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FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

AUTORIDADES

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Decano

Dra. MARÍA LUISA RECALDE


Vicedecana

Cr. FACUNDO QUIROGA MARTÍNEZ


Secretario Técnico

Cr. DIEGO CRIADO DEL RÍO


Secretario de Administración

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Secretario de Asuntos Académicos

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Secretario de Asuntos Estudiantiles

Dr. ANDRÉS MATTA


Secretario de Ciencia, Técnica
y Relaciones Internacionales

Lic. JUAN SAFFE


Secretario de Extensión

Ciclo Básico a Distancia


CICLO BÁSICO A DISTANCIA
ÁREAS QUE PARTICIPAN

Coordinación Académica
Secretaría de Asuntos Académicos
Mgter. Gerardo Heckmann
Coordinación Organizativa de Divisiones a Distancia
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Área de Formación Docente y Producción Educativa


Coordinador General
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Asesora pedagógica
Dra. Adela Coria

Equipo de producción en tecnología educativa y comunicación


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Lic. Cecilia Botino
Lic. Víctor R. Cacciagiú
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Lic. Vanesa Guajardo
Esp. Verónica Pacheco
Lic. María Florencia Scidá

Administración
Lic. Nora Ceballos

Ciclo Básico a Distancia


Proyecto “Fortalecimiento de la Enseñanza en el Ciclo Bási-
co a Distancia (CBD): Rediseño de aulas virtuales y mejora
de materiales de estudio. Segunda etapa” en el marco del
Programa de Apoyo y Mejoramiento a la enseñanza de gra-
do de la UNC aprobado por Res. HCS Nº 583-2015.

Coordinadora del Proyecto


Dra. Adela Coria

Maquetación de materiales
Lic. Ismael Rodríguez

Diseño comunicacional y audiovisual


Lic. Laura Delmonte

Asesoramiento y diseño pedagógico - didáctico


Esp. Verónica Pacheco y Lic. Marina Yazyi

Ciclo Básico a Distancia


Introducción a las Ciencias Sociales

Autores
Unidad 1
Dalmira Pensa
Susana Roitman

Unidad 2
Susana Roitman
Colaboradores
Eduardo Di Leonardo
Sergio Obeide

Unidad 3
Adolfo Buffa
Karina Tomatis

Revisión de contenidos
Horacio Faas

Ciclo Básico a Distancia


Introducción a las Ciencias Sociales

Índice

UNIDAD 1
Modernidad, Ciencias Sociales y la institucionalización de las PÁG. 15
Ciencias Económicas
Introducción PÁG. 17
1. La visión estándar de la modernidad PÁG. 18
2. Periodizando la modernidad PÁG. 18
2.1 El Renacimiento: siglos XV y XVI PÁG. 18
2.2 La revolución científica y las nuevas miradas filosóficas: el PÁG. 19
siglo XVII
2.3 El XVIII: siglo de las Luces PÁG. 20
2.4 El siglo XIX: el nacimiento de las Ciencias Sociales PÁG. 21
3. Las Ciencias Económicas PÁG. 23
3. 1. La Economía PÁG. 23
3.1.1 Los clásicos y la teoría del valor trabajo: Smith, Ricardo, PÁG. 24
Marx
3.2 La Contabilidad PÁG. 26
3.3 La Administración PÁG. 27
4. Las críticas a la visión estándar PÁG. 31
5. La institucionalización de las Ciencias Sociales PÁG. 34
5.1 Surgimiento de las Ciencias Sociales PÁG. 34
5.2 Los temas objeto de estudio PÁG. 35
5.3 Disciplina e interdisciplina: Los nuevos paradigmas. PÁG. 38
6. Las Ciencias Sociales en América Latina
Modernidad, Posmodernidad y pensamiento crítico PÁG. 41
6.1 El pensamiento social latinoamericano PÁG. 41
6.2 Crisis de la Modernidad. Posmodernidad PÁG. 44

UNIDAD 2
Problemas epistemológicos de las Ciencias Sociales PÁG. 47
Introducción PÁG. 49
1. La Epistemología PÁG. 49
2. Tres problemas para la Epistemología de las Ciencias Sociales PÁG. 51
3. El debate sobre comprensión y explicación en las Ciencias PÁG. 52
Sociales
3.1 La explicación científica en las Ciencias Naturales PÁG. 53
3.2 El problema de las Ciencias Sociales PÁG. 54

Ciclo Básico a Distancia


3.3 El enfoque naturalista y el enfoque interpretativista en las PÁG. 54
Ciencias Sociales del Siglo XIX
3.4 El enfoque naturalista en el siglo XX PÁG. 56
3.5 Algunas consideraciones sobre el interpretativismo durante PÁG. 60
el siglo XX

3.6 Los enfoques naturalista e interpretativista y las técnicas de PÁG. 62


investigación
3.7 Comparación sintética entre ambas tradiciones PÁG. 62
3.8 Los puentes PÁG. 63
4. Las teorías científicas y las condiciones de producción PÁG. 65
4.1 Las teorías científicas son autónomas con respecto a sus PÁG. 66
condiciones de producción
4.2 Las teorías científicas son sólo relativamente autónoma de PÁG. 67
sus “condiciones de producción”
4.3 Las teorías científicas no son autónomas con respecto a sus PÁG. 69
condiciones de producción
5. Individualismo y holismo: la discusión sobre racionalidad PÁG. 72
5.1 La teoría de la acción racional PÁG. 72
5.2 La racionalidad estratégica PÁG. 74
5.3 El holismo en la teoría crítica PÁG. 77

UNIDAD 3
Ciencias Sociales y ética PÁG. 81
Introducción PÁG. 83
1. Las prácticas económicas como prácticas sociales. Comuni- PÁG. 84
dad y mercados
1.1 Partha Dasgupta: la economía como una Ciencia Social PÁG. 84
1.2 Karl Polanyi: el hombre como ser social PÁG. 86
2. Ciencias Sociales y medio ambiente PÁG. 90
2.1 Herman Daly. Economía, Ecología, Ética PÁG. 91
2.2 La Economía como un medio PÁG. 92
2.3 La Economía en estado estacionario: Una ética explícita en PÁG. 95
el pensamiento económico
3. El problema de la neutralidad valorativa - Ciencias Sociales y PÁG. 96
Ética
3.1 La ideología en las Ciencias Sociales PÁG. 96
3.2 Consecuencias metodológicas PÁG. 103

Trabajos Prácticos Unidades 1, 2 y 3 PÁG. 106

Bibliografía PÁG. 112


Ciclo Básico a Distancia
Unidad 1
Modernidad, Ciencias Sociales
y la institucionalización de las
Ciencias Económicas
16

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

UNIDAD 1

Modernidad, Ciencias Sociales y la institución de las Cien-


cias Económicas

Introducción

Esta unidad aborda la relación entre Modernidad y Ciencias Sociales. Se procura esta-
blecer la conexión entre el fenómeno histórico llamado Modernidad y el nacimiento
de las Ciencias Sociales como disciplinas con un objeto, un cuerpo teórico, una me-
todología y unas instituciones de aprendizaje e investigación consolidadas. En este
marco se presta especial atención a la constitución de las disciplinas de las Ciencias
Económicas: Economía, Contabilidad y Administración dentro de la constelación de
las Ciencias Sociales.

En primer lugar estudiaremos una visión, a la que llamaremos estándar, sobre la Mo-
dernidad y las Ciencias Sociales. En esta perspectiva las Ciencias Sociales emergen
como resultado natural del progreso de la razón. En efecto, a partir del siglo XVI en
Europa, la razón se va liberando gradualmente de las ataduras del dogma religioso y
de los autores clásicos y medievales, para emprender un camino de grandes logros.
En ese trayecto, la filosofía se pregunta cómo distinguir la verdad del error, cómo
construir métodos adecuados para acceder al conocimiento cierto y útil. Con esta
nueva preocupación de rigor y verdad, durante los siglos XVII y XVIII se conforman las
Ciencias Naturales como disciplinas autónomas, separadas de la filosofía.
Tales disciplinas tratan de abordar el conocimiento de la naturaleza de manera rigu-
rosa, con herramientas empíricas y matemáticas, procurando encontrar relaciones
cuantitativas entre fenómenos expresados en forma de leyes como las de Newton. En
el siglo XVIII, la filosofía nutrida de los grandes descubrimientos científicos, profundi-
za la pregunta por los límites y las posibilidades del conocimiento.

Paralelamente a la evolución de los conocimientos, se suceden grandes cambios so-


ciales, políticos y económicos que se expresan en la Revolución Francesa y la Revolu-
ción Industrial. El nuevo contexto, a principios del siglo XIX, es un terreno fértil para
que las preguntas por el hombre en tanto ser social y sus producciones, configuren
una constelación de disciplinas que procuran construir un cuerpo teórico y metodoló-
gico de manera similar al que un siglo antes habían constituido las Ciencias Naturales.
Nos hallamos frente al nacimiento de las Ciencias Sociales. La Sociología, la Antropo-
logía, la Economía, las Ciencias Jurídicas se constituyen así en disciplinas autónomas.
También lo hará la contabilidad, que oscila entre su carácter de ciencia y de técnica. En
tanto, la administración se incorpora al abanico de disciplinas científicas a principios
del siglo XX, cuando Taylor propone la “Administración Científica”.

En segundo lugar, desde el texto de Wallerstein, se sugieren diversas críticas a la visión


estándar sobre el nacimiento de las Ciencias Sociales. Se plantea básicamente que las 17
Ciencias Sociales nacen como consecuencia de la lógica del sistema mundo capitalis-
ta que llegado al siglo XIX, requiere planificar y organizar el cambio social, evitando los
desbordes que amenazan desde los movimientos antisistémicos. En ese sentido, la se-
paración entre pasado/presente, mundo civilizado/mundo bárbaro, Estado/Mercado/
Sociedad Civil, fueron distinciones que se institucionalizaron en diversas disciplinas
de las Ciencias Sociales y que sirvieron para sostener la ideología liberal.

Ciclo Básico a Distancia


La unidad concluye con un breve recorrido por los principales aportes realizados a las
Ciencias Sociales desde América Latina.

1. La visión estándar de la Modernidad

Hacia fines del siglo XV comienza un proceso de ruptura con la tradición medieval
que afecta todos los planos de la vida humana: económicos, políticos, culturales, cien-
tíficos, tecnológicos y sociales. Al liberarse de los dogmas y de la visión de mundo
impuesta por el peso de la autoridad, la razón humana comienza un avance inconte-
nible, un progreso en las realizaciones materiales y espirituales que permite imaginar
un futuro emancipado de las coacciones naturales y sociales. Este proceso se conoce
como Modernidad y es descripta por Nicolás Casullo1 como:

“Progreso, emancipación, sujeto generador de los significados: lo histórico deja de ser un pa-
réntesis irracional, leído desde la insondable racionalidad divina. Por el contrario la historia,
el hacerla, es el único camino posible para la realización de la razón” (Casullo, 1989:26).

Aunque los libros de historia marcan a la Revolución Francesa (1789) como el fin de
la Edad Moderna y comienzo de la Edad Contemporánea, algunos pensadores coin-
ciden en que la visión de mundo moderna adquiere su plenitud en los siglos XVIII y
XIX. Los ecos de este espíritu se extienden hasta el siglo XX y llegan a nuestros días.
Actualmente, es motivo de controversia si asistimos a un cambio cultural que permita
hablar de “fin de la Modernidad”. Para algunos autores, nos encontramos inmersos
en la cultura posmoderna, aunque no existan demasiados acuerdos acerca en qué
consiste tal cultura.

2. Periodizando la Modernidad

La Modernidad puede perioridizarse en diversas etapas, caracterizadas por movi-


mientos culturales y sociales genuinos. Estas etapas son:

1- El Renacimiento siglo XV/XVI


2- El Barroco siglo XVII
3- El Iluminismo siglo XVIII
4- La era de la Revolución Industrial siglo XIX

2.1 El Renacimiento: siglos XV y XVI

Para la mayoría de los historiadores la condición moderna se inicia con el Renacimien-


to en los siglos XV y XVI. Al respecto dice Casullo:
18 “Ideologías de libertad, de individualidad creadora, incursiones neoplatónicas, cabalísticas y
alquímicas hacia los saberes prohibidos por el poder teocrático preanuncian y promueven las
representaciones de la cultura burguesa: un sujeto camino a su autonomía de conciencia”
(Casullo, 1994:28).

a) Contexto
- Durante el siglo XV y XVI, el sistema de intercambio mediado por el dinero se ex-
tiende a todos los ámbitos, dando lugar a una nueva matriz económica orientada a la
acumulación de capital: el capitalismo.
1 Nicolás Casullo es un reconocido filósofo y escritor argentino.

