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Cultura Totonaca

Localización Geográfica: El Totonacapan

El Totonacapan es una región que se localiza desde el río Papaloapan hasta el río
Cazones. Sus centros de desarrollo fueron sitios como Alvarado, Nautla, Córdoba,
Papaloapan, El Tajín, Isla de Sacrificios, Cempoala, Quiahuiztlán, Las Higueras, El
Zapotal, Remojadas, y otros sitios poco explorados.

La cronología del área central de Veracruz no se ha determinado con total exactitud,


pero, aproximadamente abarca los siguientes periodos:

Remojadas 700 a. C. a 400 a. C.


El Tajín 400 a. C. a 800 d. C.
Totonacas 800 d. C. a 1521 d. C.
Cempoala 1100 d. C. a 1521 d. C.

Uno de sus centros


ceremoniales más importantes para los totonacas fue El Tajín, perteneciente al periodo
Clásico. Sin embargo, este centro comenzó a construirse antes del siglo I, mientras que
los totonacos llegaron a la región en el siglo V, y fue entonces cuando ocuparon El
Tajín, por lo que los totonacas debieron someter al pueblo que originalmente construyó
la ciudad. Se desconoce quiénes fundaron realmente este centro ceremonial, y
obviamente se ignora también cuáles fueron su lengua, costumbres y religión; tampoco
se sabe con precisión cómo y por qué fue abandonado este centro ceremonial.
Tajín significa “trueno” en lengua totonaca, y es probable que no haya sido el nombre
que tuvo originalmente, sino el que le dieron los totonacas hacia finales del periodo
Clásico, cuando comenzaron a ocupar este sitio. Es posible que los totonacos hayan
procedido de un tronco huasteco y que, al separarse de éste y recibir influencia de los
olmecas y toltecas, hayan creado una cultura y lengua independientes.

Los totonacas, según las fuentes del siglo XVI, tuvieron nueve reinados durante ocho
siglos. Posteriormente fueron conquistados y sometidos por los mexicas, durante el
reinado de Moctezuma I (1440-1469), razón por la cual tenían que entregarles tributo.
En esta misma época, la población del Totonacapan probablemente ascendía a unos 750
mil habitantes, aunque descendió a 100 mil a mediados del siglo XVI.

Organización política y social

La sociedad totonaca era compleja y se encontraba estratificada en diferentes grupos. La


sociedad estaba constituida por la nobleza y el sacerdocio, que en un momento dado se
conjugaban, puesto que se trataba de una sociedad que podemos denominar teocrática.
Los guerreros jugaban un papel muy importante, sobre todo al final del periodo Clásico,
así como los comerciantes y artesanos. En náhuatl el nombre proviene de totonacatl, que
refiere a los habitantes de Totonacapan. También se piensa que el término totonaco
significa “hombre de tierra caliente”.
La mayoría de la población estaba constituida por campesinos que vivían dispersos en
los alrededores del centro ceremonial, donde se encontraban asentadas sus casas-
habitación, mientras que las habitaciones de la nobleza, de los gobernantes y sacerdotes,
se encontraban ubicadas dentro de la zona cercana al recinto ceremonial.

Organización económica

Al igual que otros pueblos mesoamericanos, los


totonacas se dedicaron principalmente a la
agricultura. Cultivaron el maíz, chile y frijol,
entre otras plantas, así como la orquídea, de
cuya flor se obtiene la vainilla, uno de sus
productos principales con el que comerciaban
con otras regiones. Comerciaban con los mayas,
a los que les compraban mantas de algodón que
vendían luego a los mexicas.
Religión

La religión totonaca compartía muchos elementos comunes con otros pueblos


mesoamericanos. Entre las deidades totonacas se incluyen a:

 Mictlantecuhtli (señor de los muertos)

 Tláloc

 Huehuetéotl
 Xilonen
 Ehécatl-Quetzalcóatl
 Xochiquetzal
 Xipe
 Yacatecuhtli (señor de los mercaderes)

Muchos de ellos introducidos en la época de las conquistas mexicas. Se adoró,


asimismo, a las fuerzas de la naturaleza, como el Sol, Luna, viento, fuego y fertilidad y
se celebraban rituales en honor de sus dioses, en los que se incluían danzas, música,
pantominas y juegos de pelota.

