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TEMA 11

ANALISIS DEL ENTE FINITO MEDIANTE LAS


NOCIONES DE ACTO Y POTENCIA

1. El ser y el devenir forman dos problemas o uno solo? Las tesis


canónicas de Heráclito, Parménides y Demócrito a este propósito.

El ser y el devenir forman dos problemas o uno solo?


Análisis del devenir: en efecto, constatamos estamos incompletos y en marcha
hacia nuestra plenitud. Por otra parte, en el mundo que nos rodea, nada aparece
permanecer en el mismo estado. Ahora, ésta es una nueva forma de multiplicidad. No
solo un ser difiere de los otros seres, sino que de sí mismo: su existencia se alarga en
una infinidad de instantes de que cada uno, apareciendo, excluye el precedente.
En qué modo los seres pueden ser, en la totalidad de su ser, simultáneamente
semejantes y diferentes? En qué modo el mismo ser puede devenir otro permaneciendo
el mismo? En qué modo, en línea general, es posible el cambio en el ser, dado que los
estados sucesivos, en cuanto son esos mismos seres, se semejan en todo eso que son?
Cómo conciliar en el ser, el uno y el múltiple, lo idéntico y lo cambiable?

Las tesis canónicas de Heráclito, Parménides y Demócrito a este propósito.

Heráclito: coloca el acento de su reflexión sobre la movilidad misma, en el


devenir. Está tan impresionado del cambio universal, que hace del devenir la esencia
misma de las cosas: “todo fluye y nada permanece en un ser fijo”. (el arché es el
fuego). “no podemos bañarnos dos veces en el mismo río (el río es otro y nosotros
mismos somos otro) y no se puede tocar dos veces una substancia mortal en el mismo
estado, sino que a causa de la impetuosidad y la velocidad de la mutación, se dispersa y
recoge, viene y va”; “bajamos y no bajamos al mismo río, nosotros somos y no somos.”
Para continuar siendo debemos en modo constante no-ser-ya aquello que somos en cada
momento.
El devenir, al que se esta obligado, se caracteriza por un continuo pasar desde
un contrario al otro. Existe una guerra perpetua entre los contrarios que se van
alternando. No obstante, puesto que las cosas sólo adquieren su propia realidad en el
devenir, la guerra (entre los opuestos) es algo esencial. Armonía de los contrarios.

Parménides: en el ámbito de la filosofía de la physis, Parménides se presenta


como un innovador radical y, en cierto sentido, como un pensador revolucionario. En
efecto, gracias a él la cosmología recibe una profunda y benéfica sacudida desde el
punto de vista conceptual, transformándose -por lo menos en parte- en una ontología
(teoría del ser). El gran principio parmenidiano: “es y es imposible que no sea; no es y
es necesario que no sea.”
El ser es “no engendrado” e “incorruptible”. No puede proceder ni del no-ser
ni del ser (porque entonces ya sería)1. El ser, pues, no tiene un ‘pasado’, porque el
1
La respuesta y solución aristotelica a este principio es: el ser en acto, no viene del ser en acto (en
cuanto tal), sino del ser en potencia, el cual es, en cierto modo, no-ser. Las cosas nunca estan en acto
pleno.
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pasado es aquello que ya no es, y tampoco un ‘futuro’, que todavía no es. El ser es un
‘presente’ eterno, sin comienzo ni final. El ser es inmutable e inmóvil. El ser es algo
‘acabado’ y ‘perfecto’. La igualdad absoluta, la finitud y la completitud le sugirieron la
idea de esfera, figura que ya para los pitagóricos indicaba la perfección.
La multiplicidad y diversidad que se percibe en las cosas es sólo ilusión,
porque el ser es inmóvil, inmutable y continuo.