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

- Como consecuencia, emerge una clase social diferente a las tradicionales, la burgue-
sía, que, en pugna con las viejas clases dominantes provenientes del sistema feudal
–la nobleza–, va a imponer lentamente su hegemonía, en lo económico primero, en lo
político después.
- Ligados a estos fenómenos aparecen los Estados modernos es decir, un territorio
delimitado, con una administración única, un derecho que tiende a unificarse, un siste-
ma de autoridad único, y un solo ejército; lo que permite hablar de unidades estatales
soberanas. Nacen así Francia, Inglaterra y España.
- Se suceden cambios tecnológicos en la navegación y en la guerra que permiten am-
pliar los territorios y los horizontes de la pequeña Europa.
- Tiene lugar la invención de la imprenta que posibilita la transmisión rápida y econó-
mica de las producciones intelectuales, posibilitando extender el círculo de las élites
ilustradas y la calidad de los debates.

b) Universo cultural
- Durante estos siglos el clima cultural de efervescencia permite la explosión de la
creatividad artística –en la plástica, en la escritura, en el teatro– y en él se exploran
temas y técnicas desconocidos –como la perspectiva– o vedados hasta el momen-
to –como el desnudo. Se escriben lenguas profanas y se exploran las emociones, los
dilemas éticos, las relaciones sociales, hasta llegar a afirmar: “nada de lo humano me
es ajeno”.
- La Iglesia se ve conmocionada y ésta resulta finalmente dividida por el debate que
plantean los teólogos Martín Lutero, Juan Calvino y sus seguidores, promoviendo una
nueva ética: la ética protestante. Esta moral promueve la valoración del trabajo y del
sacrificio en desmedro de otros valores tradicionales como la caridad. Para Max We-
ber, la ética protestante está ligada íntimamente a la perspectiva utilitarista de la na-
ciente burguesía y del capitalismo.
- En este marco surge una nueva forma de preguntarse por la naturaleza del cosmos,
de los animales, del cuerpo humano. La obra de Copérnico –De revolutionibus en 1543–
es pionera en este ámbito y refuerza el nuevo clima cultural. Por un lado se pone en
cuestión la centralidad de la tierra en el universo y, por lo tanto, del hombre como cria-
tura privilegiada; por otra parte, se cuestiona la autoridad de la Iglesia como autoridad
única para dar cuenta del “orden de las cosas”. Esta doble operación, aunque “desa-
craliza” al hombre, le da elementos para emprender una búsqueda libre y autónoma
de respuestas posibles a las múltiples preguntas abiertas. Se inicia así la revolución
científica
- Francis Bacon propone una “nueva filosofía” con base en la experiencia, que permita
abrir paso a un conocimiento más riguroso.
- Nicolás Maquiavelo plantea por primera vez una filosofía política desligada de la éti-
ca y capaz de explicitar las relaciones de poder y los antagonismos del mundo social.

2.2 La Revolución científica y las nuevas miradas filosóficas: el siglo XVII

Durante el siglo XVII se radicalizan los cambios iniciados en el Renacimiento. 19

“Es el siglo XVII, en la crónica de las ideas y del filosofar, el que planteará las problemáticas
de las crisis propias de la Modernidad: discernimiento entre certeza y error, metodologías
analíticas,….. y sobre todo ese nuevo punto de partida cartesiano que hace del sujeto pen-
sante el territorio único, donde habitan los significados del mundo: la Razón frente a las
ilusiones y trampas de los otros caminos” (Casullo, 1994:15)

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a) Contexto
La Reforma pierde su aire renovador y se torna severa y autoritaria mientras la Con-
trarreforma endurece el dogma. Las guerras civiles sacuden a Francia e Inglaterra y
desangran a Alemania. La monarquía se enfrenta con la Iglesia cuya estrategia, para
conservar el poder del mundo terrenal, incluye la severa persecución ideológica.
En tierras de América española la conquista europea y el sometimiento de los nativos
termina de afianzarse y a finales del siglo las colonias ya están establecidas y regula-
das administrativamente. Los indígenas son sometidos a trabajos que los exterminan
por el esfuerzo y las enfermedades y la trata de esclavos para las plantaciones adquie-
re pleno auge.

b) Universo cultural
- Continúa la expansión capitalista, la conformación de los estados –bajo la forma de
monarquías absolutas– y la explotación del mundo colonial. En Inglaterra, la burguesía
exige poner límites a los poderes reales y nace el liberalismo exigiendo el otorgamien-
to de derechos, civiles primero y políticos después, a los “propietarios” –burguesía.
- El filósofo René Descartes desplaza el problema filosófico del ser al conocer con su
postulación de la primacía de la res cogitans –el conocimiento– sobre la res extensa –la
materialidad– para garantizar la verdad.
- La filosofía política contractualista, con el filósofo Thomas Hobbes primero y con
John Locke después, retoma con más precisión los asuntos ya planteados por Maquia-
velo, esto es, la necesidad de separar la política de la moral cristiana, reconocer el ori-
gen temporal del poder y los intereses individuales en juego en todo acuerdo político.
El liberalismo de Locke coloca al Estado como garante de la propiedad y de las liber-
tades, poniendo límite al despotismo y construyendo una visión de la ciudadanía que
se fue ampliando progresivamente de los derechos civiles a los derechos políticos.
Bibliografía obligatoria - El astrónomo y filósofo Galileo Galilei –pese a los severos cuestionamientos de la
Para la profundización de
estos temas, lo remitimos Iglesia– propone al mismo tiempo la unificación de las miradas sobre los cuerpos de la
aquí a la lectura del Texto: Los tierra y del cielo, la necesidad de constatación empírica de las afirmaciones científicas
Comienzos de la Modernidad y la extensión del uso las matemáticas como lenguaje universal para expresar las
del Prof. Horacio Faas. relaciones entre los fenómenos del universo.
- Isaac Newton, hacia la segunda mitad del siglo, avanza en la unificación de la com-
prensión del cosmos mediante enunciados de carácter universal –leyes naturales–,
que permiten articular un sistema único de explicación del mundo físico y que aban-
donan gradualmente las consideraciones metafísicas. Mientras surgen organizacio-
nes como las universidades las cuales se dedican tan sólo a la Teología, la Filosofía
o el Derecho; las Sociedades Reales financian los avances en las Ciencias Naturales,
instituyendo un sistema de premios e incentivos para los descubrimientos científicos.
- Tenemos así ya constituida la Física, una disciplina autónoma, de carácter matemá-
tico y experimental, que se propone explicar mediante relaciones causales un aspecto
de la realidad. El universo de lo “físico” se presenta como gran mecanismo de relojería.

2.3 El XVIII: Siglo de las Luces


20 Las palabras de Cassullo caracterizan así esta época.

“Este itinerario del saber crítico corona en el siglo XVIII, período donde empiezan a fundarse
de manera definitiva los relatos y representaciones que estructuran el mundo moderno. El
siglo de la Ilustración, el de la filosofía de las Luces, el siglo que reúne experiencias, búsque-
das solitarias y secuelas de una historia convulsionada, patentizadora de ocasos y prólogos y
que intentará conscientemente transformar tales rupturas del lenguaje seminal del proyecto
moderno en narraciones utópicas de los nuevo. La razón es otro idioma reinstitucionalizando
el mundo” (Casullo, 1994:15).

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

a) Contexto
La Economía europea se encuentra en expansión. El capital comercial penetra en la
esfera de la producción, lo que abre la vía hacia la industrialización. Es también el siglo
colonial por excelencia.

A fines del siglo XVIII tres grandes revoluciones tienen el poder de un terremoto y
dejan huellas contundentes:
-La Revolución Industrial, proceso complejo y de múltiples facetas que comienza alre-
dedor del año 1750 se limita al principio a un solo país – Inglaterra – y trastorna todo
el sistema productivo europeo.
-La Revolución Francesa, en el año 1789, inaugura la supremacía política de la burgue-
sía y la pérdida definitiva de los privilegios de los estamentos tradicionales del clero y
la nobleza, cuya lenta declinación había comenzado dos o tres siglos antes.
-La Revolución Americana, en el año 1776, con la cual comienza el derrumbe del sis-
tema colonial Aparece en escena la potencia de los Estados Unidos de América y se
consolida un nuevo tipo de Estado liberal, cuyo poder político se sustenta en los far-
mers –pequeños o medianos propietarios agrícolas.

b) Universo cultural
En el plano intelectual, estos acontecimientos se desarrollan de la mano de un grupo
diverso y heterogéneo de pensadores, científicos y artistas que constituyeron el Ilu- Bibliografía obligatoria
minismo o la Ilustración. Aunque provienen de diversas nacionalidades, idiosincrasias A través del texto: ¿Qué es
la ilustración? de Immanuel
y propuestas, los iluministas comparten la idea que la razón humana es la llave de Kant, podrá profundizar en el
acceso al progreso ilimitado y la felicidad, porque permite controlar a la naturaleza y estudio de este movimiento
a las relaciones entre los hombres, dando a estos últimos la libertad que posibilita el intelectual.
conocimiento.
El filósofo alemán Immanuel Kant define este movimiento como la emancipación de
la conciencia humana del “estado de tutela” gracias al conocimiento. La apertura del
hombre a la cultura y el conocimiento intentará ser llevada a la generalidad del pueblo
siguiendo la premisa de que la felicidad puede conseguirse mediante el saber y la ins-
trucción generalizados. La Enciclopedia –obra que se propone compilar todo el saber
existente– es la muestra cabal del esfuerzo educador y divulgador de los ilustrados.

2.4 Siglo XIX: el nacimiento de las Ciencias Sociales

Dos testigos privilegiados, Marx y Engels describen así el siglo en el que les tocó vivir:
“la antigua organización feudal o gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda
que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura…
El vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la producción industrial. La gran industria
moderna sustituyó a la manufactura y el lugar de la clase media industrial vinieron a ocu-
parlo los industriales millonarios -jefes de verdaderos ejércitos industriales – los burgueses
modernos” (Marx-Engels en Manifiesto Comunista)

a) Contexto
La Revolución Industrial dio lugar a la emergencia de una estructura social conforma- 21
da por una burguesía y un proletariado industrial. Hasta ahora, la burguesía era una
clase social conformada por pequeños comerciantes, profesionales y banqueros. Con
el crecimiento industrial se consolida una gran burguesía de capitalistas industriales y
grandes banqueros, cuya intención es participar de importantes negocios que traigan
aparejados beneficios inmediatos y estrategias de más largo plazo a los fines de pro-
piciar la acumulación capitalista. Los historiadores coinciden en que la movilización
del campo a la ciudad de miles de personas fue decisiva en la conformación de las
masas trabajadoras que alimentaron a las industrias. El mundo que les esperaba en

Ciclo Básico a Distancia


las ciudades, sin embargo, era un espacio despiadado en donde miles de hombres li-
berados de las cadenas de la sociedad feudal, pero también huérfanos de sus sistemas
de protección e integración comunitaria, estaban obligados a conseguir su sustento
vendiendo su fuerza de trabajo. Estos trabajadores, jornalizados progresivamente, se
fueron organizando bajo un sentimiento común de solidaridad y conformando sindi-
catos y partidos políticos revolucionarios.

b) Universo cultural
Según Weber, es en este siglo en donde se concreta la separación de las esferas del
mundo cultural, un proceso progresivo durante toda la Modernidad. Lo bueno, lo ver-
dadero y lo bello corresponden a tres esferas distintas: la ética, la ciencia y la estética.
Cada uno de estos ámbitos construye sus reglas, sus expertos, sus instituciones. Este
proceso de progresiva separación es lo que Weber llama la “modernización”.
Como corolario de este proceso, en la esfera de la ciencia se percibe que la problemá-
tica social requiere de ciencias específicas con contenido empírico, separadas de la
especulación filosófica.
Es así que la propuesta positivista de Auguste Comte de conformar Ciencias Sociales
positivas, con fuerte contenido empírico, tan confiables como las Ciencias Natura-
les, gana un terreno que paralelamente pierde la especulación filosófica. La propuesta
positivista prescribe un modo de abordaje sistemático, con base empírica, que consi-
ga formular leyes de la vida social tan rigurosas como las de las Ciencias Naturales.
El “positivismo” filosófico dará el fundamento epistemológico para que las Ciencias
Sociales emprendan su camino autónomo de la filosofía política e instauren una pro-
ducción “libre de valores”, rigurosa, neutral sobre lo social. La denominación de “Física
Social” a la ciencia de lo social (luego rebautizada como Sociología) habla de la inten-
ción positivista de constituir una ciencia social con el mismo canon metodológico que
las Ciencias Naturales.
El historicismo –de la mano de Wilheim Dilthey y otros – cuestiona, sin embargo, que
haya un método único para tratar a los objetos sociales y a los naturales. El argumen-
to señala la imposibilidad de la unidad metodológica, debida a la posición del sujeto
respecto al mundo descripto: esto es, mientras que el sujeto que observa la naturaleza
es exterior a la misma, el que describe la realidad social lo hace desde su interior. Apa-
rece así la “controversia por el método” –explicación o comprensión – que se inscribe
en las Ciencias Sociales desde entonces (este tema será abordaremos con más detalle
en la unidad 2).

En síntesis: la Modernidad ha sido un proceso en el que se generó un clima favorable,


un contexto imprescindible, una ruptura con el dogma, que procuró un tipo de cono-
cimiento riguroso, objetivo, preciso y certero sobre el aspecto de la realidad que se
quiere analizar.
La filosofía se desprende primero de la especulación acerca del orden natural del cos-
mos y luego se constituyen las Ciencias Naturales con la Física a la cabeza.
Aunque la forma especulativa propia de la Filosofía fuera aún en los siglos XVII y XVIII
la manera de encarar los asuntos de la vida social, el siglo XIX va a romper también
22 esa dependencia. Se constituirán disciplinas que estudien los objetos del mundo so-
cial de manera metódica, aunque esté en discusión cuál es el método apropiado para
su estudio.

