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LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO:

PARADIGMA TECNOLÓGICO Y CAMBIO


ESTRUCTURAL

Introducción
A partir de la segunda mitad de la década de los noventa las economías
desarrolladas se han caracterizado por la progresiva implantación de las
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el conjunto de las
actividades económicas, tanto de producción como de distribución y consumo.
Un amplio abanico de innovaciones de proceso y de producto en materia
informática y de telecomunicaciones ha generado la aparición de nuevas
actividades productivas –el sector TIC– que, junto con la transformación de la
industria de los contenidos tradicionales hacia los nuevos formatos digitales, ha
dado lugar a un nuevo sector productivo: la industria de la información.

La emergente industria de la información está superando su propio desarrollo


tecnológico y, en la actualidad, el conjunto de productos y servicios resultantes
de la producción informacional son utilizados como factores productivos por el
resto de ramas de actividad de la economía. De esta manera, se está
construyendo un entramado de relaciones sinérgicas entre la industria de la
información y el resto de ramas de actividad, que tiene como principal elemento
visible la incorporación del conocimiento a la estructura productiva de las
economías avanzadas.

Por esta razón, podemos hablar de una economía del conocimiento, que está
cambiando las relaciones macroeconómicas básicas que los economistas han
ido construyendo desde la Segunda Guerra Mundial. En efecto, todo parece
indicar que las relaciones entre crecimiento económico, inflación y paro han
presentado importantes cambios a partir de la segunda mitad de la década de
los noventa, con la implantación de las tecnologías digitales.

La progresiva incorporación del conocimiento a la actividad económica se ha


manifestado en los últimos años desde diversas perspectivas. Por un lado, a
través de la elevada participación de las TIC en el proceso productivo de
algunas ramas de actividad importantes como el automóvil, la industria química
y farmacéutica o las finanzas. Por otro, el recurso conocimiento también está
aumentando su presencia en ramas productivas donde la intensidad de dicho
recurso es menor, como el textil o la distribución comercial. Finalmente, el
conocimiento también se ha manifestado a través de nuevas formas de
distribución y consumo, cambios en las relaciones empresariales y nuevas
formas de financiación.

Dicho de otra manera, economía del conocimiento no solo son las empresas
.com, sino también los cambios en la oferta –nuevas formas de producción,
trabajo, interacción entre empresas, oferta de productos e innovación en los
diseños organizativos, etc. – y los cambios en la demanda –nuevas formas de
distribución y consumo, inversión y financiación, cambios en las relaciones
internacionales, etc. – generados por el uso intensivo de las TIC y los
contenidos digitales.

Por último, y como no podía ser de otra manera, la consolidación de esta nueva
economía está generando importantes cambios en el conjunto del entramado y
las relaciones sociales. Las modificaciones en el mercado de trabajo, los
efectos ideológicos y culturales, los cambios institucionales y políticos y, en
definitiva, las nuevas relaciones del individuo con su entorno definen algunos
de los efectos de las actividades económicas basadas en el conocimiento
sobre sus bases sociológicas e institucionales. En definitiva, se trata de los
efectos que la economía del conocimiento está generando en la construcción
de la sociedad del conocimiento.
¿Qué es la Economía del Conocimiento?
A lo largo de los últimos años el conocimiento ha sido un eje importante de
crecimiento económico y del aumento paulatino del bienestar de la sociedad.
Desde finales del siglo XX, la inversión en capital intangible ha crecido
considerablemente incluso en mayor medida que el capital tangible
(maquinaria, materias primas, etc.).

La economía del conocimiento, economía basada en conocimiento (EBC) o


industria del conocimiento (en inglés: Knowledge Economy), es el sector de la
economía que utiliza el conocimiento como elemento fundamental para generar
valor y riqueza por medio de su transformación a información. Abarca rubros
como la educación, investigación y desarrollo, alta tecnología, informática,
telecomunicaciones, robótica, nanotecnología e industria aeroespacial.

Una economía basada en el conocimiento es aquella economía que invierte en


capital humano y capital social. En otras palabras, es la economía que fomenta
la habilidad de inventar e innovar con el fin de generar nuevos conocimientos y
promover ideas que se conviertan en productos, procesos y organizaciones
capaces de impulsar el desarrollo para, así, crear bienestar y resolver
dificultades económicas en la sociedad.

En realidad, la Economía del Conocimiento no genera valor y riqueza por


medio de su transformación en información; sino que crea valor añadido en los
productos y servicios en cuyo proceso de creación o transformación participa.
El conocimiento es mucho más que mera información. La información son
datos procesados con una utilidad general, mientras que el conocimiento
significa formas, métodos y maneras de abordar y resolver problemas; significa
entre otras muchas cosas, "Know-how", "Know Who" o herramientas o medios
de producción para producir a su vez, o más conocimiento o productos y
servicios con un valor añadido, útil y cuantificable para la sociedad.