Demócrito: Fundador del atomismo. Los atomistas reiteran la imposibilidad


del no-ser y reafirman que el nacer no es más que un “agregarse de cosas que son”, y el
morir, un “disgregarse” o, mejor dicho un “separarse” de las cosas. La concepción de
estas realidades originarias, empero, es muy nueva. Se trata de un “infinito número de
cuerpos, invisibles por su pequeñez y su volumen”. Estos cuerpos son indivisibles y,
por tanto, son á-tomos y, como es natural, no engendrables, indestructibles, inmutables.
En cierto sentido, estos átomos se hallan más próximos al ser eleático (con
Parménides).
Demócrito busca distinguir en el flujo de los fenómenos algún elemento fijo.
Para él el principio de permanencia es la pura cantidad geométrica, concebida como
desprovista de toda cualidad y simplemente extensa. Todo se explica por el lleno (el ser
corporal) y el vacío (átomos). El lleno está dividido en fragmentos indivisibles, los
átomos separados por el vacío y eternamente móviles.
Para la constitución de los seres resulta necesaria la existencia (presencia) del
vacío. Con ello, intentan superar la aporía eleática, salvando al mismo tiempo la verdad
y la opinión (los fenómenos). La verdad es proporcionada por lo átomos que sólo se
distinguen entre sí mediante las diferentes determinaciones geométrico-mecánicas y por
el vacío; los diversos fenómenos posteriores y sus diferencias proceden de una diferente
reunión de átomos, y del encuentro ulterior de las cosas que ellos producen, con
nuestros sentidos, resultando ser algo subjetivo; es decir, se debe a nuestros órganos
sensitivos que traducen el texto de la naturaleza en un lenguaje propio y sólo cuando
estos nos dan noticia de lo cuantitativo (extensión, figura, masa, peso, dureza) son fieles
a la naturaleza de las cosas.
La solución dada por Demócrito es con ello una de las grandes soluciones
clásicas al problema del ser y en particular al problema del devenir, solución tanto más
aguda cuanto que conserva por partes iguales la necesidad racional de un ser inmóvil y
la comprobación empírica de un mundo que se mueve. Y ello hasta tal punto, que los
átomos de Demócrito parece ser una partición del ser único de Parménides, el cual era
evidentemente racional, pero no podía explicar en manera alguna el mundo de la
opinión (doxa) y del cambio. Al dividir ese ser Demócrito conserva su inteligibilidad
sin contraponer violentamente ésta a la irracionalidad del cambio.

2. Cómo se analiza metafísicamente el ente que avviene, qué esta presente


y que desaparece, mediante las nociones aristotélicas de acto y potencia?

Una cosa es producida no de un ser en acto, sino de un ser en potencia. Esto es,
el ser (una cosa), no viene ni de la nada, ni del ser (del ser en acto no proviene el ser,
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pues ya es ser), sino de una potencia. Lo que está hecho estaba primero en potencia y
proviene de un ser en potencia. (por ejemplo. Una estatua no está hecha de otra estatua
sino de madera como sujeto capaz de determinación y de cambio).
Para entender la doctrina de acto y potencia, es importante hacer una
distinción:
Conceptos objetivos: son la generalización de los datos de la experiencia
sensible; son llamados también ‘categorías’ (en cuanto que almacenan cualidades,
magnitudes, etc.,). Tienen su fundamento en la experiencia y pueden verificarse.
Conceptos explicativos: proporcionan reglas permanentes que permiten hacer
inteligible el comportamiento de las cosas, sus propiedades y sus atributos. Mediante
ellos se explica el dinamismo de la realidad.

1) La potencia (dynamis / 


La experiencia no es inteligible a menos que admitamos que las cosas no se
hallan limitadas a su ser actual y que encierran una aptitud al cambio. Esta aptitud es lo
que hemos llamado ‘potencia’. Pero, ésta aptitud es algo real, un ser o una simple
ficción del espíritu, sin fundamento en la realidad?
un árbol puede llegar a ser dios (estatua), mesa o silla y muchas otras cosas
más, pero no cualquier cosa, porque no puede llegar a ser pájaro o piedra. En dicho
árbol existen ciertas potencias (posibilidades) y otras no. Tales potencias son algo real y
radican en su misma naturaleza. Una semilla dispersa por el viento tiene la potencia de
germinar y producir un árbol determinado, no cualquier árbol. Y a pesar de el poder que
las cosas tienen de devenir en esto o aquello, no se manifiesta sino hasta que están en
acto, debemos decir que ellas no son solo lo que son, sino también y realmente todo lo
que pueden ser.
Sin embargo, poder ser no es, evidentemente, ser. La madera puede ser estatua
pero no es estatua. Por otra parte, tampoco es un no ser absoluto. Es algo, ni ser
absolutamente, ni no ser absolutamente, término medio entre el ser y el no ser. Es
imposible tentar una definición de ella porque la potencia sólo puede ser definida con
relación al acto al que está ordenada.
La experiencia del devenir, del cambio, del movimiento me conduce al
concepto de potencia. Este árbol pone sus hojas: quiere decir que tenía la potencia de
ponerlas, que las hojas estaban en él en potencia. Un pensamiento nuevo surge en mí:
eso era antes en potencia en mí. Ahora bien el ser y el no ser de una cosa no son jamás
juntos, pero pueden estar juntos su ser en acto y su no-ser en potencia. La cosa que
comienza a ser no está aún en acto, y también en el comenzar no hay la pura nada, hay
la potencia a ser. La potencia se entiende como aquella capacidad real del sujeto que
cambia.
¿Por qué misteriosa operación el término anterior puede pasar a ser el término
nuevo sin que por ello deje de ser él mismo? Entre el ser que es y el no ser que es una
cosa (fierro), hay un término medio, que es el poder ser o la potencia (ser caliente, si
está frío…). Por ello las cosas que devienen no provienen de simple ser ni del ser en
acto sino del ser en potencia.