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

3. Las Ciencias Económicas

Es en el siglo XVII, donde ubicamos los primeros estudios que se ocupan del análi-
sis sistemático de cuestiones económicas, siendo los primeros aquellos orientados
a analizar problemas de la Economía Política. En este sentido, y si bien se reconocen
antecedentes de estudios económicos – como los realizados por los fisiócratas-, existe
consenso bastante generalizado en reconocer a Adam Smith como el “padre funda-
dor” de la disciplina Economía. Asimismo, Smith junto a David Ricardo y Karl Marx
conforman el núcleo de la corriente de pensamiento conocida como la “Escuela Clási-
ca”. A posteriori se van a desarrollar otras escuelas, las que genéricamente podemos
identificar como: 1) de continuidad del paradigma dominante o 2) críticas al mismo.
También la contabilidad hace su aparición en la Modernidad. Si bien técnicas conta-
bles o de registro de pertenencias e intercambios comerciales se encuentran ya en
la época egipcia, romana o incaica, y la Letra de Cambio –que puede ser reconocida
como uno de los primeros documentos para el registro de deudas– se remonta a la
Venecia o la Marsella de los años 1150 y 1300; la primera referencia a un tratado de
contabilidad por partida doble se la encuentra en la segunda mitad del siglo XIV –li-
bros de Francisco Datini de 1366 a 1400. Esto muestra que la contabilidad surge en el
Renacimiento, marcando el cambio de mentalidad medieval hacia la vida económica
moderna.
La Administración registra un nacimiento más tardío, pues sus estudios específicos
se encuentran vinculados a la problemática de la industria, la cual se desarrolla luego
de la Revolución Industrial, al igual que los estudios de la Administración Pública –en-
tre cuyos iniciadores están Max Weber (1864–1920) en Europa y Woodrow Wilson
(1856–1924) en Estados Unidos– los cuales comienzan en la segunda mitad del siglo
XIX. Todos ellos son observadores de los problemas originados en las organizaciones
de grandes dimensiones.

3.1 La Economía

Según señaláramos más arriba, la Economía en cuanto campo específico, como recor-
te y construcción de la realidad y como disciplina científica que supone esa construc-
ción particular, data de la Modernidad. Durante el siglo XVIII se realiza la elaboración
específica de los problemas generales de la disciplina: los objetos de estudio prima-
rios, los instrumentos de análisis principales, las herramientas teóricas y prácticas
fundamentales, los actores privilegiados supuestos y los espacios y tiempos oportu-
nos de intervención.

En tanto “ciencia”, es un gran dispositivo de producción de verdades sobre su campo


de intervención. Siguiendo a López Corral y Fernández Maíz (2009), diremos que la
ciencia económica se concibe como “consejera vital de gobierno”, proporciona los ins-
trumentos a la hora de la intervención política y también “opera como telón clave en
las perspectivas de negocios”. Así, podemos decir que se trata de una disciplina intrín-
secamente política por dos motivos: a) por las particularidades de su objeto de estu-
23
dio –Estado y población, como veremos más adelante–, lo que determina su injerencia
en estos ámbitos de decisión; b) porque como toda ciencia, supone una perspectiva
(liberal, crítica, etc.), un cuerpo de categorías (equilibrio, dominación, acumulación,
etc.), nociones, metodologías que recortan, abstraen, construyen lo real en cuanto tal.

Ciclo Básico a Distancia


Respecto a los objetos de estudio primarios, se advierte que “la Economía asume los
problemas del Estado como propios. O, mejor aún, los problemas del gobernante. Especí-
ficamente el gobernante2 de una población. Así, necesitará disponer de elementos que le
permitan hacer crecer las fuerzas del Estado; necesitará datos exhaustivos de los recursos de
que dispone en materia de hombres, de riquezas, de capacidad productiva (especialmente
en ciertas áreas estratégicas, como alimentación y milicia), etc.”

Para ello “necesitará de investigaciones que acompañen la gestión de su gobierno, reque-


rirá contabilizar los propietarios, inspeccionar los productores, etc. para ajustar las cuentas
fiscales”. Aparece así entre los instrumentos de análisis principales, algo que hasta
entonces no existía, la Estadística. Este instrumento se vincula estrechamente con la
aparición, también en este momento, de una noción novedosa: la población. Esta es
“una noción biológica y económica a la vez. A partir de esa noción, ese saber de gobierno y
las intervenciones políticas que ese saber supone, ya no han de ser pensados bajo el tradicio-
nal modelo doméstico, familiar, sino que adoptan una cualidad propia, con su perspectiva, su
objeto, sus problemas y sus intervenciones específicas”. “La Economía aparece así marcada
por ese problema: el de las relaciones de las riquezas con la población” (López Corral et
al, 2009).

3.1.1 Los clásicos y la teoría del valor trabajo: Smith, Ricardo, Marx

Es habitual considerar que la obra de Adam Smith Investigación sobre la naturaleza y


causas de la riqueza de las naciones (1776), sea el primer tratado sistemático de Econo-
mía Política, porque en él se recopilan una gran cantidad de elementos hasta entonces
diseminados. Para Smith, el valor de la mercancía proviene de la cantidad de trabajo
invertido y no del oro o de la plata que tuvieran las naciones, tal como se sostenía
desde las perspectivas mercantilistas. Se opone a la intervención del Estado en la re-
gulación económica porque considera que las relaciones económicas se autorregulan
en el mercado, al que caracteriza como dotado de una “mano invisible”. De allí que
se lo considere un continuador del liberalismo que propugnaba Locke en el plano po-
lítico. Este postulado, asociado al supuesto antropológico según el cual el hombre es
egoísta por naturaleza, del que deriva el principio del interés individual, constituyen
dos supuestos centrales que recoge el paradigma dominante en la Economía y que se
mantiene hasta nuestros días. A su vez, esta concepción es la que induce a la idea de
que los capitalistas colaboran con el bienestar general de una nación sin proponérselo,
interpretando que la suma de los intereses particulares conduce al interés general.

A principios del siglo XIX, desde una mirada centrada en la agricultura, David Ricardo
analiza cómo se produce la acumulación de capital en ese sector económico. En su
trabajo Principios de Economía Política y Tributación (1817), utiliza conceptos como el
de productividad marginal decreciente de la tierra, o de división internacional del
trabajo, que se constituyeron en patrones de interpretación de la teoría económica.
En cuanto a la distribución del producto entre las distintas clases sociales, Ricardo,
al igual que Adam Smith, se encuentra dentro del universo de la teoría del valor del
24 trabajo. Según esta teoría, el trabajo humano debe ser considerado una mercancía y
establece un “precio en trigo (que) es el valor de reproducción de los asalariados”. Por
ello suscribe a la idea del salario de subsistencia, es decir, aquel que garantice sola-
mente la sobrevivencia de los trabajadores, aunque Ricardo señala que no es necesa-
riamente el salario mínimo para que no se muera de hambre el trabajador y su familia,
sino que depende de necesidades sociales e históricas.

2 “La constitución de la Economía como ciencia moderna, es indisociable desde un principio a la constitución
de un cierto saber de gobierno que, a partir del siglo XVII, comenzó a transformarse drásticamente: el gobernante, que
hasta entonces se contentaba más que nada con saber las leyes del derecho positivo y natural vigentes en su territorio,
empezará a interesarse más bien por los elementos constituyentes del mismo Estado” (López Corral et al., 2009).

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

Su interpretación acerca de cómo debe producirse la división internacional del tra-


bajo también tuvo vigencia por más de medio siglo. Según su concepción, tal división
debe efectuarse en función de las ventajas comparativas que detente cada nación. De
este modo, la figura tan difundida de “Argentina granero del mundo” o “Inglaterra ta-
ller del mundo” obedece a esta concepción. Esta perspectiva, rebatida desde la teoría
del desarrollo del subdesarrollo CEPAL, así como desde el análisis de las ventajas compe-
titivas de la segunda mitad del siglo XX, aún se sigue presentando como verdadera por
la mayoría de los adherentes al paradigma liberal.

Un aporte interesante de Ricardo fue el estudio de la oposición de intereses entre


industriales y terratenientes. En el mismo, se plantea que como el trigo es el que
regula los precios de todas las demás mercancías –incluido el de la mano de obra –,
un aumento en éste llevaría a un aumento de salarios de los empleados industriales,
beneficiando a los terratenientes y perjudicando a los capitalistas.

El análisis que hace Ricardo respecto a la relación capital-trabajo, fue tomado luego
por Marx para acuñar la categoría de plusvalía.

Karl Marx (1818-1883) es la figura más prominente de las corrientes críticas en rela-
ción con los avances del capitalismo que existían por ese entonces y cuya proyección
se extiende hasta nuestros días. Si bien es oriundo de Alemania, sus visitas a Man-
chester y sus estudios en Londres le permitieron analizar en profundidad el fenómeno
de la producción fabril y las consecuencias en los trabajadores. Heredero del pensa-
miento filosófico de Hegel, Marx concebía al trabajo humano como la actividad en la
que el hombre se realiza como tal, sin embargo esto contrastaba fuertemente con lo
que ocurría con los trabajadores de fines del siglo XIX. Éstos, en lugar de realizarse
en sus trabajos se sentían extraños a él, se enajenaban. Marx denuncia que el hom-
bre “obrero” sólo se siente libremente activo en sus funciones animales: comer, beber
y procrear, y cuando mucho en su aseo personal; mientras que en sus funciones de
hombre, como trabajador, sólo se siente animal. “Lo bestial lo convierte en humano y
lo humano lo convierte en bestial”. Al igual que otros pensadores pertenecientes a la
corriente del socialismo, incluidos los de la corriente llamada del socialismo utópico,
Marx critica la desigual distribución de los beneficios derivados del avance del capi-
talismo, así como de los esfuerzos necesarios para llevar adelante la producción. Es
a partir de la observación de estos fenómenos, así como de minuciosas lecturas de
pensadores de diversas disciplinas y de una intensa actividad política, que cuestiona
al capitalismo y critica los postulados de la Economía Política. A través de un estudio
minucioso del valor generado por el trabajo de los asalariados, desarrolló el concepto
de plusvalía. Este estudio permite apreciar cómo se producía un excedente dentro de
la teoría del valor, donde aparentemente se intercambian equivalentes: el trabajador
recibe, bajo la forma de salario, el valor necesario para reproducirse y asistir a trabajar,
mientras que, produce un valor superior durante su jornada laboral en la fábrica. Esa
diferencia es la que percibe el capitalista en forma de beneficios.

En su obra clásica El Capital, realiza así un estudio sobre la desigual apropiación del
producto por parte de las distintas clases sociales y muestra cómo detrás de las apa- 25
riencias del mercado subyace una trama institucional y relacional que permite a una
clase social ejercer el poder sobre otra apropiándose del trabajo ajeno. También ana-
liza el progreso técnico desde sus posibilidades de aplicarse al trabajo humano, inter-
preta que los avances técnicos en la producción son el resultado que tienen los capita-
listas de competir y que la lógica de la competencia lleva a que descienda la cantidad
de horas de trabajo necesarias para la producción en conjunto de bienes. Sin embargo
este descenso en la cantidad de trabajo necesario para producir no se transforma en
un beneficio para toda la sociedad, sino que es apropiado por los capitalistas.

Ciclo Básico a Distancia


3.2 La Contabilidad

También durante la Modernidad y desde la matriz positivista la Contabilidad desarro-


lla sus esfuerzos de sistematización cuando el monje Lucas Pacciolo, a fines del siglo
XV, propusiera el registro de la “partida doble”. Sin embargo, la definición de su objeto
de estudio resulta polémica, ya que se trataba de otorgar un status de cientificidad a
prácticas de gestión y control de las transacciones que venían ejecutándose desde el
Renacimiento.
A fines del siglo XIX, dos escuelas intentan definir el objeto de estudio de la Contabi-
lidad y su método: la escuela toscana o jurídica personalista, con Giuseppe Cerboni
como principal representante y la escuela del controlismo de Fabio Besta.
Giuseppe Cerboni, principal representante de la escuela toscana o jurídica personalis-
ta –en su Primi Saggi de Logismografía (1873)–, define la contabilidad como:

“La doctrina de las responsabilidades jurídicas que se establecen entre las personas que
participan en la administración del patrimonio de las empresas” (Tua Pereda, 1995:128).

Esta postura considera las responsabilidades jurídicas como objeto de conocimiento,


en donde los universos de representación y las formas de simbolizar la realidad tran-
saccional están reservadas con exclusividad a la estructura lógico-matemática objeti-
vada en la partida doble.

“La escuela jurídica o personalista de Cerboni, estructura su carácter legalista sobre la base
de la contabilidad como medio de prueba. Este espíritu reduccionista de la disciplina, hacia
una especie de dogmática jurídico-contable, imposibilita introducir variaciones o correccio-
nes en la esfera de las aplicaciones prácticas y de la investigación contable. El desarrollo
disciplinar, queda así, subsumido en la “pureza” descriptiva de la información patrimonial
del comerciante, a cuyo tenor, un determinado hecho es imputable a la norma, en virtud de
la cual adquiere la estricta significación contable” (Martínez Pino, 2002).