La Economía del Conocimiento está estructurada bajo una base material que
ha permitido grandes cambios sobre las actividades económicas, sociales y
políticas. La nueva base material aplicada a la producción está constituida por
la computadora electrónico-digital que ha reconfigurado las relaciones sociales
de producción, distribución e intercambio en el mundo. Esta economía, basada
en el conocimiento, se fundamenta en los siguientes puntos:

a) El desempeño económico: que comprende la capacidad de una región o


país para generar riqueza, condición necesaria para el conocimiento y
desarrollo de cualquier economía.

b) El marco institucional y la orientación al exterior: el cual se refiere a


aspectos imprescindibles para cualquier economía como el Estado de
derecho, la apertura comercial con el exterior y la capacidad de atraer
inversión de otras latitudes.

c) El sistema de innovación dinámico: que consiste en los flujos de


información y relaciones entre la industria, el gobierno, las universidades y
los centros de investigación y desarrollo de la ciencia y tecnología: la
existencia de investigadores de excelencia, la producción de conocimiento, y
un sistema de patentes que vincule las innovaciones con su aplicación
comercial.

d) La educación y los recursos humanos calificados: la educación ofrece la


oportunidad de que las personas adquieran habilidades que puedan ser
aplicadas en actividades productivas, que faciliten la interacción, la
comunicación entre las personas, el uso de la información y el conocimiento
a su alcance.

e) La infraestructura de tecnologías de información y comunicaciones


(TIC): esta dimensión se refiere al acceso a tecnologías como la telefonía,
las computadoras y el Internet, instrumentos cuya aplicación en la vida
productiva, la educación y otros ámbitos pueden ayudar a potenciar el
desarrollo económico y social.

Los puntos anteriores muestran que la economía que está centrada en el


conocimiento tiene las bases necesarias para ser una economía productiva y
competitiva. Para medir esto, el Banco Mundial utiliza los índices KEI
(Knowledge Economic Index) y KI (Knowledge Index), los cuales miden la
capacidad de las diversas economías para generar y difundir conocimiento. Al
final, este modelo económico podría evitar una fuga masiva de capitales.

De esta manera, el capitalismo contemporáneo presenta una Economía del


Conocimiento donde las actividades de creación, adaptación, difusión y
depreciación del conocimiento ha crecido a un ritmo muy acelerado. En esta
Economía del Conocimiento se estructura un nuevo patrón industrial de
desarrollo donde surgen nuevas industrias (software y telecomunicaciones) y
las tradicionales se ven rejuvenecidas por la aplicación productiva de las
nuevas tecnologías.

En el plano económico-político, las relaciones patronales-salariales han sido


obligadas a cambiar de acuerdo a las exigencias de estas nuevas condiciones.
Las políticas económicas de los países -sobre todo los países desarrollados-
han sido orientadas a la inversión en investigación y desarrollo tecnológico,
educación, salud y en la constitución de sistemas nacionales de innovación
como elemento fundamental para el desarrollo del país.

La llamada globalización ha sido posible gracias a estos logros tecnológicos del


sector electrónico-informático que ha permitido una nueva división del trabajo
basada en las cadenas globales de producción asignando una cierta actividad -
por medio de la subcontratación y similares- entre productores, distribuidores y
compradores.

La rentabilidad del conocimiento sólo es posible cuando este se ha codificado,


transformándose en conocimiento codificado (modelo, reglas generales, etc.) y
quedando disponible para que algún agente trabaje con ello, en su beneficio
individual o colectivo.

En conclusión, la generación y explotación del conocimiento, dentro de una


economía, crea crecimiento económico y bienestar social.

1. ERA DE LA INFORMACIÓN

La Era de la Información (también conocida como Era Digital o Era


Informática) es el nombre que recibe el período de la historia de la
humanidad que va ligado a las tecnologías de la información y la
comunicación. El comienzo de este período se asocia con la revolución
digital, si bien tiene sus antecedentes en tecnologías como el teléfono, la
radio o la televisión, que hicieron que el flujo de información se volviese más
rápido que el movimiento físico.

El desarrollo de la comunicación y de la transmisión de información es una


de las características especiales de nuestra civilización desde que se inventó
la imprenta de tipos móviles hacia 1450 por JOHANNES GUTENBERG, la
cual al permitir producir libros masivamente supuso un gran impulso a la
conservación y transmisión de información, ideas y cultura.

Este impulso se vio reforzado en el siglo XIX con la aparición de la prensa


escrita y la comunicación por cable (telégrafo y teléfono), seguidos en el
siglo XX por la aparición de medios de comunicación de masas como la
radio y la televisión, y finalmente la informática y el internet, que propician
una sociedad basada en el conocimiento (y paralelamente, una economía
del conocimiento).

A nivel académico se desarrollan las teorías de la información, las cuales


son teoría general de sistemas y teoría de la cibernética, que tienen como
función estudiar cómo lograr hacer llegar los mensajes con mayor eficacia a
un público cada vez mayor, más crítico, exigente o simplemente saturado e
insensible. La unión de las telecomunicaciones y el tratamiento de la
información crean la disciplina conocida como telemática.

2. SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

La sociedad del conocimiento está involucrada en las actividades


económicas, sociales, y culturales. También es conocida como el recurso
principal que se crea, comparte y utiliza para la prosperidad de sus
miembros. Este concepto es el factor de la producción que dirige a la
economía y desarrollo social (tiene valor). Por ello es comprensible, la
evolución de la humanidad a través de los avances en el ámbito. Por lo
tanto, es importante tener en cuenta que el contexto mundial es cambiante,
indicando que este concepto es refutable.

La noción de "sociedad del conocimiento" es una innovación de las


tecnologías de la información y las comunicaciones, donde el incremento en
las transferencias de la información modificó en muchos sentidos la forma en
que se desarrollan muchas actividades en la sociedad moderna. Fue
utilizada por primera vez por el filósofo de la gestión empresarial PETER
DRUCKER; sus ideas fueron decisivas en la creación de la Corporación
moderna, quien previamente había acuñado el término "trabajador del
conocimiento" y hoy es considerado el padre del management como
disciplina. En el decenio 1990-2000 fue profundizado en una serie de
estudios detallados por autores tales como Yin o Cocha Resio.

Las sociedades de la información emergen de la implantación de las


tecnologías de información y comunicación (TIC) en la cotidianidad de las
relaciones sociales, culturales y económicas en el seno de una comunidad, y
de forma más amplia, eliminando las barreras del espacio y el tiempo en
ellas, facilitando una comunicación ubicua.

La diferencia de la sociedad del conocimiento y la sociedad de la información


es que la información no es lo mismo que el conocimiento, siendo la
información un instrumento del conocimiento, se compone de hechos y
sucesos, son aquellos elementos que obedecen principalmente a intereses
comerciales. El conocimiento es aquel que puede ser comprendido por
cualquier mente humana razonable, se define como la interpretación de
dichos hechos dentro de un contexto, encaminada a alguna finalidad.

En palabras de Fco. Javier Quiroz Waldez, el siglo XXI se presenta


asomando el rostro de un nuevo paradigma de sociedad, un modelo donde
la información entendida como conocimiento acumulado de forma
comunicable aparece como el cimiento del desarrollo económico, político y
social. El proceso de transformación hacia este modelo –se afirma– es
irreversible. El avance tecnológico faculta al ser humano para hacer
provecho de datos, información y conocimiento en formas, modos o maneras
sin precedentes, propiciando un intercambio científico, cultural y técnico a
escala mundial, pasando sobre las barreras geográficas, las divisiones
políticas y las de tiempo.[]

Para la UNESCO el concepto pluralista de sociedades del conocimiento va


más allá de la sociedad de la información ya que apunta a transformaciones
sociales, culturales y económicas en apoyo al desarrollo sustentable. Los
pilares de las sociedades del conocimiento son el acceso a la información
para todos, la libertad de expresión y la diversidad lingüística. [] La UNESCO,
en virtud de sus ámbitos de competencia, cuenta con unos conocimientos
técnicos y una experiencia inestimables para hacer frente a un desafío de
[]
esta envergadura.

2.1. HISTORIA

La noción de "sociedad del conocimiento" a mediados de los años 90


dio el salto. El filósofo e ideólogo de los empresarios estadunidenses,
PETER DRUCKER escribió el libro "La sociedad post-capitalista" en
donde destaca la necesidad y su enfoque es bien claro, al generar una
teoría económica de colocar al conocimiento en el centro de la
producción de la riqueza. Para él, en el futuro no habrá ni países
pobres ni ricos; existirán unos ignorantes y otros con alta productividad,
debido al conocimiento. El libro es empleado particularmente en
medios académicos como alternativa al concepto de "sociedad de la
información". La UNESCO, en particular, ha adoptado la expresión
"sociedad del conocimiento", o su variante "sociedades del saber",
dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en
torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en
relación únicamente con la dimensión económica.

La sociedad del conocimiento debe ser considerada como una nueva


era, la cual promete cambios principalmente en instituciones educativas
que deben encontrar la forma de incorporar tecnologías en los
procesos de enseñanza aprendizaje, para lograr un nuevo
conocimiento.
En su libro de 1966 titulado The Effective Executive (traducido al
castellano como "El Ejecutivo Eficaz"), PETER DRUCKER acuñó el
término "trabajador del conocimiento" y más adelante en su carrera
consideró que la productividad del trabajador del conocimiento sería la
próxima frontera del management. Unos años después, en 1969
Drucker, en su libro más conocido La era de la discontinuidad, escribió
una sección sobre “la sociedad del conocimiento”, basándose en los
datos y proyecciones de Machlup. Drucker añadió que, a finales de los
'70, el sector del conocimiento generaría la mitad del P.I.B. En 1970, el
tema del encuentro anual de la American Society for Information
Science era “la Sociedad de la Información-Consciente”, y un artículo
presentado trató sobre “el Advenimiento de la Sociedad de la
Información”.

