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El Totonacapan es una región que se localiza desde el río Papaloapan hasta el río
Cazones. Sus centros de desarrollo fueron sitios como Alvarado, Nautla, Córdoba,
Papaloapan, El Tajín, Isla de Sacrificios, Cempoala, Quiahuiztlán, Las Higueras, El
Zapotal, Remojadas, y otros sitios poco explorados.
Los totonacas, según las fuentes del siglo XVI, tuvieron nueve reinados durante ocho
siglos. Posteriormente fueron conquistados y sometidos por los mexicas, durante el
reinado de Moctezuma I (1440-1469), razón por la cual tenían que entregarles tributo.
En esta misma época, la población del Totonacapan probablemente ascendía a unos 750
mil habitantes, aunque descendió a 100 mil a mediados del siglo XVI.
Organización económica
Tláloc
Huehuetéotl
Xilonen
Ehécatl-Quetzalcóatl
Xochiquetzal
Xipe
Yacatecuhtli (señor de los mercaderes)
Arquitectura
El Tajín
Lleva el nombre del dios del trueno y de la lluvia totonaca. La zona estaba dividida en
dos secciones: la primera hacia el sur que es plana y la segunda que se localiza en la
parte norte y presenta pequeñas columnas; a la primera sección se le conoce como El
Tajín Grande y a la segunda como El Tajín Chico.
Hoy en día quedan once grupos de ruinas a los que se les da el nombre de “sistemas”.
Los once sistemas que se pueden visitar actualmente son:
Templo Mayor
Los Cuates
Las Caritas
Dios del Aire
El Bobo
La Picuda
Casa de Moctezuma
Monte Grande
El Pimiento
Los Paredones
La Vega
Hay varios basamentos piramidales escalonados con terrazas amplias al frente que dan
la apariencia de estar inclinados hacia atrás. También hay basamentos circulares o
combinaciones de rectángulos y círculos. Aparentemente no hay juegos de pelota,
aunque es posible que los hubiera en el área aún no explorada.
El Templo Mayor (incluye la Gran Pirámide, Las Chimeneas y otros edificios menores),
mide 60 por 40 m de base.
Escultura totonaca
Los materiales que emplearon los totonacas en la elaboración de sus esculturas, fueron
la piedra y el barro, principalmente. En piedra labraron bellos relieves como en los
tableros de las canchas para el juego de pelota de El Tajín. En este mismo material se
esculpieron diferentes objetos, al parecer vinculados con el juego en cuestión, éstos son
los yugos, hachas, palmas, candados y rieles, que constituyen un testimonio evidente de
la destreza técnica y de la creatividad de los artífices totonacas.
Las hachas también serían representaciones de objetos rituales que se supone utilizaban
los jugadores de pelota.
Las palmas son esculturas labradas en piedra volcánica
dura y quebradiza, miden desde 2.5 cm de alto, pero las
hay de dimensiones mucho mayores. Tienen una base
ancha triangular con una curva cóncava, como para
ajustarse en algo que pudiera ser un yugo. De esta base
parte un remate ancho, en forma de abanico, que está
esculpido con diversos temas: figuras geométricas,
figuras humanas, partes del cuerpo humano, escenas de
sacrificio, músicos, flechas, aves y reptiles. Las palmas
reproducían las pecheras protectoras que los jugadores
de pelota sujetaban a sus gruesos cinturones.
Cerámica
La producción totonaca en barro fue muy numerosa. Piezas representativas son las
figuritas sonrientes, cuya belleza es verdaderamente impresionante. Asimismo, son un
testimonio del refinamiento logrado por los totonacos; corresponden al periodo
denominado Remojadas Superior; suelen medir entre 15 y 20 cm de alto; se hacían
parcial o totalmente en moldes. Algunas de estas estatuillas servían también como
silbatos. En sus atractivos rostros se puede advertir además de su sonrisa o su expresión
jocosa, poco usual en el arte mesoamericano, una acentuada deformación craneana, ojos
alargados, mejillas abultadas y dientes limados. Algunas veces se les decoraba con
tocados, orejeras, collares y brazaletes; también se pintaban sus rostros de blanco, crema
y negro. Las piezas de cerámica totonaca tienen como característica que están pinta- das
de rojo y café sobre crema o naranja, con paneles de dioses y símbolos dibujados.
Pintura
A finales del periodo Clásico aparece la pintura mural, cuyo exponente se manifiesta en
los tableros de la Gran Pirámide de Las Higueras, recientemente descubierto y único
hasta la fecha en el Totonacapan. Se encuentra un edificio que contiene pinturas murales
y que hoy se conoce como Edificio de las Pinturas o Edificio 1.
Se utilizaron diversos colores en estas pinturas murales: rojo, azul, amarillo ocre, siena,
blanco, verde, morado, naranja y rosado. Las figuras están delineadas con negro. Se
representan figuras humanas diversas: sacerdotes, mujeres, esclavos. Los sacerdotes son
los más abundantes, aparecen en diversas actitudes: como divinos sembradores del
maíz, con grandes tocados de joyas, etc., que aparecen representados formando
procesiones. Se cree que este templo estuvo dedicado a Venus-Quetzalcóatl. Estos
murales debieron ser pintados entre 600 y 900 d. C., durante diversas fases. Se han
descubierto 29 superposiciones de pinturas, que corresponden a las reformas de los
aplanados de las mismas.
Conclusiones
El arte totonaca tuvo otros campos de desarrollo donde consiguieron una expresión
significativa de relevante valor, el barro fue uno de sus materiales de expresión
preferidos, como muestran las delicadas figuras de cerámica que reflejan las más
diversas expresiones. En su legado dejaron el rasgo de la alegría en la escultura, que nos
brinda su misterioso encanto con la sonrisa, mostrando los dientes. También nos dejaron
yugos espléndidos, ornamentados con serpientes, pavos, coyotes, monos y cocodrilos.
Así mismo la pintura totonaca también fue significativa, tiene su máximo exponente en
los murales de la Gran Pirámide de Las Higueras.