La segunda escuela, la de Besta, se centra, en cambio, en el control de la empresa o de


la hacienda. Según Tua Pereda son tres las tareas que se requieren en la Economía de
una empresa: la gestión, la dirección y el control. La escuela de Besta vinculó la conta-
bilidad al control de la Economía de la empresa.
Tua Pereda sintetiza así la perspectiva sobre la contabilidad de la Escuela de Fabio
Besta:

“La contabilidad desde el punto de vista teórico, estudia y enuncia las leyes del control eco-
nómico en las haciendas de cualquier clase, y deduce las oportunas normas a seguir para
que dicho control sea verdaderamente eficaz, convincente y completo; desde el punto de
vista práctico, es la aplicación ordenada de estas normas a las distintas haciendas” (Tua,
1995:134).

Pero en verdad, queda abierto el debate sobre si el ejercicio de la práctica contable


constituye una práctica científica o una práctica técnica, un “saber sobre un saber
26
hacer” o un “saber hacer”.
Así lo expresa Aguilar (1987)

“La raíz histórica del desarrollo de la contabilidad a partir de la escuela positivista y prag-
mática fundada en la doctrina anglosajona, incidió notoriamente en el pensamiento conta-
ble, que se asumió fundamentalmente – como un ‘saber hacer’ (Know-how), es decir, como
una técnica. Primero ‘técnica registral’, luego ‘técnica de medición del valor¨ y por último
¨técnica de la información’ (…) “Esta circunstancia dificultó el proceso de investigación,
dado que, en general, se acepta que la eficiencia de las técnicas – en el caso la contable – se

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

constate en el uso (una técnica es lícita, es válida en función de ser utilizada) y la contabili-
dad se encuentra perfectamente divulgada y justificada” (Aguilar y ot.,1987:9).

3.3 La Administración

Si bien siempre han existido variados tipos de organización, ya que forman parte de la
humanidad, volviéndose en elementos “transhistóricos” –es decir, fenómenos especí-
ficos de la condición humana, entre los cuales encontramos la manera de trabajar, el
modo de obtener el beneficio de la naturaleza, la creación de herramientas de trabajo,
etc. la administración es una disciplina relativamente reciente.

En tanto teoría(s), discurso o especulación, la administración tiene su origen en el


marco de la gran empresa resultado del advenimiento de la Revolución Industrial y del
capitalismo, en las postrimerías del siglo XIX. Por lo tanto, si admitimos que una dis-
ciplina científica es un hecho social (lo que los investigadores hacen, piensan, aceptan
como verdadero en un momento histórico dado) también podemos reconocer estos
esfuerzos de sistematización dentro de la matriz positivista.

La definición del objeto de estudio de esta disciplina plantea diferencias y si bien se


puede considerar el discurso administrativo como el conjunto de actividades y tec-
nologías que han sido empleadas por el hombre a lo largo de la historia en distintos
modos de producción para la realización de actividades diversas, “es posible observar
que, más que un discurso administrativo propiamente dicho, a lo que se hace referencia
con tales elementos, actividades y tecnologías es a una serie de ‘prácticas administrativas’
aplicables a distintos objetos y contextos” (Hernández Martínez, et al., 2007:94). Así, los
investigadores pueden orientar sus estudios sobre el management, la administración
o las organizaciones, lo que contribuye a la confusión y al conflicto. Existe también
una división conceptual entre quienes se orientan a la práctica y aplicación gerencial
y priorizan el análisis como actividad empresarial, subestimando la influencia de las
disciplinas sociales, y aquellos orientados a la teoría, y como ciencia social aplicada.

Por otra parte, existe consenso en reconocer que el discurso administrativo propia-
mente dicho tiene un desarrollo importante con el surgimiento del “capitalismo indus-
trial”, donde inversionistas transfieren sus activos desde las actividades comerciales
a procesos industriales. Este proceso –asociado a lo que se conoce como la Segun-
da Revolución Industrial, 1870-1880, genera el desarrollo del capital financiero y “se
conforman grandes empresas industriales de tipo monopólico bajo la forma de sociedades
anónimas (…) evidenciándose más profundamente la separación entre los propietarios y
los asalariados, entre el capital o la propiedad y la administración (…) y es allí donde surge
realmente una nueva profesión: el administrador de negocios” (Hernández Martínez, et al,
2007:95).

Si se advierte que en 1881 es fundada en Gran Bretaña la Escuela Wharton de finanzas


y comercio, la primera institución universitaria de estudios sobre administración, y en
1908 la Escuela de Administración en la Universidad de Harvard, se aprecia la íntima 27
relación entre los estudios referidos y el sistema capitalista.
El interés por los discursos y la teoría administrativa en Estados Unidos es de comien-
zos del siglo XX –cuando la dinámica del capitalismo industrial se trasladó a aquel
país– y se profundiza luego de la segunda posguerra. Aquí encontramos los plantea-
mientos “clásicos” de la teoría administrativa, en cuanto aparece la primera tentativa
de fundar una ciencia para estudiar los problemas humanos de la gran industria: el
taylorismo o lo que se conoce con el nombre más genérico de administración cientí-
fica.

Ciclo Básico a Distancia


Esta “se presentaba como una ciencia del trabajo industrial y en Estados Unidos se desig-
naba corrientemente a su fundador (Taylor) como al ‘padre de la organización científica’.
El mismo, rechazando la denominación de ‘Taylor system’, aceptaba para su doctrina la de
‘Scientific Management’, título que desde entonces se le atribuyó y del cual se beneficiaron
indirectamente los sistemas derivados de la racionalización” (Friedman, 1973:16).
Entre sus formalizaciones, algunas de rigurosa actualidad en nuestro país a pesar de
su antigüedad, se encuentran los aportes al trabajo mecánico –calidad de los aceros,
forma de las herramientas, rapidez y profundidad del golpe, etc.– pero ello no agota las
ambiciones científicas. Al decir de sus referentes, buscan desarrollar una

“ciencia aplicable a todas las formas de actividad humana […] El Scientific Management
no sólo nos ofrece una ciencia de las operaciones industriales sino también de las relaciones
entre el obrero y las técnicas modernas de producción: no sólo se preocupa por las cuestio-
nes de metalurgia y mecánica aplicada sino que también pretende aportar datos científicos
respecto de la selección de los obrero, sus móviles y estímulos psicológicos, su iniciativa,
su fatiga, los tiempos ‘verdaderos’ necesarios para efectuar una operación. Es decir, toca
problemas que corresponden a la fisiología y psicología del trabajo” (Friedman, 1973:17).

Tal vez la temprana advertencia sobre la necesidad de controlar la masiva protesta de


los trabajadores inmersos en esas organizaciones y/o el reconocimiento de la lógica
de la gran empresa, la maximización de la renta del capitalista, en lugar del máximo
aporte al progreso, llevó a estos investigadores a buscar los mejores medios de trabajo
aceptados y practicados por los obreros.

Para los sostenedores de la Administración Científica, se trata de una “auténtica cien-


cia” (tratando de emular a los pioneros del conocimiento racional) por sus codifica-
ciones o sistematizaciones de las reglas o procedimientos más importantes, con el fin
de ser transmitidos a los demás hombres por medio de la enseñanza. Sin embargo,
“fuera o no ‘ciencia’ el taylorismo, sin duda las reacciones que provocó desde su primera
ola de difusión en la industria americana y europea fueron diversas y a veces violentas. Y si
se proponían llevar ‘la armonía en lugar de la discordia’ […] como era el afán del fundador,
éste debió darse cuenta en los últimos años de su vida que la realidad era más compleja que
lo que habían previsto sus cálculos metódicos”. Por ello “sería un error llamar ciencia a lo
que no es más que un sistema perfeccionado de los medios para aumentar el rendimiento
inmediato del utilaje y de la mano de obra. […] Sin embargo no hay que equivocarse, pues el
taylorismo penetró de hecho en muchas fábricas” (Friedman, 1973:60,61).

“Pero no sólo eran los obreros quienes aportaban utilidades en el proceso de trabajo. Es jus-
tamente en la primera mitad del siglo XX, cuando se acelera la separación entre la propiedad
y la administración de los negocios, que se produce un amplio crecimiento de la clase admi-
nistrativa, la cual se separa de la fuerza de trabajo. Es en esta etapa que la administración
comienza a prestar especial atención al “factor humano” en la industria y las nuevas ciencias
–fisiología, psicología- comienzan a orientar investigaciones hacia la actividad corporal y
mental del hombre. Esto es consecuencia de una multiplicidad de factores que llevan a las
primeras tentativas de organización del trabajo –ante el boom de las fuerzas productivas
28 de fines del siglo XIX, nuevas estructuraciones por uniones de empresas, nuevos vínculos
derivados de fusiones entre industrias y bancos, mayor concentración del capital.” (Fried-
man,1973:28,29).

Es en estos momentos cuando comienzan a publicarse sistemáticamente los cono-


cimientos desarrollados en estas organizaciones. En 1956 aparece la Administrative
Science Quarterly, una de las más prestigiosas revistas académicas de administración.
También en la misma época (1962) se realiza el primer seminario sobre la Ciencia So-
cial de la Organización en la Universi¬dad de Pittsburgh, patrocinado por la Fundación

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

Ford.
Los estudios de administración fueron enfocando su atención básica en diversos ob-
jetos de análisis. Siguiendo a Hernández Martínez (2007) “es posible realizar una lec-
tura transversal de los principales planteamientos presentes en el discurso administrativo”,
pudiéndose distinguir “tres ejes temáticos” según el acuerdo con el “objeto de atención”, los
cuales “no obedecen necesariamente a una secuencia histórica lineal”. Estos tres ejes son:
“1) La preocupación por los elementos internos de la organización, 2) la preocupación por el
entorno de la organización, 3) La preocupación por la proyección y el desarrollo integral de
la organización” (Hernández Martinez, 2007:95).

Este brevísimo recorrido permite decir que el interés por los estudios de las orga-
nizaciones, su manejo y control de quienes se desempeñan en ellas, así como de su
entorno, obedeció a los variados y complejos problemas que enfrentaban las gran-
des unidades productivas. Una característica común entre los autores que abordan
esta problemática es que presentan los estudios como progresos del pensamiento
humano, como incorporaciones de la razón, se explican en el marco de un devenir de
la razón. Asimismo, las distintas aproximaciones realizan un abordaje fragmentado de
problemáticas específicas, se trata de visiones “reduccionistas en la medida que su aten-
ción se centra en un aspecto particular cada vez, asumiéndolo como variable privilegiada de
análisis e intervención, y relegando los demás a un segundo plano y pretendiendo dar cuenta
del fenómeno organizacional a partir de esta única variable” (Hernández Martínez, et al,
2007:98,99).

Algunos estudios (Etkin 1989, Etkin y Schvarstein 1997) señalan que el discurso ad-
ministrativo “ha sido construido desde el paradigma3 de la simplicidad”, tributario
de una mirada mecanicista, lineal y de búsqueda del orden; en contraste con un “pa-
radigma de la complejidad” también mencionada como teoría del caos (Morin 2001,
Lyotard 1998, Schnitman 1998) que parte de reconocer lo inaprehensible, inacabado
o ambiguo de la realidad; donde es posible concebir la “multiplicidad en la unidad”, la
“coexistencia de lógicas diferentes” en una relación, la “policausalidad” de los fenó-
menos naturales, el “desorden” como factor de desarrollo y no solamente como una
fuente de perturbaciones.
Desde esta perspectiva Obeide (2008), analizando la obra de Burell y Morgan de 1979
señala:

“En los inicios de los 80, la obra de Burell y Morgan produjo un muy relevante impacto en la
comprensión y sistematización de este debate epistemológico, al trasladar el análisis desde
el nivel de las teorías, al de las metáforas y paradigmas que las sustentan. Ya no se trataba
solamente de comparar teorías, sino de contrastar diferentes concepciones de la realidad y
la ciencia”.

Estos autores dejan planteada una cuestión para quienes se aventuren en el campo de
la disciplina: ¿qué es la realidad social? ¿cómo debiera ser investigada?
Desde esta mirada se pone de manifiesto que, a diferencia de lo que se observa en el
estudio de la administración en el sentido de presentar la disciplina como una secuen-
cia evolutiva con diversas contribuciones respecto de determinado objeto de estudio, 29
no hay una cronología que vaya desde la ignorancia hacia la verdad absoluta, es decir,
no hay evolucionismo.

3 El concepto de paradigma ha sido acuñado por Kuhn y se entiende como un conjunto de realizaciones
científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de soluciones a una comu-
nidad científica. Un paradigma define los rasgos esenciales de una determinada noción de la realidad y a partir de él
se formulan las preguntas respecto al estado del mundo.

Ciclo Básico a Distancia


Por el contrario, existen producciones que guardan cierta congruencia con el marco
de un momento histórico determinado –la consolidación y auge del capitalismo– y
de intereses concretos –de la gran industria, las organizaciones multinacionales, el
capital concentrado– y que estos estudios observan discontinuidad con otras produc-
ciones enmarcadas en otros contextos e intereses.

Estas diferencias “no son en más o en menos en cuanto al saber del momento, sino en lo
referido a la lógica empleada, el contexto de las producciones, el sistema de valores [y es
posible] reconocer los enunciados de los enfoques y las acciones que ellos están legitimando
o bien encubriendo” (Etkin,1989:14).

