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El amor de Dios

19/3/2023
 ¿En qué momento de tu vida te has sentido amado?
Hay momentos en la vida cuando alguien te demuestra
o te expresa amor de formas que despiertan
sentimientos bonitos en el corazón. En mi niñez, mi
padre me demostraba su amor trayéndome pequeños
recuerdos de cada lugar que visitaba. Todavía tengo
algunos de esos recuerdos – un llavero, por ejemplo, o
una lupa.
 Mi madre me mostraba su amor cuando me enfermaba.
Sano, esperaba que estuviera al tanto de todos los
quehaceres que me correspondían. Pero si me
enfermaba, me consentía trayéndome comida a la
cama y poniéndome trapos húmedos en la frente para
bajarme la temperatura. Seguramente tú también
recordarás momentos en que sentiste el amor de
alguien.
 ¿Sabes de dónde viene el amor? El amor verdadero no
es simplemente una reacción química en el cerebro. El
amor que expresamos y sentimos como seres humanos
es un reflejo pequeño e imperfecto del amor
incomparable de Dios. La Biblia declara que Dios es
amor. Al centro del ser de Dios se encuentra el amor
perfecto.
 Cuando Jesús vino al mundo, demostró este amor.
Siendo Dios, Jesús reflejó en carne humana el amor
divino. Jesús amó al confundido. En cierta ocasión, un
joven se acercó a Jesús buscando saber qué hacer
para conseguir la vida eterna. Este joven era muy rico,
pero algo le faltaba. Era también muy religioso, pero
necesitaban algo más. Estaba inseguro.
 Jesús primero le habló de los mandamientos, y el joven
declaró que los había guardado todos. Esto no podía
ser, porque todos somos pecadores. Sin embargo,
Jesús no respondió con enojo ni condenación. Marcos
10:21 nos cuenta cuál fue la reacción de Jesús hacia
él. Jesús lo miró con amor y añadió: Una sola cosa te
falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y
sígueme.
 En una traducción literal, dice que Jesús lo amó. La
confusión y la necesidad de este muchacho no
ocasionaron impaciencia en el corazón de Jesús, sino
amor. Jesús lo amó tanto que le demostró lo que
realmente le estorbaba. Era su amor al dinero. Luego,
lo invitó a convertirse en uno de sus discípulos. Jesús lo
amó en su confusión e inseguridad. Jesús también te
ama a ti en tu confusión e inseguridad. Te invita a dejar
lo que te estorba y a seguirle.
 Jesús amó hasta el final. Cuando llegó la hora en que
sería traicionado y entregado a la muerte, él amó a los
suyos hasta lo máximo. Así lo declara Juan 13:1: Se
acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le
había llegado la hora de abandonar este mundo para
volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
 Imagina, por un momento, que te invitaran a cenar a la
Casa Blanca. Creo que yo me pondría muy nervioso.
¿Podría portarme al nivel de esa gente tan importante?
Imaginemos que, al entrar al baño, encontráramos allí
al presidente limpiando la taza. ¡Sería algo muy
sorprendente! ¿No hay gente para eso? Seguramente
ese trabajo está por debajo de su dignidad, ¿no?
 Los discípulos de Jesús se la pasaban peleando sobre
quién sería el más importante en el reino de Dios.
Jesús, en cambio, se rebajó al nivel de un sirviente y
tomó en sus manos una vasija de agua. Siendo el
Creador del mundo, el Rey de los ángeles, el Juez de
todos y ante quien un día toda rodilla se doblará, se
rebajó para servir con humildad. Con una toalla, lavó los
pies sucios de sus discípulos. Los amó con humildad y
servicio. Los amó hasta el final.
 Pero no se detuvo allí. Jesús demostró el amor de Dios
que ama al mundo, y lo hizo sacrificando su vida en la
cruz. Juan 3:16 declara esto: Porque tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que
cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Sin
el sacrificio de Cristo, estaríamos perdidos. Nuestro
pecado nos condena a la muerte y a la separación
eterna de Dios. No tenemos nada que ofrecer a cambio
del perdón.
 Pero Dios nos amó. Sin razón, sin necesidad, él decidió
amarnos. Cuando ves a Jesús colgado en la cruz, no
estás viendo a una pobre víctima. Tampoco estás
viendo a un simple ejemplo. Estás viendo la muestra
más grande de amor que podría existir. Estás viendo al
León de Judá que vino como Cordero para tomar en sí
mismo toda tu maldad y pagar por ella con sufrimientos
y muerte.
 Hay alguien que te ama más de lo que te puedas
imaginar. Lo demostró entregando su vida en la cruz
por ti. ¿Quién podría dar más? ¿Quién podría amar
mejor? Dios es amor, y él nos lo ha demostrado con la
muerte de Cristo en la cruz.
 Ahora nos confronta otra pregunta. ¿Cómo has
respondido al amor de Dios? ¿Te da igual? ¿Andas
persiguiendo otros amores inferiores o artificiales? El
amor que Dios nos ha mostrado en la cruz demanda
una respuesta. En primer lugar, nos llama a amarlo a él.