Uno de los rituales más importantes fue la famosa


danza del volador, que hasta hoy se practica en
muchas partes de México y en Guatemala. Esta danza
impresionó mucho a los españoles, por la destreza que
implicaba su realización. Hasta la llegada de los
españoles, esta ceremonia tenía un carácter religioso y
es probable que estuviese relacionada con la fertilidad
y con los puntos cardinales, pues se trata de cinco
“voladores” participantes, que representan los puntos
cardinales: Norte, Sur, Este, Oeste y Centro.

Arquitectura

La arquitectura totonaca llegó a desarrollar un estilo propio, característico y también


logró desarrollar soluciones arquitectónicas sorprendentes tales como los únicos
intentos dentro de la arquitectura mesoamericana de utilizar un colado para techar
espacios interiores. Entre los lugares de mayor importancia arquitectónica están los
siguientes:

El Tajín

Lleva el nombre del dios del trueno y de la lluvia totonaca. La zona estaba dividida en
dos secciones: la primera hacia el sur que es plana y la segunda que se localiza en la
parte norte y presenta pequeñas columnas; a la primera sección se le conoce como El
Tajín Grande y a la segunda como El Tajín Chico.

En El Tajín Grande se encuentra el monumento de mayor relevancia de esta zona: la


Pirámide de los Nichos. Recibe este nombre porque posee 364 de ellos, distribuidos en
los siete cuerpos del basamento piramidal, más la entrada al templo, siendo en total 365,
los cuales pudieron haber servido para contar los días, de alguna manera que nos es
desconocida. La pirámide tiene al frente una escalinata de diez metros de ancho,
limitada por cortes transversales de caracol marino, símbolos de la creación y
relacionados, posiblemente, con el dios Quetzalcóatl.
Otro
conjunto importante es el Templo de las Columnas y sus anexos. Las columnas que se
conservan fueron labradas con escenas rituales que representan las conquistas de un
gobernante de El Tajín: el señor Trece Conejo. Es en esta estructura donde se construyó
un techo colado, solución arquitectónica que sólo fue intentada en El Tajín.
Otra característica notable de la arquitectura de El Tajín es la llamada xicalcoliuhqui o
greca en forma de caracol, que se lograba ensamblando piedras perfectamente talladas y
que los especialistas consideran se encontraban relacionadas con Quetzalcóatl o Tajín.

Un enorme xicalcoliuhqui se construyó en la zona del Tajín Chico, constituido por un


muro de nichos, que visto desde arriba tiene precisamente la forma de esta greca o
caracol cortado.
Cempoala
De la arquitectura de esta ciudad, existen muchas noticias, pero pocos ejemplos. Los
restos incluyen numerosos patios, pero solamente se han excavado unos cuantos. Se han
descubierto restos de asentamientos preclásicos, pero su máximo desarrollo fue durante
el periodo Posclásico, cuando estaba dominado por Tenochtitlan.

Hoy en día quedan once grupos de ruinas a los que se les da el nombre de “sistemas”.
Los once sistemas que se pueden visitar actualmente son:

 Templo Mayor
 Los Cuates
 Las Caritas
 Dios del Aire
 El Bobo
 La Picuda
 Casa de Moctezuma
 Monte Grande
 El Pimiento
 Los Paredones
 La Vega
Hay varios basamentos piramidales escalonados con terrazas amplias al frente que dan
la apariencia de estar inclinados hacia atrás. También hay basamentos circulares o
combinaciones de rectángulos y círculos. Aparentemente no hay juegos de pelota,
aunque es posible que los hubiera en el área aún no explorada.

El Templo Mayor (incluye la Gran Pirámide, Las Chimeneas y otros edificios menores),
mide 60 por 40 m de base.

La Gran Pirámide mide 46 por 36 m de base y menos de ocho metros de altura.


Para la época de la llegada de los españoles, se calcula que la población de la ciudad de
Cempoala era de entre 25 y 30 mil habitantes. Esta ciudad, que deslumbró a los
españoles conquistadores que creyeron estaba construida con plata por el estuco pulido
que cubría la superficie de los edificios y que brillaba a la luz del sol.

Escultura totonaca

Los materiales que emplearon los totonacas en la elaboración de sus esculturas, fueron
la piedra y el barro, principalmente. En piedra labraron bellos relieves como en los
tableros de las canchas para el juego de pelota de El Tajín. En este mismo material se
esculpieron diferentes objetos, al parecer vinculados con el juego en cuestión, éstos son
los yugos, hachas, palmas, candados y rieles, que constituyen un testimonio evidente de
la destreza técnica y de la creatividad de los artífices totonacas.