Aristóteles en el libro  12 presenta cinco diversos significados de como puede


entenderse potencia:
1. Capacidad que tiene un ente de producir un cambio en otro ente.
Capacidad que tiene la cosa misma de actuar sobre sí misma, pero
como otra.
2. Es el principio por el cual algo sufre un cambio o es movido por otro.
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3. Es el poder conducir a buen término una cosa.


4. Capacidad que tiene una cosa de padecer o ser cambiada por otro o
por ella misma ‘como se debe y para su bien’.
5. Son las propiedades por las cuales algunas cosas son del todo
impasibles e inmutables o no fácilmente cambiantes en peor.

En resumen, podríamos decir que para Aristóteles potencia es “principio de


movimiento o cambio en otro o en la cosa considerada como otro”.

División de la potencia.
Potencia pasiva = se encuentra en el paciente (objeto) en cuanto que posee la
materia como principio del padecer.
Potencia activa = se encuentra en el agente.
Impotencia = lo que no tiene una capacidad que por naturaleza debería tener.
Potencias racionales = pueden producir los efectos contrarios (la medicina:
puede servir para sanar o para matar).
Potencias irracionales = solo producen aquello a lo cual están ordenadas (el
fuego, solo puede quemar).
Potencia actual (real-subjetiva) = es la que existe en acto de potencia en las
cosas.
Potencia posible (lógica) = es el modo ideal según el cual una cosa puede ser.

2) El acto (energeia / 


En primer lugar el acto es, en todo el sentido de la palabra ser. Es lo
determinado y perfecto. No podemos obtener una definición del acto por las mismas
razones que se adujeron respecto de la definición de potencia. No es posible hacer
conocer el acto sino por inducción, partiendo de ejemplos concretos: se habla del acto
de caminar a propósito de uno que camina.
Si el ser en acto es anterior a todo ser, se sigue que, filosóficamente hablando,
la palabra acto no tiene el significado primero de ‘acción’ o sea, obrar o hacer. Tanto el
obrar como el hacer son ‘actos segundos’ puesto que son operaciones que dependen del
‘acto primero’ que es esencialmente ‘ser pura y simplemente’. Por ello, es posible ser
acto sin obrar.
La potencia y el acto son considerados coprincipios del ser finito. No son seres
existentes separadamente sino principios del ser que concurren por su unión a formar el
compuesto. Por otra parte, no son principios a título de causa eficiente ni de ninguna
otra causa externa, sino por composición, o sea, como principios intrínsecos.

Distinción entre ‘energeia’ y ‘entelekia’: la primera es presentada como ‘acto


que actúa’ (acto-acción) mientras que la segunda como ‘acto en acto’ o ‘acto
plenamente actuado’ (acto-ser). Sin embargo, por lo general en el mismo Aristóteles
son utilizados como sinónimos.

Mientras la relación materia-forma se aplica a la realidad en un sentido muy


general y, por así decirlo, estático, la relación potencia-acto se aplica a la realidad en
tanto que esta realidad está en movimiento (devenir). La relación potencia-acto nos
hace comprender cómo cambian (ontológicamente) las cosas; la realidad materia-forma
nos permite entender cómo están compuestas las cosas.
Materia y potencia; forma y acto, vienen siendo en Aristóteles sinónimos, solo
que considerando el ente desde dos distintos puntos de vista.
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División del acto.


Acto primero = es eso por lo cual el ente esta determinado y existe.
Acto segundo = es la actividad.
Acto puro = eso que esta sólo en acto, que es ya todo aquello que podría ser,
por decir así. Se llama acto no puro, el acto que esta unido a una potencia y que
constituye con ésta un ente capaz de recibir ulterior determinación.

