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La prueba de amor

23/10/2022

 Los que tenemos cierta edad conocemos la frase, “la


prueba de amor”. Solía darse en los noviazgos o
relaciones amorosas que, después de algún tiempo, el
varón le decía a la mujer: Querida, dame la prueba de
amor. Se refería, por supuesto, a tener relaciones
sexuales. Era una forma de chantaje, porque el
verdadero amor lo muestra el hombre al respetar a su
novia y no pedirle que haga cosas que van en contra de
la voluntad de Dios.
 Hoy en día, con el progreso de la tecnología, muchos
piden otra clase de prueba de amor. Puede ser que se
use otra frase, pero es común que un joven le pida a
una muchacha que le envíe fotos íntimas o que él se las
mande, esperando recibir las suyas a cambio. Parece
ser un coqueteo sin consecuencias. A fin de cuentas,
¡nadie se embaraza por una foto!
 Sin embargo, cuando se acaba la relación, esas fotos
privadas fácilmente se publican cuando el amor se
convierte en rencor. Seamos sabios, y tengamos
cuidado de no caer en esas trampas. Sobre todo,
enseñemos a nuestros hijos a no compartir fotos
íntimas. Esas pruebas de amor fácilmente se convierten
en armas de terror.
 La verdadera prueba de amor fue dada por Dios. Es la
cruz, donde Jesús murió en nuestro lugar. En esa cruz,
él tomó en su persona la vergüenza y la culpa de
nuestro pecado para cancelarla y reconciliarnos con su
Padre. Romanos 5:8 nos dice esto: Pero Dios
demuestra su amor por nosotros en esto: en que
cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por
nosotros.
 Ser seguidor de Jesús, ser cristiano, significa responder
con arrepentimiento y fe a esa muestra de amor. Si eres
cristiano, sabes que eres amado por Dios porque Jesús
tomó tu lugar en la cruz. Ahora te toca aprender a
corresponder a ese amor. El cristiano es una persona
amada que aprende a amar.
 De esto nos habla Jesús en el sermón que les dio a sus
seguidores, el Sermón en la Llanura. Leamos sus
palabras en Lucas 6:27-36.
 »Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a
sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, 28
bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los
maltratan. 29 Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele
también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le
impidas que se lleve también la capa. 30 Dale a todo el
que te pida y, si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo
reclames. 31 Traten a los demás tal y como quieren
que ellos los traten a ustedes.
 32 »¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los
aman? Aun los pecadores lo hacen así. 33 ¿Y qué
mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen
bien? Aun los pecadores actúan así. 34 ¿Y qué mérito
tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden
corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre
sí, esperando recibir el mismo trato. 35 Ustedes, por el
contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y
denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán
una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque
él es bondadoso con los ingratos y malvados. 36 Sean
compasivos, así como su Padre es compasivo.
 Jesús nos habla a nosotros, a los que lo escuchamos.
Hay muchos que no escuchan a Jesús. No se interesan
por seguirlo, ni prestan atención a sus palabras. Dios se
encargará de ellos. No nos dejemos llevar por su
ejemplo. Más bien, escuchemos las palabras de Jesús,
que son verdad y vida.
 Las instrucciones de Jesús acerca del amor son lo
opuesto a lo que es natural para nosotros. Como
pecadores, lo natural para nosotros es amar de una
manera egoísta. Nos enseña a amar a los que nos
pueden corresponder. Nos enseña a amar a quienes
nos conviene amar. Jesús nos enseña a amar de una
manera diferente.
 Nos dice que amemos a los que no nos aman, a
nuestros enemigos. Nos dice que hagamos el bien a los
que nos quieren hacer el mal. Nos dice que
bendigamos a los que nos maldicen, y que oremos por
los que nos tratan mal.
 ¿Qué clase de amor es éste? El amor que Jesús nos
enseña a tener es un amor práctico. No es un amor de
sentimientos. A fin de cuentas, cuando Dios nos mostró
su amor, lo hizo con la cruz que es nuestra salvación.
No es una emoción de amor, sino una acción de amor.
Así también nos llama Dios a amar a nuestros
enemigos.
 Puede ser imposible sentir amor hacia alguien que te
odia. El cariño hacia alguien que nos maltrata sería algo
muy extraño. Pero podemos actuar con amor hacia los
que no nos aman. Podemos ayudar a quien no nos
puede corresponder. Podemos actuar con amabilidad a
los que no se lo merecen. Dios no nos está llamando a
cambiar nuestros sentimientos, sino nuestras acciones.
 Además de ser práctico, el amor que Jesús nos llama a