Es decir que, como tecnología, la administración es portadora de teorías, razonamien-


tos y valores que no son “universales” sino que se trata de producciones específicas
de un país –o grupo de países y de una forma organizativa o de un momento histórico
determinado.
Cuando los desarrollos del pensamiento en administración son presentados como
“hitos en el devenir de la razón” y no como “episodios de reflexión”, impiden ver su
imbricación con las relaciones de dominación que se instauran a través de estas orga-
nizaciones. Su constitución en centros de dominación a partir de su actividad de en-
trenamiento aparecen como “un producto universal que los países dependientes deberían
aceptar sin hesitar, rindiendo culto al avance del progreso y agradeciendo la oportunidad
que les brindan los ‘precursores’ de usufructuar sus beneficios” (Klikgsberg, 1985:11).

Asimismo, respecto de los procedimientos empleados, existen interrogantes acerca


de si “estas técnicas serían el único camino posible para cualquier sociedad –al margen de
su estructura económico-social– para resolver los diversos problemas analizados. Así la “bu-
rocracia” entendida en sentido weberiano sería el medio más útil para resolver los problemas
de gran escala de las organizaciones; o el marketing como fabricación de consumidores,
sería “el objetivo central de su quehacer, un avance racional” (Klikgsberg, 1985:12).
Existe otra discusión en el plano del conocimiento, referida a la posibilidad de “cons-
truir una ciencia social de la organización unificada” partiendo de “los problemas de
definición de su objeto de estudio”. En tal sentido Klikgsberg advierte que “La adminis-
tración sigue cumpliendo el rol de disciplina dependiente de las necesidades de la empresa
monopólica, condicionada a su objetivos y urgencias”, y señala que “… la disciplina necesita
para prosperar que la administración disponga de una independencia científica que hasta
ahora no tuvo” (Kligsberg, 1985:428).

Resumen

En síntesis: Podemos decir que en la Modernidad, en particular en el siglo XVIII, ubi-


camos los primeros estudios que se ocupan del análisis sistemático de cuestiones
económicas. Es la Economía la que primero comienza a perfilarse como disciplina,
constituyéndose el núcleo conocido como “Escuela Clásica” con Adam Smith junto a
David Ricardo y Karl Marx. Allí se establecen los problemas generales de la discipli-
30 na: los objetos de estudio primarios –las políticas del Estado atendiendo finalidades
prederminadas–, los instrumentos de análisis principales, las herramientas teóricas y
prácticas fundamentales –donde destacamos el rol de la Estadística y la aparición del
concepto de población–, los actores privilegiados supuestos y los espacios y tiempos
oportunos de intervención.

A posteriori se van desarrollando otras escuelas, las que genéricamente podemos


identificar como de continuidad del paradigma dominante o críticas al mismo.
También la contabilidad surge en la Modernidad desde una matriz positivista en el

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

siglo XV, con la instauración de la partida doble propuesta por el monje Lucas Pacciolo.
La definición de su objeto de estudio resulta polémica. A fines del siglo XIX dos es-
cuelas intentan definir el objeto de estudio de la contabilidad y su método: la “escuela
toscana o jurídica personalista”, con Cerboni como principal representante y la del
“controlismo” de Fabio Besta.

En cuanto a la administración, ésta tiene su origen en el marco de la gran empresa


que surgiera al calor de la Revolución Industrial y del capitalismo, a fines del siglo XIX;
también podemos reconocer sus esfuerzos de sistematización dentro de la matriz po-
sitivista. Hay diferencias acerca de la definición de su objeto de estudio y si bien, se
puede considerar el discurso administrativo como el conjunto de actividades y tecno-
logías empleadas por el hombre para la realización de actividades diversas, a lo que se
hace referencia con tales elementos, actividades y tecnologías es a una serie de ‘prác-
ticas administrativas’ aplicables a distintos objetos y contextos. Entre los principales
estudios de los investigadores están los referidos al management, la administración
y las organizaciones, lo que contribuye a la indefinición del objeto de estudio. Tam-
bién existe una división conceptual entre quienes se orientan a la práctica y aplicación
gerencial –priorizando el análisis como actividad empresarial y subestimando la in-
fluencia de las disciplinas sociales– de aquellos otros orientados a la teoría, es decir,
al estudio epistemológico como disciplina del saber y como ciencia social aplicada.

Actividades

Vimos que la Modernidad procura un tipo de conocimiento riguroso, objetivo, preciso


y certero sobre el aspecto de la realidad que se quiere analizar.
En los textos que proponemos a continuación pueden advertirse algunas de estas “in-
tenciones” en disciplinas de nuestro campo. Identifique algunas de ellas y coméntelas
de acuerdo a lo que pueda observar.

“El entorno como tal, puede clasificarse teniendo en cuenta su influencia; cada organiza-
ción posee su propio contexto mediato e inmediato que deberá ser tenido en cuenta y que
dependerá del ramo donde desarrolla su actividad, del sector en que se desenvuelve, del tipo
de organización de que se trate, de las reglamentaciones legales que la rigen etc.” (Principios
de Administración, CBD, 2006:55).
“…Como primer paso, debemos distinguir entre hipótesis deterministas y estadísticas. Las
hipótesis deterministas no admiten excepción. Un ejemplo de ellas sería la afirmación:’si
torturo a un persona durante este periodo de tiempo, con estos métodos, siempre acabará
cediendo’. Las hipótesis estadísticas admiten excepciones y pretenden predecir la probabili-
dad de un cierto acontecimiento. Un ejemplo de ellas sería: ‘si torturo a un individuo durante
este periodo de tiempo, con estos métodos, muy probablemente cederá –de hecho, si torturo
a un gran número de personas en las circunstancias especificadas, el 95% acabará cedien-
do’. En tal hipótesis no pretendemos predecir lo que un individuo con toda seguridad, hará,
sino lo que probablemente realizará. Esto, sin embargo, nos permite predecir dentro de un
determinado margen de error lo que hará un grupo de individuos” (Lipsey,R., 1980:10). 31

4. Las críticas a la visión estándar

La visión estándar nos ha mostrado a la Modernidad como una aproximación progre-


siva de la razón hacia la verdad. La filosofía rompe primero con el dogma medieval y
luego produce preguntas y respuestas más sofisticadas en torno a las condiciones y

Ciclo Básico a Distancia


los límites del acceso a esa verdad. La filosofía se desprende primero de la especula-
ción acerca del orden natural del cosmos, y se constituyen las Ciencias Naturales con
la física a la cabeza. Aunque la forma especulativa propia de la filosofía fuera, durante
los siglos XVII y XVIII, todavía la manera de encarar los asuntos de la vida social, el
siglo XIX va a romper también esa dependencia.
Se constituirán así, disciplinas que estudien los objetos del mundo social con rigor y
precisión.
El positivismo, enfoque predominante, proclama el mismo modo de abordaje para
las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales.
Pero hay varias preguntas para plantearse a partir de este abordaje de las ciencias

a) En relación a la verdad y al progreso: ¿Podemos describir mediante los enunciados


científicos la “realidad” tal cual es? Y además ¿podemos considerar que el conoci-
miento avanza de manera lineal hacia esa verdad? Se trata de preguntas de carácter
epistemológico porque están ligadas a los problemas del conocer, del saber, de sus
límites, de sus posibilidades. Algunos de estos problemas son los que abordaremos
en la unidad 2.

b) Y sea cual fuere la respuesta a estas preguntas ¿el incremento de nuestras capa-
cidades cognitivas posibilita la mejora de la vida humana?, ¿produce mejores opor-
tunidades para la felicidad colectiva? Se trata de preguntas de carácter ético, ya que
interrogan sobre valores, sobre la relación entre lo que conocemos y una vida justa y
buena. Estos temas serán abordados en la unidad 3.

c) Pero también hay otro supuesto en este relato estándar que se puede problemati-
zar: “La ciencia describe objetos que están previamente constituidos, que preceden
a la conformación de la ciencia”.

De esta manera, de la gran matriz filosófica se van separando disciplinas específicas


que se dedican a objetos de estudio precisos y que ontológicamente (en su ser) están
separados de otros objetos. Por ejemplo, estamos acostumbrados a pensar la física y
la biología como ciencias que estudian objetos cuya “esencia” es diversa. Pero ¿esa
separación es “esencial” a los objetos, pertenecen a su ser o fue construida en la pro-
pia conformación del conocimiento humano? Otra forma de preguntarlo sería si son
distinciones ontológicas (del ser) o epistemológicas (del conocer).
Esto se hace particularmente problemático en relación a las Ciencias Sociales: los ob-
jetos de la sociología, de la antropología, de la Economía o de la ciencia política – la
sociedad civil, las culturas de las diversas sociedades, la producción y circulación de
bienes, el estado– ¿son “realmente” distintos?
Y además ¿está claramente delimitado el objeto de cada disciplina?

Actividades

32 Presentamos a continuación un breve texto correspondiente a la novela Tiempos Di-


fíciles de Charles Dickens (Inglaterra 1853) donde es posible apreciar las caracteriza-
ciones que hace el autor de un profesor eminentemente positivista.
A partir de lo visto en las críticas a la visión estándar, analice la perspectiva de realidad
del protagonista y a dónde conduciría sostener tal mirada.

“Pues bien; lo que yo quiero son realidades. No les enseñéis a estos muchachos y muchachas
otra cosa que realidades. En la vida sólo son necesarias las realidades. No planteéis otra cosa
y arrancad de raíz todo lo demás. Las inteligencias de los animales racionales se moldean

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

únicamente a base de realidades; todo lo que no sea esto no les servirá jamás de nada. De
acuerdo con esta norma educo yo a mis hijos, y de acuerdo con esta norma hago educar a
estos muchachos. ¡Ateneos a las realidades, caballero!.......
Tomás Gradgrind, sí, señor. Un hombre de realidades. Un hombre de hechos y de números.
Un hombre que arranca del principio de que dos y dos son cuatro, y nada más que cuatro, y al
que no se le puede hablar de que consienta que alguna vez sean algo más. Tomás Gradgrind,
sí, señor; un Tomás de arriba abajo este Tomás Gradgrind. Un señor con la regla, la balanza
y la tabla de multiplicar siempre en el bolsillo, dispuesto a pesar y medir en todo momento
cualquier partícula de la naturaleza humana para deciros con exactitud a cuánto equivale.
Un hombre reducido a números, un caso de pura aritmética. Podríais quizá abrigar la es-
peranza de introducir una idea fantástica cualquiera en la cabeza de Jorge Gradgrind, de
Augusto Gradgrind, de Juan Gradgrind o de José Gradgrind (personas imaginarias e irreales
todas ellas) ; pero en la cabeza de Tomás Gradgrind, ¡jamás!...”

Ejemplos

Para profundizar este cuestionamiento, tomemos el interrogante referido al “objeto de


estudio” analizando el ejemplo de la Economía:

Según Robbins, “la ciencia económica analiza el comportamiento humano como una rela-
ción entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos”.

Samuelson dice que la Economía es: “El estudio de la manera en que las sociedades utili-
zan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes
individuos”.

Para Marx, en cambio, la Economía política es “la ciencia que estudia las relaciones so-
ciales de producción”.

La dispersión de definiciones nos sugiere que el objeto, aquello que la disciplina estu-
dia, no se define del mismo modo para estos autores.

¿Por qué hay tales diferencias?

La respuesta podría ser porque “depende del cristal con que se mira” esto es, el objeto
está ahí y lo abordamos desde distintas posiciones, lo miramos desde distintos ángu-
los, por ello resulta que se nos presenta de diversas maneras. Así, el énfasis en las “re-
laciones de producción” de Marx contrasta con el énfasis en “las conductas humanas
en búsqueda de las mejores alternativas cuando los medios son escasos” de Robbins.
Estaríamos aquí frente a una disputa teórica que define el objeto de distintas maneras.
Sería un problema epistemológico.

Pero en verdad, lo que las “relaciones de producción” son para Marx, está bastante
alejado de lo que para Robbins son los “comportamientos que relaciona fines y me- 33
dios”. Es decir que no sólo no hay identidad epistemológica sino tampoco ontológica.
El objeto “existe” sólo en la medida en que se lo “inventa”, se lo construye.
Esto significa que el objeto estudiado no preexiste, no está ahí esperando que un eru-
dito, un investigador venga a medirlo, analizarlo, a construir teorías sobre él, sino que
el proceso intelectual histórico va recortando de maneras diferentes la complejidad
de la vida social a los fines de su estudio. Son los investigadores, las comunidades de
estudiosos los que imponen un objeto.
Y ¿cómo y por qué se recorta determinado aspecto de la vida social, de modo tal

Ciclo Básico a Distancia


que constituya un “objeto” de estudio, algo que merezca ser estudiado, que amerite
la constitución de instituciones específicas –cátedras, publicaciones, asociaciones de
especialistas, congresos, etc.– con sus reglas, sus padres fundadores, etc?

Hay, por supuesto, varias respuestas a esta pregunta, las cuales abordaremos a con-
tinuación.

5. La institucionalización de las Ciencias Sociales

Entre las respuestas posibles tomaremos una que nos permite pensar como impres-
cindibles la historia económica-social y política articulada a la historia de las ideas.
Se trata de la perspectiva de Immanuel Wallerstein.
Para este autor el nacimiento de las Ciencias Sociales implica la conformación de un
grupo de personas dentro de estructuras específicas. El proceso de institucionaliza-
ción significa una invención social con intenciones capaces de influir en la dirección
del cambio social.