Para Drucker, las nuevas tecnologías de la información y la


comunicación, que acompañan a la sociedad de la información y la
sociedad del conocimiento, están transformando radicalmente las
economías, los mercados y la estructura de la industria, los productos y
servicios, los puestos de trabajo y los mercados laborales. El impacto
es mayor, según él, en la sociedad y la política, y, en conjunto, en la
manera en que vemos el mundo y a nosotros mismos. No olvidemos
que nos encontramos, en estos momentos (2016), en los albores del
modelo de empresa (mal llamada) multinacional (transnacional), que
atraviesa fronteras- que se extendería por todo el globo como
paradigma de la economía más avanzada.[]

Drucker señalaba que lo más importante no era la cantidad de


conocimiento, sino su productividad. En este sentido, reclamaba para
una futura sociedad, para una sociedad de la información en la que el
recurso básico sería el saber, que la voluntad de aplicar conocimiento
para generar más conocimiento debía basarse en un elevado esfuerzo
de sistematización y organización.

Drucker afirmaba que sería una sociedad en la que la gestión


empresarial cambiaría radicalmente su relación con sus trabajadores
del conocimiento, pues estos últimos estarían mucho menos
necesitados de instituciones empresariales e incluso de la tradicional
gestión del conocimiento, mientras que las empresas si estarían
realmente necesitadas de los trabajadores.

Así pues, el discurso de PETER DRUCKER, al combinar la sociedad


del conocimiento y el concepto de Global Shopping Center (el "centro
comercial global"), trata de explicar el desarrollo de las empresas de
talla mundial y el auge de las industrias.

Las redes de información habrían de generar un mercado perfecto, que


se autorregularía per se, en la tradición de la "mano invisible" de Adam
Smith, al menos en términos de bienes inmateriales, ya que los bienes
físicos seguirían sujetos a las mismas limitaciones de siempre.

2.2. SABER FRENTE A CONOCIMIENTO

Un matiz en este debate, es la distinción entre sociedad del


"conocimiento" o del "saber". La noción de saberes sugiere certezas
más precisas, prácticas o de contenido tecnológico y analítico, mientras
que conocimiento abarca una comprensión más global u holística.

ANDRÉ GORZ considera que los conocimientos se refieren a


contenidos formalizados, objetivados, que no pueden, por definición,
pertenecer a las personas... El saber está hecho de experiencias y de
prácticas que se volvieron evidentes, intuitivas y costumbristas.

Para Gorz, la inteligencia cubre toda la gama de capacidades que


permite combinar saberes con conocimientos. Sugiere, entonces, que
knowledge society se traduzca por sociedad de la inteligencia.

En todo caso, por lo general, en este contexto se utiliza indistintamente


sociedad del conocimiento o del saber, si bien en español conocimiento
parece ser más usual, debido al efecto de los medios de comunicación.
2.3. ÉTICA Y CRÍTICA DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

No se debería interpretar que el concepto "sociedad del conocimiento"


describe una sociedad como la actual.

Este concepto es más bien la formulación de una utopía, descrita como


una etapa posterior a la era de la información, y a la que se llegaría
utilizando tanto los medios tecnológicos, como la instrucción o
educación universal y la humanización de las sociedades actuales.

La instrucción de las sociedades debería realizarse enfocándose en las


técnicas y criterios para tratar la información disponible con
discernimiento y espíritu crítico.

3. SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN

La sociedad de la información es aquella en la cual las tecnologías facilitan


la creación, distribución y manipulación de la información y juegan un papel
esencial en las actividades sociales, culturales y económicas. La noción de
sociedad de la información ha sido inspirada por los programas de desarrollo
de los países industrializados, y el término ha tenido una connotación más
bien política que teórica, pues a menudo se presenta como una aspiración
estratégica que permitiría superar el estancamiento social.

Otros autores definen sociedad de la información como un organismo desde


cualquier lugar y en la forma en que se prefiera", incluso, hay otra definición
que hace referencia a que "Todos pueden crear, acceder, utilizar y compartir
información y el conocimiento, donde se desarrolle el potencial de los
pueblos y se mejore la calidad de vida".

El concepto sociedad de la Información comenzó a utilizarse en Japón


durante los años sesenta, considerándose al autor YONEJI MASUDA como
divulgador del término, a partir de una obra publicada en 1968. Así, será el
autor MANUEL CASTELLS quien, de un modo más descriptivo que crítico,
examine los caracteres del nuevo paradigma para acuñar, no ya la noción de
Sociedad de la Información, sino la de era informacional, con Internet como
fundamento principal a este nuevo modo de organización social en esferas
tan dispares como las relaciones interpersonales, las formas laborales o los
modos de construir la identidad propia. Asimismo, la noción de "sociedad de
la información" trae consigo una serie de disposiciones históricas que la
emparentan con el cambio de mentalidad desde la arcaica a la moderna. En
realidad, la sociedad de la información no existe más que en la imaginación
de los utópicos tecnológicos, quienes también han soñado la alfabetización
mediática como solución a los problemas del mundo. De igual modo, la
sociedad de la información lleva inscrito la bandera libertadora de una
sociedad más igualitaria y más justa.