 Deuteronomio 6:5 dice, Ama al Señor tu Dios con todo
tu corazón y con toda tu alma y con todas tus
fuerzas. Jesús declaró que éste es el mandamiento
más importante. Pero no es un simple deber. No es
algo que tenemos que hacer simplemente porque sí.
Más bien, como lo expresa Juan, Nosotros amamos
porque él nos amó primero. (1 Juan 4:19)
 Amar a Dios es la única reacción razonable al gran
amor que él nos ha demostrado a nosotros. Amar a
Dios no significa solamente tener sentimientos de amor
hacia él, aunque es maravilloso cuando nuestro
corazón se inspira pensando en el amor de Dios. A
veces nos salen lágrimas al pensar en lo que Cristo
hizo en la cruz, pero eso no lo es todo.
 Amar a Dios significa ser leales a él, comprometernos
con él, pasar tiempo con él y servirle fielmente. ¿Te
cuesta leer la Biblia? ¿Te aburre pasar tiempo en
oración? ¿Te es difícil servir a Dios en la iglesia? Si es
así, medita en el amor de Cristo. Considera lo que él
hizo por ti en la cruz. Escucha música que te hable de
Jesús. Deja que Dios cambie tu corazón al comprender
su amor por ti.
 El amor de Dios también nos lleva a amar a nuestros
hermanos en Cristo. En 1 Juan 4:9-11 leemos esto: Así
manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a
su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio
de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió
a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el
perdón de nuestros pecados. Queridos hermanos, ya
que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos
amarnos los unos a los otros. (NVI)
 Dios nos amó primero. Como resultado, también
debemos amar a nuestros hermanos. Dios no nos ama
porque lo merezcamos, sino porque él es amor.
Debemos cultivar ese mismo amor hacia nuestros
hermanos en Cristo. El amor de Dios es un amor
inexplicable. No tiene razón externa, sino que
simplemente nace del corazón de Dios.
 Cuando experimentamos ese amor, nos tiene que
mover a amar a nuestros hermanos. Cuando ayudamos
a un hermano que no nos puede corresponder,
reflejamos el amor de Dios. Cuando tratamos como
hermanos a los que no son de nuestra sangre,
reflejamos el amor de Dios.
 No amemos sólo de palabra. ¿Cómo puedes mostrar
amor esta semana hacia tus hermanos en la fe? Quizás
conozcas a alguien que esté pasando por un mal
momento. Exprésale tu apoyo en oración. O quizás
puedas apoyar de alguna manera práctica a alguien
que pasa necesidad.
 Una vez leía un reportaje acerca de un pueblo en
México. Entrevistaban a un miembro de la comunidad
que se había convertido al evangelio. Cuando le
preguntaron por qué, él explicó que su hijo había
fallecido, y un misionero le había dado dinero para
enterrarlo. Esa muestra de amor le abrió el corazón al
evangelio. Cuando amamos de verdad y con hechos, el
amor de Dios fluye a través de nosotros.
 El amor de Dios nos lleva a amarlo a él, y nos lleva a
amar a nuestros hermanos. En tercer lugar, tiene que
llevarnos a amar a los perdidos. 2 Corintios 5:14-15
dice esto: El amor de Cristo nos obliga, porque estamos
convencidos de que uno murió por todos, y por
consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para
que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que
murió por ellos y fue resucitado.
 El amor de Cristo nos impulsa a amar a los que no lo
conocen. Algunos versículos después, el apóstol Pablo
escribe: Todo esto proviene de Dios, quien por medio
de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el
ministerio de la reconciliación. Dios nos ha dado el
privilegio de ser sus agentes de reconciliación. Cuando
llevamos el mensaje de salvación a otros, les
ofrecemos la oportunidad de reconciliarse con Dios por
medio de Jesucristo.
 Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo a dar su
vida para que pudiéramos ser salvos. ¿Cómo ves tú a
la gente perdida que te rodea? Es fácil decir: Ellos
saben lo que hacen. ¡Qué bueno que Dios no dijo lo
mismo de nosotros! Podemos pensar: ¡Qué asco me
dan! ¡Tan llenos de pecado! Pero Jesús murió por
nosotros cuando todavía éramos pecadores.
 Cada persona que conoces va hacia uno de dos
destinos. O pasará la eternidad en el gozo de la
presencia de Dios, o terminará para siempre en la
perdición. Podemos ofrecerles la salida. Si amamos a
Dios, compartiremos también su amor hacia un mundo
perdido y buscaremos oportunidades para que
conozcan la salvación.
 Comencemos con oración. Oremos por los que no
conocen a Cristo. Pidámosle a Dios que nos ayude a
verlos como él los ve. Compartamos nuestro testimonio
de salvación. No nos toca a nosotros convencerlos. El
Espíritu Santo hace eso. Lo que nos toca hacer es
testificar de Jesús.
 La realidad más importante que puedes conocer hoy es
la realidad del amor de Dios. Él te ama. Te lo
demuestra de mil maneras, pero sobre todo, lo hace en
la cruz. ¿Cómo correspondes a su amor? Quiero
invitarte hoy a meditar en ese gran amor de Dios y dejar
que su amor te demuestre cómo vas a responder.

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