5.1 La institucionalización de las Ciencias Sociales

El nacimiento de las Ciencias Sociales como disciplinas que se ocupan del quehacer
del hombre, no es un fenómeno aditivo a los marcos de organización política definidos
por el Estado-Nación, sino constitutivo de los mismos. Esto porque era necesario ge-
nerar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería
gobernar.
En este sentido, el homo economicus –categoría que construye la Ciencia Económica–
no sería una postulación que intenta describir la naturaleza humana sino una cons-
trucción, una “invención” que se va conformando en el hacer de la conjunción de las
políticas estatales, de las técnicas de disciplinamiento y de las propias formulaciones
de las Ciencias Sociales que lo ponen como base de su análisis.
Immanuel Wallerstein (2007) encuentra que cuando la burguesía mundial advirtió
la inevitabilidad del cambio constante –lo que habría ocurrido entre 1789 y 1815–, se
produce una

“extendida aceptación de la normalidad del cambio”, lo cual “representó una transformación


cultural fundamental de la Economía-mundo capitalista. Significó que se reconocían públi-
camente –es decir, de manera expresiva- las realidades estructurales que de hecho habían
prevalecido ya por varios siglos: que el sistema mundo era un sistema capitalista, que la
división laboral de la Economía estaba limitada por un sistema interestatal compuesto de
estados hipotéticamente soberanos” (Wallerstein, 2007:18).

Con la extensión de esta aceptación y como respuesta a esta “normalidad del cam-
bio”, surgieron tres nuevas instituciones. “Estas tres instituciones fueron las ideologías,
las Ciencias Sociales y los movimientos sociales, los cuales comprenden la gran síntesis in-
34
telectual/ cultural del ‘largo’ siglo XIX, los fundamentos institucionales de lo que a veces se
denomina en forma inadecuada ‘Modernidad’” (Wallerstein, 2007:18).
Desde la perspectiva de este autor, las ideologías son algo más que una manera de
interpretar nuestro mundo, se trata de una determinada visión del mismo “formulada
de manera consciente y colectiva con objetivos políticos formales”. La necesidad de
formular a conciencia una ideología deviene de interpretar que el cambio es normal.
Así señala que en el siglo XIX se gestaron tres ideologías: el conservadurismo, el libe-
ralismo y el marxismo y “todas fueron sistémicas mundiales”.

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

Al conservadurismo, primero en surgir en el nivel institucional, la nueva aceptación


de la normalidad del cambio “le planteaba dilemas urgentes” y así los conservadores
“vieron que era necesario justificar, desde el punto de vista intelectual, el ritmo más
lento posible para el cambio, pero lo más importante fue que se dieron cuenta de que al-
gunos tipos de cambio eran más graves que otros. Por lo tanto dieron prioridad a preservar
las estructuras que a su vez servirían para frenar a todos los reformistas y revolucionarios
precipitados. Las estructuras cuyos méritos elogiaban conservar fueron: la familia, la ‘comu-
nidad’, la iglesia y por supuesto la monarquía. El motivo central de la ideología conservadora
siempre ha sido la ‘tradición’” (Wallerstein, 2007:19).

El liberalismo “como una ideología de reforma aprobada en forma consciente” aparece


en el siglo XIX ‘sólo después que surgiera el conservadurismo’, incluyéndose aquí tanto al
liberalismo de ‘estado mínimo’ de principios de siglo, como al de ‘estado social’ de finales
del mismo siglo. En cuanto ‘ideología natural del cambio normal’, es decir que consideraba
al cambio como algo intrínseco a la sociedad, tenía una ‘agenda política consciente’ de una
reforma legislativa que indujera, canalizara y facilitara tal cambio” (Wallerstein, 2007:19).
La tercera ideología enunciada para enfrentar políticamente el “cambio normal” fue el
marxismo. “Lo que hizo el marxismo fue aceptar la premisa elemental de la ideología liberal
(la teoría del progreso) y añadirle dos características específicas cruciales”. La primera de
estas características refiere a que “el progreso se consideraba como algo realizado no de
manera continua sino discontinua, es decir, mediante revoluciones”. La segunda a que “en
la búsqueda ascendente de la sociedad perfecta, el mundo había alcanzado no su estado de-
finitivo sino poco menos que eso. Estas dos modificaciones fueron suficientes para producir
una agenda política totalmente diferente” (Wallerstein, 2007:20).

5.2 Los temas objeto de estudio

El desarrollo de las ideologías estableció las “agendas políticas”, las cuales represen-
taban propuestas concretas para la sociedad, por lo que “requirieron un conocimiento
concreto de las realidades del momento”. Esto es lo que demanda el surgimiento de las Cien-
cias Sociales, “ya que si no se sabía cómo funcionaba el mundo, era difícil recomendar qué
podía hacerse para lograr que funcionara mejor” (Wallerstein p. 20, 21). Su instituciona-
lización4 comienza a darse mediante la diferenciación en la estructura universitaria
tradicional europea –de cuatro facultades: teología, filosofía, derecho y medicina – a
través de la creación de nuevas cátedras y en algunos casos de departamentos, en
gran medida en la Facultad de Filosofía y en menor medida en la de Derecho.

“En primera instancia no fue claro cuáles ‘nombres’ de supuestas ‘disciplinas’ prevalecerían,
pero conocemos el resultado. Hacia finales del siglo XIX, seis ‘nombres’ principales habían
sobrevivido y de alguna manera se habían estabilizado como ‘disciplinas’. Se instituciona-
lizaron no sólo dentro del sistema universitario, ahora renovado y de nuevo en proceso de
expansión, sino también como asociaciones nacionales de eruditos y, en el siglo XX como
asociaciones internacionales de eruditos.
La ‘denominación’ de las disciplinas […] reflejaba en gran medida el triunfo de la ideología
liberal. Esto por supuesto debido a que dicha ideología liberal fue (y es) la ideología reinante 35
en la Economía-mundo capitalista (…)
La ideología liberal implicaba el argumento de que la pieza central del proceso social era la
delimitación cuidadosa de tres esferas de actividad: la relacionada con el mercado, con el
Estado y la ‘personal’. La última categoría era más bien residual y abarcaba todas las activi-
dades que no se relacionaban de forma directa con el Estado o con el mercado […]. El estudio
de estas esferas […] independientes llegó a denominarse Ciencias Políticas, Economía y So-
4 Es decir, su “aparición” como disciplina que se ocupa de ciertos problemas, que cuenta con un grupo de
estudiosos –eruditos o científicos- de tales problemas, que se enseña de manera sistemática, cuyos contenidos se
difunden a través de textos de estudio, etc.

Ciclo Básico a Distancia


ciología. Estas tres ‘disciplinas’ se desarrollaron como ciencias universalizantes basadas en
investigaciones empíricas, con un fuerte elemento adjunto de ‘ciencias aplicadas’” (p.22).

Paralelamente a estas tres disciplinas, Ciencias Políticas, Economía y Sociología, se


redefinió el “nombre Historia”, indicando que para escribir historia había que contar
la historia que en verdad había ocurrido, dando a conocer “las fuentes” y “leyéndolas
con sentido crítico”. Asimismo, hubo otras disciplinas para mirar el “resto del mundo”
por supuesto, desde la perspectiva europea; así el estudio de los llamados pueblos
“primitivos” quedó en el campo de la Antropología; y el estudio de los pueblos “petri-
ficados” con escritura (China, India, el mundo árabe) pasó al campo del Orientalismo.

Actividades

Si consideramos que la institucionalización del conocimiento científico es un proceso


de carácter social que supone redes de compromisos y convenciones –conceptuales,
teóricas, instrumentales y metodológicas- sobre las que se sostienen las comunida-
des científicas para la producción del conocimiento, en un proceso autosostenido y
autorreferencial; trate de identificar algunas instituciones en el campo de las Ciencias
Económicas, que trabajen en la elaboración de presupuestos y proposiciones que sus-
tentan la construcción del conocimiento en este tiempo histórico.

- En el campo de las finanzas, públicas y privadas.


- En torno a la problemática de la población y la pobreza.
- En lo concerniente a la gestión de grandes empresas.
- Referido al comercio internacional.

Para colocar a las Ciencias Sociales en su justo lugar dentro de la Modernidad, es


necesario destacar que el “proyecto de la Modernidad” es un intento por someter la
vida entera al control del hombre bajo la guía segura del conocimiento. En este “pro-
yecto” nos referimos también a la existencia de una instancia central responsable de
dispensar y coordinar los mecanismos de control sobre el mundo natural y social, esa
instancia central es el Estado. Las Ciencias Sociales, por su lado se convirtieron en
una pieza fundamental para ese proyecto de organización y control de la vida humana.
Santiago Gómez Castro (2000) siguiendo a Wallerstein, señala:

“El nacimiento de las Ciencias Sociales no es un fenómeno aditivo a los marcos de organiza-
ción política definidos por el Estado-nación, sino constitutivo de los mismos. Era necesario
generar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería gober-
nar. Sin el concurso de las Ciencias Sociales, el Estado moderno no se hallaría en capacidad
de ejercer control sobre la vida de las personas, definir metas colectivas a largo y corto plazo,
ni de construir y asignar a los ciudadanos una ‘identidad’ cultural.
Las taxonomías elaboradas por las Ciencias Sociales no se limitaban, entonces, a la elabora-
ción de un sistema abstracto de reglas llamado ‘ciencia’ –como ideológicamente pensaban
los padres fundadores de la Sociología-, sino que tenían consecuencias prácticas en la me-
36 dida que eran capaces de legitimar las políticas regulativas del Estado. La matriz práctica
que dará origen al surgimiento de las Ciencias Sociales es la necesidad de ‘ajustar’ la vida
de los hombres al aparato de producción. Todas las políticas y las instituciones estatales (la
escuela, las constituciones, las cárceles, etc.) vendrán definidas por el operativo jurídico de
la ‘modernización’, es decir, por la necesidad de disciplinar las pasiones y orientarlas hacia
el beneficio de la colectividad a través del trabajo […]. Las Ciencias Sociales enseñan cuáles
son las ‘leyes’ que gobiernan la Economía, la sociedad, la política y la historia. El Estado, por
su parte, define sus políticas gubernamentales a partir de esta normatividad científicamente
legitimada” (Gómez Castro, 2000:147, 148).

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

Resumen

En síntesis, podemos decir que en la Modernidad quedan constituidas las disciplinas,


entendidas no sólo como áreas cognitivas, sino también entendidas en su acepción de
disciplinamiento, pues constituirse en una disciplina implica poner un orden, orga-
nizar un discurso respecto de su “objeto”, el recorte de un área de pertenencia y sus
herramientas de abordaje. Por otra parte, las disciplinas no existen en abstracto, sino
en el seno de una cultura y en un espacio de tiempo determinado y tienen lugar en el
seno de instituciones conocidas como “comunidades científicas”.

Actividades

En el texto de Najmanovich (1995) que proponemos seguidamente es posible advertir


diversos intentos de ajustar la vida de las personas al aparato de producción por parte
de las Ciencias Económicas. Realice alguna asociación entre las expresiones destaca-
das en negrita con: disposiciones, procedimientos, explicaciones, supuestos, acciones,
etc. de las disciplinas que integran el campo de estas ciencias.

“El sujeto cartesiano construyó un mundo estable de sustancias eternas y relaciones ma-
temáticas expresadas en leyes universales. Un mundo de líneas causales e independien-
tes y absolutamente predecibles en su curso. Un mundo donde el sujeto estaba dividido
en compartimentos estancos: cuerpo, conocimiento, emoción, acción. Un universo donde el
hombre estaba solo en un mundo extraño sordo a su ruido y a su música. Este sujeto mo-
derno se pensaba capaz de reflejar la naturaleza a la que miraba desde afuera. El universo
era un gran mecanismo y la racionalidad humana era maquinal. Esta perspectiva tuvo un
gra éxito al lograr producir contextos estandarizados, patrones socialmente compartidos
de evaluación y producción, sociedades altamente disciplinadas por un rígido sistema de
mecanización del trabajo y por el establecimiento de sistemas de educación generalizados
que garantizaran la transmisión de estas concepciones. La vida siguió el ritmo del reloj que
indicaba cuando debían hacerse las cosas. Los ‘ritmos de la naturaleza’ fueron arrancados de
cuajo del ámbito de lo legítimo. El hombre debía seguir a la aguja de la hora o al silbato de la
fábrica. Sin embargo, el estómago no siguió siempre con docilidad los dictados de las leyes
modernas ni a los encargados de hacerlas cumplir” (Najmanovich, 1995: 25, 26).

Esta manera de producir conocimiento sobre nuestro mundo, originada en Europa


en el siglo XIX, y los resultados asociados a ella, se constituyeron en el discurso hege-
mónico de un modelo civilizatorio que se presenta como un hecho natural. Es decir, la
cosmovisión liberal, con sus valores en torno al ser humano, la riqueza, el progreso, la
naturaleza, el conocimiento, la historia, el hombre económico, etc. no aparece como un
modelo o teoría de las relaciones sociales y de la sociedad misma con una ideología
que lo sustenta, sino que se ofrece como el modelo único y universal, consiguiendo
una altísima eficacia en ello. Tal vez la etapa más acabada de esta perspectiva hege-
mónica sea la que se consolida en las últimas décadas del siglo XX con las corrientes
que hablan del fin de las ideologías, tratando de indicar que nos encaminamos a una 37
sociedad donde la política es innecesaria y que nos encontramos ante el fin de la his-
toria, dando a entender que no habría alternativas al modelo capitalista.