¿Qué está presente y que desaparece, mediante las nociones aristotélicas


de acto y potencia?
Partimos de la evidencia implícita en el principio de no contradicción: el ser es
antes que el cambio. Porque si el cambio precediera el ser tendríamos que admitir que
cambia lo que no es. Por eso se afirma que lo que cambia es el ser: todo lo que cambia
implica la permanencia de un sujeto que, siendo antes esto o aquello, pasa luego a ser
esto o aquello sin dejar de ser él mismo.

3. Porqué el acto y la potencia son ‘los principios del ente’ en cuanto ‘es’
finito? Cómo se aplica esta estructura aristotélica al problema de la división y de
la composición del ente que ‘es’?

Porque es una explicación del movimiento, que solo se da en el ente finito.


En la construcción teórica de la especulación aristotélica la concepción de acto
y potencia desarrolla un juego de suma importancia: a) justifica y salva la realidad del
movimiento. Sin ella, o se declara ilusión todo el movimiento (como hicieron los
eleáticos) o, salvando el movimiento, se pierde el ser (Heráclito); y b) ofrece un
instrumento adecuado para comprender y clarificar la relación materia-forma en el
synolon (individuo). Con estos conceptos proporciona una explicación dinámica del
mismo.

4. Cómo se han modificado en la historia las nociones de ‘acto’ y de


‘potencia’, de ‘materia’ y de ‘forma’, de ‘substancia’ y de ‘accidente’? las
encrucijadas variantes de estas nociones indican los estados diversos de la
inteligencia filosófica, según la evolución histórica de sus problemáticas? Cuál
sería el rol de estas nociones en el discurso filosófico contemporáneo?

Tomismo: Hay que mencionar aquí, la doctrina tomista del actus essendi,
donde se da prioridad al ser como acto, y no tanto a la forma. Mas profundamente de la
pareja materia-forma, esta la pareja esencia-ser; el acto por excelencia no es ya la forma
substancial sino el acto de ser, el ser.
Modernismo: la noción tomista de potencia termina por desaparecer. Descartes
entiende por potencia la pura negación del acto. El devenir material no es otra cosa que
un cambio de materia indiferenciada (pura extensión).
La negación de la potencia, al menos en el mundo material, inspira en gran
parte la filosofía reciente (mecanisismo, innatismo, fenomismo…).
Sartre: en el ser y la nada: ningún conocimiento en potencia, por lo tanto,
ningún intervalo entre la transparencia absoluta del conocimiento (el para sí, la
conciencia) y la opacidad absoluta del en sí (el mundo); dado que éste último viene
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identificado con el ser, la conciencia no puede ser indicada sino como “no-ser”(la
nada), de manera que el par ser-nada toma la ventaja sobre el par acto-potencia; el ser
en sí siendo todo en acto, no implica ningún devenir, ni ninguna verdadera alteridad,
etc.,
De frente a aquellos que admiten solo el acto, lo determinado, hay aquellos que
admiten solo el puro devenir: los movilistas. Bergson. El devenir basta a sí mismo y es
indivisible; es la realidad por excelencia. El ser, el determinado representa más bien una
visión del espíritu sobre la realidad móvil.

Substancia (en el libro de Gilbert)


La substancia no es un sujeto dispuesto a recibir cualquier predicado que se
podría agregar y que ella podría abandonar sin consecuencias. La experiencia del
estupor (maravillarse) nos lo ha mostrado. La substancia se presenta en sus fenómenos
no de manera altiva y destacada, sino siendo realmente comprometida con ellos. No
podemos imaginar la substancia como una realidad cierta, detrás de apariencias
ilusorias. No obstante su etimología, la substancia no puede ser concebida inmóvil bajo
sus fenómenos pasajeros.
La substancia es un proyecto, una tarea que el intelecto sigue progresivamente,
desarrollando sus diversas potencialidades, de manera particular aquellas científicas; es
un horizonte al interno del cual el intelecto trabaja. La reflexión sobre la substancia
compromete entonces la reflexión sobre el destino del intelecto.
La substancia primera, para ser inteligible, debe por sí misma universalizarse.
No sólo es “en sí” y “para sí”, sino también “ad aliud”, es decir, orientada hacia un otro,
es relación, y no solamente en sí, cerrada en su soledad.
Puesta en relación al mismo tiempo con la unicidad de la substancia y con la
universalidad de la quidditas (concepto, definición), la esencia es una potencia de
mediación.

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