Los yugos han sido interpretados como representaciones en


piedra de los gruesos cinturones que formaban la principal
protección de los jugadores de pelota; algunos de ellos con
bellas ornamentaciones, sobre todo de animales cuyos cuerpos
son adaptados a la forma de yugo que es en herradura, abierta
o cerrada.

Las hachas también serían representaciones de objetos rituales que se supone utilizaban
los jugadores de pelota.
Las palmas son esculturas labradas en piedra volcánica
dura y quebradiza, miden desde 2.5 cm de alto, pero las
hay de dimensiones mucho mayores. Tienen una base
ancha triangular con una curva cóncava, como para
ajustarse en algo que pudiera ser un yugo. De esta base
parte un remate ancho, en forma de abanico, que está
esculpido con diversos temas: figuras geométricas,
figuras humanas, partes del cuerpo humano, escenas de
sacrificio, músicos, flechas, aves y reptiles. Las palmas
reproducían las pecheras protectoras que los jugadores
de pelota sujetaban a sus gruesos cinturones.

Cerámica

La producción totonaca en barro fue muy numerosa. Piezas representativas son las
figuritas sonrientes, cuya belleza es verdaderamente impresionante. Asimismo, son un
testimonio del refinamiento logrado por los totonacos; corresponden al periodo
denominado Remojadas Superior; suelen medir entre 15 y 20 cm de alto; se hacían
parcial o totalmente en moldes. Algunas de estas estatuillas servían también como
silbatos. En sus atractivos rostros se puede advertir además de su sonrisa o su expresión
jocosa, poco usual en el arte mesoamericano, una acentuada deformación craneana, ojos
alargados, mejillas abultadas y dientes limados. Algunas veces se les decoraba con
tocados, orejeras, collares y brazaletes; también se pintaban sus rostros de blanco, crema
y negro. Las piezas de cerámica totonaca tienen como característica que están pinta- das
de rojo y café sobre crema o naranja, con paneles de dioses y símbolos dibujados.
Pintura

A finales del periodo Clásico aparece la pintura mural, cuyo exponente se manifiesta en
los tableros de la Gran Pirámide de Las Higueras, recientemente descubierto y único
hasta la fecha en el Totonacapan. Se encuentra un edificio que contiene pinturas murales
y que hoy se conoce como Edificio de las Pinturas o Edificio 1.

Se utilizaron diversos colores en estas pinturas murales: rojo, azul, amarillo ocre, siena,
blanco, verde, morado, naranja y rosado. Las figuras están delineadas con negro. Se
representan figuras humanas diversas: sacerdotes, mujeres, esclavos. Los sacerdotes son
los más abundantes, aparecen en diversas actitudes: como divinos sembradores del
maíz, con grandes tocados de joyas, etc., que aparecen representados formando
procesiones. Se cree que este templo estuvo dedicado a Venus-Quetzalcóatl. Estos
murales debieron ser pintados entre 600 y 900 d. C., durante diversas fases. Se han
descubierto 29 superposiciones de pinturas, que corresponden a las reformas de los
aplanados de las mismas.
Conclusiones

El arte de los totonacas es inconfundible, crearon un estilo arquitectónico propio que se


distinguió de otras culturas mesoamericanas. Sin embargo, no se puede pasar por alto la
clara influencia de la arquitectura teotihuacana, especialmente durante el periodo
Clásico. Un ejemplo de esta influencia se puede comprobar en El Tajín, en el que se
adopta el uso del talud y del tablero, característico de Teotihuacan.

El arte totonaca tuvo otros campos de desarrollo donde consiguieron una expresión
significativa de relevante valor, el barro fue uno de sus materiales de expresión
preferidos, como muestran las delicadas figuras de cerámica que reflejan las más
diversas expresiones. En su legado dejaron el rasgo de la alegría en la escultura, que nos
brinda su misterioso encanto con la sonrisa, mostrando los dientes. También nos dejaron
yugos espléndidos, ornamentados con serpientes, pavos, coyotes, monos y cocodrilos.
Así mismo la pintura totonaca también fue significativa, tiene su máximo exponente en
los murales de la Gran Pirámide de Las Higueras.

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