En otro caso, aun quienes se muestran optimistas con respecto a la


sociedad de la información admiten que la brecha digital es uno de los
principales obstáculos en este modelo de desarrollo. A grandes rasgos, este
fenómeno se refiere a todos aquellos sectores que permanecen, por muy
diversas razones, al margen de los beneficios y ventajas asociados a las
TIC.

La sociedad de la información no está limitada a Internet, aunque éste ha


desempeñado un papel muy importante como un medio que facilita el
acceso e intercambio de información y datos. La Wikipedia es un excelente
ejemplo de los resultados del desarrollo de este tipo de sociedades.
Recientemente se considera a los blogs como herramientas que incentivan
la creación, reproducción y manipulación de información y conocimientos.

El reto para los individuos que se desarrollan en todas las áreas de


conocimiento es vivir de acuerdo con las exigencias de este nuevo tipo de
sociedad, estar informados y actualizados, innovar, pero sobre todo generar
propuestas y generar conocimiento, conocimiento que surge de los millones
de datos que circulan en la red.

De acuerdo con la declaración de principios de la Cumbre Mundial sobre la


Sociedad de la Información, llevado a cabo en Ginebra (Suiza) en 2003, la
sociedad de la información debe estar centrada en la persona, integradora y
orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y
compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las
comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades
en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de
vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones
Unidas.

En relación con la sociedad de la información, se debe mencionar el aspecto


de la tecnología, por lo que se puede mencionar lo que dijeron los autores
Harvey Brooks y Daniel Bell en 1971 respecto a este término: "Es el uso del
conocimiento científico para especificar modos de hacer cosas de una
manera reproducible (...) Entre las tecnologías de la información incluyó,
como todo el mundo, el conjunto convergente de tecnologías de la
microelectrónica, la informática (máquinas y software), las
telecomunicaciones televisión/radio y la optoelectrónica".

Conforme al teórico, matemático y ensayista de Ciudad Real J. X. Márquez,


la sociedad de la información se basa en el tópico latino sapere aude, que
significa atrévete a saber. En realidad, la automatización del pensamiento
podría desembocar, paradójicamente, en una desvalorización de este
concepto latino.

La sociedad de la información es vista como la sucesora de la sociedad


industrial. Relativamente similares serían los conceptos de sociedad post-
industrial (Daniel Bell), posfordismo, sociedad postmoderna, sociedad del
conocimiento, entre otros. Este último concepto parecería estar emergiendo
en detrimento de la sociedad de la información.

Las sociedades de la información se caracterizan por basarse en el


conocimiento y en los esfuerzos por convertir la información en
conocimiento. Cuanto mayor es la cantidad de información generada por una
sociedad, mayor es la necesidad de convertirla en conocimiento. Otra
dimensión de tales sociedades es la velocidad con que tal información se
genera, transmite y procesa. En la actualidad, la información puede
obtenerse de manera prácticamente instantánea y, muchas veces, a partir
de la misma fuente que la produce, sin distinción de lugar. Finalmente, las
actividades ligadas a la información no son tan dependientes del transporte y
de la existencia de concentraciones humanas como las actividades
industriales. Esto permite un reacondicionamiento espacial caracterizado por
la descentralización y la dispersión de las poblaciones y servicios" (Ortiz
Chaparro, 1995).

Fuente: Vilaseca y Torrent (2001a; 2001b).

4. CONSIDERACIONES CONCEPTUALES

Actualmente las economías industrializadas se caracterizan entre otras


cosas por la masiva incorporación del conocimiento a la actividad
económica. La utilización del conocimiento en la actividad económica no es
un fenómeno nuevo. Desde la segunda revolución industrial la vinculación
entre el conocimiento científico y las tecnologías productivas es evidente y
está ampliamente demostrada por los historiadores de la tecnología. Sin
embargo, las TIC sientan las bases de un nuevo paradigma
tecnoeconómico, ya que estas tecnologías, que por definición son
conocimiento, utilizan este recurso en la generación del propio conocimiento.
Veámoslo con una comparación ilustrativa. Durante la segunda revolución
industrial el conocimiento científico descubrió el motor de combustión interna
que, progresivamente, se convirtió en una tecnología clave del sistema
productivo. En este caso, el conocimiento actúa sobre una tecnología que,
aplicada al proceso productivo, genera un cambio radical (y, por tanto,
estructural) en la actividad económica. En el caso de las TIC tenemos unas
tecnologías que, como siempre, se fundamentan en la aplicación económica
del conocimiento. Sin embargo, y aquí está la novedad, la incidencia de este
conocimiento no se limita a la tecnología, ya que las TIC también
transforman la propia generación del conocimiento y que, además, son unas
"amplificadoras y prolongadoras de la mente humana".

Los ordenadores, el software, los nuevos equipos y sistemas de


comunicaciones y, en general, todas las tecnologías digitales mejoran,
amplifican e incluso en algún caso sustituyen a la mente humana. Estamos
pues ante unas tecnologías que utilizan el conocimiento como input y que
contribuyen directamente a la generación de conocimiento como output. De
hecho, esta leve aproximación a la utilización del conocimiento en la
actividad nos lleva directamente a la visión que desde la economía tenemos
del conocimiento.

