica no contempla la consistencia de
los deseos o preferencias y tampoco la de las creencias que orientan las elecciones.
También se objeta que hay un supuesto de información completa que casi nunca se
produce en la práctica. Otros autores señalan que la TAR no contempla las normas
que organizan la vida social.
Jon Elster, un individualista metodológico reconocido, ha procurado considerar seria-
mente estas objeciones, construyendo un modelo de acción racional que en primer lu-
gar considera indispensable la consistencia de las creencias y de los deseos. También
“Los datos que desmienten las expectativas “optimistas” de los ideólogos de la política eco-
nómica neoliberal implementada en las sociedades contemporáneas, encarnizamiento que
se consolidó y concentró aceleradamente en el último lustro, son relativizados con una es-
trategia para justificar el fracaso y renovar las expectativas para el futuro éxito del modelo”–
señala Gómez en Neoliberalismo y pseudociencia (1995: 81).
En la formulación de los modelos matemáticos fundados en la TAR es común incluir
una cláusula “ceteris paribus” que significa que dicho modelo será consistente con la
realidad si todos los otros factores que no intervienen en la construcción modelística
se mantienen sin cambios. Con lo cual se abre paso a que se justifique la falta de pre-
cisión en las predicciones con la aparición de situaciones que modifican el “ceteris
paribus”.
Una buena parte de los defensores de la TAR han observado que se trata de una teoría
normativa y no descriptiva, esto es, indica cuál debe ser el curso de acción más ra-
cional, lo que no significa que ese sea el curso de acción que efectivamente se sigue.
Con ello queda salvado el problema de la falta de contrastación empírica pero la teoría
pierde su peso explicativo y predictivo.
Los argumentos favorables o críticos a la TAR son innumerables. Lo cierto es que bue-
na parte de las Ciencias Económicas, pero también de las Ciencias Políticas y en parte
la Sociología, descansa sobre su base.
Actividades
Hasta ahora hemos visto un individuo que actúa para maximizar la utilidad, sin ocu-
parse de cómo actúan los otros. En este caso los otros individuos son una constante
“No tenemos ahora un individuo frente a un mercado, sino un conjunto de individuos dentro
de unas reglas de juego. Cada uno de los individuos debe valorar no sólo los parámetros de
coste y beneficio, sino también anticipar las decisiones de los demás individuos que entran
en el juego y que afectan a la posibilidad de alcanzar el resultado que busca. Lo que sería
óptimo para un individuo según la racionalidad paramétrica puede ser un pésimo objetivo
si los otros jugadores pretenden alcanzarlo también. Un ejemplo muy frecuente es el de los
bienes posicionales: el óptimo para la calidad de vida de un individuo puede ser comprar una
casa en las afueras y un coche que le permita ir rápidamente a su trabajo en el centro de la
ciudad. Pero si muchos individuos toman la misma decisión todos perderán mucho tiempo
en atascos y el barrio de las afueras se masificará”
Para ilustrar cómo procede la teoría de los juegos tomemos un ejemplo clásico y muy
sencillo que se conoce como “dilema del prisionero”. Veamos el caso:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos
y, tras haberlos separado e incomunicado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo
trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a diez años, mien-
tras que el confesor será liberado. Si ambos permanecen callados, ambos serán con-
denados a seis meses. Si ambos confiesan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos
durante dos años por un cargo menor.
X CONFIESA X CALLA
Y CONFIESA Ambos son condenados a 2 Y sale libre; X es condenado a 10
años años
Y CALLA X sale libre, Y es condenado a Ambos son condenados a 6 meses
10 años
Lo racional en este caso para cada uno es confesar, ya que si alguno permanece calla- 75
do corre el riesgo de que el otro confiese y quedar en prisión por 10 años. ¡si hubiesen
podido comunicarse obviamente ambos negarían! En este caso no falta información si
no posibilidad de coordinar.
Ahora bien, ¿cómo explicar desde la teoría de los juegos las acciones colectivas? Es
por todos conocidos que las protestas, las movilizaciones, los petitorios, las colectas
para mejorar el barrio abundan en la sociedad. Un autor llamado Olson se preguntaba
si la teoría de los juegos sería suficiente para explicar tal tipo de acciones. Su respues-
ta era negativa. ¿Por qué?