Ciclo Básico a Distancia


5.3 Disciplina e interdisciplina: Los nuevos paradigmas.

A medida que las principales disciplinas se van consolidando con sus “descubrimien-
tos” y se les va exigiendo respuestas precisas a los grandes problemas puestos bajo
Bibliografía obligatoria
Para completar el estudio su lupa, se van presentando situaciones que no reciben respuestas satisfactorias.
de estos temas, remitimos a “Anomalías cada vez más llamativas […], paradojas persistentes y dificultades cada
la lectura del Capítulo 1: La vez mayores inquietaron los sueños modernos de felicidad eterna y progreso per-
Revolución Francesa como manente”. A la par, “se asiste al surgimiento de distintas perspectivas y alternativas
suceso histórico de Immanuel
Wallerstein.
(que) llevan a la necesidad de pensar sobre los pretendidos equilibrios, los cambios,
evoluciones y crisis que se expresan en la historia de las ideas (paradigamas), en la
historia de las sociedades ( culturas) y de los individuos que las co-forman (sujetos).
(Najmanovich, 1999).
El debate sobre el modelo adoptado de producción del conocimiento, los resultados
fruto de estos conocimientos, la capacidad explicativa de los modelosutilizados por
las disciplinas, etc. cobra auge a mediados del Siglo XX, introduciendo nuevas cate-
gorías, como la de interdisciplina, para abordar la actividad científica. Se entiende
que “el arte, la ciencia, la filosofía son sólo formas en que los hombres abordan la
multiplicidad de planos y posibilidades de ser...humanos” y por tanto se promueve
una perspectiva que integre múltiples abordajes”, esto se conseguiría a través de un
trabajo interdisciplinario.
Algunas de las razones de esta interpretación se ubicarían en dos hechos, al menos:
por un lado, la aceptación que alcanzara en el campo científico el concepto de para-
digma expuesto por Kuhn en los años ’60 del siglo pasado, junto a su crítica al es-
quema de desarrollo continuo y progresivo de la ciencia elaborado por los positivistas
lógicos. Por otro, la consolidación, desde mediados del Siglo XX, del modelo sistémi-
co, tanto en la biología, las ciencias sociales y también en la física, necesitadas, todas
ellas, de explicar el cambio, la transformación y la complejidad.
Las diferentes disciplinas, así como distintas líneas de investigación han enfatizado
diversos aspectos de la teoría de sistemas, pero todas ellas aceptan el dictum aristo-
télico: el todo es más que la suma de las partes.
Veamos primeramente lo referido al concepto de paradigma. En una caracterización
acerca de lo significativo que resultó la publicación del libro de Kuhn, La Estructura de
las Revoluciones Científicas, Denise Najmanovich señala en una nota periodística de
1999 que “este texto revolucionó primero el ámbito restringido de historiadores y filó-
sofos de la ciencia” a partir de su caracterización de los paradigmas. Convirtiéndose
luego “en un material de amplia consulta que desde hace 3 décadas está ubicado en
las estanterías de las bibliotecas y librerías más importantes del mundo, casi como un
clásico:

“El concepto de paradigma, que Kuhn desarrolla en él, y que algún crítico dijera que
tiene más de 20 significados distintos, ha alcanzado hoy una difusión fenomenal en
todos los ámbitos de la cultura, pese a la férrea oposición del Positivismo Lógico que
prácticamente hasta los años sesenta era considerado como la filosofía oficial de la
ciencia
En este texto Kuhn expone una nueva concepción del desarrollo científico, explica el
38
rol protagónico que le cabe a la historia en el establecimiento de una nueva filosofía
de la ciencia, […] critica la postura tradicional de la filosofía de la ciencia que conside-
ra a la investigación científica como una larga marcha hacia la verdad a través de un
método que garantiza la objetividad y la neutralidad de la producción científica. Frente
a este esquema de desarrollo continuo y progresivo, que elaboraron los positivistas
lógicos, Kuhn propone su concepción de los Paradigmas, como modelos ejemplares
que guían la investigación en un área determinada del conocimiento y que son susti-
tuidos por otros nuevos mediante verdaderas revoluciones científicas. Un paradigma
establece el marco conceptual dentro del cual se desarrollará la investigación en un

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

área determinada, plantea cuáles serán la entidades fundamentales del universo, qué
clase de interacción tendrán entre ellas, qué clase de preguntas serán consideradas
legítimas y qué técnicas serán las adecuadas para buscar las soluciones”.
Asimismo, Najmanovich encuentra que “desde el nacimiento de la ciencia moderna
hasta casi nuestro siglo reinó el paradigma de la simplicidad”, el cual eclosionaría en
el Siglo XX. Luego del desarrollo de la Teoría de la Evolución de Darwin (S XIX) y con
el desarrollo del concepto de entropía y de caos, por parte de Prigogine, se inauguran
los grandes problemas conceptuales:

“El exponente máximo (del paradigma de la simplicidad) fue la dinámica de Newton,


siguiendo su ejemplo todas las explicaciones debían ser económicas, expresadas en
leyes deterministas, basadas en modelos ideales. La mecánica newtoniana fundamen-
taba su poder en el método analítico, en la búsqueda de unidades fundamentales y el
estudio de su comportamiento, para luego por ensamblaje de partes explicar el com-
portamiento del conjunto…. “

Actividades

En la caracterización del “modelo de equilibrio” que se realiza seguidamente es posi-


ble distinguir algunas explicaciones que responden al paradigma de la simplicidad.
Identifíquelas y señale su correspondencia con el modelo newtoniano.

“Entre 1874 y 1877, Walrras desarrolló la idea de una situación ‘optima’ para el conjunto
de todo el sistema económico, basado en la idea de un ‘equilibrio general’ que surge de la
interdependencia de todos los mercados de bienes y servicios………… Una de las principales
limitaciones de esta teoría del equilibrio general consistió en que quedó abierto el problema
del criterio con el cual pudiera determinarse un ‘optimo’ general (y no solo individual). Es de-
cir, el paso de un nivel microeconómico al nivel macroeconómico. Sin embargo, el modelo de
equilibrio general poseía dificultades de manejo. Fue así que surgió el más práctico modelo
de ‘equilibiro parcial’, cuya función debemos casi totalmente a Alfred Marshall (en 1890)”
(Díaz Cafferata et al, 1999).

Sin embargo, cuando se trata de entender objetos complejos como los procesos co-
municacionales, los organismos vivos, los comportamientos familiares o sociales, por
ejemplo, es necesario recurrir a otras estructuras explicativas; los cuales se hacen po-
sibles a través de la interdisciplina o la transdisciplina:

“Esto ocurre con Ludwig von Bertalanffy, un biólogo que a partir de esta búsqueda elabora
la Teoría General de los Sistemas, en 1945 […]. Con Wiener (quien presenta su trabajo)
sobre cibernética en 1948, (con) los trabajos sobre teoría de la comunicación de Shannon y
Weaver (1949) y sobre la teoría del Juego de von Neumann y Morgenstern (1949)”. (Naj-
manovich, 1999).

Lo que caracteriza estas teorías es su “interés por estudiar objetos complejos con me- 39
todologías no reduccionistas”, entendiendo que las problemáticas son de naturaleza
interdisciplinaria, o mejor aún transdisciplinaria.
La Teoría General de los Sistemas no constituye una disciplina en sí, nació como una
perspectiva transdisciplinaria que permite abordar sistemas complejos de cualquier
clase, por ello se la considera una metadisciplina: pues más que una teoría sobre el
mundo, es una teoría para desarrollar teorías.

Ciclo Básico a Distancia


Resumen

En síntesis, observamos que, desde una visión estándar, la Modernidad se presenta


como una aproximación progresiva de la razón hacia la verdad. La filosofía se despren-
de primero de la especulación acerca del orden natural del cosmos, y se constituyen
las Ciencias Naturales siendo la física la más representativa. En el siglo XIX los asun-
tos de la vida social rompen también esa dependencia de corte especulativo y se cons-
tituyen en disciplinas que estudian los objetos del mundo social con rigor y precisión.
El positivismo, enfoque predominante, proclama el mismo modo de abordaje para las
Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales. Sin embargo, ese método, que sostiene el
relato estándar, no alcanza a resolver algunas cuestiones: a) No es posible hablar de
una única realidad social y por lo tanto no hay una verdad. Tampoco es posible afirmar
que el conocimiento avanza de manera lineal hacia la verdad. b) Si relacionamos el
incremento de las capacidades cognitivas con la vida humana, no surge una vincu-
lación directa con la felicidad colectiva, es decir, el aumento de conocimiento no ha
posibilitado un mejoramiento de la vida humana. c) Los objetos que estudian las Cien-
cias Sociales son construidos por ellas, es decir, no se trata de objetos previamente
constituidos a la conformación de la ciencia, como ocurre en las Ciencias Naturales.

Desde otra mirada en la que se cruza la historia económica-social y política, con la


historia de las ideas, Immanuel Wallerstein muestra el proceso de institucionaliza-
ción de las Ciencias Sociales, esto se da por la conformación de un grupo de personas
dentro de estructuras específicas. Ello significa una inversión social cuyas intenciones
son las capaces de influir en la dirección del cambio social, es decir en su orientación,
los grupos de presión o de interés social a través de las ideologías establecen los
temas objeto de estudio, que surgen de las “agendas políticas”. Esta necesidad es la
que demanda el surgimiento de las Ciencias Sociales, a fin de producir explicaciones
sobre el funcionamiento del mundo social y recomendaciones para lograr un funcio-
namiento mejor. Su institucionalización comienza a producir una diferenciación en la
estructura universitaria tradicional europea –de cuatro facultades: teología, filosofía,
derecho y medicina – a través de la creación de nuevas cátedras y en algunos casos de
departamentos. A través de un proceso de marchas y contramarchas quedan configu-
rados tres campos de estudio: el Estado, el mercado y la “personal”, con sus discipli-
nas: Ciencias Políticas, Economía y Sociología. Paralelamente se redefine la “Historia”,
la cual debía contar la historia de los hechos, dando a conocer las fuentes y leyéndolas
con sentido crítico. Asimismo, hubo otras disciplinas para mirar el “resto del mundo”
por supuesto, desde la perspectiva europea; así, el estudio de los llamados pueblos
“primitivos” quedó en el campo de la Antropología; y el estudio de los pueblos “petri-
ficados” con escritura (China, India, el mundo árabe) pasó al campo del Orientalismo.

De este modo, en la Modernidad quedan constituidas las disciplinas, entendidas


como áreas cognitivas y también en su acepción de disciplinamiento (constituirse en
una disciplina implica poner un orden, organizar un discurso respecto de su objeto de
estudio y ciertas herramientas de abordaje). Estas disciplinas no existen en abstracto,
40 sino en una cultura precisa y en un espacio de tiempo determinado y se desarrollan
en el seno de instituciones conocidas como “comunidades científicas”, como lo señala
Kuhn.
A fines del Siglo XX se abre otro debate, sobre la producción del conocimiento, sus
resultados, la capacidad explicativa de los modelos, etc., se introducen entonces nue-
vas categorías para encarar la actividad científica, como la de interdisciplina. Así, se
entiende que “el arte, la ciencia, la filosofía son apenas formas para abordan la mul-
tiplicidad de planos se los seres humanos y por ello se promueve una perspectiva de
abordaje múltiples.

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

Algunas de las razones de esta nueva interpretación se ubicarían en dos hechos al


menos: la aceptación que alcanzara en el campo científico del concepto de paradigma
expuesto por Kuhn, junto a su crítica al esquema de desarrollo continuo y progresivo
de la ciencia elaborado por los positivistas lógicos, por un lado y, por el otro, la con-
solidación del modelo sistémico desde mediados del SXX, en la Biología, las Ciencias
Sociales, la Física, las cuales deberán explicar cómo y cuándo se produce el cambio,
las diversas transformaciones que se observan en esos capos de estudio y la comple-
jidad de los procesos observados.

6. Las Ciencias Sociales en América Latina Modernidad, Posmo-


dernidad y pensamiento crítico

Si bien la concepción estándar fue dominante también en América Latina, ya desde los
inicios de la colonización y en diferentes momentos históricos, se ha ido desarrollado
al mismo tiempo un pensamiento social crítico en disputa con el de la Modernidad,
como veremos más adelante. Esta perspectiva no debe confundirse con la posmo-
dernidad, que comienza a expresarse en la segunda mitad del siglo XX y que también
pone en cuestión algunas “certezas” del pensamiento moderno.

6.1 El pensamiento social latinoamericano

En América Latina el conocer no eurocéntrico, que confronta los mitos del pensamien-
to moderno, tiene una larga y valiosa tradición, desde José Martí o Carlos Mariátegui.
Tiene además otras contribuciones de políticos destacados tales como Manuel Muri-
llo Toro en Colombia o Ponciano Arriaga en México; de los teóricos de la teología de la
liberación; como Paulo Freire y otras más recientes, entre las que están las de Arturo
Escobar, Aníbal Quijano, Edgardo Lander o Enrique Dussel.

