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CLASE 4
Introducción a la clase
En realidad, en las Escrituras hay un mandato para una buena exégesis bíblica. "Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse,
que usa bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15). Según este versículo, debemos manejar
correctamente la Palabra de Dios, por medio de un estudio diligente. Si no lo hacemos, tenemos
razones para avergonzarnos.
Metiéndonos en el tema…
La exégesis, para explicar el texto que analiza, se vale de muchos estudios, herramientas,
idiomas, hallazgos, lecturas, comparaciones de textos antiguos, datos de la historia. Una
exégesis quiere ser una ayuda para meterse más profundamente en el origen, el significado y el
mensaje de los textos.
¿Y por qué necesitamos esos datos para leer y hacer hablar a la Biblia?
Las personas de todas las culturas y de todos los tiempos tienen sus lentes. También los
antiguos autores de la Biblia lo han tenido: sus idiomas, creencias, experiencias, conocimientos,
sentimientos. Así leyeron lo que ocurría; y así inteerpretaron con sus palabras los hechos y sus
experiencias, siempre a la luz de su fe en Dios y en base al llamado o mandato que sintieron o
recibieron.
La Biblia entera da testimonio de la presencia y de la acción de Dios en el mundo y con los
hombres. Ella misma es así un instrumento en la realización del reinado de Dios y de la
comunión con Dios. Ese instrumento exige ser tomado como Palabra de Dios; y por su carácter
de norma y fundamento de la fe y de la misión de la Iglesia, también recibe el nombre de
Sagrada Escritura.
Como nos separan grandes distancias históricas, geográficas, idiomáticas, culturales del mundo
de la Biblia, aquellos textos nos llegarán de manera adecuada solo si prestamos atención al
mundo en el que surgieron, al contexto del que proceden y a los “lentes” de quienes fueron
responsables del relato.
Si nuestro fin es estudiar, explicar la Biblia, podemos usar diversos caminos o métodos. Nos
podemos acercar a la Biblia como una lectura personal, para recibir claridad, orientación,
consuelo. También podremos leer un texto bíblico en un grupo de estudio o meditación; o para
hacer un sermón o devocional. Cada acercamiento es una forma de aplicación del método.
El conjunto de los métodos exegéticos se aplica a la totalidad de la Biblia, pero hay ciertas
peculiaridades de cada testamento que obligan a perfeccionar los instrumentos en cada caso:
Hay algunos principios básicos para una buena exégesis que los estudiantes serios de la Biblia
deben seguir:
1. El principio gramatical. La Biblia fue escrita en lenguaje humano, y el lenguaje tiene una cierta
estructura y sigue ciertas reglas. Por lo tanto, debemos interpretar la Biblia de una manera
consistente con las reglas básicas del lenguaje.
2. El principio literal. Asumimos que cada palabra de un pasaje tiene un significado normal y
literal, a menos que haya una buena razón para verlo como una figura retórica. El exégeta no se
esfuerza en espiritualizar o hacer alegorías. Las palabras quieren decir lo que ellas dicen.
Así que, si la Biblia menciona un "caballo", significa "un caballo". Cuando la Biblia habla de la
Tierra Prometida, se refiere a una tierra literal que se le dio a Israel y no se debe interpretar como
una referencia al cielo.
3. El principio histórico. Con el paso del tiempo, la cultura cambia, los puntos de vista cambian, el
lenguaje cambia. Debemos cuidarnos de interpretar las Escrituras de acuerdo a como nuestra
cultura ve las cosas; debemos siempre colocar las Escrituras en su contexto histórico.
El estudiante diligente de la Biblia considerará la geografía, las costumbres, los eventos actuales,
e incluso la política de la época en que se escribió un pasaje. Entender la antigua cultura judía
puede ayudar mucho a la comprensión de las Escrituras. Para hacer su investigación, el exégeta
puede usar diccionarios bíblicos, comentarios y libros de historia.
5. El principio práctico. Una vez que hemos examinado correctamente el pasaje para entender su
significado, tenemos la responsabilidad de aplicarlo a nuestras propias vidas. "Usar bien la
palabra de verdad" es más que un ejercicio intelectual; es un hecho que cambia la vida.