Entendemos por conocimiento lo que nos dice la epistemología, la teoría del


conocimiento: "el proceso humano y dinámico que consiste en justificar una
creencia personal hacia la certeza". Esta visión del conocimiento como
"creencia verdadera adecuadamente justificada" sitúa el problema central de
su teoría en la cuestión de cómo justificamos adecuadamente las propias
creencias. Sin embargo, y dejando de un lado estos aspectos, en la propia
definición epistemológica del conocimiento hay dos elementos muy
importantes que cabe destacar desde el punto de vista económico: primero,
el hecho de que el conocimiento está relacionado con la acción humana, y
segundo, el hecho de que la generación de conocimiento es dinámica, ya
que se crea en interacciones entre individuos, grupos, organizaciones y
sociedades.
Estas dos características llevan al conocimiento a nuestro terreno. Es decir,
la acción humana y dinámica de creación de conocimiento se puede
interpretar, entre otras cosas, como una actividad económica. Más
concretamente, ¿podemos hablar de producción de conocimiento? Para
saberlo, debemos adentrarnos un poco más en la interpretación que desde
el análisis económico hacemos del conocimiento.

El primer elemento que hay que discernir es la distinción entre el


conocimiento y la información: "el flujo de mensajes a partir del cual se
genera el conocimiento". Como señalan Nonaka y Byosiere (2000), aunque
los dos conceptos están muy relacionados, la visión económica debe
centrarse en el hecho de que la información es un input, no el único, en la
generación de conocimiento: "Aunque los conceptos de información y
conocimiento se utilizan indistintamente existe una clara diferencia entre
ambos. La información es un flujo de mensajes, mientras que el
conocimiento se crea precisamente mediante este flujo de información,
anclado a las convicciones y el compromiso del sujeto. La información
proporciona un nuevo punto de vista para interpretar acontecimientos u
objetos; por tanto, la información es un medio o un material necesario para
obtener y construir el conocimiento. La información influye en el
conocimiento, añadiéndole algo o reestructurándolo".

De hecho, podríamos afirmar que en el acto de conocer se establece un flujo


acumulativo entre tres elementos: la información, el conocimiento
manifestado a través de información y el conocimiento difícilmente
manifestable a través de la información. Veámoslo con un ejemplo.
Supongamos que una empresa que produce un bien o un servicio con una
elevada elasticidad-renta quiere lanzar una nueva línea de negocio al
conjunto de países de la Unión Europa, aunque, por cuestiones operativas,
quiere hacer el lanzamiento en dos fases en función de las expectativas de
beneficios. Atendiendo a las características de su producto, lo primero que
necesita saber es el nivel de renta comparable de los países donde quiere
introducir su nueva mercancía. Para llevar a cabo esta investigación, el
equipo responsable necesita en primer lugar información, que puede ser
convertida en conocimiento o no serlo.

Por ejemplo, el flujo de creencias relativas al nombre y número de países,


cuáles son los principales indicadores de la renta per cápita o cuáles son los
datos numéricos más adecuados para realizar la investigación se pueden
convertir en conocimiento o no en la medida en que el equipo investigador
las justifique adecuadamente. Si los investigadores utilizan el razonamiento
científico y justifican empíricamente que en la UE hay 15 estados, que uno
de los mejores indicadores disponibles para el cálculo del nivel de renta es el
PIB per cápita y que los datos numéricos más adecuados son los disponibles
en organismos oficiales habrán convertido en conocimiento todas sus
creencias iniciales. De hecho, toda la información utilizada para justificar su
razonamiento se habrá convertido en un input de la creación de
conocimiento. En cambio, toda la información no utilizada por ser irrelevante,
errónea, superflua o una combinación de las tres no se habrá convertido en
conocimiento.

Ahora bien, aunque el equipo investigador tiene más conocimiento que al


inicio de la investigación, todavía no están disponibles todos los elementos
necesarios para poner en marcha la nueva línea de negocio y la priorización
por países. En este punto interviene un tipo de conocimiento que, una vez
generado, se puede manifestar en forma de información. Por ejemplo,
demostrar que la Unión Europea es un mercado de poco menos de 380
millones de personas, repartidas en quince estados, es un acto de
conocimiento porque justificamos, en este caso empíricamente, una
creencia. Además, el listado del número de habitantes por estado de la UE
se puede transmitir digitalmente, ya que es fácilmente codificable,
procesable y almacenable. Podemos afirmar adicionalmente, que este
conocimiento se manifiesta a través de información en el sentido de que es
un flujo de mensajes que, siguiendo con el ejemplo, los investigadores de la
nueva línea de negocio pueden utilizar para calcular el PIB por habitante y
aproximarse a un indicador del nivel de renta per cápita de los quince
estados analizados.
Con todo, si haríamos aquí nuestro análisis sería una descripción parcial de
la realidad. Hay otro tipo de conocimiento, difícilmente manifestable en forma
de información, que nuestro equipo investigador ha utilizado para llegar a su
objetivo. Está relacionado con las habilidades o capacidades del equipo para
la investigación. Entre otros, el conocimiento sobre las fuentes de
información más relevantes, el conocimiento sobre la metodología de
análisis numérico de datos económicos o el conocimiento sobre cuáles son
las instituciones que efectúan análisis comparativos de este tipo son algunos
ejemplos de conocimiento difícilmente manifestable en información que el
equipo investigador también habrá utilizado.