tener es perdonador. En el verso 29, nos habla de dos
situaciones donde podríamos buscar la venganza. La
primera situación es cuando alguien nos ofende. El
golpe en la mejilla que Jesús describe es una ofensa,
no una agresión violenta. Estos versículos no nos dicen
que tenemos que someternos a la violencia. Por
ejemplo, una mujer que sufre el abuso de su esposo
debe buscar una salida y no simplemente someterse.
 Pero cuando alguien nos ofende, debemos aprender a
ver más allá de la agresión y responder con amabilidad.
Igualmente, en lugar de reaccionar con violencia a la
pérdida de algún bien material, debemos aprender a
mirar más allá y ver la necesidad de la persona.
 Hace algunos meses, me despertó muy de madrugada
un sonido inusual. Cuando me levanté para ver lo que
sucedía, dos sujetos se estaban robando el catalizador
de la camioneta de la iglesia. Toqué la ventana, y se
fueron. En el momento, sentí mucho coraje. ¿Cómo se
atrevían a meterse a mi propiedad y llevarse lo que no
era suyo? Seguramente eran unos drogadictos.
 Sin embargo, con la reflexión, me di cuenta de que esos
sujetos también llevan la imagen de Dios. Y aunque
protegeré mis bienes lo más posible, no puedo tener
más amor por mis posesiones que por una persona que
Cristo murió por salvar. Jesús nos enseña a dejar la
venganza y escoger el amor.
 El amor que Jesús nos llama a mostrar también es
generoso. Por supuesto, el verso 30 es una expresión
muy general. Debemos ser sabios en la manera de
ayudar a los demás. Habrá momentos cuando le
decimos que no a alguien que nos pide ayuda. El
apóstol Pablo escribió que, si alguien no quiere trabajar,
que no coma.
 Lo que Jesús corrige aquí es la actitud agarrada que
dice, Yo sólo doy a los que me pueden dar algo a
cambio. Cuando dice, Dale a todo el que te pida, nos
llama a ser generosos con toda clase de personas – no
sólo los que nos pueden corresponder. Nos llama a dar
sin esperar nada a cambio.
 Hay una regla sencilla que lo resume todo. Si queremos
saber cómo actuar en cualquier situación, simplemente
pongámonos en el lugar de la otra persona. Si estuviera
en su situación, ¿qué me gustaría que me hicieran a
mí? ¿Cómo me gustaría que me trataran? Esta es la
regla de oro.
 Esa clase de amor no es fácil de mostrar. En realidad,
podríamos decir que es sobrenatural. Va mucho más
allá de lo que es normal para el ser humano.
Precisamente por eso, Jesús también nos muestra la
motivación para amar. Nos dice que, si somos sus
seguidores, tenemos que ir más allá de lo común y
corriente para mostrar al mundo su amor sobrenatural.
 Si hacemos el bien a nuestros amigos, ¿qué hay de
especial en eso? ¡Todo el mundo lo hace! Los corruptos
y los criminales saben ser generosos con sus
familiares, amigos y secuaces. Si damos sólo cuando
pensamos recibir algo a cambio, de ninguna manera
rebasamos el nivel de amor que muestra el mundo. En
ese caso, mejor ni nos llamemos seguidores de Jesús.
 En cambio, si somos hijos de Dios, si somos seguidores
de Jesús, ¡mostrémoslo! Demostramos que somos hijos
de nuestro Padre celestial cuando lo imitamos a él. Dios
manda su lluvia sobre todos, tanto justos como injustos.
Él hace salir el sol sobre buenos y malos. Un día, por
supuesto, habrá un juicio; pero Dios no deja de mostrar
su bondad, aun a los que están destinados para el
castigo.
 Si somos sus hijos, tenemos que ser como él. Tenemos
que rebasar la justicia del mundo. Dios nos ha mostrado
el verdadero amor. Si lo hemos llegado a conocer de
verdad por la fe en Jesús, aprendamos a ser como él.
El resumen de todo es esta frase: Sean compasivos,
así como su Padre es compasivo.
 A veces somos como los niños que se quejan con sus
padres de alguna limitación que les ponen: Todos mis
amigos lo hacen. ¿Por qué no puedo hacerlo yo? La
respuesta clásica, por supuesto, es ésta: Si todos tus
amigos se tiraran de un puente, ¿harías lo
mismo? Luego, los padres suelen decir: Tú eres mi hijo,
y no debes traer vergüenza a la familia.
 Si somos hijos de Dios, ¿seguiremos el mal ejemplo de
los que no pertenecen a su familia? ¿Nos dejaremos
llevar por las malas influencias? ¿Traeremos vergüenza
a la familia de Cristo? Si queremos dar una buena
representación al mundo, tenemos que aprender a
amar como Dios nos ha amado a nosotros.
 Hay una gran promesa cuando lo hacemos. Así tendrán
una gran recompensa y serán hijos del Altísimo. Dios
nos ha dado la prueba más grande del amor en la cruz.
Ahora nos toca darle la prueba de nuestro amor
aprendiendo a amar a todos, hasta a los más difíciles
de amar. Así mostramos que somos sus hijos. Así
damos un testimonio que el mundo no puede negar del
amor de nuestro Padre.

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