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El modelo de Esdras:
1. Humilló su corazón.
2. Investigaba diligente y minuciosamente la Palabra de Dios.
3. Obedecía la Palabra de Dios.
4. Enseñaba con integridad la Palabra de Dios
Doctrinas fundamentales:
1. Revelación
2. Inspiración
3. Iluminación
4. Capacitación
Es una disciplina que utiliza todos los recursos científicos disponibles (históricos, literarios,
arqueológicos, antropológicos y teológicos) para determinar que el texto bíblico que hoy
leemos es absolutamente confiable y fiel al texto originalmente transmitido por el autor
bíblico.
Al surgir una nueva traducción nos beneficiamos de ella porque nos ofrece una versión
más depurada y avanzada del texto original.
1. Nos permite tener un texto los más fiel posible al autor original.
2. El estudiante del texto tiene mejores posibilidades de hacer una interpretación
más segura.
3. Le permite al estudiante del texto algunas herramientas técnicas para utilizar el
aparato crítico de la Biblia. El aparato crítico es la lista de referencias codificadas
de las diversas variantes y cambios textuales que se encuentran en los diversos
documentos antiguos de la Biblia.
¿Qué versión de la Biblia debo utilizar?
Todas las versiones que tengamos a la mano (Hay algunas excepciones). Porque así
aprovechamos los resultados del estudio de muchos traductores de la Biblia.
Hay una razón lingüística que demanda constantemente que se hagan nuevas
traducciones: La lengua española es un idioma vivo y dinámico. Es un idioma en constante
evolución. Este proceso evolutivo del idioma hace necesario que usemos diversas
versiones de lo contrario leeríamos la Biblia y no entenderíamos nada.
Las versiones primarias son aquellas que son traducidas directamente del idioma original.
Es decir, el hebreo o el griego. Las versiones secundarias son aquellas que se traducen de
un idioma moderno. Sin embargo, los traductores siempre consultan a los idiomas
originales para asegurarse una correcta traducción.
Samuel Marcano en su artículo “El perfil de un lector eficaz del texto bíblico” dice que un
lector eficaz hace un uso apropiado de las distintas versiones disponibles en su lengua
materna y da cuatro razones:
a. Ha sido bien demostrado cómo la estructura del texto incide en la comprensión del
lector: la estructura de las oraciones, el léxico utilizado, los conectivos entre las frases,
oraciones y párrafos, etc. Este justamente es el caso de las distintas traducciones de la
Biblia.
b. Cada traducción es una forma particular de arreglar el texto bíblico para hacerlo más
comprensible en la lengua del lector. De allí la importancia de conocer las
características de las distintas traducciones y cómo sacar el mejor provecho de ellas.
c. Por otro lado, una traducción refleja la postura teológica de los traductores, su
filosofía lingüística sobre la equivalencia de los textos (literal, libre, moderado, etc.,),
la orientación hacia la fidelidad o la claridad, el tipo de público preferencial a la que va
dirigido y otros factores.
d. Cuando usamos una traducción debemos poder reconocer su trasfondo teológico, su
orientación lingüística, sus ventajas y limitaciones como texto, sus preferencias léxicas,
sus características distintivas en la estructura del texto, etc. Esta información nos
convierte en usuarios más competentes de las distintas traducciones disponibles y
facilitará enormemente nuestra comprensión del texto bíblico.
Ahora bien, es necesario aprender algunas técnicas básicas que nos permitirán sacarle
provecho al manejo de las versiones.
Pasos prácticos:
1. Identifique los tipos de traducción que va a utilizar. Por ejemplo, RV60, BJ, RVA y la
BT tienen un enfoque más literal o formal. La NVI, DHH, NTV y BLS tienen un
enfoque de equivalencia dinámica.
2. Identifique la orientación teológica de los traductores. Por ejemplo, La Biblia de
Jerusalén (BJ) es de origen católico, La Reina Valera Actualizada la tradujeron los
Bautistas y la Dios Habla Hoy la Sociedad Bíblica Unida que es formada por
traductores de distintos orígenes denominacionales protestantes.
3. Escoja una versión como base principal para hacer las comparaciones. Unas
buenas versiones son la Biblia Textual (BT) o la Reina Valera Actualizada (RVA).
4. Escoja el texto y delimítelo. Según el tipo de literatura puede ser en párrafos,
estrofas o episodios. Vea el ejemplo de la Biblia textual como divide los episodios
en el evangelio de Juan.
5. Analice el contexto. Busque la relación que tiene el texto bajo estudio con el estilo
de su autor, el propósito del libro, su estructura lógica y progresión temática.
6. Identifique las características textuales que distinguen a cada traducción. La
puntuación, las oraciones, los episodios y los párrafos. Note si la traducción aclara
los aspectos históricos. Ejemplo: Miq. 7: 1
7. Identifique las diferencias en la traducción de las palabras en cada versión. Los
traductores eligen las palabras según sus respectivos criterios y es necesario notar
esas diferencias.
8. Descubra la enseñanza principal y las secundarias que surge del texto.
9. Determine el sentido que mejor se ajuste al contexto (tanto histórico como
textual) del libro que está estudiando.
10. Escriba sus conclusiones.