De hecho, con este ejemplo hemos querido manifestar que el acto de


conocer tiene relevancia económica. Dicho de otro modo, el conocimiento
"es un recurso utilizado diariamente por los agentes económicos para tomar
todo tipo de decisiones de producción, consumo e inversión". Y no solo eso:
además, el conocimiento es económicamente representable a través de su
producción. Hemos visto, con nuestro ejemplo, cómo la producción de
conocimiento incluye entre sus recursos la información y el propio
conocimiento. La simplicidad del supuesto así nos lo ha permitido.

Ahora bien, como destaca Thurow (2000), las actividades de producción de


conocimiento disponen de otros muchos recursos, como el capital para
financiarlo y la tecnología y el trabajo para producirlo. Esta última
característica, la facilidad de reproducción, nos lleva a otra agrupación de la
producción de conocimiento, desarrollada por Polany (1958; 1978) y más
recientemente aplicada por David (1993). Se trata de la distinción entre la
producción de conocimiento explícito, observable o codificable y la de
conocimiento tácito o implícito. La producción de conocimiento explícito,
observable o codificable es "aquella que se puede expresar en un lenguaje
formal y sistemático, de manera que es posible procesarla, transmitirla y
almacenarla con facilidad". La producción de conocimiento tácito o implícito
es "aquella que está asociada al factor trabajo y cuenta con elementos
técnicos y cognoscitivos del tipo experiencia práctica, habilidades y
calificaciones difíciles de detallar".
Una vez definidas las principales características de la producción de
conocimiento, es decir, las diferentes formas relevantes del saber como
recurso económico y su agrupación a partir de su facilidad de reproducción,
ya estamos en disposición de abordar su incorporación al conjunto de la
actividad económica. Habría que subrayar dos elementos en este punto. Un
primer elemento destacable es el hecho de que el conocimiento será
económicamente relevante siempre y cuando se manifieste en la actividad
económica. Un segundo elemento es la constatación del hecho, ya señalado
anteriormente, de que la actividad económica siempre ha incorporado el
conocimiento como recurso. Un par de ejemplos paradigmáticos serían el del
empresario innovador y el del capital humano. En efecto, la visión del
empresario innovador, que acumula conocimiento sobre la producción y el
mercado de su nuevo producto, o la formación del capital humano,
vinculadas a la educación y la educación de la fuerza de trabajo, son dos
ejemplos significativos de la incorporación del conocimiento a los esquemas
de producción.

Sin embargo, es importante señalar que a partir de la segunda mitad de la


década de los noventa las tecnologías digitales han permitido, fomentado y
ampliado notablemente la dotación económica del conocimiento,
básicamente por dos vías: la primera ha sido la espectacular mejora del
acceso y la gestión de los flujos de información y de conocimiento, de
manera que hemos asistido a una notable relajación de las barreras a la
difusión de estos dos recursos, lo que se ha traducido en un notable
incremento del conocimiento explícito; la segunda vía, que de hecho está
estrechamente vinculada con la primera, ha sido la mejora de las
posibilidades de acceso y difusión de los elementos que inciden en el
conocimiento tácito, básicamente los requerimientos formativos y de
experiencia.

En resumen, y como intuían hace ya un cierto tiempo Nonaka (1991),


Hatchuel y Weil (1995) y Foray y Lundvall (1996), "el aumento en la dotación
de conocimiento observable, la transformación de conocimiento tácito en
observable y el desarrollo de nuevos requerimientos y habilidades que este
fenómeno comporta ha generado un círculo virtuoso en la producción de
conocimiento, que se ha constituido en uno de los recursos estratégicos
clave de la actividad económica en la actualidad".

A modo de resumen, podemos afirmar que la interpretación que del


conocimiento hace el análisis económico, distinguiéndolo de la información,
no es más que un input relevante en la actividad productiva. Sin embargo, si
limitásemos nuestros resultados a este aspecto sacaríamos unas
conclusiones parciales, ya que, en la actualidad, el conocimiento no solo es
un recurso implícito para la producción del conjunto de bienes y servicios,
sino que también se ha convertido en una mercancía objeto de transacción
económica. En este sentido, es importante señalar que los bienes y servicios
o mercancías conocimiento tienen unas características especiales, que
deberíamos ser capaces de detallar. Para ello distinguiremos entre las
propiedades económicas de las mercancías conocimiento fácilmente
reproducible u observable y las propiedades de las mercancías conocimiento
difícilmente reproducible o tácito.