Paramio, en cambio, considera que una vez logrado un piso de adherentes, que de-
nomina “masa crítica”, la racionalidad estratégica permite comprender por qué es
conveniente sumarse a la acción colectiva: por ejemplo un paro. Si estamos seguros
de que un número considerable de los que comparten nuestros intereses se sumarán
a la acción colectiva el cálculo racional indica que no corremos mayores riesgos si
Bibliografía obligatoria adherimos a la protesta y que a mayor participación, mayor posibilidad de éxito. Sin
Para completar el estudio embargo ¿cómo lograr la “masa crítica”? ¿cómo conseguir que la acción colectiva
de este tema, remitimos “arranque” aunque sea con un pequeño número de adherentes? Cuando se trata de un
en el texto “Racionalidad y puñado los costos de la participación son mucho mayores. Se corren riesgos de perder
Racionalización: dos concep-
el trabajo, por ejemplo. Aquí es donde entran en juego valores diferentes al interés
tos claves para la crítica de
la vida moderna”, de Dolores individual: por ejemplo la solidaridad, el sentido de justicia, etc. Pero no sólo lograr la
Santamarina, ubicado en el “masa crítica” requiere de algo más que la acción racional. Las movilizaciones colec-
aula virtual. tivas que marcan hitos significativos - la Toma de la Bastilla en París, el 17 de octubre
del 45 en Argentina, la caída del Muro de Berlín – no son explicables en términos de
Acción Racional, con lo que según Paramio una teoría social fundada sólo en la acción
racional no puede ser completa.
Actividades
A COOPERA A TRAICIONA
B COOPERA A gana y B gana
B TRAICIONA B gana y A pierde
Una perspectiva holista, como adelantáramos, parte de la estructura, del todo para
explicar las partes, por ejemplo las acciones individuales.
No queremos marear al lector con un mapa de perspectivas holistas, por otra parte
dispares entre sí. Pero a propósito de la racionalidad, conviene retomar el enfoque
crítico. Hay un famoso debate entre Popper y Adorno, este último perteneciente a la
Escuela Crítica. Tal debate tiene lugar en 1961 en un Congreso de Sociología, realizado
en la ciudad de Tübinger en Alemania. La discusión versaba sobre la unidad epistémi-
ca de las ciencias. Mientras Popper insiste en tal unidad con sus clásicos argumentos,
Adorno disiente pero no a la manera de los interpretativistas, sino desde la posición
crítica. Para él la sociedad debe captarse como una totalidad, contradictoria en sí mis-
ma, al mismo tiempo racional e irracional, que contiene lo dado y lo que se está ha-
ciendo al mismo tiempo. La sociedad, sigue diciendo Adorno, sólo es un “problema”
para aquel que piensa en su transformación, para los que piensan una sociedad dis-
tinta de la que existe.
La Escuela Crítica entiende la acción racional en tanto búsqueda de los medios más
eficientes para llegar a metas “dadas”, que no pueden ser discutidas racionalmente,
como una “racionalidad instrumental”. Reconoce también que es el tipo de racionali-
dad que no ha cesado de extenderse desde la modernidad, pero esto no implica, que
esté en la naturaleza del género humano, ni que pueda ser el punto de partida de una
investigación social. Para ellos, la “colonización” de todas las esferas de la vida huma-
na por la racionalidad instrumental ha bloqueado las posibilidades para la transforma-
ción emancipatoria. Por lo tanto la tarea de la crítica consiste en comprender cuál ha
sido la dinámica histórica que ha posibilitado tal situación y cuál es la salida11 . Y esta
tarea sólo puede emprenderse desde la comprensión de la totalidad contradictoria e
histórica.
Pero veamos esta crítica con mayor detalle en el artículo Racionalidad y racionaliza-
ción dos conceptos claves para la crítica de la vida moderna, de Dolores Santamarina
(2010).
Actividades
En un hormiguero bien organizado, las hormigas reinas son pocas y las hormigas obreras,
11 En los años 70 los teóricos de la Escuela Crítica descreyeron de que hubiera posibilidades para transfor-
mar la sociedad y se inclinaron por el arte o por una nueva religiosidad.
Resumen
En síntesis:
En este recorrido hemos visto:
1)La epistemología en tanto reflexión filosófica sobre la ciencia que indaga sobre la
78 “validez” y las “condiciones de producción” del conocimiento científico.
2) Señalamos tres de los múltiples problemas para el análisis de las Ciencias Sociales
que podríamos resumir con estas preguntas:
- ¿Hay unidad epistémica entre las ciencias? En particular ¿las Ciencias Sociales co-
nocen de la misma manera que las Naturales?
- ¿cuáles son las relaciones entre condiciones de producción y teoría científica?
- Por dónde debe comenzar el estudio de lo social ¿por la acción individual o por las
estructuras o la totalidad de lo social?
- Se analiza la teoría de la acción racional (TAR), la cual supone que la sociedad se ex-
plica por agregación de infinidad de acciones racionales. La acción racional es aquella
que, dadas ciertas metas, ciertas creencias y ciertos cursos de acción posible limita-
dos por los recursos, elegirá la mejor alternativa, esto es, la que optimice la utilidad:
maximice beneficios y minimice costos.