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EL SER Y EL DEVENIR

HUGO CÉSAR RAMÍREZ SÁNCHEZ

El ser y el devenir son dos cosas que, aunqie parecieran distintas y podrían presentar
algún problema en el intento de hilar estos dos conceptos, aun así, se puede realizar algún
intento de llevarlo a cabo. Así, en este texto se tratará de hacer esta hilación y de la misma
manera desarrollar los puntos de vista de los dos filósofos que plantean estas posturas; a
saber: Parménides con el ser, lo permanente y Heráclito con el devenir. De Parménides
trataremos y citaremos el Poema de Parménides que antiguamente fue recuperado por
Simplicio y que ahora García Bacca nos regala en modo de traducción al español; de
Heráclito citaremos de la misma manera el material del mismo traductor, García Bacca.

Parménides monista, trata el problema del primer principio (αργε) poniendo como
primer lugar al ser, pues con él nace la ontología, éste es un discurso lógico acerca del ser.
Para él, el ser es algo inmóvil, osea que siempre permanece. Dentro del poema de Parménides
surge el tema del principio de identidad dado por la deidad “del Ente es ser; del Ente no es no
ser” (García, 2007, p.39) y aunque como sabemos que el ser y el ente no son lo mismo, pues
el ente siempre se va a predicar del ser, se podría tomar la traducción de lo anterior como: “lo
que es es, y lo que no es no es” este punto se podría explicar: todo es ser, la nada no existe.
Por otro lado, Heráclito, que trajo consigo el paso del monismo al pluralismo, trae a la mesa
el hecho del devenir, piensa, a diferencia de Parménides, que todo se mueve, que todo está en
un cambio constante pues todo lo real está compuesta de contrarios y que entre ellos se
encuentran en guerra y que de esa misma guerra surge un “orden” y ese orden da paso a la
creación de las cosas.

Estos dos pensadores se centran en dos puntos muy extremos, mientras Parménides se
va a un tema más metafísico, Heráclito de inclina más a la cosmología, a lo palpable. Y
aunque quisiéramos hacerlo, no podemos crear una ilación entre estos dos puntos, pero sí
podríamos llegar a una conclusión con ayuda de la mutabilidad y ésta se centra en algo más
propio: claro que pueden existir cosas que son inmutables y cosas mutables, hablemos de una
combinación entre ellos, pues nuestra realidad ahora la comprendemos de una mejor manera,
ya sabemos que estamos conformados por algo sensible, que eso sí puede cambiar conforme
a los accidentes; y también por algo inteligible, que sería nuestra esencia, que ésta sí es algo
inmovil y que no puede cambiar, pues ¿cómo pordría cambiar sin cambiar entonces lo que
somos?
Para no hacer tan extenso este texto, a partir de ahora trataremos de ser más breves,
pondremos las ideas de los dos pensadores y al final haremos una conclusión.

De Parménides sale ahora el tema de las propiedades del ser: uno porque si hubiera
dos seres qué habría entre ellos ¿la nada? Y como el no ser no es pues no puede haber dos
seres; eterno porque en ámbito de creación no pudo ser creado pues si lo fuera entonces hubo
algo antes de él y como el ser es uno no podríamos decir que fue creado; infinito porque en
términos de extensión lo abarca todo, no hay nada antes o después de él; inmóvil porque
como es infinito no puede estar en donde ya está; además dice que existen dos vías para que
el hombre conozca: la vía de la verdad (inteligible) y de la opinión (sensible), y que la vía de
la verdad por ser un tema inteligible –oséa lo que no se puede percibir por los sentidos– tiene
una mayor importancia, pues el ser por tener estas propiedades, la deidad del poema llega a la
conclusión: “el pensar y el ser son una y la misma cosa”. De Heráclito se puede decir, además
del punto del devenir, o más bien, en modo de complemento que persive a la naturaleza como
sujeta al cambio y al devenir “El Sol es cada día nuevo” (García, 2007, p.240) así pues, dice
que a partir de esa guerra ya anteriormente comentada se da el orden “Lo destendido vuelve a
equilibrio; de equilibrio en tensión se hace bellísimo coajuste, que todas las cosas se
engendran de discordia” (García, 2007, p.240) Heráclito llega a la conclusión ya con estos
comentarios que la causa de todo es el Fuego, esto hablandolo como una analogía.

Podemos concluir entonces que estos dos pensadores, a pesar de tener dos puntos de
vita muy extremistas, con ayuda de la mutabilidad se puede concluir que el hombre conoce
conforme ve su realidad, pero el proceso de lo cognoscitivo, del saber, sucede dentro del
rango de la ontología; es importante para comprender estos puntos de la mejor manera tener
una mentalidad abierta al cambio, y el sentido de tu ser bien centrado para no caer en
extremismos como lo hicieron estos dos grandes pensadores. Porque pues claro que se puede
llegar a una “combinación” de realidades.
BIBLIOGRAFÍA

García, J. (2007) Los presocráticos. México: Fondo de cultura económica.

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