Una aproximación a las características de las mercancías conocimiento


fácilmente reproducible es la de Shapiro y Varian (1999). Utilizando el
proceso de digitalización como punto de partida, estos autores analizan las
propiedades económicas de los bienes de información con el objetivo de
obtener una visión completa de la estrategia empresarial de sus mercados. A
grandes rasgos, podríamos subrayar cinco grandes características:

a) En primer lugar, la facilidad de reproducción y, por tanto, costes fijos


elevados y costes marginales prácticamente inapreciables. La
información es muy cara de producir, pero muy barata de reproducir
digitalmente.

b) La segunda característica son los bienes de experiencia, esto es,


aquellos tipos de bienes para los cuales no se determina la utilidad hasta
que son consumidos.
c) En tercer lugar, la utilidad marginal decreciente en su acceso, vinculada
con la idea de saturación de los bienes y servicios resultantes de la
aplicación de las tecnologías digitales. Como señala Herbert Simon,
premio Nobel de economía en 1978, "la riqueza de información genera
una pobreza de atención".

d) La cuarta característica la constituyen las barreras de salida o los costes


de cambio (lock-in), resultantes de la dependencia tecnológica de este
tipo de mercancía conocimiento.

e) En quinto lugar, la progresiva utilidad para los consumidores de un


número creciente de usuarios (externalidades de red), que no es más
que la aplicación económica de la ley de Metcalfe.

Sin embargo, como se destacaba anteriormente, las mercancías


conocimiento también incorporan un tipo de saber más difícilmente
reproducible. ¿Cuáles son las propiedades económicas de las mercancías
conocimiento tácito? En primer lugar, hay que destacar, como también
hemos comentado, la dificultad de procesamiento, almacenaje y transmisión.
Esto nos lleva a una consideración económica relevante: la dificultad de
reproducción. Los costes marginales de este tipo de mercancía conocimiento
son superiores a los de las mercancías conocimiento observable y, por tanto,
la condición de rendimientos crecientes se manifiesta con menos intensidad.
La segunda característica que debemos analizar es la consideración de
bienes de experiencia. En este punto existe coincidencia con las mercancías
conocimiento observable, en la medida que la utilidad para el consumidor se
determina a partir de su consumo. Por lo que se refiere a la utilidad marginal
decreciente en su acceso, todo parece indicar que la saturación del acceso
es muy inferior a la del conocimiento observable.

Esto se debe básicamente a dos razones: la primera, por el hecho ya


comentado de la dificultad de reproducción y su menor presencia en los
mercados digitales; la segunda, por el hecho de que las mercancías
conocimiento tácito son prioritarias para el desarrollo de la actividad
económica; lo cual fomenta su demanda. Por otra parte, la dificultad de
traslación del conocimiento tácito hacia una actividad sujeta a transacción
económica también minimiza las barreras de salida o de cambio de un tipo
de mercancía a otro. Por último, cabe mencionar una característica
importante de este tipo de mercancía conocimiento. Se trata de las
importantes externalidades de red y de uso de los bienes y servicios
conocimiento tácito. Éstas vienen dadas por dos puntos: en primer lugar,
igual que en el conocimiento observable, por el aumento de la utilidad que
genera un incremento del número de usuarios (externalidades-red de uso);
en segundo lugar, por las propias características del saber, con una
importante representatividad del conocimiento relacional que incorporan este
tipo de mercancías (externalidades de red).

En conclusión, hemos visto como el conocimiento es un recurso y una


mercancía de progresiva importancia en la actividad económica. De hecho, y
a partir de la visión epistemológica, nos hemos adentrado en las
interioridades de su producción. Este análisis no ha permitido señalar que la
producción de conocimiento es algo peculiar, ya que para el acto humano y
dinámico de conocer utilizamos la información y dos tipos básicos de
conocimiento: el fácilmente reproducible en formato digital y el que no lo es.
Con todo, si hubiésemos cerrado aquí nuestro análisis habríamos realizado
una descripción parcial de la realidad, ya que en la actividad económica
diaria se acumulan un importante número de transacciones de mercancías
conocimiento. Por este motivo se han estudiado las propiedades económicas
de estas mercancías en función de su facilidad de reproducción, lo que nos
lleva a afirmar que en la actualidad hay dos tipos de mercancías
conocimiento: las mercancías conocimiento observable y las mercancías
conocimiento tácito. Por tanto, hemos visto cómo las tecnologías digitales no
solo han asentado las bases de una mayor utilización del conocimiento como
recurso, sino que también han definido un conjunto de nuevos bienes y
servicios, que agrupamos bajo el denominador común de mercancías
conocimiento observable y mercancías conocimiento tácito.
CONCLUSIONES

1. La sociedad de la información viene a ser una consecuencia de la sociedad


industrial. Esta tiene su auge en la industrialización de las ciudades, a
consecuencia surge la necesidad de poder administrar la información, esto
cuando surge la computadora. Al igual que la sociedad de la información, la
sociedad del conocimiento nace luego de la sociedad capitalista, con fines
más amplios que la sociedad de la información, y basada en el
compartimiento de conocimientos a través de las distintas tecnologías de
comunicación.

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