Las principales críticas al pensamiento de la Modernidad, expuestas desde el pensa-


miento latinoamericano (Lander, 2000. p 14 y 15) señalan problemas conceptuales
como el evolucionismo unilineal y unidireccional –interpreta que las sociedades evo-
lucionan en el tiempo, siendo el modelo de evolución el seguido por las europeas. Un
dualismo, que produce una primera separación entre Dios (lo sagrado), el hombre (lo
humano) y la naturaleza; entre cuerpo y mente, entre población en general y mundo
de los expertos, etc. Una negación de la totalidad (como ocurre con el viejo empiris-
mo o el nuevo posmodernismo) o que la entiende de un modo organicista o sistémico
convirtiéndola en una perspectiva distorsionante. También se cuestionan construc-
ciones como la que establece la primacía total del mercado como organizador de las
relaciones sociales; la del homo economicus que establece mecanismos disciplinarios
que crean un perfil de comportamiento o la presentación de la historia europea como
“la” Historia Universal. También se señala “la invención del Otro”, por cuanto la Mo-
dernidad es una máquina generadora de alteridades que, en nombre de la razón y el
humanismo, excluye de su imaginario la hibrides, la multiplicidad, la ambigüedad y la
41
contingencia de las formas de vida concreta.

Así, respecto del evolucionismo, Enrique Dussel (2000:49) destaca que existe un
“mito de la Modernidad” que se representa como un “mito civilizatorio” el cual des-
cribe –desde el eurocentrismo– la ‘falacia desarrollista’ del proceso de modernización
hegemónico”.

Ciclo Básico a Distancia


Según Dussel este mito se describe sobre la base de los siguientes caracteres:
“1) La civilización moderna se autocomprende como más desarrollada, superior […]
(posición ideológicamente eurocéntrica).
2) La superioridad obliga a desarrollar a los más primitivos, rudos bárbaros, como
exigencia moral.
3) El camino de dicho proceso educativo de desarrollo debe ser el seguido por Europa
[…] (desarrollo unilineal y a la europea, lo que determina nuevamente, sin conciencia
alguna, la ‘falacia desarrollista’).
4) Como el bárbaro se opone al proceso civilizador, la praxis moderna debe ejercer en
último caso la violencia si fuera necesario […] (la guerra justa colonial).
5) Esta dominación produce víctimas […], violencia que es interpretada como un acto
inevitable, y con el sentido cuasi-ritual de sacrificio; el héroe civilizador inviste a sus
mismas víctimas del carácter de ser holocaustos de un sacrificio salvador (el indio co-
lonizado, el esclavo africano, la mujer, la destrucción ecológica de la tierra, etcétera).
6) Para el moderno, el bárbaro tiene la ‘culpa’ (el oponerse al proceso civilizador) que
permite a la ‘Modernidad’ presentarse no sólo como inocente sino como ‘emancipa-
dora’ de esa ‘culpa’ de sus propias víctimas.
7) Por último, y por el carácter ‘civilizatorio’ de la ‘Modernidad’ se interpretan como
inevitables los sufrimientos o sacrificios (los costos) de la ‘modernización’ de los otros
pueblos ‘atrasados’ (inmaduros), de las otras razas esclavizables, del otro sexo por
débil, etcétera”(p.49).

En esta descripción de la “evolución” está el supuesto de que la sociedad industrial li-


beral, la sociedad moderna, es la expresión más avanzada de ese proceso histórico, por
tanto todos los pueblos, las culturas “primitivas”, “tradicionales”, deben evolucionar a
lo moderno y aquellos pueblos que no logren incorporarse a esa marcha inexorable de
la historia están destinados a desaparecer.

Reconocer el “mito de la Modernidad” es, según este autor, el punto de partida para su-
perar la Modernidad. Al descubrir la “otra-cara negada” y victimada de la Modernidad,
al poder juzgarla como “culpable de la violencia sacrificadora, conquistadora origina-
ria […] y al afirmar la alteridad de ‘el Otro’, negado antes como víctima culpable […]
(es posible) ‘des-cubrir’ […] el mundo periférico colonial, el indio sacrificado, el negro
esclavizado, la mujer oprimida, el niño y la cultura popular alienadas, etcétera” (p.49).
Sólo cuando se descubre el “eurocentrismo” de la “razón ilustrada”, cuando se “define
la falacia desarrollista del proceso de modernización hegemónico”, cuando se descu-
bre “la dignidad del Otro”, solamente en esas circunstancias, “la razón moderna es
trascendida”.

Actividades

En el campo de las Ciencias Económicas, la perspectiva eurocentrista fue puesta en


evidencia, a fines de los sesenta del siglo pasado, desde la Teoría de la Dependencia;
42 la cual cuestiona las ideas hegemónicas sobre el desarrollo de los países latinoame-
ricanos. En particular la idea que describe el subdesarrollo como una etapa previa al
desarrollo, al que se accedería imitando el camino de los países europeos.
Según esta teoría nuestro subdesarrollo es la contracara del desarrollo de los países
centrales, por lo cual es necesario romper con los lazos de dependencia, que instala
relaciones desiguales de intercambio y una desigual distribución internacional del tra-
bajo, esto es, sistemáticamente se asigna a nuestros países la producción de aquello
de menor valor agregado.

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

En un primer momento, el pensamiento dependentista mantenía muchos elementos


centrales del pensamiento occidental sobre el desarrollo y el progreso: es necesario
romper los lazos de la dependencia para avanzar hacia un desarrollo semejante al de
los países centrales. En las últimas décadas se asiste a un nuevo debate que pone en
cuestión la idea de la existencia de un único modelo de desarrollo adecuado para to-
dos y en todo lugar.

A partir de estas caracterizaciones (y de otras que podrá encontrar en el sitio web


referido) se solicita reconocer las particularidades que toma el “mito de la Moderni-
dad” sobre el desarrollo expuesto por Teoría de la Dependencia.

Resumen

A modo de síntesis, podemos señalar que el pensamiento latinoamericano realiza un


fuerte cuestionamiento al pensamiento eurocéntrico de la Modernidad. Como vimos
al analizar el nacimiento de las Ciencias Sociales en el siglo XIX, a partir de la Ilustra-
ción y con el desarrollo posterior de las ciencias modernas, se sistematizan múltiples
separaciones del mundo. A la primera separación de la tradición occidental de origen
religioso, la separación judeo-cristiana entre Dios (lo sagrado), el hombre (lo humano)
y la naturaleza; se le agregan otras separaciones, cuerpo y mente; población en gene-
ral, mundo de los expertos; mundo occidental o europeo (lo moderno, lo avanzado) y
los Otros (resto de los pueblos y culturas).
Esta negación de la totalidad tiene sus implicancias en el presente, como vimos en
el punto anterior al hablar de interdisciplina. La idea de separación entre cuerpo y
mente, entre la razón y el mundo (como la formula Descartes), convierte al “mundo
moderno” en “un mecanismo desespiritualizado que puede ser captado por los con-
ceptos y representaciones construidos por la razón” y sirve de base para lo que se da
en llamar el conocimiento objetivo: ese tipo de “conocimiento descorporeizado y des-
contextualizado, […] que pretende ser des-subjetivado […] y universal” (Lander, 2000:15).
Esta separación, que no está presente en otras culturas –como las americanas–, crea
una “fisura ontológica entre la razón y el mundo” a partir de la cual se desarrolla una
idea instrumental que no contiene inhibiciones al control de la naturaleza por el hom-
bre (Lander, 2000, p.15).

Tal como señaláramos previamente, la Modernidad se encuentra dialécticamente arti-


culada con la organización colonial del mundo, se establece la separación del mundo
occidental o europeo y el “resto” del mundo, los Otros pueblos.
“Con el inicio del colonialismo en América comienza no sólo la organización colonial
del mundo sino –simultáneamente– la constitución colonial de los saberes, de los len-
guajes, de la memoria y del imaginario. Una gran narrativa universal: “Europa es –o ha
sido siempre simultáneamente el centro geográfico y la culminación del movimiento tempo-
ral” (Lander, 2000:16).
Esta organización del mundo según el pensamiento moderno, se asienta en dos
construcciones que son presentadas como hechos naturales: la primacía del merca-
do como organizador de las relaciones sociales y la figura del homo económicus cuyo 43
comportamiento imaginado se presenta como el comportamiento de los individuos
actuando en sociedad. Estas construcciones dan lugar a una tercera construcción, el
desarrollo, siendo Europa el ejemplo a seguir.

Ciclo Básico a Distancia


6.2 Crisis de la Modernidad. PosModernidad

Las promesas de la Modernidad, que partían de la confianza en un futuro transparen-


te asentado en la utopía del progreso infinito resultaron vanas. En el siglo XX, en los
países del norte estalla el desencanto frente a la impotencia ante un sistema cada vez
más amenazante, más complejo e inmodificable. En el sur, los fracasos políticos con
sus dictaduras militares, las crisis económicas, los sujetos enajenados o la fragmenta-
ción de los lazos sociales, dan motivos para la desesperanza. Caen los grandes relatos
de los Estados-Nación, del gran sujeto, los relatos religiosos.
En el terreno económico “se comienza a debatir públicamente la crisis y agotamiento del
modelo de desarrollo industrial”, se advierte “el fracaso de las políticas neokeynesianas del
Estado Social de Bienestar (recesión, inflación, caída de la inversión). Con la caída de la
Unión Soviética, Yugoslavia, etc. se asiste a ‘la pérdida de la esperanza en los ‘socialismos
reales’, el cuestionamiento del crecimiento: sus límites políticos, económicos, ecológicos y
culturales”. En el plano político “todo o casi todo se torna ingobernable: el desarrollo, las
expectativas, la violencia. Hasta la misma democracia –fundamento mismo del sistema–
demuestra su ingobernabilidad” (Reigadas, 1989).

Mientras el sujeto “universal y absoluto del racionalismo moderno” entra en descré-


dito, empiezan a cobrar sentido los fragmentos, las discontinuidades, las rupturas. La
posModernidad hace su aparición a través de expresiones de pesimismo, desencan-
to e incertidumbre que señalan el fin de la historia. No hay criterios para juzgar ni
criticar, menos aún para construir. La intuición, lo sensible, lo afectivo, lo emotivo, lo
placentero son recuperados como otro modo de comprender. “Hay un fuerte sesgo
conservador en el pensamiento de la posModernidad: sin criterios para juzgar ni criti-
car todo se torna indiferente. No hay prioridades ni jerarquías…”

“Si en el mundo moderno el desencanto estaba referido, inmediatamente, al proceso de se-


cularización, que implicaba, entre otras cosas, la pérdida de fundamentos trascendentes y la
afirmación de que la razón podía y debía gobernar el mundo, el desencanto posmoderno se
vincula con la hipersecularización: la pérdida de fe en la razón y en las certezas absolutas, el
vaciamiento de contenido de la noción de progreso, privado del “hacia dónde” en este mismo
proceso.
En el plano político hay una restricción y limitación de lo político cuya autonomía respecto
de lo económico y de lo social se declara […] el objeto de la política no consiste en organizar
una unidad a partir de un principio de racionalidad prefigurado […]. Se plantea no como la
construcción política de una mayoría sino como la ordenación de muchas minorías”. (Rei-
gadas, 1989).

Es así que el “fin de la historia” parece ser el “triunfo de la Economía sobre la política” o
el “triunfo del liberalismo político”. Los Estados se encuentran cada vez más influidos
por estructuras internacionales y las fronteras territoriales pierden importancia a los
fines económicos. No así las instituciones identitarias y democráticas que continúan
teniendo un carácter fundamentalmente nacional – territorial”.
44
“En el plano social no hay sujeto preconstituido que pueda unificar o totalizar lo social (...) En
las teorías modernizadoras, pensadas para los países en desarrollo, se le concebía al Estado
un rol central, debía no sólo administrar, sino también procurar el consenso.(…) Las nuevas
teorías por el contrario parten del cuestionamiento de ese mito. Atilio Borón observa que
estas teorías aluden al ‘sistema político’ que es un concepto formal y vacío de todo contenido
teórico y práctico, referido a las relaciones entre actores en lugar de hablar de Estado (…) y
al hablar de ‘Economía’ en lugar de ‘capitalismo’ quedan afuera cuestiones conflictivas como
la explotación, la dependencia y el imperialismo”. (Reigadas, 1989)
La caída del Estado-padre/ protector (proveedor de recursos, garante del bienestar),

Introducción a la Ciencias Sociales


Unidad 1

trae en sí misma la ausencia o el deterioro de las fuentes laborarles lo cual, al decir


de Kligsberg, repercute en la esfera familiar, la cual ve “complejizada y modificada la
estructura interna, erigida siempre sobre la base material del trabajo”. Este quiebre
de certezas repercute también a nivel simbólico, “un padre que no se constituye en Bibliografía obligatoria
proveedor material, es un padre desdibujado en su función paterna”. Para completar el estudio
de este tema, remitimos
Estas situaciones llevan a una visión de un sujeto precario, acrítico, sumergido en un a la lectura del texto de
mundo capitalista sin alternativas. Najmanovich “El lengua-
je de los vínculos, de la
independencia absoluta a
la autonomía relativa”, en
particular el punto “Nue-
vas lentes para un nuevo
mundo”.

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Ciclo Básico a Distancia

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